About Mariano Hortal

Mariano Hortal (Madrid, 1976), Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones y ahora Licenciado en Filología Inglesa. Después de casi 15 años trabajando en el sector, se convierte en abanderado de todo aquello que signifique cultura. “La literatura y la Ópera son mi pasión… aunque también canto en mis ratos libres (que son pocos). No me faltan ganas e ilusión ahora que comienzo esta nueva andadura.” Me podrás encontrar en esta página y como corresponsal de www.operaworld.es a las órdenes de Francisco García Rosado desde el 7 de enero del 2013 “Deja un poco de la tristeza que llevas encima y empecemos una nueva aventura”

Lucio Silla de Mozart en Madrid. Retazos de un genio

Publicado inicialmente en Ópera world en este post.

Poca gente es consciente de que Mozart tenía dieciséis años cuando compuso Lucio Silla, con siete óperas ya a sus espaldas, su precocidad siempre asusta pero, lógicamente, estamos ante una obra que solo son retazos de un genio. Muy buenos retazos pero sin riesgo ni demasiadas complicaciones. Es por ello que la ópera sigue un esquema muy básico, con recitativos y las típicas arias da capo (para todos los protagonistas excepto, curiosamente, el tenor, que era especialmente malo en la época en la que la compuso), dos dúos y un trío, además de un par de números corales sencillos. Es una de sus primeras óperas serias y sirve, sobre todo, como avance de lo que haría más adelante, aun así, resultaba superior a otros contemporáneos.

Teniendo en cuenta esto, es una extraña elección para comenzar el año operístico del Teatro Real siendo, encima, una obra bastante larga. Una de las mejores bazas probablemente (aparte de ser Mozart) sea la escenografía de Claus Guth, uno de los directores de escena que la gente ya conoce y cuyo resultado suele ser bastante impactante (me remito a los casos de Parsifal y Rodelinda en el mismo teatro). Su sello de identidad es ya bien conocido para el público madrileño, un escenario circular que rota según la obra avanza mostrando diversas posiciones según el momento en el que nos encontremos. En esta ocasión volvió a demostrar que puede hacerse un palacio romano con poca cosa y que funcione, dota de dinamismo a todas las escenas de arias y, al mismo tiempo, evoluciona con los personajes, muestras sus pensamientos. Sinceramente, entre el manejo de la rotación y la iluminación de Schmidt se consigue que una ópera larga pase mucho más rápido.

Lucio Silla de Mozart en Madrid

En el foso, como el año pasado, repitió el director titular Ivor Bolton que, nuevamente, se mostró muy conjuntado con la orquesta a titular a pesar de su indescifrable gesto, mucho trabajo hay anteriormente para acomodar su forma dirigir al trabajo orquestal. Sonó empastado y, por momentos, a muy buen nivel. El coro, suelo disfrutar mucho de su trabajo, en esta ocasión sonó ligeramente vociferante en alguna situación. Al final estuvo razonable pero no creo que sea de lo mejor que han hecho, sobre todo conociendo su historial.

Los cantantes rayaron a alto nivel, empezando por una excelsa Patricia Petibon en el papel de Giunia, absolutamente entregada a su papel y con un dominio de la coloratura y el canto legato abrumador, sus arias, dificilísimas, fueron acometidos con una seguridad y una capacidad dramática apabullantes, es un torrente de voz que consigue transmitir muchísimo de su papel, uno de los mejores escritos en esta ópera por Mozart; muy buen trabajo de Silvia Tro Santafé como su esposo Cecilio con una poderosa voz que matizaba convenientemente los momentos más dramáticos y que se coordinó a la perfección en uno de los mejores momentos, el dúo D’Elisa in sen m’attendi con Petibon; más que solvente María José Moreno en encarnación de la inocente Celia, papel que no requiere más enjundia que sus coloraturas y agilidades sin prácticamente dramatización y la española canta muy bien, yendo de menos a más y bordando su última aria; interesante papel de Inga Kalna como Cinna, dotó de dramatismo su actuación y solo faltó que todas las notas estuvieran colocadas en su sitio, los agudos se abrieron en alguna ocasión pero tiene un buen instrumento entre manos; Kurt Streit no estuvo todo lo bien que se podía esperar, si bien caracterizó bien su actuación, vocalmente estuvo tremendamente irregular, se le escuchaba poco y mal en algunos agudos en los que, sorprendentemente, alternó voz de pecho con falsette de una manera un poco aleatoria, no estuvo muy fino con las agilidades. Bastante hizo Kenneth Tarver con un papel bastante ingrato, una única aria de gran dificultad en la que es fácil pegarse un buen tropezón y que solventó como pudo.

El público “braveó” con insistencia a los cantantes, encabezados por la espectacular Petibon y mostró gran entusiasmo por el resultado final, bastante consistente en su conjunto. No ha sido mal comienzo

Las fotos pertenecen a Javier del Real.

Resumen Lecturas Julio y Agosto 2017. Un verano atípico

Volviendo  a las rutinas habituales no puede faltar el post de resumen de lecturas del verano. Tengo que reconocer que ha sido atípico. Me ha costado buscar tiempo  para las lecturas, sobre todo porque leo más cuando trabajo, el transporte público es un gran apoyo para la constancia. A pesar de estas dificultades, he leído varias cosas que os traigo a continuación:

Cortejo en la catedral de Kate Douglas Wiggin, dÉpoca ha escogido una forma de editar  que no tiene nada que ver con la mayoría. Sus recuperaciones de novelas de época (clásicos, comedias, mysterys) son siempre sorprendentes y ayudan a completar la visión de tiempos pasados. Esta comedia de la norteamericana Kate Douglas Wiggin es una de esas novelas que te sacan un buen rato y una permanente sonrisa. Inocente y encantadora.

Buda en el ático de Julie Otsuka, siempre es difícil escoger como narrador una primera persona de plural, es difícil mantenerlo durante mucho tiempo sin que el lector termine un poco cansado. Además, es complicado mantenerlo enganchado, no se empatiza tanto cuando se trata de un grupo que en el caso personal. Sin embargo, Julie Otsuka, en este caso, consigue que la historia de las mujeres japonesas que llegaron a San Francisco hace casi un siglo en busca de una mejor vida sea creíble y, sobre todo, muy dolorosa. Una novela cortita pero intensa.

Lamú 13 de Rumiko Takahashi, estaba llegando al final…. Y casi ni me lo creía.

Moon Girl y el dinosaurio diabólico 2. Amores cósmicos de Amy Reeder y Natacha Bustos, segundo volumen y, sinceramente, es una de mis series de cómic favoritas (junto con Ms Marvel); con episodios tan divertidos como en el que se produce un intercambio de mentes entre la protagonista y el dinosaurio… es imposible aburrirse.

Un bollito feliz de Sarah Andersen, nueva recopilación de las tiras de cómics que realiza Sarah Andersen y nuevo disfrute. Cada dibujo es una tragicomedia de nuestras vidas. Hay tiempo para reír y llorar al mismo tiempo.

El aserradero lúgubre de Lemony Snicket, cuarto y último título de la reedición de “Una serie de catastróficas desdichas” que espero que no sea de verdad el último pero habrá que esperar  al siguiente movimiento editorial. Ojalá la serie de Netflix sirva para que la gente  se acerque a leerlos. Por lo menos, es una forma distinta de escribir libros para jóvenes.

Experimental film de Gemma Files, sin lugar a dudas, este será uno de los libros del año. Gran dirección la que están siguiendo en Biblioteca de Carfax que se atreve a sacar mujeres contemporáneas que escriben terror (o con elementos terroríficos) con una calidad como la de este libro que presenta temas sobrenaturales además de hacer un repaso de temas referentes al cine, lo que la vuelve muy susceptible de ser adaptada la gran pantalla. No voy a decir que sea fácil pero sí un reto más que interesante. A mí, este camino me parece excitante.

Lamú 14 de Rumiko Takahashi, …. Penúltimo título… qué pena.

Lamú 15 de Rumiko Takahashi, parece mentira haber terminado con más de 6000 páginas de aventuras, el único consuelo que me queda es la posible relectura futura. Es imposible olvidar a Lamú, Godai y la inmensa galería de personajes que aparecen en sus páginas. Aventuras que juegan con muchísimos temas que pasan por la ciencia ficción, el terror, la mitología, la religión, la comedia romántica, etc. y siempre, en esto es especialista la autora japonesa, con gran creatividad y asegurando carcajadas. Ahora me es difícil decidir con cuál serie me quedaría. Las locuras de esta me parecen tan efervescentes que, posiblemente, sea la primera ahora. El caso es seguir leyendo a Takahashi, qué talento.

El caso de Betty Kane de Josephine Tey, bravo por Hoja de Lata que siguen trayendo libros de la británica, y una ola por traer las historias menos conocidas que, al mismo tiempo, resultan ser historias detectivescas poco convencionales. Tal era el caso de la fabulosa La señorita Pym dispone, y lo mismo sucede con este caso que, aunque encuadrado dentro de la serie de su detective Alan Grant, poco tiene que ver el detective en la resolución de una extraña situación: el aparente secuestro de Betty Kane. Como de costumbre, vuelve a resolverlo estupendamente y nos vuelve a demostrar que había otra gran escritora de novelas policíacas aunque no sea tan conocida actualmente.

Castigo de Anne Holt, llevaba tanto tiempo diciendo que me iba a leer a la escritora noruega que parecía que lo hubiera hecho y, sin embargo, este es el libro con el que he empezado con ella. Primer caso que tiene como protagonista a Inger Johanne Vik (y a Yngvar Stubo), es una novela durísima sobre todo por la gravedad de las víctimas: niños. Partiendo de ello, hay que reconocer que me cuesta recomendarla por la incomodidad que genera, si tuviera que hacerlo por su calidad, lo haría sin ninguna vergüenza, te deja sin aliento. La trama está muy bien cerrada hasta su golpe de efecto final y la caracterización de los personajes empezando por los dos principales y el propio asesino es modélica. Seguiré con la autora, es un hecho.

Maderos de Ken Bruen, si uno lee la sinopsis, probablemente no leería este libro, es un cúmulo de lugares comunes en lo policíaco: antiguo policía, alcohólico total, aprendiz de detective, todo depresivo, muy hardboiled….  No obstante, recomiendo su lectura porque la realización, el cómo realiza esto Ken Bruen no es para nada común. Está muy bien escrita e incluso juega con lo metaliterario, alternando poesía y fragmentos de otros libros así como reflexiones sobre el género. Vale mucho la pena.

El cerdo de vapor de James McClure, repasando entre todo lo que tenía pendiente, resulta que me quedaba este libro del sudafricano en la famosa edición de la mítica colección de Etiqueta negra de Júcar. Y precisamente se trata de la primera novela que protagonizaron Zondi y Kramer (aunque los lectores habituales sabemos que no es el caso en el que se conocieron) y sirve de tarjeta de presentación para lo que vendrá luego. Como de costumbre está muy bien acabada y trata sobre las ya habituales cuestiones racistas en el país. Deseando poder leer los pocos que me quedan de esta serie.

Golpe de Sangre de Sara Paretsky, otra autora a la que tenía ganas de hincarle el diente, por fin empiezo las aventuras de Victoria I. Warshawsky, una detective polaca divorciada con una personalidad desbordante y que es capaz de resolver un caso por sí misma además de cuestionar el status quo actual de la mujer en la sociedad. Vale la pena sumergirse en sus casos porque ofrece, al menos, algo distinto a lo que uno está acostumbrado.

El museo del silencio de Yoko Ogawa, novela sugerente y especialmente cautivadora que me produjo no poco placer con una trama muy curiosa: el encargo de un coleccionista a un museógrafo de organizar un museo en el que se exhibieran los objetos recogidos en el momento exacto de la muerte de alguien. Impresiona bastante la forma en que va en crescendo hasta su final sin perder el aura de fascinación.

Más allá del hielo de Douglas Preston y Lincoln Child, uno de los libros que me quedaban de los reyes del thriller ha vuelto a convertirse en una novela de las que no te dan un respiro, sobre todo en su parte final (y  a pesar de su comienzo un poco denso a la hora de plantear la historia). El pretexto no puede ser más épico, trasladar un meteorito gigantesco en barco. Como de costumbre, ocurren tantas cosas, tan bien argumentadas, que puedes creer todo lo que te cuentan. Son unos genios en esto.

Mujeres excelentes de Barbara Pym, por extraños caminos de la vida había postergado demasiado tiempo la lectura de esta escritora inglesa, lo que suponía un gran error porque me estaba perdiendo una deliciosa novela británica de esas que, habitualmente, suelo disfrutar. Me encanta cómo la autora refleja ese costumbrismo británico a través de los ojos de su narradora Mildred Lathbury, todo cargado de un pincel de ironía sencillamente encantador.

Aviso de muerte de Sophie Hénaff, cuando lees la segunda novela de una serie policíaca te suelen asaltar las dudas: ¿será como la anterior? ¿habrá sido un espejismo? ¿de verdad podemos esperar algo más de ella? Con Aviso de muerte se han confirmado los buenos augurios, la patrulla de perdedores de Anne Capestan viene para quedarse y hacer más felices nuestras vidas. Este nuevo caso vuelve a ser un perfecto entramado en el que brillan con luz propia los estrambóticos policías y que, gracias al cielo, vuelve a ser divertidísima, cosa poco habitual en la novela policíaca habitual, demasiado ocupada en parecer tremendamente seria.

Fuego de Joe Hill, tenía muchas ganas de encontrarme con lo nuevo de Joe Hil, hay que dar la enhorabuena a Nocturna por la edición de un libro que ya no creía verlo publicado por aquí. Hasta la traducción del título como Fuego (en vez del original el Bombero) me parecía más acertado para presentarlo porque reflejaba aún mejor el sentido de la historia: la plaga de la escama de dragón, una espora de manchas negras y doradas que aparece antes de originar una combustión espontánea. No diré que no haya disfrutado la historia pero, también es cierto que, a estas alturas, esperaba algo más del creador de Cuernos o NOS4O2; si bien los libros anteriores me parecían una forma muy destacada de desmarcarse del trabajo de su padre, esta novela parece el esfuerzo (erróneo) de hacer su propio Apocalipsis y, a pesar de momentos destacados al comienzo especialmente y un desarrollo muy irregular, el final es altamente previsible y, a lo largo del libro está más preocupado por mostrar referencias a otros productos culturales populares (como Harry Potter….) de una manera poco sutil, demasiado forzado. Tengo que reconocer que se me hizo bastante largo en su parte final y me provocó desgana. Una pena, un tropezón en el camino.

El extraño asesinato de Chester Himes, no quiero terminar las historias de Ataúd y Sepulturero, todavía me quedan un par para degustar. Si no conoces a Himes y te gusta la novela policíaca, te estás perdiendo un festín.

Apegos feroces de Vivian Gornick, espléndida novela autobiográfica que camina de tal manera que parece ficcional y que ahonda en las relaciones materno-filiales de una manera totalmente fidedigna y que sirvió como reflejo (en su momento) de la situación de la mujer en una sociedad que desprecia su papel más allá de lo establecido de manera tradicional. No hay perdido ni un ápice de su vigencia.

Llamarse nadie de Salvador Galán Moren, recopilación de relatos cortos que, la verdad no me dijo nada en especial, quería que me gustara y no pudo hacer más por conseguirlo. Lástima.

Un eco lejano de Val Mcdermid, la escocesa es una de mis favoritas y, nuevamente, con esta historia no me decepciona sino que confirma su calidad. Historia que transcurre en dos tiempos distintos sobre un crimen que se intenta cargar a los cuatro chicos que se encuentran el cadáver y que genera una historia de venganza en el futuro. Se podría ver como dos novelas distintas y funcionaría igual de bien pero las dos juntas son consistentes en su propuesta y, además, a la autora le sirve para ahondar en cuestiones de crítica social, cómo afecta un crimen al funcionamiento del pueblo en el que ocurre, incluso cuando no hayas sido culpable.

Y eso es todo. Tengo que escribir más cosas.

¡Bienvenidos a todos a este blog de nuevo!

Abrazos y  ¡Buenas lecturas!

Un lustro de Lectura y Locura. Sorteo lustroso

Un once de agosto del año 2012 iniciaba con este post  una andadura tan estimulante y exigente como la de mantener un blog especialmente dedicado a la literatura (aunque haya otros contenidos). Pasa el tiempo y, casi sin darme cuenta, he llegado a los 5 años, una cantidad que ya da mucho vértigo.

Durante este tiempo ha habido muchísimos grandes momentos, también ha habido decepciones, fallos/errores por mi parte, y muchas dificultades, cada vez más, por la falta de tiempo para actualizarlo como al principio. El caso es que continúo con ello y por solo un lector que venga habrá valido la pena.

No todos los días se cumplen cinco años, de ahí que, en esta ocasión, quiero agradecer a los fieles seguidores su presencia habitual con un sorteo de seis libros. Van a ser estos. Espero que os parezcan atractivos:

Para participar en él os paso las siguientes formas, luego haré un sorteo entre todos los participantes, con una forma es suficiente,  no se ganan más participaciones por hacerlo por cuatro sitios:

-RT en twitter con el Hashtag #SorteoLecturaYLocura

-Comentario  a este post.

-Comentario en el post que pondré en Facebook.

-Comentario en la foto que pondré en Instagram.

-Correo electrónico a mi cuenta, la tenéis en mis datos del blog.

Tenéis hasta el 7 de octubre para presentar vuestra candidatura. El sorteo se hará el día 8 y lo comentaré en sus posts correspondientes al siguiente día (por los diferentes medios habilitados).

Mucha suerte a todos y seguimos viéndonos por aquí.

Un abrazo muy grande


Actualización (08/10/2017)

Tras realizar el sorteo ha salido lo siguiente:

Va Home VA! 0,94783108
Snob Megalove 0,93103708
Miguel Ángel Gómez 0,86985992
Judith Rodríguez 0,85665214
Isabel Trelles 0,77978829
Elena Rius 0,76423337
Silvia valls 0,70887417
Ana martínez García 0,66513576

Enhorabuena a Va Home Va! Hablamos y te envío los libros!

Muchas gracias a las 28 personas que participaron.

Un abrazo!

Resumen Lecturas Junio 2017. Antesala veraniega y feliz verano

Lo mejor de llegar a junio es que, en el horizonte, asoman las vacaciones de verano y eso supone dedicar un tiempo valiosísimo a la lectura. Mientras llega ese momento, aquí tenéis mi resumen de junio:

El hombre de negro de Stephen King, uno de los relatos más conocidos (y premiados) del maestro del terror (aunque no es el mejor) se reedita ahora por Nórdica con una gran edición ilustrada con los dibujos de Ana Juan y se acompaña del cuento original de Hawthorne (estupendo) al que homenajeaba King; el resultado final es fantástico, una lectura cortita e intensa. 

Cuadernos de escritoras: El sueño de Sultana de Rokeya Sakhawat Hossain, maravillosa iniciativa la de Palabrero con esta original propuesta: sacar cuadernos con cuento inicial que se aprovecha para visibilizar una escritora que no haya sido conocida. En este caso, siendo el primero, la elegida es una autora india nacida en el siglo XIX, una fábula muy interesante con el objetivo de dar a conocer la situación social de la mujer de la época. 

Desastre & Total 4. Mundo de zumbados de Stephan Pastis, a estas alturas, y viendo el calvario que está sufriendo RBA ya no esperaba ningún número más de esta serie y… mira, ¡vaya sorpresa! Pastis es divertidísimo, la agencia de detectives de Timmy Desastre y el oso Total es simple en apariencia pero juega con cada palabra y con cada dibujo para reflejar ironías y sátiras mucho más allá de su público objetivo. Es un libro que pueden disfrutar tanto jóvenes (a un nivel) como adultos  (a otros niveles), lo que sí es necesario es leerlo sin complejos. 

Ciudad tumba de Albert Kadmon, la influencia de Lovecraft es una sombra muy alargada; no son pocos los autores que, inspirados por su mitología primigenia, crean nuevas historias actuales con la indudable presencia del autor en sus páginas; tal es el caso de Albert Kadmon en este primer título de terror de la colección que ha sacado la editorial Cerberus; buena propuesta en cuanto a precio que, además recuerda el formato de los antiguos bolsilibros; lástima que según la estaba leyendo me recordara tanto a Daniel Ausente y su Mataré a vuestros muertos, un Lovecraft quinqui muy bien perpetrado y que, desgraciadamente es bastante superior a esta otra muestra. Las dos líneas temporales están deslavazadas y todo es muy confuso en cuanto a trama y caracterización de los personajes, encima hay varios fallos en construcciones gramaticales y no está bien editado. En fin, entretiene lo justo. Priman los fallos sobre los aciertos. 

Ms Marvel vol. 5: Civil War II de Willow G. Wilson y Adrian Alphona, después del quinto volumen de la colección, tengo que reconocer que sigue en plena forma; el cruce con el típico mega evento de la factoría se utiliza en esta ocasión con muchísima inteligencia para evolucionar aún más emocionalmente al personaje en varios aspectos: desde su implicación como superheroína hasta su relación con sus amigos y su historia personal pasando por la definitiva separación con respecto a la que había sido su modelo. Parece mentira que cuenten y ocurran tantas cosas en tiempos de “decompressive storytelling”. Es un trabajo excepcional. 

La zona muerta de Stephen King, siguiente número de la Kingpedia, ese  proyecto en el que profundizamos en la obra del maestro desde sus orígenes. Más información sobre ella en breve en Canino. 

No, Mamá, no de Verity Bargate, más de uno saldrá impactado por esta historia, tremenda en su premisa inicial y que tiene un giro en su último acto tan impredecible como perverso. Habla sobre mujeres, sobre maternidad, sobre la instauración estructural de una serie de costumbres que se tienen que seguir pero también habla de sororidad y, sinceramente, vale la pena acercarse a él. 

Trece cuentos (1931-1963) de Luisa Carnés, qué trabajo más maravilloso de Hoja de lata por recuperar la obra de una de las grandes olvidadas del siglo XX; en esta ocasión se trata de una recopilación de trece cuentos que resultan aún más variados en temáticas que en su novela; la escritora estaba comprometida con todas las situaciones difíciles y es evidente que no le pasaban de largo, empezando por sus feminismo/sindicalismo y acabando con el racismo. Sorprende aún más que haya algún momento cómico pero, sobre todo, denota su capacidad creativa. 

La chica de Kyushu de Seicho Matsumoto, llevados por el gran acierto que supuso El expreso de Tokyo, en libros del Asteroide intentan solucionar el trimestre, escaso de novedades interesantes, con otra novela del escritor que consiguió llevar a convertir la minuciosidad en su sello de identidad. La novela es interesante nuevamente aunque no llega a la calidad que atesoraba la anterior. 

En busca de New Babylon de Dominique Scali, no dudé demasiado al incluir en la lista de libros para el verano de Canino está novela de vaqueros escrita por una mujer por varias razones: mantiene el regusto del western clásico sin ser demasiado de “machotes” y, sobre todo, porque revitaliza la estructura, alternando varias voces y puntos de vista de manera bastante ingeniosa. El resultado es muy interesante. 

Lamu vol. 11 de Rumiko Takahashi, sigo mi aventura con ella. Se va terminando, eso me da bastante pena.

Magneto Vol 1: Infamous de Cullen Bunn, ni idea de por qué he llegado yo a este cómic, tan prescindible que, claramente, no seguiré.

Clorofilia de Cristina Jurado, tenía ganas de probar a alguna de las autoras que está editando Cerbero en su colección de ciencia ficción y la primera elegida fue Cristina Jurado con está novelita muy original, bastante retadora por la historia que cuenta, una nueva forma de evolución de la especie humana ante un futuro apocalíptico. Tiene un mensaje ecológico, pero más allá de esto, vale la pena leerla por lo bien que la autora va planteando su narración. 

36 de Nieves Delgado, me encanta cómo la autora utiliza la excusa de la creación de nuevos tipos de inteligencias artificiales para afrontar cuestiones sobre identidad sexual, aprovechando de esta manera para subvertir tropos ya establecidos de manera estructural. Me parece muy ingeniosa la forma de plantear la interacción de las redes sociales, en anillos como si del infierno de Dante se tratara. Tengo que reconocer que compro lo que nos venden en Cerbero, tres libros después suscribo que son libros muy entretenidos y con un precio imbatible. 

Lamu vol. 12 de Rumiko Takahashi, os he contado lo… bla bla bla…. Sí, mantiene el nivel.

La cámara diabólica de Ernest William Hornung, otra propuesta interesante de Defausta traer al creador de Raffles en una historia de corte más detectivesco aderezada con elementos de terror. A pesar de su irregular desarrollo, vale la pena acercarse a ella, más en este tiempo veraniego, parece que lo está pidiendo. Diversión garantizada.

Papeles falsos de Valeria Luiselli, el primer libro que escribió la mexicana es una pequeña gran maravilla, corto en extensión, magnífico en cuanto a las posibilidades que ofrece en tan pocas palabras; son ensayos de todo tipo, de diferentes temas, pero, todos ellos sirven para replantearnos la realidad en la que vivimos. Es el tipo de libro que, en cada relectura, ofrecerá algo distinto a su lector. Fantástico. 

El enigma del pájaro azul  de Nii Ayikwei Parkes, es genial encontrar una propuesta tan divertida como esta; una novela policíaca ambientada en Ghana que aprovecha todo lo autóctono y lo mezcla de manera muy curiosa con la investigación del forense protagonista; lo mítico/tribal y la magia unidos a la más pura investigación del CSI, y todo al final parece una broma  (o no), mejor que lo leáis para saberlo.

El diario de la dama Izumi de Izumi Shibiku, fantástica edición de Satori para otra obra recuperada del siglo XI japonés; la escritora lleva el lirismo al extremo, siempre me ha parecido encantador que se hablaran entre ellos mediante poemas. Otra buena forma de conocer la cultura y las costumbres de una época y lugar tan lejanos.

Enterrado por placer de Edmund Crispin, siempre es un “placer” encontrarse con Crispin y su maravilloso y erudito detective/profesor de literatura de Oxford Gervase Fen. Esta vez es la política el hilo conductor que le sirve para soltar ironías a diestro y siniestro mientras se produce un asesinato y Gervase lo resuelve. Bien acabado aunque no esté al nivel de otras muestras excelentes.

Os pongo a continuación las últimas adquisiciones, las de Julio. Buena cosecha, dirían algunos.

Y este post me sirve para irme de vacaciones. Julio y Agosto suelen ser meses de descanso y de cargar pilas (manida expresión donde las haya). Volveré con un post de resumen de todas las lecturas de julio y agosto y luego espero avanzar en otros temas pendientes.

Pasad un gran verano y ¡Buenas lecturas!

Fajas Verano 2017. Ay… qué calor

Antes de irme de vacaciones quiero dejar otro post de fajas. Gracias a la ayuda desinteresada de algunos seguidores de twitter puedo conseguirlo sin problemas.  Y así están de actualidad, luego llegará septiembre y es otra historia, además de tratarse de una de las época de mayor actividad editorial. No lo pienso más. Allá van las fajas del verano:

-Muy mala pinta tiene la faja que han puesto en Espasa al thriller de Angela Marsons Nadie te oirá gritar; si su mejor baza es decir que va a ser tu Guilty pleasure (Ni siquiera está traducido para los que no conozcan la expresión “placer culpable”) y que es un “thriller perfecto”, o se lo han currado poco o es que, directamente, no da para más. Me quedo con lo último, no creo que vaya a leerla.

-Desde que Neil Gaiman escribiera sus Libros de magia y Sandman cada vez que se publica un libro suyo tengo una sensación de Deja Vú, siempre creo que está escribiendo la misma historia; esta faja podría haberse utilizado para casi todas sus historias; mal no está, bien tampoco,  porque ya sé que no es exactamente cierto. En sus manos “la magia es mucho más que un juego de engaños”. Lo sé desde su Sandman.

-Parece que en Salamandra Black se esfuerzan en traernos un montón de escritores desconocidos que resulta que son “Maestros”, en este caso “el maestro de la novela de espionaje contemporánea.” Creo que podemos tomar un chupito cada vez se diga esa palabra, cogorza asegurada. Por cierto, qué mal utilizar la faja para poner un resumen de lo que trata, más aún si es, como en este caso, tan manida.

-Me encanta Stephen King cuando escribe, lo he hablado alguna vez por aquí; otra de sus facetas conocidas es la utilización de su opinión para valorar otro libro; aquí no suelo estar tan de acuerdo con él. Suele ser muy previsible y dado a ponderación desmesurada cuando, muchas veces, no vale mucho la pena. Desconfío habitualmente de este tipo de frases suyas. La que han puesto en RBA para la última novela de Don Winslow transita por lo ya conocido, “un triunfo”, namedropping “El padrino con policías” y lo directamente simple (en su sentido más peyorativo), “buena”.  Desde luego, currada no está.

-Para acabar, el namedropping llevado hasta el extremo, en Anagrama son muy dados a este tipo de estrategias, como podéis comprobar en los posts que he ido dedicando, tienen de todo. A propósito de la última novela del nobel Modiano, aprovechan para usar una frase de la mismísima academia sueca, una boutade de proporciones mayúsculas “El PROUST de nuestro tiempo”, qué más podemos decir ante su Joyita (sí, ese es el título del libro…). Claro que, el resto de frases  no tiene pérdida, “Su Madame Bovary”, “no se olvida jamás” y, para terminar, “no tiene igual en la concepción literaria de la nostalgia”. Solo nos faltaba recomendar un libro por su nostalgia. Seguro que alguien se acercará por estas “joyas” pero, sinceramente, no va a ser mi caso.

Y eso es todo por ahora. Después del verano más.

Abrazos y ¡buenas lecturas!

Madama Butterfly en el Teatro Real. Clásico imperecedero.

Publicado inicialmente en Ópera world en este enlace.

Tiene todo el sentido del mundo acabar la temporada de ópera escénica (todavía faltan tres conciertos con Macbeth y la figura insustituible de Plácido Domingo) con un clásico imperecedero: una obra popular, conocida por la mayoría de los habituales (y no habituales)  y con un montaje ya utilizado en otras ocasiones. Además, si consigues programar muchas funciones con varios repartos competentes y lleno de intérpretes españoles, sinceramente, lo tienes hecho.

El montaje de Mario Gas ya se ha comentado con anterioridad en esta misma revista y en muchos sitios, no pretendo extenderme pero hay que reconocer su vistosidad de cara al espectador. La idea de ópera dentro de ópera es perfectamente entendible y el escenario es funcional y tremendamente dinámico para poder reflejar a la perfección cada acción que se produce en el libretto; de esta manera nadie se pierde en cuanto a la trama (por otra parte sobradamente conocida) y, al mismo tiempo, consigue momentos decididamente bellos que no hacen más que realzar el buen trabajo musical. De hecho, esta vez me fije especialmente en la dirección escénica, está tan cuidada que es como estuviéramos asistiendo a un rodaje, tienes la sensación de que cada persona tiene una función que cumplir para representarla, y todos estos pequeños propósitos se ensamblan para obtener el fin último, es imposible que el espectador no se involucre, nada más entrar ya se está moviendo el aparato escénico, es todo muy teatral y de agradecer.

Afortunadamente, la dirección musical de Marco Armiliato se sumó a este montaje para conseguir una producción de un nivel de calidad más que aceptable. Maravilloso manejo de los tempi, atención cuidadísima a cada momento, a los cantantes, que nunca se vieron tapados y pudieron realzar cada uno de sus momentos. La Orquesta titular del Teatro funcionó a la perfección y transmitió cada uno de los momentos desde la esperanza inicial hasta el trágico acto final donde el drama llega a su fin de manera abrupta.

Lo único que falta para tener una velada maravillosa es que los cantantes consigan interpretar sus roles. Si alguien destacó en la noche de ayer fue, sin lugar a dudas, la albanesa Ermonela Jahouna cantante de medios limitados (tanto en tesitura como en volumen) pero que, sin embargo, es una intérprete que roza siempre la excelencia. Si yo programara temporadas de ópera me aseguraría de tenerla en todas ellas porque tiene una virtud absolutamente esencial: transmite el pathos de sus personajes al público de una manera tan creíble que consigue una implicación emocional. Y esto, esto no lo hace todo el mundo. Todavía recuerdo La traviata que hizo en este mismo teatro, con un papel como el de Violetta, que es todavía más incompatible con su voz, sus estertores del último acto me provocaron una congoja que he sentido en pocas ocasiones. Lo mismo sucedió ayer, fue capaz de reflejar a la perfección la evolución del personaje, desde la inocencia inicial, pasando por el desencanto y la desesperación del abandono, hasta llegar a un final dramático, que escenificó de manera maravillosa, cuidando cada detalle, hasta los tumbos que se tenía que dar después de clavarse el cuchillo. Lo da todo y eso es impagable. Si además lo adereza con buen gusto en sus momentos más apropiados para su voz (esos filatos y pianissimi, una buena línea de canto…)  es lógico que se metiera al público en el bolsillo y fuera la justa triunfadora de la noche. Quedan para el recuerdo sus interpretaciones memorables de “Un bel di vedremo” y del desgarrador “Tu tu piccolo iddio.”

Junto a ella, en segundo plano, no desentonaron sus compañeros. Jorge de León es una voz perfecta para cantar el papel del odioso Pinkerton, personaje que cada vez aborrezco más por su implicación dramática pero, al mismo tiempo, disfruto sobremanera la partitura que le escribió Puccini; estuvo brillante en su aria “Dovunque el mundo” y el dúo con Sharpless “Quale smania di prende”. Y cerró espectacularmente su actuación con un prodigioso “Addio, fiorito asil”. Su voz es exuberante en la emisión de los agudos, brillantísimos, proyectados, sin nada de vibrato. Solo le falta no relajarse en los momentos aparentemente menos importantes, frases de paso o recitativos, que se quedan a veces ligeramente desentonadas,; también me gustaría que cada vez cantara de manera más legato pero, son pequeñas pegas a un papel muy bien configurado. Bastante bien igualmente Ángel Ódena, un barítono de medios abundantes aunque ligeramente tosco en ocasiones; al principio, de hecho, se le notó incómodo en los agudos, el vibrato se acentuó demasiado, lo bueno es que cuando llegó al tercer acto estos problemas no eran tan visibles y llevó a cabo un bellísimo “Io so che sue dolore”, su Sharpless está bien pensado e interpretado. Impresionante la mezzo Enkelejda Shkosa, con una voz sólida y contundente en las notas agudas, al lado de Butterfly dejó una Suzuki referencial por medios y capacidad actoral. Muy interesante el Goro de Francisco Vas, divertido y muy bien escenificado, su voz se adaptaba bastante bien. Nada más que decir del resto de secundarios, simplemente que estuvieron en su sitio. Muy bien el coro del Teatro Real, especialmente en el ya conocido coro a boca chiusa y en la conocida entrada de Butterfly.

Emocionante colofón a una temporada que, desde mi punto de vista, ha estado muy equilibrada. El público aplaudió a raudales y se notó que disfrutó, ¿cómo no iba a funcionar con los elementos que anteriormente he mencionado? Un verdadero triunfo.

Resumen Lecturas Mayo 2017. Estancamiento lector

Me da la impresión que este mes he estado un poco estancado en mis lecturas, de hecho, he mirado cuántas tenía y la verdad es que no han llegado a quince. Una pena, creía que habría hecho más. Pero no importa, llega el verano y suelo leer más en esta época. De momento, os pongo la lista de mayo:

¡Y he aquí que era un sueño!: Historias inquietantes de Rhoda Broughton, buena recuperación de una autora perdida por parte de Huso, las historias, de corte bastante propio de la época son más encantadoras que inquietantes y siguen la tradición especialmente de las historias de fantasmas; aunque posterior, me recordó bastante a la forma en que las hacía Henry James; también es cierto que no creo que haya pasado el tiempo tan bien por ellas, quizá demasiado inocentes.

Valerosas 1: Mujeres que solo hacen lo que ellas quieren de Pénélope Bagieu, magnífico cómic de la autora francesa en la que se hace una recopilación de mujeres que, a lo largo de la historia, han luchado por hacer lo que ellas querían hacer, es decir por tener libertad. La selección es muy ecléctica y diversa en cuanto a nacionalidades y profesiones y el dibujo es fantástico, desde las viñetas para explicar las vidas de cada una de ellas hasta splash pages que muestran a todo color a modo de resumen en dos páginas lo que ha sido su devenir.

Una dirección equivocada de Elizabeth Daly, la colección de Siruela de clásicos policíacos avanza y sigue mostrándonos muestras fantásticas del género; en este caso tenemos a Elizabeth Daly, escritora norteamericana coetánea del Detection Club y que nos presenta a Henry Gamadge, un bibliófilo investigador muy ocurrente. Su corte clásico no amenaza la forma de hilar la trama y lo bien cerrada que está. Otra buena muestra de lo bien que puede estar una novela policíaca detectivesca.

Nog de Rudolph Wurlitzer, en Underwood están atreviéndose con cosas muy curiosas, no hay más que echarle un vistazo a la primera novela de Wurlitzer; escribiré algo respecto a esta lisérgica experiencia en el blog extendiéndome un poco más.

Carter de Ted Lewis, me encantan las novelas de la colección Al margen de Sajalín, y me encantan las novelas protagonizadas por sicarios. No podía fallar con esta novela. Espero escribir algo pronto sobre ella.

La Torre Oscura integral 1 – Canción de Roland de Stephen King, Peter David y Jae Lee, tengo que confesar que esta recopilación cayó por haber visto el tráiler de la película; no puedo evitar el hype a pesar de la errónea concepción del protagonista y de la saga; de ahí que me lanzara a por la saga de cómics para ver qué tal estaba. Toma los acontecimientos desde el cuarto libro (lo vuelve a narrar entero) y la continuación del mismo, es decir, la formación como pistolero de Roland.  Lógico que lo haga desde ahí, es la parte que enganchó de verdad a los lectores de la saga pero lo más enigmático es lo posterior, cuando no se conoce toda esta información. La historia no está mal llevada y los dibujos de Lee están muy bien aunque siempre me ha parecido muy estático, incapaz de mostrar una narración fluida.  Me empalaga mucho. Apunte loco… qué mal huelen las páginas en esta edición y qué pequeños se ven los bocadillos.

Nubes de Lluvia de Bessie Head, maravillosa recuperación de la escritora sudafricana por parte de Palabrero, tan maravillosa que merece la reseña que podéis pinchar en el título.

Lamu vol. 7 de Rumiko Takahashi, pero qué divertidísima es Takahashi, y cuánta madurez en esta entrega sin perder su buen humor. Lo tiene todo.

Costa Maldita de Douglas Preston y Lincoln Child, tras quince entregas de la serie protagonizada por el melifluo detective del FBI Aloysius X. L. Pendergast hay que reconocer un evidente desgaste de los autores y del protagonista. Esta entrega tiene dos partes diferenciadas por un falso final; la segunda parte es un tour de forcé clásico de ellos en los que nos encontramos con un monstruo final, que recuerda demasiado a Naturaleza Muerta y una persecución entre laberintos que es un clásico ya en la saga… (habría que contar en realidad cuántos libros no acaban igual). Otra vez tenemos un cliffhanger en el que el protagonista parece que ha muerto (como ocurrió anteriormente en varias entregas) y, la verdad, a estas alturas, ha perdido mucha frescura, además de ser demasiado previsible. Da la impresión de que siguen con el personaje porque es el más famoso  (y rentable) pero también parece que están un poco cansados de él, no hay frescura, no hay ideas, repiten situaciones. Espero que piensen mejor lo que hacen en próximas entregas, sigo pensando que un crossover con Giden Crew podría ser muy entretenido pero no terminan de arriesgarse. Lástima.

Lamu vol. 8 y 9 de Rumiko Takahashi, a este número también le aplica el comentario anterior sobre el 7 🙂

Cuando la vida te da un martillo de Kate Tempest, quiero escribir sobre él, es mejor aún de lo que podía esperar. No solo es un relato generacional de rabiosa actualidad sino que la autora tiene ambición; es capaz de juguetear con las novelas de género policíaco y dejarte con la miel en los labios con un final que no adoctrina.

Lamu vol. 10 de Rumiko Takahashi, número 10, más de 4000 páginas y Takahashi sigue añadiendo personajes, jugando con gags recurrentes de números anteriores y consigue que aún me desternille de risa. Es maravilloso.

The power de Naomi Alderman, ojalá ganara el Baileys Prize este año 2017 porque este libro de Alderman es “poderosísimo”(actualización, lo ganó!); partiendo de la potente premisa de un mundo matriarcal, la autora no se queda solo en el reflejo de una sociedad dominada por las mujeres en contraposición a la actualmente patriarcal sino que indaga en las consecuencias del abuso del poder y en los medios para evitar que se cambie lo que tradicionalmente está impuesto. Me encanta además lo ingeniosa que es al plantearlo: un libro dentro del otro libro, un libro de un hombre escrito en un mundo matriarcal. Delicioso.

Y eso es todo por este mes, Junio sí que es cierto que he empezado a tope y ya voy perpetrando una lista para Canino con posibles lecturas veraniegas. Os dejo con las compras del mes en @Lasombra. Impresionante mezcla… Doy pistas por adelantado. No podéis negar que soy trasparente siempre.

Un abrazo y ¡Buenas lecturas!

El Gallo de Oro de Nikolái Rimski-Kórsakov. Amargura gozosa.

Publicada inicialmente en Ópera World en este post.

Hay que reconocer que la elección de esta ópera ha sido un acierto en prácticamente todos los aspectos; la última ópera de Nikolái Rimski-Kórsakov (basada en el cuento de Pushkin) es una fábula amarga por no tener un final feliz, pero en las manos del compositor ruso nos encontramos ante una amargura gozosa por la exuberancia de su música, una ópera poco habitual que, sin embargo, es muy disfrutable si, como es el caso, encontramos una puesta en escena que le haga justicia.

Bien conocido es en Madrid ya Laurent Pelly, dos montajes suyos anteriores (La hija del regimiento y Hänsel y Gretel) fueron grandes éxitos porque suele aunar un cierto respeto a lo que se cuenta, innovando lo suficiente como para resultar vistoso de cara al espectador. Sin grandes filosofías. Para este título su propuesta cambia en cada uno de los tres actos y es muy sencilla la cama que se transforma en una cama-tanque en el último acto es una metáfora muy efectiva del trono y, por extensión, del poder y su deformación por el abuso. Muy fácilmente comprensible pero adecuada. La caricaturización del Zar y sus hijos, así como de sus soldados es también sencilla y marca de la casa, Pelly trabaja muy bien la dirección escénica (ya se pudo ver en sus otros montajes en el Real) y, especialmente bien si se trata de juegos con temas militares, marciales.  El segundo acto era el que más variaba su configuración, la presentación del enemigo, encarnado por la Zarina de Shemajá, en la que una espiral luminosa servía como tienda enemiga y un columpio subía y bajaba para que se luciera la soprano rusa. La impresión general es que todo cuadraba y realzaba lo que se contaba sin entorpecer, quizá la iluminación resultaba demasiado oscura, pero el tono cuadraba con la amargura general que supone el final del cuento.

Nuevamente Ivor Bolton vuelve a tomar las riendas de manera muy conveniente, buen trabajo con la orquesta titular del Teatro Real, recogió a la perfección las variaciones que propone Kórsakov para caracterizar los personajes y todo sonó muy empastado con los solistas y el coro. Sinceramente, hay aquí un trabajo continuado que está dando sus frutos. La orquesta le sigue a la perfección y es capaz de reflejar los momentos más plenos de orquestación de la misma manera que los más íntimos como en el segundo acto con las canciones de la rusa. Especialmente hermosa resultó la interpretación de la Concert Phantasy de Zimbalist  y el  Himno al sol de Fritz Kreisler entre el segundo y el tercer acto, un momento intimista en el que solo estaban el concertino al violín y el propio Bolton al piano que resultó absolutamente mágico, como si un sortilegio nos hubiera hechizado.

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Finalmente, excepcional del trabajo de los dos solistas principales: Dimitry Ulyanov tiene una voz potente, templada, muy noble y capaz de hacer todo tipo de inflexiones para jugar con los momentos de farsa, además es un gran actor, lo que da bastante credibilidad; lo mismo puede decirse de Venera Gimadieva, en total plenitud vocal, transita sin problemas por los sobreagudos, es expresiva en la zona media sin perder potencia de emisión y, por si fuera poco, transmite sensualidad en su dificilísimo segundo acto, un lujazo cómo está la rusa en estos momentos. Al lado de ellos buenas actuaciones de Olesya Petrova como Amelfa, muy contundente en su papel y estupenda y muy valiente Sara Blanch cantando fuera de escena el gallo interpretado por Frantxa Arraiza; destacable el astrólogo de Alexander Kravets  jugando mucho con su emisión para interpretar su papel. No es una novedad, pero el coro volvió a estar en su sitio, con buena dicción rusa y maravillosamente empastado, nos estamos acostumbrando a lo bueno.

El público agradeció especialmente esta recuperación de la música de Nikolái Rimski-Kórsakov, una ópera desconocida pero esencial y con una música deslumbrante. Magnífica noche en la que la amargura se volvió gozosa gracias al gran trabajo de los que la ejecutaron.

Las fotos pertenecen a Javier del Real.

Febrero, Marzo y Abril 2017. Listado de lecturas

Este post es una consecuencia real de mi tendencia a la entropía de los últimos meses. Normalmente suelo hacer un post con todas las lecturas del mes y, en esta ocasión, el retraso me ha obligado a unir tres meses. Lógicamente hay otra consecuencia de esta situación: no poder hacer comentarios demasiado extensos de cada uno de ellos. Por lo menos puedo asegurar que dejar de leer no lo hago, otra cosa es que me dé tiempo para escribir sobre mis lecturas. El caso es que, a continuación os paso el listado:

Eileen de Ottessa Moshfegh, lo leí en inglés y tengo que reconocer que el libro funciona bastante bien, muy entretenido y con una cierta calidad. También es cierto que, por muchas nominaciones de premios que haya recibido, sigo pensando que Gillian Flynn está bastante por encima; aun así, fue una lectura interesante. 

El azor en el páramo  de Ted Hughes, la influencia de la tormentosa relación con Sylvia Plath, de la que siguen saliendo detalles escabrosos (y cada vez más truculentos, el maltrato fue evidente), está minando en el tiempo el valor de la poesía de un autor único. Esta selección que se reunió en Bartleby es alucinante, qué potencia, qué salvajes son los versos de este autor y qué placer leerle.

El lagarto negro  de Edogawa Rampo, recomendé esta reedición en Canino y no me equivoqué. Una historia estupenda con un detective tan peculiar como es Akechi y un regusto pulp divertidísimo, con metarreferencias a sus propias obras de terror. Qué bien, cada vez tenemos más Edogawas disponibles.

Los vengadores costa oeste 3: perdidos en el tiempo de Steve Englehart y Al Milgrom, sigo mi recuperación de esta época y, posiblemente, sea el que más me ha gustado. Me encanta este heterogéneo grupo liderado por Ojo de halcón.

Un asesino en escena  de Ngaio Marsh, otro de los libros que recomendé  en Canino y un verdadero disfrute. Segundo de los libros recuperados de la escritora neozelandesa en la colección clásica que ha sacado Siruela que tiene como protagonista a Roderick Alleyn y que demuestra, sin lugar a dudas, el dominio de la escritora además de mostrar las características que van a ser comunes a su obra; sobre todo, su relación de lo detectivesco con lo teatral.

Dame tu corazón  de Joyce Carol Oates, es fantástico el trabajo de editoriales como Gatopardo que se atreven a sacar autores que los grandes sellos tienen olvidadas; tal es el caso de la escritora estadounidense y está grandísima recopilación de cuentos cortos que recomendé en Canino y de la que quiero escribir algo más adelante.

Estanque de Claire-Louise Bennett, no entiendo muy bien lo que me ha pasado con este libro, suelo disfrutar de las antologías de cuentos pero hay algo artificial en todas estas historias. Achaco los problemas a una traducción deficiente pero no descarto que no fuera tampoco demasiado interesante en su lengua original. El caso es que es el peor libro de los últimos meses.

Prosas reunidas  de Wislawa Szymborska, hablé de ella aquí mismo. Si pincháis en el enlace podéis encontrar más información. Imprescindible.

Había mucha neblina o humo o no sé qué: Caminar con Juan Rulfo  de Cristina Rivera Garza, original el enfoque de la escritora mexicana a la hora de acercarse a la obra de Juan Rulfo, no es un análisis estilístico de su obra, tampoco una biografía, más bien es una exploración de su obra en la propia persona. Vale la pena acercarse a él para comprobar una manera diferente de narrar. También la puse en la recopilación de Canino para empezar el año.

Lamu: Urusei Yatsura 5  de Rumiko Takahashi, sigo avanzando/disfrutando de la obra de la autora japonesa. Que no pare la diversión.

Mi prima Rachel  de Daphne du Maurier, uno de esos thriller psicológicos clásicos que está recuperando con mucho acierto Alba en su sello Rara Avis. Du Maurier es una escritora excelente con un gran manejo de la tensión a lo largo de la trama. Es un clásico de las recomendaciones caninas.

Mi individualismo y otros ensayos  de Natsume Soseki, vaya cuatro ensayos que ha recuperado Satori por el 150 aniversario del nacimiento del autor japonés. Tenéis más información sobre él en el enlace del título.

Los niños perdidos  de Valeria Luiselli, estoy seguro de que, en no mucho tiempo escribiré algo más extenso sobre este fantástico libro. Permaneced atentos a las pantallas.

La sonámbula y más relatos inquietantes  de Marie Luise Kaschnitz, esta autora vale muchísimo la pena y esta recopilación vuelve a dar en la diana de la inquietud. Más información pinchando el título. 

Un policía en la luna  de Tom Gauld, pequeño cómic que aprovecha el pretexto de una situación poco convencional (la vida de un astronauta policía en la luna) para presentar una situación cotidiana en nuestras vidas: la búsqueda de la identidad y la relación con las personas así como sus dificultades. Más allá de su facilidad de la lectura, los dibujos de Gauld son muy expresivos para mostrarnos la situación. Es un disfrute.

Lamu: Urusei Yatsura 6  de Rumiko Takahashi, se lee poco a Takahashi, y es una pena.

Según venga el juego  de Joan Didion, tras la impactante lectura de El año del pensamiento mágico me propuse leer todo lo que viniera de ella; esta novela, corta, formada por retazos de la vida de una actriz en Hollywood, no es como aquella pero, indudablemente, se lee con bastante interés. Supone una razonable indagación de la identidad del individuo actual y las consecuencias del liberalismo desenfrenado.

El Azor  de T. H White, aquí está la historia que inspiró el grandísimo H de halcón de Helen MacDonald ; espero escribir algo más sobre él en poco tiempo pero ya digo que vale la pena.

Querida Ijeawele  de Chimamanda Ngozi Adichie, qué sencillo lo hace Chimamanda; un pequeño libro de consejos para ser feminista en un mundo como este, de ella a una madre y su hija; no hay forma de endulzarlo porque, ante todo, la autora se muestra sincera y firme en cuanto a lo que se puede encontrar. La verdad es que da envidia que pueda haber esto a estas alturas. Ojalá hubiera tenido algo así para aprender cuando era joven.

A propósito de las mujeres  de Natalia Ginzburg, antología de relatos de la autora italiana que vuelve a demostrar lo bien que escribía; una cosa buena de las efemérides es, desde luego, la posibilidad de darla a conocer y se está cumpliendo a la perfección.

Las aventuras agrícolas de un cockney  de Virginia Woolf, dos historias muy tempranas de una joven Woolf; sinceramente, esto es más para completistas de la autora, los dos relatos se dejan leer pero no aportan mucho más que no se supiera.

Bitch planet 1 de Kelly Sue DeConnick, me gusta siempre tener algún cómic a mano… y en esta ocasión me venía de perillas esta pasada. Una dixtopía bastante macarra que juega con muchos factores relacionados con el feminismo, racismo, etc. y que, más allá de ello, es un gran cómic y bastante bien dibujado.

La visión, Vol.1: Visiones del futuro y Vol.2: Poco mejor que una bestia  de Tom King, impresionante propuesta, se me había quedado en el plumero y encontrarla ha sido impactante; la historia que propone  el autor Tom King profundiza en la identidad del sintozoide convirtiéndolo en un método para indagar en su construcción de la identidad individual y social de cualquier individuo y, este caso, reflexionar sobre el papel de las inteligencias artificiales.

Un mal principio de Lemony Snicket, las originales aventuras de los hermanos Badelaure vuelven a vivir una reedición; aprovechando la realización de la serie en Netflix, en Montena (el sello infantil-juvenil de PRMH) han decidido empezar a sacar de nuevo todas sus historias que, principalmente, se caracterizan por acercarse de una manera diferente a la habitual.

El unicornio de Iris Murdoch, tengo pendiente escribir de una vez algo sobre ella. O sea que toca esperar hasta que llegue dicho momento. 

La habitación de los reptiles  de Lemony Snicket, segunda entrega prácticamente sacada al mismo tiempo que la primera. Basta decir que mantiene un nivel suficientemente alto para seguir disfrutando. De cabeza a por ella.

Los Vengadores Costa Oeste Vol.4: El ataque del Zodíaco  de Steve Englehart y Al Milgrom, continúan las aventuras del grupo liderado por el arquero, continúa la diversión salpicada de alguna reflexión interesante de tipo ético, sobre todo las consecuencias de la decisión de Pájaro Burlón.

Black Panther: A nation under our feet  Vol. 1 y Vol.2 de Ta-Nehisi Coates, esperaba mucho de Coates en esta nueva encarnación de Pantera Negra y… sinceramente… me ha dejado un poco frío el resultado final. Me da la impresión de haber leído este tipo de aventura muchas veces y, desgraciadamente, contado de mejor forma. No me añade nada nuevo y, peor aún, me aburrió en algunos momentos, incluso algo peor: no me causa ninguna impresión.

Houston, yo soy el problema de Óscar García Sierra, tras sucesivas recomendaciones por tuiter me atreví a acercarme al libro del escritor español y tengo que reconocer que la experiencia ha sido muy agradable. La propuesta de Óscar García Sierra es muy original al juntar referencias actuales y hacer poesía con ellas. La única pega que le puedo encontrar es que, al estar tan anclada en ellas, puede envejecer demasiado deprisa. Aun así, vale la pena disfrutarlo.

Las ratas de James Herbert, me fui de casa rural y lo que más me apetecía era el terror, este libro fue mi primera elección, todo un clásico británico de las novelas de bichos, centrándose en este caso en unas ratas hambrientas de un tamaño descomunal, encantadoras. Sigue un desarrollo clásico y predecible pero, igualmente, se lee muy bien ya que mantiene la tensión de los protagonistas cuando luchan con los bichines. Toda una declaración de intenciones  de la nueva editorial de terror Biblioteca de Carfax.

Los sauces de Algernon Blackwood, otro relato de corte clásico excepcional es el que nos trae por primera vez Hermida Editores al recuperar este texto del gran escritor inglés. Todo una fabulosa muestra de cómo se crea un ambiente claustrofóbico que rodea toda la narración y a sus protagonistas. No hace falta muchas veces que sea un terror palpable, hay más miedo en lo indefinido potencial.

Escuela de sangre de Sebastian Fitzek,  escrito bajo el pseudónimo del escritor alemán Max Rhode, esta propuesta de terror es totalmente distinta a lo que dice la sinopsis argumental; caso curioso en el que el lector potencial puede sentirse engañado al esperar otra cosa. Me gusta más lo que no se cuenta que lo que se contaba, ya que parte de un hecho sobrenatural que desencadena lo que se dice en la sinopsis, no pasará a la historia pero es, por lo menos entretenido.

Histopía de David Means, gratísima sorpresa con un libro que, en un principio, no pretendía leer y que, finalmente, tuve que recomendar para mi selección de Canino del día del libro uno de esos ejemplos en los que el “cómo” es más importante que el “qué” (nuevamente la guerra de Vietnam).

Mujer en punto cero de Nawal El-Saadawi, me habría gustado escribir algo más sobre esta fantástica novela, vale la pena acercarse a ella ya que la egipcia utiliza la ficción para mostrarnos la vida de Firdaus, una vida llena de abusos que puede encuadrarse, sin problemas en la realidad, como si de un ensayo se tratase. Es corta pero intensa y de gran dureza pero siempre clarificadora.

La dama desaparece de Ethel Lina White, maravillosa recuperación de Alba en su sello Rara Avis que recomendé sin dudar en Canino  y que hará las delicias de todo aficionado al género policíaco y al suspense.  No me extraña que Hitchcock la cogiera como idea para una de sus películas, es un thriller donde lo psicológico tiene una importancia primordial sobre la investigación y está muy bien dosificada a nivel de tensión.

Gorda de Moyoco Anno, buen cómic este realizado por Moyoco  Anno en el que se presenta una de las obsesiones actuales: la gordura. Una obsesión que suele minar la confianza de las personas y, sobre todo, su amor propio. La forma en que se presenta y el dibujo “feísta” (aunque muy expresivo) ayudan a entrar en el tema y comprender aún mejor un tema que preocupa a toda la sociedad, no solo la japonesa.

Magia Cruda de Paul Alexander, se está dilatando en el tiempo la reseña de esta fantástica biografía, pero prometo que llegará en algún momento. Atentos a este blog.

Piercing de Ryu Murakami, ahora puedo decir que me gusta Murakami, el “otro” Murakami, Ryu. Esta novela es fascinante… qué manejo de la potencialidad, de aquello que puede ocurrir. Qué personajes. Qué lástima que sea tan corta.

En el medio de la muerte de Lawrence Block, parece que, todavía, RBA conserva los derechos de Block en España, uno de los pocos que le quedan. (Momento de nostalgia para recordar la fenecida colección de novela negra). Lo extraño es que este volumen es el tercero de la saga de Scudder y han salido unos cuantos posteriores y resulta difícil encuadrar el momento del investigador. Además, siendo una novela primeriza, estando bien, pierde un poco con la comparación. Independientemente de todo esto, es una buena novela, porque Block es un gran novelista policíaco pero, si alguien lo descubre con este título que no se lleve a engaños, no es lo mejor ni de broma.

Canción dulce de Leïla Slimani, leo pocos autores franceses, de ahí que tuviera reticencias con esta novela inicialmente; menos mal que me tiré a la piscina porque la propuesta es muy interesante, en efecto se produce un crimen (de gravedad, se trata de niños), pero no importa tanto la investigación como la forma en que se ha llegado al crimen. Hay una indagación por parte de la autora de los motivos  que pueden causarlo desde el punto de vista psicológico así como la parte relativa a la sociedad. Es otro punto de vista, y enriquece lo habitual.

Alfa, Bravo, Charlie, Delta de Stephanie Vaughn, la única recopilación de relatos de la autora es un buen ejemplo de cómo mostrar, a través de cuentos, las preocupaciones de la época en la sociedad estadounidense.

Laura de Vera Caspary, clasicazo policíaco donde los haya. Sin complejos, una historia con sabor negro.

El ventanal de Lemony Snicket, ¡viva Lemony Snicket! ¿Lo he dicho antes?

El señor de las muñecas y otros cuentos de terror de Joyce Carol Oates, de este va a haber reseña, es un libro de relatos excepcional, nuevamente, este año dos libros de la autora y a cuál mejor. Es difícil escoger uno de ellos.

Cáscara de nuez de Ian McEwan, McEwan haciendo lo que más le gusta, ser él mismo. La excusa de utilizar un narrador diferente es un simple pretexto para incorporar sus ironías y reírse un poco de todo. Además incorpora una cierta trama policíaca y, como de costumbre, resulta muy entretenido. No es lo mejor, pero es divertido.

Amor libre de Ali Smith, nuevamente Gatopardo dando en el clavo, me ha convencido bastante esta recopilación de cuentos de la escocesa. Visiones distintas del manido tema del amor realizadas con mucha delicadeza, humor y buen gusto.

Los cinco y yo de Antonio Orejudo, me encanta Orejudo, es uno de mis escritores españoles favoritos pero, sin duda, esta es su peor novela con diferencia. Sobre todo si piensas en las primeras, como la excepcional Fabulosas narraciones por historias (enlace a reseña) de la que hablé aquí con no pocos elogios.  De todos modos, si solo fuera eso… pero no, noto al autor quemado, desencantado, decepcionado con la literatura, con el propio hecho de escribir y eso, de verdad, me apena. Espero que solo sea un bache.

El otro hombre de Hugh Walpole, bien por Defausta que se lanzan a una nueva colección de novela negra y empiezan con dos obras curiosas. Esta de aquí es el primer título y, aunque no es una investigación propiamente dicha, se agradece que aparezca una novela del autor por aquí.

Los casos del detective Kogoro Akechi de Edogawa Rampo, tengo pendiente reseña y puede que algo más. Atentos al blog.

Guardianes de la Galaxia: Vengadores Cósmicos de Brian Michael Bendis, entretenida recopilación (y voluminosa) que pretendió lanzar en su momento a los Guardianes de la Galaxia gracias al (inesperado) éxito de la primera película. No está más desde luego, pero no es lo mejor de Bendis que, desgraciadamente, es muy reconocible por sus tics.

El perro espectral: investigadores de lo oculto de Alice Askew y otros, excelente recopilación reunida por Arellano para su Biblioteca del laberinto. Empieza flojo pero van mejorando los relatos (cronológicamente) mostrando muchas facetas y muy variadas de diferentes investigadores de lo paranormal. Da gusto encontrar un libro tan distinto y entretenido.

Black panther: A nation under our feet. Book 3 de Ta-Nehisi Coates, me temo que tengo que seguir hablando de las mismas sensaciones que tuve con los dos primeros volúmenes, y eso significa que ya toca abandonarla. Mala suerte.

Ultimate Spiderman HC vol1 de Brian Michael Bendis, me acuerdo cuando se lanzó el sello Ultimate en Marvel, la idea era montar nuevas colecciones de los héroes más emblemáticos partiendo desde cero y así evitar todas las cargas de la continuidad a la hora de buscar nuevos lectores; la idea era divertida y tuvo dos puntas de lanza evidentes. Una fueron los impactantes Ultimates, unos vengadores de nivel extremo dibujados por el increíble Bryan Hitch y guionizadas por Mark Millar que buscaban “hacerlos adultos” (tacos, violencia..) pero que, independientemente de los postureos, ofrecían historias muy entretenidas y espectacularmente dibujadas. El otro buque insignia fue, sin lugar a dudas, el Ultimate Spiderman de Bendis y Bagley, revisándolo tras varios años sigue funcionando a la perfección: Historias dinámicas, divertidas, juveniles, llenas de acción, diálogos más comedidos de Bendis y un tratamiento idóneo del conflicto juvenil. El dibujo de Bagley era perfecto para hacer buenas escenas de acción y se acercaba a la caricatura. La mezcla es consistente y no decae durante estas primeras 300 páginas, ¡qué divertido!

Y eso es todo, no he contado el número de libros pero ha sido cuantioso. El caso es que he disfrutado mucho.

A continuación os pongo las fotos de las #carretillas de esos meses que conseguí (como siempre) en La Sombra, mi librería y libreros favoritos.

Y eso es todo… más de 3000 palabras, hay que cortar ya.

Un abrazo y ¡buenas lecturas!

La sonámbula y más relatos inquietantes de Marie Luise Kaschnitz. Renovada inquietud

Un 30 de octubre del 2015 salía publicada mi crítica al primer libro de la autora austriaca que publicaba la siempre interesante Hoja de lata, fue mi primera crítica en Canino y una apuesta por todo lo alto. Los cuentos que se incluían en dicha antología transitaban caminos inesperados que, finalmente, han tenido continuidad.

Después de un año y medio, los editores han sacado una segunda edición del título anteriormente mencionado y han podido sacar una nueva antología de Marie Luise Kaschnitz con el título La sonámbula y más relatos inquietantes;  es uno de esos casos en los que estoy más orgulloso ya que, de alguna manera, he contribuido a su difusión y ha habido confirmación de mis expectativas por el público.

¿Y qué nos ofrece este nuevo libro?

Afortunadamente otros doce momentos gozosos, en forma de inquietud/turbación.

En aquella crítica, utilicé turbación o inquietud en vez de los típicos términos usados para describir la literatura de terror debido a que, como otras autores van explorando, estas historias no buscan el susto fácil, al contrario, establecen situaciones en las que se van introduciendo elementos que nos causan incomodidad; me encanta recordar al hilo de esto la frase del epílogo del anterior libro del traductor y editor Santiago Martín Arnedo: 

“No es la suya una literatura de entretenimiento, de fantasía. No le interesa tanto explorar nuevos niveles de realidad como de iluminar zonas oscuras, investigar en el problema de la identidad, sacar a la luz los miedos y los sinsentidos en los que a veces estamos enredados, y la fantasía es un medio al servicio de este autoconocimiento. El conocimiento de algún modo nos hace ver todo de otra forma. Y al final del relato descubrimos que hemos profundizado un poco más en nuestra misteriosa condición de humanos.”

Su utilización de la fantasía es muy aplicada a la realidad, su objetivo último es que investiguemos sobre nosotros y lo que pasa, discernir lo más oculto de nuestra vida y la de los demás. Esta reflexión aplica a la perfección de nuevo a los relatos escogidos en esta ocasión; se le puede echar un vistazo a este fragmento de “La brizna de paja.”

“Todavía reina una calma tensa y de pronto le llega intensamente el aroma de los miles de arbustos del lugar, invisibles, dulces como la miel, amargos como la berza, y en esta quietud y esta intensidad aromática, el niño se desploma como un muñeco al que se le estuviera desparramando el serrín. Es imposible de concebir, se podría pensar que ha sido solo la mirada de Rosie, seguramente terrible, un instinto primigenio ha debido despertar en el interior del chico, el instinto de defensa, del mismo modo que antes había surgido el instinto de codicia en sus súplicas y en sus balbuceos y en sus últimas muecas embravecidas. Todo es novedoso, todo ha surgido por primera vez en esta tarde calurosa y radiante, experiencias desnudas, inéditas, el apego a la vida, el ansia y la vergüenza, estos chicos, El despertar de la primavera, pero sin amor, tan solo anhelo y temor.”

Me gusta mucho por su capacidad (muy viva) de mostrar una escena real mediante un uso acusado de adjetivos, encontramos la familiaridad y, sin embargo, se rompe en pedazos porque todo es nuevo y acaba en “anhelo y temor.” Ese momento hace que nos inquietemos y nos sintamos más incómodos, como es el caso de este otro texto de “La sonámbula”:

“Resultaba un alegre cuadro, al que la sonámbula se entregó con embelesamiento. Pero pronto se hizo evidente que no era el mejor momento para embelesarse inconscientemente. Pues apenas había entrado en la tienda, lo invisible se mostró de nuevo.

¿Qué ve usted?, preguntó.

Pescado, dijo la sonámbula con lago de candidez.

¿Qué clase de pescado?

La sonámbula se fijó en los ojos de los pescados y descubrió que parecían lagos de cráter entre collados cenagosos o platos de nácar en cuyo interior refulgían granos negros. Y entonces percibió en todos estos ojos algo de la inexorabilidad de la muerte violenta y algo de la terrible estupidez de las criaturas que no son capaces de mirar el futuro ni de atemorizarse.” 

No es solo que aparezca un elemento invisible, lo que de verdad me vuelve loco es la comparación de los ojos de los pescados (“lagos de cráter entre collados cenagosos…”), impactante, y cómo luego aprovecha ese símil para hablar de algo relacionado con lo que vivimos, en este caso de la “inexorabilidad de una muerte violenta” o de la incapacidad de muchas personas para mirar más adelante. 

Uno de los cuentos más logrados rompe un poco las reglas establecidas narrativamente en los anteriores, en “Historia de un barco” (de forma parecida a “Sueños de Jennifer”, incluido en la anterior entrega) utiliza un diario que, progresivamente, va mostrando elementos más bizarros, en un continuo crescendo que acaba con un final al estilo de Poe, con un fuerte efecto final: 

“Tal y como don Miguel ya había sospechado, las fotografías no acompañaban a los folios. En la quinta hoja que cogió, ya algo desanimado, Viola había registrado las cosas más extrañas, como el hecho de que en su barco fuera sencillamente imposible fijar la fecha, la hora o la posición. Todos los relojes, escribió ella, continuamente se retrasan o se adelantan, de camino al almuerzo pueden ser las doce y de vuelta al camarote pueden ser las cinco de la tarde. En el salón hay un almanaque que unas veces muestra un día perteneciente a un pasado lejano y otras veces un día del futuro más lejano. La banderita que debería indicar nuestra posición actual sobre el mapa del océano está ahora sobre los mares del polo norte, lo cual no puede ser otra cosa que una broma del oficial encargado de ubicar dicha banderita. Lo más sorprendente es la prensa de a bordo, que un día informa sobre acontecimientos del siglo pasado, y al día siguiente sobre las fiestas de recepción que han tenido lugar en Venus.”

Otro cuento estupendo (“Persona enigmática”) plantea, en un momento de su narración, una situación conocida, el momento de antes de dormirse, pero consigue darle la vuelta para mostrar un momento en el que la protagonista supera su miedo para entrar en un mundo de fantasía en la que ella es la reina; todo ello va muy unido a la necesidad de tener un refugio ante la existencia, ese lugar imaginario es un lugar seguro, un lugar necesario para luchar contra la adversidad:

“Me gusta leer un poco, respondí inocentemente.

No me refiero a eso, respondió con severidad la desconocida. Me refiero al momento en que apaga la luz.

Me pongo a pensar, dije yo.

Ajá, pensar, dijo la desconocida, y dejó caer la cabeza despectivamente hacia atrás. Eso no es nada.

¿Y  qué hace usted en ese tiempo?, pregunté con curiosidad.

Cuando era niña, respondió la desconocida rápidamente, nos permitían dejar abierta la puerta del dormitorio, la que daba al cuarto de al lado, hasta que nos durmiésemos, y un rayo de luz tenue se deslizaba hasta nosotros.  Mientras mis hermanos cerraban valientemente los ojos, comenzaba para mí, justo en ese preciso instante, propiamente la vida. Retiraba la colcha y me escurría bajo la sábana, que ahora albergaba, como una amplia tienda de campaña, diversos espacios con figuras y misterios. En este palacio encantado yo era la señora, en tal paisaje lunar yo era como una diosa extasiada…”

Ese lugar puede ser imaginario o puede ser, simplemente, la capacidad para superar los reveses que, inevitablemente, surgen a lo largo de nuestro devenir diario. Descubrir a Marie Luise Kaschnitz es descubrirse a sí mismo y descubrir a los demás, y todo ello gracias a la literatura, al poder indefinible de las letras, de los cuentos de la autora austríaca.

Los textos provienen de la traducción de Santiago Martín Arnedo de La sonámbula y más relatos inquietantes de Marie Luise Kaschnitz para Hoja de Lata.

Bomarzo de Alberto Ginastera: Lo contemporáneo literario

Fajas Mayo 2017. Lo siguiente

Me está costando actualizar contenidos (por diferentes motivos, algunos más difícil de explicar que otros) y ya llega el momento de ponerse en marcha, de hecho, este post lo tenía previsto para abril y se me ha ido retrasando. Empiezo con un texto de fajas en el que, al fin y al cabo, el trabajo está casi hecho: las fajas las diseñan en las editoriales y siempre ofrecen nuevas posibilidades.

1 ª Quiero empezar por un faja que me gusta, que luego no se diga que sólo pongo fallos. Es la que aparece con el libro que ha sacado Impedimenta con Los casos de Horace Rumpole, abogado del no tan conocido John Mortimer (a pesar de su publicación hace unos años en Libros del asteroide con su excepcional Un paraíso inalcanzable); la faja es muy sobria en este sentido, tres partes muy diferenciadas y que aclaran al posible comprador lo que se puede encontrar en este libro. En primer lugar el nombre en letras mayúsculas grandes, al lado la típica frase donde se resaltan dos (o tres) factores que la identifican: “clásico” “ficción judicial” “más divertidas sagas”; el tercer elemento es una frase dicha por alguien famoso, en este caso la elección es una cita de la gran P.D. James “Como Jeeves y Sherlock Holmes, Rumpole es ya un personaje inmortal”, así tenemos ligado al protagonista con dos personajes famosos de la ficción y al mismo tiempo a dos de las categorías que antes habían sido mencionadas (humor y detectives). Me encanta, no hace falta más.

2ª Entre las fajas más irrelevantes de los últimos tiempos encontramos la que han puesto en RBA a la novela de Ruth Ware En un bosque muy oscuro, más que una faja, parece una continuación del título, “alguien va a casarse, alguien va a morir….”, a partir de aquí podemos añadir los “alguien” que queramos… “alguien va a investigar la muerte” “alguien va a cocinar” “alguien se va a enamorar”… en fin, siendo una policíaca parece que no nos brinda una información demasiado útil o diferencial.

Salamandra viene por partida doble en esta entrega, dejo la mejor para el final; mientras me voy a centrar en una faja que me despierta sentimientos encontrados, por un lado, tenemos un color llamativo, amarillo, que resalta sobre la portada naranja de la ópera prima de Yaa Gyasi Volver a Casa; en esta ocasión se han decidido por una sola frase del Lire con una peculiar clasificación entre los libros que emocionan y educan y los “valiosos” que nos hacen comprender “este mundo extraño”. Me temo que el lector que se lea toda la frase, quizá demasiado larga y sin resaltar nada en especial, puede salir “espantado” ya que, muchas veces se busca que los libros emocionen y eduquen…  Es decir, lo que intenta vender puede atraer a algunos pero a otros los rechazará. Curiosa elección en este caso.

4ª En este caso voy a poner dos fajas, una de una obra nacional y otra foránea que utilizan la misma táctica pero con matices distintos. Por un lado tenemos la nueva novela de Luís Mateo Díez utilizando el ya manido recurso de los premios que se ha llevado al que le suma la inexplicable irrelevancia de su pertenencia a la Real Academia Española (ya estoy viendo la próxima novela de Reverte con el mismo uso… ains) como si fuera definitivo a la hora de comprar un libro. La frase final que cierra la faja es gloriosa, una boutade de lujo “El más genuino heredero de Cervantes en nuestro tiempo” por parte de un crítico de El cultural.  Si Cervantes levantara la cabeza… Por otra parte, no estoy seguro de lo que le puede decir esta frase a un posible comprador, sobre todo teniendo en cuenta el montón de gente que considera El Quijote un “petardo infumable”. O quieren limitar el público potencial o, definitivamente, se han equivocado en la estrategia.

La segunda faja que entraría en esta categoría es la de El simpatizante de Viet Thanh Nguyen, sencillísima en su concepción, excesiva en su realización. Aparecen todos los premios que ha recibido, uno tras otro y dónde ha aparecido como mejor libro el año pasado…. Abrumadora demostración que podría bien inventarse porque nadie va a comprobar si ha recibido tantos premios. El único objetivo es decir: “mira en cuántos sitios ha sido considerada la mejor novela del año pasado además del Pulitzer…¿te la vas a perder?”. Sólo les ha faltado poner al final unos puntos suspensivos y las palabras Y MUCHOS MÁS!

5ª La maravillosa cuenta de twitter Eslosiguiente está acometiendo la difícil labor de enriquecer el vocabulario de los hispanohablantes que han optado por utilizar el recurso, (expresivo) pero empobrecedor hasta la náusea, de utilizar lo siguiente en vez de buscar un superlativo adecuado. Su cuenta es un lujo porque consiguen dar opciones creativas con grandísima educación, vale la pena seguirles.  Ellos me alertaron sobre la última infamia en nuestras fajas, esta vez perpetrada por Salamandra al hilo de la última novela de Manzini Sol de Mayo: “El subjefe Rocco Schiavone ¿Políticamente incorrecto? No, lo siguiente.” Por favor, que una editorial se muestre tan pobre en el uso de nuestro vocabulario me llena de tristeza. Con lo fácil que es preguntarles a nuestros amigos y que nos contesten, como siempre, de manera tan ingeniosa:

Siempre elocuentes.

Espero que os haya gustado esta entrega.

Un abrazo y ¡Buenas lecturas!

Rodelinda en el Teatro Real: simbiosis perfecta

Publicado inicialmente en Opera World en este post.

Rodelinda en el Teatro Real

Me encanta que me lleven la contraria; no creía yo que iba a encontrar algo del nivel de Billy Budd en lo que quedaba de temporada del Teatro Real y este Rodelinda demuestra hasta qué punto estaba equivocado: otra de esas raras ocasiones en que se produce una simbiosis perfecta  entre la dirección-escena-cantantes. Un prodigio que hizo las delicias del público asistente.

Buena parte del éxito viene otra vez por el grandísimo Claus Guth, director de escena muy conocido por su impactante montaje de Parsifal en el mismo teatro; nuevamente parte de la misma idea que utilizaba en su anterior aparición: una casa de dos pisos de la que podemos ver su interior y que va girando sobre su eje desvelando diferentes escenas según llegue el momento de la obra. Guth busca una representación teatral mucho más allá de lo que se esté contando en la ópera, los dos pisos y el continuo movimiento le sirven para idear narrativas distintas que se integran con la acción, no molestan ni mucho menos, sino que añaden significado integrándose a la perfección. Me resulta particularmente fascinante el gran dinamismo que resulta en momentos particularmente difíciles como son las sucesivas arias de los cantantes. Él les obliga a que se muevan, a que canten en movimiento destrozando la inherente idea estática que pudiera uno tener en la cabeza. Particularmente es aún mejor esta idea en los duetos reales y en aquellos que crea el propio director de escena cuando hace que otro personaje se desplace  al mismo tiempo que el solista. Si a eso sumamos la magnífica labor de iluminación de Joachim Klein, se consigue que una ópera tan larga nunca resulte monótona. Un verdadero logro.

En la dirección musical el director titular Ivor Bolton hizo, en mi opinión, su mejor interpretación hasta la fecha de una partitura en el Teatro Real. Contagiado del dinamismo de la escena, su batuta transitaba alegre y enérgica, atentísimo a todas las dinámicas y consiguiendo que todo empastara a la perfección, con un justo equilibrio entre cantantes y orquesta. La orquesta me gustó especialmente en su interpretación, muy segura y con grandes momentos de algunos de los instrumentos solistas. Ha habido un gran trabajo por detrás y se nota, se pudo escuchar un Händel mayúsculo.

Rodelinda en el Teatro Real

Todo lo anterior ya sería suficiente para conseguir un buen resultado pero, en esta ocasión, además, los cantantes, afortunadamente, me convencieron en su mayoría. Qué gran trabajo el de Lucy Crowe haciendo de Rodelinda, un papel de una dificultad inusitada que pondría en aprietos a cualquier intérprete, realizó una actuación valerosa sin omitir ninguna pasaje y consiguiendo grandes momentos según el aria que interpretara, su voz era quizá demasiado lírico-ligera y le faltaba algo más de cuerpo la parte central del registro, también ser notaron ciertas tiranteces pero el resultado final fue más que competente; a su lado el contratenor Bejun Mehta fue un verdadero prodigio, su voz goza de total plenitud en estos momentos y cada nota que cantó fue para estudiarlo; no dudo que, por su calidad, posiblemente sea uno de los tres mejores del mundo en este repertorio y lo consigue gracias a una técnica depuradísima, un fiato infinito y, además, una verdadera capacidad para interpretar el pathos de su personaje. Bellísima cada intervención suya en individual y cuando tenía que hacer duetto con la británica. Es difícil que olvide una noche como la de ayer, estuvo inconmensurable.

Recordaba a Sonia Prina de su Alcina del año anterior y volvió a confirmarme su calidad, su voz está muy bien preparada y transita sin dificultad por las coloraturas gracias a su buena capacidad respiratoria, este papel era ligeramente más sencillo que el anterior pero no se relajó en su cometido; me gustan mucho las prestaciones del tenor Jeremy Ovenden, su Tito del año pasado fue muy interesante y con este Grimoaldo se vuelve a constatar su especialización en este tipo de roles, capaz de hacer desde un canto sentido y matizado hasta desenvolverse por las increíbles ligerezas de su papel sin abandonar el buen gusto. Lawrence Zazzo estuvo fantástico como Ununlfo, es un gran contratenor igualmente, de hecho sus dos arias fueron excelentes, lástima que su mayor hándicap fuera la enorme altura de Mehta pero ya me gustaría a mí escuchar todas las veces intérpretes de esta valía. Lo peor de la noche a nivel vocal fue, sin lugar a dudas, el Garibaldo de Chiummo, barítono de grandes medios, abundantes pero muy toscos, especialmente en las notas agudas en las que no cubría la voz y se abría desaforadamente, mucho volumen sin control que se perdía en las notas graves a las que no llegaba. Un pequeño lunar entre tanta excelencia.

El público asistente (desgraciadamente no se llenó) disfrutó y aplaudió con entusiasmo esta simbiosis perfecta. Crowe y Mehta (e Ivor Bolton) fueron los grandes triunfadores, sinceramente, no seré yo el que lo corrija. Así se hacen las cosas.

PS: Las fotos son propiedad de Javier del Real.

Mi individualismo y otros ensayos de Natsume Sōseki. Profundizar con el ensayo

Diez años llevan en Satori Ediciones acercándonos a la cultura nipona de la mejor manera posible: trayéndonos las obras emblemáticas de los/as grandes escritores/as japonesas. Coincidiendo con esta efemérides se cumple el 150 aniversario del nacimiento de Natsume Sōseki, todo un paradigma de lo que supone su cultura. Afortunadamente, su obra ficcional está siendo publicada por diferentes editoriales con cierta asiduidad, de ahí que hayan decidido centrarse en faceta ensayística, menos conocida, pero imprescindible para comprender lo poliédrico que era el autor.

En este libro se recogen cuatro ensayos, destacando especialmente el que le da el título, su obra más conocida en esta faceta, una obra que “marcó un punto de inflexión en la evolución del pensamiento japonés de comienzos del siglo XX e hizo germinar una nueva intelectualidad japonesa cimentada en la libertad individual y una mentalidad progresista.”  A pesar de la brevedad, la edición es un lujo, gracias sobre todo a la fabulosa traducción, notas y epílogo de Kayoko Takagi. Y lo es porque consigue introducir el contexto de una época, la Meiji, que, a estas alturas, nos queda un poco lejos a los potenciales lectores. El epílogo es ejemplar, ya que consigue explicar las pocas dudas que te hubieran quedado de los cuatro ensayos. Teniendo en cuenta esto, es difícil introducir ideas que no vaya a encontrar ya esbozadas, de ahí que me centré en algunos puntos que me han llamado la atención.

Por ejemplo, el prólogo de Carlos Martínez Shaw funciona a la perfección como introducción ya que presenta, precisamente esta faceta menos conocida del autor para, a continuación sacar los elementos comunes a las cuatro conferencias (1911), dos rasgos principales:

Su enraizamiento en los grandes dilemas generados  en Japón por la revolución Meiji (Modernización frente a mantenimiento de los valores del pasado, occidentalización frente a fidelidad para con las tradiciones autóctonas, derechos de los individuos frente a obligaciones impuestas por un estado fuertemente imbuido de nacionalismo y aun de belicismo expansionista) y su inteligencia para convertir estas cuestiones que responden a planteamientos de un tiempo y un lugar en una línea de pensamiento que va más allá de esta cronología y esta geografía concretas para hablarle al hombre de los tiempos venideros y alcanzar una dimensión universal.”

Una vez leídos los ensayos puedo confirmar esta percepción, reflejan muchos de los grandes dilemas que preocupan en la época y se adelantaban en cuanto a su marco temporal-geográfico, llegando a una universalidad que, al mismo tiempo, ayudaba a la sociedad japonesa a abrir sus puntos de mira más allá de sus fronteras. Buena muestra de ello es el primer ensayo en el que desgrana el significado de “kaika” (apertura y progreso), o el segundo de ellos en el que desarrolla los conceptos de forma y contenido para ponderar la importancia de la experimentación frente a “idealismos vacuos”, a veces contrarios a la naturaleza humana. O, el maravilloso Mi individualismo que sorprenderá a más de uno por, precisamente, resaltar la proyección social del individuo y la necesidad de “respetar la libertad de los demás al tiempo que se defiende la propia o la posibilidad de cohonestar la (prioritaria) autoexigencia personal con otros valores respetables como el servicio a la nación.” 

Yendo a los textos propiamente dichos, me gustaría comentar el siguiente extracto en el que demuestra facetas de su personalidad que, quizá, no eran discernibles en sus obras de ficción:

Para empezar, dicho título no es demasiado sugerente y el contenido tampoco parece atractivo. Hablo de vez en cuando, presentando ponencias en los congresos académicos a los que me invitan. Sin embargo, no tengo experiencia en hablar delante de un público variado, es decir, de gente con diferentes ocupaciones. Además, generalmente no me invitan a este tipo de actividad y, aunque me inviten, yo no acepto. La razón es que no me veo capacitado para hablar a un grupo de gente con diversos intereses y profesiones de un tema que pueda satisfacer a todos, siendo mi campo de estudio e interés bastante limitado. Por esta razón, intento evitarlo a ser posible, pero cuando, como hoy, no puedo rehusar la invitación, procuro elegir algún tema relaciona con la sociedad que pueda ser de provecho para todo tipo de personas. A pesar de ello, como cosa natural, mi modo de analizar la sociedad o de observar al ser humano también se contamina por lo que he estudiado e investigado hasta ahora y se inclina hacia una dirección de mi gusto.” 

Sorprende su educación, más todavía si hablamos de tiempos actuales, tal educación le lleva presentarse como casi una persona más, humilde, incapaz en muchas ocasiones de presentar algo que sea del interés de todo su público. Por si fuera poco, no elude su responsabilidad y, desde luego, no habla de manera dogmática, reconoce que su gusto es parte de lo que va a contar pero no está hablando de verdades absolutas e irrefutables, sino polarizadas por su experiencia. En su infinita educación, consigue romper el hielo y, además mostrarse especialmente cercano a los que le van a escuchar.

Natsume Sōseki es excepcionalmente didáctico, explica ideas más o menos complejas con elementos sencillos fácilmente comprensibles para la mayoría del público potencial, el texto siguiente es buena muestra de este didactismo:

Imaginen que tenemos un plano y que si se cruza otro plano tenemos que mostrar esa relación con los ángulos que se producen entre los dos planos. No se trata de decir cuál de los planos es más alto o más bajo. Pueden ser de treinta grados o de sesenta grados. Está tan claro que no hace falta explicar o preguntar más. Sin embargo, aun en esta situación, es una pena observar a la gente que pregunta cuál está más alto o más bajo, como si los planos fueran paralelos.” 

Parece mentira que luego utilice esta comparación para definir los conflictos entre las personas, mucho más complejos por no tener todos los elementos necesarios como para juzgarlos. Pero hay que reconocer que partir de lo sencillo para explicar algo más complejo es la mejor forma de hacerse entender. Es un método que el escritor utiliza en varias ocasiones y siempre con resultado muy satisfactorio en mi opinión.

Quiero terminar con el ensayo que da título a esta antología porque es paradigmático de su sapiencia y es un colofón maravilloso aplicable no solamente a su sociedad sino a la sociedad actual:

Sin embargo, al igual que uno decide, y su elección es respetada por la sociedad, sería lógico reconocer y respetar las tendencias de los otros. No me cabe ninguna duda de que esto es lo necesario y lo correcto. No es de recibo pensar que, como yo miro siempre a la derecha, no me agrada que el otro mire a la izquierda.” 

La palabra “respeto”, desgraciadamente, sigue sin estar de moda. Lo dijo el gran Natsume Sōseki pero no le hicimos caso.

Los textos provienen de la traducción (notas y epílogo) de Kayoko Takagi para Ediciones Satori.

La carrera por el segundo lugar de William Gaddis. Historia incompleta de la pianola

Nada más terminar de leer La carrera por el segundo lugar me vino a la cabeza la idea de que Gaddis no se sentía cómodo fuera de sus obras de ficción, como si el ensayo no fuera su medio de expresión. La publicación de estos ensayos (y textos de ocasión) de manera póstuma me reafirman en la idea de que el autor no estaba demasiado convencido en vida y la introducción y notas de Joseph Tabbi para esta edición aclaran ciertas ideas interesantes al respecto:

“Para Gaddis, la novela, en cuanto forma genérica, podía incluir cualquier cosa y, desde luego, era un buen medio para ejercer la crítica.” Dando este papel preponderante a la forma novelística, no creo que el ensayo le llamara demasiado como género, con la novela lo podía conseguir todo, lo que nos lleva al siguiente punto.

“[…] desarrolló algunos de los temas que aparecen en sus novelas en piezas escritas para la radio, revistas, ceremonias de entregas de premios, coloquios universitarios y una publicación académica. Incluso hay guiones de cine, tratamientos y discursos escritos para ejecutivos, todo de la época en que se ganaba la vida escribiendo para pequeñas empresas y corporaciones internacionales […] los ensayos y textos de ocasión están hechos, en muy buena medida, de retales de citas, no todas literarias; y, al igual que las obras de ficción de Gaddis, pueden leerse (o, mejor dicho, escucharse, como una partitura de varias voces.”  Dichos textos, en realidad, parece como si hubieran sido las semillas que generaron sus obras de ficción, más que escritos a propósito; es importante señalar igualmente su forma de gestarlos, como un continuo de citas que se sumaban a sus pensamientos y que, posiblemente, hicieran su concepción dificultosa para el autor. El propio Tabbi acaba reconociendo que “No todas las piezas son de primera categoría. Algunas nunca se publicaron, y hay unas pocas que no pasaron de ser borradores, meras notas para una intervención oral.”  Todo ello producto de lo que he dicho anteriormente y que sirve de argumentación para entender su lectura.

“Gaddis no había leído la obra de Benjamin sobre la mecanización y el arte cuando le pregunté por el tema en 1990, pero reconoció la “pertinencia” de Benjamin como un ejemplo más de convergencia, no de influencia.” Esto enlaza directamente con la obsesión de Gaddis por la pianola, esa historia incompleta de la que tenemos retazos en sus ensayos o en alguna de sus obras, pero de la que nunca sabremos enteramente lo que tenía pensado. El binomio mecanización-arte es, sin lugar a dudas, otro de los sellos de identidad del escritor.

4º “Gaddis, que estaba demasiado débil para asistir a la ceremonia (de recepción del Premio a la Trayectoria profesional que se le daría a Schnabel), elogió la obra de Schnabel por obligarnos a “mirar, y mirar de nuevo.” Este elogio deviene en una forma necesaria de interpretación de la compleja obra de William Gaddis, mirar de nuevo, una y otra vez, hasta poder discernir todo lo que nos quería transmitir.

Dicho lo anterior, esta recopilación de textos (que contiene ensayos, textos, discursos y homenajes) es, por la propia naturaleza de su creación, irregular, por momentos farragosa, pero, indudablemente, contiene destellos de la genialidad del autor que justifican su lectura. El ensayo homónimo, por ejemplo, es fantástico y recoge perlas como la siguiente al hilo de la unión entre tecnología y arte:

“La auténtica maravilla de nuestro complejo mundo tecnológico, dada la frustración que hay implícita en la ley de Murphy, no es que si algo puede salir mal, saldrá mal, sino que todavía haya algunas cosas que salgan bien.“

Especialmente ocurrente se mostró cuando tenía que recoger premios, impagable por ejemplo este texto cuando recibió el National Book Award por Jota Erre: 

“Debo decir que formo parte de esa estirpe en vías de extinción que piensa que los escritores deben leerle y no escucharse, y mucho menos verse. Creo que esto es porque en la actualidad parece haber una tendencia a colocar a la persona en el lugar de su obra, a convertir al artista creativo en un artista escénico, a considerar que lo que un escritor dice sobre la escritura es, en cierto modo, más válido, o más real, que su propia escritura.”

Me gusta especialmente el párrafo porque desvela varias facetas del autor: su aversión a la prensa y a ser una figura pública es ya conocida, a la manera de otros autores esquivos que consideraban que lo más interesante, lo que tienen que decir, está en sus libros, de ahí su incomodidad para ir a recoger un premio o tener que agradecerlo en público; parte de esta incomodidad viene igualmente de tener que expresarse mediante un ensayo, su medio era, sin lugar a dudas, la ficción. También porque la ficción la entendía como una extensión de su persona, de sus obsesiones, un proyecto de vida reflejado en todo lo que escribió. Todo se ordenaba con respecto a este fin.

No puedo terminar sin poner otro de los textos que más aparecerá en las reseñas/críticas que se hagan de estos ensayos y en el cuál se refiere a un crítico que comentó ciertos aspectos sobre su segunda novela:

“Recientemente, un grupo de críticos vanguardistas ha planteado la idea de que los libros deberían ser ilegibles. Este movimiento tiene ventajas evidentes. Al ser ilegible, un texto repele a los reseñistas, críticos, antólogos, académicos y otras formas parasitarias de vida.”. Y después sobre la idea de que cualquiera puede escribir un libro, añade: “¿Qué pasa entonces con el libro realmente ilegible? Sin duda esto parece estar alcance de cualquiera y sin embargo, no es así. Crear un texto ilegible, mantener este atractivo propósito a lo largo de 726 páginas, es algo que exige unas facultades poco corrientes. El señor Gaddis las tiene.”

Totalmente consciente de su estatus, Gaddis bromea sobre su ilegibilidad, una señal de identidad que se conserva en la actualidad; me siento privilegiado por haber disfrutado de todas sus obras (a falta de cartas 😉 y haberlas criticado todas en este humilde espacio virtual. Disfruto de sus momentos “ilegibles” porque, al final, me han llevado a momentos tremendamente lúcidos y, sobre todo, me he divertido descubriendo todas y cada una de sus obras.

El apéndice con el cuál finaliza esta recopilación lleva por título el Resumen del proyecto y notas sobre “Ágape se paga: la historia secreta de la pianola” y hay unas notas, hasta una cronología de la pianola hasta 1929, lástima que todo se quedará en retazos, me habría encantado descubrir la historia de la pianola que tenía en mente.

Para llenar este agujero no me va a quedar más remedio que leer sus cartas, necesito mi ración anual de Gaddis, bueno, también me quedan las relecturas. No parece un mal plan.

Los textos provienen de la traducción de Mariano Peyrou de La carrera por el segundo lugar de William Gaddis para Sexto Piso.

La ciudad de las mentiras de Elena Mendoza. Contemporaneidad vintage

Publicado inicialmente en Ópera World en este artículo.

En efecto, contemporaneidad vintage es el título que he escogido para esta crítica, principalmente porque fue una de las características que más me llamó la atención del estreno de la nueva obra de Elena Mendoza, La ciudad de las mentiras; los protagonistas de la ciudad imaginaria creada por Onetti, Santa María, parecen sacados de un tiempo antiguo, y sin embargo se produce la inevitable dicotomía con la música de la española, claramente contemporánea. Su mayor potencial radica precisamente en este contraste, en un juego que muestra la mujer como parte de una época pasada (a través de las cuatro protagonistas) y su actualización a través del teatro/música.

Entiendo que el Teatro Real tenga que publicitar este estreno y categorizarlo como una nueva ópera contemporánea pero me temo, que la etiqueta puede llevar a engaño a un espectador potencial que se va a encontrar con algo muy distinto; parece que la base de todo el espectáculo es, más bien, la acción teatral, a la que se añade música, de una manera u otra. Los “cantantes” (o más bien, los que actúan) cantan tres o cuatro frases como mucho a lo largo de la hora y media de duración, en la que se produce más bien una especie de recitado teatral mezclado con un poco de música y, sobre todo, un uso ingenioso de los instrumentos, en especial de la percusión.

Argumentalmente la obra es consistente, la historia de las cuatro mujeres que se va entrelazando hasta el polifónico final que aglutina todas las escenas, un poco como la obra en la que se inspira; teatralmente funciona muy bien en este sentido (buen trabajo de Matthias Rebstock y Bettina Meyer), el escenario, aunque no cambia, gracias a la iluminación, va presentándonos cada una de las escenas aunque es cierto que, en ocasiones, varias escenas se alternan provocando una cierta confusión sobre cuál seguir. Mendoza plantea que casi todos los que actúan sean músicos, de ahí que tengamos un percusionista que es barman, o un terceto de metales, o un pianista… incluso que una de las protagonistas sea acordeonista, aunque prácticamente solo lo use como instrumento de percusión. Uno de los hallazgos más divertidos es, precisamente, la subversión musical de algunos de estos instrumentos o la utilización de objetos como instrumentos, impagable el momento percusión con las fichas de la partida de dominó o la escena en la que el barman usa la vajilla como variantes de percusión.

La ciudad de las mentiras de Elena Mendoza. Foto: Javier del Real

La ciudad de las mentiras de Elena Mendoza. Foto: Javier del Real

Desgraciadamente, en lo musical, quitado lo citado anteriormente, me pareció pobre expresivamente (a la hora de caracterizar algunos momentos, como la repetición dela misma melodía de violín para diferentes acciones) llegando en algunos momentos a resultar ciertamente aburrida, previsible en su contemporaneidad, hecho que me pareció a todas luces inconcebible, es lo mínimo que pido a una obra actual: que sea expresiva, teatral y, sobre todo, que me sorprenda. No por Titus Engel, todo un especialista en estas lides, que sacó oro de lo que tenía.

No puedo destacar demasiado a ninguno de los protagonistas que se centraron en su actuación de una manera más o menos plausible, destacaron especialmente, a mi parecer, las cuatro protagonistas (Katia Guedes, Anne Landa, Anna Spina y Laia Falcón) por su caracterización única de cada una de ellas; muy interesante y variado el papel Tobías Dutschke como camarero/percusionista… y reseñar uno de los pocos que cantó, el tenor Michael Pflumm, que supo afrontar lo poco tonal del empeño con valentía.

El público fue más pródigo en abucheos que aplausos, las “espantadas” en medio de la representación fueron más pródigas de lo habitual, incluso en patio de butacas. No creo que ayudara tampoco que hace nada hubiera podido disfrutar del excepcional montaje de Billy Budd; es evidente que, en el contraste, perdió aún más enteros ante una obra “contemporánea” como es la de Britten pero de una índole totalmente distinta, sobre todo en lo musical. Aquello era ópera… lo de ayer fue otra cosa.

Las fotos pertenecen a Javier del Real.

Resumen Enero 2017. Empezando tranquilo

Empieza un nuevo año, y empiezan algunas novedades, no demasiadas; el mes de enero suele ser de transición todavía, de ahí que aproveche para leer algunos de los libros que se han ido quedando en el tintero el año pasado. Tampoco suele ser un mes en el que lea con demasiada constancia, da la impresión de que estoy cansado por haber terminado una maratón y es cierto que es más adelante cuando cojo velocidad de crucero.

A pesar de todo esto, la cosecha ha sido bastante razonable, han caído unos cuantos y por lo menos mantengo un ritmo constante y seguro, ¡que entre la lista!

Frida de Benjamin Lacombe, es el típico libro con el que suelo empezar el año debido a las circunstancias de mis vacaciones navideñas (poco tiempo para leer y concentrarse); de ahí que escoja lecturas ligeras y normalmente asociadas a libros ilustrados como este caso; aquí gracias a las fantásticas ilustraciones de Benjamin Lacombe que, en esta ocasión, siguen estructuras de hasta tres niveles según pasas las hojas, sirven para mostrarnos la vida de artista de una manera tan vistosa como su propia obra. 

Pesadilla en rosa de John MacDonald,  segunda historia de Travis McGee que publican en Libros del Asteroide y que, sinceramente, está pasando bastante desapercibida entre los seguidores habituales de novela policíaca. Las historias del “otro MacDonald” pasan de puntillas por lo hardboiled para mostrarnos historias cargadas de mucha alma ya que implican emocionalmente más de lo habitual al protagonista… sobre todo teniendo en cuenta que es el segundo número de una longeva serie. Buenas historias, siempre apetecibles.

Lamú 2 de Rumiko Takahashi, este año me leeré poco a poco, como ya comenté en otro resumen, todo este Urusei Yatsura; a estas alturas no me acuerdo por qué me gustó esta entrega pero si recuerdo que tanto este número como el siguiente supusieron la consolidación de la autora en la forma de plantear las tramas. En el primer volumen todos los números era un one-shot y en estos aprovecha localizaciones o situaciones para crear arcos argumentales de dos, tres o cuatro episodios, por ejemplo, una visita en la playa sirve para hacer tres historias de la playa distintas. Otra de las características que se asientan en estos números tiene que ver con los secundarios. Un montón de personajes que se convertirán en los protagonistas de las historias independientemente de las interacciones entre Ataru y Lamú.

Lamú 3 de Rumiko Takahashi, aplica igualmente lo comentado en el anterior número.

El oráculo oculto (Las pruebas de Apolo 1) de Rick Riordan, salido directamente de la serie de Los Héroes del Olimpo, este spin-off que tiene a Apolo como protagonista es una oportunidad más para que Riordan nos venda historias tremendamente entretenidas con una buena base mitológica. Es indudable que el autor es un especialista en hacer ficción para jóvenes y además enseñar algo de historia y, en este caso, aprovecha además para utilizar un personaje bisexual, cosa nada habitual en este tipo de aventuras.

Prosa inmortal: Delirium de VVAA, me gusta la idea, utilizar un elemento que vertebre las historias de ficción creadas por diferentes autores sirve para fomentar la creatividad y obtener, por lo menos, algo distinto. Lógicamente, con esta premisa, es difícil que todas las propuestas sean interesantes, es muy irregular; a pesar de todo, recomiendo su lectura aunque, en esta ocasión el tema vertebrador sea el más difícil de interpretar. Uno tiene sus debilidades, me gusta especialmente el cambio de estilo de Javi Avilés; también he disfrutado muchísimo de mi querida Esther Miguel Trula en el ensayo que lo finaliza y que parece que da una consistencia final a todo el libro (espero que se atreva con la ficción algún día).

Cine-Bis de VVAA, sexta entrega ya…  y sigue en plena forma, es imposible  no encontrar un artículo que te haga tilín especialmente; en esta ocasión hay varios, el final del artículo que se inició en el número anterior sobre el slasher y el comienzo de un nuevo artículo referido a esos inconmensurables hermanos Marx; larga vida a Cine-Bis, una apuesta por los contenidos de calidad.

Lamú 4 de Rumiko Takahashi, no me voy a extender, siguen las aventuras y Rumiko Takahashi se atreve con todo, puede acertar más o menos, pero cuando acierta plenamente consigue que me ría a carcajadas.

Japón Fantástico: Siglo XXI de VVAA, está claro que, a lo mejor, es una alta pretensión intentar escribir sobre el siglo XXI cuando sólo han pasado poco más de 16 años; dada la corta extensión, tampoco se podía esperar un estudio en profundidad, sin embargo, a pesar de todo esto, los ensayos recogidos no están mal pensados y consiguen mostrar una idea bastante aproximada de lo que se ha hecho en Japón para empezar este siglo XXI. Habrá que esperar entregas futuras que complementen aún más una idea inicial bastante interesante como esta.

Entre el mundo y yo de Ta-Nehisi Coates, cuando uno acaba de leer un libro como este todo lo que piensas da un vuelco irremediable. Las palabras sinceridad y valentía son las primeras que vienen a mi cabeza pero están inevitablemente unidas a la frustración, esa desagradable sensación de ser consciente que, mucha gente, por haber nacido con un color de piel, está condenada a una existencia llena de desventajas. Más aún,  soy capaz de entender gracias a Coates lo que son privilegios de nacimiento sin verlo como una amenaza. Me encanta que sea capaz de transmitir sus miedos por su hijo, especialmente sin resultar sensiblero, con un planteamiento tremendamente inteligente. Un libro único, sin más.

La larga marcha de Stephen King, esta relectura me vuelve a traer a un King soberbio, uno de los mejores libros que ha escrito el autor como Richard Bachman y que, próximamente, comentaremos unos intrépidos reporteros en la siguiente entrega de la Kingpedia en Canino.

Diarios Completos de Sylvia Plath, prometí que este sería uno de los primeros libros para empezar el 2017 y ha sido así, no podía ser de otra manera. Me fascina la relación que tuvieron Plath y Hughes y, sobre todo, las obras que hicieron ambos. Estos diarios vienen a completar muchos de los momentos de la vida de Plath y sorprenden porque no los utilizó como meros registros de los momentos de su vida sino que registraban el proceso creador de la escritora, cómo pasaba por buenos y malos momentos creativos y la forma en que evolucionaban unos y otros. No hay morbo, sino mucha experimentación literaria. 

Nadie me verá llorar de Cristina Rivera Garza, primera muestra que leo de la autora mejicana y, definitivamente, seguiré leyéndola, la autora consigue unir su exhaustiva búsqueda de documentación de tal forma que sirve para la escritura, es decir, más como medio que como un fin. Es lo opuesto a todos esos documentalistas que la gente confunde con escritores.

La carrera por el segundo lugar de William Gaddis, tarde o temprano aparecerá por aquí un artículo sobre este libro de ensayos póstumo de Mr Difficult.

El tenis como experiencia religiosa de David Foster Wallace, la épica victoria de Federer inspiró esta lectura y un artículo al que se puede acceder pinchando en el título. Uno nunca sabe qué puede desencadenar un texto.

Y eso es todo este mes.

PS: Se me olvidaba la última #carretilla de La sombra… ¡no puede faltar!

Un abrazo y ¡Buenas lecturas!

Prosas reunidas de Wislawa Szymborska. Ocurrencias geniales

Es habitual que, cada cierto tiempo, realice un artículo con las novedades verdaderamente interesantes que se aproximan en los meses siguientes; en el artículo de comienzos de este año 2017 una de mis elecciones era, sin dudarlo, este Prosas reunidas de Wislawa Szymborska por méritos propios; en este artículo hablaba someramente sobre algunas de las características de su poesía e, igualmente, me extendía con su prosa gracias a sus Lecturas no obligatorias; es sobresaliente la forma en que afrontaba las reseñas de libros (y su poesía) fundamentada en su filosofía del no-saber, toda una doctrina de vida que viene de reconocer que no se sabe sobre algo para, a continuación, estudiarlo y ponerse con ello.

Antes de hablar sobre ella de nuevo, me veo en la obligación de aclarar las características de la edición que nos trae Malpaso, el título puede llevar a engaño a un potencial lector que puede esperar obras de prosa ficcional; sin embargo, estas prosas recogen todas sus lecturas no obligatorias, es decir, reseñas de libros (la mayoría de ellos polacos y bastante desconocidos); lo más curioso es que todas ellas fueron publicadas con anterioridad por la editorial Alfabia en tres volúmenes: Lecturas no obligatorias, Más lecturas no obligatorias y Siempre lecturas no obligatorias. Por lo tanto, este libro agrupa los tres volúmenes en uno, la traducción y prólogo son los mismos, de Manel Bellmunt Serrano; buena idea por parte de la editorial que aprovecha para poner un precio más competitivo comparado con comprar los tres anteriores.

El contenido es, lógicamente, maravilloso, como ya comenté en la reseña que he mencionado; si bien es cierto que en esta ocasión me he fijado en la capacidad que tiene de sorprendernos y de hacer interesantes (y divertidas) reseñas de obras de autores polacos que, posiblemente, no los veamos publicados por aquí nunca. He sido aún más consciente de la capacidad que tenía la autora de centrarse en aspectos que nunca me pasarían por la cabeza en la lectura de un libro; todo se explica mejor con un ejemplo, como cuando realiza la reseña de un libro de memorias del excepcional tenor italiano Beniamino Gigli.

En la primera parte de su reseña, Szymborska recalca cómo es la vida habitual de un cantante de ópera, yendo durante 40 años de una estación a un hotel, de un hotel a la ópera, de vuelta al hotel, etc. Las mismas preguntas de los periodistas, más o menos las mismas respuestas. De hecho acaba indicando:

La vida del cantante trascurrió en medio de un inmenso ningún sitio, perpetuo escenario de un mismo teatro que solo cambiaba de nombre.” 

Sin embargo, a continuación, con su característico ingenio, le da la vuelta a esta aparente monotonía, dándole un vuelco al lector que, evidentemente, no lo espera:

Las memorias de Beniamino son aburridas, pero es un aburrimiento en cierta manera fascinante” 

¿Puede ser fascinante el aburrimiento? Desde luego, en las manos de la escritora polaca tiene una explicación que argumenta a continuación resaltando en primer lugar la época en que vivió el cantante, desde el comienzo de la I Guerra Mundial hasta un poco después de la II. Tiempo convulso donde lo haya para la mayoría de los mortales y que, sin embargo, no tiene ninguna importancia para Gigli, bautizado por la escritora como “el primer memorialista para el que no existe la historia.” 

Un tenor que se preocupó únicamente de su diafragma y de que su voz sonara hermosa para el espectador. Una despreocupación que no le impidió cantar en ningún sitio, ni siquiera para un espectáculo de Hitler, no era fingida su extrañeza cuando se le reprochó esto último. La escritora utiliza entonces una metáfora manida pero que, en el contexto de lo que estamos leyendo, suena diferente, ciertamente hermosa:

Cantó cómo un pájaro posado sobre la rama de un árbol, ¿por qué iba a preocuparte un pajarillo de quién había a su lado?” 

El último giro no hace más que refrendar lo fascinante que resulta leer a alguien así, con la única pretensión de cantar bellamente, un personaje que, sin duda conoció a los grandes ogros de la época pero que no tiene reparos en reconocer lo poco que le aportaron:

No presté atención a ninguno de esos señores. Y además, ni siquiera tengo algo interesante que decir sobre ellos.” 

Estoy seguro de que la grandísima Szymborska escribía cada uno de sus textos con una sonrisa en la cara, una sonrisa dulce que, probablemente, se ensanchara cuando cerraba cada una de sus reseñas. Da la impresión que ese gesto se transmite en cada una de sus palabras, como si estuviera leyéndolas a nuestro lado.

Los textos provienen de la traducción de Manel Bellmunt Serrano  de Prosas reunidas de Wislawa Szymborska para la editorial Malpaso.

Billy Budd en el Teatro Real: una tormenta de sentimientos

Publicado inicialmente en Ópera World en este post.

Escribir sobre deporte. Momentos Federer.

Imaginad artículos capaces de explicar el deporte, artículos que fueran capaces de mostrar las grandes gestas, en general, talentos individuales, juego en equipo y, sobre todo, que no se dejaran llevar de las típicas parcialidades. Si esto fuera así, veríamos portadas diversas, incluso podríamos haber visto en portada que Serena Williams ha sido capaz de ganar la desorbitada cantidad de 23 gran slams.

Hay que dejar de soñar, porque la realidad es más bien al contrario, los grandes diarios deportivos no se dedican más que a poner el fútbol en portada, centrado especialmente en Barcelona y Real Madrid… y alguna portada para el Atlético. Lo cierto es que al público no le gusta el deporte, le gusta solo ver ganar a sus favoritos y todo se convierte en un juego de rivalidad que enturbia cualquier juicio crítico. Te llaman antimadridista si dices que has disfrutado del último gol de Messi, no puede haber filtraciones, o te gusta todo lo que haga tu equipo o no eres un verdadero forofo. En este orden de cosas, casi todos los comentaristas deportivos se dedican a escribir “patochadas” llenas de “forofismo” en las que solo describen lo que ha sucedido sin mayor análisis. Es desangelante.

Y no será por oportunidades, la final del Open de Australia de este año 2017 fue calificada por varios medios como “vintage”. No era para menos, se volvía a reeditar el duelo clásico de los últimos años hasta la irrupción de Djokovic y Murray: Rafa Nadal contra Roger Federer. También es cierto que el duelo le encanta a los medios, entre otras cosas, porque el Head 2 Head de Nadal contra Federer es desorbitado a su favor. Sin lugar a dudas, puede ser considerado la bestia negra del suizo, con ningún otro tiene esa desventaja. De hecho, el duelo cerraba un círculo, el que se inició en el 2009, en aquella increíble final Roger Federer acabó llorando de frustración tras haberlo dado todo y darse cuenta de que era insuficiente ante la tenacidad y la resistencia del jugador español.

De ahí que la mayoría de los medios creyeran, no sin razón, que iba a ser otra oportunidad de que Nadal hiciera crecer su palmarés; yo mismo pensé que no iba a haber color en esta final por las características inherentes de ambos tenistas. La historia, sin embargo, nos demostró en este año 2017 que todo puede cambiar: un Roger Federer, de 35 años nada menos, fue capaz de cambiar el sentido de un quinto set y ganar al mallorquín donde siempre perdía. Un momento único sin lugar a dudas.

Nada más acabar la final, me acordé de un ensayo de David Foster Wallace (Recogido en El tenis como experiencia religiosa, con traducción de Javier Calvo) llamado Federer, en cuerpo y en lo otro, que aproveché para volver a leer. El mismo comienzo fue revelador:

“Casi todo el mundo que ama el tenis y sigue el circuito masculino por televisión ha vivido durante los últimos años eso que se puede denominar Momentos Federer. Se trata de una serie de ocasiones en que estás viendo jugar al joven suizo y se te queda la boca abierta y se te abren los ojos como platos y empiezas a hacer ruidos que provocan que venga corriendo tu cónyuge de la otra habitación para ver si estás bien. Los Momentos Federer resultan más intensos si has jugado lo bastante al tenis como para entender la imposibilidad de lo que acabas de verle hacer.”

Inmediatamente me acordé del punto más largo de la final, 26 golpes seguidos entre ambos que terminó con un golpe ganador de Roger Federer; no he practicado tenis, pero ese punto, en el contexto en que se encontraba (quinto set y casi siempre ganado en el pasado por el español) suponía todo un presagio además de producirme las mismas sensaciones que comenta Wallace. Esa increíble sensación de estar ante algo tan increíble como imposible (también me sucedió lo de los ruidos, mi mujer lo puede certificar).

El autor, tras desvelar un Momentos Federer que recordaba de un partido contra Agassi expone cuál es el objetivo de su ensayo, y ese objetivo va más allá de convencionalismos y, sobre todo partidismos por un tenista u otro:

“El presente artículo trata más bien de la experiencia de presenciar el juego de Federer y del contexto de esa experiencia. La tesis concreta que presento es que si nunca has visto jugar en directo a ese joven y de pronto lo ves, en persona, sobre la hierba sagrada de Wimbledon, primero durante el calor literalmente abrasador y luego bajo el viento y la lluvia que imperan en la quincena del torneo de 2006, entonces tienes todos los números de vivir lo que uno de los conductores del autobús de prensa describe como “una puñetera experiencia casi religiosa.” 

Lástima no haber podido vivir esa experiencia, ya que no he podido verlo en directo pero, gracias a lo que escribe el norteamericano soy aún más consciente de que no tengo ni idea de la velocidad que llevan las bolas, el poco tiempo que tienen los tenistas para darle ni de lo deprisa que son capaces de moverse. En este contexto, un súper campeón como Federer es, posiblemente, aún más rápido y potente pero con una característica añadida, “la impresión engañosa de serlo sin esfuerzo alguno.”

Me encanta cómo intenta luego explicar esta sensación que produce el tenista, y es especialmente impresionante la que él llama la explicación metafísica según la cual sería uno de esos privilegiados, “atletas sobrenaturales que parecen estar exentos, por lo menos en parte, de ciertas leyes de la física”, esta frase gloriosa emparenta directamente con otros deportistas de élite como Michael Jordan o Zinedine Zidane, el primero siempre parecía que duraba más en el aire que el resto, el segundo llevaba siempre el balón pegado al pie de manera absolutamente imposible. Como si hubieran nacido para practicar estos deportes, como si fueran capaces de practicarlo sin crispación, con un estilo único e irrepetible.

Esta facilidad innata, esta forma de entender el deporte y de practicarlo ha sido y será una tendencia que ha provocado una nueva forma de jugar, Wallace es consciente de esto y lo transmite a la perfección en el siguiente párrafo:

“De la misma forma enfática, empírica y dominante en que Lendl comunicó su lección, Roger Federer está demostrando que la velocidad y la fuerza del tenis profesional de hoy día son simplemente su esqueleto, no su carne. Él ha reencarnado, de forma tanto literal como figurada, el tenis masculino, y por primera vez en años el futuro de este deporte resulta impredecible.”

Los sucesores más recientes han intentado imponer su forma de hacer las cosas, tal es el caso de Murray o Djokovic pero, sin lugar a dudas, les falta bastante para suponer un hito como el que ha supuesto Federer para la historia. Qué suerte tenemos de haber vivido una época como esta.