Resumen Septiembre 2015.Disfrute ante todo

lapuertabroncePasan los meses, pasan los libros, algunos con más pena que gloria. Pero siempre con algo que aportar. Este mes de septiembre se ha caracterizado por la variedad nuevamente, aunque no he tenido mucha novela de género, lógico tras dos meses como los que he dedicado a policiaco. Ha sido un mes fantástico, os relato mis lecturas a continuación:

El rancho de la U alada de B. M. Bower, en el enlace podéis pinchar para ver la reseña que hice al comienzo del mes.

Mi vida como hombre de Philip Roth, poco más puedo añadir al comentario extenso que tenéis pinchando en la imagen. Los comienzos de Zuckerman.

Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozie Adichie,  extraño formato el escogido por la editorial para publicar el discurso que dio la nigeriana en las charlas TED; de todos modos, el precio es razonable y el contenido muy necesario; la autora particulariza su situación a Nigeria pero el caso es extrapolable a cualquier país y ahonda en la necesidad de establecer un discurso feminista desde el ámbito de la mujer y el hombre; para ello profundiza en los fenómenos machistas que se viven por costumbre, que se encuentran englobados en lo tradicional o, dicho de otra manera, en lo estructural y establecido por defecto en una cultura. Imprescindible lectura tanto para hombres como para mujeres, aunque duela es necesario darse cuenta de lo que está inherentemente aceptado siendo parte del machismo.

End Zone by Don Delillo, especialmente recomendado para los aficionados al fútbol americano, más que para los aficionados a Delillo.

Cuentos completos por E.L. Doctorow, parece mentira que haya tenido que conocer al autor precisamente por su faceta menos conocida. No es mala opción como explicaré en su reseña. 

Sonetos by William Shakespeare, más información sobre ella y las peculiaridades del gran William Shakespeare en el título. 

El patriarcado del osito Teddy de Donna Haraway, Haraway no se conforma con alertarnos de la estructuralidad asociada al feminismo sino que la extiende más allá. Este es uno de esos libros que nos ofrece una apertura a temas de los que, inconscientemente, no nos habríamos dado cuenta. Y eso es de agradecer.

El cuaderno perdido de Evan Dara, todos los años Pálido fuego nos sorprende con algún título de alto nivel, este año ya han cumplido con esta excepcional obra de Dara. En breve me extenderé más.

El-marciano-Andy-WeirLa puerta de bronce y otros relatos de Raymond Chandler, curiosísima la propuesta de Cátedra que se centró en tres relatos del autor con más que evidentes careos con la ciencia ficción-género fantástico. Los relatos que aparecen son «Verano inglés», melodrama de tintes góticos; «El rapé del profesor Bingo», vuelta de tuerca sobre el tema del hombre invisible, y «La puerta de bronce», que presenta una misteriosa entrada a otro mundo de claras reminiscencias lovecraftianas. La calidad es diversa, resintiendo un poco el resultado global, pero la introducción de Julián Díez es completísima y se centra en el autor, su obra e incluso la poética del escritor norteamericano. Solo por ese texto (que ocupa más de la mitad) valdría la pena tener este libro. 

El marciano de Andy Weir, es totalmente lógico el éxito de esta novela y su posterior película, no tanto por el tema tratado, un “survival” de toda la vida, sino por la ambientación exótica: sobrevivir en Marte. Sus virtudes son indudables, se lee muy rápido por el estilo ágil del autor, sin artificios; el escritor sabe cómo hacer cercanos temas aparentemente lejanos relacionados con la ciencia, sabe explicar desde el cultivo de patatas hasta la propulsión de una nave pasando por cómo obtener oxígeno y resulta lógico cuando lo estás leyendo; está lleno de buen humor, y eso siempre es de agradecersolo podríamos acusarle por lo facilón del final y porque  el estilo ciertamente no es para tirar cohetes. Pero a estas alturas poco importa, nos ha hecho pasar un muy buen rato.

Personae de Sergio de la Pava, es inconcebible que este libro esté publicado. La traducción realizada por el propio autor convierte el texto en una amalgama de palabras sin sentido ni concierto. Es prácticamente ilegible. Y la culpa no creo que haya sido solamente del propio autor sino que parte de ella hay que repartirla con la editorial que permite que este engendro salga a la venta y engañe a los lectores que disfrutamos con gozo de su excepcional primer libro. Una verdadera pena. Dinero malgastado.

Hollywood gótico de David J. Skal, ¿quién dijo que los ensayos no pueden ser divertidos? Skal es un especialista en coger temas tan interesantes como este (“la enmarañada historia de Drácula”) y relatarlos con la suficiente amenidad (hasta tratándose de intrigas de derechos). Me extenderé más adelante con él. 

Papá Piernas-largas de Jean Webster, ya lo he dicho en el enlace, una verdadera delicia.

la-sonrisamarfilCarpe Diem de Saul Bellow, me temo que no he acertado con el primer libro que leía de Bellow, gracias a sabios consejos de grandes lectores enderezaré esta situación para coger próximos libros suyos. No es que sea malo, ¡para nada! Se lee con gusto y puedes ver trazas de lo que puede hacer pero el resultado es tremendamente irregular para emitir una opinión más en firme sobre el autor. Habrá que esperar.

El buen relato de J. M. Coetzee y Arabella Kurtz, sorprendente mezcla de psicoanálisis y saber literario que funciona mejor de lo que se podría esperar, y sin indigestiones. En breve la reseña más completa.

La sonrisa de marfil de Ross MacDonald, vuelvo a los libros del gran MacDonald con un Lew Archer incisivo y cínico en una trama de secuestro que deviene en unos cuantos asesinatos. Lo bueno del escritor es que nada es lo que parece y vuelve demostrarlo hasta la última página con un giro inesperado.  Puede que no sea la mejor, pero es un entretenimiento de mucha calidad.

Y eso ha sido todo este mes. Sobre el siguiente no os sé poner qué es lo que tocará porque depende de los sitios donde pongo contenidos. Quizá os sorprenda lo que vaya llegando.

Pero siempre y ante todo, buenas lecturas a todos.

Sonetos de William Shakespeare. El bardo y sus lindezas

SonetosTenía yo entre mis manos la edición de los Sonetos de William Shakespeare a cargo de Bernardo Santano Moreno que sacó el año pasado Acantilado; una edición que consta de una traducción en prosa (a pie de página) y otra en verso, más poética, al lado de la edición en la lengua original y a la que solo se le echan en falta algunas notas que expliquen ciertos términos que se  dan por sentados; dicho lo anterior, la edición es más que disfrutable de la forma en que está planeada.

Bueno, a lo que iba, de la carrera recordaba lo enrevesado que era nuestro “Will” y podéis  comprobarlo por vosotros mismos en los siguientes sonetos (135 y 136):

 

135

“Whoever hath her wish, thou hast thy Will,

And Will to boot, and Will in overplus;

More than enough am I that vex thee still,

To thy sweet will making addition thus

 

Wilt thou, whose will is large and spacious,

Not once vouchsafe to hide my will in thine?

Shall will in others seem right gracious,

And in my will no fair acceptance shine?

 

The sea all water, yet receives rain still

And in abundance addeth to his store;

So thou, being rich in Will, add to thy Will

One will of mine, to make thy large Will more.

 

Let no unking, no fair bessechers kill;

Think all but one, and me in that one Will.”

 

136

“If thy soul check thee that I come so near,

Swear to thy blind soul that I was thy Will,

And will, thy soul knows, is admitted there;

Thus far for love my love-suit, sweet, fulfil.

 

Will will fulfil the treasure of thy love,

Ay, fill it full with wills, and my will one.

In things of great receipt with ease we prove

Among a number one is reckoned none;

 

Then in the number let me pass untold,

Though in thy stores’ account I one must be;

For nothing hold me, so it please thee hold

That nothing me, a something sweet to thee.

 

Make but my name thy love, and love that still,

And then thou lov’st me, for my name is Will.”

 

Para este par de poemas, el traductor hace la necesaria aclaración:

“En los sonetos 135 y 136, Shakespeare juega con los diferentes significados del término will, que son los siguientes: a) auxiliar de futuro; b) voluntad; c) deseo, antojo, capricho; d) deseo carnal, deseo lujurioso; e) diminutivo de William; f) órgano sexual masculino (registro vulgar); g) órgano sexual femenino (registro vulgar). Las cuatro versiones que se presentan deben entenderse simultáneamente. Para el diminutivo de William he preferido usar la forma Guille, fácilmente reconocible por cualquier lector como diminutivo de Guillermo”

Para cada uno de ellos ha realizado cuatro traducciones poéticas que alternan la semántica anteriormente mencionada. El resultado final es espectacular, esa mezcla de lo soez con alta literatura es prodigiosa. Su dificultad, ya podéis comprender, es de primer nivel.  Siempre he pensado que solo Cervantes puede estar al nivel del Bardo, su genialidad es manifiesta. Otros sonetos son más comprensibles, como esta joya que voy a usar para terminar:

76

“Why is my verse so barren of new pride,

So far from variation or quick change?

Why with the time do I not glance aside

To new-found methods and to compounds strange

 

Why write I still all one, ever the same,

And keep invention in a noted weed,

That every word doth almost tell my name,

Showing their birth and where they did proceed

 

O, know, sweet love, I always write of you,

And you and love are still my argument,

So all my best is dressing old words new,

Spending again what is already spent.

 

For as the sun is daily new and old,

So is my love still telling what is told.”

 

El pareado final es magistral, esa fusión entre lo nuevo y lo antiguo que tan bien llevó a cabo expresada en un par de versos: “Como el sol es a diario nuevo y viejo a la vez, /así mi amor aún cuenta lo que ya se ha contado” (traducción mía libre)

Leer a Shakespeare, un placer único.

Lecturas previstas para septiembre 2015. Vuelvo al proyecto

No suele ser habitual que haga un post de estas características. En este caso no me ha quedado más remedio, ya que los textos que hice para resumir las lecturas del verano han sido ya demasiado extensos de por sí. O sea que no me viene mal extenderme un poco más en las lecturas que he programado y que aparecen en la siguiente foto:

Lecturas_sept_1

Tengo claro que uno de los objetivos más importantes es retomar mi Proyecto Literario y para ello he decidido centrarme en la figura de Philip Roth, del que solo me quedan doce lecturas y que pienso terminar entre septiembre y octubre. Ya he empezado con Mi vida como hombre, y espero que le sigan en poco tiempo Lecturas de mí mismo, Los hechos, Engaño, Patrimonio y El teatro de Sabath. La trilogía americana caerá en octubre. También dentro de este epígrafe tengo previsto lo último que ha salido de Coetzee El buen relato, y el segundo libro de Delillo que ahora van a publicar y que yo leeré en inglés: End Zone.

Esto me lleva a un segundo bloque de lecturas en inglés donde, aparte del ya mencionado, he recordado que tenía uno de Sonetos de Shakespeare en edición bilingüe y, aprovechando que se han decidido a sacar la antología de Joyce Carol Oates en Alfaguara-PRH en octubre con el curioso nombre de Mágico, sombrío, impenetrable, leeré su versión en la lengua original Lovely, Dark, Deep Stories; ya dije en algún momento que la editorial me ha perdido, sacando uno de la autora al año, no llegará nada suyo nunca (sobre todo sabiendo que publica tres libros al año) y me sale bastante más económico; de hecho por ese precio me están mandando ya desde Book Depository el último libro de la autora que se va a publicar en octubre: The Lost Landscape: A Writer’s Coming of Age, texto en tapa dura de tipo ensayo con tintes autobiográficos que promete ser apasionante y que os comentaré en blog.

Otro bloque interesante podría ser de novedades de este año; he hecho una pequeña selección con las lecturas que más me apetecen en este momento; brilla con luz propia El cuaderno perdido de Evan Dara en la que se “narra la historia de la desintegración de una comunidad de la América moderna, y ofrece una visión de reconstitución” al mismo tiempo  “Plasmando la totalidad social de dicho conjunto de personas mediante la representación de sus distintas voces”, me parece que esto puede ser una lectura gozosa, Pálido fuego tiene una selección de libros de una calidad contrastada.

Dentro de ese bloque me apetecen muchísimo también:

Hollywood Gótico de David J. Skal, publica EsPop Ediciones la historia de Drácula a través del prisma siempre interesante de Hollywood.

Los viernes en Enrico’s de Don Carpenter, gracias a Sexto Piso voy a descubrir al autor norteamericano del que no había leído nada aún y del que no oigo más que maravillas.

1453. La caída de Constantinopla de Roger Crowley, no he faltado todavía a la cita de historia que nos propone Ático Libros en su fantástico sello y esta no podía ser menos. Imperios del mar fue una novela absorbente y espero que con esta se cumpla también.

Cuentos completos de E. L. Doctorow, uno de mis eternos pendientes, más ahora que ha fallecido recientemente, esta edición única y completa de sus cuentos, que trabajó a propósito (eligiendo orden y cuentos) con la editorial Malpaso, es una buena manera de aliviar un poco mi conciencia. Ya lo he empezado y pinta muy bien tanto por estilo como por el contenido.

Personae de Sergio de la Pava, esperaba mucho de él como ya he comentado en alguna ocasión tras su excepcional ópera prima; me temo que puedo encontrar algún problemilla que va convertirla en un posible fiasco debido a lo que he comentado con otros lectores. Veremos qué es lo que pasa finalmente.

El patriarcado del osito Teddy de Donna Haraway, me llamó mucho la atención el título de este ensayo que promete, al menos, ser distinto a lo habitual.

El último bloque  podríamos llamarlo de recuperaciones, esas novelas que, por una razón u otra, demoro en su lectura y que, sin embargo, pueden ofrecerme buenos momentos, entrarían en esta categoría los siguientes:

Carpe Diem de Saul Bellow, mi primer Bellow, a estas alturas. Imperdonable. Necesario más que nunca, junto con Malamud para entender las obras posteriores de Philip Roth.

En un metro de bosque de Georg Haskell, recomendado especialmente por Pilar, la editora de Noema en Turner, tiene una premisa (estar observando un bosque durante un año) muy original en el planteamiento y potencialmente tediosa en el desarrollo, tengo mucha curiosidad por ver cómo funciona el autor.

El marciano de Andy Weir, a puntito de estrenarse la película no tengo excusa para leerlo; las opiniones son tan contrapuestas que quiero comprobar por mí mismo el motivo de su éxito.

-No quería dejar sin programar alguna novela policíaca pero sin abusar, el monográfico que hice en el verano me ha servido para vaciar un poco lo policíaco pendiente, así que he cogido alguno de los clásicos que tengo pendientes, el antepenúltimo de Chandler (ya solo me queda el de relatos completos y uno de ensayos) además de coger dos libros de Ross Macdonald, me quiero poner al día con el autor para cuando Navona se disponga a continuar su publicación en noviembre.

Ah, se me olvidaba, también dentro de estas recuperaciones estaría El rancho de la U Alada de B. M Bower, un curioso western, amable, más cercano a las novelas costumbristas británicas y cargada de buen humor. Otro gran logro de Hoja de lata (ya lo había leído cuando estaba haciendo este artículo).

Y esto es todo lo previsto, veremos si consigo leerlos al completo.

¡Buenas lecturas!

“Trabajos de amor ensangrentados” de Edmund Crispin. Shakespeare como excusa.

trabajos de amor ensangrentadosSiempre es un acontecimiento que veamos publicada una novela de detectives; no deja de ser curioso que con el impulso de Agatha Christie, figura reconocible  y prestigiosa de este tipo de novelas y miembro del famoso “Detection Club” del que ya he hablado alguna vez en otros posts, no haya sido aprovechado para publicar otros autores similares del club o fuera de él.

Ni el auge de la novela negra ha conseguido que se publiquen más y es una verdadera pena; solo Chesterton y Christie son publicadas con regularidad. Berkeley no tiene pinta de aparecer más y no digamos el resto. Crispin no fue exactamente de dicho club pero es, inequívocamente, una muestra espléndida de dicho género, sobre todo por su capacidad de crear tramas detectivescas de alto nivel y poblar sus obras de referencias metaliterarias que hacen que los disfrutes aún más si cabe.

En “Trabajos de amor ensangrentados” tenemos otro ejemplo magnífico de su buen hacer con una trama que, desde el título, tiene resonancias “shakespereanas” que utiliza con frecuencia a lo largo de la obra.

El caso comienza, aunque parezca mentira, con un simple hecho, el nerviosismo de una muchacha en un campus:

“-Nada más. Esa muchacha es terca como una mula… Solo hay una cosa de la que estoy segura. 

-¿De qué?

-De que vio algo que la aterrorizó -sentenció la señora Parry.”

Un robo en el laboratorio de química y… a partir de ahí se desencadenan los crímenes.

La novela está a medio a camino de las “novelas de campus”, en las que se reflejaba con todo lujo de detalles la vida dentro de ellos:

“El resto del recinto, por su parte se iba animando paulatinamente. Los coches llegaban y se detenían en la diminuta media luna de gravilla del patio, o a los lados de la avenida que daba a la entrada. Los muchachos iban saliendo cada vez en mayor número para saludar, para guiar o controlar a su nerviosa parentela. El señor Philpotts venía corriendo por el campo de críquet de los first Eleven, y con su toga agitándose como una bandera. Y por todas partes había padres y más padres -padres como ratoncillos, padres agresivos, padres ostentosos, padres modestos, padres tímidos, padres animados: una riada de padres cada vez más abundantes se reunía bajo el brillante cielo azul celeste… ¿Y para qué?, se preguntaba el director. Era improbable que aquello les divirtiera en lo más mínimo. Era improbable, incluso, que sus retoños se estuvieran divirtiendo. Y sin embargo, aquello tenía un cierto glamour que hacía hervir la sangre de todos los participantes, y el propio director, mientras contemplaba el espectáculo, no era inmune a esa emoción.”

La figura del divertido Fen sigue siendo primordial a la hora de discernir quién puede ser el posible asesino, pero han pasado diez años desde “La juguetería errante” (Primer caso); Fen es famoso y reconocido por la gente; de hecho esto le sirve para bromear sobre sí mismo con los lectores:

“-Es usted el profesor Fen, ¿verdad? […] He visto su foto en los periódicos -añadió la joven-, y he seguido todos sus casos.

-¡Ah! ¡Excelente! -exclamó Fen, encantado-. eso es más de lo que los lectores de ese tal Crispin pueden decir. Y dígame señorita, ¿puedo ayudarte de algún modo?”

A mi tierno corazón literario le vuelve loco el motivo por el que se originan los crímenes, sobre todo porque tiene “lo literario” como razón principal y Shakespeare aparece de fondo, el bardo como excusa, como eje de la trama detectivesca y razón principal. Si Crispin me ganó con “El canto del cisne” y su reflejo de la ópera, aquí me ha encandilado definitivamente. Si a ello añadimos una prosa efectiva y que, por momentos alcanza gran calidad, estamos ante una de esas lecturas que siempre se vuelve necesaria:

“A Fen no le costó mucho imaginarse la escena: el fulgor de los frascos y las botellas y las pipetas a la débil luz de las estrellas, un esqueleto articulado, tal vez, con sus blanquecinos huesos pulidos, los macabros cuadros del sistema linfático, y el húmedo y penetrante olor de las ranas diseccionadas y abiertas en canal y metidas en formol. Un escenario bastante sórdido, pensó Fen, para ambientar los inocentes éxtasis del tierno amor.”

La broma final, con el propio Fen dispuesto a crear su novela aunque sin usar lo que ha acontecido en ese caso porque,  ¿a quién se le ocurriría hacer algo así? Nos muestra a un Crispin que se autoparodia, se ríe de sí mismo de una manera muy saludable.

“-¿Galbraith? -dijo Fen-. ¿Somers? ¿Trabajos de amor logrados? -Con un gesto desdeñoso apartó aquella idea de su mente-. Mi querido amigo, no hay nadie que pueda sacar una novela detectivesca de esta historia y estos personajes… Ahora bien, mi chica de los Catskills, verás…”

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(Máxima a seguir en siguientes ocasiones)

Los textos vienen de la traducción del inglés de José C. Vales de “Trabajos de amos ensangrentados” de Edmund Crispin en Impedimenta.

“El sombrero del cura” de Emilio de Marchi

El sombrero del curaHablando un día con mi librero sobre el tema, comentábamos la labor de la nueva editorial Ginger Ape Books & Films; es interesante por el tipo de catálogo que han escogido, ya que, podríamos decir que seguiría la más firme tradición de la editorial Valdemar colmando un poco a ese pequeño grupo de lectores que son, además, bastante fieles a sus ediciones. Ya comenté lo interesante de su propuesta en este “Los forajidos del Missisipí” de Allan Pinkerton y hoy vengo con el que fue el primer libro que sacaron y que resume a la perfección su carta de presentación.

“El sombrero del cura” del italiano Emilio de Marchi fue publicado por entregas en 1887 y como volumen único en 1888, y es considerado el punto de partida del conocido y explotado giallo italiano. Emilio de Marchi (1851-1901) es un autor muy particular y en esta novela nos presenta uno de esos personajes difícil de olvidar, el amoral barón Carlo Coroliano de Santafusca; descrito en sus primeras páginas con todo lujo de detalles que conforman, especialmente en lo psicológico, sus características, nos podemos hacer una idea clarísima de ante quién nos encontramos:

“El barón Carlo Coroliano de Santafusca no creía en Dios y menos aún en el diablo; y por más que buen napolitano, tampoco en las brujas o en el mal de ojo.

A los veinte años quiso hacerse fraile, pero topó con un cultivado científico francés, un tal doctor Panterre, perseguido por el gobierno de Napoleón III por difundir ideas materialistas y anarquistas, y con la fantasía tumultuosa y violenta que es propia de los meridionales, quedó  prendado de las doctrinas de aquel extraño conspirador, que tenía, por todo lo demás, una curiosa cabeza, toda hueso, con dos grandes ojos de halcón; en resumen, un terrible seductor.

Por aquellos años, el barón leía muchos libros y tomaba con toda seriedad la ciencia: pero no hubiese sido él si por amor a la ciencia hubiese renunciado a las bellas mujeres, al juego, al buen vino del Vesubio y a sus queridos amigos. El libertino tomó las manos del fraile y del nihilista, y de la fusión de estos tres hombres surgió el barón único en su género, gran jugador, gran fumador, blasfemo a los ojos del Eterno. Nada, y al mismo tiempo, amable camarada, ídolo de las mujeres, valiente como un negro y, ciertas noches, fantasioso como un brahmán.”

Narrada desde un punto de vista omnisciente, el barón tiene ecos de su descripción psicológica y su posterior tormento de remordimientos que nos recuerdan a la caracterización del Raskolnikov de “Crimen y Castigo” de Dostoievski.

“El barón estaba por encima de los prejuicios. Si con la muerte hubiese creído cometer un delito contra la naturaleza o contra un superior directo o inmediato, nunca lo hubiese consumado, aunque solo fuera por vivir en paz y guardar un cierto sentido de la dignidad y el decoro.”

El barón no dudará en intentar cambiar su destino cometiendo un asesinato para lograrlo; lo que empieza como algo sencillo tendrá muchas más implicaciones de las que espera posteriormemente:

“Sin embargo, empezaba a notar que era más fácil acabar con un hombre que con una aflicción.

No podía resignarse a vivir así, minuto a minuto, como un reloj. Necesitaba dar a su vida una buena sacudida y hacer caer para siempre las hojas secas.”

Especialmente claros son los ecos de buena literatura que se destellan en cada momento  y que De Marchi utiliza sin reparos pero con buen gusto, al uso de lo psicológico que aludía anteriormente se le suma la influencia del “Macbeth” shakesperiano:

“Era terriblemente grotesco que un hombre como él tuviese que sufrir tanto por culpa de un sombrero. ¡Ni que fuera Macbeth!”

El sombrero, se convierte, en el “corazón delator” del escritor italiano, en el catalizador de la culpa del protagonista, en lo que desembocará su previsible confesión final. Poe está más cerca que nunca en esta obra y para todos los que amamos su obra nos congratula aún más. La vida del barón está lleno de sinsabores y el estilo inigualable de De Marchi, preciosista en su desesperación compone una obra deliciosa desde cualquier punto de vista:

“Vino y sangre no era el título de una novela, sino la horrible y verdadera historia de su vida. Una historia que amenazaba con no terminar nunca. Era un castigo, un espanto, un tormento insoportable sentir que alguien lo acosaba, le pisaba los talones; y no poder parar a ese fantasma, no poder hacerse una idea de lo que realmente sucedía.”

Dos maravillas llevo ya de la editorial. Habrá que seguirla pero MUY de cerca.

Los textos vienen de la traducción del italiano de Rubén López Conde de “El sombrero del cura” de Emilio de Marchi en la editorial Ginger Ape Books & Films