“Mal dadas” de James Ross

Mal dadasSegún va acabando el año, uno no espera encontrarse ya obras de nivel muy alto; sin embargo, este año, en su mes de diciembre, hemos vivido uno de esos momentos increíbles en los que las editoriales lo han dado todo; solo tenéis que ver mis últimas reseñas para comprobar el nivel, bastante alto, de lo último publicado, y eso que me falta todavía bastante por leer.

Uno de estos libros de calidad alta es, sin dudarlo, el “Mal dadas” del norteamericano James Ross (1911-1990) que nos acaba de traer Sajalín. El caso de este escritor me ha recordado poderosamente al de William Lindsay Gresham del que esta misma editorial sacó “El callejón de las almas perdidas”; otro de esos autores sin suerte en vida y que han sido olvidados a pesar de la indudable calidad de sus obras. Ross, a pesar del éxito de crítica de esta obra no pudo publicar ninguna más, no encontró editorial que apostara por él.

Escrita en 1940, “Mal dadas” está ambientada en los tiempos posteriores a la Gran Depresión; una época en la que acompañaremos a Jack McDonald, prototipo de “perdedor” clásico, que no tiene un sitio donde caerse muerto y que se agarrará a lo que pueda para intentar avanzar, o más bien sobrevivir:

“-¿Mis bienes inmobiliarios? A ver hombre, el banco agrario tiene hipotecada la granja por más de lo que vale. Por los muebles de la casa no me darían más de veinte dólares, y eso con suerte; dudo que se puedan sacar ni siquiera diez. Debo cuarenta de impuestos. Todo eso va por delante de tu factura. Tengo algunos aperos de labranza: unos quince dólares. Y una mula que no vale nada. También hay algunas gallinas, pero si han puesto un solo huevo en los últimos meses debe de haber un perro que ha ido por mi casa y se lo ha zampado.”

Él no es el único perdedor, estamos hablando de una época en donde se sentía más lejano que nunca la posibilidad del sueño americano, esa posibilidad de hacerse a uno mismo y prosperar era muy difícil en una sociedad donde faltaban los recursos y la hipocresía se convertía en una defensa ante esta indefensión:

“Hay una diferencia entre la gente como dios manda y la gente como dios manda de verdad. Los segundos son los que más esfuerzos hacen para que nadie se entere de nada cuando se emborrachan. De esos en Corinth apenas había un puñado. “

Corinth, el pueblo en el que está ambientado, se convierte en el epítome de cualquier ciudad norteamericana de la época;  sus habitantes, esos emprendedores que, ante la falta de herramientas legales no dudarán en hacer lo que haga falta para crecer, para superar los pagos a plazos que les endeudan hasta casi no poder respirar:

“-No me haría ninguna gracia tener que quemarte los ojos para obligarte a decirme la verdad -dijo. “ 

En esta frase de Smut Milligan a Bret Ford, tras una presentación impecable de Ross de la época con todas sus estrecheces, empezamos a vislumbrar los elementos que la acaban convirtiendo en una novela negra brutal en la que los dos protagonistas Smut y Jack juegan, en su complicidad, un juego de ajedrez cargado de tensión que no puede acabar satisfactoriamente para ambos; esa ambición mutua, ese egoísmo, les llevará a hacer lo que sea, a llegar hasta las últimas consecuencias “por un puñado de dólares”.

Este juego te deja sin aliento y nos lleva a un final de infarto que no estará claro hasta las últimas páginas; los perdedores parece que no puedan salir de ese estado de permanente miseria:

“Entonces entré en la que había sido mi cabaña, cogí la bolsa atada con un pedazo de cordón de ventana, salí y cerré la puerta. Ya se hacía de noche. El viento del este era húmedo y cortante. Me subí el cuello de la cazadora y me calé el sombrero hasta las orejas. Se había puesto a lloviznar cuando crucé el patio para llegar a la carretera. “

El fantástico epílogo de George V. Higgins resume a la perfección el sentido final de una obra sorprendentemente adelantada a su tiempo, una novela negra de quilates, una obra para leer indefectiblemente:

“Escribió con una sutil indiferencia hacia las modas, con valentía, y sus editores, con el mismo coraje, publicaron lo que les entregó. Pero nadie se enteró. Eso debió de ser lo más difícil de soportar: nadie se enteró. Hizo avanzar el oficio de la narrativa todo lo que podía avanzar en el momento en que escribió, pero nadie presto atención. O muy poca gente. La vida es dura, muy dura. Aún más cuando no hay suerte.

Y eso, por descontado, era lo que quería contarnos el autor.”

Qué duro es ser ignorado. Qué dura es la vida.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Carlos Mayor para la obra “Mal dadas” de James Ross en esta edición de Sajalín Editores.

Lo que fue septiembre y parte de octubre… y el miedo!

Con el acontecimiento del Nobel he dejado pasar bastante tiempo entre el resumen de septiembre y parte del de octubre; ciertamente las mujeres con posibilidades de ganar el Nobel han sido las verdaderas protagonistas del pequeño monográfico que dediqué; pero no fueron las únicas lecturas de ese mes y medio; a continuación: ellas y el resto; la mayoría tienen post en el blog o review en goodreads que enlazo en el título:

“La mujer del teniente francés” de John Fowles: una obra maestra del postmodernismo británico, una leyenda por su juego de perspectiva y variabilidad final. Una obra asentada en una base clásica, prácticamente decimonónica y que, sin embargo, al desarrollarla subvierte la propia narración. Una obra imperecedera.

“El Loro de Flaubert” de Julian Barnes: Barnes es tan variado que puedes encontrar todo tipo de temáticas; en esta curiosa obra ficción y realidad se juntan en la figura del escritor francés Flaubert y lo realiza con tal maestría que me abruma.

“Un puñado de polvo” de Evelyn Waugh: poco se conoce a este autor británico más allá de su “Brideshead”, mal hecho; este novelón sorprende en todo momento, qué humor más negro que tenía el puñetero.

“Resurgir” de Margaret Atwood: Atwood fue gran protagonista del monográfico, esta novela supuso en mi caso un descubrimiento por lo diferente de sus propuestas habituales.

“El cadáver” de Preston y Child: segundo libro de la saga de Gideon Crew, siguen sin ofrecer algo diferenciador, no acaban de despegar.

“Un día es un día” de Margaret Atwood: buena manera de relanzar la obra de la canadiense, sobre todo si goza de continuidad, lo que está por ver ahora por el tema Munro… en fin.

“El señor de las moscas” de William Golding: obra de una inusitada violencia, potentísima, de poderosas e inolvidables imágenes y con multiplicidad de interpretaciones. Genial, qué arriesgado era el británico.

“Fantasmas Vs Extraterrestres” de Javier Avilés: el creador de uno de esos blogs que hay que seguir “El lamento de Portnoy” compuso un relato libre y estimulante. Un buen ejemplo de narrativa breve.

“JSA Justice Be Done” de James Robinson: primero de los volúmenes de la JSA que se relanzó hace algunos años, revisitación de cómics en inglés que iré haciendo.

“La vida de las mujeres” de Alice Munro: la única novela de Munro o un ciclo de relatos cortos de formación de la protagonista y una declaración de principios de la escritora en sus comienzos. Imprescindible para entender su evolución estilística.

“La maravillosa O” de James Thurber: fábula para niños y adutos que, a pesar de su brevedad, se convierte en una delicia.

“JSA Darkness Falls” de Geoff Johns: Segundo de los volúmenes que comentaba, buena historia, a pesar de la irregularidad.

“Las Lunas de Júpiter” de Alice Munro: una de esas recopilaciones fantásticas de relatos que han supuesto los méritos para que gane el Nobel.

“Bagheria” de Dacia Maraini: una espléndida manera de descubrir la prosa de una de las escritoras italianas más importantes, si no es la que más.

“Zoo City” de Lauren Beukes: la sudafricana es un valor seguro de diversión; escribe maravillosamente y resiste cualquier categorización; esperemos que esta obra la podamos ver traducida en breve.

“La rata en llamas” de George V. Higgins: siempre hace lo mismo, pero lo hace tan bien que se lo podemos perdonar. Higgins es un maestro de los diálogos y del humor.

“El amor de una mujer generosa” de Alice Munro: solo el excelso relato homónimo merece el esfuerzo de leerla al completo.

“Las luminosas” de Lauren Beukes: un asesino en serie que viaja en el tiempo, ¿qué mejor premisa se puede uno encontrar? Y más con ese desarrollo, acción desenfrenada y caracterización. Imprescindible.

“JSA The return of Hawkman” de Geoff Johns: por recopilaciones como esta vale la pena leer esta etapa.

“JSA Fair Play” de Geoff Johns: la innegable relajación ante nuevos retos.

“Sexy” de Joyce Carol Oates: hasta en los relatos para adolescentes  sabe lo que se hace,

“Infiel. Historias de Transgresión” de Joyce Carol Oates: una obra maestra de la transgresión de la subversión de todo lo establecido. Hacía tiempo que un cuento no me causaba esta impresión. Aquí lo hacen varios. Brutal.

“El libro de Nebal” de Carmen del Bosque: un buen relato infantil con ilustraciones a juego, en la fiel tradición de los grandes, no hay innovación pero hay buen hacer.

“Lejos de Medina” de Assia Djebar: muy buena aproximación a la prosa de la argelina, relato fundado en una base histórica y que sirve para reescribir la historia de las mujeres en el Islam.

“El viento en la sangre” de M.A. West: novela muy pulp del recuperado escritor norteamericano, Navona Negra quiere dejar huella en el género.

Cierto, han sido unos pocos.

De las compras del mes que os pongo a continuación:

2013-10-14 23.06.24

Caerá alguno seguro, y más los relacionados con el género del Terror; en efecto, aprovechando la proximidad de Halloween realizaré un pequeño monográfico en noviembre con varias novelas de terror. Espero que os guste. Habrá variedad. No todo puede ser King, aunque estará presente por supuesto.

Y con esto finalizo el resumen, en otro mes y medio nos vemos en esta sección habitual.

¡Buenas lecturas!

“La rata en llamas” de George V. Higgins

la-rata-en-llamas-ebook-9788415625650No es la primera vez que hablo de George V. Higgins; a propósito de la publicación de su segunda novela lo incluí en este artículo; entonces ensalzaba su capacidad para crear diálogos y caracterizar personajes mediante ellos. No es que haya cambiado la forma de hacerlo en este “La rata en llamas” que nos trae Libros del asteroide; muy al contrario, todas sus virtudes siguen ahí, no hay más que echar un vistazo a este diálogo para darse cuenta, desternillante:

“Me alegro, porque mi vida ha estado llena de malentendidos -afirmó Proctor-. Mi mujer no me comprende. Mi hijo, el que sigue en casa cuando no se ha escapado a no sé dónde, no me comprende. Yo no comprendo al cabrón de mi hijo, lo que igual tendrá algo que ver con que este año ya se haya largado de casa tres veces, y seguro que él no entiende por qué me empeño en traerlo de vuelta. Yo tampoco lo entiendo, como tampoco entiendo que el cabrón de mi hijo sea tan imbécil como para huir tres veces en siete meses y no conseguir buscarse un sitio donde no pueda encontrarlo.

El chico es tonto del culo, eso es lo que es, y en lugar de seso tiene mierda en la mollera. Ha salido a su madre. Yo soy imbécil, pero te juro que podría irme de casa y perderme de vista, si quisiera. Me largué de casa a los veintitrés años, no te jode, y también me largué de la cárcel. Sé que era de media seguridad y que bastaba con saltar la alambrada a oscuras sin engancharse los pantalones, pero lo hice, no me rajé los pantalones y pasé catorce meses fuera. Y ahora ese crío me dice que yo tengo algo que ver con su llegada al  mundo y que eso le hace infeliz, y miro a la gorda de mi mujer y sé que el crío tiene razón, aunque me parezca increíble, joder.

Me parece increíble porque la miro y sé que nunca, estando en mis cabales, me follaría a un puto zepelín como ese.[…]”

En apenas cincuenta páginas la interrelación de los personajes es tan divertida y dinámica como esta. Afortunadamente no se quedó  ahí, el norteamericano quiso representar la realidad tal y como la veía; quizá ese sentido de verosimilitud se convierte en otro de sus sellos; dentro de lo que cabe, ya que todos sabemos que se trata de ficción, pero si adoptamos la premisa, entramos fácilmente en este aura, podemos ver por ejemplo cómo retrata a los banqueros:

“Billy, ¿has visto alguna vez a uno de esos banqueros de pelo gris, trajes con chaleco, zapatos negros y gafas de montura metálica?¿Has hablado alguna vez con alguno? No viven en el mundo real, te lo juro. Lo que hacen es vivir en los bancos. Tienen sus mesas a la vista de todos y es ahí donde viven. Ni follan si se pelean ni ponen mala cara ni se lavan ni cagan ni se cambian los calzoncillos. Qué coño, todos los que pasan por la calle podrían verlos, también los tipos que ocupan las otras mesas de la alfombra roja, y al final entendí cómo lo hacen: contratan a gente que no hace nada de eso, para que no les haga falta hacerlo.”

Si tuviera que elegir otra característica, sin duda sería la elección de personajes; paradigmas de lo que son los “losers”, perdedores de tomo y lomo que tienen que buscar negocios alternativos para intentar salir de la mediocridad en la que viven, tanto ellos como sus familias:

“-De vamos a ver, nada. Esto no es un juego con polis que apuestan dinero del Monopoly, ¿vale? Esos tipos me conocen y creo que no les gusto. Me toman por un inútil, una mala influencia para la juventud. Me echan un vistazo y piensan que les gustaría verme con un traje a rayas, ¿comprendes? Y  eso me pone nervioso, me pone nervioso porque esos tíos me pueden endosar las rayas si consiguen cogerme de los huevos y ahora mismo me los tienen bien cogidos y no veo a nadie capaz de hacer que me los suelten. Y eso me pone aún más nervioso.”

Lo único que se echa en falta en esta ocasión es, curiosamente, el mal cuerpo que dejaban las anteriores entregas; en aquellas, la sensación de pesimismo era el carácter general, te dejaban desecho debido al grado de empatía que alcanzabas con los protagonistas; esta,  publicada más tarde, es claramente más “suave”, si podemos usar esta palabra. El momento final supone la derrota de esos perdedores,; pero, sin duda, no es tan dramática, pierde intensidad. También contribuye a ello la elección, curiosa, por decirlo de alguna manera, de una trama donde seguros, fuego, fraude y ratas se convierten en una unión indisoluble a la par de estrambótica.

Que siempre hace lo mismo es un hecho; que lo borda es otro hecho. Qué pena que siempre se hagan tan cortas. Diversión garantizada.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Magdalena Palmer para esta edición de “La rata en llamas” de George V. Higgins de Libros del asteroide.

“Los libros del 2011 que más me gustaron”

Aprovecho el momento, casi fin de año, para recuperar la recopilación de los libros que más me gustaron que hice el año pasado y así luego referenciaré a los de este año. Así que, sin más dilación, aquí está:

Estamos en el momento, final de año, llegan las tan temidas listas, listas de todo lo que ha ocurrido durante el año: lo peor, lo mejor, lo más divertido, lo más popular… tenemos para todos los gustos. Dentro de este “subgénero” están, naturalmente, las listas de libros, que suelen ser aún más monótonas que el resto, por la sencilla razón que las hacen los críticos y nunca coinciden con los gustos de la mayoría, huyendo de los best-sellers como si fueran la peste. Curiosamente mucha gente las sigue y se pueden llegar a decidir por comprar libros un poco diferentes de lo habitual.

A nivel editorial  ha habido de todo, en primer lugar es de destacar la irrupción a mayor escala de los lectores de eBooks, sobre todo con el lanzamiento justo antes de Navidad del muy conocido lector de Amazon en España, si a eso sumamos que, tanto la Casa del Libro como la Fnac han sacado sus propios lectores con precios bastante competitivos, entonces estamos hablando de un verdadero avance; mucha gente va a comprar lectores de eBooks estas navidades y los va a complementar con tablets, que van a ser, probablemente, el regalo estrella. Las editoriales están, sin embargo, actuando con cautela y lentitud, el fondo editorial sigue siendo pequeño y el precio poco ajustado, originando  que los lectores que compraban libros de papel no inviertan en electrónicos ya que los pueden conseguir por otros medios. En cualquier caso, el 2012 puede ser un punto de ruptura que habrá que seguir.

En segundo lugar, en cuanto a la publicación en papel, las grandes editoriales siguen siendo bastante conservadoras en su catálogo, sacan libros de todo tipo en multitud de sellos e intentan asegurar beneficios, así tenemos el caso de Random House Mondadori y Planeta, es reseñable la maravillosa y completísima colección de novela negra de RBA que se ha estabilizado definitivamente y está sacando de todo: nuevas novelas, clásicos, reediciones, etc. Más interesante ha sido el año en el caso de las editoriales más pequeñas, que arriesgan e intentan hacer algo distinto, apuestas como las de Alpha Decay o Blackie Books son interesantes, abogan por autores jóvenes en el caso de la primera o libros diferentes en el caso de la segunda. Te puede gustar más o menos pero hacen algo innovador y, a veces, aciertan con alguna joya desconocida. Ha habido otras tantas de este estilo que están siendo, además de acertadas, más regulares, como por ejemplo Impedimenta con un listado delicioso  y una edición muy cuidada, o Libros del Asteroide, Sajalín Editores, Nevsky Prospects, Valdemar, EsPop ediciones, Salto de página, Papel de Liar, Ático de los libros, etc… que están publicando un catálogo más reducido pero de una calidad indudable. Como siempre, la literatura de género en sus variantes de terror y ciencia ficción está un poco abandonada, saliendo sólo lo menos arriesgado, pero bueno, confiemos en que el año que viene vaya un poco mejor y que se anime alguna más aparte de Valdemar.

Después de todo esto entremos en faena, ¿cuáles son los libros más cool que hemos tenido en este año 2011? Cool puede aplicar a lo que queramos, así que la lista puede tener best-sellers, reediciones, libros de otros años, clásicos… y con mi único criterio personal. Espero que os guste.el-ultimo-buen-beso_james-crumley

“El último buen beso” de James Crumley. RBA comenzó el año a lo grande con la recuperación de esta novela. “El discurso intelectual está muy bien tío, pero en mi negocio lo que abunda es la violencia y el dolor”, así se las gasta C.W. Sughrue, el atípico (ex militar, alcohólico, drogadicto y mujeriego) buscador de personas desaparecidas. Tenemos aquí una novela negra muy dura donde la sociedad, en franca decadencia, aparece relatada con toda la sordidez y amargura de la que es capaz: las consecuencias de la guerra, el mundo de la pornografía, las venganzas, las relaciones malsanas, los vicios,.. eso sí, con una prosa muy muy elegante. Esto es literatura, sin más, te gustará si te gusta leer un buen libro, independientemente de si es de género o no. Un clasicazo que no nos vamos a cansar de recomendar.solaris

“Solaris” de Stanislaw Lem. Lo de la editorial Impedimenta es tan colosal que siempre nos quedaremos cortos. En este caso cogieron el clásico del escritor polaco y reeditaron, en nueva traducción directa desde el polaco,  por primera vez la imprescindible obra de ciencia ficción. Una obra que va más allá de la ciencia ficción, representando con toda claridad la psicología humana.

violación“Violación, una historia de amor” de Joyce Carol Oates. La editorial Papel de Liar está haciendo una labor excelente publicando estas pequeñas historias góticas y siniestras de la gran escritora norteamericana. La violación en grupo de una madre en presencia de su hija desencadenará una espiral de acontecimientos tanto entre la violada y su familia como entre los violadores y todo el pueblo. Nos brinda con una de esas historias que te dejan sin aliento, que te desbordan y que está escrita con una intensidad y una tensión narrativa sin igual. Qué relato, es imposible no sentirse roto al leerlo, pero qué lectura. Es obligatorio leer a Oates. Una obra para sentir.

“Los amigos de Eddie Coyle” de George V. Higgins. Gracias a Libros del Asteroide gozamos de la recuperación de una de esas novelas en la que se conjugan todas las virtudes que sirvieron para construir la novela Los amigos de Eddie Coylenegra más negra. La trama importa, pero no tanto como todo lo que la rodea. Los hechos se suceden de manera vertiginosa, el hampa, los bajos fondos con su sordidez, quedan perfectamente reflejados con diálogos chispeantes, fluidos, llenos de humor y de drama al mismo tiempo. Una de las más grandes del año. Estamos de enhorabuena.

zorros“Los zorros vienen de noche” de Cees Nooteboom. Como ya comenté en esta reseña, en esta recopilación de relatos cortos que cada historia es una pequeña obra de arte. Tomando como hilo conductor algo relacionado con la fotografía se originan en los personajes reflexiones con respecto a los recuerdos, la nostalgia, la vida y la muerte. Su prosa produce sensaciones indescriptibles, un placer para los sentidos.

“Todo oscuro, sin estrellas” de Stephen King. La última recopilación de cuentos cortos del Sr. King es de las mejores que ha hecho en mucho tiempo. Cuatro historias en las que lo todo-oscuro-sin-estrellas-de-stephen-kingsobrenatural es simplemente anecdótico y lo que importa de verdad es el verdadero terror que puede causar el propio hombre. Como dice en su epílogo el propio escritor “poner a gente ordinaria frente a situaciones extraordinarias”. Son historias de bastante dureza, apelando a los bajos instintos. Stephen King está en plena forma.

“El callejón de las almas perdidas” de William Lindsey Gresham. Sobre una premisa que recuerda a “La parada de los monstruos” de Todd Browning en su comienzo y que luego se decora con elementos del más puro “hardboiled” a lo Jim Thompson, el malogrado escritor  construye una novela que cuenta la historia de un l-callejon-de-las-almas-perdidasaprendiz de mentalista que trabaja en un circo de “freaks” y que intenta prosperar en la vida combinando su capacidad con los timos. Lo onírico se alterna con lo real, los flashbacks con el momento presente, evolucionado los personajes mediante el monólogo interior. Estilísticamente excelsa. Lirismo y crudeza se mezclan a partes iguales.  Muy amarga pero muy recomendable.

“Ventajas de viajar en tren” de Antonio Orejudo. Cierto que este año la novela que se ha publicado del grandísimo escritor español es “Un momento de descanso”, pero nos apetecía recomendar más esta, que, aunque fue publicada en el año 2000, Tusquets la ha recogido en su catálogo en este mismo año. Estamos ante una de esas novelas que es un ejercicio de estilo en sí, lo real se mezcla con lo ficticio. El autor es capaz de cambiar de narrador, de alternar flashbacks con cartas y con historias presentes. Toda la novela es sumamente original y una total virguería. Una buena forma de conocer uno de los mejores narradores actuales.ventajas-de-viajar-en-tren

“El dinero de los demás” de Justin Cartwright. El libro trata sobre la crisis bancaria y los personajes que rodean la caída de un banco británico privado y las consecuencias que traerá, a los periodistas que investigan el posible fraude, pasando por un escritor que recibía financiación del banco y a la propia familia que sustituye en la dirección del banco al patriarca. Relata con mucho humor todos los entresijos de la situación, con las trampas, dinerodemas_bajaengaños, dinero fantasma,… elaborados por los poderes fácticos para seguir manteniendo su estatus a pesar de la catástrofe económica. Está espléndidamente narrado y aprovecha para hacer una sátira sin compasión. Qué libro nos brinda la editorial Ático de los libros, tan necesario como imprescindible.

“El lunes empieza el sábado” de los rusos Boris y Arkadi Strugarski. Es una atípica novela de ciencia ficción mezclada con fantasía. Aunque le cuesta un poco empezar, es simplemente maravillosa, diferente y, sobre todo en su parte final, está lunessábadoestupendamente escrita. Además contiene mensajes de todo tipo de los autores referentes al régimen imperante en la época en que la escribieron pero tratados con humor. Fantasía a raudales. Ciencia ficción de la que nos falta. Qué buena recuperación de Nevsky.

casa-desolada“Casa desolada” de Charles Dickens. Sí, no es de este año, pero si hay que recuperar un clásico este podría ser un buen ejemplo, voluminoso eso sí. En el excelente prólogo de la no menos excelente edición de Valdemar se dicen varias de las virtudes del escritor: “Lo genuinamente dickensiano: su estilo, la densidad de sus motivos, la psicología de sus personajes, en definitiva, el poder inconmensurable de su palabra.” Aquí creó una novela perfecta, en casi todos los aspectos, no hay maniqueísmos, no hay infantilización, lo tenemos en su madurez, con un estilo elegante e inconfundible. Quizá la obra más completa y perfecta del gran autor inglés.

Policíacas otoñales

El otoño, con su tristeza inherente, es quizás una de esas épocas más propicias para leer cierto tipo de libros; en este caso se me antoja que las novelas negras pueden ser más que propicias para aprovecharlas en una de esas tardes lluviosas en las que tampoco apetece hacer mucho más que sentarse en un sillón, disfrutar de un buen café o infusión y, cómo no, de una buena novela policíaca.

Para ello hoy traigo tres recomendaciones de tres maestros de este género que tanto amamos, tres novelas cercanas en su aproximación al “hardboiled” pero que, por realizar esta aproximación de una manera tan distinta se complementan estupendamente.

“Mátalos suavemente” de George V. Higgins (1939-1999), el año pasado, gracias a Libros del Asteroide,  tuvimos la suerte de disfrutar de la increíble “Los amigos de Eddie Coyle”, primera novela del escritor George V. Higgins, que fue una de las sorpresas policíacas del año; una novela rápida, brutal y que te dejaba muy mal cuerpo pero que tenía calidad y que se hacía adictiva de veras. Este año, aprovechando el estreno de la película homónima, hemos vuelto a gozar con la vuelta del escritor norteamericano; a pesar del hándicap que supuso una novela inicial tan aplastante, esta tercera mantiene unos niveles similares y se disfruta enormemente a pesar de la gravedad de lo que trata. Para los que no lo conozcan, este autor fue, sin lugar a dudas, fuente de inspiración para Tarantino, solo hay que ver alguno de sus diálogos: chispeantes, duros, cargados de humor y de mala leche, para darse cuenta que, el director no fue el primero en hacerlos: “Me importa un carajo. Como si lo haces con Tarzán y su puto taparrabos de leopardo, si lo convences. Me la suda. Lo único que quiero es que se haga bien. Sólo hay dos cosas que hay que tener: huevos, que según tú ese tío los tiene, y que no lo conozcan mis padroni”. Lo verdaderamente genial del escritor es que consigue mediante el diálogo caracterizar a los personajes y avanzar la trama, ahí está su maestría, no estorban, son el medio, y no abusa de ellos, de ahí lo ágil que resulta leer sus libros. Luego, eso sí, los libros son tremendamente dolorosos, es mejor leerlos en momentos de optimismo porque te pueden dejar bien hundidos. Otra maravilla más a tener en cuenta.

“Un tipo implacable” de Elmore Leonard (1925- ), el mayor problema de este coloso de las letras americanas ( y ya puestos, el de Lawrence Block) es que ha escrito tal cantidad de libros, es tan prolífico, que su gran calidad puede haberse visto diluida entre tanta producción; y esto en EE.UU. no es un problema, pero aquí, con lo difícil que es publicar a un autor de manera continua, se convierte en su mayor hándicap para vender lo que debería vender. Pero no hay que engañarse estamos ante un estilista nato que, eso sí, ofrece mucho; experimenta con todo tipo de géneros y le da juego al lector, no a la crítica. En la novela “Un tipo implacable” tenemos un clasicazo del género negro, heredera de los más grandes, con todas esas alternativas que tanto nos gustan, el hampa en su esplendor; un policía, Carl Webster, que es de un carisma apabullante, frío, implacable con los delincuentes; por el otro lado del ring, tenemos a Jack Belmont, rebelde hijo de un magnate petrolífero, aspirante a convertirse en el enemigo número uno; tenemos mujeres a lo femme fatale que son capaces de todo por sobrevivir; un periodista que documenta el enfrentamiento; subtramas que complementan la trama principal pero que no emborronan; ingredientes mezclados con sabiduría para crear otra de esas novelas que no hay que perderse, con un encuentro final, a lo O.K. Corral que demuestra el amor de Leonard por el western.  ¿Hace falta decir más?

“La canción del perro” de James McClure (1951-2011), no ha tenido mucha suerte en España este escritor sudafricano. Las primeras novelas suyas que se publicaron estuvieron incluidas en la espléndida colección de novela negra que Júcar saco ya hace varios años; sin embargo, a pesar de la calidad de las obras, solo hay que recordar la excepcional “El huevo ingenioso”, no gozó de continuidad y las historias del teniente Tromp Kramer y el sargento zulú Mickey Zondi, aún en estos días, no están publicadas en su totalidad; la publicación no pasa de ser errática y cada cierto tiempo alguna editorial, preferiblemente pequeña, se atreve a intentarlo. Este es el caso de la novela que nos ocupa, editada con esmero por El reino de Cordelia, y en la que podemos vivir la que supuso la última entrega de la serie de estos peculiares detectives; ambientada como en las anteriores entregas en Sudáfrica, volvemos a disponer de una de esas tramas absorbentes, muy bien hiladas (y terminadas) donde, a pesar de la dureza de los temas que aborda, siempre está dispuesto a brindarnos momentos de humor, todo ello aderezado con pequeños apuntes que reflejan el ambiente de apartheid, el racismo que en esa época estaba más que presente en todos los estamentos sociales y que hicieron que el escritor tuviera que emigrar irremediablemente al reflejar esta situación. Este “canto del cisne” es, por otra parte, la primera novela, el encuentro entre los dos detectives, el comienzo de una amistad, una mirada audaz al final de sus historias desde el principio de sus investigaciones; es una amistad que supera cualquier racismo presente (“Zondi se rió y ambos compartieron la oscilante llama de la vela, encendieron los pitillos y aspiraron con ganas”), es imposible decidir qué historia de James McClure me gusta más.

En octubre “Escucha esto” y mucho más.

Un poco tarde, desde luego, pero llega el momento de hacer balance en el plano literario de mi vida del mes de septiembre.

La causa de la tardanza ha sido, como no podía ser de otra manera, la lectura del “Contraluz” de Pynchon, lectura tremendamente absorbente, compleja en fondo y forma, poco ágil, que me ha ocupado buena parte del tiempo dedicado a leer; ha valido la pena y mucho, es una obra magnífica, hija de, quizás, el mayor escritor vivo en la actualidad; hablaré de ella largo y tendido, ya he empezado en este comentario. Pero no sólo de Pynchon puede vivir el lector, también hubo hueco para “Zuckerman encadenado” y “La contravida”, de otro coloso de las letras estadounidenses, Philip Roth; momentos increíbles igualmente, que me han llevado a una determinación distinta en la lectura de las obras de este escritor y que otro día comentaré. Obras de este estilo requieren alternancia con otras más llevaderas, de lo contrario, la fatiga tras leer algunas como la primera citada puede llevar a un cansancio no del todo sano. Así, cayeron dos obritas cortas del gran escritor austríaco Stefan Zweig, un seguro de calidad y buen hacer; estas fueron “Ardiente secreto” y la demoledora “Carta a una desconocida”. Alguno puede preguntarse si hubo algo de novela negra; claro, ¿cómo no? “Mátalos suavemente” de George V. Higgins fue exactamente lo esperado, otro clásico del género cargado de amargura; no menos duras resultaron “Un cuchillo en la mirada” y “Noche Salvaje” del perverso y siempre imprescindible Jim Thompson. No faltó un poco de novela negra con el apartheid de fondo con “El huevo ingenioso” de James McClure, escritor con poca suerte en España y que, sin embargo, tiene novelas consistentes y bien escritas.

Y, ¿qué estoy pensando para octubre? A continuación podéis ver algunas de las adquisiciones del mes.

Tengo claro que “Escucha esto” del crítico musical Alex Ross, va a ser la “lectura-tochal”, su anterior libro “El ruido eterno” ahondaba de una manera muy didáctica, sin perder profundidad, los entresijos de los autores contemporáneos de música clásica; era un ensayo que se complementaba maravillosamente con una web en la que se ponían los fragmentos a los que se refería el escritor y el resultado era una lectura tridimensional, cargada de detalles, además de enriquecedora. En este último ensayo se propone, aparentemente, ligar música clásica con algunas manifestaciones de música pop, veremos cómo lo realiza y si el resultado es satisfactorio.

Otras lecturas que seguro que haré van a ser los dos libros de poemas del surcoreano Ko Un, “Fuente en llamas” y “Diez mil vidas”, todo debido al continuo seguimiento que hago habitualmente de los Nobel, me propongo descubrir a este, uno de sus sempiternos candidatos.

También quiero, por fin, introducirme en el universo de lecturas de Elmore Leonard, “Un tipo implacable” y “Mr Paradise” parecen buenas formas de hacerlo. No debería dejar pasar tiempo sin leer esas sátiras británicas que tanto me gustan, de ahí la presencia de “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford y de “La caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs.

Y hasta aquí lo que, más o menos considero seguro; luego cualquier cosa puede ocurrir, lo cual es excitante de manera implícita, dependerá mucho del humor y del momento en que me encuentre; asimismo empezaré con las lecturas de la carrera, Coetzee e Ishiguro para empezar, no está nada mal.

El horizonte de compras se presenta apetecible igualmente, la última obra de Delillo en España son unos cuentos; se aproxima otra novela, cercana en este caso al género policial con la  última de Joyce Carol Oates, y luego las cartas de Auster y Coetzee; y en novela negra, la penúltima de los padres de la novela sueca, un nuevo McBain, un nuevo King, Crispin…. No sé el resto, pero, en mi caso, tengo un “hype” que no me aguanto.

Contraluz y el otoño

Cada cierto tiempo, me gustaría ir comentando un breve balance de las lecturas del último mes así como un avance las próximas, también futuras compras y lanzamientos; sirve para hacerse un estado de situación literaria.

Por la portada está claro qué libro y autor va a ser el protagonista del mes, podemos llamarlo “lectura-tochal”. Hablaré un poquito más adelante de él.

Pero primero, hagamos un resumen de lo que me ha deparado agosto a nivel lector. Es importante tener en cuenta que, después de un julio exuberante, agosto languidece en comparación; principalmente porque, claro, los exámenes no se preparan solos.

La primera lectura (y más voluminosa) del mes correspondió a uno de los fenómenos literarios del año en España: el quinto tomo de la serie de “Canción de Hielo y Fuego”, “Danza de Dragones” de George R.R. Martin, después de unos cuantos años desde el último volumen había muchas ganas por conocer cómo seguía la historia, me ha despertado muchos sentimientos encontrados que al final han desembocado en decepción, me extenderé en intentar explicar esto en una próxima reseña-crítica-ensayo. ¡¡¡Permanezcan atentos a sus monitores!!!

La siguiente lectura, sin embargo, “El leopardo de medianoche”, supuso mi introducción inmejorable a las aventuras detectivescas en clima de apartheid sudafricano de los detectives Kramer y Zondi del escritor James McClure; novela muy sólida y con una trama fabulosa que ha originado que me esté leyendo sus últimas novelas justo en este momento. “Habemus” clasicazo de novela policíaca con la novelita de John Franklin Bardin “El percherón mortal”, una de esas novelas que asentaron y dignificaron el género. Del “Headhunters” de Jo Nesbo hablé ya largo y tendido por aquí. El último de Daniel Pennac, “Diario de un cuerpo”, hace que tome la decisión de no comprar ya el siguiente en tapa dura, el bajón en cuanto a creación de historias es manifiesto, y el creador de la familia Malaussène no levanta cabeza desgraciadamente. Por fortuna, después de una mala, suele venir lo bueno, y en este caso lo mejor del mes, el “Rehenes” del alemán Stefan Heym, con el que espero extenderme en una próxima crítica, uno de los libros del año sin dudarlo. La reedición de “El coleccionista” de John Fowles en una exquisita edición de Sexto Piso fue otra gran noticia, otra oportunidad de conocer esta perturbadora y claustrofóbica novela. Tampoco fueron malas lecturas el último que nos trajo Impedimenta de Muriel Spark, “Los solteros”, y el libro de viajes por Italia de un Dickens en “tercera marcha literaria” en Nórdica. Tampoco puedo olvidar el fantástico “Mis memorias” de Vidocq, la historia del protodetective por antonomasia narrada por él mismo.

Y, ¿qué es lo que nos puede deparar este mes? En primer lugar la lectura de “Contraluz”, verdadero e inigualable protagonista literario, gracias al incomparable Thomas Pynchon. Una lectura que, seguramente, no será la última, pedirá relectura futura; ya lo he empezado y es, como de costumbre, una viaje que puede deparar todo y nada a la vez, avanzar por los vericuetos de una prosa tecnológica-literaria-cripto-histórica. También toca este mes ponerse al día, más tras su premio Príncipe de Asturias, del también norteamericano Philip Roth; una de mis lagunas eran sus historias de su alter ego Nathan Zuckerman, así que ya empiezo con la lectura cronológica de “Zuckerman encadenado”, al que seguirán “La contravida” y, si da tiempo, “Pastoral Americana”, su archiconocida obra. También estoy seguro que, en novela negra o policíaca seguiré con McClure, ahí están esperando “El huevo ingenioso” y “La canción del perro”, y es muy posible que caigan un par de Thompsons que tengo por ahí, y, luego ya veremos qué viene…

En cuanto a próximas novedades que se van a publicar, nos esperan bastantes cosas en esta recta final del año, y algunas muy buenas, especialmente destacables son: la nueva novela de George V. Higgins, “Mátalos suavemente”, coincidiendo con el estreno de la película homónima con Brad Pitt, una joya indiscutible del género; “La caída y auge de Reginald Perrin”, de David Nobbs , una de esas comedias británicas deliciosas que particularmente me apasionan. Ya en un segundo plano y más adelante tenemos nuevas novelas de Edmund Crispin; del gallego más negro Domingo Villar (“Cruces de piedra”), que como sea la mitad de buena que las anteriores será más que suficiente; también viene una nueva Oates, uno de cartas de Auster y Coetzee,  hasta el último Delillo. Además un Manchette, que parecía que RBA lo había olvidado vilmente. En fin, una buena remesa que augura buenas y variadas lecturas, ya veremos si satisfactorias.

No quería marcharme de este post tan abigarrado en nombres sin una última foto que servirá de colofón. Ahí podéis ver las que van a ser las lecturas de este año en su lengua original (para acabar, si todo va bien, Filología inglesa); ah… falta el “Posesión” de A.S. Byatt, pero bueno… están casi todos: Coetzee, Amis, Ian McEwan, Zadie Smith, Julian Barnes…, qué verdadero placer va a ser.