Mis lecturas favoritas del año 2019

Dicho lo anterior, es el noveno año en que hago una selección de mis lecturas favoritas; aquí tenéis las listas de los años anteriores:

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012.

Lecturas favoritas Año 2013.

Lecturas favoritas Año 2014.

Lecturas favoritas Año 2015.

Lecturas favoritas Año 2016.

Lecturas favoritas Año 2017.

-Lecturas favoritas Año 2018.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post de las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog, si a alguien le viene bien, bienvenido sea. Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2019. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todo.

-El número de libros de esta lista varía de un año a otro, no pongo límites, este año son diecisiete los elegidos, que parecen acordes en cantidad con los casi 165 libros que he leído.

– El orden en el que aparecen  intentaba que fuera cronológico aunque se puede haber mezclado alguna, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

– No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática. Este año especialmente podréis comprobar que hay más literatura de género que nunca.

–Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean).

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

Quería hacer una especial mención a algunos libros que podrían haber entrado pero que, por límites de extensión del post y otros motivos varios, no han sido escogidos como son los siguientes:

El jardín de infancia de Sara Sacristán Horcajada (Cerbero)

La chica salvaje  de Delia Owens (Ático de los libros)

La guerra de Dios de Kameron Hurley (Cerbero)

Diccionario en Guerra de Aixa de la Cruz (La Caja Books)

PoetX de Elizabeth Acevedo (Puck)

Una magia más oscura de Victoria E. Schwab (Minotauro)

Un chelín para velas de Josephine Tey (Hoja de lata)

Corazón giratorio de Donal Ryan (Sajalín Editores)

Vidas trans de varios/as autores/as (Antipersona)

La edad del desconsuelo de Jane Smiley (Sexto Piso)

Tierra de mujeres de María Sánchez (Seix Barral)

Zombi de Joyce Carol Oates (La Biblioteca de Carfax)

El último barco de  Domingo Villar (Siruela)

Corazón que ríe, corazón que llora de Maryse Condé (Impedimenta)

Sin más dilación, que entre ya la lista de mis favoritos:

En un lugar solitario de Dorothy B. Hughes (Gatopardo Ediciones), grandiosa representación del género policíaco que, inexplicablemente, permanecía inédita, cuando se trata de una verdadera joya que tiene todo lo que me vuelve loco en el noir, empezando por sus personajes y por la perspectiva perversa de su protagonista y acabando con la trama que se resuelve en uno de esos giros finales espectaculares. Todo un  clásico que deberían leer los aficionados y los no tan aficionados. Traducción: Ramón de España


Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez (Anagrama), mis miedos iniciales a enfrentarme a una narración larga de una escritora especialista en cuentos se destrozaron con apenas cien páginas. La argentina ha conseguido con este novelón que incluso anagrama de el premio Herralde a una novela de terror y vaya que vale la pena .



Asesinato es la palabra de Anthony Horowitz (Catedral), en un año en el que ha resurgido el terror como género se ha producido un franco retroceso en lo policíaco, menos editoriales, menos números menos calidad; afortunadamente siempre nos quedarán Hughes y Horowitz con esta novela metarreferencial cargada de metarreferencias y jueguecitos que hacen que valga muchísimo la pena. Poco material pero un par de obras maestras bien lo valen. Traducción: Julia Osuna Aguilar.




La maldición de Hill House de Shirley Jackson (Minúscula), esta nueva edición y traducción que nos ha brindado Minúscula me ha venido de maravilla para comprobar lo buena que es Jackson, es una diosa, sin más. Perversa y desasosegante, una grandísima autora de novelas de terror y de cualquier cosa que se escriba.Traducción: Carles Andreu




La última mujer de la mancha de Enerio Dima (Cerbero), el terror patrio está de moda, más si lo escribe Enerio Dima y lo ambienta como nadie en plena Castilla La Mancha. Apocalipsis manchego, de pisto, migas y lo que se tercie.


El cielo de piedra de N.K. Jemisin (NOVA), magnífica conclusión para una trilogía única y que se ha convertido en un clásico por su grandísima calidad. Fantasía dixtópica con toques de ciencia ficción de una autora que, ahora mismo, es imprescindible para entender por dónde irá la ciencia ficción en el futuro.Traducción: David Tejera Expósito.



Las primeras quince vidas de Harry August de ClaireNorth (Colmena edidiones), de acuerdo, esta novela no es de este año, ni del anterior… pero me resisto a creer que esta obra maestra de los viajes en el tiempo  no aparece en una de mis listas. Es una de las novelas que más he disfrutado en muchísimos años. Traducción: Jaime Valero Martínez



Un descanso para los muertos de Lucy Taylor (Pulpture), vaya antología de doce relatos que componen este libro, lo de Lucy Taylor es de otra galaxia, una vuelta de tuerca necesaria y perturbadora para el género de terror. Posiblemente sea el mejor libro de terror este año en un año glorioso para el género.Traducción: Sofía Barker


Quien Teme a la muerte de Nnedi Okorafor (Crononauta), vaya año para Nnedi Okorafor en España, podría haber puesto perfectamente el final de la saga de Binti pero al final me he decidido por este relato de formación con todas las particularidades que ofrece la originalidad de la que hace gala la autora. Un relato fantástico sin duda de una autora excepcional. Traducción: Carla Bataller Estruch.

Insólitas selección de Teresa López-Pellisa y Ricard Ruiz Garzón (Páginas de Espuma), grandísima recopilación de autoras hispanohablantes centradas en la ciencia ficción y la fantasía que vuelve a demostrar la gran cantidad de autoras de muchísima calidad que permanecían en un limbo que no merecen.

Mi hermana, asesina en serie de  Oyinkan Braithwaite (Alpha Decay),es trampa, lo leí en inglés este mismo año, pero me tiro a la piscina por Alpha Decay, esta novela es tan buenísima que seguro que vale la pena acercarse a la traducción; una pequeña joya que, además, se lee con suma facilidad.Traducción: Montse Meneses.


Los asesinos de la luna  de David Grann (PMRH), puede que la traducción no sea todo lo buena que necesitaba pero no desmerece el novelón de Grann; a medio camino entre la no ficción y el true crime, una de esas novelas que impresiona mucho por el tema tratado y por la crudeza del relato. Traducción: Luís Murillo Fort


Circe de Madeleine Miller (Alianza de Novelas), a estas alturas de año ya nadie se acordará de ella pero sí, este relato de unos hechos tan conocidos pero desde la perspectiva de Circe es un verdadero lujo y está lleno de detalles que se han enriquecido por la narración de Miller. Traducción: Celia Recarey Rendo


Tigerman de Nick Harkaway (Armaenia), otra novela, en este caso de aventuras, que ha pasado bastante desapercibida y que sorprende por su tratamiento de las relaciones patertno-filiales en un contexto aventurero y por uno de esos finales que quitan el aliento de lo bueno que es. Una maravilla.Traducción: Jacinto Pariente de Carranza.

La cadena fácil de Evan Dara (Pálido Fuego), no es El cuaderno perdido, pero Dara sabe perfectamente cómo recrear una narración colmena con múltiples punto de vista que siempre abruma pero convence. Es un autor experimental pero me resulta bastante accesible. Traducción: José Luís Amores.


Condición artificial: Los diarios de Matabot de Martha Wells (Alethé editores), el segundo libro de las aventuras de Matabot es exactamente lo que necesitamos: robots asesinos y planificadores, aventuras, misterio y mucha acción. Wells le ha cogido la medida a la perfección al personaje y necesitamos más aventuras ya. Traducción: Carla Bataller Estruch.


Halloween: La muerte sale de fiesta de David J. Skal (Espop Ediciones), parece mentira pero esta edición mejora la versión original, el contenido en cuanto a fotos y documentos es apabullante, lo de Skal, como siempre, un lujo para la no ficción de la cultura pop. Traducción: Laura Ibáñez García.


Y eso es todo, ya es demasiado por este año. Veremos cómo se presenta el siguiente.

¡FELIZ AÑO 2020! !Buenas lecturas!

2018_09_12: Recuerdos del verano, actualidad lectora

Hablar a estas alturas de mis lecturas de verano es bastante complicado; ha sido, como de costumbre, una cantidad bastante elevada de ellas; afortunadamente, gracias a GoodReads podéis echarle un vistazo en el enlace que os he puesto.

Ha sido un verano variado y tomé como base la lista que hice para el verano en Canino y añadí otros que salieron posteriormente. La verdad es que funcionó  a la perfección, he disfrutado mucho de la lectura.

Entre ellos, brilla con luz propia el dúo que forman Dixtópicas /Poshumanas, proyecto asombroso de Teresa López-Pellisa y Lola Robles que tiene como resultado una recopilación de pequeñas historias de ciencia ficción de autoras españolas desde el siglo XIX hasta la actualidad que cumplen a perfección su cometido: dar visibilidad, quitar prejuicios sobre ellas y, sobre todo, disfrutar de historias mucha calidad y suficientemente variadas por la amplitud de los temas escogidos.

Dos grandes triunfos del verano (y del año!) son las nuevas historias de Josephine Tey y Margery Allingham, escogidas de nuevo con gran acierto por los editores de Hoja de Lata e Impedimenta. Lo de Tey es un festín absoluto de lo policíaco, siempre capaz de mostrar nuevos puntos de vista y, al mismo tiempo, añadir un desarrollo psicológico de los personajes a la altura de las circunstancias, en Patrick ha vuelto no importa tanto lo que va a pasar sino el cómo se ha llegado a esa situación y es una evolución realizada con maestría. Excepcional, igualmente, Más trabajo para el enterrador, novela de madurez de una de las autoras menos conocidas del “detection club” y que demuestra su manera de crear una trama mediante el desarrollo de una ambientación, en un barrio, inteligentísima y realmente bien escrita. Un lujo en nuestras manos.

El terror también ha triunfado este verano en mi pila de libros. Gracias especialmente a dos editoriales que tienen muy claro hacia dónde van. Por un lado, Orcinny; por el otro, Cerbero.

Orcinny sigue con su apuesta (todavía minoritaria) de publicar “bizarro” y se ha lanzado este verano pasado con otros dos títulos de grandísimo nivel que tuve el placer de disfrutar. Volvió Laura Lee Bahr, la autora del impactante Fantasma, con un libro de nombre provocador: Porno religioso improvisado (llevarlo en transporte público era una fiesta de caras ajenas). El libro no es tan arriesgado en cuanto a estilo pero, sin embargo, tira por otros derroteros, lo policíaco está muy presente y el humor negro también. La mezcla funciona muy bien nuevamente gracias a las convenientes dosis de misterio que propone la autora. Mejor incluso diría que es Monstruos Bizarros,  una antología de cinco historias de bizarro muy originales y altamente recomendables para hacerse una idea de los tropos que se utilizan en este subgénero.

Con Cerbero estoy encantado, haberles seguido desde el principio me ha hecho más consciente de su evolución y me da la impresión que se han asentado en un estándar de calidad mayor. No me pierdo ningún título de su sello de terror (Tíndalos) y Micosis, de Enerio Dima, además de Agnus Dei de Nieves Mories son dos títulos tremendamente interesantes y de temáticas muy variadas. Me parece que el camino para que el terror funcione en España está siendo allanado cada vez más.

Otro día hablo de otro par de lecturas de verano, pero que no falte un apunte de lo actual. Estoy en medio de una lectura de largo recorrido, una de las apuestas fuertes de esta temporada en el sello Alfaguara: La octava vida (Para Brilka), de Nino Haratischwili, una escritora georgiana que se ha atrevido a realizar una de esas sagas familiares monumentales que transcurre a lo largo del agitado siglo XX. No quiero dar pistas sobre mis impresiones todavía, no sería justo adelantarlo, más en una lectura de más de mil páginas. Ya iré comentando cosas que surjan en este pequeño diario.

Una de mis prácticas lectoras más habituales cuando me introduzco en “tochos” de este calibre es alternarla con otras lecturas que sean, además, radicalmente distintas. Se gana mucha destreza y consigues que no te canse el recorrido. Buen ejemplo de esto es el libro que acabo de terminar, La casa del reloj en la pared, de John Bellairs, una fantasía juvenil que tiene como mayor virtud introducir elementos terroríficos de una manera no demasiado horripilante, con pequeñas gotas de buen humor, elementos mágicos y un personaje que lucha, como cualquier adolescente, por integrarse en la sociedad tras una tragedia como es perder a sus padres. Tic-Tac, un reloj de fondo que presagia el apocalipsis y mucha imaginación del autor confluyen en un cóctel irresistible.

Creo que esta entrada se ha extendido más de lo que esperaba, otro día más.

Abrazos y ¡buenas lecturas!