Mis lecturas favoritas del año 2016

Ha sido un año duro, muy duro para mí a nivel lector y, sobre todo, como escritor en el blog. Partí con una idea inicial y me equivoqué tremendamente en la concepción del proyecto (leer escritoras, muchas más que hombres); la idea era buena, la realización no tanto. Debido a esto empecé a generar inseguridades que me han impedido escribir, me he bloqueado bastante al comentar libros. Me quiero quedar con lo positivo de cara al año siguiente que podría resumirse en estos puntos:

1º Soy consciente de que tenía un sesgo lector, leía sin querer muchos más hombres que mujeres. Este sesgo se aplicaba también en las compras.

2º He ampliado el rango de escritores/as que leo hasta un perfil casi inabarcable , por lo tanto me fijo en muchas más cosas al elegir compras/lecturas, equilibro de alguna manera.

3º No me siento capacitado para hablar de temas de género (es fácil que me equivoque), no puedo ser el adalid de una causa. Ellas son las protagonistas, yo voy a hablar solamente de cuestiones literarias.

4º He disfrutado muchísimo de mis lecturas, especialmente con el cómic.

Dicho lo anterior, es el sexto año, aquí tenéis, por si tenéis curiosidad, las listas de los años anteriores:

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012. 

Lecturas favoritas Año 2013.

Lecturas favoritas Año 2014.

Lecturas favoritas Año 2015.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post de las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog, si a alguien le viene bien, bienvenido sea.

Los criterios de años anteriores eran estos y los he modificado un poco por un importante sesgo que introduje al principio:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2016 habitualmente (este año cambia). Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todo.

-El número de libros de esta lista varía de un año a otro, no pongo límites, este año son veinte los elegidos, que son muy acordes con los 222 libros que he leído.

-El orden en el que aparecen  intentaba que fuera cronológico aunque se puede haber mezclado alguna, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-Este año he dedicado buena parte del mismo a leer escritoras, por lo tanto la lista puede estar compuesta en su mayoría por libros escritos por ellas, naturalmente, puede haber libros de años distintos al 2016.

–Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas (excepto casos puntuales).

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

Sin más dilación, que entre la lista:

El libro de la almohada de Sei Shōnagon /La historia de Genji de Murasaki Shikibu, son dos, pero me parecía buena idea unirlos, dos lecturas complementarias de las dos autoras milenarias japonesas; dos clásicos inolvidables que no solo muestran una época sino una manera de hacer las cosas, de expresarse, una manera más poética/artística.

La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Alexievich , este es probablemente uno de los libros que más me han impactado nunca, es tan doloroso que me parecía mentira estar leyéndolo, Alexievich es una cronista de las voces olvidadas, no necesita utilizar el estilo para mostrar los hechos, los hechos se muestran solos a través de los testimonios de aquellos que no pueden hablar, y lo hace de fábula. Es difícil no recomendar este ensayo, es difícil no emocionarse con él.

Pequeñas virtudes de Natalia Ginzburg, Ginzburg me enseñó con la primera obra que leía de ella que la nostalgia podía utilizarse de una manera que no resultara sensiblera y facilona; la escritora italiana sabe utilizar los sentimientos y su prosa rezuma emoción e inteligencia a partes iguales.

Middlemarch de George Eliot, soy un verdadero cobarde, no me atreví a escribir nada de esta obra maestra de una de las mejores escritoras en lengua inglesa. ¿Qué voy a decir a estas alturas de ella? Poco puedo aportar, solo la necesidad de leerla, una y otra vez.

El bosque de la noche de Djuna Barnes, todavía conservo la fascinación que me produjo su lectura; un tipo de lectura que se caracteriza por la ambigüedad de lo contado en cualquiera de sus vertientes; importa tan poco el “qué” cuando el “cómo” te embruja de esta manera.

Por no mencionar el perro de Connie Willis, venía con los deberes hechos, una persona muy sabia ya me comentó que con Willis hay que empezar por Oveja Mansa, sus cuentos o este libro. Empecé con este porque la mezcla de lo victoriano con la ciencia ficción, los viajes en el tiempo y mis queridas paradojas temporales me podía atraer un montón y, desde luego, acerté de pleno, vaya lectura más satisfactoria, otro de mis libros favoritos para siempre.

El corazón es un cazador solitario de Carson McCullers, este libro supuso un antes y un después en mi camino lector; McCullers creó un personaje inolvidable, John Singer, para ofrecernos un abismo emocional en el que hundirnos. Uno de esos libros que desembocan en lágrimas y casi ni sabes cómo ha ocurrido.

Antología poética de Wislawa Szymborska, podrían haber estado sus lecturas no obligatorias, pero al final me decidí por su poesía, absolutamente excepcional; esa poesía es la culminación de toda su filosofía de vida: la idea del no-saber, reconocer en todo momento que estás aprendiendo. Es tan interesante que la he tomado como parte de mí, es la mejor manera de estar siempre creciendo y no perder nunca la curiosidad por lo que venga.

Metáfora y memoria: Ensayos reunidos de Cynthia Ozick, me falta por leer mucho de esta extraordinaria autora, pero sus ensayos fueron una grandísima puerta de entrada. Me encantan sus reflexiones sobre el ensayo en sí mismo y sobre algunos autores,  especialmente sus disecciones de Henry James. Otro ensayo de esos que no hay que perderse y vuelven a demostrar lo entretenido que puede ser hablar de literatura.

Su pasatiempo favorito de William Gaddis, este es un clásico en mis listas, a veces puedo ser previsible, y con Gaddis me salen todas las debilidades, su última novela ya publicada. Qué lástima que sólo nos queden sus ensayos y sus cartas.

Breve historia de siete asesinatos de Marlon James, mala suerte la de este libro increíble, el problema de publicarlo hace tantos meses es que pasan los meses y ya nadie se acuerda de él; pongo mi pequeño grano de arena recordándolo como uno de los mejores del año, una monumental polifonía en torno a Bob Marley con una traducción trabajadísima de Javier Calvo y Wendy Guerra.

La increíble boda de Gilbert y Moira de Joe Keenan, como dije en este resumen de agosto, esta delirante comedia lo tiene todo y ha conseguido que tenga las carcajadas más estentóreas del año. Su trama tiene un desarrollo excelente donde todo se va conjuntando, sorpresa a sorpresa, hasta llegar al espléndido final. Qué necesario es poder divertirse leyendo un libro.

El intérprete del dolor de Jhumpa Lahiri, en este texto de Canino elegí la reedición de esta ópera prima de la autora como uno de los mejores libros del año y no me bajo de mi opinión, en un año fabuloso para las grandes artesanas de los cuentos, Lahiri brilla con una luz serena y tersa, como la de sus palabras.

El signo del miedo de Margery Allingham, casi parece mentira pero ya tenemos libros de las cuatro grandes damas del Detection Club con libros en España; Impedimenta se ha comprometido a ir sacando uno cada cierto tiempo de Allingham y es una gran noticia porque es radicalmente distinta a las otras, su Albert Campion está más centrado en las aventuras sin dejar de lado lo detectivesco pero hay que reconocer que es otra visión del género. Este libro es magnífico, un buen exponente para saber si te puede gustar la autora.

Poesía completa de Alejandra Pizarnik, lo sé, es extraño que caiga ahora por aquí, pero es en este año cuando la he leído. Me quedaría a vivir en los versos de Pizarnik. No creo que pueda decirse mejor elogio.

Velázquez desaparecido: la obsesión de un librero con una obra de arte perdida de Laura Cumming, fantástico ensayo el de Laura Cumming que convierte la fascinante búsqueda de un cuadro del autor sevillano en toda una historia detectivesca; al mismo tiempo nos muestra el perfil más oculto del pintor y la vida de la corte en la época. El trabajo de investigación es un simple aderezo ante esta historia que trasciende el ensayo llegando casi a una historia de género policíaco.

Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin, no es que necesite mucha visibilidad este libro, afortunadamente aparece en casi cualquier lista (Alfaguara tiene sus influencias); independientemente de esta omnipresencia, este libro de relatos es excepcional, Berlin escribe tan bien, maneja tan cuidadosamente cada palabra dentro de cada párrafo que es capaz de hacerme llorar y reír a carcajadas en cuatro frases. Es de los mejores libros de relatos que he leído nunca.

Black Out de María Moreno, me llegó casi por casualidad este libro que no ha sido publicado aún en España y me he quedado maravillado. Se habla de ella como la gran cronista argentina y no me extraña, qué retrato cultural de los años sesenta y setenta alternando entre tres géneros y dando voz a los autores de la época. Qué pena me da llegar tarde a este universo, siento siempre la sensación (como con Kamenszain) de que me pierdo mucho de lo que va implícito en el relato, incluso de lo explícito, la formación anglosajona me ha limitado en estos aspectos. Afortunadamente, con estas limitaciones, lo he disfrutado a lo grande.

Tea Rooms de Luisa Carnés, vaya recuperación importante la de esta autora de la generación del 27 que nos traen desde Hoja de Lata; fiel reflejo de una época difícil para los derechos de la mujer, su prosa alterna entre diálogos secos, abruptos, muy bien pensados, con descripciones detalladas y bien ejecutadas. Es la primera de la punta del iceberg de la época. Queda mucho por descubrir.

Las Mitford en la edición de Charlotte Mosley, este libro es absolutamente fascinante, un colosal testimonio que recoge una muestra de las cartas que se enviaron entre sí las increíbles hermanas Mitford y al que no le falta nada de nada, eran tan diferentes entre sí, el camino de sus vidas transitó en paralelo con la historia del siglo XX y es todo un reflejo de una época convulsa. Es uno de los libros del año a pesar de su complejidad. Todo un microcosmos de nuestras propias vidas.

Y hasta aquí estaría la lista de libros, que normalmente suelo integrarla con cómics, sin embargo, este año se me hacía muy extensa si los añadía, de ahí que haya decidido introducir un apéndice excepcional con la mención de siete cómics y un libro sobre autoras del cómic en inglés. Os pongo el enlace a los sitios donde he comentado algo sobre ellos:

CBLDF Presents: She Changed comics

¿Podemos hablar de algo más agradable? de Roz Chast

Fun Home de Alison Bechdel

Ms Marvel de G. Willow Wilson y Adrian Alphona 

Leñadoras de Noelle Stevenson, Grace Ellis, Shannon Waters y Brooke B. Allen

Sarah’s Scribbles: Crecer es un mito de Sarah Andersen 

Una Entre muchas de Una 

Que no, que no me muero de María Hernández Martí y Javi de Castro

Y eso es todo, ya es demasiado por este año. Veremos cómo se presenta el siguiente año.

¡FELIZ AÑO 2017! !Buenas lecturas!

Resumen Verano 2016. Julio

9788494367991Empiezo el resumen del verano con los libros que cayeron en el mes de Julio. Mi impresión general es que fue un mes un poco extraño por varios motivos que se pueden resumir en dos cuestiones principales: por un lado, tenía muchos temas pendientes del mes anterior relacionados con libros de música (alguno de un volumen considerable), críticas de ópera y artículos de Canino; por el otro, tenía que terminar algún libro que no podía dejar a medias (Shibiku).

Debido a esto tuve que empezar a mitad de mes con las lecturas propiamente veraniegas que tenía previstas y se me ha ido retrasando todo durante el verano y, como segunda consecuencia, en julio se me han igualado las lecturas debido a los compromisos, los escritores se acercaron bastante a las escritoras. En septiembre espero volver a la senda femenina, todavía me quedan cuatro meses de lecturas para descubrir y ratificar muchas más.

No voy a dilatar más esta introducción y me zambullo en los pequeños comentarios referentes a las lecturas de julio. Veintidós lecturas y muchos sabores, desde el sushi hasta el mate argentino. 

Reina del crimen de Megan Abott,  lástima que a EsPop no le haya funcionado la colección de novela negra que lanzó junto con Valdemar. Este libro era uno de los exponentes más interesantes (junto todo lo que sacaron de Neil Cross) de una forma de experimentar, de buscar novelas que no estuvieran tan vistas. Al menos por su personaje femenino, muy poderoso, verdadera protagonista innominada junto a la mafiosa Gloria Denton que la erige en su sucesora. El resultado era una novela hardboiled muy interesante con diferentes puntos de vista y perspectivas a pesar de un desarrollo de la trama más convencional.

La historia de Genji, Vol. 2 de Murasaki Shikibu, espléndido colofón a un clásico ya milenario que embriaga a pesar de su indudable dificultad. Una de las mejores lecturas del año y de la que habría que hablar en algún momento, aunque nunca se sabe con el tiempo que queda disponible.

La condesa sangrienta de Alejandra Pizarnik, me encanta la manera que he escogido para encontrarme con la escritora argentina; esta pequeña obra es una pequeña joya, reúne los textos de la escritora sobre la condesa Erzébet Báthory, una criminal ciertamente temible que se aprovechó de su poder para matar a más de 650 jóvenes, junto a las ilustrativas estampas de Santiago Caruso; la mezcla es de una total simbiosis y resulta cautivadora a pesar de los horrores que refleja. Ahora toca afrontar su poesía. 

PensamientoMágicoCómics (1986-1993) de Julie Doucet, sin ser muy aficionado al cómic underground, tengo que reconocer que esta recopilación de la escritora canadiense es todo un disfrute. Me parece sorprendente cómo logra tratar temas de todo tipo, la mayoría relacionados con temática femenina, con un dibujo tan sucio aparentemente, sobre todo cuando consigue ser tierna a pesar de que el dibujo indique otra dirección.

El año del pensamiento mágico de Joan Didion, afrontar el duelo” es uno de los grandes temas literarios y la norteamericana construye su caso particular (la muerte de su marido Gregory Dunne) de una manera excepcional. Quizá lo que más sorprende de esta breve crónica es la distancia emocional que escoge la autora, se puede palpar el dolor pero nunca hay sensiblería.

La amiga estupenda de Elena Ferrante, me temo que la #FiebreFerrante en mi caso sólo ha conseguido unas décimas. No ha conseguido ni siquiera entretenerme con la historia, ni su estilo me ha embriagado. Y he tenido la insoportable sensación de que Ferrante es un hombre por la forma de tratar ciertos temas; esto quizá antes no habría sido tan consciente pero es cierto que este año, leyendo a tantas escritoras, esta sensación era inevitable. 

Léxico familiar de Natalia Ginzburg, definitivamente la italiana ha entrado con fuerza entre mis lecturas. Ginzburg consigue una mezcla irresistible entre la ficcionalidad aparente y su confesionalidad. El relato de lo cotidiano, en sus manos, resulta siempre muy atractivo.

El joven Moriarty y la Ciudad de las Nubes de Sofía Rhei, la saga de Moriarty es una garantía de diversión sin más pretensiones. Pensado para un público más juvenil, un adulto lo puede leer igualmente pero disfrutando de las referencias que nos ofrece la autora.

La Furia: Proclamas y manifiestos de una revolucionaria caníbal de Théroigne de Méricourt, la verdad es que no esperaba encontrar lo que encontré en esta lectura. En efecto había textos de Méricourt, pero la idea era construir la figura de esta pionera de la lucha feminista. Lógicamente, para ello era necesario que aparecieran textos sobre ella creados (sobre todo) por sus enemigos. Es muy interesante conocer su historia mediante el odio que generó en sus perseguidores, al fin y al cabo, son ellos los que mejor te conocen.

FantasmaWebFantasma de Laura Lee Bahr, vaya irrupción a lo grande de la nueva editorial Orcinny con este libro de la autora norteamericana; parece increíble que a nadie se le hubiera ocurrido esta idea hasta entonces: volver  a los cuentos de Elige tu propia aventura y utilizarlo narrativamente quitando las opciones. Exponente de la Bizzarre Literature,  el resultado es una experiencia en la que la forma se come con patatas cualquier idea preconcebida que tuviéramos, la verdad es que es difícil de olvidar. Y está muy bien acabado.

Hijos de Sedna de VVAA, buena idea para un desarrollo ciertamente irregular; el hilo conductor de la historia es la colonización del planeta Sedna, para tal propósito se han creado una serie de textos por diferentes autores/as que tienen que ver con dicha colonización con más o menos suerte. Se puede leer pero esperaba algo ligeramente diferente, o una cierta conexión entre relatos.

El huésped de Marie Belloc Lowndes, bien por editoriales como Menoscuarto que abogan por recuperar clásicos de esta índole: relato victoriano de misterio. Lowndes tomó como referencia la historia de Jack el destripador y le sirvió como base para un relato en el que, más que entrar en la vena más escabrosa de los sucesos, se centra en jugar con la ambigua identidad del mismo. A un libro como este se le pide que mantenga el suspense hasta el final y lo cumple con creces.

El extraño caso de la isla Panorama de Rampo Edogawa, el Poe japonés siempre resulta un lujo, en este caso con una novela corta donde lo lisérgico se convierte en parte esencial de una isla utópica donde la realidad se mezcla con lo que lo parece. Edogawa transita de lo onírico a lo real y convierte su recta final (alucinante) es un espectáculo visceral altamente recomendable.

El ejército negro de Servando Rocha, tarde o temprano saldrá a la luz la crítica que he realizado al respecto; Rocha es un crack y se dedica a emular a Hunter S. Thompson pero con la banda de moteros negros más famosa de Estados Unidos. El libro es ciertamente interesante desde muchos aspectos pero especialmente por reflejar la vertiente más oscura del sueño americano. 

El libro de la ley de Aleister Crowley, es más una curiosidad que otra cosa pero vale  la pena echarle un vistazo a este texto tan particular de Crowley; la edición facsímil incluye los textos originales que escribió el propio autor al respecto. 

9788494367991Asesinato en la catedral de Edmund Crispin, poco a poco impedimenta nos sigue trayendo las aventuras del detective Gervase Fen; en este caso, no hay que llevarse engaños, estamos posiblemente en el peor de los casos publicados pero, aun así, sigue estando bastante por encima de la media habitual de novelas policíacas. Además resulta un poco atípico ya que la trama está más centrada en asuntos de espionaje que en temas detectivescos, de ahí que resulte más de aventuras que noir. En el caso de Crispin resulta un hándicap y no está tan bien acabada como otros misterios suyos.

Historia insólita de la música clásica (II) de Alberto Zurrón, ya me extendí en Ópera World al respecto, en el enlace tenéis toda la información.

El siglo de Jenufa: Anatomía de la ópera. Desde sus orígenes hasta el siglo XX de Santiago Martín Bermúdez, hablé en profundidad sobre este excepcional libro en la crítica ad-hoc.

María Galvany, una diva en Pinos Puente de José Antonio García López, esta sucesión de datos sin sentido es, posiblemente, uno de los peores libros que me he leído nunca. Intragable. 

Los crímenes del jorobado de Rampo Edogawa, este libro es una buena muestra de la versatilidad de Edogawa, es un libro ciertamente atípico si lo comparas con el que he comentado anteriormente ya que se centra en aspectos muy distintos; el título induce a pensar que estamos ante una novela policiaca pero esto solo ocurre en el primer tercio. Sin embargo, el resto juega más con elementos que abundan en lo grotesco, en una visión de la isla del doctor Moreau pero llevado a su terreno. El caso es que se disfruta como siempre aunque me imagino que más de uno no se esperaba este giro de acontecimientos.

978849446852Duffy de Dan Kavanaugh, parece mentira que desde los años ochenta no hayamos tenido noticia de la serie que protagoniza Duffy, el detective bisexual que creó el gran Julian Barnes con el pseudónimo de Dan Kavanaugh;  también parece mentira que una editorial como Alfabia no haya aprovechado esta circunstancia como en otros casos actuales (Banville-Black) a nivel de promoción: web sin actualizar, olvido del hecho que es el gran Barnes el que está detrás, marketing inexistente, nada en redes sociales… En fin. No creo que veamos las otras entregas por aquí porque casi nadie lo puede conocer en estas circunstancias. Por lo menos desde mi persona no va a faltar la recomendación de esta novela que juega en el terreno del harboiled (aprovechando inmejorablemente las características sexuales del personaje) y que finaliza con un relato que nada tiene que envidiar a James Bond o series como White Collar. Una de las grandes lecturas del verano.

Laberinto de hierba de Izumi Kyoka, Kyoka es un seguro de calidad, este libro es sencillamente excepcional. Cada frase, cada palabra de la maravillosa traducción es un deleite para los sentidos. Estáis perdiendo el tiempo si no estáis leyendo a este autor, un prodigio cada uno de los libros que nos ha traído Satori (y ya van tres).

Y esto es todo por ahora, al menos en julio. Agosto, la próxima semana.

Un abrazo y ¡buenas lecturas!

Resumen Junio 2016. Shibiku, Yanagihara

Este mes sí que es fácil de resumir, con dos palabras orientales me basta como se puede ver en el subtítulo: dos libros de gran extensión que han ocupado la mayoría de mi tiempo, lo bueno es que he conseguido alternarlos con otros por el camino. Sin darme cuenta,  el resto de lecturas tiran la mayoría por literatura en castellano. Hacía tiempo que no me sucedía esto, y varias de ellas me han convencido y entrarán en mis próximas lecturas. 

Las replicantes de Cristina Peri Rossi,  mi primer acercamiento a la argentina ha sido satisfactorio. Sus poemas me interesan, sobre todo por el manejo de elementos que van repitiendo como si fueran una narración conjunta. Tampoco es que me haya vuelto loco, no exageremos, pero sí me queda la inquietud de leer más de ella.

El mes más cruel de Pilar Adón, definitivamente, hay algo en Adón que me gusta mucho, la indefinición, esa ambigüedad, buscando elementos claustrofóbicos (a veces oscuros) que potencia con su escritura. Sus cuentos son buen ejemplo de estas estrategias y esta recopilación es recomendable. 

Vivir entre lenguas de Sylvia Molloy, mi primer acercamiento a otra escritora argentina supone su consagración entre mis lecturas futuras. Esta pequeña recopilación de historias cortas es tremendamente inteligente, cada una de ellas es breve y al mismo tiempo profundísima. Su manejo del bilingüismo y sus consecuencias es simplemente apabullante, y todo ello sin perder el aspecto lúdico. Seguiré con ella seguro. 

(Tras)lúcidas de Varias autoras, hay que reconocer que una de las consecuencias de leer más mujeres es que me fijo más en la poesía. Esta recopilación de varias poetisas es muy agradable, irregular, pero con momentos estimulantes; sirve para descubrir algunas y confirmar a otras, como Sandra Santana. 

La extracción de la piedra de la locura y otros poemas de Alejandra Pizarnik, ya tengo encargado su libro de poesía completa. Simplemente excepcional. Qué manejo del lenguaje poético y de los recursos estilísticos. Una joya. 

En el bosque de Katie Kitamura, quería que me gustara y me ha dejado en un estado intermedio, no demasiado satisfactorio. No sabría decir por qué, pero no he conectado con la historia todo lo que me habría gustado y eso que el final está bastante bien y tiene impacto. No todo puede ser, también es cierto que el momento en que lo leí puede que no fuera el mejor. 

A Little life de Hanya Yanagihara, va a ser un bombazo cuando salga esta novela en septiembre aquí en España. Un libro durísimo, sin equilibrio y sobre todo, puramente emocional, basado en la capacidad de causar emoción en el lector. Es brutal, a pesar de todos sus excesos. Escribí algo sobre él por el Baileys y lo podéis ver en el enlace.

Chicas muertas de Selva Almada, otra autora que me convence este mes, este libro se supone que es un ensayo pero funciona como relato autobiográfico que parece ficcional, si bien el anterior me causó indiferencia, en este, su estilo se adapta perfectamente a lo contado y el resultado es muy bueno. Además, trata cuestiones bastante interesantes sobre la estructuralidad machista y sus consecuencias que, en mi caso, como hombre, son muy clarificadoras.

La culpa de Kate Chopin, primera obra de la autora norteamericana, anterior a El despertar, buena recuperación de Defausta que nos ayuda a entender los orígenes de la autora. A mí me servirá como inicio para leer su obra más importante. Es cierto que sus temas están más que presentes como es el manejo del elemento racial, sobre todo con respecto al esclavismo en el sur de Estados Unidos.

Ciudad esmeralda de Jennifer Egan, mi primer encuentro con Egan ha sido amable, sus cuentos se leen y se disfrutan, quizá no recuerdes más sobre ellos, pero indudablemente has sentido placer leyéndolos. Me basta.

Oso de Marian Engel, el tema se las trae: la mujer a la que le atrae un oso; si retiramos dicha polémica encontramos un subtexto feminista, donde la mujer subvierte su papel, decide lo que hace con su vida, empieza a detentar el poder. Me parece muy interesante el vehículo utilizado, también es cierto que se podría haber esperado un mayor cuidado de la forma que se limita a ser bastante directa y explícita. 

Decreación de Anne Carson, este libro, mezcla de poesía y ensayo es una absoluta maravilla. Complejo, poético, clarificador por momentos. Decreación sería la respuesta femenina a la deconstrucción si tuviera que definirlo de alguna manera. Dejarse sumergir en la poética de Carson es entrar en un universo literario donde tu cabeza solo puede explotar. Derruir las formas de los géneros para encontrar a otra persona, la persona decreada.

La historia de Genji,1 de Murasaki Shibiku, el primer volumen es largo, pesadísimo por el formato de tapa dura escogido por Atalanta, pródigo en infinitas notas, difícil de leer, imposible a la hora de establecer los parentescos (sobre todo porque casi nunca aparecen sus nombres) y sí aparecen diversos tratamientos que van evolucionando (Su excelencia, Su gracia, Su alteza…), la historia tiene siglos de antigüedad y no lo puede ocultar; además nos pilla muy lejos de nuestra cultura occidental; a pesar de todo esto, considero imprescindible leer una vez en la vida esta obra, patrimonio de la cultura japonesa, todo un deleite para los sentidos escrito de una forma inteligente, sutil, cargado de referencias a su cultura. Una verdadera hazaña.

Los disidentes

Los Vengadores Costa Oeste: Pecados del pasado de Englehart/Milgrom, hay que reconocer que Englehart se curró esta etapa y aprovechó para introducir temas no tan evidentes y que están de fondo. Y el tebeo resulta muy entretenido. Esperemos que se siga recuperando esta etapa.

Rabia de Richard Bachman (Stephen King), siguiente libro que va a entrar en la Kingpedia, esta vez le toca a la primera novela que escribió como Richard Bachman. Sorprende bastante su cambio de estilo pero ya me extenderé en la conversación que tendremos en Canino al respecto.

Como siempre, os pongo a continuación las adquisiciones que me quedaban, en este caso las de Mayo y Junio. Ah, y las del HUL.

AdquisicionesMayo

AdquisicionesJunio

HULAdquisiciones

No voy a hacer el resumen del porqué he comprado todas ellas, son demasiadas.  Lo que sí es cierto es que con este post más o menos dejo el blog parado hasta septiembre. Van a llegar algunos libros por compromisos que tengo pendientes en Ópera World y en Canino. Pero será muy puntual (bueno, quizás no tanto, me quedan 4 o 5 posts) pero más o menos.

El verano lo voy a dedicar en su primera semana a acabar los libros que me han quedado en junio. Especialmente con el caso de La historia de Genji de Shibiku. A partir de ahí tengo preparadas unas recomendaciones que van a salir en Canino y el resto serán muchos policíacos y de terror. El caso, como siempre, es pasarlo bien y adaptar las lecturas futuras al calor.

Eso es todo por ahora

Un abrazo y ¡buenas lecturas en vacaciones!

Sexto mes. Locura de nuevo: Shibiku y Yanagihara

Teniendo en cuenta lo mal que me salió planificar el quinto mes (enlace) este sexto necesito sacar mucho de lo que tengo pendiente y está claro que va a estar marcado por lecturas que quiero terminar antes de que llegue julio y agosto (que dedicaré a leer policíaco). La foto de previstos es la siguiente.

SextoMes

En efecto, en el centro podéis ver los dos “monstruos del mes”:

A litte life de Hanya Yanagihara, no era yo consciente del tamaño de este libro en inglés, claro que, cuando le eché un vistazo a lo que va a ser la edición española, más de mil páginas, me di cuenta de que ni de broma iba a acabarlo en una semana. Leo rápido pero no tanto. Y lo peor es que tengo que tenerlo casi terminado para la entrega del Baileys Prize de este año, el 7 de junio! Está la cosa difícil. Veremos lo que consigo.

La historia de Genji de Murasaki Shibiku, una vez acabe con el anterior me centraré plenamente en este, por fin, muchísimas ganas de descubrir la obra milenaria que se complemente con mi lectura de Sei Shonagon de principios de año. Debo acabarlo justo para empezar el monográfico policíaco para el verano.

Entre medias de estas barbaridades que ocupan un montón de tiempo me gustaría tener pequeños descansos, de ahí el resto de libros que aparecen alrededor. Y aprovecharé para descubrir nuevas autoras. Naturalmente no voy a comentar de nuevo los que siguen estando por ahí y que no me leí en meses anteriores como Jennifer Egan o Jeanette Winterson. Algún día conseguiré buscarles el hueco.

He cogido tres libros de poesía, en primer lugar la recopilación (Tras) Lúcidas, una recopilación de escritoras actuales que se ha creado ex profeso para esta antología, al menos aparece Sandra Santana de la que ya he leído alguna poesía y está bastante bien, espero irregularidad pero puedo llevarme sorpresas; por otro lado he llegado este mes a Anne Carson, Decreación parece una muy buena opción para profundizar en su obra. Por último, la poeta argentina Cristina Peri Rossi y su último libro Las replicantes, una manera como otra de empezar a leerla.

Entre las nuevas autoras que quiero descubrir varias distintas: Sylvia Molloy, Joan Didion Marian Engel y Katie Kitamura. De la primera, mi puerta de entrada va a ser su último libro de relatos aunque tengo otro en casa que llegará este año. De la segunda, su archiconocido El año del pensamiento mágico, parece una opción muy válida en cuanto a calidad pero habrá que comprobarlo. La tercera me vuelve a llevar a la literatura canadiense, a este paso voy a poder preparar un monográfico (excelente) de autoras de ese país, imaginad a Atwood, Munro, Carson, Engel, vaya nivel. La última autora es un caso curioso, no ha tenido mucha suerte en España pero habrá que comprobar qué tal está.

Siempre me gusta leer por lo menos dos libros de cualquier autor nuevo para saber si me va a gustar; este mes debería ser la confirmación de Pilar Adón y Selva Almada, la primera me tiene casi convencido, la segunda me despierta sentimientos opuestos, es el momento de saber si vale la pena seguirlas. Lo de Ginzburg no necesita confirmación, la necesito, de ahí que la haya programado.

También aparecen por ahí Kate Chopin y Servando Rocha, el único hombre entre tanta mujer; bueno, también Englehart y sus Vengadores Costa Oeste. Espero leer a Servando sobre todo porque está previsto que salga en Canino.

Os dejo ya, tengo que buscar tiempo para leer. Y está difícil.

Un abrazo y ¡Buenas lecturas!

Quinto Mes. Locura tras locura

Evidentemente, todo lo que me propuse el mes anterior era tan exigente que no llegué a todo; de todos modos, como veréis en el próximo post de resumen, se dio bastante bien y leí muchas cosas. Los desafíos ayudan a dar más de ti, y este mes no puede ser menos. Os pongo la foto a continuación con una “posible previsión”.

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No he querido poner todos los libros que tengo en mente porque, entre otras cosas, está tan lleno ya de por sí, que no sé lo que seré capaz de hacer. De ahí que me haya centrado en lo que aparece en la foto. Los ejes en los que me he basado son los siguientes:

1º Sobresalen especialmente los dos volúmenes que constituyen La historia de Genji de Shibiku; más de mil páginas del clásico milenario japonés; es el momento de ponerse con él. Al menos, antes de que llegue el verano espero haberlo acabado.

2º Habrá un post específico más adelante pero adelanto que intentaré leer hasta cinco libros de la shortlist del Baileys Prize, premio que siempre trae cosas interesantes ya que está dedicado únicamente a escritoras. Me esperan Rothschild, Yanagihara, McKenzie, McInerney y Bond. Exigente es poco para definir esto.

3º Dos ensayos sobre música clásica, encargos que me han llegado de Ópera World  y que quiero sacarlos este mes.

4º Ojo al libro de Charlotte Cory, Los que no perdonan reúne un montón de esas características que lo hacen tremendamente atractivo, promete grandes emociones.

5º El comienzo de la nueva colección clásica de detectives de Siruela no puede empezar mejor: Ngaio Marsh, una olvidada maravillosa. No puedo resistirme a la propuesta.

6º El resto, Lispector, que venía del mes anterior y cómics, Hotel California de Antico y alguno de los Vengadores Costa Oeste.

Y no quiero poner más porque a ver si llego a leerme todos estos, sería un triunfo. Iré escogiendo según se den las circunstancias y pertenecerán a los que me faltaban de los meses anteriores.

Un abrazo y buenas lecturas.

El libro de la almohada de Sei Shonagon. Intimismo milenario

AlmohadaSegún leía el libro, dos textos brillaron con luz propia por lo que suponen una vez pasados más de mil años dese su publicación:

“Oscurece y casi no puedo seguir escribiendo y mi pincel está gastado. Sin embargo, yo quería agregar unas cosas antes de concluir.

Escribí estas notas en mi casa, cuando tenía mucho tiempo libre, y por lo tanto nadie se enteraba de lo que estaba haciendo. He incluido cuanto he visto y he sentido ya que mucho de lo que hay en él puede parecer maligno o aun perjudicial para otros, tuve cuidado de ocultarlo. Ahora se ha hecho público, que era lo último que yo podía esperar.” 

“Después de todo, lo escribí para divertirme y puse las cosas exactamente como ocurrieron. ¿Cómo podrían mis apuntes compararse con los muchos libros memorables que existen en nuestro tiempo? Los lectores han declarado, sin embargo, que puedo enorgullecerme de mi trabajo. Esto me sorprendió mucho, pero supongo que no es tan raro que a la gente le guste mi obra, porque como se desprenderá de estas notas, soy la clase de persona que aprueba lo que otros aborrecen y aborrece lo que les gusta. Piense lo que piense la gente de mi libro, todavía me arrepiento de que haya visto la luz.”

En el primero de ellos se produce una descripción de su proceso a la hora de escribir, el momento que buscaba para hacerlo, el tiempo del que disponía y su pretensión inicial de no hacerlo público. El proceso creativo, describirlo, como una experiencia de vida, lo que ha visto y sentido lo reflejó en esas páginas. En el segundo se corrobora precisamente el fin lúdico que tenía al escribirlo y, desde luego, no era consciente de la calidad del material que escribía al comienzo. Después de tanto tiempo, podemos certificar, en nuestras manos, que estaba creando un clásico de la literatura japonesa (y de la literatura universal).

Para dilucidar la relevancia del texto, el prólogo de María Kodama es sumamente esclarecedor;  en primer lugar, sabiamente, se encargó de dotarla de un marco histórico:

“El libro de la almohada de Sei Shonagon pertenece al período Heian, que abarca del año 794 al 1185. El libro podría fecharse alrededor del año 994. Poco sabemos de la autora. Nació probablemente en el año 965 y fue dama de la corte de la emperatriz Sadako durante la última década del siglo X. Su padre era un oficial del clan Kiyowara, pero era más conocido como investigador y poeta. Sei Shonagon se casó con Tachibana no Norimitsu y tuvo con él un hijo. Su vida después de dejar la corte a la muerte de la emperatriz es totalmente desconocida. Shonagon menciona en su libro sólo una vez a su padre, nada más sabemos de la biografía, pero ¿importa una biografía frente a la inteligencia y sensibilidad que revela un autor a través de su obra?

Sei Shonagon formará parte de la pléyade de escritoras que durante el período Heian harán florecer la literatura en lengua vernácula en un momento único en la historia de la literatura. No podemos dejar de mencionar su rival Murasaki Shibiku, que con su obra La historia de Genji introducirá en el mundo la primera novela psicológica. Gracias a estas autoras y a otras tenemos una vívida pintura de lo que era la vida de la corte hace más de mil años.”

En efecto, más de mil años desde que se perpetró; de esta manera sabemos el período en el que se escribió y cuál era el oficio de su escritora (dama de la corte); sorprende muchísimo que en una época tan lejana hubiera tantas escritoras que se dediquen a este oficio, muy diferente de la misma época en la cultura occidental; y establece un paralelismo obligatorio con su coetánea Murasaki Shibiku, de la que durante este año leeré La Historia de Genji.

A continuación pasa a describir la personalidad de Sei Shonagon en base a su estilo y los temas tratados, sinceramente, creo  que está muy bien descrito, desde su frivolidad hasta su agudeza y su sensibilidad poética; rasgos que se unen indisolublemente para escribir un libro único:

“La escritura de Sei Shonagon revela una personalidad de mujer aguda, observadora, bien informada, rápida, sensible a la belleza del mundo, al destino de las cosas, en suma, una personalidad compleja e inteligente. Revela también rasgos de frivolidad e intolerancia para su trato con gente social o intelectualmente inferior; un crítico japonés la llamó “lisiada espiritual” y consideraba casi patológica su adoración por la familia imperial. Sin embargo su personalidad tiene un rasgo distintivo que trasunta en su literatura y que la diferencia de sus contemporáneas al describir sus relaciones con los hombres. Se asemeja a ellas en su amor por el fausto, por el color, por una mezcla de inocencia y sofisticación y por su deleite ante la poesía.”

Seguro que todos los que habéis llegado aquí os estaréis preguntando el contenido a estas alturas; nada mejor que irnos a los siguientes párrafos:

“El título El libro de la almohada, en japonés Makura no Soshi, cuya traducción literal sería “notas de la almohada”, es una denominación genérica para describir un libro de notas totalmente informal, que los hombres y mujeres escribían cuando se retiraban por las noches a sus cuartos y que guardaban posiblemente en los cajones de las almohadas, que eran de madera. Anotaban ahí las impresiones que durante el día habían vivido u observado. Esta forma de literatura parece ser autóctona del Japón y se conserva hasta el presente como “escritos ocasiones”, e incluye alguno de los más valiosos trabajos de la literatura japonesa.” 

“Sei Shonagon en su obra describe largas listas de nombres de insectos, de plantas, de cosas agradables o desagradables, de temas poéticos, al modo conocido por occidente que utiliza Homero en los famosos catálogos de las naves, de los mejores guerreros, de los caballos. Esta técnica insólita en apariencia  es retomada por Borges cuando hace de esas enumeraciones que le eran tan caras, poemas de inigualada belleza. Además de las 164 listas, el libro está formado por anécdotas, anotaciones diarias, descripción de caracteres, y la vida de la corte con sus con sus costumbres, sus juegos, sus intrigas y también su crueldad. Borges creía que un libro de esta naturaleza, que no tuvo una versión impresa hasta el siglo XVII (circulaba en manuscritos), debe haberse ordenado y reordenado no sólo por su autora sino a través de las sucesivas lecturas que los especialistas hicieran de ellas a través de los siglos. Esto debe de haber sido muy difícil desde el punto de vista de la estructura del libro.”

Una serie de notas que relatan experiencias vividas durante el día, a modo de diario, de manera informal y que se complementa con listas de todo tipo que van desde poesías hasta catálogos de naves y caballos, y claro, anécdotas y descripciones de la vida de la corte; la selección que realizaron Borges y Kodama es, simplemente, excepcional por su eclecticismo y sensibilidad poética. También se señala su defecto más visible: la estructura. Es difícil, después de tanto tiempo y tantas variaciones, cuál era la ordenación original de una catálogo de temas tan variados.

Me gustaría señalar también la explicación a que las mujeres fueran las transmisoras literarias de la época, todo cobra sentido:

“Puede parecer curioso el hecho de que este período, uno de los más importantes de la literatura japonesa, esté representado casi exclusivamente por mujeres. Esto se debe a que la escritura con ideogramas chinos estaba prácticamente en manos de los hombres; las mujeres utilizaban los silabarios japoneses hiragana y katakana, este último con trazos más geométricos destinado a la transcripción de los nombres  o palabras extranjeras. Por ello en Murasaki Shikibu o en Sei Shonagon encontramos los ideogramas sólo para nombres propios, títulos o citas; es imposible hallar en todas sus obras una sola palabra o locución china.”

No puede faltar algún texto más para conformar lo anteriormente dicho; el siguiente párrafo, muy lírico describe un espectáculo primaveral; es paradigmático de su estilo y refleja su gran sensibilidad ante los fenómenos naturalezas, ante la belleza que observa:

“En el tercer día del Tercer Mes, me agrada ver el sol que brilla sereno en el cielo de primavera. Es entonces cuando florecen los durazneros. ¡Qué espectáculo nos brindan! Los sauces son también encantadores en esa época, con los brotes todavía cerrados como gusanos de seda en sus capullos. Cuando las hojas han brotado ya no me atraen. En efecto, todos los árboles pierden su encanto cuando sus flores se deshojan.

Es un gran placer arrancar una larga rama florida de un cerezo y ponerla en un gran florero. ¡Qué hermosa tarea para ejecutar frente a una visita mientras se conversa!”

Lo mismo puede decirse del siguiente, donde aparece un día en el Palacio en el que se produce la recitación de poemas y cómo el propio emperador, más adelante, se quedará subyugado y asombrado por su capacidad para recordar poemas y ligarlos con el momento presente:

“Estábamos sobrecogidos por toda la encantadora escena. Fue entonces cuando Korechika lentamente recitó un antiguo poema: 

Pasan los días y los meses, pero perdura para siempre el monte Mimoro.

 Profundamente impresionada, sentí el deseo de que todo esto durara mil años. En cuanto las damas que servían en el comedor principal llamaron a los caballeros de honor para que se llevaran las bandejas, Su Majestad volvió a la sala de la Emperatriz. Entonces me pidió que untara la piedra con un poco de tinta. Deslumbrada, pensé que nunca podría apartar mis ojos de su resplandeciente rostro.”

 “Semejante fervor por la poesía es realmente conmovedor.

El emperador, que estaba oyendo el relato, quedó muy impresionado.

-¿Cómo es posible que hubiera leído tantos poemas? –dijo, cuando la Emperatriz terminó-. Yo mismo me siento incapaz de leer tres o cuatro volúmenes. Por supuesto, las cosas han cambiado. En aquel tiempo todos, hasta la gente más humilde, se complacía en las artes y tenía el hábito de pasatiempos elegantes. Una historia así no sería posible en nuestros días.”

Ella misma  tenía un especial interés en la poesía, en las artes y en aquello que resultara elegante, de ahí que no dudara en denostar  a otras mujeres que no podían apreciar lo que ella estaba viviendo; indudablemente, no podía ocultar un cierto esnobismo y sensación de superioridad que resulta un poco enervante:

“Cuando trato de imaginar cómo puede ser la vida de esas mujeres que se quedan en casa, atendiendo fielmente a sus maridos, sin vísperas de nada, y que a pesar de todo se creen felices, me lleno de desprecio. Pueden ser de alcurnia y no haber tenido ocasión de saber lo que es realmente el mundo. Ojalá pudieran convivir con nosotras, aunque sólo fuera como servidoras, para darse cuenta de las delicias que están a nuestro alcance.

No soporto a los hombres que piensan que todas las servidoras del Palacio son frívolas o malas.”

De todos modos, es un pequeño apunte de su compleja personalidad que no puede ensombrecer un documento excepcional desde todos los puntos de vista: como fresco histórico de un pasado muy lejano, como descripción de las costumbres de la época y de la realeza japonesa en particular y, sobre todo, por su alta sensibilidad cargada de sutileza y lirismo.

“Anoté en mi libreta un poema que me había impresionado. Desgraciadamente una de las criadas lo vio y recitó los versos torpemente. Es terrible cuando alguien recita deprisa un poema sin el sentimiento apropiado.”

Qué terrible es comprobar que ya nadie sabe recitar un poema a través de un libro de más de mil años de antigüedad.

Todo es poesía en un libro inolvidable.

Los textos provienen de la selección y traducción de Jorge Luís Borges y María Kodama de El libro de la almohada de Sei Shonagon editado por Alianza editorial.