El cuaderno perdido de Evan Dara. Colmena narrativa

Cuaderno_CubiertaHoy en día se habla muchísimo de los editores, raro es el día en que no sale a la palestra la labor de Jaume Vallcorba (1949-2014) o del archiconocido Jorge Herralde, verdadero paradigma utilizado recurrentemente por la prensa dedicada a estos menesteres. A veces a su lado aparecen los “wannabes” esos aspirantes, más jóvenes, normalmente emparentados con editoriales más pequeñas, independientes en su mayoría.

José Luís Amores, el  fundador, editor y traductor de la mayoría de los libros que aparecen en la colección de la pequeña Pálido Fuego , no suele aparecer en estas entrevistas y clasificaciones; él no se puede permitir la publicidad y los “amiguismos” que se gastan otros para llegar ahí, no voy a señalar aquí ninguno porque ya tienen bastante publicidad por sí mismos; sin embargo , tras tres años de ardua lucha contra los elementos: esos gigantes editoriales que copan el mercado con novedades insustanciales en un ochenta a noventa por ciento, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que su catálogo, sus dieciocho títulos, constituyen una rara avis por la calidad que atesoran además de estar muy bien traducidos y editados, un trabajo artesanal, de mucho esfuerzo, de un cierto secretismo en cuanto al anunciar las novedades; privacidad necesaria para que sus libros no sean fagocitados por un mercado editorial controlado por dos inmensos colosos.

Como bien indica José Luís en esta publicación donde comenta cómo lo conoció y lo pudo publicar, El cuaderno perdido de Evan Dara supone un paradigma de todo lo que significa su editorial; libros arriesgados de gran calidad y, él es muy consciente, con un público objetivo alejado de los grandes números (excepto casos puntuales como la famosa Casa de hojas de Danielewski de la que ya hablé por aquí .

Cosas como que el crítico Stephen J. Burn haya realizado la introducción a esta publicación en español de la obra de Dara demuestran el cuidado con el que edita la obra de un tipo tan esquivo como Pynchon y Ferrante, que no duda en renegar de todo el negocio montado  a través de la literatura pero que cede ante propuestas tan interesantes como estas: tan alejadas del mainstream. Volviendo a Burn, es muy interesante comprobar cómo realiza la comparación de Dara con otros autores contemporáneos presentándonos características estilísticas como ese narrador colmena muy lejos de una narración individualizada:

“Con independencia de las diversas actividades capaces de coadyuvar al logro de presencia literaria en Estados Unidos, también es cierto que El cuaderno perdido (y la narrativa de Dara en general) es más difícil de equiparar con las expectativas comerciales de una novela convencional. Sea cual sea la cultura no literaria que salpique una novela de Franzen, Powers o Wallace, y sean cuales sean las excursiones estilísticas que tengan lugar en sus libros, en justicia cabe caracterizar cada novela de estos como un relato entrelazado con varias incursiones narrativas más o menos lineales sobre personajes individualizados y entretejidas en una estructura narrativa alterna. Por otro lado, El cuaderno perdido es una detonación más audaz y más radical del sistema de creencias subyacente en el corazón del género novelesco; detonación que comienza con su rechazo de la soberanía de la escena individualizada, discontinua, y que acaba con la reformulación de la soberanía del individuo por encima de sus distinciones de género.”

No solo subraya diferencias sino las similitudes con autores anteriores, el norteamericano no es un renovador, pero utiliza parte de lo vigente para desarrollar un estilo propio; para lectores de Gaddis, es empezar el libro y recordar muy vivamente Jota Erre; lo bueno del autor es que utiliza distintas estrategias para que no resulte repetitivo:

“Como antecesores del estilo radical de Dara a nivel técnico cabría señalar a Manuel Puig, Ronal Firbank y –quiá el más obvio- William Gaddis. Desde su segunda novela, JR (1975), en adelante, Gaddis transformó progresivamente su obra en un collage de diferentes textos y voces, apoyándose en la energía narrativa del diálogo para hacer avanzar el libro. Llevando la impersonalidad modernista a un nuevo nivel, durante largos tramos este diálogo se presenta sin las acostumbradas señales de posición de la novela realista –los “él dijo” o “ella dijo”-, lo cual proporciona a Gaddis una técnica extraordinariamente económica donde las mismas peroratas llevan implícitas sus propias acotaciones (gestos, relaciones espaciales, atuendo) tradicionalmente ofrecidas por un narrador esforzado.”

Este flujo continuo, nos cuenta Burn, se produce de una manera continua, sin transiciones diferenciadas y palpables entre los cambios de narradores, sientes que ha cambiado pero puede haberse pasado el cambio:

“Del mismo modo, las escenas individuales ya no están diferenciadas, si bien, en lo que tal vez sea el desarrollo más revolucionario de Dara, los cambios entre voces (y ubicaciones) tienen lugar con poca o ninguna fanfarria. El producto final es sorprendentemente legible, con un constante intercambio de voces que crea la sensación de un flujo veloz, en lugar del staccato de intermitencias de los habituales capítulos alternados. Sin embargo el libro no es una mera demostración formal asombrosa; de hecho, en un momento dado Dara parece avisarnos contra semejante conclusión, cuando un personaje se queja de que el “ingenio es enemigo del contenido (296).” Lo que convierte la novela en algo más que una representación de virtuosismo técnico es que el rechazo de Dara a adherirse a una figura exclusiva o trama única está íntimamente relacionado con la temática central del libro.”

Con esto llegamos a la idea dominante del libro:

“Esta visión de interconexión –“de conjunto, de un solo organismo respirando al unísono” (448)- posee una clara e importante dimensión ecológica, elaborada por muchas de las voces del libro. Aunque también se asienta en el hecho de que la cosa más cercana a un personaje unificador y recurrente en la novela es (en un movimiento reflejo del decreto estadounidense 1818 que define una empresa como un ser artificial) la empresa que parece representar la mayor de las amenazas para los diversos personajes y su entorno.”

Una colmena que actúa como un único ser  y que adquiere dimensiones ecológicas (evidente según lees) que se vuelven épicas aplicadas a todos los aspectos extrapolables de la vida; se vuelve un texto de gran riqueza por el manejo de diferentes imágenes que nos van acercando al verdadero significado; como dice el prologuista, nuestro marco de referencia establecido muta a lo largo de la narración volviéndose cada vez más completo:

“Sin embargo, la auténtica riqueza de El cuaderno perdido estriba en que sus implicaciones y goces no acaban ahí. Si las cualidades de la narración cubista de Dara empujan al lector a pensar en la identidad en términos de yuxtaposición, donde el yo es redefinido como nodo individual inmerso en una red infinita, entonces las cualidades del pensamiento de los personajes de Dara empujan al lector a experimental el libro en estéreo: esto es, la plenitud intelectual del diálogo devuelve constantemente analogías para los propios procesos del libro que nos animan constantemente a modificar el marco de referencia que utilizamos para comprender el libro, y lo sitúa casi en contextos por momentos más alejados de los literario.”

La gran esperanza de Burn es palpable en el siguiente párrafo:

“Si los destinos contemporáneos de los libros de Melville y Dara nos enseñan algo es que la narrativa innovadora que plantea preguntas complejas acerca de los costes del imperio americano ha de ascender a menudo una empinada ladera para obtener mayor reconocimiento. Es de suponer que Dara ya era consciente de ello –a fin de cuentas, uno de los temas del libro es una extensa crítica de la frívola cultura publicitaria que abunda “en el adoctrinamiento de la fraudulencia” (254)- pero quizá esa traducción acabe ayudando a El cuaderno perdido a abrirse camino hasta un público cada vez más cansado de “reputaciones fabricadas”.

En efecto, forma y fondo se unen para ofrecer una experiencia lectora tan grata en lo formal como en el mensaje que transmite.

A estas alturas traía un montón de textos del fantástico libro… y me doy cuenta que he dado tanta información con el prólogo que me centraré en tres o cuatro párrafos de ejemplo y os dejo que lo descubráis.

Estos dos siguientes textos son muy representativos del estilo que usa el autor: el primero utiliza la imagen de la película para resaltar lo enriquecedor que sería disponer de la misma sin acabar, elaborando continuas versiones de dicha historia; emparenta directamente con el postmodernismo y su teoría de la recepción, reinterpretar una misma historia según las opiniones de aquellos que la reciben; no debemos olvidar que el autor cada vez que utiliza una imagen, esa imagen es directamente aplicable a lo que él está mostrándonos en el libro:

“[…] de hecho, mientras estaba allí sentado, escuchando a todas aquellas voces pintar el silencioso salón, la situación me recordó un poco a una película que había visto; se titulaba Rashomon, y cuando terminó, por algún motivo, lloré; recuerdo que no quería que la película acabase  que no se resolviera de ninguna forma; yo quería que la película simplemente continuara, que continuara elaborando más versiones de su historia, que continuara elaborando más personajes para que así estos pudieran añadir sus opiniones sobre el relato; de manera que me sentó fatal que la película sintiera la necesidad de llegar a una conclusión y se encendiesen las luces; me recuerdo camino de casa mordiéndome el puño, tratando de evitar llorar por la agitación;”

Tal es el caso del segundo texto, en el que utiliza una metáfora musical a través de una de sus estrategias, el vibrato (variaciones de frecuencia de una misma nota que realizan los cantantes para mantener notas en el tiempo) se convierte en una ruptura de lo establecido como es la variación de narradores dentro del libro de Dara:

“[…] y, dicho sea de paso, nosotros lo percibimos, sabemos instintivamente que hay más que lo que la monocultura musical occidental permite: considérese, por ejemplo, la forma más directa, más analógica con que expresamos emoción en la música: mediante el vibrato; y qué es el vibrato sino una ruptura de las rígidas divisiones entre tonos, una salida temporal de nuestra desgarrada segmentación musical: evocamos nuestros sentimientos más profundos e intensos retorciendo tonos entre el espectro lineal de la escala occidental, mediante la eliminación de su cualidad divisiva; ubicamos lo más humano entre medias, donde ya no estamos cuantificados, constreñidos…”

En el siguiente momento asistimos a su constatación de la necesidad de romper con sus formas narrativas, nuevamente extrapola lo literario con la propia narración:

“[…] … comprendí que había que acabar con mis estrategias fracasadas y compensaciones desesperadas.. que tenía que dejarlas atrás de una vez por todas… pues mis tendencias habían adquirido, advertí, la capacidad de perpetuarse a sí mismas, una fuerza de carácter narrativo, cuya autodeterminación irresistible, imparable, conducía cada vez más a la decepción… y por eso advertí que debía romper con mi narrativa, destrozar por completo esta serie de códigos que siempre traicionan su contenido…[…]”

Al final todo se convierte en una sucesión de voces que se alternan en pequeños diálogos, voces que sucesivamente conforman la destrucción de una sociedad que no puede hacer frente a un desastre ecológico abismal (curioso, en este momento recuerdo a la última premio Nobel Alexeievich y su Voces de Chernóbil, donde se cuida más el fondo que la forma utilizada pero, sin embargo, el fin resulta idéntico):

“-No disponemos de las herramientas adecuadas, ni siquiera de la experiencia científica apropiada, para evaluar estos problemas, le vi decir…

-Seguramente los científicos desconocen hasta el efecto a corto plazo que entre la mitad y un tercio de estas sustancias halladas en el suministro de agua residencial tienen en animales de laboratorio, oí en el Canal 9….

-Sin esta base de conocimiento, evaluar el efecto inmediato sobre las personas es casi imposible, vi…

-Menos conocimiento aún tenemos acerca de qué podría hacer cada una de estas sustancias químicas en un período de tiempo prolongado, oí en la KETC…

-Albert Butsen, funcionario del Departamento de Conservación Medioambiental de Misuri encargado de supervisar el cumplimiento por parte de Ozark de las normativas estatales medioambientales, declinó hacer comentarios sobre el anuncio de la APM, a la espera de su análisis por parte de los funcionarios estatales, condales y municipales, vi…

En este caos colmenar surgen voces individuales donde Dara muestra las imágenes más poéticas para mostrar las situaciones más dramáticas, más patéticas, sin embargo se convierten en pequeñas luces entre tanta sombra:

“-Estaba sentada en la rinconera de la cocina, salpicada por las últimas luces del día, filtradas por las copas de los matorrales del exterior; me había tomado un momento de calma para saborear un té aromático; abrazada por esta opulenta quietud, alargué el brazo y con las yemas de los dedos rocé los bordes de la mesa; y en seguida me descubrí estimulada por su solidez y su corpulencia rectangular la excelente y precisa homogeneidad de su oscura madera lacada, su lisura perfecta y su gravidez soportada por las cuatro patas y la consideración con que habían sido redondeados sus cantos; era, pensé tan manifiesta, y aun así expresaba su intensa presencia mediante atributos exquisitamente desprovistos de imposición; de hecho, era este juego de presencia pura y exquisita falta de imposición lo que confería a la mesa su valor; y volví a alargar una mano, deslizándola por una de las astilladas patas de la mesa, cuando mi hija, Jaquie, se acercó sigilosa –venía de jugar en el cuarto de estar-, me puso la mano en la rodilla y me dijo que debería tener otro niño…”

Mi consejo final: Leedlo. Hay pocas obras como esta.

Los textos provienen de la traducción del inglés de José Luís Amores de El cuaderno perdido de Evan Dara para la editorial Pálido Fuego.

Resumen Noviembre 2015. En “La Sombra”

Este mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector siempre tengo una ligera crisis cuando estoy llegando al final del reto (que he cumplido); este mes, de hecho, ha sido el mes que menos libros he leído, es curioso. En cuanto al blog , intento compaginar mis incursiones en Canino  con él, y cuesta, como ya os comenté en este post . Espero poder normalizarlo de cara al año que viene y mi proyecto de mujeres .Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final este mes me he quedado en doce libros solamente:

Qué vemos cuando leemos de Peter Mendelsund, un libro ensayo en el que predomina la presentación gráfica del ilustrador de una serie de ideas que, ciertamente, funcionan muy bien a la hora de representar de una manera ilustrativa las verdaderas sensaciones que tiene un lector al dedicarse al proceso de la lectura. Derriba típicos mitos asociados al proceso y abre un poco los ojos sobre lo “borroso” que puede llegar a ser. Una lectura muy recomendable.

El cantante de góspel de Harry Crews, inmensa macarrada con sentido la de Crews  en la que fue su novela debut y que ha constituido mi bautismo de fuego del autor. Una historia mesiánica que adquiere proporciones épicas en el final y en la que no falta el buen humor al entrelazar un cantante de góspel con un circo de freaks y un pueblo de paletos supersticiosos del medio oeste norteamericano. Un cóctel explosivo que pretende reflejar de alguna manera la sociedad norteamericana y su desintegración de una manera como mínimo jocosa y que consigue la leas sin aparente esfuerzo. Un hasta pronto en toda la regla.

Fantasma de Jo Nesbo, desde que Penguin Random House adquirió los derechos del noruego, hay que reconocer que se ha puesto las pilas; ha recuperado los dos primeros libros del autor y ha publicado, al mismo tiempo, los dos nuevos que quedaban en el tintero y, todo ello, en prácticamente dos años. Si bien El leopardo no parecía un buen punto de partida de cara al futuro de Harry Hole, este Fantasma ha conseguido convencerme por motivos distintos a los que hicieron que me aficionara a Nesbo; a nuestro Harry le sienta bien estar en Noruega, es esa pequeña frontera que define también el alcance del género: pasar de un thriller a algo más contenido, un policíaco más habitual; a esta entrega le favorece que  vuelva al terreno personal pero añadido a la trama policíaca y más en la figura de Oleg. Le sienta aún mejor lo cerrada que es la parte final sin que recurra a varios golpes de efecto con falsos culpables, más bien consigue dividirlo en pequeños misterios que va desvelando uno a uno hasta el último giro. Curiosamente, da la impresión de estar más cohesionada que alguna de las anteriores novelas. No me olvido del cliffhanger, evidentemente te deja con ganas de coger el siguiente libro cuanto antes para saber cómo continuará. 

Fulgor de Manuel Loureiro, Loureiro nunca ha sido un escritor muy creativo, se caracteriza más bien por utilizar temas que ya han funcionado y dotarles de su propia cohesión además de ser, particularmente un buen narrador de escenas de acción; en su nueva novela, Fulgor utiliza muchas ideas de otros, pero especialmente de Stephen King, también es cierto que la idea  principal (esas auras) lo ha cogido de Insomnia, libro que precisamente no es de los más famosos, pero no dudé en identificarlo así como las referencias a Carrie o Dreamcatcher, no es desdeñable pensar en la saga de Star Wars o en los X-men por algunos hechos que suceden. Sin embargo, y más allá de estas referencias, el gallego escoge como protagonista a una mujer (muy bien caracterizada) y eso ya es de agradecer entre tanto “macho” dominante y consigue montar una trama que bebe de las fuentes del giallo en su inicio y se convierte en un thriller apocalíptico donde se aborda la eterna lucha del bien y del mal. El resultado es más homogéneo de lo esperado y consigue que se lea en un santiamén obteniendo una novela para momentos de expansión bastante apetecible.

Voces de Chernóbil de Svetlana Alexievich, tenía durante mucho tiempo guardado el libro de la reciente premio nobel de literatura. Mal hecho, como explico con claridad en el enlace del título.

La música del siglo XIX de Carl Dahlhaus, buen material, fatal edición, la acumulación de letras no deja respiro al lector que siente que se agobia en cada paso de página. Lástima porque el material es muy bueno aunque ligeramente denso. No es para aficionados sino para un público más especializado y con unos conocimientos de música avanzados.

Zeroville de Steven Erickson, todo un sorpresón, disfrutable por cualquier lector pero especialmente recomendado para cinéfilos. Me extenderé más con él más adelante. No sé si aquí o posiblemente en otro medio. 

Los hechos de Philip Roth, Roth se lo pasaba bomba con sus lectores, pero seguro que la mayoría no pillaron sus intenciones. Dándole un nuevo sentido al narrador poco fiable y traicionero como en este caso. Me extenderé más adelante.

Internet Safari de Noel Ceballos,  se me antoja muy necesario leer este libro y más en tiempos como los actuales. Conseguir sintetizar (de esta manera) un mastodonte como internet y las redes sociales, es digno de todo mi elogio y reverencia. En breve hablaré mucho más sobre él en una crítica en condiciones.

Medallones  de Zofia Nalkowska, llegué a la polaca por recomendación de un gran lector y a raíz de la lectura de Voces de Chernóbil; y, en efecto, tiene todo el sentido del mundo unir estas dos lecturas en un post que prepararé más adelante. Gran libro, más lírico en sus formas que la bielorrusa a pesar de partir de un mismo tipo de material.

Ojo de Halcón: Río Bravo  de Matt Fraction y David Aja, el mayor problema de este TPB es la irregularidad. Así como las historias de Aja y Fraction funcionan a la perfección, esta simbiosis no es tan patente en el caso de Annie Wu, de hecho, incluso el tono no parece adecuado, y el contraste con las otras es tan evidente que no acaba de cuadrar con lo mostrado. Aun así siguen siendo buenas historias de aventuras no explícitamente super heroicas.

Revival  de Stephen King, King hoy puede hacer lo que quiera,  y lo está aprovechando para escribir de casi cualquier tema que le guste. Se nota que su estilo es mejor que nunca y juega con el resto de variables y nosotros nos congratulemos aunque no se dedique al terror propiamente dicho. Más información pondré más adelante.

Y este mes hay novedades, vuelvo a poner compras ya que, por fin, ha abierto “La Sombra”, como podéis ver en el post que adjunto y donde tenéis toda la información necesaria para pasaros por allí:

Compras_Noviembre

De la foto os podéis imaginar que varios van a caer en diciembre, tengo claro que me encanta acabar el año con un nuevo Coover, ese Pinocho en Venecia va a ser fijo, el resto no lo tengo tan claro. Tendréis que esperar hasta el resumen de diciembre. O casi ya al fin del año.. que ya se acerca.

¿Tenéis elegidos vuestros favoritos del año? Yo tengo varios pero hay que esperar hasta el último día para confeccionar la lista definitiva.

¡Buenas lecturas!

H de Halcón de Helen MacDonald. Intimismo conmovedor

halcon_spa_provDecía una “crítica” (de esas tan de moda) que tenía esperanza en la humanidad porque aparecían entre los más vendidos los últimos libros de Franzen y Mendoza. No puedo estar más en desacuerdo con ella, si esto es lo que más vende (del resto ni mentarlos) estamos en la misma situación de siempre. Yo me sentiría más esperanzado si aparecieran Los desafortunados de B.S. Johnson  o el libro que os traigo hoy: H de Halcón de Helen MacDonald.

No digo que sean malos libros, pero, desgraciadamente redundan en un aspecto que considero bastante pernicioso: lo banal de la socialización lectora. No son pocas las iniciativas que salen al respecto, siempre tengo sentimientos encontrados con ellas. Utilizaré el ejemplo de los clubes de lectura, que animan a leer pero que tienden a homogeneizar las obras escogiéndolas compatibles con todos los integrantes. El problema, en mi opinión, surge con el propio hecho de leer; considero que la lectura es una actividad individual que origina sensaciones individuales que depende, en gran medida, del fondo lector de cada persona y del momento personal de cada uno. Cada persona lee y siente de una manera diferente un libro y eso no es unificable en un club de lectura. Lo habitual es que deriven en una opinión generalizada y, de esta manera, se tiende a elegir lecturas que sean fácilmente socializables.

El marketing descomunal realizado con ellos causa el que se conviertan en elecciones corrientes, puesto que te ofrece la oportunidad de comentarlo con otros lectores,  por estar a la última, y el ruido que llevan per se enmascara propuestas más intimistas y arriesgadas como es el caso de los dos que comentaba: dos experiencias vitales, narradas de formas distintas, y que reflejan cómo afrontar la muerte. No descarto que su problema, posiblemente, sea el temor que lleva ímplicitamente afrontar la muerte, pero no es desdeñable el enmascaramiento  que producen los “bocinazos” de los bestsellers.

Helen MacDonald (1970) es escritora, poeta, ilustradora, historiadora y profesora del Departamento de Historia y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Cambridge y fue la creadora de este H de Halcón, que ganó el año pasado el premio más importante de obras de no ficción anglosajonas: el premio Samuel Johnson. Al hilo del anuncio del ganador en este artículo del Guardian uno de los jueces comentaba al respecto dos temas que me gustaría mencionar: 

“It is very extraordinary because some people call it a wildlife book but of course it is much more than that. It’s a memoir of mourning, a history of falconry, and has this wonderful special vocabulary of falconry. The book is interesting linguistically and interesting technically. Helen describes the process of training a hawk so vividly, you are right there with her. At one point she talks about holding the hawk Mabel and says she can feel her heart had synchronised its beating with the heart of the terrified hawk. It is wonderful.”

“It is certainly a very unusual book,” she said. “As part of the judging process we each made a pitch for our top books, and it was very quickly apparent that Helen’s book was coming out above all the others. It just fitted every criteria we were looking for – everything from originality and beauty of writing and even considerations such as, ‘if you had one book to give a friend which would it be?’, and ‘which book do you think will still be read in 20 years’ time?’”

helen-macdonaldEn el primer párrafo se comenta  la mezcla de géneros, recordemos que trata de la historia autobiográfica de la autora que, a la muerte de su padre, decide adiestrar un azor y esto le sirve para superar la situación. Tal premisa esconde el relato de la propia autora y de su relación con su padre, el adiestramiento del halcón y la historia de un fracaso: el adiestramiento paralelo del escritor T. H. White. A pesar de la aparente simpleza inicial el relato es rico en vocabulario y técnicas empleadas sin olvidar un lirismo subyugador.

El segundo párrafo trae a colación su “inusual” propuesta como elemento diferenciador y, sobre todo, dos preguntas que me encantan y las que respondería afirmativamente. Sí lo recomendaría a un amigo y estoy seguro que seguirá leyéndose dentro de veinte años.

Esta extensa introducción me sirve para iniciaros en algunos de los diversos textos de la obra que me ayudarán a realizar un pequeño análisis (de las muchas posibilidades que ofrece).

Dos recuerdos sirven para que MacDonald plantee la situación. Ambos recuerdos anidan su subconsciente con la imagen de su padre y con su actuación futura. En el primero de ellos se reproduce una imagen de su infancia: la visualización de un gavilán con su padre al lado:

“Un gavilán, ligero como un juguete de madera de balsa y papel maché, pasó como un rayo a la altura de mi rodilla, planeando sobre unas zarzas y luego perdiéndose entre los árboles. Lo miré alejarse, ensimismada en rememoraciones. Este recuerdo era incandescente, irresistible. El aire olía a resina de pino y al vinagre alquitranado de las hormigas rojas de la madera. Mis pequeños dedos de niña aferraban la cadena de plástico de unos prismáticos de Alemania oriental que colgaban, pesados, de mi cuello. Me aburría. Tenía nueve años. Papá estaba de pie a mi lado. Buscábamos gavilanes. Anidaban, y esa tarde de julio esperábamos el tipo de avistamiento que a menudo nos ofrecían: un emerger como de submarino entre las copas de los pinos al alejarse; un atisbo de ojo amarillo; un pecho barrado contra las agujas de pino en movimiento o una rápida silueta recortada contra el cielo de Surrey.”

El segundo, más unido a lo que sentía estando con su padre, tiene que ver con una enseñanza, el cómo, cuando tienes muchas ganas de que algo se produzca, debes esperar, tener paciencia hasta que ese hecho ocurra. Aprender la virtud de la paciencia.

“Pero cuando tienes nueve años, no se te da bien esperar. Yo golpeaba la base de la valla con mis botas de goma. Me movía y distraía. Suspiré. Me colgué de la valla agarrándola con los dedos. Y entonces, mi padre me miró, entre exasperado y divertido, y me explicó una cosa. Me explicó la paciencia. Dijo que lo más importante de todo lo que tenía que recordar era lo siguiente: que cuando tenías muchas ganas de ver algo, en ocasiones lo que tenías que hacer era quedarte muy quieta en el mismo sitio, recordar lo mucho que querías verlo, y tener paciencia.”

Dos ingredientes que son recordados sin sentimentalismo pero que establecerán su modo de actuar, sobre todo tras una situación que no termina de normalizarse; en el siguiente párrafo consigue reflejarlo de manera muy poética, en el final aparece la salida… el azor, en lontananza:

“Terminaba julio y me había convencido a mí misma de que había vuelto a la normalidad. Pero el mundo a mi alrededor era muy extraño. La luz que llenaba mi casa era profunda y lívida, mitad magnolia, mitad agua de lluvia. Las cosas reposaban bañadas en ella, oscuras y muy quietas. En ocasiones sentía como si estuviera viviendo en una casa en el fondo del mar. Había presiones imperceptibles. Goteos en las cañerías. Me sobresaltaba el sonido de mi propia respiración. Había algo más allí, algo junto a mí que no podía ni ver ni tocar, una cosa a una fracción de milímetro de mi piel, algo que estaba inmensamente mal y hacía que la distancia que me separaba de los familiares objetos de mi casa fuera infinita. Lo ignoré. Estoy bien, me dije a mí misma. Estoy perfectamente. Y caminaba y trabajaba y limpiaba y hacía té y limpiaba la casa y cocinaba y comía y escribía. Pero por la noche, cuando la lluvia marcaba puntos de luz anaranjada contra los cristales, soñaba con el azor deslizándose entre el aire húmedo  a otro lugar. Y quería seguirlo.”

Me encantan los paralelismos que va estableciendo en el libro con la vida y obra del escritor británico T. H.White; es la historia de un fracaso (no consigue el adiestramiento)  que le ayuda a la escritora a solucionar sus propias dificultades, en el siguiente texto se refleja la soledad del autor expresada en esa incapacidad de enamorarse que le lleva a hacerlo de alguien que no le haga daño. Macdonald escogerá otro camino, más doloroso, con el adiestramiento del azor:

“En England have my bones, White escribió una de las frases más tristes que he leído jamás: “Enamorarse es una experiencia desoladora, excepto cuando uno se enamora de un paisaje.” No podía concebir un amor humano correspondido. Tuvo que desplazar sus deseos hacia el paisaje, esa gran tabla rasa que no puede devolverte el amor que le das, pero tampoco hacerte daño.”

La presentación del azor es impactante, si tomamos el referente en inglés:

“a conjuring trick. A reptile. A fallen angel. A griffon from the pages of an illuminated bestiary. Something bright and distant, like gold falling through water.”

La traducción (nada mal realizada) expresa a la perfección esa mezcla de magia, mitología y violencia:

“Es un truco de magia. Un reptil. Un ángel caído. Un grifo sacado de las páginas de un bestiario medieval iluminado. Algo resplandeciente y lejano, como oro hundiéndose en el agua. Una marioneta rota de alas, patas y plumas empapadas de luz. Lleva pihuelas, y el hombre las tiene sujetas. Durante un horrible y largo momento está colgada boca abajo, con las alas abiertas, como un pavo en una carnicería, solo que tiene la cabeza vuelta hacia arriba y está viendo más de lo que ha visto en toda su corta existencia. Su mundo era su criadero, que no era mayor que el salón de una casa. Y luego fue una caja. Pero ahora es esto; y puede verlo todo; la fuente de la luz que reflejan las olas, un cormorán que se sumerge a unos cien metros; motas de pigmento encerado en las filas de coches aparcados; colinas lejanas y los brezos que las cubren y kilómetros y kilómetros de cielo, donde el sol se alza sobre polvo y agua y transitan formas ilegibles que son restos blancos de gaviotas. Todo boca abajo y recién estampado en su totalmente conmocionado cerebro.”

0303_mabel-goshawkHasta la elección del nombre del azor cobra, en las palabras de la escritora una indudable subyugación poética, la dicotomía amabilidad-ferocidad se revela como indispensable en la relación con el azor:

“Y allí sentada, mientras doy de comer pedacitos de carne a mi azor, su nombre aparece en mi cabeza. Mabel. De amabilis, que significa adorable o querida. Un nombre antiguo, un poco ridículo, un nombre pasado de moda. Un nombre que tiene reminiscencias de abuela: de antimacasares y té a las cinco. Existe entre los cetreros la superstición de que la habilidad de un halcón es inversamente proporcional a la ferocidad de su nombre.”

El camino más sencillo, y habitual habría sido establecer paralelismos continuos de su relación con el ave rapaz y compararlos con la relación con su padre, otros libros del estilo suelen utilizar esta representación metáforica y es lo más cómodo, lo que espera el lector. Sin embargo, MacDonald establece una dinámica realmente distinta; la trama principal (adiestrar el halcón) solo tiene paralelismo con la historia fallida de White y aprovecha, en momentos específicos, para hacer algún apunte específico que le lleve a su padre; el efecto es que consigue imbuirnos en un mundo sin igual que trata sobre temas abstractos, el vocabulario de la cetrería se une a esta técnica para conseguir un efecto demoledor para el lector que siente como ella cada paso en el duro camino de adiestramiento del azor:

“No estaba adiestrando a un azor porque deseara sentirme especial. No quería que el azor me hiciera sentir que era mi derecho campar por las tierras de mis antepasados más antiguos. No tenía tiempo para la historia, nada de tiempo. Estaba adiestrando al azor para hacer que todo desapareciera.”

Esa desaparición del resto de circunstancias enfoca al lector de tal forma que vivimos cada momento como si nosotros mismos estuviéramos adiestrándolo; el siguiente párrafo lo expresa a la perfección (la comparación con los daimonion de los libros de Pullman es muy pertienente):

“Temía que se desviase, presa de un súbito pavor, y se alejase volando. Pero el batir de sus alas lo llevó directamente a mí, y el golpe de sus fuertes garras aferrando el guante fue un milagro. Siempre era un milagro. Escojo estar aquí, quería decir. No me importa el aire, ni los bosques ni los campos. No había mejor bálsamo para mi dolorido corazón que el retorno de mi azor. Pero ahora ya era muy difícil distinguir entre mi corazón y el azor. Cuando estaba posado a casi veinte metros de distancia en el campo deportivo, parte de mí estaba posada con él, como si alguien hubiera tomado mi corazón y lo hubiera movido a esa distancia. Me recordó a la saga de fantasías infantiles de Philip Pullman Sus materiales oscuros, en la que cada persona tiene un daimonion, un animal que es una manifestación visible de su alma y que la acompaña a todas partes. Cuando alguien se separa de su daimonion, siente dolor. Ese era un universo muy cercano al mío. Me sentía incompleta a menos que el azor estuviera posado en mi guante: formábamos parte el uno de la otra. El duelo y el azor habían conspirado para crear esta situación extraña. Confiaba en que volaría hasta mí tan sencilla y completamente como confiaba en que la gravedad haría caer las cosas. Y tan enraizada estaba la sensación de que el azor volando hacia mí era parte del funcionamiento del mundo que cuando las cosas salían mal, todo el mundo iba mal con ellas.”

En ese orden de cosas, es fascinante cada descripción que realiza del azor, como la del siguiente párrafo; la presencia del azor en su vida la ayuda a vivir el presente (“carpe diem”) y lo emparenta con el fenómeno abstracto que es la muerte; la magia de estar unida al azor, como si fueran uno, afrontando la muerte:

”Hasta la última partícula de su cuerpo hervía de vida, como si desde la distancia pudieras ver emergiendo de él una columna de vapor, que se arremolinara y ascendiera haciendo que todo cuando lo rodeaba estuviera ligeramente borroso, de modo que él destacara todavía más en todo su feroz y corpóreo detalle. El azor era un fuego que consumía mis penas. En él no cabía arrepentimiento ni duelo. Ni pasado ni futuro. Vivía solo en el presente, y ese era mi refugio. Huía de la muerte sobre sus alas rayadas y batientes. Pero había olvidado que el acertijo que era la muerte estaba también inmerso en el azor, y que yo estaba inmersa en él.”

Y gracias a esta simbiosis, específicamente, le sirve para superar el duelo por su padre, el azor, finalmente se convierte en el vehículo para dicha superación:

“Y esa parte de mí había esperado, también, que en algún lugar en ese otro mundo estuviera mi padre. Su muerte había sido tan súbita. No había habido tiempo para prepararse, no había tenido ningún sentido. Tenía que estar perdido. Tenía que estar ahí fuera, en algún lugar del espeso bosque, con todo y todas las demás personas perdidas y muertas. Ahora sé lo que significaban aquellos sueños de la primavera en los que el azor atravesaba una rendija en el aire y entraba en otro mundo. Había querido volar con el azor para encontrar a mi padre, para encontrarlo y traerlo de vuelta a casa.”

Siempre que leo a Ted Hughes, sus poemas sobre la naturaleza, tengo la sensación de estar ante un impulso violento que se mezcla extrañamente con un lirismo conmovedor; cada verso está cargado de una fuerza violenta que sobresalta y embriaga al mismo tiempo; en el caso de MacDonald he llegado a esa misma sensación, “convivir con lo salvaje” es posible al mismo tiempo que emocionarte con un lirismo exacerbado:

“Fue la caza más salvaje que nunca he visto. Sentada junto a la ventana viendo correr el agua del río, empiezo a preguntarme si el hogar puede estar en cualquier parte, igual que lo salvaje puede encontrarse en su más rotunda expresión en un patio trasero de una casa en una calle residencial, e igual que un gavilán puede convertir un columpio en una atalaya de caza más útil que otra en un pino lejano. Maine me ha dado una familia para la Navidad y me ha mostrado que un ave de presa puede formar parte de ella. Me ha demostrado que se puede convivir con lo salvaje. Que puedes traer lo salvaje a casa contigo.”

Como decía al principio, este es un tipo de libro que recomendaré siempre; puede que no entres en él, pero si entras, posiblemente te encontrarás con una obra única:

“No es un duque, un cardenal, un jeroglífico o una bestia mitológica, pero ahora Mabel es más que un azor. Me parece un espíritu protector. Mi pequeña diosa del hogar. Algunas cosas pasan solo una o dos veces en toda la vida. El mundo está lleno de señales y maravillas que vienen y se van, y si tienes suerte puede que vivas para verlas. A mí me había parecido el fin del mundo, pero mi azor me había salvado otra vez, y el miedo se había desvanecido.”

Parafraseando a la autora, hay muchas señales que vienen y se van, espero que tengas la suerte descubrir la sublimidad de una obra inolvidable, irrepetible.

Los textos provienen de la traducción de Joan Eloi Roca de H de Halcón de Helen Macdonald para la editorial Ático de los libros.

Mis andanzas Caninas

Cubierta_NiñaGordaTenía la obligación de realizar este post para los seguidores habituales. Aunque aparezcan textos míos con menos frecuencia, sigo escribiendo, de hecho más que nunca, tengo varias cosas pendientes y van saliendo colaboraciones; aprovecho entonces este hueco para poneros a continuación todo lo que ha ido saliendo en www.caninomag.es ,el otro sitio donde estoy escribiendo con frecuencia:

El tipo de colaboraciones que hago allí tiene dos vertientes: por un lado mis posts individuales referentes a literatura; en segundo lugar aquellos posts colectivos donde aporto mi punto de vista para temas diversos relacionados con cine, literatura, televisión, etc…

En el primer caso han salido los siguientes:

7 Novelas policíacas de 2015 que no has leído (y deberías).

Tridente de terror: un trío de escritores que dan mucho miedo.

“La niña gorda y otros relatos inquietantes”: La turbación como letimotiv.

“La furia”: Hardboiled coral en la Irlanda contemporánea.

La furiaEn el segundo caso, he participado en los siguientes artículos colectivos dando una aportación en todos ellos:

Discos que amamos después de haberlos odiado.

¿Cuándo empezó la edad de oro de las series?.

¿Cuál es la mejor secuencia de ‘Regreso al futuro’?

(Canino Halloween) ¿Cuáles son las películas de terror más inquietantes?

(Canino Halloween) Nuestros tebeos de terror favoritos.

(Canino Halloween) Lecturas diabólicas y libros del miedo.

(Canino Halloween) Nuestros terrores intransferibles.

Clásicos literarios sobrevalorados.

El mejor cine dentro del cine.

Como podéis ver, la cosa marcha. Arriba tenéis los enlaces a los artículos y podéis echarles un vistazo. El resto, como siempre, siguen apareciendo aquí y en Ópera World. Cada cierto tiempo haré un recopilatorio para que no se os escape nada.

¡Buenas lecturas!

Alcina de Händel en el Teatro Real: deliciosa Velada Barroca

Publicado inicialmente en Ópera World en este post. 

Alcina de Händel en el Teatro Real: deliciosa Velada Barroca

Todo ello a pesar del montaje escénico que perpetró David Alden en esta coproducción con la Opéra National de Bordeaux; en efecto, como de costumbre, poco añade a lo visto y, en ciertas ocasiones entorpece, sobre todo cuando se producían esas coreografías ciertamente anárquicas con más ruido que otra cosa. Alden redunda en la idea, ya muy utilizada por activa y por pasiva en la mayoría de las manifestaciones artísticas, del escenario dentro del escenario y modela algunos de los momentos como números musicales muy vistosos dignos de Broadway, que quedan relativamente bien en lo visual pero no añaden demasiado al significado de la obra; aparte claro está de lo ya manido en la que nosotros aparecemos como observadores de ese teatro de la hechicera Alcina en el que quedan atrapados el resto de los protagonistas por su capricho; la sucesión de puertas que actúan como frontera de las dos realidades tampoco añaden más y sí muchas aperturas de puertas. Centrémonos en el aspecto musical.

Christopher Moulds, dejó clara su impronta desde el principio con una dirección puntillosa y atentísima que vigilaba en todo momento todo lo que sucedía en la escena además de controlar las dinámicas orquestales; consiguió un equilibrio orquestal-vocal que no fue óbice para que su lectura fuera emocionante incluso en la aparente contención de su propuesta. Actúo de manera muy dinámica con los tempos escogidos sin olvidarse de la intimidad de los momentos más graves y acompañó en todo momento la interpretación de los solistas consiguiendo momento memorables; sonó muy bien la orquesta titular del teatro, mejor de lo que estaban acostumbrando, sobre todo las cuerdas, tersas y muy seguras durante toda la obra; muy interesante la idea de los músicos en escena que convertían algunas arias en verdaderos diálogos con el personaje central, especialmente el violín de Víctor Ardelean y el Cello de Simon Veis.

Escena de Alcina en el Teatro Real

Anna Christy dibujó una muy buena Morgana, muy pizpireta y divertida y caracterizada por disfrutar de las arias más heroicas, con coloraturas casi imposibles pero ejecutadas admirablemente, como su famosa “O s’apre al riso” o la hermosísima “Credete al mio dolore” con el cello en escena. Lástima que no tenga una voz demasiado grande pero brilló a gran nivel. Lo mismo puede decirse del Bradamente de Sonia Prina, ejecutada muy dignamente a pesar de algunos excesos interpretativos, demasiado bufonescos, que resentían ligeramente la proyección de las agilidades. El tenor Allan Clayton empezó de manera estentórea en su primera aria, tiene una poderosa voz algo falta de control que deslució sus primeros momentos; afortunadamente, según avanzó la obra reguló más y demostró que, cuando se vuelva más contenido, es más que interesante y tiene muchas posibilidades futuras. Razonable el Melisso de Luca Tittoto, exhibió nobleza y templanza a partes iguales en su aria, a pesar de alguna dificultad al proyectar las notas más agudas; muy bien, para terminar, el Oberto de Erika Escribá, lució facilidad en la agilidad y gran volumen, una buena línea vocal.

Aplausos generosos de un teatro que no estaba lleno (habría que hablar alguna vez de los desproporcionados precios de las entradas) pero que disfrutó mucho de una gran velada barroca.

Las fotos son propiedad de Javier del Real.

Fajas Noviembre 2015. En la senda

Después de un mes tan difícil como ha sido octubre me lanzó sobre Noviembre donde, por lo menos, espero encontrar de nuevo ritmo para mis variadas publicaciones. No puede faltar esta sección en la que sigo analizando las fajas, ese festival del humor al que nos someten las editoriales consciente e inconscientemente. Veamos qué tal se han dado las de las últimas semanas.

Amis-Hay una editorial de la que no había puesto ninguna faja hasta ahora y ha llegado el momento. Es una de las editoriales de referencia en España, considerada de prestigio por sus lectores y seguida por todos los suplementos culturales; todo ello ayudado por la imagen fomentada por su insigne editor. En efecto hablamos de Herralde y su hija Anagrama. La siguiente muestra es una extensión de su idea editorial:

Sus fajas no se basan en unas pocas frases cortas, como podéis ver, se trata de frases bien montadas y escogidas y sorprende el número de sentencias seleccionadas, ¡nada más y nada menos que cinco! Está la faja tan completa que no cabría ni un alfiler; sus contraportadas, también sello de la editorial, se caracterizan por estar llenas de palabras; no nos engañemos, esto no se lo lee nadie, fajamodianoes parte del juego, como mucho lees lo subrayado y los nombres que firman las frases: claro que The times, Richard Ford o Joyce Carol Oates son garantías de esta “calidad”. Lo cierto es que, mucha gente compra sus libros solo por ser ellos.  Pero tienen un fondo de descatalogados tan envidiable que daría para un montón de catálogos de editoriales pequeñas.

-Siempre tiene que haber excepciones a esta regla, y Anagrama también se sale por peteneras a veces, como en el caso de esta faja de una de las obras del reciente premio Nobel Modiano:

Bien clarito PREMIO NOBEL y a continuación la boutade que se atribuye a la Academia Sueca “EL PROUST DE NUESTRO TIEMPO”, no se olvidan ni de las mayúsculas.  Claro que la frase siguiente me encanta… sobre todo esa “Sensualidad caprichosa que nos atrapa…”, todavía la estoy buscando en algún libro suyo que leí hace nada….

faja_Cartel-Otro de los eventos del mes fue, sin lugar a dudas, Don Winslow y el tan cacareado premio internacional de novela negra que reparte RBA para promocionar a sus autores; en la contraportada de la obra premiada (El Cártel) tenemos una selección de todos los clásicos que aportan su frasecita habitualmente en las fajas. Connelly, Coben, Child… siento decir que no me resultan demasiado creíbles… aunque es lógico que a la mayoría de la gente se lo parezcan. No puede faltar, ¡cómo no! Lehane, le ha faltado que su frase tuviera más punch como la que utilizó con Pizzolatto (enlace), pero la mezcla de adjetivos (humana, valiente, genial, bella factura, autenticidad) recorre todos los lugares comunes habituales.  Connelly utiliza una frase tipo que solamente necesitas cambiar el nombre del autor y la obra para que te sirva para casi cualquier cosa… Todo creatividad:  “X lo ha vuelto a conseguir. Y es, sin duda, una obra maestra”.

 

Winslow-Lo bueno es comprobar, al hilo de lo anterior, cómo los pobres de PRH, a los que les han birlado el autor (pero tienen todos sus libros anteriores) intentan sacar partido a la situación sin nombrar la nueva obra.

Apelan a los argumentos clásicos: ventas (19ª edición, 100.000 ejemplares), actualizarlo con hechos reales de conocimiento público (“…basándose en la vida de “el Chapo”) o usar una obra clásica y contextualizarla, mejor si es obra maestra reconocida (“el Guerra y paz de las novelas de narcotráfico”). Me temo quPurezae, sin embargo, poner que es el autor de Salvajes y Los reyes de lo Cool no sea tan buena estrategia…
-Y acabo con….

Ni mentarlo. Os juro que vi la faja, la foto, y pensé en carteles de SE BUSCA.

Por si a alguien no le ha quedado claro de quién es la novela. El nombre lo dice todo. Se vende solo por su nombre.

Como podéis ver. Todo es posible. Las fajas siguen brindándonos momentos únicos.

¡Buenas lecturas!

Resumen Octubre 2015. Dificultades de diferente índole

santoEste mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector he improvisado mucho y he adaptado un poco las lecturas al nuevo sitio donde estoy escribiendo que por si no lo sabéis es www.caninomag.es , y que me viene muy bien para dar salida a mis comentarios sobre obras de género y así dejo mi blog personal para las obras más “serias” por llamarlas de alguna manera. Por otro lado la actividad del blog la he disminuido por escribir en el nuevo sitio y por el aumento de carga laboral en mi lugar de trabajo, que conlleva menos tiempo y, además, estar más cansado en general.

Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final he conseguido seguir la media de quince libros mensuales:

Odisea 2050. La economía mundial del siglo XXI de Jaime Requeijo, han pasado unos cuantos años desde su publicación y, sin embargo, el texto de Requeijo sigue estando en plena actualidad, con un análisis del escenario macroeconómico muy lúcido una gran claridad, especialmente para neófitos como yo. Realmente  interesante es leer lo particular relacionado con la economía española donde habla sobre sus puntos fuertes (alguno hay) y los puntos débiles (demasiados)  que, además, no están acometiendo los sucesivos gobiernos que llevamos teniendo desde hace tanto tiempo. Es desangelador comprobar su ignorancia ante estos aspectos lastrada, como siempre, por su inherente necesidad de favorecer a sus amigos y enriquecerse ellos mismos. Nadie piensa en nadie, mejor saberlo cuanto antes para no llevarse decepciones.

En busca de una víctima de Ross Macdonald, sorprendente giro el que acometió MacDonald en esta nueva novela de nuestro gran Lew Archer, sobre todo porque empieza de una manera muy distinta, con más acción de la habitual, y porque deslocaliza al detective, poniéndolo en un ambiente alejado de lo que conoce. En un lugar extraño podemos observar al Archer más cínico y divertido, también el que se lleva más palizas, pero siempre tenemos a un gran investigador con una trama fantástica, muy hardboiled, que se decide casi en la última página.

Folloneras de VVAA, fanzine que surgió del festival de microedición HUL y que está cargadito de textos que tienen que ver con mujeres y escritos, en su mayoría, por ellas mismas. Es ecléctico e irregular pero se lee con gusto porque, como suele ocurrir, es bueno leer otras perspectivas y más si vienen de participantes tan diversos y profesionales como estos. Una buena lectura.

Salem’s Lot de Stephen King, este caso es una relectura por motivos que espero comentar en el futuro. Baste por ahora decir que ha sido una lectura fabulosa, con todo el bagaje de lecturas que llevo ahora mismo podría haber esperado una desvalorización de la obra y no solo no es así sino que estoy dispuesto a afirmar  todo lo contrario. Este King empezó muy bien, puede que escribiera peor pero el manejo narrativo, la creatividad, la espontaneidad equilibran las pequeñas carencias. 

Nu)n(ca de Luigi Amara, pinchando en su título podéis entrar en la crítica que hice de este fantástico poemario. 

La furia de Gene Kerrigan, estupenda novela negra ambientada en la Irlanda contemporánea y que, en breve, saldrá reseñada en canino. 

H de Halcón de Helen Macdonald, aplausos a una editorial como Ático de los libros que se atreve a publicar algo tan distinto como esta pequeña joya. Tengo pendiente preparar una crítica donde me extenderé aún más en el futuro. Esperad noticias.

485378118_39bd4bd119_oFormas breves de Ricardo Piglia, por fin puedo decir que he leído a Piglia, y el comienzo ha sido inmejorable, estos pequeños relatos-ensayos están llenos de sapiencia y saber estar; es apasionante su disección de las fórmulas utilizadas para componer un cuento para al fin elaborar una pequeña tesis del cuento que embriaga por su lucidez. Todos y cada uno de ellos constituyen pequeñas dosis de buena literatura. Seguiré con Piglia, eso lo tengo claro.

Alarmas y digresiones de G.K. Chesterton, siempre es un placer leer los artículos de Chesterton, aunque en este caso se trate de un primerizo, siento decir que no habrá reseña de él pero siempre es recomendable disfrutar de la contagiosa elocuencia del orondo británico.

Carrie de Stephen King, otra relectura, esto de empezar a leer al Sr King desde el principio es toda una experiencia; un estilo más primigenio, poco depurado, incluso tosco no descuadra demasiado de una historia visceral que tiene como protagonista a la archiconocida telekinética.

La niña gorda y otros relatos inquietantes de Marie Luise Kaschnitz, otro de esos libros que espero que aparezcan en breve en canino. La antología es de mucha calidad. Vaya año de publicaciones que lleva Hoja de lata.

El santo de César Aira, coged el texto anterior y poned Aira en vez de Piglia, bueno, también habría que quitar lo del cuento y que esto es una obra de ficción pero la conclusión es la misma. Aira es un gran escritor al que voy a seguir leyendo.

Lecturas de mí mismo de Philip Roth, dentro de poco haré una reseña de este libro para el blog, entra dentro de mi proyecto. Ahí me extenderé sobre este buen libro para los amantes de Roth al que el resto le pueden sacar también su jugo.

Refugio_3/9 de Anna Starobinets, también aparecerá tarde o temprano una crítica en canino. Nuevo gran libro de la rusa que nos ha descubierto con gran tino Nevsky.

Y eso es todo por ahora. El próximo mes no sé lo que va a ser en cuanto a próximas lecturas. Solo sé que seguiré leyendo y, eso sí, vendré a comentarlo luego.

¡Buenas lecturas!

Nu)n(ca de Luigi Amara. Lo sublime oculto

nunca

Recordemos de la wiki, la definición y origen de musa:

“En la mitología griega, las musas (en griego antiguo μοῦσαι mousai) eran, según los escritores más antiguos, las diosas inspiradoras de la música y, según las nociones posteriores, divinidades que presidían los diferentes tipos de poesía, así como las artes y el amor.”

Me viene muy bien traer a colación este concepto al hilo de la publicación del poemario Nu)n(ca del mexicano Luigi Amara (ensayista, poeta y escritos de libros infantiles). La musa no tiene por qué ser algo real sino el modo en que muchas veces nos sentimos inspirados a la hora de escribir algo. Sin embargo, en el caso de Amara, sí que utiliza un elemento para reflexionar sobre él, en este caso la foto de Onésipe Aguado Mujer de espaldas que actúa, en este caso, como catalizador de la inspiración poética:

Mujer_vista_de_espalda_Nunca

Amara, durante las páginas que ocupa Nu)n(ca, llevará hasta sus últimas consecuencias lo que es observable y lo que no lo es tanto, así como las consecuencias de esta observación visible/oculta; la espalda que nos ofrece la modelo le lleva a una reflexión sobre su actitud al respecto a la vida, un cierto inmovilismo por comparación con respecto al resto:

 

“Darle la espalda a todo:

                                                eso

es tener estilo. No azotar la puerta, no

escapar con zancadas teatrales,

simplemente voltearse.

Que otros elijan los riscos

susurrantes,

las ruinas

de la noche en su último desplome;

aquí es el grado cero,

el vacío por diorama,

vieja zona del no

sin más explicaciones,”

 

La foto con la modelo de espaldas se convierte en un microcosmos del mundo, detenido en un instante, un instante maravilloso que no deseamos que pase de ninguna manera, solo si ella se da la vuelta podríamos hacer que se terminara, pero no es lo deseable, hemos alcanzado la sublimidad:

 

“El mundo detenido en su destello.

Paladeando el instante en que deseamos

–con tal intensidad, que incluso

temimos darle consistencia

de grito-,

que ella se dé vuelta,

que escuche

nuestro llamado inexistente.

Pero no.

                Por más que las preguntas

asedien su clavícula,

por más que dedos sin peso

rocen sus lóbulos negados,

el giro nunca llega,

 

En la siguiente frase de Magritte que  Amara integra con el ritmo de su poema se encuentra la causa de la sublimidad, no es tanto lo que vemos sino lo que se nos oculta detrás de lo visible; no importa tanto lo evidente sino lo potencialmente visible, es en esa potencialidad donde se encuentra nuestro deleite, aquello que más anhelamos:

 

“René Magritte, decía, escribió:

 

“Todo lo que vemos oculta otra cosa, siempre queremos

ver lo que está oculto detrás de lo que vemos.”

 

Esa extraña que nos gustaría explorar porque no lo conocemos, territorio inexplorado que nos colma:

 

“La espalda habría de parecer

extraña, inexplorada,

como un paraje recién descubierto,

como una franja de la realidad

que nunca visitamos.

 

Como si fuéramos ciegos

a un color

y de pronto un artista

pintara todos sus cuadros

con el mismo, insospechado tubo de óleo”

 

Ese cuello al principio de la espalda que actúa como corte de lo que nosotros podemos llegar a ver; el anhelo de una belleza que nos estamos perdiendo por no ofrecernos su rostro:

 

“Sable, alfanje, cimitarra.

Sable, alfanje, cimitarra.

 

Y en el fondo, un cuello,

ese cuello.”

 

El cristal de fondo no actúa como reflejo, es esquivo y no nos refleja más que sombras que acentúan esa necesidad de conocer lo que no vemos, solo podemos aspirar a escuchar una música que nos ayuda a digerir un ansia que “Nunca” se va saciar:

 

“Tal vez es el cristal

que nos deja mirando

como moscas.

La sombra

japonesa al otro lado

del papel,

la cajita cerrada en que se escucha

la misma necia y desquiciada

música, 

la tonada prisionera

de su loop,

pianola mínima

del nunca.”

 

Precisamente al no desvelar lo que no vemos no perdemos la esperanza de que sea sublime y que nos llene completamente:

 

“[…] porque no tiene rostro,

porque su rostro es todo aquello

que nos falta,

lo fijo que se escapa

en el torrente,

lo que no fue

 –y vuelve-

como niágara negro,

lo que se filtra y deja rastro

de su polvo,

lo que no espera

y no tuvimos

y resbala,

lo que renuncia

y no tocamos

–pero mancha-,

lo que nunca.”

 

A lo mejor Amara nos está alertando de que para ser feliz no hace falta tener todo sino aspirar a tenerlo, y es en esta potencialidad donde radica nuestro afán.  Y es ahí donde nos llevan sus versos, a un abismo de posibilidades que nunca nos decepcionan.

Mi proyecto literario 2016: Las mujeres como protagonistas

Pablo-Picasso-Woman-writingHechos a tener en cuenta:

-14 mujeres han ganado el premio Nobel de literatura de 112 galardonados.

-Actualmente en las listas de apuestas aparecen como mucho 14 o 15 de 70, no es que haya cambiado mucho.

Este post de @Metamaiko en Verne forzó mi reflexión.

Svetlana Alexievich, escritora bielorrusa, gana este año el Nobel de Literatura. Raro es el que la ha leído, raro es el que lee mujeres habitualmente, raro es el que la leerá.

Repasando los libros leídos todos los años suelo hacer mis estadísticas para saber el tipo de lecturas que hago, no sólo en cuanto a cantidad y calidad, me gusta repasar también cuestiones de género y, a veces nacionalidades. Gracias al post que mencioné anteriormente revisé las que llevo leídas este año, la gran cantidad de libros me ayuda para poder diversificar y hay que reconocer que, por ejemplo, este año, he leído cuarenta libros escritos por mujeres.

Aun así, este número supone un 20% de los libros que leo, normalmente, de cada cinco libros, cuatro son de hombres. Está ligeramente desproporcionado, y eso es mi caso… no digo el resto de lectores habituales.

De ahí que me haya propuesto dedicar un año a leer la mayoría de mis libros (todos será imposible por estar escribiendo en otros sitios donde tengo algún otro encargo) pero la idea es clara: siempre que sea posible, mi siguiente lectura será una mujer. Esto naturalmente tiene unos objetivos que paso a mencionar:

-Lo habitual, culturalmente (de una manera estructural) es que se elija una lectura con escritor masculino, si vemos las novedades mensuales, la mayoría de las veces la proporción está radicalmente balanceada hacia ese lado. Lógicamente, se escogerá una lectura de este tipo. Intentaré que esta tendencia, escrita inconscientemente en mi interior, se balancee hacia un cierto equilibrio futuro.

-Leer muchas más mujeres que hombres me va a servir para evaluar, al final del año, si de verdad podemos considerar que existe una “écriture feminine”, término que fue acuñado por Hélène Cixous para referirse a la forma de escribir de una mujer (“woman must write her self: must write about women and bring women to writing, from which they have been driven away as violently as from their bodies”). Si esto fuera así, serían identificables una serie de signos tanto en estilo como en temática, narradores, etc…  que nos llevarían a pensar en una serie de características propias de las mujeres que no están presentes en los hombres y que, si no lees a mujeres, no podrás descubrir nunca. Estaría genial poder ir identificando este tipo de rasgos. E incluso indagar en los rasgos machistas de las propias escritoras, que, lógicamente, podrán encontrarse.

-En mi caso particular me va a servir para abrir la mente a otras posibilidades, tendré que evaluar si esta mayor diversidad me resulta interesante tanto en el análisis literario como a nivel personal. Esto convencido de que va a ser así por la nómina de escritoras que tengo pendiente.

-Naturalmente, me va a servir para hacer proselitismo con un montón de autoras, escritoras que verá más gente y que puede animarse a leer. Eso siempre  es un objetivo de fondo. A lo personal (mi principal razón) se une lo social y la difusión.

-El tipo de escritoras escogidas no se va a limitar a lo contemporáneo, habrá escritoras de género, poesía, pensamiento, tiene que haber de todo para que de verdad valga la pena y se pueda hacer una buena comparación incluso por géneros.

Repasando el otro día mi nutrida biblioteca, encontré unas cuantas escritoras de las que vais a ver un buen desfile el año que viene. Tengo muchas obras suyas sin leer:

Joyce Carol Oates

Margaret Atwood

Alice Munro

A.M. Homes

Eleanor Catton

Kate Atkinson

Dorothy Sayers

Patricia Highsmith

Nancy Mitford

Elizabeth Taylor

Stella Gibbons

Beryl Bainbridge

Connie Willis

Rosa Ribas

Agatha Christie

Sarah Paretsky

Sue Grafton

Janet Evanovich

Iris Murdoch

AS Byatt

Virginia Woolf

PD James

Jhumpa Lahiri

Hillary Mantel

Mary MacLane

Svetlana Alexeievich

Anna Katherine Green

Marisha Pessl

Zadie Smith

Caitlin R Kiernan

Elizabeth George

Maria Lang

Carson McCullers

Val McDermid

Lea Cohen

Susan Sontag

Muriel Spark

Elizabeth Bowen

George Eliot

Pilar Pedraza

Flannery O’ Connor

Katherine Ann Porter

Molly Keane

Hanna Arendt

Eudora Welty

Miyuki Miyabe

Natsuo Kirino

Margaret Millar

Ngaio Marsh

Mary Shelley

Doris Lessing

Marie Edgeworth

Helen MacDonald

Edith Wharton

Fred Vargas

Margaret Drabble

Chimamanda Ngozie Adichie

Nawal El Saadawi

Nadine Gordimer

Rita Indiana

Elfriede Jelinek

Clarice Lispector

Toni Morrison

Valerie Mrejen

Hertha Müller

Cynthia Ozick

Alejandra Pizarnik

Marilynne Robinson

Mercé Rodoreda

Beatriz Sarlo

Wislawa Szymborska

Gabriella Wiener

Adrienne Rich

Siri Hustvedt

Selva Almada

Sandra Santana

Cristina Rivera Garza

Diamela Eltit

Tamara Kamenszain

Sylvia Molloy

Y no descarto que haya más elecciones según lleguen novedades editoriales. El caso es que veremos cómo evoluciona. Quiero fomentar, de esta manera, reflexiones distintas, debates distintos. De hecho estaría bien poder analizar las obras desde otras perspectivas.

Es muy ambicioso, pero bueno, veremos cómo se desarrolla. Por lo menos es un subconjunto de mi proyecto (algunas mujeres estaban incluidas) . Y me viene bien por partida doble para ir cerrándolo.

¿Qué pensáis de este proyecto? ¿Os interesa? Espero todos los comentarios que se os ocurran.

¡Buenas lecturas!

Cuentos completos de E. L. Doctorow. Descubrimiento póstumo

CuentosCompletosEl 21 de julio de este año nos dejó el escritor norteamericano Edgar Lawrence Doctorow; mi relación hasta ese momento no llegó ni a turbulenta, estaba basada en la indiferencia, haber oído hablar de él y, sin embargo, no haber probado ninguna de sus obras, novelas por las que era mundialmente conocido. Su muerte desencadenó (como nos ocurre tantas veces) mi acercamiento a su obra, aunque de una manera poco ortodoxa: a través de sus cuentos.

Da la casualidad que en el momento de su fallecimiento la editorial Malpaso estaba preparando una recopilación de todos sus cuentos como se indica al principio de la antología en una nota aclaratoria:

“E. L. Doctorow murió el 21 de julio de 2015 cuando se corregían las pruebas de este volumen. Durante las semanas anteriores colaboró generosamente con Malpaso para perfilar los detalles de una edición (la primera de todos sus cuentos en cualquier lengua) que esperaba con enorme interés. Ya no podrá verla, pero sirva este libro de homenaje póstumo al gran escritor norteamericano.”

Hablaba sobre lo poco ortodoxo de mi acercamiento y lo hacía fundamentado en el buen prólogo de Eduardo Lago, donde el escritor en primer lugar habla sobre las diferencias entre cuentos cortos y novelas a la hora de narrar:

“En un intento de explicar en qué consiste exactamente la diferencia entre la distancia corta y la larga a la hora de narrar, Doctorow puntualizó que en tanto que una novela es el comienzo de una prolongada exploración, el cuento es un organismo vivo que cuando llega al terreno de la imaginación lo hace de manera súbita y con sus rasgos ya perfectamente formados. La distinción, con ser sugerente, no alcanza a explicar la elusiva magia inherente a la manera de fabular de Doctorow, cuyos entes narrativos nunca parecen tener del todo claro lo que son. La publicación de un volumen como el que el lector tiene en sus manos es de una importancia superlativa por dos razones. La primera, que los cuentos de Doctorow, con ser de una calidad excepcional, jamás habían sido reunidos en un solo volumen, ni siquiera en inglés. La segunda, que el escritor del Bronx goza de un inmenso prestigio como autor de algunas de las mejores novelas norteamericanas de las últimas décadas, pero su labor como cuentista ha pasado prácticamente desapercibida.”

Para, al final de dicha reflexión, referirse en segundo lugar a lo atípico que es acercarse a los cuentos de Doctorow teniendo en cuenta que su fama se fundamenta en la calidad de sus obras largas; se esfuerza Lago en definir la sensación que produce está lectura y señala un detalle primordial: la ordenación de los relatos a gusto del propio autor en una lógica solo comprensible por él:

“Leer un cuento de Doctorow es una experiencia estética un tanto desasosegante. No falta nada en estos relatos, y sin embargo dejan en el lector una desazón muy profunda, como si exigieran que ocurriera algo más, cosa que de hecho sucede, sólo que, extrañamente, fuera de la página.

A efectos de esta edición, la ordenación de los relatos completos de Doctorow la estableció el propio autor poco antes de morir, y no coincide exactamente con la de los volúmenes en que aparecieron de manera originaria, sino que obedece a una lógica superior que solo su creador fue capaz de ver. En este sentido resulta altamente significativo que se respete la profunda unidad que constituyen los relatos integrantes de la segunda colección de cuentos de Doctorow, uno de los volúmenes más perfectos salidos de su pluma.”

Acaba definiendo al autor como algo muy distinto en base a esta experiencia lectora; es curioso porque repasando esto me quedo con esa sensación desconcertante:

“[…] en ellos hay algo que no se manifiesta de la misma manera en las novelas mayores. Para decirlo de manera sumaria, como autor de relatos breves, Doctorow fue un escritor más directo, poético y fugaz; más emotivo y cercano; más íntimo y elusivo; más profundo y misterioso; y, a la postre, mucho más desconcertante. Como se ha recalcado, nunca antes había existido en ningún idioma la posibilidad de adentrarse sin restricciones en lo más hondo del lado secreto de la imaginación de un cuentista excepcional que da la casualidad de que se llama exactamente igual que un novelista a quien llevábamos muchos años leyendo con admiración: Edgar Lawrence Doctorow.”

A pesar de que no haya una unidad de estilo ni temática en ellos, esta recopilación da la impresión de desprender una amalgama de historias desconcertante; parece más un ciclo vital de cuentos que una recopilación de relatos individuales. Incluso me atrevería a que el ritmo “in crescendo” en cuanto a su calidad suponen una especie de relato de formación del autor tanto como persona como artista. Cada fragmento configura un avance parcial, de ahí esa sensación incompleta que va tendiendo a completarse según avanzas en la antología.

Me quedo con algunos fragmentos que refuerzan este sentimiento, como en “Glosas a las canciones de Billy Bathgate” en la que un niño le sirve para reflejar su infancia, los recuerdos de una calle, el sabor de un momento:

“Mientras el niño va olisqueando vidas ajenas al pasar ante las casas del barrio, distinguiendo el olor de las naranjas del de los quesos, los pollos, el pescado y los zapatos nuevos hechos con materiales baratos, debe vigilar con pericia lo que tiene detrás y lo que tiene delante. Solo lleva seis o siete años en este planeta, pero ya es víctima de los chicos mayores (negros, irlandeses, italianos) que acechan, merodean y pinchan, invisibles como las agujas de zurcir; de los policías; del encargado de vigilar a los niños que hacen novillos; del Castigo, que le tira de las orejas para arrastrarle de vuelta al orfanato que está a varias colinas de distancia, a varios valles profundos (muy profundos) de distancia, con ascensos y descensos demasiado empinados, demasiado angostos para unos zapatos de goma tan pequeños, para unos calcetines tan caídos, desmadejados.”

Consciente de que lo sensorial es imprescindible para sentirse integrado en una sociedad que te deja abandonado en un solipsismo inevitable y determinista:

“Si a un hombre le quitas la capacidad de sentir, acabará inventando sus propias sensaciones; si le quitas la vista y el oído y no le dejas oler y ni tocar nada, verá, oirá, olerá y sentirá lo que su mente imagine. Esto demuestra que nacemos condenados a la soledad, que nacemos con hambre de mundo y sin poder compartir esa hambre, y que nuestro corazón rebosa soledad y que esa soledad inunda el mundo, y lo empapa hasta que la primavera de los corazones solitarios se queda sin sangre y entonces ese río nuestro se seca.”

De “Jolene: Una vida” aprendemos que la vida cambia en un instante y casi sin que nos demos cuenta, avanzamos, evolucionamos, nos formamos para lo que está por venir, aunque cueste:

“Tenía más de mil dólares en el cajón de su mesilla de noche. Sabía que con el tiempo podría reclamarlos si estaba dispuesta a dejarse interrogar por la policía, pero nada de lo que pudiera sucederle sería tan malo como lo que le sucedería si asumía ese riesgo. Aun cuando no les dijera nada, ¿qué efecto tendría Sal’s Line en las posibilidades de que ella llegara a su decimonoveno cumpleaños que, causalmente era al día siguiente? Él no estaba allí para decírselo.

Y así es como cambia la vida, igual que azota el rayo: en un instante lo que era ya no es lo que es y te encuentras sentado en una roca al borde del desierto, con la esperanza de que pase un autobús y se compadezca de ti antes de que te encuentren allí muerta como un animal cualquiera atropellado en el asfalto.”

De hecho, en “Wakefield” ahonda en la inconsciencia de las decisiones, en que quizá no estemos tan libres como creemos para hacerlo:

“La gente dirá que dejé a mi mujer y supongo que, si nos atenemos a los hechos, eso es lo que hice, pero ¿dónde estuvo la intencionalidad? En ningún momento tuve el propósito de abandonarla. Si acabé  en el desván del garaje, con todos los muebles viejos y los excrementos de mapache, fue por una serie de circunstancias anómalas –y es así  como empecé a abandonarla, sin saberlo, claro está-, pese a que bien habría podido entrar por la puerta como venía haciendo a diario después del trabajo a lo largo de los catorce años y dos hijas de nuestro matrimonio.”

Lo que sí está claro es que la decisión puede no ser entendible a primera vista, pero a larga escala, como todos estos cuentos en un conjunto, forman parte de la transformación que se opera en ti mismo, sólo se podrán entender más adelante:

“Cualquier puede tener un cambio radical de parecer, eso está claro, y no veo, pues, por qué algo así, junto con todo lo demás, habría de ser impropio de mí. ¿Acaso no podía un hombre, después de una vida responsable y conforme a las reglas, verse de pronto arrancado de su rutina y distraído por un ruido en su jardín trasero y apartarse entonces de una puerta para entrar por otra como primer paso en la transformación de su vida? Y he ahí en qué me transformé, algo que no concuerda precisamente con la idea de perfidia masculina al uso.”

Es quizás ese determinismo, esa incapacidad de elegir tu propio destino ante los eventos que se sucede, lo que subyace en cada narración como es el caso de “Integración” donde el autor dota al destino de un papel sagrado venga de donde venga:

“Da igual que el matrimonio lo hayan concertado los padres o un dios borracho […] y que todo se haga por motivos equivocados: da igual. Sea por mediación de la familia o sea por un deseo de ir a vivir a otro país, la cuestión es que subyace el mismo hecho misterioso, actuando a modo de destino. Y una vez consumado, ya no puede haber nada más.”

Lo que está claro es que está sensación no es placentera para el lector, que se enfrenta a momentos que no entiende, momentos que le incomodan, hay un deje particularmente negativo que el autor utiliza una y otra vez para contener lo vital de cada persona; en “La legación extranjera” podemos asistir a otra metáfora de este estilo donde la casa, el hogar, normalmente asociado a lo cotidiano y a la seguridad de cada persona se convierten en receptáculos de vida, contenedores de dicha pulsión, ¿un eufemismo de tumbas?

“Pero por fuera no se notaba que allí hubiese pasado nada de particular. La casa estaba siempre silenciosa, la puerta cerrada, el coche aparcado en la calzada.

Las casas estaban hechas para contener la explosión vital de la gente de la misma manera que las bombas neutralizan las cestas de red de acero de los artificieros de la policía.”

El fantástico relato final, “Vidas de los poetas”, nos lleva a una vida literaria que, puede ser que el autor no viviera de una manera tan vital como podríamos esperar, sus palabras, como todos los cuentos que llevan a este momento nos llevan a una falta de autenticidad  de los creadores literarios; estaba hablando de él mismo o del mundo que lo rodeaba pero esa definición de la fama de los escritores era ciertamente indicativa de un desencanto latente:

“Bueno, pues, anoche, como me sentía muy fastidiado, me decidí a ir a la fiesta de presentación del libro de Crenshaw en el Dakota. Lo que yo quería era sentirme bien y recordar lo que hacemos. Mi estimado colega se ha dado cuenta de que para conservar fama de leyenda literaria le basta con escribir cada tres o cuatro años una novela floja pero llena de circunlocuciones y conseguir que den fiestas en su honor en salones famosos. Es increíble, se cree con derecho a los honores y los consigue.”

Los cuentos de Doctorow nos llevan al descubrimiento de un autor diferente tanto del resto, como de su propia obra novelística, y, francamente, es una antología de relatos muy sólida y satisfactoria a pesar de las dificultades que sientes al leerlas. Todo un logro para la editorial Malpaso y para nosotros, los lectores, que somos los que disfrutamos finalmente.

Los textos provienen de las traducciones de Gabriela Bustelo, Carlos Milla Soler, Isabel Ferrer Marrades y Jesús Pardo de Santayana  de Cuentos completos de E. L. Doctorow en la edición de Malpaso.

Nobel 2015.Vuelven los suecos con sus excentricidades

No tenía claro este año sí iba a hacer un post, pero mira, al final me he decidido aunque no creo que este año vaya a acertar. Pongamos el contexto en primer lugar. El año pasado el ganador fue el insulso Patrick Modiano, uno de esos que tanto les gustan a los suecos, arrebatándoselo en última instancia al favorito N’gugi Wathiong’o. Este año, la cosa sigue más o menos igual en los primeros puestos como podemos ver en la ya tradicional página de apuestas de Ladbrokes

Apuestas_Nobel

Siendo los cinco primeros unos clásicos en estas lides:

Svetlana Aleksijevitj       5/1

Haruki Murakami            6/1

Ngugi Wa Thiong’o          6/1

Philip Roth                         10/1

Joyce Carol Oates            12/1

La elección de Munro hace dos años sigue inhabilitando a los norteamericanos durante bastante tiempo; con lo cual nos quedarían tres. Murakami también lo tiene difícil por la historia habitual del Nobel, Mo Yan está todavía demasiado cerca para que escojan un oriental otra vez, y cuando esté cerca lo va a tener reñido con “nuestro amigo surcoreano” Ko Un. Dicho esto y tras las típicas conversaciones que mantenemos en twitter con el hashtag #ElClubdelNobel  (lo más divertido con diferencia de este fenómeno mediático) mis apuestas van a ir por diferentes frentes temáticos que paso a enumerar.

-El bloque africano, siguen vigentes sus posibilidades desde el año pasado tanto el caso del pobre N’gugi Wathiong’o como Adonis, otro de los que llevan tiempo entre los primeros, pueden resultar dos opciones muy viables para la academia sueca. Este año además los de PRH han aprovechado las fechas para reeditar y publicar libros del primero. Por fin podemos leer al famoso N’gugi. 

-Este año cobra importancia el bloque hispanohablante: el efecto Vargas Llosa ha pasado un poco (en lo literario, ya sabemos que en otras cosas no…) y podría ser posible que ganara  nuevamente uno de los nuestros, César Aira ha subido bastante en las apuestas, de los españoles Goytisolo y Marías cobran cada vez más fuerza. Quién sabe.

-Nada desdeñable es el bloque de europeos poco habituales, aquellos que no entran en los países más típicos, Svetlana es la más potente candidata, pero hace poco de la última mujer, luego vendrían los Fosse, Kadaré, Nadas, etc. exóticos y con un perfil que les gustaría a los suecos, sobre todo ahora que llevan dos años seguidos de perfiles más comerciales.

¿Y mis favoritos? Poco importan a estas alturas, en posts anteriores en el blog podéis ver algunos de ellos pero guardo pocas esperanzas con ellos.

Veremos lo que sucede este jueves.

¡Buenas lecturas!

Resumen Septiembre 2015.Disfrute ante todo

lapuertabroncePasan los meses, pasan los libros, algunos con más pena que gloria. Pero siempre con algo que aportar. Este mes de septiembre se ha caracterizado por la variedad nuevamente, aunque no he tenido mucha novela de género, lógico tras dos meses como los que he dedicado a policiaco. Ha sido un mes fantástico, os relato mis lecturas a continuación:

El rancho de la U alada de B. M. Bower, en el enlace podéis pinchar para ver la reseña que hice al comienzo del mes.

Mi vida como hombre de Philip Roth, poco más puedo añadir al comentario extenso que tenéis pinchando en la imagen. Los comienzos de Zuckerman.

Todos deberíamos ser feministas de Chimamanda Ngozie Adichie,  extraño formato el escogido por la editorial para publicar el discurso que dio la nigeriana en las charlas TED; de todos modos, el precio es razonable y el contenido muy necesario; la autora particulariza su situación a Nigeria pero el caso es extrapolable a cualquier país y ahonda en la necesidad de establecer un discurso feminista desde el ámbito de la mujer y el hombre; para ello profundiza en los fenómenos machistas que se viven por costumbre, que se encuentran englobados en lo tradicional o, dicho de otra manera, en lo estructural y establecido por defecto en una cultura. Imprescindible lectura tanto para hombres como para mujeres, aunque duela es necesario darse cuenta de lo que está inherentemente aceptado siendo parte del machismo.

End Zone by Don Delillo, especialmente recomendado para los aficionados al fútbol americano, más que para los aficionados a Delillo.

Cuentos completos por E.L. Doctorow, parece mentira que haya tenido que conocer al autor precisamente por su faceta menos conocida. No es mala opción como explicaré en su reseña. 

Sonetos by William Shakespeare, más información sobre ella y las peculiaridades del gran William Shakespeare en el título. 

El patriarcado del osito Teddy de Donna Haraway, Haraway no se conforma con alertarnos de la estructuralidad asociada al feminismo sino que la extiende más allá. Este es uno de esos libros que nos ofrece una apertura a temas de los que, inconscientemente, no nos habríamos dado cuenta. Y eso es de agradecer.

El cuaderno perdido de Evan Dara, todos los años Pálido fuego nos sorprende con algún título de alto nivel, este año ya han cumplido con esta excepcional obra de Dara. En breve me extenderé más.

El-marciano-Andy-WeirLa puerta de bronce y otros relatos de Raymond Chandler, curiosísima la propuesta de Cátedra que se centró en tres relatos del autor con más que evidentes careos con la ciencia ficción-género fantástico. Los relatos que aparecen son «Verano inglés», melodrama de tintes góticos; «El rapé del profesor Bingo», vuelta de tuerca sobre el tema del hombre invisible, y «La puerta de bronce», que presenta una misteriosa entrada a otro mundo de claras reminiscencias lovecraftianas. La calidad es diversa, resintiendo un poco el resultado global, pero la introducción de Julián Díez es completísima y se centra en el autor, su obra e incluso la poética del escritor norteamericano. Solo por ese texto (que ocupa más de la mitad) valdría la pena tener este libro. 

El marciano de Andy Weir, es totalmente lógico el éxito de esta novela y su posterior película, no tanto por el tema tratado, un “survival” de toda la vida, sino por la ambientación exótica: sobrevivir en Marte. Sus virtudes son indudables, se lee muy rápido por el estilo ágil del autor, sin artificios; el escritor sabe cómo hacer cercanos temas aparentemente lejanos relacionados con la ciencia, sabe explicar desde el cultivo de patatas hasta la propulsión de una nave pasando por cómo obtener oxígeno y resulta lógico cuando lo estás leyendo; está lleno de buen humor, y eso siempre es de agradecersolo podríamos acusarle por lo facilón del final y porque  el estilo ciertamente no es para tirar cohetes. Pero a estas alturas poco importa, nos ha hecho pasar un muy buen rato.

Personae de Sergio de la Pava, es inconcebible que este libro esté publicado. La traducción realizada por el propio autor convierte el texto en una amalgama de palabras sin sentido ni concierto. Es prácticamente ilegible. Y la culpa no creo que haya sido solamente del propio autor sino que parte de ella hay que repartirla con la editorial que permite que este engendro salga a la venta y engañe a los lectores que disfrutamos con gozo de su excepcional primer libro. Una verdadera pena. Dinero malgastado.

Hollywood gótico de David J. Skal, ¿quién dijo que los ensayos no pueden ser divertidos? Skal es un especialista en coger temas tan interesantes como este (“la enmarañada historia de Drácula”) y relatarlos con la suficiente amenidad (hasta tratándose de intrigas de derechos). Me extenderé más adelante con él. 

Papá Piernas-largas de Jean Webster, ya lo he dicho en el enlace, una verdadera delicia.

la-sonrisamarfilCarpe Diem de Saul Bellow, me temo que no he acertado con el primer libro que leía de Bellow, gracias a sabios consejos de grandes lectores enderezaré esta situación para coger próximos libros suyos. No es que sea malo, ¡para nada! Se lee con gusto y puedes ver trazas de lo que puede hacer pero el resultado es tremendamente irregular para emitir una opinión más en firme sobre el autor. Habrá que esperar.

El buen relato de J. M. Coetzee y Arabella Kurtz, sorprendente mezcla de psicoanálisis y saber literario que funciona mejor de lo que se podría esperar, y sin indigestiones. En breve la reseña más completa.

La sonrisa de marfil de Ross MacDonald, vuelvo a los libros del gran MacDonald con un Lew Archer incisivo y cínico en una trama de secuestro que deviene en unos cuantos asesinatos. Lo bueno del escritor es que nada es lo que parece y vuelve demostrarlo hasta la última página con un giro inesperado.  Puede que no sea la mejor, pero es un entretenimiento de mucha calidad.

Y eso ha sido todo este mes. Sobre el siguiente no os sé poner qué es lo que tocará porque depende de los sitios donde pongo contenidos. Quizá os sorprenda lo que vaya llegando.

Pero siempre y ante todo, buenas lecturas a todos.

Papá Piernas-largas de Jean Webster. Relato de formación desde la inocencia

papa_piernas_largas“Jerusha tenía imaginación: una imaginación que, según Mrs Lippett, le traería más de un problema si no tenía cuidado, pero por mucho que la usara no conseguía ver más que el umbral del hogar al que quería entrar. Tenía diecisiete años, era pobre, decidida, de espíritu aventurero, pero nunca había puesto el pie en el interior de una casa normal. No era capaz de pintar en su mente la vida diaria de aquellos otros seres humanos, los que seguían con sus cosas sin huérfanos que los incomodaran.”

Esta es la encantadora descripción que Jean Webster (1876-1916) le dedica a la inocente, imaginativa y subyugadora Jerusha (o Judy); una huérfana que sentirá como toda la vida le da un vuelco cuando se encuentra, de golpe y porrazo, con un mecenas que quiere financiar su vida con unas condiciones ciertamente curiosas:

“-Este señor se ha quedado al final para hablar conmigo de las condiciones, que son muy poco habituales. El caballero, he de decir, es algo excéntrico. Pero tú le has parecido original, y tiene el objetivo de que estudies para ser escritora.

-¿Escritora? –Jerusha no podía pensar, solo repetir las palabras de Mrs Lippett.

-Ese es un deseo; si se hace realidad o no, ya lo veremos. Quiere darte una asignación mensual muy generosa… yo incluso diría que, para una chica de tu edad que nunca ha tenido que gestionar el dinero, demasiado generosa. Pero me ha explicado su plan con todo detalle, y no me pareció que quisiera oír mis sugerencias.”

En efecto, que se centre en su carrera de escritora y para ello la obliga a que cada mes le escriba una Daddy_Long_Legs_-_page_35carta contándole cómo le va yendo; esto convierte el relato de formación en un relato de formación artística paralelo, ya que se puede ir comprobando la evolución de la escritura página a página según avanza la historia. Lo mejor de todo es que este relato se fundamenta en la inocencia de la protagonista, todo se convierte en un descubrimiento, por la novedad que supone a pesar de la edad que tiene. Este “sense of wonder” es continúo en cada una de las cartas y va teñido en ocasiones de una cierta tristeza, como cuando se refiere a su vida anterior en el orfanato:

“Yo he sonreído un poco y he dicho que no, que creía que lo podría superar. Al menos hay una enfermedad que nunca voy a sufrir, que es la nostalgia del hogar. Nunca se ha oído hablar de nadie que eche de menos el orfanato, ¿verdad?”

El siguiente párrafo con ese tono inocente y desenfadado que utiliza la escritora transmite a la perfección esa maravillosa ignorancia ante todo lo que descubre, sobre todo en el terreno literario:

“Nunca he oído hablar de las cosas que sabe, simplemente por contagio, la mayoría de las chicas que tienen una familia como es debido, y una casa, y amigos, y biblioteca. Por ejemplo: no he leído los libros de Mamá Oca, ni David Copperfield, ni Jane Eyre, ni Alicia en el país de las maravillas, ni una sola página de Rudyard Kipling. No sabía que Enrique VIII se había casado más de una vez, ni que Shelley fuera poeta. Tampoco sabía que las personas, tiempo atrás, eran monos, ni que eso del jardín del Edén no es sino un mito precioso. Tampoco sabía que R.S.L. significa Robert Louis Stevenson, ni 5940782_origque George Eliot era mujer. No había visto en mi vida una reproducción de la “Mona Lisa” ni (esto no se lo creerá, pero es cierto) sabía quién era Sherlock Holmes.”

La evolución del personaje es continua, lo que al principio supone una verdadera incomodad luego es parte de una familiaridad que estabiliza una vida que, hasta ahora, estaba perdida en el ostracismo de la soledad; por primera vez, empieza a sentir que es parte de un mundo del que sentía desvinculada:

“Es una sensación muy agradable la de regresar a algo que me es familiar. Ahora me siento ya en la universidad como en casa, al cargo de la situación. De hecho, empiezo a sentirme en el mundo como en casa; como si realmente yo formara parte de él, no como una intrusa por lástima.

Estoy segura de que a usted lo que trato de decir le suena a chino. No es posible que alguien de la importancia de un patrono comprenda los sentimientos de alguien de la insignificancia de una huérfana.”

Parte importante de este continuo descubrimiento e inclusión en el mundo viene de su socialización, gracias a la cual, se dará cuenta del valor que puede tener una familia, sobre todo en su caso particular:

“Y qué decir de la familia. Yo no me había imaginado nunca que una familia fuera algo tan agradable. Sallie tiene padre, madre y abuela, y una hermanita de tres años que es la cosa más rica, toda llena de ricitos, otro hermano mediano que siempre entra en la casa con los zapatos llenos de barro, y uno mayor y guapo que se llama Jimmie y que está en tercer curso en la universidad de Princeton.

Las comidas todos juntos son divertidísimas: ríen y hablan todos a la vez y no se bendice la mesa antes de empezar. Me resulta un alivio no tener que dar gracias a alguien cada vez que me llevo el tenedor a la boca (seguro que esto es una blasfemia pero hasta usted diría alguna si hubiera tenido que dar gracias por obligación tantas veces como yo hasta ahora).”

Papá-piernaslargas se convertirá, según crece Judy, en su único vínculo de tipo familiar;  el único ancla que le ata a una vida de normalidad que anhela sobre todo ahora que la ha conocido; lo bueno de esta evolución es que es muy madura, no duda en devolver dinero que no cree que merezca a pesar de la generosidad de su patrocinador:

“Pero la cuestión es que tenía que devolvérselo. Entiéndalo, yo no soy como las demás chicas, que pueden aceptar regalos de la gente con naturalidad. Ellas tienen padres y hermanos, y tías y tíos; relaciones que yo no puedo establecer con nadie. Me gusta fingir que es usted algo mío, por jugar con esa idea, pero por supuesto sé que no es verdad. Yo, realmente, estoy sola, acorralada frente al mundo, y cuando lo pienso en esos términos siento que me falta el aire. Entonces trato de olvidarlo, y vuelvo a fingir. Pero usted tiene que darse cuenta, Papá, de que no puedo aceptar más dinero del necesario, porque algún día querré devolvérselo y, aunque llegue a ser una gran escritora como espero, no seré capaz de afrontar una deuda tan increíblemente cuantiosa.”

Daddy_Long_Legs_-_page_40Es por esta madurez por la que es capaz de discernir que no todas las familias son maravillosas, que vive en un mundo donde lo superficial puede ahogar lo verdaderamente real:

“He pasado allí unos días interesantísimos, y muy esclarecedores, pero… ¡qué contenta estoy de que esa familia no sea la mía! De verdad que prefiero provenir del orfanato John Grier. Por muchos que sean los aspectos lamentables de cómo me criaron allí, al menos nadie fingía lo que no era. Ahora ya sé lo que quiere decir la gente cuando habla del peso de las cosas: el ambiente materialista de esa casa es aplastante y creo que no respiré a gusto hasta que no me vi en el tren de vuelta. Allí todos los muebles son labrados, tapizados y preciosos, todas las personas a las que conocí iban maravillosamente vestidas, y hablaban bajito y con los mejores modales, pero de verdad le digo, Papá, que no oí ni una frase de verdadera conversación desde que llegué hasta que me fui. Y no creo que por la puerta principal cruzara ni una sola idea.”

El final de este recorrido es una pequeña sorpresa que transforma lo anteriormente leído sacándonos una mezcla de sonrisa y emoción que es ciertamente deliciosa. Estamos ante una pequeña esencia que se puede disfrutar desde la óptica infantil-juvenil tanto como desde una perspectiva adulta. Además, toda la edición viene aderezada con los dibujos originales de la escritora que muestran perfectamente acordes a lo narrado. Una verdadera suerte disponer de esta nueva edición de un clásico que había quedado relegado a un injusto olvido.

Los textos provienen de la traducción de María Sierra de Papá Piernaslargas de Jean Webster para la editorial Turner.

Roberto Devereux en el Teatro Real.El poder de las grandes voces

Publicada originalmente en la web de Ópera world en este post.

Roberto Devereux en el Teatro Real: el poder de las grandes voces

Parece que la mayoría de críticos que asistieron al estreno no acaban de entender la elección de esta producción para comenzar el año y sin embargo, a mí me queda bastante claro. De hecho estoy seguro de que Joan Matabosch ha marcado un check de cumplimiento en su hoja de ruta anual. Y no solo porque haya traído una de las óperas que más le gusta del prolífico autor italiano al Teatro Real, sino porque el público empieza a comprobar una estrategia distinta donde el belcanto es posible y es refrendada por el poder de las grandes voces de dos maestros en esto: Mariella Devia y Gregory Kunde. Dos intérpretes veteranos que consiguen con cada intervención arrancar aplausos y “bravos” a un público que, en apariencia, era considerado frío y que sin embargo, disfruta de la música en plenitud que les ofrecen y lo agradece con verdadera desmesura, hasta el punto de que al final la mayoría comenta “Pues la producción no era tan fea.” Conseguir devolver la ilusión al público parece imprescindible y este es un gran comienzo.

Hay que reconocer que la producción de Alessandro Talevi de Roberto Devereux en el Teatro Real es bastante poco afortunada en casi cualquier aspecto; dos ideas rondaron la cabeza y sobre ellas construye una producción donde falta un hilo conductor más allá de llenar de oscuridad el ambiente y la comparación de la reina Isabel con una viuda negra. No existe prácticamente dirección escénica, cuando se llena de personas el escenario se quedan estáticos observando, sin ninguna finalidad y encima no es funcional, en medio de los actos hay cambios de escenas que cortan la acción que debería seguir; por si fuera poco el artefacto mecánico sobre el que se monta la reina hace un ruido del demonio y enmascara un poco la música. Ciertamente olvidable.

Campanella viene siempre con la vitola de especialista belcantista y bueno, tampoco es que deslumbre, no se le puede negar su extrema atención al trabajo de los solistas para apoyarles y dejarles que sobresalgan ante todo, consiguiendo un gran equilibrio entre orquesta, cantantes y coro; sin embargo la música no fluye como debería, por ejemplo en la obertura en la que va de menor a mayor intensidad, sin sacar todo el jugo a una partitura muy interesante; aún así su labor es muy correcta aunque no llegue a los umbrales de excelencia deseables; la orquesta titular sigue en un punto intermedio donde va mejorando poco a poco pero se notan desajustes, especialmente en metales, demasiadas dudas.

Escena de Roberto Devereux en el Teatro Real

Devia no tiene la voz adecuada para cantar ahora mismo a Elisabetta; es un hecho comprobado que denota una falta de graves que den consistencia a un papel que necesita esta convivencia para ser abordado con la perfección que necesita, eso que hizo sin asomo de dudas nuestra gran Montserrat Caballé hace ya algunos años; tampoco es que esté en el mejor momento de su carrera pero nadie puede dudar de la gran artista que es y el pasado viernes lo volvió a demostrar con una excelente caracterización del papel y sin necesidad de irse a sobreagudos no escritos pero con un gusto inigualable por el canto legato y con una voz que enamora desde el primer instante por su capacidad de transmitir el papel de la atormentada reina; un verdadero recital sobre cómo se debe cantar belcanto dotándole además de una grandísima capacidad dramática, memorable su “Quel sangue versato”, uno de esos momentos que se te quedan grabados a fuego.

¿Qué tenor puede cantar en menos de un mes y medio los dos Otellos (Rossini y Verdi), Manrico de Il trovatore y este Roberto Devereux en el Teatro Real sin morir en el intento y sin pifiarla en ninguno? En efecto, Gregory Kunde es de los fenómenos más extraños y estratosféricos que se pueden escuchar hoy en día. Podríamos llamarlo tenor dramático de coloratura si dicha acepción fuera habitual pero es que solo se puede aplicar a él. Había gran expectación por verle por fin en Madrid y cumplió todas las expectativas. Es inconcebible que un tenor con tal facilidad para la coloratura sea capaz de dotar de tal proyección a su voz y todo ello con una excelente afinación, capaz de variar entre un canto sentido matizado y demostraciones de tenor heroico con un fiato que (como el de Devia) asusta por su infinita capacidad, hasta en los recitativos demuestra su canto pulcro y con gran carga teatral. Un artista inolvidable que lo bordó también.

Sorpresa más que agradable la Sara de Silvia Tro Santafé, empezó con una frialdad que no podía vaticinar el desborde tanto en actuación como en voz en segundo y tercer acto excelentes; especialmente el dúo con Roberto fue apoteósico, arrancando gritos de un público que ya estaba rendido al trabajo de los solistas principales; qué tersura en las voces medias y qué potencia en los agudos a pesar de alguna pequeña desafinación. Bien, aunque un poco por debajo de los anteriores, el más limitado Marco Caria, que, contagiado por el buen hacer de sus compañeros intentó sacar lo mejor de sí mismo con el resultado de una más que adecuada actuación además de brindarnos con agudos bien colocados y proyectados. El resto de papeles cumplieron sin aspavientos. El coro estuvo igualmente a buen nivel en sus momentos, especialmente las voces masculinas, de las que sigo pensando que están últimamente un poco por encima de las voces femeninas. El resultado fue, de todos modos, el esperado en cuanto a precisión y fortaleza.

Noche mágica, noche de verdadero deleite para los asistentes. Es el poder de las grandes voces: son capaces de cambiar cualquier percepción. Buen comienzo de temporada.

Las fotos pertenecen a Javier del Real.

End Zone de Don Delillo. Demasiado fútbol

don-delillo-end-zoneEn octubre Seix Barral (otro de los sellos de Planeta, por si alguien no lo sabe) nos trae la última novela que nos faltaba por tener publicada de de Don Delillo, se trata de End Zone que aquí se ha traducido con el equívoco nombre Fin de campo; y digo que el nombre puede llevar a error por el contenido que se puede encontrar el lector:

“The ball was spotted at our 33. Dennis Smee moved along the line, slapping helmets and pads. Jessup sat next to me on the bench. Blades of grass were stuck to the dry blood on his face. Centrex shifted into a tight-T. Halfback picked up four. Telcon kept for six. Halfback went straight ahead for nine. Halfback went straight ahead for eight. Fullback went off-tackle for four. Fullback went straight ahead, taking George Dole into the end zone with him. The extra point was good.

“Fee-uck,” Jessup said.

“It’s all over.”

Sí, fútbol americano, mucho, un capítulo entero dedicado a un partido con toda la terminología e incluso hay una advertencia del autor antes de empezarlo:

“(The spectator, at this point, is certain to wonder whether he must now endure a football game in print –the author’s way of adding his own neat quarter-notch to the scarred bluesteel of combat writing. The game, after all, is known for its assault-technology motif, and mumerous commentators have been willing to risk death by analogy in their public discussions of the resemblance between football and war. But this sort of thing is of little interest to the exemplary spectator.”

Y no anda desencaminado, en inglés se me hizo cuesta arriba, no tanto por la terminología que acabas cogiendo tras un montón de consultas al diccionario, sino porque es un deporte que no me fascina demasiado, ni lo comprendo ni le encuentro ningún tipo de interés (el béisbol es más entretenido). Me sacaba de la narración cada dos por tres.

fin-de-campo-don-delillo-trabalibrosEnd Zone traducido como “zona de anotación” o “zona final” pegaría más con la terminología asociada a lo que puedes encontrarte en él. La traducción escogida lleva a la parte más metafórica con la amenaza nuclear que se toca también de alguna manera. Pero, sinceramente, si quisiera recomendar a alguien leer a Delillo no le recomendaría este libro por el fuerte peso de lo autóctono y su conexión más que profunda con un deporte que en Europa no es demasiado popular.

Lo que no quiere decir que el libro tenga destellos de lo que el autor desarrollará más adelante, bueno, y cosas que perderá, como es el buen humor:

“You‘re saying that what I learn on the gridiron about sacrifice and oneness will be of inestimable value later on in life. In other words if I give up now I’ll almost surely give up the the more important contests of the future.”

“That’s it exactly, Gary”

“I’m giving up.” I said.

Un humor que, en alguna ocasión más irreverente, mezcla con el sempiterno asunto de la culpa en el pueblo judío de una manera bastante ocurrente:

“Why don’t you want to be Jewish anymore?”

“I’m tired of the guilt. That enormous nagging historical guilt.”

“What guilt?”

“The guilt of being innocent victims.”

“That changes the subject.”

“Also the predicate and the object.” He said.

Quizá me pilló un poco a contrapié esta reflexión sobre la cualidad de comodidad que nos dan los clichés a nuestra vida; aunque es cierto que entrarían dentro de esas rutinas que necesitamos para estar estables; lo cual no quiere decir que esté de acuerdo con su proliferación:

“Most lives are guided by clichés. They have a soothing effect on the mind and they express the kind of widely accepted sentiment that, when peeled back, is seen to be a denial of silence. Their menace is hidden with the darker crimes of thought and language. In the face of death, this menace vanishes altogether. Death is the best soil for cliché. The trite saying is never more comforting, more restful, as in times of mourning. Flowers are set about the room; we stand very close to walls, uttering the lush banalities.”

Los dos últimos textos que os traigo vienen a colación sobre uno de los temas más importantes en la carrera de Delillo: la influencia tóxica de la tecnología para todos los ámbitos de nuestra vida.  En el primero de ellos la asocia a la eliminación del carácter individual de cada persona y la emparenta directamente con su capacidad de destrucción, para el mundo la mejor tecnología es aquella capaz de traer más obliteración (en la guerra o en otro ámbito parecido por extensión):

“I don´t think we care too much about individual bravery anymore. It´s better to be efficient than brave. So that’s it then. It’s regrettable but there it is. And your technology isn’t any good if it can’t beat the enemy’s. Your weapons have to be more efficient than theirs, more reliable, more accurate, more deadly. Your technology has to reach peak efficiency. It has to stretch itself out, overreach itself; it has to improve itself almost instantaneously. It won’t do this without the stress of war. War brings out the best in technology.”

Y esta identificación violencia-destrucción con la tecnología le sirve, a continuación, para referenciarla a la crisis de un sistema de valores que valora cada vez más esa violencia cuando se la tergiversa, dándole incluso un valor positivo en el colmo de nuestra civilización.

“We all know that life, happiness, fulfilment come surging out of particular forms of destructiveness. The moral system is enriched by violence put to positive use. But as the capacity for violence grows in the world, the regenerative effects of specific violent episodes become less significant. The capacity overwhelms everything. The mere potential of one form of violence eclipses the actuality of other forms. I am interested in these things. I am also interested in the discontinuation of contractions. Medial letters are as valid as any others. I have already begun to revise my speech patterns accordingly.”

Posibles lectores futuros de Fin de campo, evaluad si os puede gustar con este comentario. El que avisa, no es traidor.

Mi vida como hombre de Philip Roth. Comienza el juego

mi-vida-como-hombre-ebook-9788499896083“-¡Vuelve a tocarlo, Philly –le dijo el padre, furioso-, y te verás hablando con los atunes, te lo prometo! Te verás hablando con las anguilas.

Pero una vez de regreso en la pensión donde los Zuckerman pasaban sus quince días de vacaciones, Nathan, por primera y única vez en su vida, fue azotado con un cinturón por haber estado a punto de sacarle un ojo a su tío mientras hacía payasadas con el maldito anzuelo. Lo dejó atónito que el rostro de su padre estuviese tan bañado en lágrimas como el suyo propio cuando hubo terminado la paliza de tres correazos y le pareció más sorprendente aún que inmediatamente después se encontrase estrechado entre los brazos del padre.”

y…

“NOTA AL LECTOR

Las dos historias de la primera parte, Ficciones útiles, y la narración autobiográfica de la segunda parte, Mi verdadera historia, han sido extraídas de los escritos de Peter Tarnopol”

No deja de ser curioso que, siendo esta la primera aparición real del álter ego del autor Nathan Zuckerman, nunca aparezca relacionada con la serie de novelas relacionadas con él. El primer texto, ficcional (como nos dice la nota al lector al principio del libro), introduce el que será el personaje más famoso creado por Roth y lo hace a través de otro de sus álter egos, Peter Tarnopol. De hecho, en esa primera parte tenemos toda una declaración de intenciones que nos lleva a uno de los juegos que desarrollará y evolucionará el norteamericano hasta las últimas consecuencias:

“La historia de los sufrimientos de Zuckerman exige un enfoque mucho más serio que el que se juzgó apropiado para el relato de su apacible época de candor juvenil. Narrar con fidelidad los infortunios de Zuckerman entre sus veinte y sus treinta años exigiría un sondeo más profundo, un sentido más sombrío de la ironía, una voz grave y reflexiva en lugar de aquel punto de vista olímpico y divertido… o quizá lo que necesite una historia así no sea gravedad ni complejidad, sino autor capaz de verla como la sencilla comedia de cinco mil palabras que bien podría haber sido. Por desgracia, el autor de este relato –que ha experimentado por sí mismo infortunios similares, y aproximadamente a la misma edad-, no tiene dentro de sí ni siquiera ahora, mediada la treintena, lo que le permitiría relatar esa historia de un modo breve o en un tono divertido. “Por desgracia”, porque el autor se pregunta si no será esto, antes que el infortunio, la medida del hombre.”

“Para terminar, en la mejor tradición de la narrativa, la historia de ese Zuckerman en ese Chicago se la dejo a los escritores que viven en el vistoso presente americano, y cuyas extravagantes novelas cato desde la distancia, para que traten lo improbable, lo absurdo y lo insólito de una forma diferente a la directa y reconocible.”

En mi caso, debido a no haber seguido estrictamente el orden cronológico, ya había leído las cuatro partes que se reúnen bajo el nombre de Zuckerman encadenado y La contravida y este libro actúa como presagio de lo que iba a venir, como una prolepsis que Roth tenía ya en la cabeza y que pensaba acometer tras los experimentos que suponen sus primeras obras; esa capacidad de Roth (como Piglia o Vila-Matas) de expresar sus pensamientos a través de sus contrapartidas literarias, es lo que hace difícil recomendar su obra al lector de a pie, sobre todo porque un libro solo constituye una única pieza de un puzle mayor, mucho más complejo.

A través  de la identidad de Zuckerman empieza a afrontar la relación del escritor con su obra y, al mismo tiempo, presentar rasgos de su personalidad que irá fragmentando a través de otros pseudónimos ficticios (o no tanto), como es el caso de Tarnopol, el escritor que inventa a Zuckerman y que, curiosamente, fue tratado por el mismo psicoanalista  de Portnoy, Otto Spielvogel:

“De 1962 a 1967, el señor Tarnopol fue paciente del psicoanalista Otto Spielvogel de la ciudad de Nueva York, cuyos artículos sobre la creatividad y la neurosis han aparecido en numerosas publicaciones especializadas, sobre todo en Fórum Norteamericano de Estudios Psicoanalíticos, del cual es colaborador. El señor Tarnopol es considerado por el doctor Spielvogel uno de los más destacados narcisistas jóvenes del mundo de las artes nacional. “

En boca de Spielvogel Tarnopol es un narcisista (¿está Roth hablando de sí mismo?) y es  evidente que Zuckerman va a ser su gran proyecto futuro, me encanta el símil musical ya que resume a la perfección los juegos literarios que se desencadenarán, como una fuga en la que cada libro tendría su contribución pintando historias con pequeñas variaciones que se van superponiendo:

“En busca del desastre (uno de los cuentos que le envié) se vería tal vez ampliado en una obra más extensa, ambientada en Italia, sobre un Zuckerman cargado de remordimientos y su bella hijastra: se trata de las típicas reflexiones posfreudianas sobre motivos inspirados en Ana Karenina y Muerte en Venecia. “¿Esto es lo que piensa usted hacer, o continuará escribiendo variaciones sobre Zuckerman hasta haber construido una especie de fuga completa en el género de la ficción?” “Sí, esas ideas son muy buenas –tuve que decirle al hombre, que estaba allí con mi cheque en la mano-, pero lo que estoy haciendo podría describirse más bien como un modo de intentar abrirme camino a puñetazos desde el interior de una bolsa de papel.”

Todo este juego que nos propone es solamente visible desde la óptica del lector avanzado de Roth, el libro en sí mismo se puede quedar para un lector ocasional es una historia en la que brilla con luz propia el protagonista y sus problemas con las mujeres de diversa índole; es este uno de esos libros en el que un análisis superficial pintaría un Roth  machista que atribuye características muy negativas a todas las mujeres con las que se encuentra:

“En este momento no recibo consejos de nadie en lo referente a Susan. Estoy aquí para estar libre de consejeros… y de tentaciones. ¿Susan, tentación? ¿Susan, hechicera? ¡Vaya palabra para calificarla! A pesar de todo, nunca me ha dolido tanto la añoranza de alguien. Como se suele decir, hemos pasado mucho juntos, y no del mismo modo en que “lo pasamos” Maureen y yo. Con Maureen era la monotonía implacable de la lucha, algo que casi me hizo perder la razón. Por mucho razonamiento, inteligencia incluso fuerza bruta a que recurriese para hacer frente a nuestro conflicto, nunca logré cambiar nada. Todo lo que hacía era inútil, incluso, por supuesto, no hacer nada. Con Susan había lucha, sin duda, pero también ciertas compensaciones. Las cosas cambiaron. Nosotros cambiamos. Hubo progreso, evolución, transformaciones maravillosas y conmovedoras en todos los aspectos.”

Aunque siempre nos deja perlas referentes al papel de la literatura en nuestras vidas, es evidente que para el autor norteamericano sus experiencias con mujeres nunca podrán igualar lo que ha vivido gracias a la lectura y no duda en expresarlo cada vez que se presenta la oportunidad:

“Si no me hubiera sentido tan fascinado por aquellas complicadas ficciones cargadas de angustia moral, tal vez no habría dado nunca aquel paseo de ida y vuelta hasta el Upper West Side y nunca habría llegado a tomar la que entendía como la única decisión “honorable” para un hombre moralmente tan “serio” como yo. A pesar de todo, no es mi intención atribuir mi ignorancia a mis maestros, ni mis delirios a los libros. Los maestros y los libros siguen siendo lo mejor de mi vida, y si no hubiese albergado un sentido tan grandilocuente de mi honor, de mi integridad, de mi deber como hombre y de la “moralidad en sí”, quizá no habría sido tan susceptible a la educación literaria y a los placeres que esta conlleva.”

Teniendo en cuenta estos dos últimos ingredientes, es profundamente sintomático que el último capítulo de la segunda parte lleve el título de “Libre” ya que conlleva varias facetas de lo que él entiende como libertad: por un lado su vida como hombre, cómo él mismo, reafirmado en su personalidad y su forma de ser, libre de la influencia perniciosa de las mujeres con las que se ha encontrado; por el otro, la libertad de crear a Zuckerman y desencadenar su futura identidad, su futura relación con la literatura a través del personaje y la composición de esa fuga literaria de la que hablaba con anterioridad. ¡Música maestro!

“Y entonces, con los ojos anegados en lágrimas y los dientes castañeteando, y lejos de parecer un hombre cuya némesis ha dejado de existir, un hombre que vuelve a ser dueño y señor, me volví hacia Susan, que seguía sentada allí, con el abrigo puesto y un aspecto (para mi sorpresa) tan indefenso como el día que la conocí. Seguía allí sentada, esperando. “Oh, Dios mío…-pensé-,  ¡y ahora tú! ¡Tú siento tú! ¡Y yo! ¡Este yo que es yo siendo yo y ningún otro!”

Los textos provienen de la traducción de Lucrecia Moreno de Sáenz y Mercedes Mostaza de Mi vida como hombre de Philip Roth  con revisión de Lourdes González para Debolsillo.

Sonetos de William Shakespeare. El bardo y sus lindezas

SonetosTenía yo entre mis manos la edición de los Sonetos de William Shakespeare a cargo de Bernardo Santano Moreno que sacó el año pasado Acantilado; una edición que consta de una traducción en prosa (a pie de página) y otra en verso, más poética, al lado de la edición en la lengua original y a la que solo se le echan en falta algunas notas que expliquen ciertos términos que se  dan por sentados; dicho lo anterior, la edición es más que disfrutable de la forma en que está planeada.

Bueno, a lo que iba, de la carrera recordaba lo enrevesado que era nuestro “Will” y podéis  comprobarlo por vosotros mismos en los siguientes sonetos (135 y 136):

 

135

“Whoever hath her wish, thou hast thy Will,

And Will to boot, and Will in overplus;

More than enough am I that vex thee still,

To thy sweet will making addition thus

 

Wilt thou, whose will is large and spacious,

Not once vouchsafe to hide my will in thine?

Shall will in others seem right gracious,

And in my will no fair acceptance shine?

 

The sea all water, yet receives rain still

And in abundance addeth to his store;

So thou, being rich in Will, add to thy Will

One will of mine, to make thy large Will more.

 

Let no unking, no fair bessechers kill;

Think all but one, and me in that one Will.”

 

136

“If thy soul check thee that I come so near,

Swear to thy blind soul that I was thy Will,

And will, thy soul knows, is admitted there;

Thus far for love my love-suit, sweet, fulfil.

 

Will will fulfil the treasure of thy love,

Ay, fill it full with wills, and my will one.

In things of great receipt with ease we prove

Among a number one is reckoned none;

 

Then in the number let me pass untold,

Though in thy stores’ account I one must be;

For nothing hold me, so it please thee hold

That nothing me, a something sweet to thee.

 

Make but my name thy love, and love that still,

And then thou lov’st me, for my name is Will.”

 

Para este par de poemas, el traductor hace la necesaria aclaración:

“En los sonetos 135 y 136, Shakespeare juega con los diferentes significados del término will, que son los siguientes: a) auxiliar de futuro; b) voluntad; c) deseo, antojo, capricho; d) deseo carnal, deseo lujurioso; e) diminutivo de William; f) órgano sexual masculino (registro vulgar); g) órgano sexual femenino (registro vulgar). Las cuatro versiones que se presentan deben entenderse simultáneamente. Para el diminutivo de William he preferido usar la forma Guille, fácilmente reconocible por cualquier lector como diminutivo de Guillermo”

Para cada uno de ellos ha realizado cuatro traducciones poéticas que alternan la semántica anteriormente mencionada. El resultado final es espectacular, esa mezcla de lo soez con alta literatura es prodigiosa. Su dificultad, ya podéis comprender, es de primer nivel.  Siempre he pensado que solo Cervantes puede estar al nivel del Bardo, su genialidad es manifiesta. Otros sonetos son más comprensibles, como esta joya que voy a usar para terminar:

76

“Why is my verse so barren of new pride,

So far from variation or quick change?

Why with the time do I not glance aside

To new-found methods and to compounds strange

 

Why write I still all one, ever the same,

And keep invention in a noted weed,

That every word doth almost tell my name,

Showing their birth and where they did proceed

 

O, know, sweet love, I always write of you,

And you and love are still my argument,

So all my best is dressing old words new,

Spending again what is already spent.

 

For as the sun is daily new and old,

So is my love still telling what is told.”

 

El pareado final es magistral, esa fusión entre lo nuevo y lo antiguo que tan bien llevó a cabo expresada en un par de versos: “Como el sol es a diario nuevo y viejo a la vez, /así mi amor aún cuenta lo que ya se ha contado” (traducción mía libre)

Leer a Shakespeare, un placer único.

El rancho de la U alada de B.M. Bower. Costumbrismo inglés en el oeste

UAladaEngaña bastante el título de esta novela de la escritora norteamericana B.M. Bower (1871-1940), y lo hace porque El rancho de la U alada no referencia solamente a una novela de vaqueros, un típico western; sino que esconde una trama de un calibre bastante distinto y se dirige a un público bastante diferente al que podría comprarla a priori.

La trama, que nos brinda la editorial Hoja de Lata, sirve para clarificar la situación:

“Montana, un verano a principios del siglo xx. En el rancho de La U Alada, James G. Whitmore, el Viejo, y sus muchachos viven plácidamente entre bromas y ganado. Sin embargo, la visita inesperada de Della, la hermana del patrón, va a revolucionar el día a día de estos entrañables vaqueros, en especial de uno de ellos… Comienza así la accidentada y romántica historia de amor entre Chip, un vaquero aparentemente duro y reservado con increíbles dotes para la pintura, y Della, una joven doctora de armas tomar no muy encantada a priori de pasar unos meses entre caballos y reses. Una historia pícara y divertidísima que describe las rudezas de la mítica vida en un Salvaje Oeste tan desenfadado, cercano y sencillo que resulta imposible no zambullirse en él.”

Pocas diferencias hay entre esta novela del oeste y la típica novela costumbrista ambientada en la campiña británica y que podría firmar sin problemas D. E. Stevenson o Stella Gibbons; todo en un clima de humor desenfado y malentendidos de todo tipo, no en vano, Chip y la Doctorcita constituyen una de esas parejas impensables al comenzar la novela:

“-Por supuesto, para usted son una especie totalmente nueva. ¿Cómo se lleva con ellos? –preguntó Dunk.

Y la Doctorcita le respondió clara y sinceramente:

-Oh, muy bien, teniendo en cuenta las circunstancias. Me proporcionan algo de diversión y yo les ofrezco algo nuevo de lo que hablar, así que estamos en paz. Son buena gente, ¡pero tan ignorantes! No creo…

Las palabras continuaron convertidas en un murmullo indescifrable, enfatizado por las risotadas agudas y discordantes de Dunk.”

Chip, sin embargo, va más allá del típico vaquero rudo e ignorante, es un aficionado a la literatura y sobre todo al arte:

“Supuso que en el Este se le consideraría un ignorante. Comparado con el doctor Cecil Granthum -¡maldito fuera! – debía parecer un tipo lamentable, sin duda. Nunca había visto una universidad por fuera, ya ni hablar de imbuirse de conocimientos dentro de una. Había aprendido algo de la sabiduría que la naturaleza transmite a aquellos que pueden interpretar su lenguaje y había leído mucho tumbado boca abajo bajo un cielo estival, mientras que el ganado pacía a su alrededor y su caballo comía las dulces hierbas al alcance de su mano. Podía repetir páginas enteras de Shakespeare y de Scott, y de Bobbie Burns. Le hubiese gustado poner a prueba al doctor Cecil con algunos de ellos y ver quién ganaba. Aun así, él era ignorante, y nadie era más intensa y amargamente consciente de ello que Chip.”

Y, concretamente, un gran pintor, hay un relato de formación del artista que se muestra en su forma de pintar, momentos en los que la autora muestra toda la lírica de su propia pluma:

“Al principio, parecía que fuera a repetirse La última batalla. Se veían las mismas cimas irregulares y los mismos pinos achaparrados atenazados por el fiero abrazo del helado Chinook. ¿Los mismos? Pero había una diferencia. No podía explicarse, quizá, pero sí sentirse, sin duda. Las colinas de la Doctorcita eran colinas irregulares e inhóspitas; sus pinos eran pinos muy bonitos. Las colinas de Chip también eran irregulares e inhóspitas, pero se veían desoladas; sus pinos eran temblorosos pinos solitarios, porque había vagado solo entre ellos y había captado el Mensaje de la Naturaleza. Su cielo era el frío y siniestro cielo de La última batalla, pero aún más frío, más siniestro porque era de noche. Una joven luna brillaba baja al oeste, medio oculta tras un claro de apresuradas nubes de nieve. La diminuta cuenca se veía entre sombras y vagamente, el terraplén era un muro negro acariciado aquí y allá por un tembloroso rayo de luz.”

Chip, su microuniverso, ese rancho, ese pequeño corral, son el encanto de una aventura romántica sin caer en las ñoñerías habituales:

“Se detuvo en el lugar donde el sendero se bifurcaba, agitó su crin rizada con aire triunfal y miró atrás. Para él, la libertad era un dulce placer, dulce y raro. Todo su mundo era un amplio compartimento de establo con un pequeño corral como acontecimiento muy especial. Le parecía que dos millas era alejarse mucho de casa. Contempló la colina a su espalda un momento, alzó la cabeza y salió trotando por el camino que llevaba a casa de los Denson.”

Como podéis comprobar, estamos ante un libro encantador, donde la conjunción entre lo inglés costumbrista-la rudeza del oeste- el humor y la fina ironía se unen en una mezcla francamente entretenida y con una gran calidad por el estilo de la autora. Espero que haya suerte y veamos más aventuras de la serie por aquí.

Los textos provienen de la traducción de Raquel Duato García de El rancho de la U alada de B.M. Bower para la editorial Hoja de Lata.

La educación de un ladrón de Edward Bunker. Verosimilitud poética

EducaciónladrónHa comentado hace poco el editor de la colección “Al margen” de Sajalín Editores que el libro con el que se iniciaba la colección, fue precisamente, el primero de Edward Bunker publicado en España: No hay bestia tan feroz. De hecho, esta colección surgió por su necesidad de publicar este tipo de libro que no entraba en la temática de la colección en ese momento. Desde la publicación de ese primer libro (octubre 2009) han pasado seis años y se cierra un círculo con la reedición (la primera edición la sacó Alba en el año 2003, sin demasiado éxito) de su autobiografía La educación de un ladrón, un espléndido colofón que sirve como cierre a la publicación de todo lo que hay disponible del inolvidable Mr Blue.

Bunker ya ha visitado alguna vez este blog, lo hizo gracias a Little boy blue , donde argumentaba el uso de la violencia y su función catártica así como con el último libro de relatos (póstumo) Huida del corredor de la muerte , donde precisamente comenté lo bien que estaría que consiguieran los derechos de su autobiografía. Parece que me han hecho caso, y la espera ha valido muchísimo la pena, posiblemente estamos ante el mejor libro del autor dentro de un muestrario de títulos (todo sea dicho) de mucha calidad.

Si hay una cosa que destaca en esta lectura en primera persona de su propia vida es su capacidad para reflejar situaciones, una verosimilitud que surge de su propia experiencia pero que no ahoga el sentido literario de lo que nos expone, un sentido que nunca olvidó, menos al final de su carrera, en esta obra de total madurez:

“Yo escuchaba y lo grababa todo en la cabeza pero, sin decirlo abiertamente, no sentía inclinación por los robos a mano armada. En realidad, no había planeado ser un delincuente aunque tampoco había jurado a Dios ni a nadie no serlo. Cuando saliera a la calle, no tendría un céntimo. Los únicos amigos que tenía los había hecho en un encierro u otro: las escuelas especiales, el reformatorio o la cárcel… Ocurriera lo que ocurriese, yo saldría adelante. Los reclusos de una pieza decían: “A mí empiezan a gustarme las cosas cuando se ponen difíciles para todos los demás.” Es una expresión que he utilizado con frecuencia en la vida.”

Solo hay que echar un vistazo a la forma en que define las trampas que se suelen hacer en los juegos de cartas para constar que todo lo que cuenta es de primera mano, ha sucedido y eso nos provoca un estado de intranquilidad:

“Cuando los otros jugadores eran tan buenos que las trampas me habrían ayudado, también ellos conocían las triquiñuelas. No se detecta nada ilegal, pero la manera de poner la mano o de sujetar la baraja siempre son un indicio. Lo principal era identificar a un tahúr. Si lo había, le hacía una señal que conocen todos los timadores del mundo, un puño cerrado sobre el tapete. Significa que tiene que jugar sin trampas. Una mano plana indica que siga con lo suyo. También hay señas habituales para los timadores, los mecheros, los rateros de pisos y todos los demás miembros de esa raza de ladrones profesionales en peligro de extinción que se remonta, como poco, a la Inglaterra isabelina.”

Sobre todo porque no hay ningún tipo de juicio moral por su parte, no existe ningún tipo de coacción a lo que podamos pensar, él no intenta justificarse de ninguna manera ni evalúa si sus actos son correctos, incluso a veces indica que pueden serlo pero poco importa en una carrera de supervivencia donde solo el más listo sobrevivirá:

“Era una locura emprenderla con el mundo aunque fuese este el que hubiera comenzado la pelea. En la jerga de los psiquiatras, yo tenía un ego permeado de ello y un superego -que es como la conciencia, o como el conductor que controla que el coche no se pase de velocidad- atrofiado. Los estudios especializados decían que no había tratamiento, aunque era frecuente que hacia los cuarenta años se alcanzara un apaciguamiento. Confiaba en poder recurrir a la inteligencia para gobernar mis impulsos. Sabía que algunos sociópatas triunfaban y que la gente lista no cometía delitos callejeros. Nadie se compra una casa en Beverly Hills a base de reventar cajas de seguridad. Prometí que cuando saliera de los muros de San Quintín sería lo más listo que pudiera. Me empaparía de todo el conocimiento al que tuviese acceso.”

En este sentido, es especialmente potente todo el capítulo (extenso) que dedica a los conflictos raciales con esa facilidad para retratar la violencia realista de los sucesos enmarcados en una prosa de gran lirismo; esos contrastes de los que ya he hablado alguna vez con respecto al autor norteamericano.

En el relato de estos hechos autobiográficos son fácilmente discernibles dos líneas argumentales, por un lado el ya citado reflejo de su propia vida y los eventos históricos que le tocó sufrir: el paso por correccionales, San Quintín, timos, atracos, etc; por el otro, su progresivo balanceo hacia lo literario, una especie de relato de formación en el arte en el cuál actuó de una manera autodidacta:

“No asistí a ningún curso de creación literaria, ni tenía mentores. El único escritor que había conocido en mi vida, aparte de Chessman, era un periodista alcohólico con el que había coincidido en el hospital estatal de Camarillo, y que estaba escribiendo un libro en la lavandería donde trabajaba. Para hacerme cierta idea de lo que estaba haciendo, me suscribí a Writer’s Digest, una revista literaria. Quizás aprendería algo de sus numerosos artículos sobre “cómo redactar….” Adquirí varios de los libros que anunciaba. El más útil era de un tal Jack Woodruff (creo que ese era el nombre), que aconsejaba imaginar la escena mentalmente y limitarse a describir lo que uno veía.”

Lo bueno del autor es que consigue fusionar ambas líneas argumentales formando un todo muy homogéneo en el que destaca especialmente una virtud que le sirvió para avanzar:

“A pesar de que tuve momentos de esperanza insensata, sabía muy bien que nunca sería publicado. Lo había escrito para aprender el oficio. Aún conservo el manuscrito. Mi mujer dice que, si lo hubiera leído ella, me habría aconsejado abandonar. Pero es bien sabido que la ignorancia es muy osada, de modo que empecé mi segunda novela. Nunca imaginé que tardaría diecisiete años y seis novelas antes de ver publicada una, la séptima. Perseveré porque me daba cuenta de que escribir era mi única manera de hacer algo creativo, de salir del pozo oscuro, de cumplir el sueño y descansar al sol. Y si el lector ha llegado hasta aquí, se habrá dado cuenta ya de que la perseverancia es fundamental en mi modo de ser. Me recupero de cualquier caída mientras el cuerpo obedezca mi voluntad. He ganado muchas peleas porque no me he rendido… y también he recibido algunas palizas por no saber dejarlo a tiempo. “

Entender su forma de escribir es parte de su éxito y su calidad, primeramente, su experiencia vital, que compara con la de Cervantes y Dostoievski en la confrontación de los hechos más descarnados que se puede encontrar el hombre, es en experiencias de este calibre cuando se obtiene la materia prima para escribir:

“Leer me había enseñado que la cárcel había sido el crisol donde se habían formado varios grandes escritores. Cervantes escribió buena parte del Quijote en una celda, y Dostoievski era un autor mediocre hasta que lo condenaron a muerte, pena conmutada a escasas horas de la ejecución, y lo enviaron a prisión en Siberia. Fue después de estas experiencias cuando se convirtió en un gran escritor. Hay dos mundos en los que los hombres se despojan de todas sus máscaras y dejan ver lo más descarnado de su ser. Uno es el campo de batalla; el otro, la cárcel. Sin la menor duda, tenía mucha materia prima; el interrogante era mi talento.”

Lo segundo fue su decisión de escribir desde el punto de vista del criminal y la verosimilitud con que es capaz de realizarlo, relatos duros, descarnados, sin aliento para el lector que se encuentra con una realidad que no solo no ha vivido, sino que no puede entender:

“Se han escrito muchos libros sobre criminales, pero el escritor siempre los observa, a ellos y a su entorno, desde el punto de vista de la sociedad. Yo deseaba que el lector viera el mundo desde la perspectiva del criminal: qué veía, qué pensaba, qué sentía… y por qué. También quería escribir en tres planos: primero, la tensión de la trama; segundo, la composición psicológica; y tercero, el planteamiento de una visión filosófica. Y también intentaba seguir la máxima de Hemingway de que el escritor debe ser tan devoto de la verdad como un prelado de la Iglesia  lo es de Dios. A diferencia de la mayoría de los eruditos y de todos los políticos, jamás he retocado un hecho para que encajara en una argumentación. A veces termino por plantear cosas que se contradicen, pero todos sabemos que la coherencia hasta el absurdo es el fetiche de las mentes estrechas.”

En efecto, la honestidad y la sinceridad de Bunker nos “engancha” al relato, pero es en su estilo donde nos subyuga definitivamente. Un total triunfo de Sajalín que podemos disfrutar todos los lectores, no solo de género, sino de la literatura en general.

Los textos provienen de la traducción de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté de La educación de un ladrón de Edward Bunker en Sajalín Editores

Mi rentrée: el hype de otoño 2015

SupasatiempoEl año pasado realicé un artículo donde hacía predicciones sobre los que creía que iban a ser los mejores libros del final del año y la verdad es que no me equivoqué, fueron todos lecturas muy satisfactorias (uno de ellos ha llegado este año (Los desafortunados) y va a ser uno de los libros del año).

Este año, aprovechando la sucesión de artículos que suelen sucederse con respecto a esa palabra tan bonita: rentrée; y tras preguntar a varias editoriales por sus planes hasta fin de año, he diseñado mi rentrée particular, los libros que más me interesan y de los que ahora voy a hacer una pequeña división con los que espero con más ansia. A continuación, un pequeño resumen con aquellos en los que he enfocado mi “hype”:

-El primero, ya tradicional en estas fechas, es el próximo libro de William Gaddis, Sexto Piso acomete la nada desdeñable labor de publicar casi todo lo que hizo el autor norteamericano, y en esta ocasión nos trae Su pasatiempo favorito, posiblemente una de sus obras más monumentales junto con Jota Erre y Los reconocimientos, donde el autor acometía una sátira del sistema judicial en EEUU.

The Lost Landscape : A Writer’s Coming of Age de Joyce Carol Oates , el tercer libro este año de la incombustible escritora norteamericana nos va a brindar un coming age autobiográfico que nos puede desvelar la formación de la autora como escritora desde sus recuerdos de la infancia.

MafiaHistoria de la Mafia de John Dickie el autor de Delizia!  es un experto en estas lides, esta monumental tochazo promete un trabajo exhaustivo que nos desvele todo lo que tenemos que saber sobre la Mafia.

-Ojo al final de año que nos propone  Pálido Fuego, dos libros he escogido de su excelente rentrée, primeramente Zeroville de Steve Erickson una de esas historias de narradores múltiples donde todo es posible y la realidad se nos muestra de una manera alternativa; el otro es la particular versión de Pinocho en las manos del irreverente Coover, Pinocho en Venecia.

-En Ático de los libros también han preparado un final de año excelente, es difícil elegir sin dejar alguno de los que sacan pero me voy a centrar en dos novedades concretas: por un lado, el nuevo libro de Ian Morris en su colección de historia Guerra. ¿Para qué sirve?; por otro lado me atrae muchísimo su H de Halcón de Helen MacDonald, una particular novela que puede deparar grandes momentos desde una premisa diferente (“una mujer que, al perder a su padre, decide entrenar un halcón para recordarle pinocchiomid(pues ambos compartían un gran amor por la Naturaleza) y salir del tremendo marasmo emocional en el que ha sucumbido”) 

-De entre lo que publica en sus múltiples sellos PRH Mondadori cabe destacar la vuelta de dos grandes, nuestra ración de Stephen King y su Revival que puede convertirse en una de sus historias más oscuras; sorprendentemente, Lumen se ha dado cuenta de que tiene a Atwood en su catálogo y nos trae Nada se acaba, una elección bastante curiosa y lejana a lo que está publicando ahora mismo la autora canadiense.

-Dos novedades de sabor británico y que me gustan por motivos distintos, en Noviembre Alba, después de más de 35 años de la publicación de la última traducción, va a sacar una de las obras cumbres de D. H. Lawrence, El Arco iris, una noticia increíble; por otro lado ZerovilleAnagrama en octubre va a sacar lo último de McEwan y Amis, en esta ocasión, por la polémica y lo controvertido del tema, La zona de interés, del segundo es mi apuesta.

-Y para acabar una pequeña selección de género, Navona nos va a traer, en su colección de novela negra, la continuación de lo que publicaba RBA de Ross Macdonald, La Wicherly; Quaterni, las últimas aventuras de Byomkesh Bakshi en Las púas del puercoespín; dÉpoca va a empezar la publicación de las aventuras del investigador Lecoq en El misterio de Orcival de Gaboriau; Nevsky vuelve a la carga con Starobinets en octubre; y habrá que echar un ojo al Fantasma de Nesbo. Ah, casi se me olvida, ojo al James Bond ruso en Diecisiete instantes de una primavera que nos trae Hoja de Lata.

Esto, desde luego, es una pequeña selección, quién sabe por dónde irá el tema. Hay otros libros que tengo en mi lista  y podrían estar realmente bien. Veremos cómo va el final de año.

¡Buenas lecturas!