Tan poca vida e Instrumental. ¿Caminos paralelos?

9788416290437Más de uno ha quedado sorprendido con el éxito de Instrumental del artista James Rhodes; al principio nada presagiaba el éxito de ventas actual; el que se haya convertido en un long seller que funciona, precisamente, por la recomendación de unos lectores a otros. Es el tipo de libro que le encanta a las editoriales, ya que les ayuda a tener un margen y sacar otras cosas, sobre todo en el caso de las editoriales independientes. Todas las que aguantan suelen tener un libro de esta categoría, que se lo digan a Sexto piso (Del color de la leche) o a Impedimenta (La hija de Robert Poste), Blackie Books no puede negar que el fenómeno Rhodes le está dando muchas alegrías. 

El libro, por si alguien no sabe de qué va, es, resumiendo, un relato autobiográfico del concertista; relata con bastante crudeza los abusos que sufrió siendo un niño y cómo la música clásica le sirvió para superar este estigma, de hecho habla concretamente de ciertas piezas musicales al comienzo de cada capítulo y las liga a momentos concretos de su vida. Fenómenos de este estilo suelen resultar inexplicables para la crítica y es curioso ver surgir artículos que intentan dar algún tipo de lógica. 

Dentro de ellos, es muy interesante este de Santiago Gerchunoff  en El Español titulado “La aristocracia del dolor”, donde establece una teoría ciertamente curiosa y que quizá no está muy alejada de lo que sienten sus seguidores, en sus palabras: “pero mi sospecha es que lo que hace que la gente esté embelesada con Rhodes (fue contratado incluso como concertista en el ciclo “los veranos de la villa” por el Ayuntamiento de Madrid), no es su talento como pianista clásico sino su condición de ex niño violado.”

Como crítico operístico y de música clásica no he hecho el esfuerzo de escucharlo todavía, no puedo hablar de si tiene talento o no pero  el libro hay que reconocer que funciona en el ámbito que establece: toda su fuerza se desencadena en la empatía que despierta en el lector. Los hechos que relata son tan dolorosos que es inevitable que despierten los sentimientos de los que lo leen no sólo por solidaridad sino como cierta catarsis: leer sufrimientos ajenos sirve para relativizar los nuestros. Además, estoy bastante de acuerdo con el autor del artículo en que la utilización de la música clásica como elemento de superación desmitifica su (posible) dificultad (la mayoría de la gente considera que es muy culto escuchar música clásica y que alguien les haga ver su valor terapéutico de una manera tan pasional se convierte en un éxito asegurado).

tan-poca-vidaEl pasado día 15 de septiembre salió a la venta la novela Tan poca vida de la escritora Hanya Yanagihara, salvando las distancias, ya que esta última es totalmente ficcional y no hay ninguna conexión con la música como elemento salvífico, encuentro una comparación interesante que podría llevarla por un camino paralelo a la de Rhodes; siendo la del músico lo más cercano a un relato confesional, la multipremiada novela de Yanagihara emula parte de las temáticas de este tipo de novelas, centrándose igualmente en el dolor como elemento conductor a lo largo de sus más de mil páginas.

La novela nos presenta el relato generacional de cuatro amistades masculinas, enfocándose sobre todo en uno de ellos, Jude, del que se va descubriendo todo lo que ha sufrido en el pasado y cómo ese sufrimiento supedita su presente y futuro. La escritora es capaz de relatar una barbaridad detrás de otra de las que va pasando el protagonista, parece mentira ser capaz de aguantar tanto dolor leyendo un libro. Todo un catálogo de atrocidades que nos llevan al uso del dolor empáticamente y como elemento catártico, como ocurría con el de James Rhodes, lo que leemos, tantos abusos, relativizan muchos de nuestros sufrimientos y de ahí que se pueda leer hasta el final a pesar de estar pasándolo tan mal. Buena parte de culpa llegar a terminarlo tiene que ver, sin embargo, con Willen, su mejor amigo y novio, verdadero elemento aglutinador en medio de todo ese masoquismo;  pero de esto, el lector no se da cuenta hasta el final. Después quedan pocas esperanzas ya que el relato no ofrece redención de ningún tipo, brilla por un nihilismo feroz en el que la vida supera a aquellos que la están viviendo. Esa es la mayor diferencia con Instrumental, y su mayor hándicap, no ofrece consuelo.

Está por ver si un libro de estas características podrá conseguir el mismo éxito que el otro, la editorial está apostando fuerte por él aunque, por ahora, no esté despuntando demasiado en las listas de ventas. ¿Demasiado dolor? Solo el tiempo nos lo dirá.

“La fiesta de la señora Dalloway” de Virginia Woolf. Alrededor de la Señora Dalloway.

lafiestadallowayDe la nota de edición de Lumen al libro podemos leer:

“Los siete relatos que componen La fiesta de la señora Dalloway son el complemento ideal de la novela, pues Virginia Woolf los escribió en el período comprendido entre 1922 y 1927, así que, de alguna manera, estos textos rodean y acompañan a La señora Dalloway, que se publicó en 1925.

Dos de ellos sirven de introducción a lo que luego será el evento, y otros se acercan a los personajes secundarios para enfocarlos mejor, mirar de cerca vestidos y chalecos, y dedicarles una atención que quizá no cabía en las páginas de la novela. Finalmente hay algunos que sirven de epílogo, como si la autora no quisiera abandonar del todo a sus criaturas y tuviera ganas de seguir disfrutando de ese momento tan peculiar, cargado de tensión y brío: una copa más, otro chisme pillado al vuelo, un último repaso a los volantes de un vestido antes de que las luces se apaguen y cada cual vuelva a ser lo que buenamente pueda.”

Tengo que reconocer que el enfoque que ha dado Lumen a la obra no me ha gustado nada de nada, de hecho el prólogo de Bimba Bosé no es lo que esperaba para empezar a leer estos relatos de Woolf; por mucho que a la británica le gustaran las “parties” no creo que centrar todo el libro en lo relacionado con la moda, cómo visten, etc… sea precisamente la manera de encauzar a esta escritora. Obviando este hecho, lo más interesante es leer estos textos relacionados con “La señora Dalloway”, ahí está la verdadera magia del asunto, volvemos a encontrar sus personajes, un microuniverso que catapultó a la escritora al Olimpo modernista y literario.

De hecho el primero de los relatos, “La señora Dalloway en Bond Street”, nos trae precisamente a la protagonista que reflexiona sobre lo literario y sobre el pasado, paradoja ciertamente interesante, ya que Virginia abogó por el avance, como estandarte del modernismo, luchando por las nuevas formas de entender la creación literaria (no olvidemos su encarnizada lucha con Arnold Benett, epítome de la tradición decimonónica):

“¡Se había casado con él por eso! ¡No había leído a Shakespeare! Tenía que haber algún libro barato que pudiera comprar para Milly, ¡ya está, Cranford! ¿Había algo más gracioso que esa vaca en enaguas? Ojalá la gente tuviera ahora esa clase de humor, esa clase de dignidad, pensó Clarissa al recordar las amplias páginas; las frases que tenían un final; los personajes, de los que se hablaba como si fueran reales. Para todas las cosas grandes hay que remitirse al pasado, se dijo.”

Sin embargo, en “El hombre que amaba al prójimo” sí que encontramos algo más acorde a su pensamiento considerando a los Shakespeare, Dickens… como lujos en un tiempo de problemas, de crisis… casi como el tiempo actual, perfectamente extrapolable.

“Le habría gustado releer a algunos de sus autores preferidos –Shakespeare, Dickens-, habría deseado tener tiempo para ir a la National Gallery, pero no podía, no, era imposible. Era de verdad imposible, con el mundo en la situación en que se encontraba. Cuando todo el día la gente solicitaba su ayuda, casi la pedía a gritos. No era momento para lujos.”

Woolf fue una personalidad inherentemente contradictoria, buena prueba de esta personalidad está incluida en sus obras, y estas narraciones cortas no son menos, del mismo cuento podemos comprobarlo en la dicotomía amor-odio:

“-Me temo que soy una de esas personas muy corrientes que aman al prójimo –dijo él poniéndose en pie.

A lo que la señorita O’Keefe casi gritó:

-También yo.

Odiándose el uno al otro, odiando a toda la gente que llenaba la casa y que les había proporcionado esa velada penosa, decepcionante, los dos amantes del prójimo se levantaron y, sin mediar palabra, se separaron para siempre.”

Su personalidad maníaco depresiva  es más que patente en “Juntos y separados”:

“De todas las cosas, nada es tan extraño como el trato humano, se dijo, debido a sus cambios, a su extraordinaria irracionalidad, pues su antipatía no distaba ahora del amor más intenso y arrebatado, y al instante le vino a la imaginación la palabra “amor” y la rechazó pensando de nuevo en lo oscura que era la mente, con sus poquísimas palabras para designar todas esas percepciones asombrosas, esas alternancias de dolor y placer. “

El trato humano le resultaba ajeno, oscuro; el juego de contrarios amor-razón fue uno de los ejes de su vida, como amor-odio o dolor-placer. Esta inestabilidad literaria era un total reflejo de su vida. Su literatura nos recuerda esto, pero también nos retrotrae a otra época, a una época de fiestas donde cualquier detalle cuenta, y lo más pequeño puede volverse relevante. Es imprescindible leer a Woolf, por lo menos por todo lo que nos puede hacer pensar. Eso, en mi opinión, siempre es estimulante.

Traducción del inglés de Ramón Gil Novales  de  “La fiesta de la señora Dalloway” de Virginia Woolf para Lumen

Ilustraciones de la nacida rusa, nacionalizada estadounidense Yelena Bryksenkova

Mis lecturas favoritas del año 2013

Me encantan las listas. Hay tantas listas como gustos y siempre es divertido comprobar lo que sale y sobre todo ligarlo a las afinidades de cada lector.

Este es el tercer año, desde que me “dedico” a escribir posts sobre libros en distintos sitios,  en el que preparo una lista con lo mejor del año. A ver si, poco a poco, consigo que se convierta en una costumbre el que aparezca este post justo el día 1 de enero del año siguiente.

Como en años anteriores me gusta repasar lo que ha sido mi año lector personalmente; también solía hacer una pequeña reflexión sobre el mundo editorial; pero gracias a las “Epístolas librescas” del grandísimo Jónatan Sark en el maravilloso Blog Ausente de Lord Absence, no tiene mucho sentido, ya que en ellas está todo lo bueno  que va saliendo en el año. Además, en su post con el clásico “Sark de Oro” del año realiza un resumen tan exhaustivo como interesante.

Os dejo a continuación los enlaces a estas Epístolas que si no conocéis ya estáis tardando en ir a verlas:

Epístola 1.

Epístola 2.

Epístola 3.

Epístola 4.

Epístola 5.

Epístola 6.

Centrándome en lo personal, tengo que reconocer que, nuevamente este año, me he superado en la mayoría de atributos; he leído mejor, más cantidad, más calidad y más en inglés.

El año pasado terminé 131 libros, y estaba bastante bien, pero este he llegado a los 171 que parecen un límite bastante razonable. También es cierto que, en el proyecto que tengo pensado a tres años las novedades han acabado asfixiando mi reto y debo retomarlo con más fuerza este año para poder terminarlo. En cuanto a las editoriales, como de costumbre, he escogido un montón de títulos pertenecientes a las más  pequeñas, tengo tendencia a ello, y a evitar, habitualmente, los best-sellers vendidos a bombo y platillo. El año que viene se presenta del mismo estilo, sobre todo porque, posiblemente, el Grupo Prisa sea absorbido definitivamente por Random House Mondadori, dejando todo el poder a dos grupos que monopolizarán las novedades mensuales y unas pocas editoriales intentando buscar su hueco entre “nichos” de lectores que busquen ofertas distintas.  De hecho este año lo hemos visto, cómo surgen grupos pequeños buscando su espacio en el corazón de alguno de nosotros como “Malpaso” o “Ginger & Ape”.

cuentos-de-muerte-y-demencia-9788415717287Sin más demora, paso a comentar los que considero las mejores lecturas del año; no son ni más ni menos que los libros con los que más he disfrutado. Son todos publicados (o reeditados) este año y siempre pongo una novedad (o dos) de años anteriores por su relevancia literaria; evidentemente no leo todo, mi ancho de banda llega a donde llega, y soy consciente que hay varios libros que tengo a punto de leer que podrían haber entrado en esta lista. Otros años dejaba once títulos en total, este año han salido más; no lo voy a dejar fijo, este año salen estos y el próximo posiblemente saldrá otro número. Teniendo en cuenta estas consideraciones, vayamos a la lista:

“Cuentos de demencia, amor y muerte” de Poe y Gris Grimly, en un año en el que han proliferado los libros ilustrados, con propuestas de todo tipo, esta edición de Nórdica elcazadorsordode los cuentos de Poe brilla con luz propia gracias a las fabulosas ilustraciones del enigmático Gris Grimly que convierten el libro prácticamente en un cómic y que consiguen el doble objetivo de resaltar las historias de Poe hasta en sus detalles más nimios además de maravillarnos con su indudable preciosismo.

“El cazador sordo” de James McClure, el editor de Reino de Cordelia es, como yo y otros tantos, un fanático del sudafricano McClure y tiene la idea de sacar todo lo inédito del increíble escritor; esta obra tiene todo lo que se necesita para hacer una novela negra perfecta: personajes carismáticos, una buena trama, dolor, en fin, otra obra de incalculable perdida-gillian-flynn-L-C_o8Lavalor.

“Perdida” de Gillian Flynn, sorprendentemente está pasando desapercibida por su halo de best-seller, pero esta historia nos demuestra que el legado de Patricia Highsmith no se ha perdido; la perversidad del personaje principal  me recuerda a los mejores momentos de la inglesa y de Jim Thompson por su afán de darle la vuelta a todo lo establecido y salir impune. Mucha más calidad de lo que la gente se puede pensar.

ojohalconPor“Ojo de Halcón. Seis días en la vida de…” Matt Fraction y David Aja, hacía tiempo que no disfrutaba tanto con un cómic; los seis primeros números de la nueva colección de Ojo de Halcón nos demuestran que no hay personajes acabados sino malos escritores. Este es uno de esos cómics en que la perfecta unión entre dibujo y trama dan como resultado una de esas pequeñas obras maestras del noveno arte. Aja está inmenso en la narración, Fraction crea historias con un lapromesakamilpunto de preocupación social sin olvidar lo superheroico. Excepcional.

“La promesa de Kamil Modracek” de Jiri Kratochvil, sorprendente novedad esta del checo Jiri Kratochvil que nos trajo Impedimenta. No era esperable que una especie de novela negra postmodernista del este, de un autor desconocido por estos lares, fuera a funcionar tan bien como novela de género y reflexión sobre la culpa el dolor además de incorporar elementos metaficcionales. un-paraiso-inalcanzable-9788415625278Una joya a descubrir en el gran catálogo de Enrique Redel.

“Un paraíso inalcanzable” de John Mortimer, todo lo que sale proveniente de las islas británicas me suele llamar la atención; este libro que publicó Libros del asteroide nos trae a John Mortimer reflejando como nadie el paso plantador_gdedel tiempo de la sociedad británica de postguerra hasta los tiempos de Margaret Thatcher con una sutil ironía y buen humor a raudales, una obra clave de este año.

“El plantador de tabaco” de John Barth, por fin, gracias a Sexto piso, tenemos entre nosotros la legendaria obra del norteamericano y podemos degustar en su plenitud su multitud de puntos de vista. Me extendí pero bien en la reseña donde explico sus grandes virtudes. Una delicia para todo aquel que disfrute de la luztodaspartesliteratura con mayor grado de complicación pero no desdeñe el buen humor.

“Luz por todas partes” de Cees Nooteboom, estamos, sin lugar a dudas, ante  la mejor recopilación de la obra poética del holandés infatigable. Una antología que, gracias a Visor de libros, nos lleva desde los primeros poemas a los últimos publicados y podemos comprobar la heroes_aventureros_cobardes-jacinto_antonevolución en las temáticas y en el estilo. El gusto por el acertijo llevado hasta las últimas consecuencias. Uno de los mejores autores actuales.

“Héroes, aventureros y cobardes” de Jacinto Antón, cierto que no son nuevos, pero también lo es que es la primera vez que se recopilan esta serie de artículos del periodista en un solo libro; Jacinto Antón hace que, tengamos la edad que tengamos, se acreciente nuestra sensación de maravilla ante todo lo que nos cuenta.  ¡Viva la aventura!, en la más fiel tradición de Indiana Jones o Quatermain.

Luminosas-673x1024“Cartas de cumpleaños” de Ted Hughes, no es exactamente de este año pero estas cartas han sido reeditadas por Lumen con ocasión del aniversario de la muerte de Sylvia Plath; indisolublemente unidos a la obra de Plath, Hughes está colosal en este poemario que podemos disfrutar en plenitud en esta edición bilingüe; más allá de lo confesional, el aliento poético del británico es proverbial y nos lleva al thomas-pynchon-bleeding-edge-novelcielo con su intensidad dramática.

“Las Luminosas” de Lauren Beukes,  estamos ante el perfecto thriller, pastiche de géneros donde un asesino en serie se desplaza en el tiempo. Al mismo tiempo tenemos un retrato de la mujer y de la sociedad a lo largo del tiempo. La novela te deja sin aliento por su adicción y tiene paradojas de una sutileza difícilmente superable. Una maravilla.

“Bleeding Edge” de Thomas Pynchon, Pynchon ante el desastre de las empresas de internet y ante el 11-S, Pynchon retador y más cercano a la novela de género que a sus obras Tapa-baja-Jota-Erre-195x300más voluminosas. Pynchon siempre a un nivel muy alto, esperemos que este año pueda ser publicada en España, pero habrá que esperar.

“Jota Erre” de William Gaddis, Gaddis llevó la sátira de la sociedad capitalista a sus últimas consecuencias en esta mastodóntica obra maestra. El fracaso del sueño americano estaba patente aquí en la figura del niño Jota Erre Vansant, subversión del mito; paradigma de la gran el-renacimiento-del-siglo-xii-9788493829582Novela Americana por el reflejo del zeitgeist de una nación. Estilo inigualable. Imprescindible.

“El Renacimiento del siglo XII” de Charles Homer Haskins, ¿quién dice que un ensayo histórico tiene que ser aburrido “per se”? Ático de los libros quiere demostrarnos con su recién lanzada colección de historia que puede ser muy divertido y estar muy bien escrito. Su punta de lanza puede ser, sin duda, este deleite de Mal dadasCharles Homer Haskins que nos relata una época, la Edad Media, oscura de por sí, con la claridad de su erudita prosa.

“Mal dadas” de James Ross, parece mentira que en 1940 el infortunado James Ross realizara una obra de estas características; a medio camino del retrato de la sociedad norteamericana  post- Gran Depresión y de la novela negra más sórdida, se trata de un retrato de los anhelos de los habitantes del sur americano y de su lucha Casadehojaspara salir de las situaciones más penosas para alcanzar el gran “sueño”. Otra de esas pequeñas sorpresas que nos trae habitualmente Sajalín Editores.

“La casa de hojas” de Mark Z. Danielewski, lo que en un principio era imposible este año se ha hecho posible gracias al trabajo de Alpha Decay y Pálido Fuego; es decir, tener la primera edición en español de la inigualable obra del norteamericano; una obra única por lo que supone como experiencia, en la que texto, disposición del texto, trama y el propio lector se convierten en parte de la misma. Una obra necesaria que ahora podemos asesinociegodisfrutar… y temer.

Y para acabar recupero en esta ocasión dos obras de otros años que, sin embargo, constituyen dos obras maestras ineludibles. No pude dejar de alegrarme de la concesión del Nobel a Alice Munro, pero tampoco pude dejar de entristecerme por las consecuencias directas: la muy posible condenación al ostracismo de dos de las escritoras más grandes vivas que tenemos en infiella actualidad: Por un lado su compatriota Margaret Atwood  que  tiene en “El asesino ciego” una de las obras más deliciosas que he tenido la oportunidad de leer, completísima en trama, estructura, personajes, para paladares selectos. Por el otro, desde luego, ya lo sabéis, la simpar Joyce Carol Oates y su recopilación de historias cortas (tan de moda ahora gracias a Munro) “Infiel. Historias de transgresión”, cada relato una verdadera patada en el estómago y a todas nuestras comodidades y seguridades, una subversión continua que demuestra  su maestría en la narración y que nadie (sensible o no) debería perderse.

Bueno, y eso es todo… creo que este año me he pasado, pero valía la pena. Ha sido un muy buen año. ¿Qué nos traerá el siguiente? En este blog lo iréis viendo como de costumbre.

Espero que os guste la selección y os ayude para las compras navideñas.

¡Feliz año 2014!

“Un día es un día” de Margaret Atwood

undíaesundíaEl impulso que Lumen ha dado este año a la obra de Margaret Atwood comenzó con esta curiosa propuesta: “Un día es un día”, ya que se trata de una obra que no tiene título en inglés, ya que, es una recopilación hecha para la ocasión con la propia escritora que ha elegido los cuentos que se encuentran incluidos en él.

Lo original es que se trata de un recorrido vital a la manera de un Bildungsroman en la carrera literaria de la escritora con un prólogo ad hoc para la edición, donde ella indica la temática “es sobre todo doméstica. Tratan de la gente y de sus relaciones en momentos determinados, de niveles sociales específicos y de lugares determinados. La cara más salvaje de mi escritura no está representada aquí. […] No hay guerras.[…] No hay futuros distópicos […] Pero sí hay personas, y al fin y al cabo de eso hablan todas mis historias: de seres humanos que hacen cosas que hacen los seres humanos.”

Esta evolución se ve claramente en la misma estructura, los cuentos se dividen en tres grandes grupos: Infancia, Madurez y Vejez. Lo bueno es que se han escogido estos relatos en base al momento en que los escribió y reflejan, tanto en el narrador como en la temática, esta evolución. Además, en los extremos tendemos  dos relatos sobre sus padres hechos ex profeso para esta ocasión por la escritora: “Momentos significativos de la vida de mi madre” y “Un hallazgo extraordinario”.

Desgraciadamente hay que ponerle un pero, y es que tres de los relatos escogidos  ya estaban incluidos en “Chicas bailarinas”: “Betty”, “Vidas de Poetas” y  “La tumba del famoso poeta.”  Y es un poco frustrante que, con todo lo que queda sin publicar de ella, repitan tres que tienen en su propio catálogo. Un tirón de orejas para Lumen por ello.

Una vez dicho esto, he seleccionado tres momentos que pueden servir como reflexiones e ideas con respecto a los períodos  en los que se estructura y que comenté anteriormente.

De la “Infancia”  en el relato “Auténtica basura”, ante la importante sorpresa final, la adolescente protagonista comenta:

“¿Debería contárselo? El melodrama la tienta, la idea de una revelación, de una sensación, de un buen final.

Pero no sería un final, sería solo el principio de otra cosa. En cualquier caso, la propia historia parece haber quedado obsoleta. Es una historia arcaica, una fábula, un antiguo  mosaico. Es una historia que ahora no ocurriría.”

La juventud, la curiosidad y el afán de notoriedad: unión indisoluble que se confronta con la idea de no dar un final cerrado sino interpretable.

De la “Madurez” en “El jardín de sal”, el significado de la palabra que desencadena la deconstrucción de lo que debe ser una relación de pareja:

“Aprecio.  ¿Final o continuación? Como le sucede a menudo con Theo, no sabe muy bien qué está diciendo. ¿Le está expresando devoción o se ha terminado de verdad, sin que ella se diera cuenta? Está acostumbrada a pensar que en una relación como la de ambos se da todo y no se pide nada, pero quizá sea al revés. No se da nada. Nada se da por sentado.”

Por último en la “Vejez” en “Un hallazgo extraordinario”, de cómo la vejez sirve para darse cuenta del verdadero valor que tienen las cosas en la vida, en este caso de los padres:

“¿Cuál es el secreto de mi madre? Porque desde luego ha de tener uno. Nadie puede llevar una vida en apariencia tan dichosa, tan falta de avalanchas y pantanos, sin tener también un secreto. Por “secreto” me refiero al precio que ha tenido que pagar. ¿Cuál fue el pacto que firmó con el Diablo para obtener esta diáfana serenidad?”

Espléndida forma de conocer a esta fabulosa escritora para un neófito, no es la mejor recopilación que he leído pero se lee con avidez y pasan las páginas sin apenas enterarse. Si, además, sirve para que se la pueda descubrir, bienvenida sea. Es siempre un placer leer cada una de sus obras.

 “Nada dura eternamente. Tarde o temprano tendré que renunciar a mi inmovilidad, abandonar esos hábitos de contemplación, especulación y letargo que me ayudan a subsistir. Tendré que enfrentarme al mundo real, que no se compone de palabras, lo sé, sino de tubos de desagüe, hoyos en la tierra, malas hierbas que se multiplican rabiosamente, piedras de granito y pilas de materiales más o menos pesados que han de trasladarse de un lugar a otro, por lo general cuesta arriba.

¿Cómo me las apañaré? Solo el tiempo, que en modo alguno lo revela todo, lo dirá.”

“Chicas Bailarinas” de Margaret Atwood

chicas-bailarinas-9788426421906Todo el mundo conoce la capacidad de crear historias de su compatriota Munro, lo que quizá no se conoce tanto es la de Margaret Atwood. Ya hablé convenientemente sobre ella en el recopilatorio “Asesinato en la oscuridad” y ahora todo ello se refrenda con este “Chicas bailarinas” que reedita Lumen en su sello de narrativa.

En el anterior recopilatorio que comenté jugaba con factores distintos: más cercanos a la narración de género policíaco, ciencia ficción… En este caso, sin embargo tenemos una aproximación más acorde con la temática usada por Munro:  Esa narración de lo cotidiano.

Atwood es capaz de mostrarnos toda la belleza de lo sutil y hacer lo extravagante más cercano a la realidad.

Consecuentemente, la mayoría de los casos estamos ante narraciones en primera persona y las mujeres son las verdaderas protagonistas. Solo tenemos que leer el relato “Betty”:

“Cuando me dieron la noticia de su muerte me sentí condenada, pues me dije que por lo visto aquel era el castigo por ser abnegada y solícita, que eso era lo que les ocurría a las chicas que eran como yo (creía ser).[…] Pero las personas cambian, sobre todo después de muertas. Al dejar atrás la edad melodramática, me di cuenta de que si no quería ser como Betty tendría que cambiar. […] En cuanto a Fred, ha dejado de intrigarme. Los Freds de este mundo se delatan por lo que hacen y por lo que eligen. Son las Bettys las que resultan misteriosas.”

Para comprobar cómo busca profundizar en la construcción de la identidad de la mujer en sí misma y de la evolución en la construcción de dicha identidad. Da un paso más en el fantástico “La tumba del famoso poeta” ya que adopta el entorno de la pareja para mostrarnos esa misma evolución en un marco distinto, pero muy real para la mayoría de mujeres que afrontan matrimonios no del todo avenidos:

“Esto es un intervalo, una tregua. Ambos sabemos que no puede durar, han surgido demasiadas diferencias (de opinión, decimos nosotros), pero ha habido algo más; lo que para él significa seguridad para mí significa peligro. Hemos hablado demasiado o no lo suficiente: para lo que tenemos que decirnos no hay lenguaje, lo hemos intentado todo. Pienso en las antiguas películas de ciencia ficción, en el ser de otra galaxia al que finalmente se encuentra tras años de señales y de peripecias, para a la postre destruirlo porque no logra hacerse entender. En realidad, más que una tregua se trata de un descanso, esos cómicos mudos en blanco y negro que se pegan hasta desplomarse y, tras una pausa, se levantan para emprenderla de nuevo a golpes. Nos amamos, eso es cierto, signifique lo que signifique, pero no nos amamos bien; para algunos es un talento, para otros solo una adicción.”

Su idea no es pontificar estableciendo una posible solución, sino mostrar una situación con todas sus consecuencias, y que cada uno juzgue en esta lectura lo que crea conveniente. Precisamente en el párrafo anterior juega con la semántica habitual de las palabras que ya conocemos para dotarlas de significados distintos, como es el caso de amor. Esta multiplicidad de resultados es signo de la realidad contemporánea que vivimos.

A pesar de la indudable calidad de este tipo de relatos, no se diferencian de esas obras de arte que suponen los que ejecuta Munro. Sin embargo, cuando juega con otros factores se producen, en mi opinión, los destellos de genialidad a los que nos tiene acostumbrados Atwood.

En el fantástico “Joyería capilar” encontramos muestras de este buen hacer, derrumbando a golpes uno de esos tópicos que, en la mayoría de las ocasiones, la nostalgia oculta:

“Nunca he entendido por qué la gente considera la juventud una época de libertad  y alegría. Probablemente se debe a que ha olvidado la propia. Rodeada ahora de lastimeros jóvenes, solo puedo sentir gratitud por haber escapado, espero que para siempre (pues ya no creo en la reencarnación), de la insoportable esclavitud de tener veintiún años.”

Parece ser que cualquier tiempo pasado NO fue mejor para la canadiense. Yo particularmente estoy muy de acuerdo y prefiero disfrutar del momento actual con todas sus consecuencias.

En el excepcional “Aprendizaje” y en “Dar a luz” es donde encontramos toda la fuerza poética de la escritora; del primero, con solo dos frases:

“Era uno de los pocos movimientos voluntarios que podía hacer”

“Lo extraño era el silencio. A esta edad, lo normal sería que los chicos gritasen, formaba parte del juego; pero allí los partidos se jugaban en silenciosa concentración.”

Nos describe con una sutileza sin igual la situación, que se vuelve claustrofóbica según la estás leyendo, es un relato cargado de intensidad y que refleja con toda su crudeza los difíciles momentos que se viven en el campamento de minusválidos. Vale la pena leerlo para disfrutarlo en primera persona.

“Dar a luz” supone un colofón inmejorable a esta recopilación:

“Posa los dedos en mis labios cuando pronuncio esas palabras; aún no ha aprendido el secreto de formarlas. Espero su primera palabra: sin duda será milagrosa, algo que no se ha dicho todavía.”

Esa primera palabra en un bebé es, indudablemente,  un milagro; como cada muestra de esta estupenda escritora.

“La maldición de Eva” de Margaret Atwood

la-maldicion-de-eva-9788426421890Adoro los escritores versátiles, aquellos capaces de transformar su estilo y escribir diferentes géneros y técnicas narrativas, además de alternar entre diferentes temas. Precisamente por esto hoy vuelve al blog la canadiense Margaret Atwood, para mostrar una faceta suya más: la de ensayista.

Lumen, sello perteneciente a Random House Mondadori, ha hecho un relanzamiento de algunas de las obras de Atwood durante este año y voy a aprovechar la ocasión para ir poniéndolas por aquí. “La maldición de Eva” recoge ocho ensayos que tratan, de manera general, sobre el rol de la mujer como escritora, lectora y protagonista de narrativa y me han sorprendido un montón porque demuestran su capacidad de reflexión por encima de tópicos y modas. Una sensatez a prueba de balas.

Y eso que el primero, y arduo artículo homónimo, “La maldición de Eva, o lo que aprendí en el colegio” no auguraba esta opinión a pesar de alguna idea interesante aunque muy anclada a ideas más tópicas sobre las mujeres: “Los escritores, tanto los hombres como las mujeres, han de ser egoístas para tener tiempo de escribir, pero las mujeres no están entrenadas para ser egoístas.”

Sin embargo, en el segundo, el fabuloso “Crear el personaje masculino”, tenemos un salto de calidad exponencial y me gustaría destacar dos momentos especialmente:

El primero es la falta de objetividad de los escritores, y por extensión, de los críticos: “Hoy sabemos que la novela sin ideología no existe. La creación no sucede en una campana de vidrio y el novelista, él o ella, o bien describe o bien expresa, algunos de los valores de la sociedad en la que vive. Numerosos novelistas, de Defoe a Dickens y Faulkner, así lo hicieron. Pero a veces se nos escapa que lo mismo vale para los críticos. Todos somos organismos en un determinado ambiente, e interpretamos lo que leemos a la luz de cómo vivimos y cómo nos gustaría vivir, algo que casi nunca coincide, al menos para la mayoría de los lectores de novela. “ Está claro que la creación no se produce en una campana de cristal, ni la lectura, todo está teñido del filtro de nuestra vida y de nuestro bagaje anterior.

Lo segundo, me apasionan las metáforas de género que utiliza para describir la creación literaria y su lectura y el valor de social que asigna a este arte: “Cuando era joven y leía muchos cómics y cuentos de hadas solía desear dos cosas: una capa para ser invisible, de manera que pudiera seguir a la gente a todas partes y escuchar lo que decían cuando no estaba presente; y el poder de teletransportar mi mente a la mente de otro, conservando mis propias percepciones y recuerdos. Pueden ver que estaba destinada a ser novelista, porque esas son las dos fantasías con las que juegan los novelistas cada vez que escriben una página. […] Si escribir novelas, y leerlas, tiene algún valor de redención social, tal vez es porque obliga a imaginar cómo es ser otra persona.”

En “Nueve comienzos” plantea nueve respuestas distintas a la pregunta  “¿Por qué escribe usted?”, escojo el último comienzo (¡oxímoron!), epítome de lo que llegamos a hacer, a procrastinar, por evitar la lucha contra la página en blanco: “Está la página en blanco y el tema que te obsesiona. Está la historia que quiere dominarte y está tu resistencia a que eso suceda. Está tu deseo de liberarte de aquello, de esa servidumbre, hacer novillos, hacer cualquier otra cosa.”

 “En resumen, las novelas son ambiguas y tienen muchas caras, no porque sean perversas, sino porque intentan enfrentarse a aquello que llamamos condición humana, y lo hacen por medio de algo que es notoriamente escurridizo, a saber, el propio lenguaje.” : Esta es la definición de novela, esencial,  que hace en “Villanas de manos manchadas. Los problemas del mal comportamiento femenino en la creación literaria.”

Más joyceana que nunca: “La mujer indeleble” habla sobre su relectura de “Al faro” de Virginia Woolf y de cómo, por fin, encuentra un sentido. Esa epifanía. “Algunos libros han de esperar a que estemos preparados para ellos. Leer es muy a menudo una cuestión de suerte.”

Si añadimos el clarividente ejercicio de análisis sobre las obras de Orwell y sus interpretaciones críticas “contemporáneas”, o la no menos cargada de sentido común y emoción “Carta a América”, donde denuncia sin ambages la paulatina destrucción de la sociedad norteamericana y la necesidad de “grandes figuras del pasado (de la historia norteamericana) a las que puedes recurrir: hombres y mujeres valientes, conscientes, visionarios. Acude a ellos ahora para que estén a tu lado, para que te inspiren, para que defiendan lo mejor que hay en ti.”

Como dice precisamente Atwood: Qué suerte encontrarme en este momento con este grupo de ensayos. Qué disfrute me han proporcionado.

Textos escogidos de la traducción de Montse Roca para esta edición de Lumen de “La Maldición de Eva.”

“El cuento de la criada” de Margaret Atwood

cuentocriadaYa empecé a hablar de Margaret Atwood con esta recopilación de cuentos. Ahora toca meterse en sus garras con una de sus obras más conocidas, “El cuento de la criada”, multipremiada y considerada como una de sus obras de más calidad; curiosamente se trata de una novela de género, ciencia ficción pura y dura, un reflejo de una sociedad distópica futura al estilo de Huxley u Orwell, donde las Criadas, las Esposas y las Tías dominan aparentemente el matriarcado.

Antes de pasar al comentario sobre la misma, tengo que intercalar un hecho muy importante para mí y mi familia en lo personal y que han convertido esta obra en algo aún más especial, por lo emocional que conlleva (afortunadamente se corresponde en este caso con una gran calidad). El mismo día en que estaba leyéndola sucedieron unos hechos sin precedentes: la había empezado hace un par de días pero, sin embargo, ese día no estaba atento, la disfrutaba pero estaba un poco distraído por unos hechos que se solucionaron ese día en el trabajo. Por la tarde, mi mujer rompió aguas y, raudo y veloz cogí el tren de vuelta para recogerla. ¡Cuál no sería mi sorpresa cuando fui consciente de que el capítulo que había dejado para empezar se titulaba “El día del nacimiento” y me encontré precisamente con un párrafo como este donde se relata el nacimiento de una de las Criadas:

“Pero nosotras no prestamos atención a la Esposa, tenemos la mirada fija en Janine. Bajo la luz tenue, ataviada con su traje blanco, brilla como una luna que asomara entre las nubes.

Janine gruñe a causa del esfuerzo.

-Empuja, empuja, empuja –susurramos-. Relájate. Jadea. Empuja, empuja, empuja. –La acompañamos, somos una con ella, estamos ebrias. Tía Elizabeth se arrodilla; en las manos tiene una toalla extendida para sostener el bebé. He aquí la coronación de todo, la gloria, la cabeza de color púrpura y manchada de yogur, otro empujón y se deslizará hacia fuera, untada de flujo y sangre, colmando nuestra espera. Oh, alabado sea.”

Eso fue justo lo que sucedió esa noche, qué casualidad más maravillosa y qué bien reflejada toda la situación, comprenderéis entonces lo especial que se ha vuelto comentarla.

Atwood nos plantea una sociedad futura, Gilead, en la que las mujeres tienen un “aparente” papel primordial, un matriarcado que parece que ha superado la sociedad patriarcal anterior; las Tías se dedican al adiestramiento de las futuras mujeres; las Esposas, vestidas de azul son las cabezas visibles del poder junto con los Comandantes; y las Criadas, reconocibles por ir vestidas de rojo son las que sirven para tener hijos y su papel es ese; sin embargo, podemos comprobar en boca de “Defred”, la protagonista principal, que no todo es lo que parece:

“En este momento me siento desgarrada, exhausta. Me duelen los pechos, incluso me gotean; no es verdadera leche, a algunas nos ocurre. Nos sentamos en nuestros bancos, frente a frente, mientras nos transportan; nos hemos quedado sin emoción, casi sin sensaciones, debemos de ser como fardos de tela roja. Nos duele todo. En nuestros regazos llevamos un espectro, un bebé fantasma. Ahora que el nerviosismo ha pasado, debemos hacer frente al fracaso. Mamá, pienso. Estés donde estés, ¿puedes oírme?  Querías una cultura de mujeres. Bien, aquí la tienes. No es lo que pretendías pero existe. Tienes algo que agradecer.”

Este engaño de matriarcado es, en realidad, un patriarcado encubierto, en el que los hombres utilizan a las propias mujeres para dominarse entre sí, qué mejor que ellas para hacerlo:

“Ahora son las madres, y no los padres, quienes entregan a las hijas y facilitan los arreglos de las bodas. Los matrimonios, por supuesto, están concertados. Hace años que a estas chicas no se les permite estar a solas con un hombre; de alguna manera durante mucho tiempo a todas nos ha ocurrido lo mismo.

¿Tienen edad suficiente para recordar algo de los tiempos pasados, como jugar al béisbol, vestirse con tejanos y zapatillas, montar en bicicleta? ¿Y leer libros, ellas solas? Aunque algunas no tienen más de catorce años, igualmente recordarán. Y las que vengan después de ellas, durante tres o cuatro o cinco años, también recordarán; pero después no. Habrán vestido siempre de blanco y formado grupos de chicas; siempre habrán guardado silencio.”

Aún así encontrará una pequeña forma de salida, de tiempos antiguos, el enamoramiento con el chófer Nick; que la retrotraerá a tiempos distintos, mejores, tiempos que prometen una esperanza a pesar de la triste situación que está viviendo en Gilead; el amor, entonces, se convierte en elemento posible de salvación:

“Estamos citando frases de películas viejas, de otros tiempos, que ya entonces eran películas antiguas […], resulta asombrosa la facilidad con que acuden a la mente estas bromas trilladas y falsamente alegres de tipo sexual. Ahora comprendo qué sentido tienen, qué sentido han tenido siempre: mantener la esencia de cada uno fuera de peligro, encerrada, protegida.

Estoy triste, la manera de hablar de ambos es infinitamente triste: una música que se desvanece, flores de papel que se marchitan, raso desgastado, el eco de un eco. Todo ha terminado, ya nada es posible. De pronto me echo a llorar.”

Atwood nos ofrecerá casi al final un capítulo llamado “El salvamento” que se convierte en una paradoja, ya que resulta la condena de una mujer, con un estallido de violencia brutal, narrado con especial viveza, que desencadena el maltrato físico de las mujeres que se unen aún más, reforzando el colectivo que está siendo dominado. El relato acaba con un atisbo de esperanza del que no tenemos noticia definitiva hasta el epílogo final.

Este sorprendente epílogo de notas históricas tiene lugar años después de haber sucedido en los eventos narrados, a modo de flashback en toda la primera parte, es una conferencia en una universidad y el ponente se refiere a esos hechos como algo improbable ya; cómo habrá podido ocurrir, las bromas del conferenciante y los asistentes se suceden y por ello resulta aún más macabro y terrorífico todo; creo que Atwood es totalmente consciente de la posibilidad de que existan sociedades de este estilo, deshumanizadoras, vejatorias y salvajes; “el hombre es un lobo para el hombre”, y este epílogo sirve para reforzar este terrible hecho; no en vano hay dos momentos  a lo largo del flashback, que creíamos el presente, en lo que se comentan las dos siguientes afirmaciones:

“Pero ¿quién puede recordar el dolor una vez que este ha desaparecido? Todo lo que queda de él es una sombra, ni siquiera en la mente o en la carne. El dolor deja una marca demasiado profunda para que se vea, una marca que queda fuera del alcance de la vista y de la mente.” 

“La humanidad es muy adaptable decía mi madre. Es sorprendente la cantidad de cosas a las que llega a acostumbrarse la gente si existe alguna clase de compensación.”

En efecto, es increíble a lo que puede llegar a acostumbrarse la gente si al final saca algo con ello. La lección es clara, lo que no tengo tan claro es si la seguiremos en el futuro viendo lo que se está produciendo en el momento actual.