22 propuestas para un verano libresco

Llega el verano y uno de mis pasatiempos favoritos es preparar la lista de libros que van a compartir esos meses conmigo; este año, además, quiero que se conviertan en una escapatoria a la pandemia y tengo muy claro cuáles van a ser los criterios a seguir: en primer lugar, las temáticas escogidas, serán casi siempre de género: policíaco, terror, ciencia ficción fantasía, etc; en segundo lugar, sólo va a haber libros que tenga ganas de leer, no voy a poner ningún libro que no me apetezca muchísimo. De hecho, quería poner uno por la importancia de que se publique por fin a esa autora pero la traducción me ha echado atrás, una pena.

Teniendo en cuenta todo esto, allá va la lista, ojalá os cuadre alguna de las veintidós propuestas:

Sumergirse en el naufragio de Adrienne Rich (Sextopiso), cuando empecé la carrera de Filología inglesa buscaba, ante todo, ganar la capacidad de leer en su lengua original a muchos autores y autoras, también, indirectamente, descubrir. Una de las autoras que más me impactó a todos los niveles (tanto de pensamiento como por su ejecución) fue Adrienne Rich, una escritora con una capacidad fabulosa para transmitir su pensamiento y, al mismo tiempo, de jugar estilísticamente para facilitar esa transmisión. Algunos de sus poemas me dejaron alucinado, de ahí que, ante la publicación de este poemario: Sumergirse en el naufragio, no pueda dejar de recomendarlo. Además, viene con el texto original para poder apreciar a la perfección lo bien que lo hace, vale la pena tomarse la calma necesaria para apreciar la precisión de cada verso. Es muy pródiga en imágenes relacionadas con el mar (y el agua) y, sobre todo con el fuego, y el contraste entre ambas simbologías, el agua como renovación y el fuego como destrucción para volver a construir. Una obra en la que se destruye para crearlo todo de nuevo, diferente, pero mucho mejor que antes. Traducción: Patricia Gonzalo de Jesús


Sagato de Enerio Dima (Cerbero), tenía muchas ganas de probar lo nuevo de Enerio Dima, la creadora de Micosis o La última mujer de la mancha es una garantía de diversión. En Sagato toma como punto de partida el alquiler de un piso, de hecho, cada capítulo es una frase que podría aparecer en cualquier anuncio inmobiliario. A partir de ahí construye una pesadilla en la que la protagonista se ve involucrada sin casi darse cuenta, me gusta mucho como juega con una incertidumbre de la que hace partícipe al lector, que se ve abocado a esa misma pesadilla sin entender lo que está sucediendo en un primer momento, esas sensaciones de estar viendo una película de David Lynch incluso. Naturalmente todo está perversamente pensado para dar un finalazo de muchos quilates. Perfecta para el verano y para cualquier época del año.


Crímenes selectos de Edogawa Rampo (Satori), nueva colección de relatos de Edogawa y nuevo libro del autor que se viene para casa. Gracias a Satori poco a poco voy completando mi biblioteca. En esta ocasión con seis relatos que se reúnen bajo la idea de crímenes selectos, no aparece Akechi, su investigador paradigmático, pero se aproximan más al ero-guro en varias de sus vertientes. Me parece muy interesante lo que comenta en el epílogo el traductor Daniel Aguilar sobre la idea del autor de la riqueza como generadora de mentalidades criminales sobre todo porque tienen más tiempo y ocio para hacerlos. Me gusta mucho Edogawa, sobre todo por su capacidad para desarrollar psicológicamente a los personajes, incluso partiendo de ideas absolutamente absurdas para ello. Sólo por Bichos o La butaca humana, ya valdría la pena la antología. Traducción: Daniel Aguilar




El misterio Bartlett de Louis Tracy (dÉpoca), curiosísima recuperación policíaca la que nos trae dÉpoca de un autor, el periodista Louis Tracy, ubicado en una extraña época, un poco a medias entre la época clásica del relato detectivesco y la Golden Age de lo policíaco: lo que se ha dado en llamar la era Romántica de la novela policíaca. Se nota mucho el estar a caballo entre dos épocas tan definidas en que la trama se va convirtiendo en un thriller y abandona el “whodunit” a mitad de la novela para ofrecer un misterio de otro tipo, más relacionado con el oscuro pasado de algún integrante de la alta sociedad norteamericana. Abrazar el thriller la convierte en un tour de force muy entretenido y se lee con gusto, me parece perfecta para pasar un buen rato en el verano. Traducción: Susana González y Blanca Briones

Más allá de mi reino de Yaa Gyasi (Salamandra), por encima de todas las cosas hay que reconocer que Yaa Gyasi tiene muchísimo talento para la labor escritoril. Aunque esta obra no llegue a la ambición de su ópera primera (Volver a casa), el resultado es ciertamente muy interesante. Sobre todo porque toma como punto de partida una historia que bien podría ser la suya: la de unos emigrantes yendo a EEUU para buscar fortuna, pero consigue dotarle de inteligencia, no sólo quitando toda linealidad temporal sino confrontando varios temas de salud mental y religiosos con el inevitable y problemático escenario racial. Parece mentira que sea capaz de tratar tantas cosas en tan pocas páginas y salir indemne de ello. Es una autora maravillosa.  Traducción: Eduardo Hojman


En la casa de los sueños de Carmen Maria Machado (Anagrama), para el lector que descubriera a Carmen María Machado con el espléndido Su cuerpo y otras fiestases todo un mazazo seguir leyendo a la autora en un libro como este; un libro en el que la autora trata de contar su experiencia de maltrato en el marco de una relación lésbica pero en vez de usar un simple relato confesional juega con el estilo manipulando un montón de géneros narrativos, es como una deconstrucción literaria de su maltrato. Es un libro complejo y conmovedor al mismo tiempo, sincero y arrollador, y todo ello sin dejar de ser un ejercicio de estilo variadísimo. Es excepcional. Traducción: Laura Salas Rodríguez

El hombre perdido de Jane Harper (Salamandra Black), no me gusta repetir editoriales pero en esta ocasión lo merece porque tampoco se pueden encontrar en la actualidad escritoras y escritores de novela negra que escriban bien y que cuenten historias interesantes. Buena parte del éxito de la autora australiana viene de la particular localización, indudablemente. De llevar al límite las particularidades de la región y cómo esas particularidades geográficas influyen en las relaciones de sus personajes. Me convence mucho, en este caso, el ritmo sosegado que introduce y el avance (muchas veces necesario) por flashbacks que se integran en la historia sin ninguna dificultad y que la ayudan a desentrañarla. Esta autora es de las que pongo al principio de la pila en cuanto llega un libro suyo. Traducción: Jofre Homedes Beutnagel

El gran despertar de Julia Armfield (Sigilo), impresionante la ópera prima de la autora británica Julia Armfield, sobre todo porque, a estas alturas, con el auge que vive la narrativa breve, no resulta sencillo destacar entre tanta variedad y cantidad de escritores/as. De ahí que leer una antología de este calibre resulte todo un placer porque se diferencia por sí misma del resto y desborda gracias a su inclasificable mezcla de géneros: desde la fantasía, pasando por el terror al realismo mágico hasta asentarse en una sólida base feminista tratada con mucha sutileza. Todo un compendio de temas y texturas que la convierten en una obra distinta y con personalidad propia. Traducción: Marcelo Cohen

Despedida a la francesa de Patrick deWitt (Anagrama), lo que son las cosas y las filias lectoras de cada uno, con Patrick deWitt me ocurre la extraña idea  de asociarlo con el verano, puede ser debido a que su editorial suele publicar libros suyos llegando a esta época o puede ser debido también a que los libros que escribe tratan temáticas que me cuadran más en esta época, el caso es que me resulta muy adecuado para estos momentos. Con Despedida a la francesa se dan de nuevo estas características, es una comedia que se recrea en las situaciones absurdas que se van planteando y que resulta muy divertida en todo momento (incluso con ese final anticlimático) y que seguro que sacará más de una sonrisa a quien le dé una oportunidad. Traducción: Mauricio Bach

Cuando la oscuridad nos ama de Elizabeth Engstrom (Biblioteca de Carfax), gracias a las chicas de la Biblioteca de Carfax, no tengo que esperar hasta Halloween para recopilar novelas de terror, siempre hay alguna propuesta que no dudo en introducir en mis listas habituales< además, me encanta el catálogo que están reuniendo con una sabia mezcla de clásicos ye historias contemporáneas y, sobre todo, con una variedad abrumadora en lo estilístico y en los temas tratados. Buen ejemplo de esta trayectoria es este libro de Elizabeth Engstrom que reúne un díptico de historias que exploran dos temas diferentes y con grandes variaciones de estilo. La primera, la que da título al libro, parte de una situación bastante inverosímil y plantea una situación totalmente increíble para explorar la otredad desde un punto de vista diferente; la segunda, en cambio, transita entre dos tiempos paralelos sobre la vida de Martha, una aparente retrasada mental de la que vamos conociendo todos los detalles de su vida. Ambas son espléndidas. Traducción: Blanca Rodríguez

Agujero de Hiroko Oyamada (Impedimenta), ciertamente es difícil calificar y categorizar este tríptico de historias de Hiroko Oyamada, sobre todo porque su aparente cotidianidad no puede esconder los elementos fantásticos que esconden en su interior; elementos que, por otra parte aparecen con gran sutileza y se integran totalmente en cada una de las narraciones para conformar una exploración de cómo el entorno en el que vivimos puede influir decisivamente en nuestros sentimientos y en nuestra forma de relacionarnos con nuestros semejantes. Vale la pena dejarse llevar por esta propuesta. Traducción: Tana Oshima

Una historia verdadera de Kate Reed Petty (Alianza de Novelas), la historia que nos cuenta Kate Reed Petty no es algo que no hayamos visto antes, se han hecho infinidad de libros y películas en las que se han tratado de diferentes formas cómo puede influenciar un rumor tóxico en el devenir de nuestras vidas, sin embargo, la forma en que lo afronta la autora dista bastante de lo habitual, es una original propuesta gracias a su estructura y el estilo escogido y, además, ¿a quién no le gusta este tipo de historias si encima están bien contadas? Perfecta para el veranillo, se lee de maravilla. Traducción: Teresa Lanero Ladrón de Guevara

Friday Black de Nana Kwame Adjei-Brenyah (Libros del Asteroide), los que me conocen bastante saben que tengo verdadera predilección por los relatos cortos y suelo dar una oportunidad a los nuevos autores que intentan diferenciarse en las distancias cortas, además de ser un formato que se adapta muy bien a mis circunstancias actuales (las novelas largas son más difíciles de cuadrar); antes hablaba del excepcional debut de Armfield y ahora toca otro debut totalmente distinto: el de Nana Kwame Adjei-Brenyah, otra antología que busca presentar nuevas historias para presentar los temas de siempre, innovación y talento de la mano, imprescindible para los que disfrutamos de las narraciones breves. Traducción: Javier Calvo

La deriva de Namwalli Serpell (Seix Barral), ya tengo en casa el libro de Namwali Serpell, uno de esos libros que en otra época habría devorado nada más tenerlo y al que, como decía anteriormente, le tengo que buscar su hueco en mis circunstancias actuales; me encantan  las novelas río, sobre todo cuando asistimos al paso de varias generaciones familiares porque se convierten en el reflejo de lo que significa vivir: triunfos y fracasos, amores y odios; pronto encontraré un hueco para sumergirme en él. Traducción: Benito Gómez Ibáñez y Pilar de la Peña Minguell

Tokio Redux de David Peace (Hoja de lata), me encanta lo bien que planifica Hoja de Lata con respecto al verano, podría haber puesto el nuevo libro que van a sacar de Josephine Tey (ya un clásico veraniego maravilloso y que se va a venir a casa con la #carretilla de libros habitual); pero como ya está establecida he querido fijarme más en este Tokio Redux con el que el autor David Peace finaliza su trilogía de Tokio, ya tengo la excusa perfecta para leer los tres del tirón, los dos anteriores rondaban mis estanterías desde hace un tiempo. Traducción: Ignacio Gómez Calvo

El sol y la mentira de Iria G. Parente y Selene M. Pascual (Nocturna Ediciones), devoré La flor y la muerte, novela con la que las autoras comenzaron su serie Olympus, una propuesta que pretende revisitar algunos de los mitos griegos. Lógicamente, El sol y la mentira ya está en mi lista de pendientes esperando su hueco, Parente y Pascual saben muy bien lo que se hacen, creando historias tremendamente entretenidas con personajes muy bien caracterizados. Siempre lo hacen bien pero, para mí, particularmente, esta serie está aún mejor.

Agatha Raisin y la quiche letal de M.C. Beaton (Salamandra), ha tardado mucho en aparecer por aquí una de las autoras más representativas del cozy mystery como es la gran M. C. Beaton; no os engaño sobre lo que se puede encontrar en sus novelitas: un misterio no demasiado complicado, el costumbrismo británico personalizado en un pequeño pueblo, humor y personajes genuinos. Exactamente el tipo de cosas que consigue entretenerme muchísimo y me deja un buen sabor de boca. Espero que haya llegado para quedarse y más gente quede convencida con sus divertidas historias, me lo he pasado bomba con ella. Traducción: Vicente Campos González

Lazos de sangre de Karen M. McManus (Alfaguara) me encanta Karen McManus, sin lugar a dudas, se trata de una de las mejores creadoras de thrillers juveniles desde la famosa Alguien está mintiendo, una novela que resulta un epítome de todo lo bueno que tiene el género. De ahí que cada libro suyo sea un “must” para mi biblioteca. Entretenimiento asegurado, diversión a raudales. Y para el verano (y casi cualquier época), ideal. Traducción: Victoria Simo Perales

Todas las bestias fabulosas de Priya Sharma (Pulpture), de verdad, qué maravilla encontrar en la actualidad tantas editoriales que apuestan por el género, especialmente el más cercano al terror; gracias a Pulpture y, especialmente, su traductora, Sofía Barker, tuvimos el placer de conocer a Priya Sharma en la antología Dos pieles; una autora muy interesante que siempre transita entre los límites de la realidad, mezclando lo humano con lo salvaje casi de manera indisoluble en sus relatos y añadiendo un montón de elementos fantásticos. En este Todas las bestias fabulosas hay nada menos que dieciséis historias para conocerla en profundidad, yo, si fuera tú, no me la perdería. Traducción: Sofía Barker

La desaparición de Adèle Bedeau de Graeme Macrae Burnet (Impedimenta), Burnet es un autor muy interesante, su ópera primera Un plan sangriento fue (a pesar de lo manido de la expresión) un soplo de aire fresco en un panorama noir que, en mi opinión, no está viviendo su mejor momento. De ahí que la aparición de su nueva novela sea una gran noticia para los que disfrutamos de la novela policíaca con una buena carga psicológica como la que imprime el autor a sus historias, muy patente en esta persecución entre cazador y sospechoso que nos plantea en esta propuesta. Traducción: Alicia Frieyro

Los asesinatos de los Clavos chinos de Robert Van Gulik (Quaterni), una de las cosas que más me gusta de Quaterni es su recuperación de novelas noir japonesas clásicas, incluso cuando se trata del nacido en los países y bajos y orientalista Robert van Gulik, un autor que, sin ser oriental, contribuyó muchísimo a la transmisión de la cultura japonesa. Su Juez Di es toda una institución en  la novela policíaca y, además, en este caso se trata de un caso inédito ambientado, como habitualmente, en la China imperial. Muchísimas ganas de ponerme ya con él.  Traducción: Juan José García Izquierdo

Los hermanos Vonnegut de Ginger Strand (EsPop Ediciones), la mayor virtud de Óscar Palmer, el editor de EsPop es que siempre nos trae los libros que más le han gustado y siempre, siempre, demuestra tener un gusto exquisito para montar un catálogo envidiable por calidad y temas tratados. De hecho, siempre consigue atraerme con sus elecciones y suelen ser libros que se leen con facilidad. Para no variar, este libro se ubica temporalmente en los años 40, los hermanos Vonnegut y sus vivencias son los protagonistas, y el talento de Ginger Strand para novelar sus biografías y posicionarlas en plena Guerra fría suponen un marco ciertamente irresistible. Sale ahora en julio y estoy deseando tenerlo en mis manos.  Traducción: Regina López Muñoz

Y con esto llego al final, veintidós novedades entre las que seguro que encontráis una buena opción de lectura. Variedad no falta, en temáticas, en escritores/as, en estilos, en países… y, sobre todo, destinadas a que paséis un buen rato.  ¡A disfrutar!

Solsticio de Joyce Carol Oates. Confrontación psicológica

303580Decidir cómo comenzar este año tan especial era fundamental para dar impulso a mi idea; lo único que tenía claro era que quería empezar con algo que me gustara mucho; al fin y al cabo se trata de leer, y si no te diviertes leyendo, estás apañado; de ahí que, a modo de círculo que se cierra casi desde el primer instante, pensé en mi querida Joyce Carol Oates. El libro fue puro azar, un libro descatalogado y que tuve que poner directamente en Good Reads porque nadie lo había puesto en la base de datos, esto es ciertamente extraño teniendo en cuenta que el libro es de 1985 y esta edición, en concreto, del año 2002.

Anécdotas aparte, la elección ha sido muy adecuada; dentro de las eclécticas posibilidades que nos ofrece la vida y obra de Oates, este libro concretamente, por el tema trata y la forma de hacerlo tiene que ver con una forma de escribir que podría estar asociada más a mujeres, al tratar la extraña relación de amor-odio entre ellas. Al estar leyéndola, de hecho, me vino a la cabeza la idea que sostenía Adrienne Rich según la cual las mujeres llegan a un grado de amistad tan íntimo, tan especial que no puede ser replicado por ninguna amistad entre hombres, ni siquiera homosexual. Rich lo contextualizaba incluso entre amigas que no tienen por qué ser lesbianas.

En Solsticio, Joyce Carol Oates aborda este tipo de amistad entre dos mujeres radicalmente distintas, por origen y condición social, por un lado tenemos a Mónica, a pesar de su juventud es experimentada en la vida, a sus veintinueve años se ha divorciado ya, está huyendo del recuerdo de una época que le hizo olvidar lo preciada que era por sí misma:

“Mónica, sin sentimentalismo, se vio como una mujer, anteriormente una jovencita con el poder (que no sabía de dónde provenía) de convencer a los demás, durante un tiempo, de su cualidad de “dorada” y especial. La lógica emocional del amor por ella.

Se había casado a los veintiún años y divorciado a los veintinueve. Tenía que rendir cuentas por los ocho años, más o menos. (Se había ido a vivir con su novio, en lo que figuraba ser un gesto de desafío, siete u ocho meses antes de la boda. Pero ni la familia de él ni la suya decidieron responder al desafío.) Estaba empezando a olvidar muchas cosas. Ya había olvidado mucho.”

Por el otro la poderosísima figura de Sheila Trask, artista con un marido famoso y relacionado con el arte; su descripción es muy significativa, utiliza las características físicas para subrayar la psicología que hay detrás, su llamativa personalidad, incluso la adopción de rasgos de hombre, pero singularmente atractiva:

“Así, cuando en la animada fiesta de los Green vio por casualidad a una mujer alta, que entraba en la habitación, de pelo oscuro, vestida de forma descuidada, lo único que pensó Mónica fue que era extraña, llamativa, un “carácter” con un estilo no del todo tangible. Era una mujer de cinco o seis años mayor que Mónica, de unos treinta y pico años, y bastante atractiva, incluso –casi- hermosa, con unos ojos negros burlones, unas espesas cejas sin depilar y una boca grande, seria y curiosa. Tenía un tipo casi dolorosamente anguloso, los hombros caídos, y toda ella era desgarbada. A diferencia de los demás invitados de los Green, no se había tomado el acontecimiento con la suficiente seriedad como para vestirse en consecuencia; llevaba una falda negra sin forma que le caía irregularmente sobre las pantorrillas y una camisa de algodón, barata y demasiado lavada, y lo que parecía ser una chaqueta de hombre de tweed, sin abrochar, que le colgaba de los delgados hombros. Una curiosa ave rapaz, pensó Mónica, maniobrando para poder observar más fácilmente a la mujer.”

La amistad entre ambas será el eje de un libro que juega con la caracterización psicológica, en una relación de opuestos, extraña, más difícil de entender desde una perspectiva de un hombre; una relación de extremos donde el odio y el amor aparecen íntimamente relacionados:

“Mónica, mirándola fijamente, no lograba decidir si le disgustaba profundamente Sheila Trask y quería que se marchara o bien sentía el tirón de su poderosa atracción.

Sheila empezó a meditar en voz alta, diciendo a Mónica que envidiaba sus libros, estos libros concretamente (ejemplares de las Brontë, de Dickens, George Eliot, Trollope, Penguins de lomo naranja) estaban tan doblados en las puntas y gastados, tan subrayados y anotados, que era evidente que el lector no sólo había leído las novelas, sino que las había vivido. ¿Qué valor tenía una novela si no se podría vivir?… ¿Si no era más que una cuestión de palabras colocadas con pericia?”

En el anterior texto podemos comprobar estos extremos en el párrafo inicial; en lo siguiente Oates define el sentido de la novela, más como experiencia que simple entretenimiento; si no podemos vivir una novela, ¿qué valor tiene juntar letras?

Esta confrontación de dos personalidades tan radicalmente opuestas es utilizada por la autora para caracterizar cuestiones de género de diferentes formas, una de ellas es la presencia de la mujer en el arte, como expliqué anteriormente con El mundo deslumbrante de Siri Hustvedt la mujer tiene que luchar aún más por conseguir abrirse un hueco en la cultura, por conseguir que la valoren por su obra más allá de ser “la mujer… de alguien conocido”:

“Si hablaban de Sheila Trask en algún aspecto profesional, era sólo para hablar de Morton Flaxman, quien fue uno de los “grandes nombres” de la región durante muchos años. Había vendido su obra a museos y colecciones de todo el mundo, se había escrito sobre él en revistas nacionales, se le habían concedido premios y había rechazado premios. Había aceptado encargos y rechazado encargos, se le había mencionado junto a Moore, Calder, Lipchitz, David Smith.. En su época fue polémico; no tenía pelos en la lengua. Frente a la biblioteca de la escuela se exhibía orgullosamente una de sus obras tempranas, una especie de figura de piedra, aluminio y bronce: su enigmático nombre era Solsticio.”

Sin embargo, con Mónica aborda temas más estructurales sin ser explícita, como el hecho de tener que comportarse de una manera a pesar de estar pasándolo mal, su creencia errónea de que eso le vendrá bien porque se la ha educado así:

“En Wrightsville, secuestrada en su habitación, se pasó varias horas (intoxicantes y agotadoras) estudiando detenidamente los álbumes de recortes que había hecho en el bachillerato, buscando a Mónica, la muchacha dorada, Mónica la reina del baile (el penúltimo curso: había sido acaso la vertiginosa cumbre de su vida social?), para darse ánimo con sus tempranos éxitos. Sabía cómo sonreír, entonces, tal como demostraban esas fotografías, sabía cómo expresar felicidad aun cuando no siempre la sintiera. Pues lo volveré a intentar, pensó Mónica inspirada: seré de nuevo esa muchachita.”

Más explícitas son las referencias posteriores, pero no menos gráficas, como el caso de la enfermera que, en una clínica abortista, acepta, como si no hubiera posibilidad, la maldición de que este sea un mundo de hombres; lo más doloroso es que se da cuenta de ello en un lugar enteramente dedicado a mujeres, que “huela a desinfectante”, es una cualidad que Oates asocia a una situación en la que la mujer necesita ser desinfectada, desparasitada…

“Este es un mundo de hombres, había dicho una de las enfermeras, hacía años, en la clínica de abortos. Este es un mundo de hombres: dicho con un suspiro, como si hablara del tiempo o de la hora del día. Un mundo de hombres, precisamente ese mundo, una clínica iluminada por fluorescentes y oliendo a desinfectante, poblada exclusivamente por mujeres.”

Extremo tras extremo, como en el momento en que Mónica sufre una violación; su único refugio es Sheila y aún en esa situación, con su apoyo, no es capaz de encontrar la culpa en el hombre que la ha maltratado sino que se acusa a sí misma; otro indicio de la estructuralidad inherente y establecida donde se convierte a la víctima en la causante de su daño:

“Sheila le tomó la cabeza en sus brazos, la meció, le preguntó si quería que la llevara a un médico. Si quería que Sheila denunciara a ese hijo de puta a la policía.

Porque, al fin y al cabo la había violentado. Técnicamente y legalmente era una violación.

Mónica se echó a reír, y luego a llorar otra vez, en los brazos de Sheila.

No, no quería ir al médico, y no quería denunciarlo a la policía, sobre todo había sido culpa suya, déjalo estar…”

Mónica, Sheila, dos mujeres, muchos contrastes, una lucha psicológica donde, a pesar de las diferencias entre ellas, se produce un vínculo que más allá de la diversidad, como comentaba al principio sobre Rich:

“Mónica se había equivocado, no estaba mejorando rápida, delirantemente. Le intrigaba el pensar que pronto los huesos le atravesarían la piel. Los huesos de la pelvis, las clavículas, las costillas. Le intrigaba que el “envoltorio protector” de la piel, su piel, pronto se podría disolver; y todo el mundo le entraría.

Ahora hubiera llamado para pedir ayuda, pero se encontraba demasiado floja.

Una llamada a los Jensen de Whightsville, Indiana, pero estaba demasiado floja.

Demasiado floja también para defenderse de Sheila Trask; Sheila imponiéndose ante ella: abriéndose paso a la fuerza en la soledad de Mónica donde no se la quería.”

Nuevas perspectivas que consiguen que abra mi mente a lo que puede ser posible aunque, en un principio, no lo pueda entender.

Empieza mi año, y el estreno es (casi) inmejorable. Lo que me queda por disfrutar.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Isabel Sancho para Solsticio de Joyce Carol Oates.

Las malas noticias literarias del 2012

Antes de publicar el próximo día 1 de enero los libros que más me han gustado del 2012, me gustaría reflexionar sobre lo menos bueno del año, ya que suele ayudar a poner en perspectiva, que suele perderse con tantas listas de los mejores del año que proliferan como los mosquitos en el verano.

He meditado mucho sobre si llamar a este artículo decepciones o malas noticias, lo dejo mejor en el segundo término ya que intentaré a bote pronto acordarme de aquellos hechos relacionados con la literatura y que han sido, o malas noticias, o decepciones o, simplemente no han sido lo que se podía esperar.

poemasRich-Las peores noticias desde luego han sido las de los fallecimientos de escritores; ya que, inevitablemente se nos ha privado definitivamente de su talento creativo; de entre todos ellos, quería destacar a Adrienne Rich, olvidada en casi todas las listas, pilar de subversión, buscadora de nuevas formas narrativas y que, aún no estando de acuerdo con sus ideas, siempre reconoceré su capacidad innovadora. Naturalmente no puedo olvidar en este pequeño homenaje a uno de los padres de la ciencia ficción, al simpar Ray Bradbury; ni a la poetisa polaca ganadora del Nobel Wislawa Szymborska, no demasiado conocida por estos lares, pero que es más que recomendable.

-Por otro lado, me gustaría destacar, las decisiones, respetables y razonables por la forma en que se han realizado, pero que no dejan de ser malas noticias ya que perdemos las plumas de Imre Kertész y Philip Roth, que han decidido “secar su tinta” para ya no sacar más libros; el legado que dejan es, sencillamente, excepcional; la suerte que tengo es que aún no me he leído todos sus libros y me quedan horas de diversión por delante.

-En cuanto al resto del año una de las grandes decepciones literarias y de la que hablé en profundidad en este blog en este artículo fue la “esperada” publicación del quinto tomo de “Canción de hielo y fuego” de George R.R. Martin, “Danza de dragones”, un libro, que no lo puedo llamar ya de transición, sino de caída total en el abismo de la mediocridad y el cliché.

-Resultó poco agradable constatar la baja forma de Daniel Pennac en “Diario de un cuerpo”, parece mentira que este mismo escritor hiciera las apasionantes aventuras de la “tribu de Malaussène”, verdadero paradigma de buena literatura y que, al paso que va, está entrando en una involución creativa bastante preocupante; desgraciadamente esto está ocurriendo en otros autores que han gozado de un cierto estatus y que, no sé si se han relajado o escriben simplemente por sacar dinero, pero no son lo que eran: Palahniuk, Cormac McCarthy, Javier Calvo

pennacdiario-Patético el compadreo que se está dando a nivel de redes sociales y otros medios entre ciertos escritores y editoriales que se enlazan unos a otros para darse bombo y platillo con el único criterio de su amiguismo, olvidándose aún más de los lectores y de la calidad de las obras.

-Deleznable la política editorial en la que se han enrocado las grandes editoriales tanto en la elección de escritores (hoy en día cualquier famosillo puede sacar un libro) como en la falta de criterio en la publicación de e-books, con precios abusivos y no acordes con la realidad imperante y que está haciéndoles disminuir el negocio; poca innovación y actitudes anacrónicas.

-Y cómo no, acabar con la tristeza que da ver cómo se reparten premios de una manera igualmente partidista y buscando únicamente la promoción de los libros que interesan a ciertas editoriales. El caso reciente de “Bahbelia” ha sido simplemente flagrante, cambiando reglas el medio de una votación para conseguir lo que buscaban; lástima la previsibilidad de ciertos premios como el Nobel, donde ha tocado asiático, y que el año que viene puede estar previsto una mujer porque hay que equilibrar, no debería ser este el criterio. Una puntita extra de amargura por la no presencia de Roth para recibir el Príncipe de Asturias y que sirvió como prolegómeno a su retirada literaria.

Y eso es todo, no ha sido tanto, han sido mucho más las alegrías y en el próximo post que ponga en el blog las veréis: los libros que más he disfrutado del 2012.