Resumen Monográfico Estival. Refrescante relax (1ª parte)

PrintMe encanta el verano, y este año había llegado muy cansado, este parón de todo me viene realmente bien para poner las cosas en perspectiva y, cómo no; si me permitís la manida frase “cargar las pilas” de cara al contenido del blog; septiembre  es una época excelente para la famosa “rentrée” literaria con el horizonte del nobel en octubre; el estío (me encanta esta palabra) me ha servido para leer un montón de libros, además, los he dedicado a un tema concreto: lo policíaco-detectivesco. El resultado ha sido un fabuloso monográfico donde tienen cabida muchas obras de diferentes facturas, nacionalidades y temáticas dentro del género; al ser tantas lecturas lo he dividido en dos posts donde haré pequeñas cápsulas de cada uno de ellos. No me entretengo más, aquí tenéis las lecturas de julio:

Agencia Lockwood: El Espejo perdido de Jonathan Stroud, entró de casualidad en el monográfico, la temática no es exactamente policíaca, tiraría más hacia el terror en una aproximación juvenil; de todos modos, la parte de investigación está presente en la mayoría del relato, o sea que “aceptamos barco”; segundo tomo de Stroud que continua las andanzas de Lockwood y su pequeña agencia en la lucha en un mundo marcado por la presencia habitual de fantasmas, maldiciones y aparecidos de todo tipo. Nuevamente demuestra su buen hacer con una narración marcada por las aventuras de los protagonistas con pinceladas de terror y una evolución cada vez mayor. Buena muestra de literatura juvenil de género bien realizada y acabada.

Velvet, vol.2: The secrets lies of dead men de Ed Brubaker y Steve Epting, después del buen sabor de boca del primer volumen, este segundo arco temático iba a caer seguro; nuevamente Brubaker demuestra lo bien que hace este tipo de historias; sabor noir, espías, misterios, un personaje femenino protagonista fascinante y la narrativa de Epting vuelven a ofrecer un cómic fabuloso y que sigue dejándonos en un cliffhanger sin aliento para seguir leyendo sus historias. Muy bien la verdad.

El misterio de la Casa de los Trueques de Alberto Mussa, curiosa y atípica propuesta de novela policíaca del brasileño. La investigación policial es casi una excusa que le sirve al autor para presentarnos hechos colaterales, periféricos a ella. Especialmente relacionados con la historia de Brasil o con la propia actualidad de la ciudad de Río de Janeiro. A veces se convierte en un relato erótico, otras veces en un relato histórico, la mayoría de las veces en un relato policiaco. El resultado final no deja de ser interesante a pesar de que tanta digresión diluya un poco la buena trama policíaca. De todos modos, algo distinto y muy disfrutable.

Cine-Bis nº1 (Octubre 2013) de Javier G. Romero y otros, el inquieto creador de Quatermass, Javier G. Romero, lanzó este nuevo fancine en 2013 que busca realizar un pequeño análisis de todo lo relacionado con el Cine de género consiguiendo resultados inesperados por su calidad; normalmente se caracteriza por tener una serie de secciones que se repiten: monográficos sobre algún tema en particular (en este número sobre la Blaxploitation o sobre el cine fantástico filipino), análisis de películas concretas, entrevistas a artífices del género (directores o protagonistas), e incluso entrevistas a otros creadores de fancines. Este número, concretamente, solo por el artículo de Blaxploitation o por el análisis de la trayectoria del director Alain Corneau ya valía la pena.

Elegías de Duino  de Reiner Maria Rilke, cierto, este no entraba en el monográfico… es una sorpresa muy interesante. Una lectura ineludible. Más información en el enlace.

Cine-Bis nº2 (Junio 2014) de Javier G. Romero y otros, si el anterior número era bueno, este es fantástico, especialmente afortunado es el artículo que inaugura el Western crespuscular y finaliza el de Blaxploitation centrado en otros géneros (terror, thriller, erótico…) además de hablar de las mujeres protagonistas del fenómeno como la increíble Pam Grier. Si añades exponentes tan psicotrónicos como el estudio de la trilogía de Ilsa o el cine de educación sexual no puedo uno más que estar feliz y muy feliz con su lectura.

MemoriasAsesinoCine-Bis nº3 (Noviembre 2014) de Javier G. Romero y otros, ¿en qué otro sitio podríamos encontrar un monográfico sobre el thriller coreano? ¿Y otro sobre la serie de Emanuele Negra? ¿Y una entrevista detallada con el grandísimo Eli Wallach (sí, “El Feo”)? Tres razones de peso para volver a rendirse incondicionalmente ante la calidad de los contenidos de Romero y su equipo de colaboradores. La lástima es que, a estas alturas, solo me quedaba uno pendiente.

Cine-Bis nº4 (Abril 2015) de Javier G. Romero y otros, el último número hasta la fecha del fancine de Javier G. Romero vuelve a dejarnos con una buena tanda de artículos y entrevistas muy disfrutables. Especialmente curioso me ha parecido el monográfico sobre el cine musical ruso y la entrevista (fantástica y muy profunda) de Carlos Aguilar a Howard Vernon, además tenía la segunda parte sobre el thriller surcoreano que me ha resultado particularmente interesante. Habrá que esperar nuevas entregas pero sigue siendo una gran propuesta y de muy buenos contenidos. Un triunfo.

The Golden Age of murder de Martin Edwards, para los verdaderos amantes de las novelas de detectives, del género en particular, esta obra es imprescindible, un festín en palabras mayúsculas; hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un libro; un ensayo magnífico que recoge la gestación y evolución del Detection Club, una de las ideas más fascinantes que se hayan llevado a cabo nunca. Conocer a sus miembros: Christie, Sayers, Chesterton, Berkeley… sus motivaciones, sus libros, sus juegos… En fin, una verdadera delicia. Un must-have que adquiriré en no mucho espacio de tiempo y que funciona, además, como generador de lecturas próximas. Tengo muchos libros pendientes de maestros del club que van a aparecer en las próximas fechas. Está clarísimo.

Vidas díficiles de James Sallis, ensayo espléndido, muy contenido pero bastante clarividente en cuanto al reflejo de las vidas biográfico-literarias de tres genios de la novela policiaca en su vena más hadrdboiled. Consigue, a pesar de su limitada extensión, entrar a gran profundidad en el estilo y los temas de Jim Thompson, Cherter Himes y David Goodis. Un excelente ejemplo de cómo un libro pequeño puede ser una maravilla 

Tarántula de Thierry Jonquet, no vi la película de Almodóvar, pero sí he leído esta joya perversa donde las casualidades se convierten en un leitmotif en sí mismas. Hay que reconocer que la mente maquiavélica del francés crea una de esas tramas donde todo es posible y el grado de enrevesamiento, a pesar de todo, resulta muy refrescante para el verano. No apto para estómagos sensibles…

Detectives imparables de Rob Lloyd Jones, tras la primera novela centrada en la presentación de los personajes y ambientación, todo estaba establecido para esta segunda novela donde el autor dedica el tiempo necesario al desarrollo de la trama; funciona a la perfección en casi cualquier aspecto, centrándose sobre todo en las cualidades detectivescas de Wild Boy y sin olvidar la evolución de los mismos. Una propuesta muy inteligente y disfrutable desde la óptica del público juvenil y desde el más adulto.

Cubierta_PymMemorias de un Asesino: Israel Rank de Roy Horniman, este libro no aparecerá en los “blogs especializados” de novela negra y policíaca, ni aparecerá en ninguno de los múltiples festivales de novela negra… pero cualquier buen lector no debería perdérselo por: una premisa inmejorable, un desarrollo colosal, fina ironía y un final cargado de mala leche. Debe aparecer en mi selección del año. 

La banda de los musulmanes de Chester Himes, me acordé, según lo estaba leyendo, de que tengo todos los libros de Ataúd y Sepulturero en casa y me faltan varios por leer. Habrá que solucionarlo, como de costumbre, literatura negra negra de mucha calidad. 

Era una broma de Gabriel Josipovici, bromita para nada insustancial del escritor británico (a pesar de ese nombre) que se lee a medio camino entre el policial y la comedia de enredo; una propuesta ciertamente diferente que se sale del habitual policíaco y que constituye una gran diversión. Bien por Rayo verde. 

La señorita Pym dispone de Josephine Tey, qué absurdo me suele parecer el esfuerzo de algunas editoriales con elogiar los autores que publican poniendo a parir los que sacan otras de similares características; aquí Hoja de Lata viene a decir que todo el Detection club era muy convencional en cuanto a tramas (sigh) y claro, Tey era la más original con respecto a todo el club; lo cual demuestra un desconocimiento importante por su parte que se solucionaría con leer un poco de la obra de Berkeley, Sayers, Bentley, Crispin y compañía; además, Tey habría pertenecido al club si hubiera conocido a las personas adecuadas, la inclusión en el club no excluía a ningún autor en este sentido, su simple problema fue no vivir más cerca de la capital (eso especula Edwards en el ensayo del que hable anteriormente); de todos modos, esto no debe ensombrecer que nos hayan traído esta magnífica obra, un policíaco diferente que en sus primeras dos terceras partes tiene un desarrollo no demasiado alejado de las novelas costumbristas británicas (en este caso en un internado femenino) y le sirve como marco al crimen que se produce en la parte final; con una entrometida maravillosa (la señorita Pym) y uno de esos finales que no se suelen olvidar por el vuelco que suponen. Una verdadera delicia. 

El buitre de Gil Scott-Heron, me sorprende muy negativamente la poca repercusión que está teniendo esta fantástica novela negra; hardboiled desde el punto de vista de varios narradores que, a modo de plano secuencia, van conformando una trama compleja que no se resuelve hasta la última página; por si fuera poco el autor consiguió dotar a cada uno de ellos de un estilo propio construyendo voces muy distintas de gran viveza. Es un prodigio de estilo y trama. Uno de los libros del año. 

Esta oficina me mata de Viola Veloce, otra entrometida muy divertida, con toques de humor a la italiana (o española) y un entorno diferente, un crimen en la oficina con una investigadora poco usual. Lástima la abundancia de lugares comunes pero es un toque refrescante y veraniego. 

¿Qué tal el dolor? de Pascual Garnier, se disfruta y se agradece su comienzo por el final… el problema quizá es que el desarrollo queda debajo de las expectativas creadas; de todos modos, buena lectura. 

Cubierta_ElbuitreLa chica del tren de Paula Hawkins,  uno nunca sabe cómo una obra tan mal escrita y previsible se convierte en best seller; olvidable, lástima de día que gasté en leerla. Nota mental: No salirse del camino establecido. 

Los tres de Sarah Lotz, extraña publicación ubicada por RBA en su serie negra cuando, sin lugar a dudas, es un thriller con elementos terroríficos, pero claro, ahí está Jack Reacher; signos inequívocos de la defenestración total de la mejor colección de novela negra de los últimos años; eso sí, la novela de Lotz, narrada como una acumulación de documentos parte de una premisa muy interesante para aderezarlo con elementos terroríficos que, sobre todo, juegan con la potencialidad, más que con lo que ocurre realmente; es en esta posibilidad en lo que radica su forma de despertar el miedo más que en lo explícito. Una propuesta realmente buena. 

El veneno de la tarántula: Los misterios de Byomkesh Bakshi de Sharadindu Bandyopadhyay, magnífica colección de relatos del homólogo indio de Sherlock Holmes; el peculiar (y más divertido) Byomkesh Bakshi es una de las mejores opciones posibles derivadas de los relatos de Conan Doyle, ya que Bandyopadhyay no se limita a introducirlo en un contexto sino que añade gran personalidad a los protagonistas y no se olvida de construir buenas tramas. Creo que Quaterni tiene pensado una segunda recopilación y se va a convertir en un MUST. 

Flavia de los extraños talentos de Alan Bradley, saldado, esa fue la forma de encontrar este libro fabuloso, con una entrometida de once años, Flavia, simplemente deliciosa, divertida e inteligente; con una trama bien hilada y que, para ser una primera novela de la serie, consiguió presentar los personajes sin descuidar el misterio. Una gran posibilidad para los aficionados a las buenas novelas de detectives y con una chispa de buen humor.

Espero que os hayan gustado, en breve el resto de lecturas, con todo lo de agosto.

¡Buenas lecturas!

Resumen Octubre 2014. Un mes “negro”

Sabéis que siempre tardo en poner resumen del mes. Entre otras cosas porque me gusta que hayan aparecido las reseñas del mes en cuestión antes; ha sido un mes difícil, con un ritmo menor de lecturas, debido precisamente a la lectura de una de esas lecturas “grandes” por calidad, número de páginas y tamaño. Es el caso de la obra “¿Por qué manda el occidente… por ahora?” de Ian Morris. Del que veréis reseña próximamente, ya que se extendió su lectura y lo terminé en  noviembre. Del resto de lecturas, sin lugar a dudas me centré temáticamente en la novela negra y policíaca como habéis ido observando en las reseñas mensuales.

Pasemos entonces a la ristra de lecturas, quince, a pesar de Morris:

“Hacer el bien” de Matt Sumell, tercer libro de la nueva colección “El cuarto de las maravillas” de Turner. Un pseudo-Palahniuk que ofrece una lectura más que entretenida con un poco de barrabasadas y situaciones que rozan lo transgresor polémico.

“Cartas sobre Luis II de Baviera y Bayreuth” de Richard Wagner, Fórcola nos trajo uno de esos libros que sacan a relucir una faceta del compositor que no conocíamos: epistológrafo. Sirven para entender además el contexto histórico y saber de primera mano el mecenazgo que vivió.

“El expreso de Tokio” de Seicho Matsumoto, una verdadera delicia detectivesca que nos trae una trama que funciona “al segundo” por su precisión.

“La sangre de los King” de Jim Thompson, no es lo mejor de Thompson, para nada. Estamos hablando de una obra del crepúsculo creativo del autor. Pero, claro, es una novela de Thompson.

“Wild Boy” de Rob Lloyd Jones, aproximación “freak” al mito de Sherlock Holmes, el protagonista, nuestro peludo “chico salvaje” hará las delicias del público juvenil, y del adulto. Buena nueva de presentación.

“Candentes Cenizas” de Erwin Schrödinger, un texto de esos curiosos y lleno de calidad, el físico y sus contradicciones. Poesía en estado puro.

“Niveles de Vida” de Julian Barnes, ya me extendí en su reseña. Baste decir que me encanta encontrar cualquier libro del británico. Es pequeña pero muy bella.

“Al borde del camino” de Seumas O’Kelly, recopilación de cuentos del irlandés que dejan tan buen sabor de boca que piden relectura próxima. Mezcla de costumbrismo y mito.

“El Leopardo” de Jo Nesbo, prefería al Nesbo de antes, aunque siempre ofrece un divertimento de calidad; en la reseña podéis ver las razones.

“Días de guardar” de Carlos Pérez Merinero, nuestro Jim Thompson patrio en una novela donde el punto de vista del criminal asusta y divierte por igual.

“Galveston” de Nic Pizzolato, el primero número de Salamandra Black ha sido un bombazo comercial que viene de la mano de su escritor, el creador de la famosa True Detective; lo que en la serie quedaba oculto tras la producción y dirección artística queda desnuda a la hora de escribir; un escritor mediocre, con “ecos” de todo según sus fervientes seguidores y que no hace más que mostrar sus vergüenzas en cada palabra: incoherencias, falta de cohesión, estilo inexistente, trama previsible…; una de las peores novelas negras de que he leído últimamente, una decepción que hace que se me ponga la mosca detrás de la oreja con lo que tiene que ofrecernos este nuevo sello.

“Laidlaw” de William McIlvaney, fantástica novela del escritor escocés con uno de esos detectives que tiene una personalidad única.

“Caminando entre tumbas” de Lawrence Block, por fin una novela más de Scudder, a ver cuánto tiempo tendremos que esperar para tener otra por aquí.

“Los perseguidos” de C.S. Forester, atípica novela policíaca con un punto de vista bastante arriesgado para la época en que fue escrita. Un tour de force más que una novela negra.

“This is Water” de David Foster Wallace, el famoso (y paradójico) discurso del norteamericano que complementa lo poco que queda por publicar de su intensa obra.

Y ya estamos en pleno noviembre, las compras del mes anterior, a pesar de que no se distinguen muy bien, fueron copiosas.

ComprasÚltimas2

En medio del mes lo que está claro es que  Gaddis va a ser la lectura central, “Los reconocimientos”, su primera y fabulosa obra está jerarquizando el resto del mes. No sé qué vendrá después. Es difícil saberlo, el vendaval Gaddis tiene efectos secundarios y duraderos.

Lo que sí he pensado es en preparar una especie de  novelas que me voy a leer en el siguiente mes. Este mes imposible claro, Pero en el siguiente, sí tocará y pondré foto. Entre otras cosas porque la buena marcha del año que viene dependerá muy mucho de ser previsor y un poco programático. Si no, mi proyecto no hay manera de avanzarlo.

Y eso es todo por ahora. ¡Buenas lecturas!

“Wildboy. El chico salvaje” de Rob Lloyd Jones. Sherlock Holmes (nuevamente) como inspiración

WildBoyUno se encuentra sorpresas de diferente calibre en todo tipo de sellos; en este caso, en el de Alfaguara Juvenil, se trata de la novela “Wildboy. El chico salvaje” del británico Rob Lloyd Jones, libro que, me temo va a pasar desapercibido a pesar de su indudable potencial manifestado ya en el prólogo con el que da comienzo, ambientado en 1838, en el que un empresario va a buscar a alguien, un chico muy especial, a un orfanato; os dejo con dos textos muy indicativos de los derroteros que va a tomar:

“-He venido a por el chico -respondió el empresario.

Los ojos del ventanuco se entornaron.

-¿Qué chico? Aquí hay docenas de chicos.

El empresario se inclinó hacia delante, mostrando su rostro bajo la sombra de su chistera ladeada. Era una cara horrorosa, surcada por tantas cicatrices que parecía hecha con trozos de piel cosidos entre sí. Tenía marcas de latigazos, cuchilladas y arañazos. Señales de mordiscos, quemaduras y cortes de sierra. Y un largo tajo que recorría su nariz huesuda como maquillaje morado. Se acarició la herida con un dedo mientras se acercaba al ventanuco para gruñir.

-El chico.”

De los ojos del muchacho rodaron lagrimas que escamparon el vello de sus mejillas. Pero apretó los dientes y aguantó el dolor del pecho.

-¿Veré cosas? -susurró.

El empresario miró a Bledlow, desconcertado por la pregunta.

-Le gusta observarlo todo -explicó el encargado. Es lo único que hace este pequeño animal. Se sienta ahí y mira por la ventana.

El empresario soltó el pelo del muchacho dejándolo caer al suelo.

-Verás un montón, claro que sí -dijo-. Sólo que, donde tú irás, no habrá muchas cosas bonitas.

-¿Una parada de monstruos? -preguntó el chico.

-Una parada de monstruos -confirmó el empresario.”

Aparte de las inevitables resonancias dickensianas, tenemos un chico muy especial, con gran capacidad de observación, y al que recoge un empresario de circo salido de una película que nos retrotrae al “Freaks” de Todd Browning, de rabiosa actualidad actualmente con la cuarta temporada de American Horror Story y su Freakshow.

Estas pistas se irán revelando de manera muy inteligente según empiece a desarrollar la historia Lloyd Jones, ya tres años más tarde (1841) en el Londres victoriano. Nuestro chico, Wild Boy, recibe ese nombre de su condición más animal que humana, recordando más a un oso que a otra cosa. Se convierte en un personaje más de un circo que es un “Gabinete de curiosidades”, con lo cual ya tenemos el lugar en el que se desarrollará la acción y el contexto.

A continuación, sucederá un asesinato de uno de los integrantes de esta “Parada de monstruos”, del que culparán a nuestro protagonista; Wild Boy confrontará al asesino casi por casualidad al encontrarse con él y le hablará de una misteriosa máquina:

“No conseguirás la máquina.

[…]

Trató de que su voz sonara firme, pero había algo en aquella figura que le había provocado un escalofrío por todo el cuerpo, un terror más profundo que cualquiera de los acontecimientos de aquella noche. Quienquiera que fuera, se alegraba de que se hubiera marchado.”

El autor aprovechará entonces la dimensión social para poner de relevancia la típica situación en la que se culpa al que es más raro, extraño, al que puede amenazar el estatus quo de los que se consideran normales y juzgan lo que es normal desde su óptica; esto, de hecho lo está explotando también Ryan Murphy en Freakshow. Donde se desmarca Lloyd Jones es en la otra característica comentada anteriormente, la última por reseñar: su capacidad de observación:

“Le invadió la ira. Sólo porque fuera un bicho raro todo el mundo creía que era culpable. Sin poder controlarse, cogió uno de los cuencos de sopas, lo estrelló contra la pared de la cámara subterránea. Se inclinó sobre la mesa, maldiciendo y tirándose del pelo de la cara.

-¿Has terminado ya de compadecerte de ti mismo? -le preguntó Clarissa.

-no, no he terminado -gritó Wild Boy-. Déjame en paz, ¿quieres?

-¡No voy a dejarte en paz! Mi nombre está también en esa casa, ¿sabes? Y vas a ayudarme a salir de esta.

-¿Sí? Dime cómo.

-Encontraremos pistas que demuestren nuestra inocencia.”

No esconde el británico su adoración por Conan Doyle y su maravilloso personaje, dotando a nuestro peludo personaje de una capacidad de fijarse en los detalles digna del detective de Baker Street; de ahí que decida, junto a Clarissa, la acróbata, intentar desentrañar el misterio detrás de los asesinatos que se van sucediendo a continuación.

Volverá a encontrarse con el asesino y este utilizará su inseguridad para escapar; el caramelo de la máquina que puede hacerle “normal” será un germen que descompensará a nuestro protagonista y le llenará de dudas:

“El asesino entornó sus ojos tras la máscara.

-Es una máquina muy poderosa. Una máquina que te cambia. Imagina algo así Wild Boy de Londres. Imagina una máquina que pudiera volverte normal como todo el mundo.

Wild Boy estaba demasiado sorprendido para responder. Lo que el asesino acababa de decir no era posible, ¿verdad? Él nunca podría ser normal.”

No dejarán de sucederse las persecuciones llenas de acción, aparecerán aliados inesperados, sociedades secretas que esconden más de lo que se dice… hasta llegar a una resolución digna de una mistery novel con nuestro velludo compañero transmutado en un Sherlock Holmes Freak encantador que consigue aceptarse a sí mismo con sus virtudes y sus defectos.

Comienzo de una serie que, al dedicarse a la presentación de personajes, no puede desarrollar  a fondo lo que ha presentado, pero que tiene un gran potencial para las siguientes entregas. Mucho más que un entretenimiento, con una resolución sorprendente. Más que recomendable.

Los textos provienen de la traducción de Montserrat Nieto Sánchez de “Wildboy. El chico salvaje” de Rob Lloyd Jones para Alfaguara.