Si el otro día os ponía lo leído en julio; ahora os traigo las lecturas del monográfico en agosto donde, nuevamente, he tenido la suerte de encontrar verdaderas joyas del género policíaco; allá van:
La maldición de los Dain de Dashiell Hammett, una posible maldición es el hilo conductor de una novela que es ciertamente curiosa en su concepción (tres partes diferenciadas en tres escenarios distintos y delirantes de gran encanto pulp) que demuestran, una vez más, la capacidad del genio para crear tramas enrevesadas y dar posibles soluciones distintas en cada uno de las partes. Lees a Hammett, lees a algunos autores contemporáneos y se te cae el alma a los pies…
La muerte no es un juego de niños de Alan Bradley, el segundo libro de la serie de Flavia acusa inicialmente la repetición de ciertos gags, situaciones, e incluso frases; sin embargo, para mi estupefacción, la cosa no hace más que mejorar para construir una trama excelente de nuevo, más que recomendable nuevamente.
Cien dólares baby de Robert B. Parker, no deja de ser curioso que, teniendo dos libros sin leer de Parker, encontrara este otro entre mis libros; mucho más avanzado en la serie de Spenser que los que ha publicado RBA, nos muestra un detective mucho más maduro, con una relación seria y estable y con un compañero de fatigas (Hawk) que le complementa a la perfección; la historia, centrada en la prostitución y con discusiones de género de fondo tiene un final amargo (e inevitable); es un hardboiled gamberro y agridulce.
Maximillien Heller de Henry Cauvain, exquisita edición (nuevamente) de dÉpoca que nos trae en este caso al personaje que, muy probablemente, sirvió para que Conan Doyle diseñara su Sherlock Holmes; las similitudes son evidentes y no es descartable que el inglés visitara Francia en esa época; independientemente de esta anécdota, sí es cierto que nos encontramos ante una buena novela de detectives, bien terminada aunque le sobra un epílogo edulcorado y redundante que nunca necesitó Doyle para explicar lo que hacía su personaje.
Testigo de la noche de Kishwar Desai, la ópera prima de Desai se puede leer desde dos perspectivas distintas o simplemente unirlas para disfrutar en su conjunto; por un lado hay una investigación de un crimen, por el otro la representación de una sociedad que relega el papel de la mujer a una mera comparsa, un instrumento del hombre, el ejemplo de una sociedad patriarcal y de la lucha de las mujeres por rebelarse contra esta situación injusta; da lo mismo, porque funciona muy bien en su conjunto, aunque al final, poco importa la investigación debido a la gravedad de lo que se cuenta.
Algunas heridas nunca se curan de Nele Neuhaus, inexplicable que haya tardado tanto en leer esta grandiosa novela. Neuhaus me convence porque es capaz de crear subtramas a mansalva, unir un montón de personajes y ensamblarlos al final para crear una novela policíaca excelente; ya comprendo por qué la gente no la lee (favoreciendo “cosas” como La chica del tren), su complejidad a la hora de plantear la trama no es apta para aquellos que quieren leer una novela sin esfuerzo, desafía al lector, cosa que otros ni se plantean para conseguir una novela que se lea rápido; una pena, es un esfuerzo que vale muchísimo la pena. Se confirma que es una de las mejores escritoras de novela negra actualmente.
Asesino bajo la lluvia y otros relatos de Raymond Chandler, muy buena recopilación de relatos (dos de ellos del gran Marlowe) que vuelven a demostrar que el maestro lo era por algo, hasta en las distancias cortas: un orfebre capaz de hacer verdadera poesía del relato policíaco.
Quien siembra vientos recoge tempestades de Nele Neuhaus, tengo que reconocer que no me atraía para nada la elección del escenario en esta ocasión por parte de la escritora alemana y esa sensación perduraba durante la primera parte de la novela; afortunadamente Neuhaus lo lleva a su terreno y subdivide la trama principal en otra secundaria que cobra importancia según avanza la lectura ofreciendo uno de esos narradores poco fiables que no sueles olvidar con facilidad.
Broken Monsters de Lauren Beukes, la autora sudafricana sabe conjugar a la perfección los géneros, sin dejar el relato policíaco, le añade los elementos de cultura pop necesarios y lo salpica con reflexiones de género que ahondan sobre el papel de la mujer en la sociedad patriarcal. En este caso, su última novela no podía ser menos, un asesino en serie con características imaginativas y un análisis del impacto en la sociedad de internet y las redes sociales. Como de costumbre se lee con placer, se disfruta y se vuelve a esperar con ganas el siguiente libro de la autora.
La hermana pequeña de Raymond Chandler, acabo de comprobar que esta es la última novela que me quedaba del autor (ya solo me quedan los cuentos y algunas cartas y ensayos). Colosal. Este Chandler está en plena madurez creadora, después de este haría El largo adiós y demuestra su manejo del género en un libro excepcional donde conjuga una gran trama que no se resuelve hasta el último momento en todas sus consecuencias con un estilo maravilloso, humor negro y reflejo de la sociedad de la época. Cuando acabe sus cuentos habrá que empezar las relecturas. Nunca se acaba con el autor americano.
Gokumon-to: La isla de las puertas del infierno de Seishi Yokomizo, dos libros de la editorial Quaterni este verano y dos exitazos; si en julio hablé sobre las maravillosas aventuras de Byomkesh Bakshi ahora traigo una novela de misterio, un whodunnit ambientado en esa época maravillosa de principios de siglo XX pero con un escenario exótico, una isla, Gokumon-To, la isla de las puertas del infierno donde tiene lugar una trama policial de alto voltaje con un detective, Kindaichi Kosuke, que es capaz de juntar en su cerebro todas las piezas de un puzzle desenfrenado (por el elevado headcount en tan pocas páginas) y peligrosamente poético. La resolución, original, está a la altura de las expectativas y la ambientación geográfica-histórica de la isla justo al acabar la segunda guerra mundial es excelente. Un triunfo.
La dichosa importancia de la belleza de Amanda Filipacchi, dentro de su colección “El cuarto de las maravillas”, la editorial Turner tiene de todo; esta comedia surrealista con toques de novela policíaca es un logro ciertamente interesante; plantea una situación curiosa y se aprovecha de una caracterización estrambótica (y muy divertida) de todos los personajes, ese grupo de genios con habilidades a cuál más original. Lo policíaco-negro se desencadena con la posibilidad de que se produzca un asesinato tras haberse producido otro, las pistas llegan desde ultratumba, cartas de uno de los miembros que se suicida; a pesar de lo extraño que pueda parecer, la mezcla final embriaga y divierte. Por si fuera poco, de fondo, se trata de un canto a las bellezas ocultas, a mirar más allá de la superficialidad de lo visible.
En el cielo no hay cerveza de Carlos Salem, Salem es una garantía saludable de buen humor, más presente aquí en la historia de un asesino en serie de presentadores de Tele-basura, muy reconocibles ya que sus nombres se basan en las variaciones de nombres conocidos sobradamente (Jaime Cantimpalo, Padre Rapeles…); la novedad en este caso es, además, que el argentino pone como máximo sospechoso a Diosito, hijo de Dios, y adereza el relato con innumerables referencias al nuevo testamento creando una irreverente vida alternativa de Jesucristo (muy a lo Monty Python y La vida de Brian); es indudable que el autor es muy creativo y consigue momentos hilarantes además de crear una buena trama con (un) buen giro final para dejarlo todo atado. Siempre recomendable.
La sombra del asesino: Los mejores relatos de crimen y misterio aparecidos en Valdemar de varios autores,; Valdemar nos tiene ya acostumbrados a estas antologías de relatos que ejecutan gracias a su buen gusto y a un catálogo ciertamente amplio; en esta ocasión, crimen y misterio parecen ser las palabras que sirven de nexo de unión para realizar esta; siendo tan genéricas, ciertamente, la mezcla resultante es heterogénea e irregular pero siempre interesante y de muy buen nivel en general: Conan Doyle, Dickens, Collins, Chesterton, Saki, Twain, etc. son toda una garantía de calidad. Además, la editorial ha hecho el esfuerzo de intentar agrupar temáticamente todos los relatos propuestos, lo cual siempre es de agradecer. No voy a valorar uno a uno, no es mi objetivo. Muy recomendable selección.
Tres noches de Austin Wright, thriller muy interesante y por lo que veo bastante olvidado, entraría perfectamente en la línea de Salamandra Black (fijaos en Observada de Renee Knight); la premisa de partida promete un enigmático juego doble; por un lado tenemos a la protagonista que recibe la novela de su exmarido, quiere su opinión crítica; para ello escoge tres noches seguidas para leerla; por el otro lado la propia novela, un historia muy negra que narra las desgracias de una familia y lo que se desencadenará a través de ellas; al mismo tiempo que asistimos a dicha narración se producen unos interludios en los que la protagonista, en un ejercicio evocador, recuerda su pasado y cómo ha llegado a ese momento de su vida. El final no es previsible, aunque esperas que ambas líneas confluyan, la forma en que Wright lo ejecuta juega a un nivel más espiritual. Muy recomendable.
La educación de un ladrón de Edward Bunker, en no mucho tiempo colgaré reseña sobre este excepcional libro.
Las nuevas aventuras de Hanshichi de Okamoto Kido, si hablé hace poco del homólogo de Sherlock Holmes en la India, ahora vuelvo con las aventuras del homólogo japonés; segundo volumen de las aventuras que nos trae Quaterni y se demuestra la capacidad narrativa de Okamoto Kido que no solo crea al detective sino que aprovecha para mostrarnos los rasgos típicos de la cultura japonesa además de sus costumbres a la hora de plantear los casos y resolverlos. De hecho, esta idiosincrasia, que tan bien explica, sirve como elemento que utiliza Hanshichi indispensablemente a la hora de solucionarlos. La mezcla funciona muy bien, ya que se integra a la perfección.
Y se acabaron los resúmenes, a partir de ahora inauguramos el “curso escolar” del blog; nos seguiremos viendo este mes por aquí. Otro día os traigo las lecturas programadas en un post individual.
¡Buenas lecturas!