Resumen Septiembre 2014. Nuevos retos: hacia los 200

Septiembre ha supuesto, indudablemente, un paso hacia delante en el avance de mi recorrido lector de todo el año; iba tan bien con las lecturas en el reto del año, llegar a los 150 libros, que he decido exigirme un poco más y lanzarme a por los 200 libros en un año. Veremos si puedo conseguirlo. En cuanto a la lista de lecturas ha sido variadísima en cuanto a temas y me ha proporcionado lecturas de gran calidad. Estoy muy satisfecho y solo he echado de menos avanzar más en mi  proyecto literario. No hablemos más del tema y pasemos al resumen de las lecturas del mes:

“Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava, me extendí justamente en la reseña que le dediqué a una de las mejores novelas del año. Un gozo.

“Historia en viñetas de la Gran Guerra” de Louis Raemaekers, una versión más (gráfica) de la Gran Guerra, no menos interesante que el resto de versiones más descriptivas.

“A girl is a Half-Formed Thing” de Eimear McBride, la ganadora del Baileys Prize que premia ficción de mujeres en el Reino Unido. Espléndido (y difícil) ejercicio de estilo que abruma por cómo lo cuenta aunque flaquee en lo que cuenta.

“Cuchillada en la oscuridad” de Lawrence Block, un Block olvidado e inencontrable, es un Scudder de los primeros casos pero con elementos que lo van dotando de la personalidad de más adelante.

“El comienzo de la madurez” de Henry James, reflexiva muestra de un texto temprano del gran James. Texto completista que entretiene pero no es especialmente resaltable.

“Cuanto el antro sagrado cierra” de Lawrence Block, salto cualitativo del gran escritor de novela negra con un epílogo brutal que explora las consecuencias del caso y que suponía toda una novedad.

“Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford, recopilación magistral de cuentos de la autora norteamericana, otro de esos libros que se deben leer, más si te gusta la narrativa breve.

“El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs, divertidísima muestra del humor melancólico inglés. Un placer disponer de novelas que tengan tanto que ofrecer y además te hacen reír.

“Un baile en el matadero” de Lawrence Block, crudísima novela que nos trae uno de los casos más escabrosos y mejor llevados por el novelista norteamericano. Una de sus mejores novelas.

“La última noche en Tremore Beach” de Mikel Santiago, un thriller donde todo está muy visto y que, sin embargo, se está “vendiendo como rosquillas”; un producto con final feliz con declaración con flores y arrodillamiento incluidos que no añade nada más que visitas a los lugares comunes, dulcificación en extremo de las situaciones, inverosimilitud a raudales y falta de coherencia interna además de edición por parte de la editorial. Eso sí, se lee en un santiamén.

“Fundido en negro: antología de relatos del mejor calibre criminal femenino” edición de Inmaculada Pertusa Seva, recopilación de relatos policíacos escritos por mujeres que nos traen matices diferentes y buscan nuevos acercamientos al género desde la perspectiva femenina.

“Los jardines estatuarios” de Jacques Abeille, novela atípica por el ritmo al que predispone, una suerte de distopía filosófica que resulta muy placentera por lo bien escrita que está.

“Que levante mi mano el que crea en la telequinesis y otras historias para corromper la juventud” de Kurt Vonnegut, curiosa recopilación de discursos a universitarios realizados por el gran Vonnegut, lástima de precio para que tenga más éxito. Se lee bien, aunque algún texto o idea se repita.

“La visita de Wagner a Rossini” de Edmond Michotte, toda una sorpresa para los aficionados por los motivos que esgrimiré en la próxima reseña.

“La comemadre” de Roque Larraquy, toda una declaración de intenciones para la nueva colección de Turner “El cuarto de las maravillas”; es el camino a seguir para la colección. Espléndida propuesta.

“Poética musical” de Igor Stravinsky, recopilación de las clases que dio en Harvard sobre sus ideas relativas a la música en todos sus aspectos. Más recomendable sobre todo para los que estamos más metidos en el mundo de la música. Me extenderé la próxima semana en una reseña.

“Alfabeto” de Inger Christensen, vaya maravilla para empezar su nueva colección de poesía. En la reseña que publiqué me extiendo más sobre esta pequeña delicia.

“Schoenberg” de Charles Rosen, libro que desgrana una de las figuras más polémicas del siglo XX en lo musical y lo hace con éxito.

“Las esposas de los álamos” de Tarashea Nesbit, otro de los libros con los que Turner ha empezado su nueva colección. Esta ficción histórica utiliza un narrador muy diferente a lo habitual sobre el que hablé en la reseña.

En octubre tengo disponibles las siguientes compras para elegir. Nada nada mal.

Novedades_últimas

Lo único que tengo claro son dos cosas:

-Empezaré con unos cuantos libros policíacos y de novela negra: el último de Block, Jo Nesbo, el famoso Galveston, que se me están acumulando y quiero darles salida, además de que apetecen bastante.

-El “tochazo” del mes está claro también, es uno de los libros que más esperaba  en ese post que hice en septiembre. Se trata del “¿Por qué manda el occidente… por ahora?” de Ian Morris y editado con mucho gusto por Ático de los libros en su colección de Ático Historia.

Y a partir de aquí, quién sabe lo que me puede apetecer…. Tendréis que esperar al próximo mes para saberlo.

“El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs. Epítome de Humor Meláncolico

El-regreso-de-Reginald-PerrinQué mejor que empezar este artículo con estas palabras del postfacio de Kiko Amat:

“Caída y auge de Reginald Perrin” y esta secuela, “El regreso de Reginald Perrin, ambos de David Nobbs, son dos de los mejores ejemplos habidos de humor melancólico, hasta un punto tal que su existencia convierte el término en género. Hablamos de Humor Melancólico, en mayúscula. En ambos libros, el humor, el disparate, la hipérbole y el absurdo -todo lo cómico, en resumen- sirven a un fin: explicar una historia de congoja y desazón, de almas en quebranto y espíritus aplastados, de monotonía urbana y aburrimiento pertinaz. De gente sin rumbo encadenada a su propia rutina, abulia y ocasional desaliento.”

Resume a la perfección el subgénero del que forman parte las novelas de David Nobbs, en este caso, la segunda que narra las aventuras de Reggie Perrin “El regreso de Reginald Perrin”; un humor melancólico que se caracteriza por el uso de todos los artificios disponibles y en todas sus modalidades humorísticas emplazados en una historia que, sin embargo, no tiene nada de gracioso y sí mucho de infeliz.

De hecho, la novela, que empieza exactamente donde lo dejó la anterior nos presenta a Martin Wellbourne (¡¡bien nacido!!!) inmerso de nuevo en un vaivén donde el aburrimiento se convierte en la característica más reseñable. Ante tal desesperación Martin (nuestro Reggie) vuelve a hacer gala de un humor teñido de tristeza en cada manifestación, hasta cuando dicta una carta a su secretaria, donde, en realidad recuerda una broma que utilizaba en su anterior vida:

“-A la atención del director del Colegio de Psicología Industrial -dijo Reggie-, Casa de Iniciativas de Helions Bumpstead. Afectísimo señor: gracias por su amable misiva en relación con la Fundación Reginald Perrin. El propósito de nuestras piernas es que nuestros empleados sean más felices…

-¿Piernas, señor Wellbourne?”

Nobbs aprovechaba estas novelas para mostrar, con toda su acidez, la infelicidad inherente en el trabajo, y lo extendía a una sociedad como la inglesa:

“-Va contra natura ser feliz en el trabajo -opinó el doctor Morrisey-. Hay gente que disfruta de lo lindo criticando a los demás a sus espaldas, guardando rencor y quejándose porque las chicas de la cantina no se lavan las manos después de ir al baño. Es el modo de vida inglés.”

Es una de esas cosas que sorprende bastante, esa capacidad de reírse de sí mismo que parece que en otros sitios no se puede ni llegar a pensar. Nuestro protagonista llega a plantearse la necesidad de desaparecer de nuevo para renacer como el que era; ante las vicisitudes que le llevan a perder su trabajo tendrá una idea feliz de trabajo; esa idea se basará en, quizás lo más absurdo que se pueda plantear:

“-El mundo es absurdo, de modo que cuanto más absurdos seamos, más posibilidades de triunfar tendremos.

-Pero la gente no es tan tonta. Se dará cuenta de que vendemos basura.

-Pero lo sabrán desde el principio.”

Sin embargo, se demostrará que la idea no es tan absurda, lo podemos ver en este diálogo desternillante del que solo pongo unas pocas frases pero que se extiende durante un par de páginas con idéntico resultado:

“Reggie se les acercó discretamente.

-¿Puedo ayudarles?

-Querríamos unos de esos cuadros -le dijo el hombre.

-¿Les gustan?

-No, la verdad es que no.

-Son horribles, ¿verdad?

-Horrorosos. Son perfectos para nuestros amigos.

-¿No les caen bien sus amigos?

-No, al contrario, son una gente encantadora, pero los pobrecillos carecen por completo de gusto.

-No sé por qué dices los pobrecillos -comentó la mujer-. Ellos son felices así.”

No podemos dejar de darnos cuenta de los dos factores que hacen que tenga éxito: uno, efectivamente, es el hecho de vender cosas que no valen para nada y decirlo desde el primer momento, sólo por la curiosidad del público puede llegar a funcionar; el otro va más allá, ya que el regalo no es para una persona porque la odian, sino que, en realidad son conscientes de que les van a hacer felices, también son conscientes de que no tienen el suficiente gusto para apreciarlos. Esta segunda reflexión ayuda a entender cómo mucha gente se puede llegar a conformar con lo justo y a no indagar en momentos que quizá podrían traer más satisfacción: la querencia general por tener lugares seguros en los que guarecerse; la búsqueda de los refugios también en lo cultural.

Fantástica la capacidad de Nobbs para pintar todo lo malo del hombre e impregnarlo con gotas de humor, como cuando habla con una de sus empleadas a la que “no le gusta criticar”:

“-Dime: ¿se te ocurre alguna cosa más que el señor Morrisey haga mal aparte de lanzaros miraditas, hacer comentarios, rozarse con vosotras, vender las cosas más baratas a niños, viejos y chicas (sobre todo a chicas), olvidarse de hacer los pedidos y formarse un poco de jaleo con el papeleo?

-No. Y aunque así fuera, no se lo diría. No me gusta criticar a la gente a sus espaldas.”

Al final resulta que somos demasiado previsibles en nuestros comportamientos, pero si lo miras de diferente manera puede ser hasta divertido ser conscientes de esta situación:

“-¿Está sugiriendo en serio que a la gente le gusta tirar el dinero?

-Desde luego que sí, a la gente le encanta derrochar dinero. Es una de las pocas cosas divertidas que se pueden hacer con el dinero.”

Las novelas de Nobbs no necesitan recurrir a moralinas, ellas mismas enseñan de una manera sutil pero siempre, siempre con muy buen humor, de eso van sobradas.

Otro culmen de la novela humorística británica, del Humor Meláncolico.

Los textos provienen de la traducción de Julia Osuna Aguilar de “El regreso de Reginald Perrin” de David Nobbs en Impedimenta.

Las mujeres protagonizan diciembre

2012 Reading Challenge

2012 Reading Challenge
Mariano has
completed his goal of reading 120 books in 2012!
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Se suele decir que una imagen vale más de mil palabras, en este caso esta imagen representa mucho de por sí.
En efecto, como se puede ver, he superado el exigente reto lector que me había puesto este año a estas alturas, y caerán más hasta que acabe el año. No está mal pasar de 120 libros y con más de 38000 páginas leídas..

En otro orden de cosas, el resumen de las lecturas de noviembre es el siguiente: empezó el mes con esas pequeñas joyitas de terror de las que hable aquí, esos “Miedos de medio minuto” resultaron una gratificante mezcla; al mismo tiempo alternaba con la lectura en su lengua original de una obra maestra del gran Coetzee, “Foe”, paradigma de novela postcolonialista y que en tan pocas páginas es jugosa como pocas en sus múltiples interpretaciones y visiones; mientras finalizaba “Escucha esto” del que hable aquí  y que daba los coletazos desde el mes anterior, empezaba y disfrutaba con deleite el cuento gótico de Shirley Jackson “Siempre hemos vivido en el castillo”, una lectura compleja y sugerente, una pequeña delicia, por lo corta que se hace; la ración mensual de Impedimenta estuvo ocupada por el fantástico “Caída y auge de Reginald Perrin” del que ya hablé largo y tendido por aquí  y que fue un momento de diversión genial; Muriel Spark tuvo sus momentos de gloria con “El asiento del conductor” y “Memento Mori” que comenté conjuntamente en este enlace; King volvió a emocionarme con una nueva entrega de las aventuras del pistolero en “El viento por la cerradura”, y aproveché para hacer un comentario sobre él; también hubo tiempo para novela negra con el irregular aunque estimulante “Poesía Cruel” de Vicki Hendricks.

Entre las últimas adquisiciones aquí tenemos una buena muestra… me esperan, desde luego buenas lecturas, es indudable.

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Parte del mes de noviembre y principios de diciembre ha estado centrada en “Hermana mía, mi amor”, libro que, seguro, va a estar en mi recopilación de lo que más me ha gustado del año, gracias a Joyce Carol Oates. A partir de ahí, muchas mujeres van a ocupar diciembre; me esperan “La abadesa de Crewe” de Spark, “El libro de los cuentos negros” y “Posesión” de A.S. Byatt, “La hija del tiempo” de Josephine Tey y el “White Teeth” de Zadie Smith; puede que también el “Cuando sale la luna” de Gladys Mitchell o el último de Starobinets… grandes escritoras para un mes que acabará en la Navidad, con sus compras hasta en estos tiempos de carestía.

El próximo balance será el del año que hemos tenido, que será a principios de enero, como se merece, con bombo y platillo, por si a alguien le sirve para regalar en los Reyes Magos.

“Caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs

Siempre he guardado afinidad lectora con la editorial Impedimenta, especialmente por un catálogo escogido con buen gusto y del que no hay muchas editoriales que se encarguen; un segmento de obras que han escogido son las inglesas, en particular de principios del siglo XX, recuperando de esta manera para los lectores españoles a E. F. Benson, Edmund Crispin o Stella Gibbons, por poner algunos ejemplos estupendos y muy representativos. Ahora han vuelto a la carga con otra historia propiamente inglesa de la mano de David Nobbs y su archiconocido “Caída y auge de Reginald Perrin”, novela que, en el Reino Unido, originó la creación de una exitosa comedia televisiva en la BBC.

El arrebatador comienzo invita a la risa desde casi la primera frase:

“Cuando Reginald Iolanthe Perrin se dispuso a salir para el trabajo aquella mañana de jueves, no entraba en sus planes llamar hipopótamo a su suegra. Nada más lejos de su pensamiento”

En esas primeras páginas se descubren los traumas infantiles de tan curioso personaje, relacionados con su gran cantidad de pelo corporal: “Tenía el cuerpo recubierto de vello, tanto que en el colegio le apodaban Felpudo Coco” o con su torpeza natural: “Siempre había sido bastante torpe  en el colegio cuando no era Felpudo Coco, era Pato Patoso”.

Los gags se suceden cada dos por tres y en cada página tenemos un motivo más para pasarlo bien, con momentos memorables que arrancan las carcajadas como aquellos con el insigne doctor o en la cena sin comida que organiza el propio Perrin. Todo este comienzo está desencadenando la caída a los infiernos del personaje, que busca como sea un cambio de vida, de trabajo, de todo lo que le aflige, se vuelve tan incrédulo que no puede seguir adelante (“Tienes derecho a preguntarme en qué creo, yo que me declaro tan antitodo. Pues se lo diré: creo en el nihilismo en la medida en que creo en la ausencia de ismos. Sé que no sé y creo en no creer”).

El final del camino, que desembocará en el cambio, llegará sólo cuando Reginald Iolanthe Perrin desaparezca, no en vano, las siglas (RIP) eran una prolepsis de lo que iba a ocurrir con el personaje, aprovecha el autor para mostrarnos su momento más lírico justo en el momento más doloroso para él:

“Había una larga franja de guijarros y, por detrás de la bahía, la tierra se elevaba en una pendiente de hierba salpicaba de arbustos vencidos por el viento. El pueblo estaba al final de ninguna parte. Era un lugar ideal para poner fin a una vida.”

Como adelantaba el título del libro, estamos hablando de una tragicomedia, Nobbs utiliza estos momentos para que Perrin cambie de personalidad, buscando algo con lo que de verdad identificarse, algo con lo que iniciar su nueva vida, las dudas le acucian:

“Me tienta pensar en mí mismo como una figura espectral, igual que ellos, pero la verdad es otra bien distinta. Para mí el problema de la identidad no es no saber quién soy sino saber demasiado quién soy: soy Reginald Iolanthe Perrin, Felpudo Coco Perrin. Soy absurdo luego existo. Existo, luego soy absurdo”

Según va encontrando su identidad los momentos cómicos empiezan a originarse nuevamente, ahora las ironías se suceden; llegando a asistir a su propio funeral, tronchante el momento en el que el predicador indica en el sermón:

“En cierto sentido Reggie Perrin no ha muerto. ¡Él está aquí hoy entre nosotros, de una forma real y significativa, en esta precisa iglesia, a esta precisa hora!”

La ironía final, deliciosa, es genial; ya que su “muerte” desencadena el cambio del resto de sus familiares, amigos, jefe,… todos cambios a mejor, su aparente muerte es anecdótica pero necesaria para el devenir del resto; sin embargo, él se vuelve a casar con la misma persona, y todo vuelve, casi, a ser como era, pero diferente, incluso trabajando para su mismo jefe pero en una fundación a su nombre. Qué paradoja, qué cambio de actitud para darse cuenta de lo importante que es vivir.

Valoración del libro:

En octubre “Escucha esto” y mucho más.

Un poco tarde, desde luego, pero llega el momento de hacer balance en el plano literario de mi vida del mes de septiembre.

La causa de la tardanza ha sido, como no podía ser de otra manera, la lectura del “Contraluz” de Pynchon, lectura tremendamente absorbente, compleja en fondo y forma, poco ágil, que me ha ocupado buena parte del tiempo dedicado a leer; ha valido la pena y mucho, es una obra magnífica, hija de, quizás, el mayor escritor vivo en la actualidad; hablaré de ella largo y tendido, ya he empezado en este comentario. Pero no sólo de Pynchon puede vivir el lector, también hubo hueco para “Zuckerman encadenado” y “La contravida”, de otro coloso de las letras estadounidenses, Philip Roth; momentos increíbles igualmente, que me han llevado a una determinación distinta en la lectura de las obras de este escritor y que otro día comentaré. Obras de este estilo requieren alternancia con otras más llevaderas, de lo contrario, la fatiga tras leer algunas como la primera citada puede llevar a un cansancio no del todo sano. Así, cayeron dos obritas cortas del gran escritor austríaco Stefan Zweig, un seguro de calidad y buen hacer; estas fueron “Ardiente secreto” y la demoledora “Carta a una desconocida”. Alguno puede preguntarse si hubo algo de novela negra; claro, ¿cómo no? “Mátalos suavemente” de George V. Higgins fue exactamente lo esperado, otro clásico del género cargado de amargura; no menos duras resultaron “Un cuchillo en la mirada” y “Noche Salvaje” del perverso y siempre imprescindible Jim Thompson. No faltó un poco de novela negra con el apartheid de fondo con “El huevo ingenioso” de James McClure, escritor con poca suerte en España y que, sin embargo, tiene novelas consistentes y bien escritas.

Y, ¿qué estoy pensando para octubre? A continuación podéis ver algunas de las adquisiciones del mes.

Tengo claro que “Escucha esto” del crítico musical Alex Ross, va a ser la “lectura-tochal”, su anterior libro “El ruido eterno” ahondaba de una manera muy didáctica, sin perder profundidad, los entresijos de los autores contemporáneos de música clásica; era un ensayo que se complementaba maravillosamente con una web en la que se ponían los fragmentos a los que se refería el escritor y el resultado era una lectura tridimensional, cargada de detalles, además de enriquecedora. En este último ensayo se propone, aparentemente, ligar música clásica con algunas manifestaciones de música pop, veremos cómo lo realiza y si el resultado es satisfactorio.

Otras lecturas que seguro que haré van a ser los dos libros de poemas del surcoreano Ko Un, “Fuente en llamas” y “Diez mil vidas”, todo debido al continuo seguimiento que hago habitualmente de los Nobel, me propongo descubrir a este, uno de sus sempiternos candidatos.

También quiero, por fin, introducirme en el universo de lecturas de Elmore Leonard, “Un tipo implacable” y “Mr Paradise” parecen buenas formas de hacerlo. No debería dejar pasar tiempo sin leer esas sátiras británicas que tanto me gustan, de ahí la presencia de “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford y de “La caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs.

Y hasta aquí lo que, más o menos considero seguro; luego cualquier cosa puede ocurrir, lo cual es excitante de manera implícita, dependerá mucho del humor y del momento en que me encuentre; asimismo empezaré con las lecturas de la carrera, Coetzee e Ishiguro para empezar, no está nada mal.

El horizonte de compras se presenta apetecible igualmente, la última obra de Delillo en España son unos cuentos; se aproxima otra novela, cercana en este caso al género policial con la  última de Joyce Carol Oates, y luego las cartas de Auster y Coetzee; y en novela negra, la penúltima de los padres de la novela sueca, un nuevo McBain, un nuevo King, Crispin…. No sé el resto, pero, en mi caso, tengo un “hype” que no me aguanto.

Contraluz y el otoño

Cada cierto tiempo, me gustaría ir comentando un breve balance de las lecturas del último mes así como un avance las próximas, también futuras compras y lanzamientos; sirve para hacerse un estado de situación literaria.

Por la portada está claro qué libro y autor va a ser el protagonista del mes, podemos llamarlo “lectura-tochal”. Hablaré un poquito más adelante de él.

Pero primero, hagamos un resumen de lo que me ha deparado agosto a nivel lector. Es importante tener en cuenta que, después de un julio exuberante, agosto languidece en comparación; principalmente porque, claro, los exámenes no se preparan solos.

La primera lectura (y más voluminosa) del mes correspondió a uno de los fenómenos literarios del año en España: el quinto tomo de la serie de “Canción de Hielo y Fuego”, “Danza de Dragones” de George R.R. Martin, después de unos cuantos años desde el último volumen había muchas ganas por conocer cómo seguía la historia, me ha despertado muchos sentimientos encontrados que al final han desembocado en decepción, me extenderé en intentar explicar esto en una próxima reseña-crítica-ensayo. ¡¡¡Permanezcan atentos a sus monitores!!!

La siguiente lectura, sin embargo, “El leopardo de medianoche”, supuso mi introducción inmejorable a las aventuras detectivescas en clima de apartheid sudafricano de los detectives Kramer y Zondi del escritor James McClure; novela muy sólida y con una trama fabulosa que ha originado que me esté leyendo sus últimas novelas justo en este momento. “Habemus” clasicazo de novela policíaca con la novelita de John Franklin Bardin “El percherón mortal”, una de esas novelas que asentaron y dignificaron el género. Del “Headhunters” de Jo Nesbo hablé ya largo y tendido por aquí. El último de Daniel Pennac, “Diario de un cuerpo”, hace que tome la decisión de no comprar ya el siguiente en tapa dura, el bajón en cuanto a creación de historias es manifiesto, y el creador de la familia Malaussène no levanta cabeza desgraciadamente. Por fortuna, después de una mala, suele venir lo bueno, y en este caso lo mejor del mes, el “Rehenes” del alemán Stefan Heym, con el que espero extenderme en una próxima crítica, uno de los libros del año sin dudarlo. La reedición de “El coleccionista” de John Fowles en una exquisita edición de Sexto Piso fue otra gran noticia, otra oportunidad de conocer esta perturbadora y claustrofóbica novela. Tampoco fueron malas lecturas el último que nos trajo Impedimenta de Muriel Spark, “Los solteros”, y el libro de viajes por Italia de un Dickens en “tercera marcha literaria” en Nórdica. Tampoco puedo olvidar el fantástico “Mis memorias” de Vidocq, la historia del protodetective por antonomasia narrada por él mismo.

Y, ¿qué es lo que nos puede deparar este mes? En primer lugar la lectura de “Contraluz”, verdadero e inigualable protagonista literario, gracias al incomparable Thomas Pynchon. Una lectura que, seguramente, no será la última, pedirá relectura futura; ya lo he empezado y es, como de costumbre, una viaje que puede deparar todo y nada a la vez, avanzar por los vericuetos de una prosa tecnológica-literaria-cripto-histórica. También toca este mes ponerse al día, más tras su premio Príncipe de Asturias, del también norteamericano Philip Roth; una de mis lagunas eran sus historias de su alter ego Nathan Zuckerman, así que ya empiezo con la lectura cronológica de “Zuckerman encadenado”, al que seguirán “La contravida” y, si da tiempo, “Pastoral Americana”, su archiconocida obra. También estoy seguro que, en novela negra o policíaca seguiré con McClure, ahí están esperando “El huevo ingenioso” y “La canción del perro”, y es muy posible que caigan un par de Thompsons que tengo por ahí, y, luego ya veremos qué viene…

En cuanto a próximas novedades que se van a publicar, nos esperan bastantes cosas en esta recta final del año, y algunas muy buenas, especialmente destacables son: la nueva novela de George V. Higgins, “Mátalos suavemente”, coincidiendo con el estreno de la película homónima con Brad Pitt, una joya indiscutible del género; “La caída y auge de Reginald Perrin”, de David Nobbs , una de esas comedias británicas deliciosas que particularmente me apasionan. Ya en un segundo plano y más adelante tenemos nuevas novelas de Edmund Crispin; del gallego más negro Domingo Villar (“Cruces de piedra”), que como sea la mitad de buena que las anteriores será más que suficiente; también viene una nueva Oates, uno de cartas de Auster y Coetzee,  hasta el último Delillo. Además un Manchette, que parecía que RBA lo había olvidado vilmente. En fin, una buena remesa que augura buenas y variadas lecturas, ya veremos si satisfactorias.

No quería marcharme de este post tan abigarrado en nombres sin una última foto que servirá de colofón. Ahí podéis ver las que van a ser las lecturas de este año en su lengua original (para acabar, si todo va bien, Filología inglesa); ah… falta el “Posesión” de A.S. Byatt, pero bueno… están casi todos: Coetzee, Amis, Ian McEwan, Zadie Smith, Julian Barnes…, qué verdadero placer va a ser.