21 propuestas literarias para recibir el otoño

La lista de finales de año, la que confecciono para extraer lo mejor de la (inserte esa palabra que utiliza todo el mundo), es, normalmente, la lista más incómoda para mí. Esta incomodidad viene dada porque me gusta leer todos los libros que comento pero, en este caso, tendría que esperar hasta noviembre para publicarla y ya no le sería útil a nadie. De ahí que sacrifique mi habitual disposición para jugar con la especulación sobre cuáles pueden ser los más interesantes. Además, tengo la impresión (totalmente subjetiva) de que este año viene un poco más floja y me cuesta encontrar títulos que quiera leer seguro.

Teniendo en cuenta estas circunstancias y que, además, no me gusta hacer listas inmensas ahora, allá va la selección de este año, ojalá os cuadre alguna de las veintiuna propuestas, lo que está claro es que he cogido lo que seguro me apetece leer:

Se buscan mujeres sensatas de Sarah Gailey (Crononauta), estoy muy satisfecho de haber comprado por adelantado todo lo que saca Crononauta, es la mejor manera de que, además llegué con un poquito de antelación con respecto a la venta y siempre me fío de su criterio a lo hora de escoger títulos. Buena muestra de ello es de nuevo este título de Sarah Gailey, une autore que plantea un western distinto: el de unas bibliotecarias queer que, en realidad, son espías que luchan contra el orden establecido. Con ese punto de partida es imposible resistirse, hay aventura, hay disparos y persecuciones y no falta una caracterización de las protagonistas. Un libro que se lee en un santiamén y que te deja el corazón “calentito”, diversión garantizada. Traducción: Carla Bataller Estruch


El legado de Maude Donegal/El hijo superviviente de Joyce Carol Oates (Siruela), siempre es una buena noticia que otra editorial se lance a publicar a la prolífica escritora estadounidense, una de mis escritoras favoritas y que sabe como nadie transitar entre los géneros sin apenas distinción. Lo que me vuelve loco es la forma en que han decidido hacerlo. Me costó un montón encontrar los títulos y es debido a que están incluidos en la recopilación Cardiff, by the sea, formada por cuatro “novellas”. Curiosa situación que espero que sirva para que luego publiquen un segundo título de la autora con las dos restantes. Hasta entonces, a disfrutar con la grandísima Joyce Carol Oates. Traducción: Susana de la Higuera Glynne-Jones



Wagnerismo de Alex Ross (Seix Barral), conocí a Alex Ross (y me imagino que la mayoría de sus lectores empezó igual) gracias al fabuloso ensayo sobre la música del siglo XX: El ruido eterno. Un libro en el que desgranaba a la perfección su evolución y la conectaba con los fenómenos sociales que sucedían al mismo tiempo. De ahí que esperase con verdadera pasión su ensayo sobre Wagner, uno de los mejores músicos de la historia y el mejor compositor operístico junto con Verdi. El libro promete mucho debido a la influencia del músico en la sociedad y música posteriores, desgranarlo parece toda una entelequia; a lo mejor las casi mil páginas de Ross nos ayudan a dilucidar todas sus perspectivas. Traducción: Luis Gago




Oreo de Fran Ross (Pálido fuego), tremendamente contento de que, por fin, una de mis editoriales favoritas se decida a publicar una escritora. Por lo menos, tengo que reconocer que este Oreo me interesa bastante. Y me imagino que su traductor habrá tenido bastante trabajo para reflejar el inglés con giros regionales y una mezcla de términos yiddish en esta epopeya en la que su protagonista busca a su padre judío desaparecido. Muchísimas ganas de tenerlo en mis manos para comprobar el resultado. Traducción: José Luís Amores

Bullshit: Contra la charlatanería de Carl T. Bergstrom y Jevin D. West (Capitán Swing), en un mundo globalizado como el que vivimos ahora mismo todo se está desdibujando hasta tal punto que cada vez es más difícil distinguir una noticia real de una falsa sobre todo por la manipulación en la forma de presentar los datos. Este libro me interesa especialmente porque sus autores buscan poder distinguir la desinformación y así poder combatir contra ella. Es curioso pero, debido a mi trabajo, el big data está muy presente en mi día a día y es una razón de peso para que tenga más ganas de leer lo que nos cuentan.  Traducción: Victoria Pradilla Canet


Los galgos, los galgos de Sara Gallardo (Malas Tierras), vaya trabajo más curioso en la sombra el que están realizando en la editorial Malas Tierras, con una elección de catálogo muy personal (tanto en lo anglosajón como en otras latitudes) y tratando de recuperar autores y autoras que se han quedado en un limbo literario desconocido. Tal es el caso de la escritora argentina Sara Gallardo, gran sorpresa gracias al fantástico Enero y que se ve refrendado ahora con la que ellos mismos dicen que es su novela más madura en una edición increíble en tapa dura y con un precio muy ajustado.

Un lugar desconocido de Seicho Matsumoto (Libros del Asteroide), el que avisa no es traidor, este libro sale en noviembre, es uno de los motivos por los que esta lista se estira demasiado en el tiempo; de todos modos vale la pena esperar y guardar un hueco de nuestra cartera para adquirirlo ya que es un autor estupendo, recuerdo que lo reseñé en esta mismo blog con su novela El Expreso de Tokio en la que nos presentaba un misterio en la misma tradición del Detection Club pero con las particularidades niponas. La trama de este libro promete y seguro que, en sus manos, estuvo más que bien desarrollada. Traducción: Marina Bornas

Los alcatraces de Anne Hébert (Impedimenta), siempre echo un vistazo a Impedimenta e intento coger algo distinto cada vez, afortunadamente varios de sus autores y autoras ya tienen un público lector así que me gusta arriesgar por alguna propuesta diferente; me ha convencido en esta ocasión probar con la quebequesa Anne Hébert y esta historia de dos mujeres que desaparecen en los años treinta, sobre todo porque el libro promete una indagación de una comunidad anquilosada en la tradición y el culto religioso y cómo los excesos pueden desencadenar tragedias. Traducción: Luisa Lucuix Venegas

Piranesi de Susanna Clarke (Salamandra), dieciséis años ha tardado la británica Susanna Clarke en volver a sacar una novela tras el éxito que supuso Jonathan Strange y el señor Norrell; no es un tema que me preocupe demasiado, estoy más interesado en el resultado y Piranesi es sencillamente, maravilloso. Una novela en la que la autora va desgranando de manera muy sutil sus misterios y que utiliza la fantasía para reflexionar sobre la soledad o, por qué no, la salud mental. Puede interpretarse como una fábula pero, independientemente de ello, la novela es deliciosa por su lirismo sin ser empalagosa. Traducción: Antonio Padilla Esteban

Historia de Shuggie Bain de Douglas Stuart (Sexto Pîso), este tipo de novela suele ser muy golosa y llamar la atención del público lector, a pesar de su ligeramente mayor extensión de lo habitual; y lo es sobre todo porque trata una historia de superación y valentía sin dejar de lado la compasión por los personajes. La historia de una familia escocesa hundida en la pobreza y su resistencia a quedar sepultada en su destino, y todo ello encarnado en el hijo menor, Shuggie Bain, que compone un relato de iniciación de esos que dejan sin aliento. Traducción: Francisco González López

Chicas en tiempos suspendidos de Tamara Kamenszain (Eterna Cadencia), la inclasificable y subyugadora Tamara Kamenszain vuelve con otra de esas propuestas que la hacen única; en esta ocasión con un libro cortito donde transita indistinguiblemente de la poesía al ensayo y viceversa, todo ello sin olvidar que la literatura que conmueve siempre se queda grabada en el lector. Deseando disfrutar de ella. ¡Qué autora más inabarcable y desafiante!

Cuarteto de Otoño de Barbara Pym (Gatopardo), qué curioso es repasar la historia a posteriori, cómo cambia la perspectiva de la obra de un escritor o una escritora; sobre todo con esta novela y la propia autora, Barbara Pym, que tenía difícil encontrar un editor para publicarla y sólo pudo hacerlo tras el apoyo de escritores como Philip Larkin, y gracias a ello pudo ver la luz quizá una de sus mejores obras. En boca de Edwin (uno de sus protagonistas) se trata de una novela en la que se relata la vida de “Cuatro personas a punto de jubilarse, todos vivimos solos y sin ningún familiar cerca: sí, eso es lo que somos.” Pocas novelas reflejan tan bien la cotidianidad de la senectud, con toda la crudeza de lo que significa hacerse mayor en soledad y darse cuenta que no sabes qué hacer con tu vida. Desoladora, un poco, pero hay una pequeña luz al final del túnel. Traducción: Irene Oliva Luque

Agua Dulce de Akwaeke Emezi (Consonni), echar un vistazo al catálogo de Consonni es abogar por el riesgo y los desafíos, por buscar otras miradas y perspectivas a las establecidas y, sobre todo, de esta manera, descubrir nuevos autores y autoras. Le autore Akwaeke Emezi ilustra a la perfección lo que comentaba, su ópera prima Agua Dulce propone la muy difícil tarea de vivir desde un yo fracturado. La experiencia vital de la niña nigeriana Ada abrirá nuevas formas de entender y percibir la realidad. Todo un reto. Traducción: Arrate Hidalgo


Heatherley de Flora Thompson (Hoja de Lata), nueva entrega de la escritora inglesa y secuela posterior a la publicación de la Trilogía de Candleford en la que la autora vuelve a utilizar a su personaje principal, Laura, para narrar sus propias experiencias vitales cuando llegó a Grayshott donde Flora se estableción en 1898 como encargada de la oficina de correos. Otra nueva oportunidad para disfrutar de su descripción del entorno natural y sus gentes, una maestra a la hora de describir la sociedad de la Inglaterra rural victoriana. Traducción: Pablo González-Nuevo

Esto no es para vosotros y otras historias de Gemma Files (Biblioteca de Carfax), sinceramente, qué gran noticia la vuelta de Gemma Files, su Experimental Film fue excepcional, y los siete relatos cuidadosamente escogidos para esta antología son dinamita pura. En el prólogo la autora comenta “El mundo está lleno de un dolor que procede de nuestras heridas, de una ira que procede de nuestro miedo y de un millón de otras cosas destructivas a las que no queda más remedio que enfrentarse de cara, con bondad, tanto hacia los que amamos como hacia nosotros mismos”, no se me ocurre mejor forma ahora mismo de definir lo que genera el horror. Traducción: Pilar Ramírez Tello

El ingrediente secreto de Emoni Santiago de Elizabeth Acevedo (Puck), la creadora del estupendo PoetX, Elizabeth Acevedo, tiene muchísimo talento y sus libros se leen con verdadero deleite; en este caso, mucho más, como comenta la protagonista, Emoni: “Mi tía Sarah dice que lo llevamos en la sangre: una necesidad innata de contar una historia a través de la comida.” Como si de Laura Esquivel se tratara, la escritora dominicana no duda en utilizar el arte culinario como columna estructural de una historia que se convierte en una novela de iniciación de una protagonista que tiene que madurar más rápido de lo que debería debido a circunstancias dificultosas. Es uno de esos libros que deja el corazón “caliente” y eso siempre es bienvenido. Traducción: Silvina Poch

Los sonámbulos de Chuck Wendig (Roca Editorial), una pandemia, nada menos, parece mentir que a estas alturas me pueda interesar algo tan cercano. Sin embargo, la novela de Wendig  tiene los suficientes elementos para resultar más que interesante gracias a un autor que, por ahora, no ha tenido tanta suerte por aquí. Y claro, no me resisto a poner otro título de terror. Soy débil. Traducción: David Tejera Expósito

Mía es la Venganza de Maria Ndiaye (Gatopardo), me gustan las propuestas de Gatopardo, sobre todo porque alternan entre lo clásico y lo contemporáneo, alternan estilos y traen autores y autoras de otras latitudes, así tenemos el caso de Maria Ndiaye, escritora de madre francesa y padre senegalés, con veinte novelas a sus espaldas y de la que vamos a poder degustar un thriller psicológico con tres mujeres en el punto de mira desde diferentes ámbitos, son razones de sobra para que se venga a casa. Traducción: Palmira Feixas

Así se pierde la guerra del tiempo de Amar El-Mohtar y Max Gladstone (Insólita), Roja y Azul son los nombres de los protagonistas de este singular libro en el que se nos relata una guerra que se extiende más allá de los confines del espacio y el tiempo y cómo ellos inician una correspondencia privada, una correspondencia que se irá transformando en un peligroso desafío según busquen que su facción gane la guerra. Sinceramente, esta sinopsis me llama tanto la atención que no me puedo resistir. Lo necesito. Traducción: Christian Rodríguez


No entres en el bosque de Stephanie Perkins (La Galera), utilizar el thriller juvenil para desarrollar un slasher en un pequeño pueblo era algo que no esperaba a priori de su anterior y estupendo libro, sobre todo porque el resultado fue muy muy entretenido. De ahí que, viendo que el siguiente se desarrolla en una acampada (toma referencia a unos cuantos slasher  clásicos y actuales) tenga clarísimo que voy a ir a por él otra vez..  Traducción: Ángeles Leiva

Harrow la novena de Tamsyn Muir (Nova), no me gusta engañar a nadie, Gideon la Novena lo tengo pendiente, se me acumulan los libros y no he buscado el tiempo para ponerme con él. Aún así, me encanta el concepto de la historia que plantea Tamsyn Muir y me voy a hacer seguro con la segunda parte para leer los dos seguidos. Es el momento. Traducción: David Tejera Expósito


Y con esto llego al final, veintiuna novedades entre las que seguro que encontráis una buena opción de lectura. Variedad no falta, en temáticas, en escritores/as, en estilos, en países… y, sobre todo, destinadas a que paséis un buen rato.  ¡A disfrutar!

El siglo de Jenufa: Anatomía de la ópera desde sus orígenes hasta el siglo XX de Santiago Martín Bermúdez

1456857035Publicado inicialmente en Ópera World en este post.

Todavía recuerdo con verdadero gozo la lectura el libro del crítico musical Alex Ross El ruido Eterno; un libro de referencia donde el autor intentaba explicar el convulso (tanto en lo musical como en otros ámbitos) siglo XX mostrándonos la evolución de la música clásica y cómo había ocurrido debido a la propia historia del siglo. La obra era tremendamente ambiciosa ya que intentaba llegar a prácticamente toda la música clásica independientemente del género que se tratase; el trabajo fue colosal y desmitificaba el aura de dificultad que normalmente se le asocia.

Santiago Martín Bermúdez define el alcance limitándolo desde el propio título (al género operístico) y al mismo tiempo revela un enfoque que, por ser tan poco habitual, resulta ciertamente refrescante. En efecto, el autor basa su tesis en la importancia del compositor checo Janacek y toma como referencia para lo que vendría más adelante su primera gran ópera, Jenufa. También realiza una acotación en el tiempo que tiene bastante importancia, lo deja entre 1900 y 1950; a pesar de estas limitaciones su trabajo constará de dos volúmenes, siendo este el primero (casi mil páginas) y hay que reconocer que es una lectura monumental.

Lógicamente, según su premisa de partida, no duda en dedicarle la cuarta parte de las páginas del libro, en la zona central, al compositor checo, subrayando lo que le hace diferente e innovador:

“Además: su innovación radica en una revalorización jamás vista de la palabra cantada, lo cual quiere decir in concreto de la palabra checa, incomprensible en el noventa y nueve por ciento de los teatros del mundo. Es difícil imaginar mayor acumulación voluntaria de obstáculos. Sus óperas son el más hermoso homenaje que jamás se haya rendido a la lengua checa. ¿Homenaje? Sí. En forma de sacrificio. Inmoló su música universal a una lengua casi desconocida.”

Siguió el camino establecido por Smetana y Dvorak para crear una verdadera prosodia checa, todo un logro dadas las circunstancias motivadas por las características inherentes a una lengua difícil a la hora de cantar. Este capítulo sirve como paradigma de la forma en que Martín Bermúdez es capaz de estructurar cada uno de los epígrafes (unos más extensos que otros): unas primeras páginas en las que aprovecha para ubicar históricamente al músico del que habla, a continuación se produce un relato de sus vicisitudes relacionándolas con lo musical y con el resto de intérpretes del momento para después contar los rasgos generales del compositor y acabar con un análisis pormenorizado (y en profundidad) de cada una de sus óperas (vocalidad de los personajes, relación entre música y drama, conexión con la trama, etc.). Normal que los apartados más extensos sean los dedicados al ya mencionado Janacek y al ruso Prokófiev, ellos fueron los que dedicaron más impulso al género.

Más que seguir un orden cronológico de los autores, podríamos definirlo más bien como unidades temáticas, si bien es cierto que transmite la sensación de homogeneidad y, gracias a profundidad con la que trata cada uno de ellos, no se percibe falta de cohesión. Muy al contrario, la obra tiene muchísimos aciertos y se lee con verdadera fruición.

Sería imposible extenderse entre tantos textos pero quiero poner algunas ideas ciertamente interesantes para los potenciales lectores, así se pueden hacer una idea del fantástico trabajo realizado; el primero de ellos tiene que ver con Debussy y su obra maestra Pélleas et Mélisande:

Sin dárselas de vanguardista, sin adoptar poses malditas, Debussy fue el verdadero culpable, el auténtico enemigo de la armonía tradicional. En él flaquea eso que para nosotros ha sido siempre la base de todo, lo que sustentaba el discurso sonoro, cualquier discurso sonoro: la permanente tensión consonancia-disonancia. Su discurso sonoro nos engaña: busca el descanso tonal, pero lo defrauda de manera sistemática. ¿Siempre? Acaso no siempre. A partir de cierto momento, en cualquier caso. Miren las superposiciones que trata de imponer este delincuente armónico: en sus superposiciones no hay dominio ni de lo consonante ni lo disonante…Qué sucede, dónde estamos”

Ejemplo que sirve no solo para encontrar el origen de la ruptura musical (junto con Jenufa claro) sino para comprobar la forma en la que el escritor se dirige al lector, apelándole, creando un clima de familiaridad, siendo capaz de expresar conceptos dificultosos con un lenguaje sencillo. Un segundo detalle (insisto, entre tantos…) está relacionado con los nacionalismos, muy bien explicados en la vertiente musical, la que nos interesa:

“En música, nacionalismo quiere decir adopción de pautas musicales autóctonas y diferenciadas por parte de compositores, eventualmente integrados en una escuela que pertenecen a una misma nación. La nación se identifica, culturalmente, por determinados aspectos, en especial por un idioma. Es una afirmación, pero también es una exclusión. Porque el nacionalismo musical depende de otro nacionalismo menos relacionado con la cultura, que tiene que ver con el surgimiento de un pueblo que hasta ese momento se consideraba o realmente estaba disminuido, a menudo a manos de otro.”

No puedo dejar de recomendar esta obra y esperar ardientemente el segundo volumen en el que se extenderá sobre autores que, por falta de espacio, no estuvieron en esta entrega (Strauss,Gershwin…), entre otras cosas, porque sirve, una vez más, para darnos cuenta de lo fascinante que fue el agitado siglo XX en lo musical. Gracias a libros como este, el dodecafonismo y autores como Alban Berg o Béla Bartók no están tan lejos como pensamos.

Las mujeres protagonizan diciembre

2012 Reading Challenge

2012 Reading Challenge
Mariano has
completed his goal of reading 120 books in 2012!
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Se suele decir que una imagen vale más de mil palabras, en este caso esta imagen representa mucho de por sí.
En efecto, como se puede ver, he superado el exigente reto lector que me había puesto este año a estas alturas, y caerán más hasta que acabe el año. No está mal pasar de 120 libros y con más de 38000 páginas leídas..

En otro orden de cosas, el resumen de las lecturas de noviembre es el siguiente: empezó el mes con esas pequeñas joyitas de terror de las que hable aquí, esos “Miedos de medio minuto” resultaron una gratificante mezcla; al mismo tiempo alternaba con la lectura en su lengua original de una obra maestra del gran Coetzee, “Foe”, paradigma de novela postcolonialista y que en tan pocas páginas es jugosa como pocas en sus múltiples interpretaciones y visiones; mientras finalizaba “Escucha esto” del que hable aquí  y que daba los coletazos desde el mes anterior, empezaba y disfrutaba con deleite el cuento gótico de Shirley Jackson “Siempre hemos vivido en el castillo”, una lectura compleja y sugerente, una pequeña delicia, por lo corta que se hace; la ración mensual de Impedimenta estuvo ocupada por el fantástico “Caída y auge de Reginald Perrin” del que ya hablé largo y tendido por aquí  y que fue un momento de diversión genial; Muriel Spark tuvo sus momentos de gloria con “El asiento del conductor” y “Memento Mori” que comenté conjuntamente en este enlace; King volvió a emocionarme con una nueva entrega de las aventuras del pistolero en “El viento por la cerradura”, y aproveché para hacer un comentario sobre él; también hubo tiempo para novela negra con el irregular aunque estimulante “Poesía Cruel” de Vicki Hendricks.

Entre las últimas adquisiciones aquí tenemos una buena muestra… me esperan, desde luego buenas lecturas, es indudable.

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Parte del mes de noviembre y principios de diciembre ha estado centrada en “Hermana mía, mi amor”, libro que, seguro, va a estar en mi recopilación de lo que más me ha gustado del año, gracias a Joyce Carol Oates. A partir de ahí, muchas mujeres van a ocupar diciembre; me esperan “La abadesa de Crewe” de Spark, “El libro de los cuentos negros” y “Posesión” de A.S. Byatt, “La hija del tiempo” de Josephine Tey y el “White Teeth” de Zadie Smith; puede que también el “Cuando sale la luna” de Gladys Mitchell o el último de Starobinets… grandes escritoras para un mes que acabará en la Navidad, con sus compras hasta en estos tiempos de carestía.

El próximo balance será el del año que hemos tenido, que será a principios de enero, como se merece, con bombo y platillo, por si a alguien le sirve para regalar en los Reyes Magos.

“Escucha esto” de Alex Ross

En su anterior y exitoso (en cuanto a crítica y público) ”El ruido eterno”,  Alex Ross realizaba un repaso de todo la música clásica del siglo XX encadenándola a al contexto cultural e histórico consiguiendo un libro de fácil lectura y que además quitaba prejuicios y ayudaba a comprender a gente tan extraña como John Cage o Alban Berg, además lo acompañaba de un imprescindible acompañamiento musical disfrutable a través de su web que hacía aún más sencilla la escucha. Con su nuevo libro “Escucha esto”, de nuevo publicado por Seix barral, pretende obtener el mismo resultando aunque aquí intenta realizar una retrospectiva desde el punto de vista histórico de lo musical haciendo énfasis en la cada vez más frecuente fusión de estilos y géneros: “Las fronteras entre lo “popular” y “clásico” están empezando a desdibujarse de modo creativo”.

Esta va a ser la base de la mayoría de los ensayos que vendrán después; todo muy en la línea de la escuela de los “Cultural Studies” de Stuart Hall, corriente crítica que relativiza el posible canon establecido históricamente para ponderar la cultura en general con todas sus manifestaciones.

El segundo capítulo, “Chacona, lamento y walking blues”, ya justifica por sí mismo su lectura; es, curiosamente, el único que se ha escrito específicamente para este libro y para hacerlo el autor se inspira en una conferencia que dio el compositor György Ligeti en 1993 en el conservatorio de Nueva Inglaterra de Boston (“En un momento dado, Ligeti cantó las notas “La, Sol, Fa, Mi” –el bajo del lamento de la ninfa- y empezó a catalogar su sinfín de apariciones en la música occidental, tanto en el repertorio clásico como en las melodías folclóricas que había aprendido de niño.”)

Tomando esta base, establece una cronología histórica comparada desde los primeros momentos en los que surgió ese motivo descendente y la chacona “que se convirtió en un emblema del lamento”. En su increíble web hay un vídeo del autor explicándolo y que pongo a continuación:


 Por el documento musical de la web con respecto a ese artículo desfilan el “Lamento della Ninfa” de Monteverdi, el Lamento de Dido de Purcell, la “Misa en sí menor” de Bach, Beethoven en su Novena Sinfonía… para llegar a la música pop del siglo XX con los Beatles y su “Michelle” acabando con el Blues, Bob Dylan y Led Zeppelin. Me apetece especialmente poner el Lamento de Dido, mágico, y su reflejo en Bach para que comparéis vosotros.

Este artículo es el culmen de esta forma de hacer las cosas, la total conjunción entre el texto y la música a través de la web, es sencillamente excepcional. Os podéis dar una vuelta por ella desde aquí, y así os hacéis una idea.

A partir de aquí, el libro no mantiene tanto el nivel, aunque sí que es cierto que sigue siendo interesante: “Máquinas infernales” explora el típico tema de la tecnología como liberación o esclavitud, adoptando una posición intermedia “la máquina no es ni Dios ni demonio”. Luego empieza la segunda parte donde tenemos un artículo de Mozart que orienta como retrospectiva nuevamente y que hace énfasis en su parte final en los anticlimáticos finales de “Don Giovanni” y “Cosí Fan Tutte”; esta estructura se mantiene en el de Schubert: consigue unos ensayos interesantes aunque no deslumbrantes; no deja de ser curioso aprovechar el que dedica al director de orquesta Esa-Pekkä Salonen para desarrollar los entresijos burocráticos que se producen habitualmente en una sala de conciertos;. notables contribuciones de música “pop” resultan ser los dirigidos a Björk y Radiohead, igualmente claros en su exposición exhaustiva de las carreras musicales de ambos; sin embargo, el artículo sobre el interés de China por la música occidental y su posible futuro en la música no deja de ser una simple anécdota estirada de su viaje al país y no pasa del aprobado.

Hasta el final se van sucediendo los ensayos con mayor o menor suerte, pero siempre caracterizados por el eclecticismo, la claridad y la abundancia de notas y datos al respecto del tema que trate: desde la vida de un cuarteto de cámara, pasando por el tirón de  Verdi entre los aficionados, a los obituarios en clave de ensayo del siempre controvertido John Cage o la contralto de color Marian Anderson tienen cabida en estas páginas; incluso Bob Dylan y Sonic Youth tiene su espacio. 

La conclusión es que el autor nos ha conseguido transmitir la importancia que tiene la música actualmente y la influencia en la cultura de la sociedad, abogando por eliminar elitismos y por la fusión de géneros; lo que importa de verdad es oír música e intentar entender sus manifestaciones por extrañas que puedan parecer. Una espléndida lectura musical complementada de manera admirable con la información que aparece en el sitio web: una experiencia única y enriquecedora.

 

Valoración del libro:

En Noviembre: Joyce Carol Oates y el resto

El octubre otoñal ha sido un mes de lo más musical gracias a Alex Ross y su “Escucha esto” del que próximamente pondré por aquí una reseña de lo más jugosa. Antes de esto tocó finalizar “Contraluz” como ya comenté y del que empiezo a hablar aquí . El descanso necesario tras tan mastodóntica aventura fue la maravillosa poesía de Ko Un, concretamente sus selecciones de poemas “Diez mil vidas” y “Fuente en llamas” con el que ya puse el siguiente comentario ; el humor llegó con “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford, lectura entretenida pero no especialmente reseñable, la sátira se fuerza tanto que, al final del libro, resulta ligeramente cargante; la novela negra tuvo su representación con “Un tipo implacable” de Elmore Leonard y “La canción del perro” de James McClure, dos joyas de las que hablaré próximamente; me sorprendió nuevamente Joyce Carol Oates con su ensayo “Del boxeo” que citaré este mes tras la lectura de su obra más reciente. No acabó el mes hasta que leí “Los inquilinos” de Malamud y “The quiet American” de Graham Greene, de la primera tengo ya preparado un comentario porque lo merece; de la segunda, no voy a descubrir al autor ahora, además, ahora puedo decir con conocimiento de causa que en inglés es accesible y satisfactorio.

Noviembre, aprovechando Halloween ha empezado con los escalofríos divertidos de “Miedos de medio minuto” en la edición de Susan Rich y los más terroríficos de Shirley Jackson con “Siempre hemos vivido en el castillo” que continuaré después de la anterior. Estas dos obras y otras tantas que van a formar parte de las lecturas del mes provienen de las últimas adquisiciones que os pongo a continuación.

Continuando con ello, está claro que esta vez sí que toca “Caída y auge de Reginald Perrin”, que se me había traspapelado por ahí y la tengo muchas ganas; también habrá lectura en inglés con Ishiguro y su “The remains of the day” sin poder quitarme a Anthony Hopkins y Emma Thompson de la cabeza. Luego pueden ocurrir muchas cosas, pero mi idea es que el libro 120 con el conseguiré el reto de lectura de este año sea para una estrella, y la elegida ha sido Joyce Carol Oates y su “Hermana mía, mi amor”; como homenaje de no-ganadora del Nobel que todavía espero que pueda ganar el año que viene; a priori nos podemos encontrar con una novela llena de las obsesiones de la escritora y tirando a novela policíaca, veremos si es así, la lectura promete;. entre medias, irán cayendo cosas como el “Poesía Cruel” de Vicki Hendricks, resultado del crowdfunding exitoso de Es pop ediciones; me espera el Sr King con la última aventura de su descomunal Torre Oscura y la recopilación de cuentos de Don Delillo; puede que ventile los que tengo pendientes de Sallis y su detective Lew Griffin, pero también es cierto que tengo el último de McBain, o el de Ballinger, o el de Hadley Chase… dudas, dudas… veremos lo que pasa en el siguiente resumen.

El año está acabando, apenas quedan lanzamientos reseñables, aunque siempre caerá algo, como esas cartas entre Coetzee y Auster, principalmente por ese genio que es el sudafricano; también parece que Impedimenta nos tiene reservadas sorpresas como los nuevos libros de Crispin y su detective Gervase Fen del que ya hablé aquí  y otra entrega de la grandísima Stella Gibbons ambientada en la Navidad, será un buen momento para adquirir alguna de esas novelas que se quedó en el camino por otras compras.

Sí, va a ser un mes grande, Joyce Carol Oates en el centro, como no podía ser de otra manera, con una de las mejores escritoras vivas, si no  la mejor.

En octubre “Escucha esto” y mucho más.

Un poco tarde, desde luego, pero llega el momento de hacer balance en el plano literario de mi vida del mes de septiembre.

La causa de la tardanza ha sido, como no podía ser de otra manera, la lectura del “Contraluz” de Pynchon, lectura tremendamente absorbente, compleja en fondo y forma, poco ágil, que me ha ocupado buena parte del tiempo dedicado a leer; ha valido la pena y mucho, es una obra magnífica, hija de, quizás, el mayor escritor vivo en la actualidad; hablaré de ella largo y tendido, ya he empezado en este comentario. Pero no sólo de Pynchon puede vivir el lector, también hubo hueco para “Zuckerman encadenado” y “La contravida”, de otro coloso de las letras estadounidenses, Philip Roth; momentos increíbles igualmente, que me han llevado a una determinación distinta en la lectura de las obras de este escritor y que otro día comentaré. Obras de este estilo requieren alternancia con otras más llevaderas, de lo contrario, la fatiga tras leer algunas como la primera citada puede llevar a un cansancio no del todo sano. Así, cayeron dos obritas cortas del gran escritor austríaco Stefan Zweig, un seguro de calidad y buen hacer; estas fueron “Ardiente secreto” y la demoledora “Carta a una desconocida”. Alguno puede preguntarse si hubo algo de novela negra; claro, ¿cómo no? “Mátalos suavemente” de George V. Higgins fue exactamente lo esperado, otro clásico del género cargado de amargura; no menos duras resultaron “Un cuchillo en la mirada” y “Noche Salvaje” del perverso y siempre imprescindible Jim Thompson. No faltó un poco de novela negra con el apartheid de fondo con “El huevo ingenioso” de James McClure, escritor con poca suerte en España y que, sin embargo, tiene novelas consistentes y bien escritas.

Y, ¿qué estoy pensando para octubre? A continuación podéis ver algunas de las adquisiciones del mes.

Tengo claro que “Escucha esto” del crítico musical Alex Ross, va a ser la “lectura-tochal”, su anterior libro “El ruido eterno” ahondaba de una manera muy didáctica, sin perder profundidad, los entresijos de los autores contemporáneos de música clásica; era un ensayo que se complementaba maravillosamente con una web en la que se ponían los fragmentos a los que se refería el escritor y el resultado era una lectura tridimensional, cargada de detalles, además de enriquecedora. En este último ensayo se propone, aparentemente, ligar música clásica con algunas manifestaciones de música pop, veremos cómo lo realiza y si el resultado es satisfactorio.

Otras lecturas que seguro que haré van a ser los dos libros de poemas del surcoreano Ko Un, “Fuente en llamas” y “Diez mil vidas”, todo debido al continuo seguimiento que hago habitualmente de los Nobel, me propongo descubrir a este, uno de sus sempiternos candidatos.

También quiero, por fin, introducirme en el universo de lecturas de Elmore Leonard, “Un tipo implacable” y “Mr Paradise” parecen buenas formas de hacerlo. No debería dejar pasar tiempo sin leer esas sátiras británicas que tanto me gustan, de ahí la presencia de “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford y de “La caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs.

Y hasta aquí lo que, más o menos considero seguro; luego cualquier cosa puede ocurrir, lo cual es excitante de manera implícita, dependerá mucho del humor y del momento en que me encuentre; asimismo empezaré con las lecturas de la carrera, Coetzee e Ishiguro para empezar, no está nada mal.

El horizonte de compras se presenta apetecible igualmente, la última obra de Delillo en España son unos cuentos; se aproxima otra novela, cercana en este caso al género policial con la  última de Joyce Carol Oates, y luego las cartas de Auster y Coetzee; y en novela negra, la penúltima de los padres de la novela sueca, un nuevo McBain, un nuevo King, Crispin…. No sé el resto, pero, en mi caso, tengo un “hype” que no me aguanto.