Las primeras lecturas del 2014

Nuevo año, nuevas lecturas; estamos ante al primer balance de lo que llevo leído, tengo que reconocer que he empezado con muchas ganas y el mes de enero se ha compuesto, principalmente de lecturas atrasadas, regalos de reyes  y una única novedad de comienzo de año, en febrero habrá muchas más novedades, alternadas posiblemente con lecturas de mi proyecto. En cuanto al resumen de lecturas allá va (en la mayoría hay reseña o comentario en Goodreads que enlazo):

“La infancia de Jesús” de J. M. Coetzee, el premio Nobel siempre es interesante hasta cuando se atreve a hacer una dixtopía que desestabiliza a la mayoría de los lectores.  Joyce Carol Oates me ayuda con sus comentarios en su reseña.

“El exterminio” de Jim Thompson, uno de los más grandes de novela negra, que en cada una de sus muestras supo demostrarnos lo duro que es vivir.

“Collected short stories ” (Vol 1) de William Somerset Maughan, exquisita lectura en inglés con sus primeros cuentos, pequeñas delicias que se caracterizan por su elegancia y precisión. Un maestro del relato breve.

“Del color de la leche” de Nell Leyshon, una novela de las que se dicen que “nacen para desgarrarte en tu interior”, un relato sobre la dificultad del papel de la mujer en la sociedad patriarcal.

“La noche más oscura” (Omnibus) de Geoff Johns e Ivan Reiss entre otros, más de quinientas páginas que resumen uno de esos crossovers interminables de DC  y que entretiene lo necesario.

“Operación Dulce” de Ian McEwan, incursión del escritor inglés en la novela de género con mucho humor, ironía y metaliteratura.

“Contrato de Dios y otras historias de Nueva York” de Will Eisner, buena muestra de por qué es considerado el padre del arte secuencial.

“Imperios del Mar” de Roger Crowley, otra obra maestra en la colección de Ático de los libros de historia. En este caso para relatar la batalla del mediterráneo con los turcos. Épico.

“Mr. Paradise” de Elmore Leonard, buena muestra del saber hacer de uno de los más grandes la novela negra que nos dejó el año pasado.

“The stench of Honolulu” de Jack Handey, el Golden Sark de este año, es una manera divertidísima de pasar el rato con una novela de aventuras altamente irreverente.

“Yibuti” de Elmore Leonard, aunque parezca mentira, Leonard también se dedicó a hacer thrillers como este.

“El sombrero del cura” de Emilio de Marchi, uno de los precursores del Giallo italiano, novela de gran expresividad y con ecos de gran literatura.

“Cuentos macabros” de Edgar Allan Poe con ilustraciones de Benjamin Lacombe, los cuentos del gran autor norteamericano ensalzados por las ilustraciones preciosistas de Lacombe, aunque parezca mentira funciona bastante bien.

“1914: de la paz a la guerra” de Margaret MacMillan, no hay mejor forma de describir los momentos anteriores a la gran guerra. MacMillan conforma una obra que se vuelve imprescindible en su elocuencia.

“Sherlock Holmes contra Houdini” con textos de Arthur Conan Doyle y Harry Houdini, la primera novedad del año es una novela inclasificable y encantadora, la historia del espiritismo a través de uno de sus grandes defensores y uno de sus mayores detractores; fotos increíbles, ilustraciones deleznables y un sinfín de curiosidades en una novela más que peculiar a medio camino del ensayo.

Las últimas adquisiciones dan pistas sobre lo que voy a leer a continuación…. algo de esto va a caer en febrero seguramente:

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O de esto, algunas novedades en inglés:

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 El caso es que febrero tiene buena pinta. Veremos cómo resulta.

Elmore Leonard: el último grande de la novela negra

Mucho había yo demorado un pequeño post para recordar a Elmore Leonard, el último grande de la novela negra que nos dejó en el 2013. Leonard, a pesar de su merecidísima fama fuera de España, no gozó de ese éxito por aquí. Quizá la forma de publicarlo, errática, sin seleccionar todo lo bueno que tiene, dejando para otros momentos sus obras menos redondas, ha lastrado esto. No tiene lógica que otros autores, medianías sin dudarlo, sin embargo, vendan mucho y nos olvidemos de él.

Para recordarle qué mejor que hacerlo a través de sus obras, afortunadamente me faltan bastante por conocer que me están esperando y que aguardo con impaciencia. Por ahora voy a comentar dos de las últimas, que no tienen que ver por cierto con “Raylan” y la serie de TV basada en ella “Justified” por la que, ahora mismo, estaba siendo bastante popular, al menos en EEUU.

yibuti-9788420679907La primera obra que traigo es ciertamente curiosa, es la última que ha publicado Alianza, “Yibuti” es un thriller en toda regla y está bastante alejado de sus típicas novelas negras, más hardboiled o de las últimas de vaqueros, como “Raylan”; este Leonard está más cerca de las novelas de Preston y Child, lo que no es forzosamente malo, teniendo en cuenta que las novelas de estos son paradigmáticas y excepcionales en lo suyo.

La protagonista de “Yibuti” es una directora de cine y de cortometrajes que busca la fama mediante la búsqueda de unos verdaderos piratas del mar con los que quiere hablar y llevarlos a la gran pantalla:

“-Así que te interesan los piratas que saquean a los que surcan sus aguas ¿eh?

-No me importaría hablar con ellos.

-Han perseguido unos cien barcos, y han secuestrado alrededor de cuarenta. Se llevan el dinero de la caja fuerte y todo lo que quieren de la cocina. O se llevan el barco a Eyl y exigen un rescate. Piden un par de millones por un mercante griego, y los consiguen”

A pesar de la elección femenina como protagonista principal, en boca de un rico playboy expone sus opiniones de ellas a través de su forma de elegirlas:

“Primero paso cuarenta y ocho horas con ella. En dos días descubres todo lo que hay que saber. Algunas parecen inteligentes, pero se les nota que tienen que esforzarse para hablar con propiedad. Dicen al lado mío en vez  de a mi lado, y no tienen criterio para elegir los libros que leen, eso si es que leen. No quiero parecer cruel, pero en el mar se lee mucho, se habla de libros.”

Poco a poco se irá dando cuenta la protagonista de que no todo era tan sencillo e inofensivo como parecía, sobre todo a raíz de la aparición de los musulmanes, especialmente de Al Qaeda:

-“Yo creo que Harry es de los buenos, si es que hay buenos en esta historia.

-Eso mismo le dije yo a Billy cuando nos fuimos del club. Y me contestó: “imposible saber quiénes son los buenos y quiénes son los malos en este puto mundo mahometano”

Los cliffhangers se empiezan a suceder en cada capítulo, los capítulos son cortos, electrizantes, para que no dejes de leer y pases páginas a toda velocidad, en medio de todo este trepidar, siempre hay un hueco para un oasis… como su opinión de la grandísima Naomi Watts:

“-Naomi se te puede parecer. Nunca sobreactúa. ¿La viste en Happy time? No puedes dejar de mirarla.

-Se pasa la mitad de la película en bragas.

-Aunque hiciera de monja, no podrías dejar de mirarla.”

Estas pequeñas cosas, este buen humor, es parte de su sello único. De ahí hasta el final todo se acelera , hasta el último capítulo, donde  se desencadena el último acto. Desde luego hasta el último minuto no sabes cómo va a acabar. No es una mala obra pero tenemos mejores muestras de su talento inimitable.

LB00204501_MR_PARADISELa segunda novela, “Mr Paradise”, no tiene nada que ver con la anterior, aquí sí que nos encontramos lo apasionante de lo sórdido y una excelente trama policíaca; su protagonista es el típico personaje muy alejado de lo habitual y que se vuelve el eje de la obra a pesar de su temprana muerte:

“Mr Paradise se iba encogiendo con los años, se volvía más frágil; solo un par de mechones de pelo blanco, estirados y aplastados, le cubrían el cráneo. Estaba viendo el final de la ruleta de la suerte, el momento en que Pat Sajak y Vanna White sudaban la gota gorda para prolongar la conversación hasta los últimos segundos.”

El complot para asesinarle tiene una inocente inconsciente, Kelly Barr, que sobrevivirá y se convertirá  en el primer vértice de un triángulo que no puede traer nada bueno; la segunda pata  es el policía Frank Delsa que es el típico policía incorruptible que se enamorará irremediablemente de nuestra inocente víctima:

 “Faltaba todavía una hora y media para volver a verla, aunque ya la había visto esa mañana en su despacho, fumando su Slim, y después le había quitado las botas y había respondido a sus preguntas sobre la reciprocidad, mirándola y deseando acariciar su cara. Echaba de menos a Maureen, la quería, se sentía triste, pero a veces podía mirar a una mujer y preguntarse si tal vez aunque no a muchas, y desde luego a ninguna como había mirado a Kelly Barr y había deseado tocarla. Tocarla… ¡comérsela entera!”

El cerebro y perpetrador del crimen será el incomprendido Montez Taylor que es el que se encarga de organizar todo para conseguir salir de una vida con la que, desde luego no está satisfecho:

 “-A los diecisiete años. Montez Taylor fue procesado por agresión con agravante y condenado a dos años en Jackson, como si ya fuese mayor de edad eso cambió su vida. Montez hizo contactos en prisión y al salir empezó a vender drogas. Se convierte en una celebridad, una estrella del gueto, y antes de cumplir los veinte empieza a manejar cantidades de seis cifras. Es engreído, brillante, cubre a sus chicas de joyas y tiene un coche con llantas enormes y el mejor equipo de música. Empiezan a llamarlo Jeta. Tiene jeta para hacer lo que le da la gana. Y cuenta con un abogado criminalista que conoce bien su oficio, uno de esos de Clinton street que consigue buenos tratos, y obtiene la condicional para Montez a cambio de esto o lo otro.”

Con estos tres protagonistas, con una trama fabulosa que solo se resuelve en su parte final y con todo el reflejo de los bajos fondos, cargado con mucho buen humor negro tenemos una de esas novelas fantásticas que constituyen en sí una muestra de la forma en que Leonard lo bordaba. Uno de esos grandes que con su grandeza dignificaron un género en mayúsculas, el de las novelas policíacas, no perdáis la ocasión de descubrirlo.

Los textos vienen de la traducción del inglés de Catalina Martín Muñoz de “Mr Paradise” y de “Yibuti”  de Elmore Leonard para Alianza.

Policíacas otoñales

El otoño, con su tristeza inherente, es quizás una de esas épocas más propicias para leer cierto tipo de libros; en este caso se me antoja que las novelas negras pueden ser más que propicias para aprovecharlas en una de esas tardes lluviosas en las que tampoco apetece hacer mucho más que sentarse en un sillón, disfrutar de un buen café o infusión y, cómo no, de una buena novela policíaca.

Para ello hoy traigo tres recomendaciones de tres maestros de este género que tanto amamos, tres novelas cercanas en su aproximación al “hardboiled” pero que, por realizar esta aproximación de una manera tan distinta se complementan estupendamente.

“Mátalos suavemente” de George V. Higgins (1939-1999), el año pasado, gracias a Libros del Asteroide,  tuvimos la suerte de disfrutar de la increíble “Los amigos de Eddie Coyle”, primera novela del escritor George V. Higgins, que fue una de las sorpresas policíacas del año; una novela rápida, brutal y que te dejaba muy mal cuerpo pero que tenía calidad y que se hacía adictiva de veras. Este año, aprovechando el estreno de la película homónima, hemos vuelto a gozar con la vuelta del escritor norteamericano; a pesar del hándicap que supuso una novela inicial tan aplastante, esta tercera mantiene unos niveles similares y se disfruta enormemente a pesar de la gravedad de lo que trata. Para los que no lo conozcan, este autor fue, sin lugar a dudas, fuente de inspiración para Tarantino, solo hay que ver alguno de sus diálogos: chispeantes, duros, cargados de humor y de mala leche, para darse cuenta que, el director no fue el primero en hacerlos: “Me importa un carajo. Como si lo haces con Tarzán y su puto taparrabos de leopardo, si lo convences. Me la suda. Lo único que quiero es que se haga bien. Sólo hay dos cosas que hay que tener: huevos, que según tú ese tío los tiene, y que no lo conozcan mis padroni”. Lo verdaderamente genial del escritor es que consigue mediante el diálogo caracterizar a los personajes y avanzar la trama, ahí está su maestría, no estorban, son el medio, y no abusa de ellos, de ahí lo ágil que resulta leer sus libros. Luego, eso sí, los libros son tremendamente dolorosos, es mejor leerlos en momentos de optimismo porque te pueden dejar bien hundidos. Otra maravilla más a tener en cuenta.

“Un tipo implacable” de Elmore Leonard (1925- ), el mayor problema de este coloso de las letras americanas ( y ya puestos, el de Lawrence Block) es que ha escrito tal cantidad de libros, es tan prolífico, que su gran calidad puede haberse visto diluida entre tanta producción; y esto en EE.UU. no es un problema, pero aquí, con lo difícil que es publicar a un autor de manera continua, se convierte en su mayor hándicap para vender lo que debería vender. Pero no hay que engañarse estamos ante un estilista nato que, eso sí, ofrece mucho; experimenta con todo tipo de géneros y le da juego al lector, no a la crítica. En la novela “Un tipo implacable” tenemos un clasicazo del género negro, heredera de los más grandes, con todas esas alternativas que tanto nos gustan, el hampa en su esplendor; un policía, Carl Webster, que es de un carisma apabullante, frío, implacable con los delincuentes; por el otro lado del ring, tenemos a Jack Belmont, rebelde hijo de un magnate petrolífero, aspirante a convertirse en el enemigo número uno; tenemos mujeres a lo femme fatale que son capaces de todo por sobrevivir; un periodista que documenta el enfrentamiento; subtramas que complementan la trama principal pero que no emborronan; ingredientes mezclados con sabiduría para crear otra de esas novelas que no hay que perderse, con un encuentro final, a lo O.K. Corral que demuestra el amor de Leonard por el western.  ¿Hace falta decir más?

“La canción del perro” de James McClure (1951-2011), no ha tenido mucha suerte en España este escritor sudafricano. Las primeras novelas suyas que se publicaron estuvieron incluidas en la espléndida colección de novela negra que Júcar saco ya hace varios años; sin embargo, a pesar de la calidad de las obras, solo hay que recordar la excepcional “El huevo ingenioso”, no gozó de continuidad y las historias del teniente Tromp Kramer y el sargento zulú Mickey Zondi, aún en estos días, no están publicadas en su totalidad; la publicación no pasa de ser errática y cada cierto tiempo alguna editorial, preferiblemente pequeña, se atreve a intentarlo. Este es el caso de la novela que nos ocupa, editada con esmero por El reino de Cordelia, y en la que podemos vivir la que supuso la última entrega de la serie de estos peculiares detectives; ambientada como en las anteriores entregas en Sudáfrica, volvemos a disponer de una de esas tramas absorbentes, muy bien hiladas (y terminadas) donde, a pesar de la dureza de los temas que aborda, siempre está dispuesto a brindarnos momentos de humor, todo ello aderezado con pequeños apuntes que reflejan el ambiente de apartheid, el racismo que en esa época estaba más que presente en todos los estamentos sociales y que hicieron que el escritor tuviera que emigrar irremediablemente al reflejar esta situación. Este “canto del cisne” es, por otra parte, la primera novela, el encuentro entre los dos detectives, el comienzo de una amistad, una mirada audaz al final de sus historias desde el principio de sus investigaciones; es una amistad que supera cualquier racismo presente (“Zondi se rió y ambos compartieron la oscilante llama de la vela, encendieron los pitillos y aspiraron con ganas”), es imposible decidir qué historia de James McClure me gusta más.

En Noviembre: Joyce Carol Oates y el resto

El octubre otoñal ha sido un mes de lo más musical gracias a Alex Ross y su “Escucha esto” del que próximamente pondré por aquí una reseña de lo más jugosa. Antes de esto tocó finalizar “Contraluz” como ya comenté y del que empiezo a hablar aquí . El descanso necesario tras tan mastodóntica aventura fue la maravillosa poesía de Ko Un, concretamente sus selecciones de poemas “Diez mil vidas” y “Fuente en llamas” con el que ya puse el siguiente comentario ; el humor llegó con “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford, lectura entretenida pero no especialmente reseñable, la sátira se fuerza tanto que, al final del libro, resulta ligeramente cargante; la novela negra tuvo su representación con “Un tipo implacable” de Elmore Leonard y “La canción del perro” de James McClure, dos joyas de las que hablaré próximamente; me sorprendió nuevamente Joyce Carol Oates con su ensayo “Del boxeo” que citaré este mes tras la lectura de su obra más reciente. No acabó el mes hasta que leí “Los inquilinos” de Malamud y “The quiet American” de Graham Greene, de la primera tengo ya preparado un comentario porque lo merece; de la segunda, no voy a descubrir al autor ahora, además, ahora puedo decir con conocimiento de causa que en inglés es accesible y satisfactorio.

Noviembre, aprovechando Halloween ha empezado con los escalofríos divertidos de “Miedos de medio minuto” en la edición de Susan Rich y los más terroríficos de Shirley Jackson con “Siempre hemos vivido en el castillo” que continuaré después de la anterior. Estas dos obras y otras tantas que van a formar parte de las lecturas del mes provienen de las últimas adquisiciones que os pongo a continuación.

Continuando con ello, está claro que esta vez sí que toca “Caída y auge de Reginald Perrin”, que se me había traspapelado por ahí y la tengo muchas ganas; también habrá lectura en inglés con Ishiguro y su “The remains of the day” sin poder quitarme a Anthony Hopkins y Emma Thompson de la cabeza. Luego pueden ocurrir muchas cosas, pero mi idea es que el libro 120 con el conseguiré el reto de lectura de este año sea para una estrella, y la elegida ha sido Joyce Carol Oates y su “Hermana mía, mi amor”; como homenaje de no-ganadora del Nobel que todavía espero que pueda ganar el año que viene; a priori nos podemos encontrar con una novela llena de las obsesiones de la escritora y tirando a novela policíaca, veremos si es así, la lectura promete;. entre medias, irán cayendo cosas como el “Poesía Cruel” de Vicki Hendricks, resultado del crowdfunding exitoso de Es pop ediciones; me espera el Sr King con la última aventura de su descomunal Torre Oscura y la recopilación de cuentos de Don Delillo; puede que ventile los que tengo pendientes de Sallis y su detective Lew Griffin, pero también es cierto que tengo el último de McBain, o el de Ballinger, o el de Hadley Chase… dudas, dudas… veremos lo que pasa en el siguiente resumen.

El año está acabando, apenas quedan lanzamientos reseñables, aunque siempre caerá algo, como esas cartas entre Coetzee y Auster, principalmente por ese genio que es el sudafricano; también parece que Impedimenta nos tiene reservadas sorpresas como los nuevos libros de Crispin y su detective Gervase Fen del que ya hablé aquí  y otra entrega de la grandísima Stella Gibbons ambientada en la Navidad, será un buen momento para adquirir alguna de esas novelas que se quedó en el camino por otras compras.

Sí, va a ser un mes grande, Joyce Carol Oates en el centro, como no podía ser de otra manera, con una de las mejores escritoras vivas, si no  la mejor.

En octubre “Escucha esto” y mucho más.

Un poco tarde, desde luego, pero llega el momento de hacer balance en el plano literario de mi vida del mes de septiembre.

La causa de la tardanza ha sido, como no podía ser de otra manera, la lectura del “Contraluz” de Pynchon, lectura tremendamente absorbente, compleja en fondo y forma, poco ágil, que me ha ocupado buena parte del tiempo dedicado a leer; ha valido la pena y mucho, es una obra magnífica, hija de, quizás, el mayor escritor vivo en la actualidad; hablaré de ella largo y tendido, ya he empezado en este comentario. Pero no sólo de Pynchon puede vivir el lector, también hubo hueco para “Zuckerman encadenado” y “La contravida”, de otro coloso de las letras estadounidenses, Philip Roth; momentos increíbles igualmente, que me han llevado a una determinación distinta en la lectura de las obras de este escritor y que otro día comentaré. Obras de este estilo requieren alternancia con otras más llevaderas, de lo contrario, la fatiga tras leer algunas como la primera citada puede llevar a un cansancio no del todo sano. Así, cayeron dos obritas cortas del gran escritor austríaco Stefan Zweig, un seguro de calidad y buen hacer; estas fueron “Ardiente secreto” y la demoledora “Carta a una desconocida”. Alguno puede preguntarse si hubo algo de novela negra; claro, ¿cómo no? “Mátalos suavemente” de George V. Higgins fue exactamente lo esperado, otro clásico del género cargado de amargura; no menos duras resultaron “Un cuchillo en la mirada” y “Noche Salvaje” del perverso y siempre imprescindible Jim Thompson. No faltó un poco de novela negra con el apartheid de fondo con “El huevo ingenioso” de James McClure, escritor con poca suerte en España y que, sin embargo, tiene novelas consistentes y bien escritas.

Y, ¿qué estoy pensando para octubre? A continuación podéis ver algunas de las adquisiciones del mes.

Tengo claro que “Escucha esto” del crítico musical Alex Ross, va a ser la “lectura-tochal”, su anterior libro “El ruido eterno” ahondaba de una manera muy didáctica, sin perder profundidad, los entresijos de los autores contemporáneos de música clásica; era un ensayo que se complementaba maravillosamente con una web en la que se ponían los fragmentos a los que se refería el escritor y el resultado era una lectura tridimensional, cargada de detalles, además de enriquecedora. En este último ensayo se propone, aparentemente, ligar música clásica con algunas manifestaciones de música pop, veremos cómo lo realiza y si el resultado es satisfactorio.

Otras lecturas que seguro que haré van a ser los dos libros de poemas del surcoreano Ko Un, “Fuente en llamas” y “Diez mil vidas”, todo debido al continuo seguimiento que hago habitualmente de los Nobel, me propongo descubrir a este, uno de sus sempiternos candidatos.

También quiero, por fin, introducirme en el universo de lecturas de Elmore Leonard, “Un tipo implacable” y “Mr Paradise” parecen buenas formas de hacerlo. No debería dejar pasar tiempo sin leer esas sátiras británicas que tanto me gustan, de ahí la presencia de “Augustus Carp” de Henry Howarth Bashford y de “La caída y auge de Reginald Perrin” de David Nobbs.

Y hasta aquí lo que, más o menos considero seguro; luego cualquier cosa puede ocurrir, lo cual es excitante de manera implícita, dependerá mucho del humor y del momento en que me encuentre; asimismo empezaré con las lecturas de la carrera, Coetzee e Ishiguro para empezar, no está nada mal.

El horizonte de compras se presenta apetecible igualmente, la última obra de Delillo en España son unos cuentos; se aproxima otra novela, cercana en este caso al género policial con la  última de Joyce Carol Oates, y luego las cartas de Auster y Coetzee; y en novela negra, la penúltima de los padres de la novela sueca, un nuevo McBain, un nuevo King, Crispin…. No sé el resto, pero, en mi caso, tengo un “hype” que no me aguanto.