Hoy, en este rincón del género negro, es un buen día para recordar que no solo existe novela policíaca en EE.UU e Inglaterra, y que no solo existe RBA para traernos buenas novelas de este tipo. En efecto, es un momento más que recomendable para recuperar tres espléndidas muestras provenientes de Alemania y que, por un motivo u otro, podrían quedar olvidadas entre tanta publicación. Me atrevo a considerar, incluso, que alguna de ellas puede estar entre lo mejor que ha salido en este año 2012, que afronta su recta final, pasemos a ellas sin más preámbulos.
“¡Que viene el lobo!” de Leonie Swann. En la imprescindible “Las ovejas de Glennkill” Swann planteaba una vuelta de tuerca al género: un tierno rebaño de ovejas se convertían en detectives y conseguían mediante un memorable último acto que el asesino fuera llevado a la cárcel. El libro, además de ser tremendamente original, tenía una trama consistente, sobre todo porque las ovejas, aun siendo “antropomorfizadas” levemente, aunque parezca mentira, no perdían su identidad como ovejas. En este estupendo segundo libro volvemos a recuperar a estas intrépidas aventureras que, en su camino se cruzarán con multitud de aventuras y un nuevo misterio que resolver. Abandona un poco, sin embargo, la parte más detectivesca para fusionarlo aún más con las leyendas europeas y acercarlo, al menos, al mundo del terror; en un audaz giro que consigue, nuevamente que, a pesar de ser más convencional, mantenga lo adictivo del planteamiento. La diversión garantizada por los pensamientos de estas valientes y sobre todo una manera muy inteligente de tratar su relación con los humanos son otros elementos a tener en cuenta. Como conclusión: tenemos otra novela fantástica que nadie debería perderse.
“Blancanieves debe morir” de Nele Neuhaus. Esta novela tiene un par de curiosidades a mencionar y son debidas al sitio que la ha publicado; Maeva es la editorial que se ha subido al tren de Camilla Lackberg para triunfar sin discusión en un público, el femenino, muy fiel a las historias de la sueca, detectivescas hasta cierto punto, pero que se centran especialmente en los sentimientos de los protagonista; y, sin traicionar demasiado a este público que les está dando grandes beneficios, publican escritores del estilo para seguir la línea editorial. El problema llega cuando publicas la de Neuhaus, ya que, el público acostumbrado a lo anterior se encuentra con algo radicalmente distinto y que, posiblemente, no atraiga de esa manera; al mismo tiempo el público que de verdad puede leerla, no se fija por el bagaje que lleva a cuestas la editorial y además se encuentra con un título que emparenta demasiado con la fiebre de cuentos que se daba en ese momento en TV (“Grimm”, “Once upon a time”…) o en el cine (“Blancanieves y la leyenda del cazador”…). Está claro que el peligro consiste en la caída del libro en tierra de nadie y pase desapercibido. Y sería un error imperdonable, estamos ante una de las novelas del año. Con una historia de esas de pueblos endogámicos en los que hay terribles secretos que ocultar (“En ese pueblo se cuece algo. Y desde hace tiempo. Estoy completamente segura”) y con una trama que consigue resolver con nota las diferentes subtramas que van surgiendo. Hay misterio, personajes memorables, unos detectives creíbles: Pia Kirchoff y Oliver Von Bodenstein y su “férreo autocontrol”, villanos convincentes y enrevesados, y un final de esos que hace que no quieras parar de leer sin haberla acabado. Una novela casi perfecta que me recordó poderosamente a la excepcional “Lugar de Ejecución” de McDermid, pero con personalidad propia. Queremos más libros de esta increíble escritora, queremos más libros magníficos, como este.
“Rehenes” de Stefan Heym. La vida del alemán Stefan Heym fue casi más interesante que la de sus libros, solo hay que revisar su biografía con exilios por ser antifascista y por escapar de la caza de brujas de Mccarthy entre otros asuntos, para darse cuenta de que, como de costumbre, la realidad supera a la ficción, la mayoría de las ocasiones. La obra que nos trae la pequeña editorial Funambulista puede quedar en el olvido si unos pocos no le damos la importancia que se merece.
“Rehenes” (Hostages, 1942), fue escrita (en inglés) durante sus 17 años de exilio de Alemania en EE. UU. y se convirtió en best-seller instantáneo. Los tiempos acompañaban, claro, ya que dicha novela estaba ambientada en 1941 en la Praga ocupada por el emergente poder nazi; la trama, aun estando ambientada históricamente le sirvió al autor de pretexto para crear una novela negra ya que según se comenta en la sinopsis de la editorial “La misteriosa muerte de un oficial alemán en un café de la Ciudad Vieja de Praga da lugar a que el ocupante tome a unos rehenes para ejecutarlos a los pocos días si el supuesto autor del atentado no se entrega. Janoschik, uno de los rehenes y miembro de la resistencia, elabora una estrategia para salir temporalmente de su cautiverio y poner así en marcha una conspiración que pondrá en jaque los planes del ocupante nazi…”
El aparentemente sencillo pretexto de esta trama desemboca en una trama asfixiante, ya que los cinco personajes principales son encerrados en una celda juntos y cada uno de ellos se comportará de forma diferente ante la situación, sale lo peor de la personas como es el caso del psicólogo Wallerstein que hace un trato con el oficial al cargo para intentar experimentar con los demás prisioneros: “Los hombres de aquella celda eran como piedras de un torrente de agua forzadas a pasar por cauces estrechos. Tenían que rozarse unos contra otros. Lo que tenía aquí era un laboratorio perfecto con conejillos de indias humanos” y también sale lo mejor, como es el caso del rebelde Janoschik, misterioso y subyugador personaje que intenta llevar a cabo su misión a pesar de las evidentes dificultades.
Mediante los continuos cambios de punto de vista Heym consigue dotar de personalidad a todos y cada uno de los personajes, los flashbacks se suceden, la caracterización sublime de todos ellos, incluso la de los alemanes (“Todos nosotros sabemos lo que es la disciplina. La llevamos en la sangre. Es propia de nuestra cultura y encuentra su máxima expresión en los ideales de nuestro Führer”) y todo ello subida a una trama que va ganando en tensión según se acerca el espléndido acto final. Todo ello conforma un relato verdaderamente tridimensional en su creación, con una riqueza tanto psicológica como argumental, que no se olvida de momentos de un lirismo sencillamente cautivador y que ahonda en la exploración del miedo como verdadera espina dorsal de la humanidad (“Las leyes de la sociedad humana dimanan del miedo; el miedo a que pueda llegar alguien y privarte de bienes, propiedades y poder. Los nazis mataban por miedo a ser matados. Y la brutalidad del terror político se derivaba del hecho de que el miedo de los nazis sobrepasaba todos los límites normales”).
¡Qué relato magistral de la ocupación alemana! Qué grandeza la del autor nacido en Chemnitz que no puede resistir a expresar su deseo, su esperanza de que todo acabe bien (“Y esto es solo el preludio, el primer temblor de tierra. Pero llegará el día en que el suelo se abrirá bajo nuestros pies y todos sucumbiréis en la oscuridad y el olvido.”). Afortunadamente, todos sabemos ya lo que ocurrió, pero no está de más leerlo en esta obra imprescindible.