El resumen de julio y lo que se avecina en agosto

El mes de julio ha resultado este año bastante extraño; principalmente porque he estado casi todo el mes de vacaciones y, además, por la influencia de “El plantador de tabaco” que me absorbió bastante tiempo. El caso es que he tenido acceso muy limitado a mi procesador de textos habitual y se me ha acumulado todo de una manera considerable. La pena de esto hasta que me ponga al día, es que se van a quedar en el tintero varios libros que, sin duda, merecerían un comentario mayor y que, sin embargo, solo los voy a citar en este post conjunto. Sí que pondré las relacionadas con mi Proyecto literario que irán apareciendo sucesivamente:

Sin más dilación, este es el resumen de lecturas del mes:

“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer, de esta joya ya tenía preparada la reseña y caerá en no mucho tiempo, mientras llega, ya os aseguro que va a estar entre lo mejor del año. Una delicia.

“El plantador de tabaco” de John Barth, el post 150 de este blog, todo un éxito para mí, ya lo comenté anteriormente por aquí.

“Joyland” de Stephen King, sí habrá reseña de él, al menos algún comentario. Un muy buen King como últimamente nos tiene acostumbrados.

“Cómo hacer bien el mal” de Harry Houdini, una verdadera sorpresa la publicación de este catálogo de escritos del gran y conocido ilusionista por parte de Capitán Swing. Una lectura diferente para aquellos que piensan que un ensayo es aburrido. Houdini sorprende primeramente con un relato que bien pudiera haber sido escrito a dos manos con el gran Lovecraft; el resto se trata de artículos realizados por él y que nos desvelan secretos para hacer que un ilusionista triunfe además de desvelar algunos de los increíbles trucos de los tragasables o tragapiedras… sí, habéis leído bien. Lectura muy original, divertida y refrescante para el verano.

“Enterrado en vida” de Arnold Bennett, comentaré algo más sobre él, aprovechando el centenario de títulos de la editorial Impedimenta. Baste, como adelanto, comentar que es una lectura anclada en el realismo decimonónico y cargado de mucho buen humor con un personaje dickensiano.

“El último pasajero” de Manuel Loureiro, ya lejos queda la trilogía de zombis del gallego cuando vemos un giro en su carrera con este thriller con viajes en el tiempo, nazis, elementos de terror y, sobre todo, mucha emoción. Una novela que bien podrían haber escrito los increíbles Preston y Child y que sienta un precedente muy interesante, sobre todo por una presentación del conflicto excelente aunque decaiga más en la parte final. Una más que recomendable propuesta de lectura veraniega con más calidad de lo habitual.

“Cartas a Poseidón” de Cees Nooteboom, uno de esos libros de viajes a los que nos tiene acostumbrados; una simple premisa cargada de mucha belleza y de la que hablaré en un post individual.

“Mujer de Barro” de Joyce Carol Oates, uno de esas novelas que nos brinda normalmente la gran narradora norteamericana, más introspectiva por momentos pero juguetona como pocas, y más comprometida que nunca. Oates siempre embriaga con sus ideas, y aquí no puede ocurrir de otra manera. Próximamente prepararé algo sobre ella.

“Luz por todas partes” de Cees Nooteboom, maravillosa antología poética del holandés que comentaré  más adelante en un post a tal efecto.

“La piedra de moler” de Margaret Drabble, es un acontecimiento que publiquen una novela de la hermana de A.S. Byatt, entre otras cosas, porque no hay nada de ella disponible en castellano. El problema en este caso es la elección de un título de sus inicios que, sinceramente, no es demasiado representativo de su calidad. Estamos ante un relato de autorrealización con la típica mujer de la época que intenta compatibilizar vida personal y laboral. Anclado en la tradición realista la novela se lee muy bien, pero queda lejos de sus experimentos postmodernistas (más interesantes en mi opinión), que realizó posteriormente, sobre todo en su Trilogía “The Radiant Way”. Aun así, es una buena lectura para conocerla y esperemos que venda lo suficiente para que veamos más ejemplos de su pluma.

“La maldición de Eva” de Margaret Atwood, me extenderé aún más sobre este libro de ensayos, vale la pena introducirse en el universo de la escritura sobre todo por la sencillez y el sentido común que demuestra.

“La segunda vida de Viola Wither” de Stella Gibbons, si la editorial Impedimenta tiene un valor seguro, es sin duda el caso de Gibbons, sello de una forma de hacer las cosas y que, además, ha sido elegido para ser el título 100. Muy apropiado.

“Luna Llena” de Jim Butcher, qué divertido e imaginativo es Butcher con las aventuras de Harry Dresden, en esta segunda entrega (que ha salido ahora en bolsillo) aprovecha los elementos que ya presentó en el primero y le da una vuelta al mito del hombre lobo. Lo mejor es que presenta datos sobre el pasado de Harry que servirán, más que probablemente, como germen para las siguientes aventuras. El único pero es que consiga que los métodos usados en su investigaciones no se vuelvan monótonos. Veremos si lo logra en las siguientes entregas. Esta, como la anterior, sigue en buena forma.

“Apartamento 16” de Adam Nevill, con lo poquísimo que se publica de terror en España (aparte de los King, Barker y alguna cosilla más…), intento cada vez más hacerme con todo lo que va saliendo. Este escritor británico es una posibilidad razonable de disfrutar del terror. Estamos ante una típica historia de habitación fantasma, un hotel donde los personajes se ven influenciados por el mal que emana en la habitación, un pasado por descubrir y un personaje maligno muy unido al arte. A pesar de caer en tópicos muy asociados a este tipo de relatos el libro se deja leer y tiene buenos momentos, probaré otros  libros suyos sin dudarlo.

“Los tres estigmas de Palmer Eldritch” de Philip K. Dick, cada vez que leo a Dick tengo la misma sensación: es como si la cabeza fuera a estallar con los innumerables conceptos que empieza a presentarte sin que apenas te dé tiempo a aclimatar tu pensamiento. Es una delicia de ciencia ficción, inconmensurable y que sigue asombrando a pesar de haberse escrito ya hace cincuenta años…  Un coloso imprescindible.

“Boston. Sonata para violín sin cuerdas” de Todd McEwen, este no era una lectura muy veraniega a pesar de tratarse de una lectura estupenda. Principalmente porque el recurso utilizado por el autor, ese continuo flujo interior de pensamientos en la cabeza del protagonista tras darse un golpe en la cabeza, obliga a una lectura más detallada para no perder el ritmo de lo que cuenta y eso se hace notar en la velocidad lectora. Eso sí, a pesar del reto que supone, es muy divertido y la historia desborda buen hacer por su imaginación y momentos de lirismo; además está muy bien acabado. Es muy recomendable si se busca algo más exigente.

Y con esto acabo el resumen, jugoso, como habréis comprobado, de este mes de vacaciones.

El otro día realicé las compras mensuales que os pongo a continuación.

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Sin embargo, no creo que en agosto lea ninguno de ellos, aprovechando que tengo que estudiar para los últimos exámenes (espero) de la carrera en septiembre voy a profundizar en algunas lecturas que no tuve tiempo de hacer relacionadas con el siglo XX británico. Por lo tanto estaré centrado en Spark, Lessing, Fowles, Barnes, Plath, Hughes y cosas por el estilo. Ya comentaré el próximo mes cómo va la cosa con ellos.

El próximo mes, de hecho, se acerca una efemérides de gran importancia para mí, ¿adivináis cuál es?

“Osama” de Lavie Tidhar

osamaEl israelita Lavie Tidhar está marcado por una serie de hechos ineludibles y que le ligan al terrorismo; no deja de ser curioso que se encontrara en Dar es Salaam durante los atentados a la embajada estadounidense en 1998, que en el 2004 sobreviviera junto con su esposa a los atentados del Sinaí y en el 2005 a los de King’s Cross. Estas experiencias, de hecho, han influenciado claramente la orientación de sus relatos y, en particular, de esta novela que ganó en el 2012 el World fantasy award.

En “Osama” el protagonista es Joe, un detective privado que recibe el encargo de encontrar a Mike Longshott, autor de unas novelas pulp donde el protagonista es un personaje de ficción llamado Osama Bin Laden.

En la primera parte de la narración Tidhar se encarga de crear una realidad diferente, al estilo de los mundos imaginados por Philip K. Dick; en esta realidad hay múltiples referencias al 11-S y al terrorismo:

“Miró los libros en rústica: Misión: África, Los atentados del Sinaí, World Trade Center. ¿Qué demonios era un centro del comercio mundial?.”

“Se llevó la mano a la cara y se dio cuenta de que aún conservaba la pelota de papel. La desplegó y le echó un vistazo. Una hoja mugrienta de un periódico, ilegible, salvo por la fecha: 11 de septiembre de 2001. Se encogió de hombros, volvió a reducirlo a una pelota y fue a tirarla al cubo de la basura.”

Y si existen esas referencias es porque en este mundo que imagina el terrorismo está erradicado y solo aparece en las novelas pulp, en la ficción:

“-Con todo, esas historias estúpidas reportan muchos beneficios. ¡Comienzan siempre con una gran explosión! ¡Bum! ¡Paf! Mike Longshott. Qué nombre tan ridículo.”

“[…] Lees estas cosas tan horribles pero sabes que no han ocurrido de verdad, y cuando terminas puedes dejar el libro a un lado, respirar hondo y seguir con tu vida. Sabes que es ficción…

-Pura ficción –convino Gill. Y es ahí donde deben quedarse todas esas cosas tan espeluznantes…

-En las páginas de un libro.”

Esta irresistible mezcla que juega con la metaficción está muy bien construida en una primera parte que llama la atención por el misterio, el enigma de una investigación diferente. Quizá los mayores hallazgos de Tidhar estén en los dos recursos que utiliza para realizar este comienzo:

-Construcción mediante la no existencia de lo que conocemos; no tanto por la creación del mundo, sino eliminando partes del nuestro

-Subversión de la realidad que conocemos: un mundo de terrorismo solo presente en los libros y la figura de Osama Bin Laden que aquí se convierte en el héroe de unas novelas pulp.

A partir de este deslumbrante comienzo la segunda parte se convierte en algo más repetitivo, la trama se diluye de tal manera que sabes lo que puede venir, sobre todo cuando empiezan a multiplicarse las referencias al “Mago de Oz” (“Se está mejor en casa que en ningún sitio”). Aunque le queda alguna reflexión interesante:

“Supuso que los libros de Longshott le proporcionarían más información. Siguió hojeando sus páginas. […] Analizó todos los atentados que se mencionaban. “La suma total de muertos y heridos –pensó-, es inferior al índice de fallecidos por accidente de tráfico a lo largo de un mes entero y en una sola ciudad”. Llegó a la conclusión de que aquella guerra se basaba en el miedo, no en recuentos de cadáveres.”

El miedo como elemento de poder con respecto a una sociedad aterrorizada, se convierte todo prácticamente en un pretexto para denunciar una sociedad obsesionada por la posible amenaza terrorista y que ordena todo en base a esto.

De hecho el final resulta facilón en su resolución, muy alejado aquí de lo que Philip K. Dick era capaz de ingeniar, esto en sí no es un problema; el problema es que ese final desarma la metaficcionalidad sobre la que estaba basado todo lo anterior; perdiendo el texto esa coherencia al final.

Buena novela, pero, no dudo de que Tidhar puede hacerlo aún mejor.

“Integridad” de Luisfer Romero Calero

integridadEn “Ubik”, una de las obra maestras de Philip K. Dick, me llamaron la atención estos “momentos”:

“-El día menos pensado, la gente como yo se rebelará –le contestó airado Joe-, y habrá llegado el fin de la tiranía de la máquina homeostática. Habrá llegado el día de los valores humanos, de la piedad y del calor afectivo; ese día, cualquiera que como yo las haya pasado moradas y necesite un café para tenerse en pie y seguir funcionando mientras deba funcionar, podrá tomar su café caliente tanto si tiene un contacred a mano como si no.”

“-Me decidí por Ubik después de probar otros soportes de realidad débiles y anticuados. Mis cacharros de cocina se convertían en un montón de herrumbre. Los suelos de mi apartamento se hundían, y un día mi marido, Charley, agujereó con el pie la puerta del dormitorio. Pero ahora uso el nuevo Ubik, potente y económico y me da un resultado maravilloso.

“[…] Pat Conley, una mujer que no conocíamos y cuya facultad no entendíamos.[…] Es una habilidad relacionada de alguna manera con la reversión del tiempo, no exactamente la capacidad de viajar por él. […] Se ha reiniciado el flujo temporal normal, el que avanza; vamos de nuevo hacia el futuro partiendo del pasado.

Luisfer Romero (a.k.a “Ubik” en el Focoforo) hace su prometedor debut literario con la  novela corta “Integridad”, debut que se me antoja más allá de lo prometedor. En esta novela plantea igualmente un mundo dixtópico donde ha habido una tercera guerra mundial y en el que  Eric Burton es un alto rango del Organigrama (la Sociedad de Ubik?), institución juvenil que hace labores humanitarias en las zonas más devastadas. Los ecos con la novela de Philip K. Dick, y de otras suyas, son evidentes, no se puede negar. Pero Luisfer no se conforma con homenajearlo sino que la dota de una personalidad propia que, sorprendentemente, se refleja hasta en el estilo (ese capítulo seis donde se enreda en un monólogo interior; un flujo de pensamientos que, en el siete, lo adapta a manera de flashbacks que le sirven para montar el pasado del personaje principal).

Elige una narración en primera persona a través de Eric Burton, narrador poco fiable; y propone una sociedad distinta gracias a plantear un posible futuro atemporal:

“-Vivimos en una sociedad en la que la información tiene libre albedrío. Nada mas nacer, como ciudadano de Murrayland, aceptaste involuntariamente que tu información personal quedaría al descubierto. Es cierto, unos se enteran de la verdad. Otros no. Claro que uno puede usar la información como le convenga.”

“Conocía las Reglas Imprescindibles. En el apartado  3, se decía: No hay una persona mejor que otra. Si todos los hombres y mujeres del planeta se pusieran de dos en dos en una balanza que midiese las virtudes y defectos, y valía personal, dicha balanza siempre estaría en equilibrio.”

“-Es curioso, ¿no? Que en una época como ésta, la música, y el arte en general, sigan siendo tan importantes. –No en todo el mundo –apuntó Elle-. Si fuera porque a Murray se le ocurrió subvencionar a los artistas…”

ubikEsa sociedad pragmática se plantea el problema del tercio (un “tercio de nuestra vida durmiendo”) y la solución que plantean ante esta “pérdida de tiempo” es terrorífica de por sí:   “encontraron una manera de acostumbrar al cuerpo a dormir exactamente 119 minutos. Antes, cuando se dormía, se completaban 5 o 6 ciclos del sueño. Ahora nos basta con uno. Hicieron pruebas con miles de personas, infinidad de estadísticas, de estudios, y vieron si podían compensar el dormir menos con tomar frecuentemente una sustancia parecida a una vitamina, llamada ambrotos, desarrollada en laboratorios de Asia. Murray aprobó introducir ambrotos en el agua corriente, en todas las comidas y bebidas, para dar lugar a una dosis que nos permitiera dormir solo un ciclo de sueño.” “por alguna razón misteriosa que todavía no ha sido aclarada, nos ayuda a no cansarnos durante el día, pero llegamos más pronto a la teórica vejez que nuestros antepasados”. (¿El ambrotos es el ubik de Luisfer ;-)?)

Con esta base, este heredero de Dick, hace avanzar una historia donde los equívocos se suceden, las tramas se entrelazan, para llegar a un final sorpresivo;  no los avanzaré, porque vale la pena descubrirlos cada uno individualmente. Sí que confirmo que la sorpresa final, estupendamente bien hilada y, como el mismo me confirmó, pensada desde el principio, está bien cerrada. Las pequeñas dudas de estilo (aún así no mal solventadas) y la sobreexplicación final para conseguir un final más edulcorado y cerrado no ensombrecen una obra estupenda que ya empieza a ser reconocida (no en vano optará al premio Ignotus a la mejor novela corta) y que recomiendo sin dudar.

Qué mejor que acabar con una cita que, en la obra, cierra el círculo con el capítulo inicial: Y aunque no te sirva de nada correr, hazlo. Corre como si fuera el último día de tu vida. Corre como si tu familia, todo lo que pienses, todo lo que eres, todo aquello que amas, dependiera de ello.” Sí, Luisfer, corre, sigue tu camino y que podamos seguir disfrutándolo.

Abril 2013, un mes dedicado a la literatura de género

Sin duda, marzo ha supuesto coger carrerilla en las lecturas; ya que han aumentado tanto en calidad como en cantidad. De los catorce libros que han caído ha habido de todo; en español, en inglés; de ciencia ficción, histórico, novela negra, comedia; una mezcla que, sinceramente, ha resultado muy fructífera. Paso a resumirlas de modo somero, dado que de algunas ha habido ya reseñas y de otras llegarán más adelante:

“Americana”  del gran Don Delillo , la primera novela del autor norteamericano resultó ser un comienzo brutal, donde ya podíamos ver un escritor maduro, nos mostraba lo que sería su literatura posterior.

“Acuéstala sobre los lirios” de James Hadley Chase, en Abril pondré un comentario sobre él, aprovechando el mes monográfico. Baste adelantar que el británico es un seguro en materia policíaca.

“Asesinato en la oscuridad” de Margaret Atwood, mi debut con ella presagiaba muchas maravillas a descubrir.

“El canto del cisne” de Edmund Crispin, otra inspirada novela de detectives con el gran Gervase Fen, encima ambientada en el mundo de la ópera, mezcla irresistible.

“El cuento de la criada” de Margaret Atwood, la confirmación, en mi caso personal, de una de las más grandes actuales.

“¡Abajo el colejio!” de Geoffrey Willans y Ronald Searle, gamberrada británica ilustrada, divertida, satírica…

“Algodón en Harlem” de Chester Himes, no, ahora no voy a defender al norteamericano, quien no lo conozca todavía, se pierde uno de los más grandes de literatura policíaca.

 “Boxer, beetle” de Ned Beauman, el comienzo de mis reseñas de novelas en inglés; una propuesta arriesgada, una narración contemporánea, una novela actual.

“En la corte del lobo” de Hilary Mantel, ¿quién ha dicho que la novela histórica no puede ser interesante?, ¿quién ha dicho que no se puede contar el período de los Tudor otra vez y no aburrir?

“Ubik” de Philip K. Dick, apasionante muestra de la mejor ciencia ficción, hay vida más allá de “Blade Runner”.

“Integridad” de Luisfer Romero Calero, me extenderé este mes, debut excepcional de uno de los hijos bastardos de Philip K. Dick.

“El asesino ciego” de Margaret Atwood, sí, una obra perfecta, ya hablaré ya…

“The teleportation accident” de Ned Beauman, segunda obra del escritor británico, un festín literario en todos los sentidos.

“La saga del sagú de Slatery” de Flann O’Brien, póstumo comienzo de una serie de novelas que prometían… pero que no pudo acabarlas por su temprana muerte. Una lástima…

Para el mes de abril me apetece un montón olvidarme un poco de mi proyecto literario y dedicarlo a la novela de género; caerán lecturas de todo tipo, con predilección por la novela negra/policíaca; pero también habrá ciencia ficción, aventuras, etc… los motivos para realizar este monográfico son, más o menos, los siguientes:

-Acumulación de títulos, de esta manera liberaré la ingente pila de libros pendientes.

-Necesidad de centrarme en la carrera el tiempo disponible, leeré los títulos que me quedan en inglés. De ahí que necesite alternarlo con títulos más ligeros y fáciles de leer.

-Darle la importancia que se merece a este tipo de literatura, poner un granito de arena a impedir que sea denostada sistemáticamente por no ser “literatura”.

Entre los libros que caerán, echad un vistazo a mis últimas adquisiciones….

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Sí, varias de ellas van a ir, y algunas de las que tengo ya por aquí. Como no sé por dónde concluirá el tema, prefiero dejarlo ahí. Será sorpresa tras sorpresa. Será un mes fantástico para introducirse en nuevas historias, nuevas fabulaciones. Eso es literatura.

“Una Edad Difícil” de Anna Starobinets

La pequeña editorial Nevsky Prospects, que abanderan Marian y James Womack, ha escogido un sello de identidad característico y que los diferencia claramente del resto del panorama literario español. Ese sello es un catálogo formado casi enteramente por literatura rusa y donde tienen cabida los clásicos desde Chejov, Pushkin o Turguenev, hasta obras más actuales como aquella de la que voy a hablar más adelante; tiene además el aliciente de buscar nuevas traducciones de obras consagradas y, en algunos casos, muy cercanas a la literatura de género, sobre todo ciencia ficción e incluso terror. Se nota que hay mucho cariño en la elección y edición de los títulos. Y el resultado es excelente, ya que, a veces, incluso rescatan joyas como una de mis obras favoritas del año pasado, de los hermanos Strugatski, “El lunes empieza el sábado”, que no me cansó de recomendar.

Hoy vengo a hablar de otra de esas pequeñas obritas que he tenido el placer de descubrir este año y que, desde luego, merece un rincón en este blog. Se trata de la recopilación de cuentos “Una edad difícil”, de la joven escritora rusa Anna Starobinets, de quien se ha dicho que cuenta entre sus influencias a Neil Gaiman y Stephen King, e incluso Philip K. Dick.

En el interesante prólogo, Ismael Martínez Biurrun comenta al hablar de la escritora  que es “una de esas rarísimas mentes con el don de traducir las obsesiones en literatura”. Se la ha intentado etiquetar en el género de la “fantasía intelectual”, pero sin embargo, como muy acertadamente comenta Ismael “estos cuentos tienen que ver mucho contigo”, ya que “los personajes de estos cuentos son gente tan normal y satisfecha como cualquiera de nosotros. Esto es, a punto de estallar. Al borde de la locura y del deseo aberrante. Enamorados del abismo.” En la elección de lo cotidiano como fuente generadora del terror, se acerca a King; en la temática, cercana a la ciencia ficción, encuentro paralelismos con Philip K. Dick.

Ya en el primer cuento que da nombre a la recopilación encontramos estas dos características, el magnífico texto se convierte en el “relato de una transformación tanto como de una posesión,” una especie de bildungsroman perverso y desasosegante. En “Vivos”, sin embargo, nos enfrentamos al comienzo de una dixtopía cercana a las obsesiones de George A. Romero, la alegoría está servida. “La familia” se recrea en la rotura de lo cotidiano que conlleva la inestabilidad de la identidad, el paradójico final nos desestabiliza más de lo que podemos esperar. Mi relato favorito, “Las reglas”, es un estudio del trastorno obsesivo compulsivo; es redondo de principio a fin, la elipsis final nos transmite terror  según la tradición más clásica del género (“Mamá, no estás sentada correctamente”). Es en “La agencia” donde encontramos referencias más explícitas a otros relatos de King. También las hay de Poe en “La eternidad de Yasha”, con ese corazón que no late, inmortal. Lovecraft podría ser el referente para “La grieta”, pero ella lo toma como base e innova el relato, como en ese curioso y extraño final que supone “Espero”.

La prosa resulta concisa, sencilla, no la adorna con artificios innecesarios, pero cada palabra está en su sitio, lo podemos ver este fragmento de “Una edad difícil”: “Tenía miedo de encontrarse, en el estrecho pasillo que llevaba al baño o en la cocina pequeña y ordenada, a Maxim. A aquel ser seboso, sudado y cubierto de costras del acné. No quería tocar los mismos pomos de las puertas que tocaban aquellas manos pegajosas ni sentarse en las mismas sillas calentadas por aquel culo gordo. No quería recordar lo cerca que había estado de ser casi un padre para aquel monstruo”. Casi podemos oler, rozar, sentir a Maxim con nuestros propios sentidos.

En definitiva, estamos ante un debut más que prometedor, consistente, ecléctico en los temas elegidos para sus cuentos, con influencias evidentes, pero con voz propia. Un pequeño goce para los que seguimos el mundo de la novela de terror y ciencia ficción. Habrá que seguir todos sus próximos trabajos, y más aún si nos vienen publicados tan bien como lo hace Nevsky.