“Historia mínima de la literatura española” de José-Carlos Mainer. Visión Academicista

historiamínimaSi hay algo que caracteriza a la editorial Turner es el eclecticismo de su catálogo; es sorprendente la cantidad de diferentes colecciones que tienen con el único sello en común: una edición cuidada y muy buen gusto. Uno de las colecciones a las que tenía ganas de “hincarle el diente” era, sin lugar a dudas, la de “Historias mínimas”.

Qué mejor forma que iniciarla que con esta “Historia mínima de la literatura española” sobre un tema que conozco bastante y que me despertaba bastante curiosidad. Es indudable que, a priori, se me ocurren varios hándicaps para este tipo de libros en general, sobresaliendo dos especialmente: por un lado la dificultad de condensar tanta información en menos de trescientas páginas; por el otro, conseguir que el repaso realizado no resulte superficial, poco profundo; de ahí que la labor del escritor sea particularmente ardua en esta ocasión. El catedrático José-Carlos Mainer consigue que, además, tal repaso de nombres y títulos no resulte especialmente aburrido, si bien es cierto que la forma de realizarlo respira una formalidad académica que como enfoque resulta abotargado, ligeramente anacrónico y alejado de visiones críticas más modernas que habrían dado otro aire a un texto tan interesante.

El caso es que el comienzo resulta prometedor, la base sobre la que se sustenta la  narración, es bueno que recuerde lo peyorativo que viene indefectiblemente asociado a tal combinación de palabras:

“Las palabras “historia de la literatura” concitan de inmediato la imagen poco apetitosa de una asignatura escolar. Y más todavía cuando las acompaña un gentilicio que nos remite a un modelo de aleccionamiento que, desde hace dos siglos por lo menos, han venido soportando muchos estudiantes, a los que se persuadía de que en una lista de autores semiolvidados y en la mención de textos más o menos remotos anidaban los fundamentos de su existencia colectiva.”

Para empezar a afirmar que, lejos de lecturas obligatorias, que ahogan el placer lector; es importante subrayar la importancia de la literatura como experiencia personal de vida:

“Para llegar a sentir lo que la literatura tiene de experiencia personal de la vida, muchos futuros lectores han tenido que olvidarse de lo que sus primeros libros tuvieron de obligatorios. Y es posible que de nunca leídos…”

Me encanta la idea de que la historia de la literatura pueda servir para enriquecer nuestras lecturas; de hecho, no concibo la idea de leer libros sin querer conocer lo asociado a ellos, no solo la historia sino el contrapunto, la literatura comparada, los medios que se utilizan para llegar a escribir y transmitir historias:

“Pero es hora ya de decir que la historia de la literatura puede ser simplemente otra forma –más consciente, más rica- de leer libros que nos gusten y que nos hablen de la infelicidad o de la dicha, del viaje o del enclaustramiento, de la soledad o de la compañía. Volúmenes que se prestan a otros, se anotan en los márgenes o cuyos fragmentos más llamativos, en otro tiempo, se transcribían en cuadernos manuscritos de notas personales.”

En ese momento es cuando, entrando en faena, el autor, empieza a repasar en orden cronológico el devenir histórico de nuestra literatura uniéndolo a los autores y sus obras desde la Edad Media:

“Quizá lo más significativo de aquel largo milenio (Edad Media) fue que fragmentó el mundo e hizo los horizontes vitales de las gentes mucho más cortos. El orden feudal fue la respuesta a un mundo desagregado de donde también desapareció, como sabemos, la lengua de comunicación usual, y donde solamente la iglesia preservó el eco remoto de una esfera política y organizativa común.”

Estableciendo como los primeros textos las famosas jarchas de las que ya teníamos conocimiento en nuestra formación anterior:

“No deja de resultar curioso que al peor conocido de los dialectos primitivos de los que se hablaba en el capítulo precedente la nebulosa habla mozárabe, haya que adscribir los más antiguos textos literarios en la Península. Se trata de las famosas jarchas (palabra árabe que significa final, o salida), breves cancioncillas líricas que se articulaban a modo de estribillos en composiciones más extensas en lengua árabe culta, llamadas moaxajas (collares).”

Especialmente lúcida es esta conjunción histórico-literaria en el caso del insigne Siglo de Oro español; Quevedo aparece retratado en todo su esplendor:

“Hubo poetas de valía en todos los rincones del país, pero resulta imposible, sin embargo, escribir la historia de la lírica del siglo XVII sin Francisco  de Quevedo y Villegas, durante mucho tiempo más conocido por otras partes de su obra. La burla y la sátira alcanzaron en él un retorcimiento y eficacia únicos, pero, junto a esa refinada inhumanidad, Quevedo fue, como Dámaso Alonso escribió, el poeta del “desgarrón afectivo”.

También recordamos, gracias al catedrático, el inicio de la novela, que vino para quedarse y que se mantiene en la actualidad.

“En su artículo de 1881 “El libre examen y la literatura presente”, Leopoldo Alas reconoció que el gran descubrimiento de 1868 fueron los poderes de la novela, “el vehículo que las letras escogen en nuestro tiempo para llevar al pensamiento general, a la cultura común, el germen fecundo de la vida contemporánea.”

El texto funciona, desde esta perspectiva academicista, a la perfección. Al menos hasta que llega el siglo XX-XXI donde, sin embargo, el enfoque resulta un poco desfasado; no sólo por lo limitado de la información, que expone en cuanto a autores y corrientes críticas contemporáneas, sino también por el olvido consciente de todo lo relacionado con literatura de género; es en estos casos donde vuelvo a recordar los “Cultural Studies”, tendencia crítica que sigue siendo olvidada por los “académicos” y que suele enriquecer mucho más este tipo de puntos de vista culturales. Es sorprendente que fenómenos como el bolsilibro ni se mencionen a pesar de sus treinta años de historia y que, para hablar de novela negra, sólo recuerde a Vázquez Montalbán.

Lectura que contentará más a unos que a otros, recomendable sobre todo si quieres poner en perspectiva cronológica la literatura española desde sus inicios; menos recomendable, se queda muy corta, cuando llegamos a los tiempos más cercanos. ¡Me están dando tentaciones de ponerme con la “Historia mínima de la música de occidente”!

“El maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov. Clásico imperecedero

maestro_previa_corregida_rgbTiene muchísima gracia que la opción más votada en las novelas de verano para reseñar haya sido este “El maestro y Margarita”; entre otras cosas porque, a estas alturas, qué puedo contar yo sobre una obra de la que se ha dicho tanto; podría ser una tentación hablar de la excelente traducción de Marta Rebón y sobre la edición, se supone que definitiva, de este clásico ruso y no estaría nada mal, pero me voy a centrar en dos o tres aspectos que, quizá no sean tan evidentes.

En el prólogo de Ricardo San Vicente seleccioné dos citas muy interesantes que me sirven como introducción a la obra: en primer lugar, la necesidad de encuadrar dentro de la literatura rusa el estilo de Bulgákov:

“Así, ya en el siglo XIX pero también hoy, se pueden observar dos corrientes poderosas que han marchado paralelas en esta literatura; además de la propiamente realista, subrayemos la que el escritor Andréi Siniavski llama literatura del exceso, de la transgresión, prosa en la que conviven la imaginación y el sarcasmo, el lirismo y el arrebato, el eterno, dolido y grotesco vuelo del ensueño y la imaginación.”

Desde luego, “El maestro y Margarita” estaría entre aquellas obras en prosa que se alejan de la parte más realista para utilizar la ciencia ficción, incluso el terror como elementos desencadenantes de ese “lirismo ensoñador donde conviven la imaginación y el sarcasmo.”

En segundo lugar, los temas tratados, lógicamente lo “fáustico” y su contraposición con lo “bíblico”:

“Hay otras influencias […] está Fausto […] o, mejor dicho, los Faustos, escritos y cantados: la vieja tradición fáustica, donde el demonio, el Príncipe del Mal, es la cara inversa de un mundo regido por un Bien omnipotente, indiscutible y aniquilador. Y también la versión musical del mito, en particular la fascinación que el escritor siente de joven por la ópera y tal vez por su rasgo fundamental, que es la modulación variada y melodiosa de los motivos, sean estos musicales, o extraídos de la realidad más palpable, llámense fuego, tempestad o manuscrito. Está la fascinación por la Biblia y en particular por la pasión –juicio, condena y muerte- de Cristo, el constante interés por el enfrentamiento entre el individuo y el poder.”

De fondo, estos dos elementos y todo lo asociado a ellos, están coherentemente unidos de una manera musical; la ópera, los motivos musicales que se encuentran dentro de ella, los “leit motifs”, surcan con profusión todas las peripecias de nuestros protagonistas; al mismo tiempo, la musicalidad del texto se subraya especialmente y va evolucionando, esa sensación al leer la prosa del autor ruso de que hay un ritmo por detrás que mantiene la cohesión de lo narrado desde el principio y según se van desarrollando;buena parte de esa musicalidad viene de la traducción de Marta Rebón que transmite a la perfección estas sensaciones, a veces de manera explícita como en estas referencias directas a los tipos de voces protagonistas de una ópera:

“-¿Puedo ayudarle en algo? –y se maravilló al no reconocer su propia voz. Había dicho “puedo”  con voz de tiple, “ayudarle” con voz de bajo y “en algo” en un murmullo ininteligible.

El desconocido soltó una risita amistosa, sacó un reloj grande de oro con un triángulo de diamantes en la tapa, que sonó once veces, y dijo:

-¡Las once! Hace exactamente una hora que espero a que se despierte, ya que usted me citó a las diez en su casa. ¡Y aquí me tiene!” (Primeras palabras de Mefistófeles en el Fausto de Gounod)

Otras veces en el propio ritmo, mediante la repetición de sentencias que van apareciendo y van evolucionando, como es el caso de la frase “¡El demonio sabrá qué está pasando!” que aparece citada en diferentes ocasiones.

Adopta el uso de narrador omnisciente que busca, además, la complicidad con el lector mediante continuas digresiones que buscan la implicación; es un narrador que presume de “veraz” aunque no le importe la historia:

“Incluso a mí, narrador veraz, aunque ajeno a esta historia, se me encoge el corazón cuando pienso en lo que debió de sentir Margarita al llegar al día siguiente a la casita del maestro sin haber tenido tiempo, por suerte, de explicárselo todo a su marido, que no había regresado el día previsto, y enterarse de que el maestro ya no estaba allí.”

La visita del Diablo a Moscú, la aparente línea principal de la trama, le sirve para mostrar la decadencia de la sociedad rusa, es la interpretación más evidente para la mayoría de los lectores; en el siguiente texto vemos reflejada en toda su elocuencia, la temible frivolidad rusa ante la desgracia de uno de sus miembros:

“Sí, una ola de dolor se desató con la llegada de las terribles noticias sobre Mijaíl Aleksándrovich. Alguien, agitado, gritaba que era preciso, al instante y allí mismo, redactar un telegrama colectivo y enviarlo inmediatamente.

Pero ¿qué telegrama?, nos preguntamos. ¿Y a dónde? ¿Y por qué enviarlo? En realidad, ¿a dónde se podría mandar? ¿Y de qué serviría un telegrama a quien ahora estaba con la nuca aplastada entre las manos enguantadas del disector y con el cuello pinchado por la aguja torcida del profesor? Ha muerto y no necesita telegramas. Todo ha acabado, no saturemos las líneas del telégrafo.

Pues sí, ha muerto, ha muerto… Pero nosotros estamos vivos.”

O en este otro momento donde retrata con crueldad el interés pecuniario:

“-Bueno –respondió este último, pensativo-, son como todas las personas. Les gusta el dinero, pero eso siempre fue así… La humanidad ama el dinero, no importa de qué esté hecho, si de piel, de papel, de bronce o de oro. Bueno, son frívolos… Pero ¿y qué?  A veces la misericordia también llama a sus corazones… Gente corriente…”

La aparición del diablo y sus secuaces, maravillosamente gráfica:

“La celebridad recién llegada impresionó a todos por su frac maravillosamente cortado, de una longitud nunca vista antes, y por aparecer, además, con un antifaz negro. Pero lo más sorprendente de todo eran los dos compañeros del mago: un tipo alto con un traje de cuadros y unos quevedos rajados y un gato negro gordo, que entró en el camerino sobre las patas traseras y con total desenvoltura se sentó en el sofá, amusgando los ojos por la luz de las desnudas lámparas de maquillaje.”

Ellos son los instrumentos que utiliza Bulgákov para diferentes funciones

1 .La ya comentada representación (y crítica) de la sociedad rusa.

2. Aderezar el texto con detalles humorísticos de todo tipo.

3. Añadir (sorprendentemente) elementos truculentos a los ya comentados fantásticos:

“Y ocurrió algo inaudito. Al gato negro se le erizó el pelo y soltó un maullido desgarrador. Luego se hizo un ovillo y se lanzó como una pantera directamente sobre el pecho de Bengalski y desde allí saltó a la cabeza. Gruñendo, el gato hundió sus patas regordetas en la escasa cabellera del presentador y, tras aullar de un modo salvaje, en dos movimientos, le arrancó la cabeza del cuello carnoso.”

4. Como elemento principal del mito fáustico, le sirve para contraponer los elementos bíblicos más o menos implícitos:

“El canto del gallo se repitió, la chica rechinó los dientes y su pelo rojo se erizó. Al tercer quiquiriquí la chica dio media vuelta y salió volando.”

5. (y quizá más importante) Ayuda a descubrir el libro de Pilato que ha creado el maestro y que se incorpora a la narración en mediante una reescritura.

Este maestro nos hace dudar sobre quién es el álter ego del escritor ruso, para mí claramente es este, y no el narrador omnisciente:

“Soy el maestro –se puso serio y sacó del bolsillo de la bata un gorrito negro, todo mugriento, con una “M” bordada en seda amarilla. Se puso este gorrito y se mostró a Iván de perfil y de frente, para probar que era el maestro-. Me lo cosió ella, con sus propias manos – añadió, misterioso.

-Pero ¿cómo se llama?

-Ya no tengo nombre –respondió el extraño visitante con un lúgubre desdén-. Renuncié a él, al igual que he renunciado a todo en la vida. Olvidémoslo.”

El maestro no tiene nombre y su primera aparición tiene lugar en un manicomio, da la impresión que se sentía de esa manera en una Rusia que le censuraba y que ahogaba su trabajo.

Esta reescritura de un relato bíblico, el pasaje de Pilato con respecto a Jesucristo y su pasión es quizá, lo más innovador y lo menos evidente; ¿qué buscaba el autor con esta estrategia?

La tradicional condena al procurador es suavizada y obtiene, de alguna manera, una cierta redención; es posible que Bulgákov como escritor se atribuyera cualidades mesiánicas y, al mismo tiempo, buscara aumentar la importancia del escritor como autor en la sociedad, desde luego, en cada párrafo de estos capítulos sus cualidades artísticas alcanzan el mayor lirismo:

“Las tinieblas llegadas del Mar Mediterráneo se extendieron sobre la ciudad odiada por el procurador. Desaparecieron los puentes colgantes que unían el templo con la temible Torre Antoni, del cielo descendió un abismo que engulló a los dioses alados que dominaban el hipódromo, el palacio de los Asmoneos con su troneras, los bazares, los caravasares, los callejones, los estanques… Despareció también Yershalaim, la gran ciudad, como si nunca hubiera existido. Quedó todo devorado por las tinieblas que asustaron a todo ser vivo en Yershalaim y alrededores. Una extraña nube llegó del mar hacia el final de la jornada del decimocuarto día del mes primaveral de Nisán.”

En esta, su magna obra, buscaba su propia redención; buscaba su descanso después de tantas penurias, un descanso eterno a través de la literatura:

“-Escucha la calma –decía Margarita al maestro, y la arena susurraba bajo sus pies descalzos-. Escucha y disfruta de lo que nunca se te dio en vida, la calma. Mira, delante de ti está tu casa eterna, que te han ofrecido como recompensa. Ya veo la ventana veneciana y la vid que trepa hasta el techo. Esa es tu casa, tu casa para la eternidad. Sé que de noche vendrán a visitarte aquellos a quienes amas, los que te interesan y no te inquietarán. Tocarán para ti, cantarán, verás qué luz habrá en la habitación cuando ardan las velas. Te dormirás con tu gorrito mugriento y eterno puesto, te dormirás con una sonrisa en los labios. El sueño te fortalecerá, empezarás a razonar sabiamente. Y nunca más te atreverás a echarme. Yo velaré tu sueño.”

Una narración perfecta, donde la mezcla de géneros y su musicalidad nos reconfortan, nos divierten y nos hacen reflexionar. Fabulosa.

Los textos provienen de la excelente traducción de Marta Rebón de “El Maestro y Margarita” de Mijaíl Bulgákov para Nevsky. Ilustraciones de Alfonso Rodríguez Barrera.

Lo normal es que mi reseña hubiera acabado aquí. No será así, es más un tirón de orejas para la editorial.

Mi ejemplar tuvo un problema de paginación importante a mitad del libro, unas páginas se repetían, había saltos, faltaban muchas… en fin, era imposible leerlo. Lo comuniqué a la editorial por diferentes medios (Twitter, Facebook…) pero no he recibido ninguna respuesta de ellos, aunque sí en particular de la traductora, que no tenía por qué haberlo hecho y se interesó igualmente.

Lo solucioné con mi librero que fue donde lo compre pero el evento me genera unas reflexiones:

-Ocurrió en agosto, cierto, todos tenemos derecho a unas vacaciones, incluso las editoriales. El problema es que ni siquiera se ha contestado desde ninguno de los medios mencionados y, desde luego, no parece haber interés.

-Si llego a comprarlo en su web… todavía no estaría solucionado después de veinte días. Menos mal que lo compro en una librería maravillosa. Es evidente que no creo que vuelva a comprar en una web porque estaría bastante indefenso.

-Me consta que hay más lectores a los que les ha ocurrido, por lo tanto una tirada salió mal… ¿no sería lo suyo que la editorial pusiera un comunicado en su web o hiciera algún tipo de acción de comunicación a sus lectores? Entre otras cosas porque es un libro que se deja guardado por su tamaño y a lo mejor se tarda tiempo en leerlo… si pasa mucho tiempo puede ser difícil de cambiar según ciertos cauces. Incluso debería revisar su propio stock por si las moscas….

-Me sentó mal la falta de interés de una editorial a la que he defendido siempre pero que no muestra, por lo menos, un poco de profesionalidad y respeto por sus lectores actuales y potenciales.

La vuelta. Opciones más votadas. Ya van dos años.

gaddisschnabel

Mal que pese, con este post empiezo de nuevo las actualizaciones del blog, estoy de vuelta. Las vacaciones han sido fantásticas, he leído mucho, he disfrutado mucho con mi peque, más activo que nunca y ahora toca hacer balance de lecturas. Aunque, por otra parte, eso prefiero dejarlo para más adelante donde realizaré un buen repaso.

En este artículo os ofrecía la posibilidad de votar los libros que queríais ver reseñados. Muchas gracias a los diez visitantes que votaron generosamente; intentaré que alguno de los libros que votaron aparezcan. No voy a reseñar todo por falta de tiempo, aunque habrá píldoras de todos ellos.

Curiosamente, la votación ha sido bastante unánime con el ganador, siete votos nada menos (un 70% de los votantes, ¡con ese número es muy fácil de calcular!) para “El Maestro y Margarita” de Bulgákov, la verdad es que estoy encantado con la elección; los siguientes, con cinco votos, empatados, para tres libros: “Una singularidad desnuda” de De la Pava, “La trama nupcial” de Eugenides y, sorprendentemente, “Historia mínima de la literatura española” de José-Carlos Mainer; el último, del que posiblemente también haga un comentario es Lemaitre con su “Nos vemos allá arriba”, recibió cuatro votos.

Ha sido curioso, aunque esperaba más votos para hacerme una opinión sobre intereses, pero los de novela negra-policíaca que había puesto no despertaron ningún interés, sin embargo los de contemporánea han recibido más votos; más lógico es que los que tengo en inglés despertaran pocas simpatías (ni votos!)

Para acabar, no quería dejar pasar la oportunidad; han pasado dos años desde que inicié está aventura. Este espacio ha crecido y, por ahora, consigo mantener imparcialidad y seleccionar mis lecturas a mi gusto. Es cierto que las visitas están estancadas pero no voy a cambiar los criterios de los que parto para conseguir más audiencia: la calidad estará por encima de la comercialidad; la crítica por encima del “reseñismo” y el “megustismo”.

Tengo que reconocer que todos los meses me cuesta seguir adelante, y me lo tengo que preguntar una y otra vez más: ¿sigo con el blog? Me requiere mucho tiempo, un tiempo cada vez más valioso.

Si todos los meses sigo es porque siempre veo alguna señal que me hace perseverar: la mayoría de las veces es por los lectores, las otras ocasiones es por mi editora personal!!! Que me sigue animando como el primer día. El caso es que por ahora seguiremos, los siguientes meses prometen ser fascinantes.

Un abrazo a todos!

Lecturas de Junio 2014. Lecturas estivales.

Este post tiene tres partes muy diferenciadas:

-En primer lugar, haré el resumen con las ya consabidas lecturas del mes anterior, en este caso se trata de junio.

-Lo segundo será, también como habitualmente, una foto con las últimas adquisiciones.

-La tercera parte es lo más novedoso de este post, estamos en verano, y un servidor necesita un descanso del blog, debido principalmente a que no tendré acceso físico al mismo; lo cual no quiere decir que deje de leer, muy al contrario, voy a intentar poner unas cuantas de las lecturas que he escogido para el verano y los motivos para escogerlas. Ya he agrupado en mi base de datos de Goodreads estas lecturas bajo la estantería “estío2014” para tenerlas bien controladas, y comprenderán el período del 1 de julio al 31 de agosto. Haré un resumen extenso en septiembre con las lecturas que hayan entrado en dicho período.

Sin más dilación, a por el resumen de junio:

“Ojo de Halcón: Pequeños aciertos” de Matt Fraction y dibujos de David Aja, segundo volumen de la fantástica serie de cómics con nuestro arquero favorito (con permiso de Green Arrow) y que vuelve a alcanzar cotas de excelencia.

“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, una de mis favoritas al Baileys Prize del que hablé por aquí anteriormente, la nigeriana nos ofrece una densa obra con el racismo de fondo con muchos grises, humor y pelo afro. Una muy buena lectura.

“El doctor Proctor y el fin del mundo. O no.” de Jo Nesbo, la última entrega del doctor Proctor me ha obligado a abandonar definitivamente la serie infantil de Nesbo, pinchando en la obra averiguaréis el porqué.

“De Sastre & Total 2: Mira lo que has hecho” de Stephan Pastis, todo lo contrario que la anterior, serie que sirve tanto para adultos como para niños  y que, sobre todo, es inteligente. Una verdadera delicia.

“The fabulous Beasts: Poems” de Joyce Carol Oates, mi incursión en los poemas de Oates nos revela claves de la inmensa obra de la norteamericana.

“El Joven Moriarty y la planta carnívora” de Sofía Rhei, confirmación del buen hacer de Rhei en una obra que aprovecha al personaje principal con cada vez más detalles divertidos sin olvidarse de la trama principal.

“Nosotros caminamos en sueños” de Patricio Pron, el díptico de obras publicadas por el argentino empezó con esta reflexión satírica de la guerra y de la que hablé en profundidad en el post que enlazo con ella.

“Flavia de Luce y el misterio de la gitana” de Alan Bradley,  historia de detectives con la especial Flavia que merece mejor suerte, aunque a estas alturas es difícil que remonte.

“Libertad condicional” de Jim Thompson, mi monográfico inconsciente de Jim Thompson empezó con esta, digo inconsciente porque ni me esperaba que iba a hacerlo este mes.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, esta obra, editada con gusto exquisito por Es Pop fue el desencadenante del monográfico que he mencionado. Si digo que ha convertido en una obra de referencia casi me quedo corto. Excelente.

“El piloto y el principito” de Peter Sís, Sexto Piso está haciendo una labor editorial gigantesca, su elección de obras es exquisita, más en casos como este librito ilustrado delicioso.

“El libro tachado” de Patricio Pron; justo es hablar igualmente de la labor editorial de Turner  con este ensayo, la segunda de las obras recientemente publicadas de Pron, me trajo sentimientos encontrados; pero es una buena obra.

“Aquí y ahora” de Jim Thompson, la ópera prima del norteamericano, cargada de elementos autobiográficos, es una obra irregular pero indudablemente necesaria para entender la evolución del escritor.

“Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson, recopilación de los últimos cuentos del gran escritor norteamericano, un  especialista en la narrativa breve que influyó a los más grandes.

“NOS4A2” de Joe Hill, ejemplo perfecto de cómo utilizar una narración clásica, modernizarla y crear una obra casi indispensable, saltándose cualquier posible estructura que pudiéramos prever y dándonos mucha mala leche. Subvertidora en sí misma por los temas que trata de fondo y el cómo lo hace.

“Asesino burlón” de Jim Thompson,  obra primordial para entender lo grande que es Jim Thompson. Brutal desde casi cualquier punto de vista. Hardboiled  puro.

“Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker, recopilación póstuma de relatos de Edward Bunker, no es de lo mejor del autor, pero es Bunker, sello de calidad mínima.

No se ha dado mal la verdad… lo bueno es que el verano ha empezado mejor.

No pueden faltar las últimas adquisiciones, ellas ayudarán a configurar las lecturas estivales, de hecho, según escribo esto, ya han caído cuatro de ellas.

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Y ahora, para terminar, la selección de lecturas estivales;  por comodidad las he dividido en bloques fácilmente reconocibles.

Bloque Stephen King, está incluido dentro de proyecto literario y, aunque parezca mentira me faltan todas las que aparecen en la foto (y alguna más). Es una ocasión de las buenas para al mismo tiempo que me divierto avanzo el proyecto, y encima en verano.

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Bloque literatura juvenil, ya había ganas de meterse a fondo con varias de estas obras, en especial con las de Riordan y su saga de dioses del Olimpo, aunque tengo gran curiosidad por “Sombra y hueso”, paradigma de novela juvenil con mucho éxito entre los blogs especializados. También Stroud me llama mucho la atención.

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Bloque inglés, no puede faltar en el verano un poco de novela en su lengua de origen, sobre todo por seguir practicando y no relajarse, no son muchas pero tienen un buen nivel; la última del creador de “The teleportation accident” es quizá la que tengo más ganas junto con la ganadora del Baileys Prize por “A Girl is a Half Formed Thing”. La de Oates me da bastante curiosidad. Este bloque puede verse aumentado cuando salga la nueva novela de Lauren Beukes, que ya tengo reservada.

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Bloque comedia inglesa, me apetece mucho reírme, por lo tanto, esta selección busca lo lúdico en su corriente más hilarante. La obra de la hermana de Mitford es un acontecimiento y seguro que trae alguna que otra carcajada. “El regreso de Reginald Perrin”, después de “Caída y auge…”, parece también una opción segura, lo pasé bomba con la anterior. El ensayo sobre beber de Amis es una opción de lo más sugestiva. Quizá de la que menos espere es la de “Inglaterra, Su Inglaterra” pero me puede la curiosidad. Ah, en la foto no aparece pero también entra el último de Delafield sobre la dama de provincias.

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Bloque Harry Dresden – Fantasía –Ciencia Ficción, yo he sido de los que he conocido tarde a Butcher y su saga de Harry Dresden, el investigador de lo paranormal, con la reedición de sus obras en bolsillo me estoy poniendo al día. Tengo pendientes estas tres. Nevsky y su bilogía del tiempo puede ser más que interesante, aunque quizá más con la obra de Bulgakov “El maestro y Margarita”. Mucha curiosidad me da “Los Jardines Estatuarios” del francés Abeille que nos trae Sexto piso y que prometen una lectura diferente. No puede faltar un poco de terror con la recopilación del grandísimo Matheson de varias de sus obras cortas en Gigamesh. Ah, se me olvidaba esos “Fantasmas y Samurais” de Quaterni prometen una lectura gozosa.

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Bloque policíaco, no he cogidos muchos de este género porque, la verdad es que, últimamente, como podéis ver en el blog, he leído bastantes. Aun así, estas cuatro aseguran diversión. Acabaré todo lo que se puede leer de Bunker con sus memorias, disfrutaré con el último de la alemana Neuhaus y, a pesar de la horrorosa portada, veremos qué nos ofrece Quaterni en “El verano de la Ubume”.  Calla, se me olvidaba una de las más apetecibles, la de Ann Cleeves, una curiosa propuesta.

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Bloque literatura contemporánea, justificar cada una de las que vienen en este bloque me llevaría mucho tiempo pero la mezcla que he escogido es heterogénea y de gran calidad: Un Banville, después de su Príncipe de Asturias. El último ganador del Pen Award, la primera novela, multipremiada, de Lahiri. Las narraciones más famosas de Saunders. Lo último de Eugenides y Lethem. La historia de Italia a través de su comida. Lemaitre tratando el tema de moda, la primera guerra mundial. Los relatos de la ganadora del Pulitzer Stafford. Y de propina, una historia mínima de la literatura, gracias a Turner.

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Son muchos libros, no sé si caerán todos. Son un reto en sí.

No sé cuándo volverá a estar activo este blog. Tampoco estoy seguro de lo que  voy a hacer una reseña o si solamente haré un comentario como este. Lo que si voy a poner es una encuesta para que me pongáis vuestras preferencias si os apetece.

Allá va el enlace: Libros que os gustaría ver reseñados.

Buen verano a todos!!! Disfrutad de las vacaciones!!

“NOS4A2” de Joe Hill. Lo viejo puede ser nuevo otra vez

NOS4A2_coverCreo que ya es hora de dejar de decir que Joe Hill es “hijo de…”; hablemos con propiedad, Joe Hill brilla con luz propia y es injusto hacer una crítica de su obra con esa perspectiva. Valoremos su obra por sí misma. Teniendo en cuenta esto “NOS4A2” (Nosferatu, pronunciado en inglés) es, así, sin más, excepcional; su obra más redonda hasta el momento y una de las obras del año. Y lo es porque parte de la base clásica para renovar y subvertir sin abandonar su estilo y una estructura que hacen una conjunción maravillosa.

En el prólogo inicial, que funciona a modo de prolepsis, tenemos una presentación maravillosa del villano, en un hospital psiquiátrico, despertando de un coma para decir a la enfermera que le cuida y que le está llevando sangre:

“-Su hijo Josiah -dijo Manx con voz rasposa y seca-. Tiene una plaza reservada en Christmasland, con los otros niños. Yo le daría una vida nueva. Una nueva y bonita sonrisa. Y también dientes nuevos.”

Charlie Manx, en un lado de ring, es un enemigo temible, se desplaza en un inmenso coche con una matrícula que da más información sobre él:

“Al final de la manzana un coche viejo sealejaba. Era un Rolls-Royce negro, con estribos y apliques cromados. Los faros traseros proyectaban haces rojos en la noche e iluminaban la matrícula:NOS4A2.

Después doblo la esquina y desapareció, llevándose con el los alegres sonidos navideños.”

La referencia a NOSFERATU nos habla de la base clásica que extrae del texto; en efecto, el clásico mito vampírico, claro que, en este caso, el vampirismo lo realiza a través de su coche, y la potencial amenaza, su casa, es un pueblo de pesadilla, Christmasland; donde los sonidos navideños se convierten en soniquetes sangrientos.  Su némesis es Victoria McQueen, atípica antiheroína que descubre a Manx como su enemigo y lucha contra él, su descripción me trajo ecos de “Phantasm”, juzgad por vosotros mismos:

“Estaba en el jardín y era uno de los hombres más altos que Vic había visto nunca, dos metros por lo menos. Era calvo y había algo obsceno en su pálido cráneo plagado de venas azules. Llevaba un abrigo de otra época, una prenda con faldones y doble hilera de botones dorados en la pechera. Parecía un soldado, un coronel al servicio de alguna nación extranjera donde un ejército no se llamaba ejército, sino legión. “

Estos dos protagonistas, la relación entre ellos son el eje de la excepcional historia que nos presenta Hill, una historia que alterna tiempos desde la prolepsis inicial, volviendo al pasado y yendo luego al futuro. Esta falta de linealidad, la estructura ciertamente original y el cambio de punto de vista son parte de los lujazos estilísticos que se marca Hill.

Afortunadamente no son los únicos, la historia se llena de personajes marginales, desde la bibliotecaria drogadicta hasta la pareja futura de Vic, Lou, paradigma del antihéroe:

“Deseó tener otra oportunidad. Deseó poder rescatar a alguien más y que Wayne estuviera allí para verlo. De buen Grado habría usado su grueso cuerpo para parar una bala, siempre que Wayne pudiera presenciarlo. Entonces podría desangrarse en un halo de gloria. ¿Acaso existía un anhelo humano más triste -o más intenso- que desear otra oportunidad de algo?”

Hill aprovecha una historia adictiva para reflexionar sobre los temas que ocupan nuestra vida, uno de ellos es el anhelo, el deseo del hombre de no cometer fallos y, si los comete, poder solucionarlos. El otro, indudablemente, verdadero eje argumental, es el de las relaciones, a veces difíciles, entre padres e hijos; solo hay que comprobar esta conversación de Wayne con Manx:

“-¿Qué me está haciendo? -preguntó.

-Te estoy alejando de todas las cosas que te hacían desgraciado -dijo Manx-. Y cuando lleguemos a nuestro destino habrás dejado la infelicidad por completo. “

Manx es el epítome de la subversión que plantea Hill, siempre intenta convencer a los niños que secuestra de que la vida que tenían con sus padres era infeliz y que la solución es ir a vivir a un lugar ideal, ese Christmasland que se convierte, por definición, en una confluencia de imágenes pop que todos conocemos:

“Para entonces Wayne ya se había dado cuenta de que ir a Christmasland era mejor que ir al colegio Hogwarts, a la fábrica de chocolate de Willy Wonka, a la Ciudad de las Nubes de Star Wars o a Rivendel de El señor de los anillos.”

Sin embargo, y como todos sabemos, la parte final se convertirá en una pesadilla, Christmasland se convierte en un infierno por la descripción que hace Hill; los niños, la Navidad, un lugar de Navidad permanente funcionan justamente al contrario de lo que podían significar por valores tradicionales; es terrorífico pensar en ellos de esta manera,(y es) lo que más horror nos puede causar; Hill, al igual que su padre, lo saben muy bien, y lo explotan hasta el final:

“La niña -o lo que fuera- tenía dedos huesudos terminados en uñas largas y amarillas. Sus facciones eran tersas y blancas, con un fino dibujo geométrico bajo la piel, de manera que parecía una máscara de esmalte siniestra despojada de toda expresión. La niña -la cosa- la miró pasar sin decir palabra. Los ojos le brillaban con una luz rojiza, como los de un zorro, cuando se reflejó en ellos el resplandor de los faros.”

“Era mil veces más realista, y sin embargo más falso, que cualquier cielo que Vic había dibujado en sus libros de Buscador. Aquello era sin duda el fin del mundo. Estaba asomada a los confines fríos e insondables de la imaginación de Charlie Manx.”

No quiero desvelar más porque el libro está tan plagado de referencias, y de buen hacer que es mejor descubrirlo por uno mismo. Para muestra de lo que es capaz el norteamericano, solo tenemos que leer esta introspección de Wayne en un momento dado:

“Darle un martillazo a Tabitha en esa cara redonda, de zorra guapa y lista, partirle las gafas, saltarle todos los dientes. Eso sería divertido. Imaginarla con los labios carnosos cubiertos de sangre le producía una descarga inconfundiblemente erótica.”

Irresistible, imaginación desbocada, juegos de estilo, esta novela de Joe Hill se ha convertido en un clásico instántaneo (vale, aquí transito en lugares comunes, pero tenía ganas de decirlo).

Los textos provienen de la traducción del inglés de Laura Vidal de “NOS4A2” de Joe Hill para Suma de Letras.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito. Perfecta conjunción biográfico-crítica.

thompson_portadaUno de los motivos para pasarme este año por la Feria del Libro de Madrid era, sin lugar a dudas, adquirir la obra que os traigo hoy. Óscar Pálmer, traductor y alma de la editorial Es Pop Ediciones ha decidido centrarse en el ensayo;  vengo a honrarle por su decisión, porque si el material que va a traer tiene la mitad de calidad que este, va a contar conmigo para hacer proselitismo sin reservas.

“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson”, del periodista Robert Polito, es el sueño hecho realidad de cualquier aficionado a las fabulosas novelas de uno de los más grandes de la novela policíaca, el norteamericano Jim Thompson; en el prólogo tenemos una introducción esencial a la obra del autor:

“Jim Thompson ofrece uno de esos raros ejemplos de arte popular que también es personal y profundamente subversivo. Su ficción está impulsada por una inteligencia escabrosa que arrasa cualquier tipo de distinción entre cultura seria o sensacionalista. Igual que las fotos de espectáculos y asesinatos de Wegee o que Death and Disaster (la serie de lienzos de Andy Warhol sobre coches accidentados, revueltas raciales y sillas eléctricas), las novelas de Thompson se regodean en su condición precaria y contradictoria. Tal como sugirió Luc Sante en The New York Review of Books: “Thompson cubre un hueco significativo en la continuidad de la ficción norteamericana de posguerra, un eslabón entre la literatura popular y el vanguardismo.”

Esa es la magia de Thompson: literatura de género de calidad, ese momento que esperamos que se dé en el futuro, aquel en el que, independientemente del género, se criticará una obra en sí misma, sin consideraciones de “ser serio” o “no serlo” todavía vigentes en crítica reaccionaria; con Thompson ya no hay esta disquisición, él es nexo de ambos mundos por su calidad.

A partir de ahí, Polito desarrolla una exhaustiva biografía que se caracteriza por aglutinar:

-Testimonios orales de la familia o gente que conoció al autor o interactuó con él.

-Datos históricos de la Norteamérica de posguerra.

-Análisis crítico de todas y cada una de sus obras emparentadas con su propio canon y con el contexto, subrayando incluso el contrapunto con otros autores a los que influenció o por los que se vio influenciados.

El resultado es que la biografía puede ser leído de dos maneras: como un testimonio oral a través de la gente que le conoció o, y esto es un mérito de Polito, como si de una novela del propio Jim Thompson se tratase.

Buen ejemplo de estos testimonios orales los tenemos en las sucesivas declaraciones de su esposa, sobre todo en algo tan controvertido como los “posibles” abusos en la infancia de Jim Thompson:

“La esposa de Thompson, Alberta, que vivió con los padres de Jimmie en varias ocasiones durante su matrimonio, respalda la valoración de Sharon: “No creo que tuviese una infancia feliz. Era inestable financiera y emocionalmente. Tenía una madre muy cariñosa que fue buena con él, pero su padre… en fin, probablemente hubiera ciertos abusos. Jimmie tenía mucha rabia contenida hacia su padre.”

Aunque no lo afirme, no lo desmiente, lo que es evidente es la rabia de Jim hacia su padre que aparece sucesivamente en sus novelas:

“Las infancias disparatadas, caprichosas, crueles  y perdidas presentes en el corpus de Thompson caen dentro del modelo de familia totalitaria descrito por el poeta Randall Jarrell como “uno de los campos de concentración de Dios”. Recuerdos de terribles palizas, abandono, privaciones, humillaciones ritualese incesto asolan de manera rutinaria los flashbacks infantiles contenidos en sus novelas, como también lo hacen otras formas más sutiles de lo que el psicoanalista Leonard Shengold llama “asesinato del alma”. Critch King, en “La sangre de los King”, es uno de los muchos personajes de Thompson atormentados por su incapacidad para estar a la altura de las exigencias de su padre.”

Es, sin embargo, en la crítica de su obra donde Polito es capaz de dar el “do de pecho”; buena muestra es lo que comenta al hablar sobre el final del libro“Always to be Blest”:

“El final del libro anticipaba en casi dos décadas la narración partida con la que concluye Una mujer endemoniada”. Thompson, como muchos otros escritores norteamericanos, aprendió probablemente el uso de la cursiva leyendo a William Faulkner, el cual, según su esposa Alberta, era su novelista favorito. Faulkner indicó en una ocasión que los pasajes en cursiva de “El ruido y la furia”, el modelo más probable para Thompson en este caso, marcaban una ruptura entre la “descripción objetiva” y una “transferencia de pensamiento subjetivo”. Thompson utilizaría la cursiva exactamente de esta misma manera en sus próximos escritos.”

Además del análisis crítico, aprovecha para hablar sobre el tipo de narración utilizada, el recurrente uso de la cursiva en el futuro (como parte de su “escisión de la identidad” en varios de los personajes usados en sus novelas) y, ya de paso, poner en perspectiva una de sus influencias literarias más importantes, Faulkner.

Sobre el estilo, igualmente, el siguiente párrafo indica claramente el amor de Thompson por la poesía y por el pulp:

“Sobre la insistencia de Thompson en la poesía en una clase de escritura creativa, Shestack comenta: “Jim nos decía una y otra vez que el escritor de prosa ha de leer poesía para afinar el oído. Hablaba mucho sobre la importancia de escribir en lengua vernácula, en oposición a lo pomposo o literario. Uno de los trabajos que nos puso fue tomar un pasaje de un autor establecido y reescribirlo en vernácula, usando el modo de hablar de la gente corriente. El pulp era poesía para Jim.”

Parece diseccionar su obra de tal forma, que es capaz de inferir los temas que rondan la obra del autor de novela policíaca; por un lado, la escisión de la identidad que mencioné anteriormente, por el otro, el fracaso del sueño americano, del hombre hecho a sí mismo:

“El fracaso acabaría siendo el gran tema de Thompson. Sus novelas más desoladoras irradian empatía por los marginados y fracasados aplastados por la maquinaria  norteamericana del individualismo, el progreso y el éxito. La literatura proletaria y hobo de las historias orales crudas y desgarradoras recogidas posteriormente por Studs Terkel en su volumen “Hard times”, han tallado un retrato del hombre marginal de la Depresión implícito en el personaje esencial de Thompson.”

No quiero dejar de la ocasión para poner uno de esos párrafos que se convierten en el sello de identidad en la narración de Polito, una mezcla excelente de crítica y de análisis de la obra, haciendo además una disección del personaje y utilizando diversas fuentes literarias para hacer uso de literatura comparada:

“Puede que Nick Corey se presenté a sí mismo con un dialecto cómico propio de Mark Twain o Bret Harte, exprimiendo la ironía del que relata un divertido cuento chino, pero “1280 almas” sigue una trayectoria aún más oscura que “El asesino dentro de mí”, y la malicia e inteligencia de Corey resultan ser más agudas y estar mejor enmascaradas que las de Lou Ford. A medida que su manida y autocrítica cháchara, trufada de referencias religiosas aparentemente extemporáneas (“había alcanzado el Reino de los cielos”), se va centrando tras un par de festivas vueltas de tuerca en la convicción de que él es el azote de Dios, Corey emerge como,quizá, la más aterradora e inquietante creación de Thompson.”

Creo que no hay forma de explicar mejor al maquiavélico sheriff bobalicón de la inconmensurable “1280 almas”, grandioso.

Thompson, al límite hasta el final, dejó su sello hasta unos días después de morir:

“Thompson falleció, tumbado junto a Alberta, el 7 de abril De 1977, Jueves Santo. Sus cenizas fueron esparcidas sobre el océano pacífico desde un avión.

El sábado anterior, Sharon le había llevado una Malta y dos cajetillas de Pall Mall. Thompson apenas toco la Malta, pero cuando Sharon se puso a buscar los cigarrillos la mañana de su muerte, descubrió que se había fumado hasta el último de ellos.”

Sinceramente, estamos ante una obra de referencia sobre el autor; mezcla perfecta de lo biográfico y análisis crítico de la obra. Esto se me antoja como una de esas lecturas ideales para el verano, y ya que estamos, ¡para todo el año!

Los textos provienen de la excelente  traducción de Óscar Pálmer Yáñez de “Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito para Es Pop Ediciones

Reseñas ”Express”: Ledesma, Meredith y Matute. Tres historias de amor diferentes

el-adoquin-azul-9788415740100Llegan las vacaciones y yo cada vez tengo menos tiempo para escribir reseñas; aun así, no quiero dejar pasar la oportunidad de dejar algunos libros en el limbo veraniego, por lo menos con un poco más de extensión que un simple resumen, este es el caso de las que traigo hoy; reseñas “express” de tres novelas cortas, de muy diferente temática cada una de ellas:

“El adoquín azul” de Francisco González Ledesma, Menoscuarto ediciones nos trae a un ya crepuscular Ledesma, grande de la novela policíaca, inconmensurable autor pulp, ciudadano de Barcelona con una capacidad de observación por encima de lo habitual; para mostrarnos una típica historia de postguerra en Barcelona cuyos protagonistas son Montero, traductor  y poeta, herido en una redada  que escapará gracias a Ana, la mujer de su peor enemigo; en Montero se aglutinan las inquietudes del autor,  sobre todo en lo artístico, aunque también conforma la lucha contra un orden establecido:

“Montero escribía sobre cosas tan perfectamente frágiles como las calles que cambian y las mujeres que envejecen, y supongo que eso hizo que no se le considerara nunca un poeta de valores permanentes, al revés de lo que ocurre con los sabios que te cantan a ti, Señor, a la patria o a la madre, inversiones espirituales siempre seguras y que Montero desdeñó. Yo no sé si fue un gran poeta, pero imagino que debió de serlo, porque no lo cita ninguna antología y porque alguna vez, sin embargo, he oído sus letrillas en la calle, en boca de alguna vieja que aún las recuerda. Montero interpretó la luz de los portales, la risa de los niños, el llanto de las mujeres y la mirada de los perros, es decir, hizo un trabajo perfectamente inútil sobre cosas pasajeras de las que ninguna historia se acuerda.”

La historia de amor entre los dos protagonistas se funda en lo que se no se dice, en ese verdadero amor basado en el silencio:

“El verdadero amor –le hubiera gustado escribir a él- es el que está hecho de silencios, el que no necesita afirmarse, el que tiene como único soporte un tiempo hecho para dos. El verdadero amor no es un grito –pensaba-, es un susurro.”

el-general-ople-y-lady-camper-9788494123566Sobrevivirá al tiempo, a un tiempo que refleja el devenir del autor, un autor que es cada vez más consciente de lo que ha vivido.

Curiosa propuesta la que nos trae la editorial Ardicia  en “El general Ople y Lady Camper” de George Meredith, una poco común historia de amor entre el militar retirado, el general Ople, y una excéntrica vecina, lady Camper, en el marco de la campiña británica; se trata de una comedia amable donde asistimos a la lucha del general por entender a su vecina:

“Desde primera hora, el general Ople se hallaba listo para iniciar la batalla. Sus fuerzas consistían en la anticipación de la victoria, un aseo personal meticuloso y, en el terreno de la palabra, un insólito espíritu emprendedor, porque lady Camper ya no le inspiraba aquel temor reverente de antes.”

De la que acabará enamorada locamente; con la simple pronunciación de una palabra basta para que esto ocurra:

“¡Y pensar que esa mujer está a punto de convertirse a la nuestra! De no haber tenido la certeza absoluta de que esas cosas no existen, el general habría creído que estaba en manos de una bruja.

El “adieu” de lady Camper fue absolutamente maravilloso: amable, cordial, íntimo sobre todo, capaz de satisfacer los anhelos del general; el “adieu” de una mujer  elegante y delicada que acaba de abandonar el fondeadero de los cuarenta para poner rumbo a la cincuentena.”

Es novedoso el empleo de la mujer como verdadera dominadora y conductora de la relación en la época; de hecho, el general retirado notará como todo aquello en lo que cree, su intervalo de comodidad, tiene que cambiar para poder conquistarla; es inevitable que sienta que, cual bruja, ella le tiene hechizado:

“¿Por qué ejercía Lady Camper tanto poder sobre él?… ¡Una señora que ocultaba sus setenta años con una caja de colorete o un pote de pintura! Era una brujería de la peor especie. Llevaba seis meses a sus órdenes, haciendo vida propia de un animal, degradado ante sí mismo, amoscado por las risas ajenas, perdido, sobrecogido y, por así decirlo, marcado o herrado, para luego dejar que el proceso se repitiera.”

Sin ser una obra que vaya a pasar a la historia, funciona bastante bien esta pequeña historia de amor casi en la senectud; se lee con gusto y ayuda a pasar un buen rato.

pequeno-teatro-9788408100850Los textos provienen de la traducción de Pepa Linares de “El general Ople y Lady Camper” de George Meredith en Ardicia.

Para acabar, empiezo a empaparme en la prosa de Ana María Matute, recientemente fallecida y de la que no había tenido la oportunidad de leer alguna obra suya; para remediar esto “Pequeño Teatro”, obra que ganó el planeta a pesar de la juventud de su autora en el momento de escribirla:

Ese “Pequeño teatro” supone la metáfora de la vida, una vida que se caracteriza por su amargura:

“El tiempo descendía, rodando, impasible. Marco se miraba la muñeca, porque no tenía reloj. Pero las horas tampoco le importaban. Lo único que importaba era ganar tiempo. La luz iba hundiéndose en el mar, como si las olas la tragaran. Marco notaba entre sus labios un sabor salado, embriagador. “Hay una vida, es indudable. En alguna parte, andará escondida la vida.” La vida es violenta, brutal, y a veces deja en el paladar un regusto agrio y seco de polvo. “Pero hay una vida. Tiene que estar en alguna parte, esperándonos. Yo creo que algún día…”. Entonces, Marco olvidó. Marco olvidó el polvo, la sed, el tiempo y la infancia solitaria.”

Los inolvidables personajes son muñecos, marionetas zarandeadas por la vida, verdadera manejadora de las cuerdas de nuestro destino; hay mucha poesía en cada momento de esta historia de amor que va más allá de lo efervescente preciosista y que se acerca más a lo que tiene de oscuro el amor, o su falta de él:

“Súbitamente, Kepa experimentó una gran decepción, salió de allí, con paso rápido. En realidad, Kepa huía. Huía de su casa, de su hija, del muchacho. De aquel muchacho,  que, en un rincón, le miraba anonadado y confuso. “Todo es siempre igual. El vacío, la tristeza, la inútil soledad. Yo sé de hombres que no encontraban la orilla, que se ahogaban sin remedio y no alcanzaban la orilla. Siempre igual. ¿No acabará nunca?”

Cuadro que refleja con toda su sordidez (belleza igualmente) el desigual camino que tenemos que seguir todos. Ciertamente dolorosa, pero hermosa sin lugar a dudas. Vaya legado el de Matute.

“¿Soy una Esnob? ¿Qué regalar a un esnob?” Woolf, Benjamin. Destellos de inteligencia

soyunaesnobJosé J. de Olañeta Editor tiene una de esas colecciones que tienen personalidad propia; se trata de su sello Centellas que reúne a modo de flashes, destellos de obras cortas, grandes autores en un formato, igualmente, bastante pequeño, manejable, trasladable a cualquier sitio y en cualquier circunstancia. Recoge perfectamente mi filosofía de poder llevar un libro a cualquier lado porque “nunca se sabe cuándo te va a surgir un momento muerto” y el libro ocupará ese momento.

Dentro de esta colección me atrajo poderosamente la atención el título de este “¿Soy una Esnob?” de Virginia Woolf, en el imprescindible prólogo de Fernando Ortega se hace un resumen histórico de la motivación del texto; la creación del Memoir Club a partir de los miembros del Bloomsbury Group:

“Molly MacCarthy –esposa de Desmond MacCarthy- impulsó la formación, en marzo de 1920, del Memoir Club, al que se le unieron la mayor parte de los componentes de grupo. Su actividad fundamental consistía en unas reuniones periódicas en las que algún integrante del club pronunciaba una conferencia basada en sus propios recuerdos vitales. Era condición esencial que dichos recuerdos fuesen rigurosamente verídicos, si bien, como señalaba Leonard Woolf, “la sinceridad absoluta es siempre relativa, incluso entre los más íntimos.”

En tales condiciones de “sinceridad” y “recuerdos vitales” brilló, como de costumbre, Virginia Woolf; la británica realizaría hasta tres de estas “memorias”:

“Virginia leyó tres “memorias” en el club. La primera de ellas, “Hyde Park Gate, 22” en 1921; la segunda, “Old Bloomsbury”, ha llegado a ser la más conocida, quizá no tanto por su intrínseco valor literario, cuanto porque en ella se extendía sobre los abusos sexuales que sufrió en su adolescencia por parte de su hermanastro; no parece haber acuerdo en cuanto a la fecha de su lectura, aunque probablemente es también de comienzos de esa década. “¿Soy una esnob?” fue leído en el Memoir Club mucho después el 1 de diciembre de 1936, cuatro años antes de su muerte, cuando Virginia ya había publicado todas sus obras importantes.”

Siendo la tercera la que lleva el título de esta “centella”; es curioso comprobar cómo Woolf planteó el posible tema y su indecisión inicial:

“Yo misma podría ser, entonces, el tema de esta charla; pero se plantean ciertos inconvenientes. Este tema único ocuparía tantos volúmenes que aquellos de los presentes que aún conservan el pelo, aquellos cuyos cabellos todavía pueden crecer, empezarían a sentir un hormigueo en los dedos de los pies antes de que hubiera terminado. Debo separar un minúsculo fragmento de un tema tan vasto;” 

Una vez entrada en faena, da una definición de esnobismo que resulta ciertamente elocuente y que resulta clarificadora además de estar de rabiosa actualidad:

“En cualquier caso, he hecho un descubrimiento. La esencia del esnobismo es la voluntad de impresionar a los demás. El esnob es una criatura de mentalidad revoloteante e inestable, tan escasamente satisfecha de su condición que, a fin de consolidarla, está siempre alardeando públicamente de títulos u honores, para que los otros crean, y le ayuden a creer, lo que él o ella realmente no cree: que es una persona importante.”

Con tal definición sí que reconoce que en algunos momentos es esnob, aunque por motivos distintos de los que podríamos llegar a imaginar:

“He llegado a la conclusión de que no soy solamente una esnob de escudos nobiliarios, sino también una esnob de salones iluminados y las fiestas de la alta sociedad.”

La conferencia estuvo muy bien llevada y resulta muy amena, a pesar de tratar de temas y personas muy afines al momento en que estaba viviendo, ese 1936 que tan lejos queda de nosotros.

Este texto se complementa perfectamente con el  ocurrente “¿Qué regalar a un esnob?” del alemán Walter Benjamin que en su primer momento exhorta sobre la dificultad de regalar algo a una persona que sufre este mal:

“Hacer un regalo a un esnob es como embarcarse en una partida de póquer. De hecho, el farol es el alma del esnobismo. Y es tan difícil como en el póquer  distinguir en ese farol el aplomo del miedo. En todos los casos, el peor error que se podría cometer consistiría en mantenerse a la defensiva preguntándose tímidamente: ¿qué tendrá que objetar a un neceser de viaje?, ¿qué dirá del modelo de pijama?, ¿qué mueca podrá hacer ante un Cointreau?”

A esta creatividad inicial le siguen una serie de recomendaciones literarias que no son demasiado conocidas en nuestro ámbito y que hacen perder un poco de interés, por quedar las referencias tan lejanas a nuestro ámbito; aun así, la brevedad del texto ahorra cualquier tono plomizo.

El resultado final de esta pequeña propuesta no desmerece la obra de la británica; lectura más que interesante para conocer un poco más a la fascinante Woolf.

Los textos provienen de la traducción de María Tabuyo y Agustín López para esta edición de “¿Soy una Esnob?” de Virginia Woolf y “¿Qué regalar a un esnob?” de Walter Benjamin  para José J. de Olañeta, Editor.

“Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker. El ocaso del autor

huida-del-corredor-de-la-muerte-9788494236723Es evidente que Sajalín ha encontrado su buque insignia editorial, tras bastante tiempo y mucha paciencia; Edward Bunker empieza a ser bastante conocido en los círculos que lectores que disfrutan con la novela policíaca en su vena más radical, la “hardboiled”. El problema de este filón es que, desgraciadamente, con tantos crímenes, asaltos y entradas en la cárcel al hombre no le dio tiempo a escribir todo el tiempo que habría sido necesario para generar una carrera literaria extensa.

“Huida del corredor de la muerte” es lo último que ha publicado la editorial del autor y se trata de una recopilación póstuma de relatos del norteamericano; relatos que se encontraron después de haber fallecido, al mismo tiempo que “Stark”, la última novela encontrada. El problema de estas cosas es que, lo que se suele encontrar, puede desmerecer un poco lo anteriormente publicado. “Stark” era un buen Bunker indudablemente pero no al nivel de sus mejores obras.

Lo mismo sucede con esta recopilación, se caracteriza por ser bastante irregular, con pocos destellos tanto del salvajismo habitual en sus obras como del estilo lírico de los mejores momentos del señor Blanco. Además, en mi opinión, la mayoría de los relatos se centran en lo carcelario y no creo que sea el tema al que le sacó el mejor partido, “Fábrica de animales” se quedaba pequeña comparada con otras obras del autor como “No hay bestia tan feroz”,  “Little Boy Blue” o el brutal “Perro come perro”.

Aun así, hay varios aspectos que justifican su lectura, como podemos ver en el relato que abre la antología: “La justicia de los ángeles 1927”, dos conceptos que usa con frecuencia y que son comunes a toda su obra; el racismo, indagando en esta ocasión en el miedo como catalizador de la violencia racista:

“Se acordaba de cuando tenía once años y le preguntó a su madre por qué los hombres blandos eran tan crueles con la gente de color, especialmente con los hombres. La respuesta le sorprendió: “Temen a los hombres negros. Dios santo, ojalá no los temieran… porque cuando alguien tiene miedo es cuando se odia y se es cruel, por miedo. No vayas por ahí metiéndole miedo a la gente, chico, y sobre todo no a los hombres blancos.”

El otro concepto es el relacionado con la cárcel como “ciudad de condenados” que ya salía en la “Fábrica de animales” y que explica claramente la sensación que sienten los presos y la inevitabilidad que marca su destino, tarde o temprano, volver allí:

“Cuando salió a donde un guardia lo esperaba para escoltarlo, escuchó el timbre que llamaba al siguiente hombre. Mientras caminaba alrededor del borde del hermoso jardín, miró más allá de los tejados de la cárcel y pensó en una pequeña ciudad. Eso era aquel lugar, la pequeña ciudad de los condenados.”

“Entrada en la casa de Drácula” introduce la idea que los convictos asociaban con San Quintín,el presidio era la Casa de Drácula, lo vampírico que les succionaba su esencia vital; una vida condenada:

“Notó mi indiferencia y no intentó seguir con la conversación. Me puse a hacerme la cama. Había llegado a mi última morada. Había entrado en la Casa de Drácula. Sería una muerte larga y lenta.”

En el magnífico homónimo, quizá el mejor de los cuentos de la recopilación, aparece de manera sincera esta inevitabilidad, el destino que proviene de las decisiones mal tomadas, decisiones que no van a poder evitar:

“-Siento verte aquí, Harper. Pensaba que te iría bien ahí fuera.

Roger se encogió de hombros.

-La cagué.

-Nadie es perfecto –dijo Blair.”

Para cerrar la recopilación en “La vida por delante” se refleja como nunca por qué se cometen esas malas decisiones:

“El subidón de adrenalina al acabar un robo con éxito era mejor que el sexo. Mejor que las drogas. Mejor que cualquier cosa que había sentido nunca.

No cometas el crimen si no puedes cumplir la condena, le habían dicho. Max estaba preparado para las dos cosas.”

Solo quedaría que Sajalín consiguiera los derechos de “La educación de un ladrón”; la única obra que les queda de Bunker y que publicó Alba y ahora está inencontrable y descatalogada;  afortunadamente, el próximo mes la disfrutaré, pude encontrar uno de los ejemplares.  Se cerrará un ciclo, el del gran Edward Bunker.

Los textos provienen de la traducción de Zulema Couso de “Huida del corredor de la muerte” de Edward Bunker para Sajalín Editores.

Una recopilación de novelas de Jim Thompson. La escisión de la identidad

libertadcondicionalAprovechando que acabo de terminar la biografía del escritor norteamericano, una joya de la que tendréis noticias en este blog en no mucho tiempo; se me ocurrió la posibilidad de hacer un pequeño monográfico con las obras que me quedaban por leer del escritor; ha valido mucho la pena, sobre todo porque gracias al análisis de la biografía, es indudable que ayudan a disfrutarlas mucho más.

La primera de ellas ha sido la última que ha sacado RBA en su serie negra, “Libertad Condicional”, obra encuadrada históricamente tras el que fue su primer gran éxito, esa obra maestra que es “El asesino dentro de mí”, esta influencia y la atracción del cine serán decisivas en el resultado final.

Partiendo de una buena idea, se nos presenta un presidio, Sandstone, donde el convicto Pat Cosgrove malvive, pero que, sin embargo, verá la posibilidad de salir gracias a la ayuda aparentemente desinteresada de Doc Luther, obteniendo la libertad condicional para trabajar con él, librándolo de un verdadero infierno:

“Luther creía estar acostumbrado a las aberraciones. Pero con Sandstone era imposible no escandalizarse. Sandstone no era una cárcel. Era una casa de locos en la que quien estaba loco era el director, y no los inquilinos. En Sandstone tan sólo había una forma de sobrevivir: llegar a ser más duro y más retorcido que el propio director. Si lo hacías -si conseguías caerle en gracia al hombre con los ojos extraordinariamente brillantes y la risa impredecible-, no sólo sobrevivías, sino que lo hacías con relativa comodidad. “

Es evidente, para nosotros, los lectores, que salir en estas condiciones tiene que tener un precio, pero el plan de Doc Luther no es evidente; es la espera, esa potencial amenaza, la que sostiene la narración. Según avanza, la desconfianza de Cosgrove será cada vez mayor:

“-¿Y no conocía nada a esa persona que le consiguió su libertad condicional… Que la compró por así decirlo?

-Exacto.

-Pues tiene usted razón, señor Cosgrove. Tiene motivos más que sobrados para desconfiar. A esa persona le hubiera resultado igual de barato y fácil conseguir que le concedieran el indulto. Con el indulto, usted podría haberse ido donde quisiera… Lejos de la periferia de su benefactor. Esa persona no tiene nada de benefactor. Esa persona no tiene nada de filántropa.”

No faltarán mujeres fatales, dobles juegos, traiciones… que llevarán a desentrañar la trama final desde el punto de vista de Cosgrove, verdadero narrador (excepto en el capítulo inicial que narra Luther) y afectado por los acontecimientos. Thompson no era un dechado de virtudes a la hora de plantear las tramas, la resolución resulta farragosa; el final feliz, desacostumbrado en el caso de Thompson, estuvo muy influenciado por la querencia del autor por conseguir un contrato con Hollywood para alguna de sus novelas. Aprovechar el éxito de su anterior novela parecía una buena oportunidad. La pena es que la novela se resiente mucho por esta circunstancia.

aqui_y_ahora_300x459“Aquí y ahora”  fue la ópera prima del autor; publicada en 1942, recoge muchos elementos autobiográficos aunque no se atreviera a poner exactamente los nombres de las personas de su entorno; sin embargo, eran perfectamente distinguibles entre las historias que nos relata el autor como cuando se refiere a sus hermanas y a la situación de pobreza en la que subsistían, alentada por el abandono de su padre:

“Margaret –mi hermana mayor- y yo sobrevivíamos gracias a la caridad de los vecinos, mientras que mamá apenas probaba bocado. Así que la única que necesitaba verdaderos cuidados era Frankie. Por desgracia, la pequeña no podía alimentarse de las sobras ajenas y mamá tampoco podía amamantarla. A todo esto, solo nos quedaban cincuenta centavos.”

No es la infancia de Thompson una de esas “misery memoirs” ficcionales donde el protagonista es maltratado, violado, etc.., pero sí es bien cierto que la influencia de su padre fue muy negativa para el desarrollo de su personalidad y de su propia vida y lo podemos comprobar en el texto:

“¿Y qué? –me dije-. ¿Es que en algún momento fuiste feliz? ¿Es que alguna vez te sentiste en paz contigo mismo? Pues claro que no –me respondí-. Está clarísimo que no, nunca dejaste de sentirte habitante del infierno. La única diferencia es que ahora has caído un poco más bajo. Y vas a seguir deslizándote por la pendiente, porque eres igualito a tu padre. Eres tu propio padre, aunque careces de su determinación y su fuerza de voluntad. De aquí a un año o dos acabarán encerrándote igual que a él.”

También su obsesión por la escritura y las consecuencias de su mercantilización aparecerán en varias ocasiones a lo largo de la novela para mostrar las inseguridades de un escritor que tuvo que luchar mucho consigo mismo a la hora de crear:

“A mí me daba igual vender los derechos de la narración o no. De hecho, prefería que nadie la adquiriera. Sabía que si la vendía, me perseguirían para que escribiera un nuevo cuento por el estilo, cuento que sería todavía peor. Y la constante certeza de que me estaba dejando llevar por lo facilón bastaría para aniquilar en mí incluso ese último y débil afán de expresarme mediante la escritura.”

“-No sé cómo explicarlo –dije-. Lo más seguro es que nunca sea capaz de explicarme, ni aunque escriba un libro.”

Quizá el mayor logro sea ese diálogo hipotético que realiza con el padre fallecido durante todo un capítulo, hay aquí un presagio de esta lucha interior psicológica que le servirá para configurar a los Lou Ford y Nick Corey futuros; que ya tiene reminiscencias del desarrollo futuro  de uno de sus temas más importantes: la escisión de la personalidad que tan bien analiza Polito en su biografía sobre el autor norteamericano:

“No estoy loco. No estoy ni asqueado ni furioso, quiero decir.

Solo estoy…

¿Cómo? ¿No puedes hablar un poco más alto, papá? Ya sé que siempre ha sido la costumbre… Pero aquí no hace falta que me hables en murmullos. Háblame con voz tonante, la misma que tanto efecto causaba en las salas del tribunal. Alza tu vozarrón como el estruendo que se eleva sobre el trueno de la perforadora de petróleo. Grita y ruge y golpea la mesa como si no pudieras porque le haremos una cara nueva a golpes, hasta dejarlo por muerto. Maldita sea su estampa.”

Como la mayoría  de las primeras novelas, Thompson experimentó, buscaba su estilo y los temas que seguiría más adelante, se apoyó en los temas que vivía en primera persona para darle la estabilidad que necesitaba y conseguir una buena novela pero que todavía estaría lejos de sus grandes creaciones. Eso, sí es indudablemente interesante, a la luz de su biografía, para entender parte de vida del autor, imprescindible para entender el devenir de su literatura.

Los textos de estas dos obras  provienen de la traducción del inglés de Antonio Padilla de “Libertad condicional”y “Aquí y ahora” de Jim Thompson para RBA.

Asesino-Burlon-Jim-ThompsonPara acabar, una obra, “Asesino Burlón” de la que solo tenemos una edición en España, la de Libro Amigo Policíaca de ediciones B del año 1988; una obra que no ha sido reeditada y es prácticamente inencontrable y donde encontramos una de sus cimas, sin lugar a dudas; encuadrada en su “época dorada” de creación y que entraría en la categoría de sus psicópatas a nivel de los ya mencionados de “Asesino dentro de mí” o “1280 almas”, la novela no solo se queda en esta caracterización psicológica que,  ya de por sí, supone un logro; en las primeras páginas el propio Jim Thompson nos da pistas sobre lo “especial” que puede llegar a ser:

“-Bueno… sí –asentí-. Sí, es algo mío. Una especie de melodrama que estoy escribiendo en torno a los crímenes del Asesino Burlón. Supongo que confundirá por completo al lector de novelas policíacas, pero tal vez lo que necesita es precisamente que lo confundan. Quiza su sed de diversión lo lleve al terrible trabajo de pensar.”

Clinton Brown, el periodista del Clarion, es el epítome de psicópata que tan bien desarrolló Thompson, “la enfermedad” de Lou Ford en esta ocasión es un “doble sentido”, el juego de dicotomías refleja a la perfección este doble sentido, esta división de la personalidad que altera a nuestro protagonista; de fondo, como en otras obras, la guerra y más concretamente, la castración, con unas connotaciones ciertamente esclarecedoras:

“En ese momento estaba comenzando a sentir ese peculiar doble sentido que se me había manifestado con creciente intensidad y frecuencia en los últimos meses. Era una mezcla de calma y ansiedad, de resignación y rechazo furioso. Simultáneamente, yo deseaba emprenderla a golpes contra todo y no hacer absolutamente nada.”

El caso es que el propio Clinton (Brownie para los conocidos) ve en Lem Stukey, el jefe de detectives su “doppelganger”, ese contrario que es la extensión inconsciente de su personalidad escindida, “un hijo de puta” en sus propias palabras:

“Tal vez esté equivocado –me he equivocado con tantas cosas-, pero no recuerdo haber oído hablar jamás o conocido a un hijo de puta que no se las arreglara perfectamente bien. Estoy hablando, entiéndase bien, de verdaderos hijos de puta. De la variedad A, de doble destilación y calentada al vapor. Coges a un hombre así, un hijo de puta que no lucha contra ello –que sabe lo que es y se entrega de cuerpo y alma- y realmente tienes algo. Mejor dicho, él tiene algo. Él tiene todas las cosas que tú no puedes tener, como recompensa por no ser un hijo de puta. Por no ser como Lem Stukey, el jefe de Detectives del Departamento de Policía de Pacific City.”

Como comentaba anteriormente, esa castración, ocasionada por las consecuencias de la guerra le llevará a elegir entre sus víctimas a tres mujeres,; a la hora de matar a su exesposa seguimos comprobando, en una escena cargada de violencia, la caracterización de la personalidad de Clinton, esta vez unida al mayor vicio de Thompson, el alcohol:

“-No –dije-. No puedes y no lo harás.

Y estrellé la botella contra su cabeza.

Me quedé mirándola, mientras mi cabeza navegaba y yo me tambaleaba lentamente sobre mis pies. La humedad y el esfuerzo y la larga conversación me estaban desembriagando, y cuando estoy sereno me emborracho. Más borracho de lo que podría ponerme cualquier cantidad de whisky.”

Según va cometiendo asesinatos, va perdiendo el sentimiento de culpa ante las consecuencias de sus actos; la desesperación de sus actos perturbados le llevará a justificar sus actos de la manera más infame; su desequilibrio le lleva a crear un mundo de acuerdo a sus ideas, un mundo inconscientemente influido por el trauma de su castración:

“El problema me perturbaba solo de una manera muy lejana: bueno-debería-sentirme-avergonzado. En realidad, no sentía ninguna culpa. Con Ellen sí. Lo lamentaba sinceramente en el caso de Ellen. Y, ciertamente, lo sentía mucho más en el caso de Deborah. Pero no me asaltaba ningún remordimiento en el caso de Constance. Ella no hubiese continuado viviendo como ellas lo hubieran hecho, de no mediar mi intervención. En Constance no había vida, solo flema y avaricia, ¿y cómo se puede quitar la vida cuando no existe?” 

En este mundo nada es lo que parece, el sorprendente final, del que no hablaré, nos revela la subversión de la propuesta, lo enrevesado de la situación, ese maestro que es el gran Jim Thompson en una de sus propuestas más arriesgadas y posiblemente peor entendidas.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Gerardo Di Masso para “Asesino Burlón” de Jim Thompson.

“Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson. El placer de la narración corta

muerte_bosqueDe la introducción de Miguel Ángel Martínez Cabeza sacamos dos características esenciales a la hora de afrontar esta recopilación de cuentos cortos que nos trae la editorial Traspiés, en primer lugar:

“Anderson reunió casi todas su narrativa breve en tres volúmenes: “The triumph of the egg” (1921), “Horses and men” (1923), y “Death in the woods and other stories “(1933). […] El presente volumen comprende los diez cuentos que quedaban inéditos de “Death in the woods”, con una nueva traducción del relato que da título al volumen, y dos cuentos más también inéditos, de los mejor considerados por la crítica entre los relatos dispersos: “La siembra del maíz” y “La esposa.”

Esta recopilación de 1933 es muy posterior a su influyente ciclo de relatos cortos “Winesburg, Ohio” (1919); quiere esto decir que, aunque intentemos buscar hilos conductores que unan las historias, la idea inicial del escritor no fue esa; ya que el único “ciclo” que hizo fue, el anteriormente mencionado, desgranado en mi crítica. Por otra parte:

“El lector deberá juzgar por sí mismo esta colección, pero una citas del poeta Hart Crane sobre Sherwood Anderson puede darle algunas claves: ” de sus párrafos y páginas surge un lirismo, deliberado y ligero, como unas semillas de algodoncillo que se elevan buscando el sol… (Anderson) carece de sentimentalismo y tampoco pretende ofrecer soluciones pero tiene una humanidad y una sencillez que desconciertan por su profundidad y capacidad de insinuación…”

Con esta descripción nos podemos hacer una idea de cómo son las historias de Anderson: alejadas de efectismos finales y más cercanas a la realidad, a la caracterización psicológica de los personajes inmersos en lo cotidiano. Todo esto está presente en el primer cuento, el homónimo, en la descripción de la muerte de la anciana:

“Bien, ya estaba muerta. Les había dado de comer a los perros de los Grimes cuando estaba viva, ¿y ahora qué?

Tenía el bulto en la espalda, el saco con el trozo de cerdo salado, el hígado que le había dado el carnicero, los despojos para los perros y los huesos para sopa. El carnicero del pueblo, dominado de pronto por un sentimiento de compasión, le había llenado el saco hasta arriba. Aquello había sido un gran botín para la anciana.

Ahora era un gran botín para los perros.”

Lo efímero de una vida cualquiera, en este caso de la anciana, su generosidad en vida servirá tras su muerte como tesoro para alimentar a los perros igualmente. Afrontar la muerte se convierte para los narradores, los dos hermanos, en un avance en su persona, un relato de formación a pequeña escala:

“No parecía vieja, echada allí bajo aquella luz, congelada e inmóvil. Uno de los hombres le dio la vuelta sobre la nieve y lo vi todo. Mi cuerpo se estremeció en una extraña sensación mística el igual le paso a mi hermano. Puede que fuera el frío. “

En “Como una reina” asistimos a un momento tan aparentemente sencillo, tan simplemente cotidiano, como puede ser el descubrimiento del amor, de la belleza de una persona, basta un simple destello, instantáneo para darse cuenta de ello; Anderson lo refleja de manera realista pero no exento de un cierto lirismo, un poco subterráneo, sin efusividad, aun así somos perfectamente conscientes de la belleza de la situación:

“Pero yo estaba hablando de la belleza de la gente, lo extraña que es, como aparece, desaparece y reaparece.

La vi fugazmente en Alice aquella noche.

[…]

Iba caminando por el claro iluminada por la luna como una reina, tal como decía aquel amante suyo que solía cruzar la habitación o el escenario.

[…]

Me enamoré de ella, locamente, durante un instante.”

En “La esposa “, curiosamente, sí que asistimos a una declaración de principios, él mismo describe su prosa: qué es la literatura si no una forma de hablar, de describir el ánimo, las pequeñas historias de la gente:

“Cuando tenía la pluma en la mano me volvía mudo”, declaraba. Qué tontería. Cuando me fui del lugar el doctor solía escribirme largas cartas. Todavía lo hace a veces, pero no muy a menudo. Las cartas son relatos maravillosos de sus estados de ánimo ciertos días, cuando recorre en coche la región, y hay descripciones de los días, los días de otoño, de primavera… Lo lleno que esta se sentimientos verdaderos… Lo profundo  y auténtico de su conocimiento… Pequeñas historias de la gente, sus pacientes. Se olvida de lo que escribe. Las cartas son como si hablara.”

El colofón a la antología lo pone el magnífico “En un lugar extraño” donde plantea una premisa muy diferente: salir de lo cómodo, ir a sitios donde eres un desconocido:

“Y por eso paseo por lugares desconocidos como este. Sueño. Tengo fantasías. Ya he salido antes a la calle, he recorrido varias calles de este pueblo. Ha despertado en mi un pequeño caudal de fantasías nuevas, reunidas alrededor de vidas desconocidas, y mientras caminaba siendo un desconocido, andando despacio con un bastón, parándome a mirar el interior de las tiendas, por las ventanas de las casas y los jardines, he provocado en otros esa misma sensación que yo he tenido.“

Esta deslocalización de nuestros lugares comunes funciona a dos niveles, como formación literaria y personal; es esto lo que consigue que nos abramos, que sintamos la epifanía de un crecimiento en nuestra personalidad o de nuestras facetas artísticas.

Anderson, con esta aparente naturalidad, consigue forzar el que abandonemos lo rutinario para sumergirnos en la fluidez de su prosa. Un placer leer a  un escritor diferente, un escritor que, particularmente, me subyuga sin remedio.

Introducción y Traducción de los textos del inglés de Miguel Ángel Martínez Cabeza  de “Muerte en el bosque” de Sherwood Anderson para editorial Traspiés.

Patricio Pron: dos facetas del mismo autor. La controversia de una opinión.

nosotroscaminamosEsta reseña sobre dos obras del argentino Patricio Pron puede resultar incoherente en sí misma, incluso contraproducente para el mismo autor. Coincide que el joven escritor acaba de ver publicadas dos obras de carácter muy diferente y que nos revelan dos facetas de su creación artística; además, las dos obras han sido publicadas por editoriales diferentes y con motivos distintos. Ciertamente, ambas me han producido sentimientos encontrados que pasaré a describir.

“Nosotros caminamos en sueños” (publicada dentro de Penguin Random House Mondadori) nos trae al Pron novelista dedicándose a lo ficcional; se trata de una sátira posiblemente relacionada con la guerra de las Malvinas, pero extrapolable por extensión a cualquier guerra. Y esto es así porque, más allá de lo geográfico, todo lo que va apareciendo lleva un hilo conductor detrás subyacente:

“Quisiera presentar una queja, señor”. “Yo también lo haría si fuera usted –respondió el Capitán Mayor observándolo, y preguntó-: ¿De qué se trata?” “Quisiera dejar constancia de mi desacuerdo con esta guerra, señor”, dijo Zinovy Rozhestvensky. “¿Por qué soldado?”, quiso saber el Capitán Mayor. “¡Porque es peligrosa, señor!” Usan armas de verdad, no de juguete. Quizá hasta usen también tanques y aviones. ¡Alguien puede ser lastimado! Mejor nos marchamos de aquí de inmediato”, propuso. “¡Pero si no ha estado en la guerra ni un día!, dijo el Capitán Mayor. “¡Un día es más que suficiente! ¡Mejor me voy antes de que me maten!”

Me ha sorprendido gratamente la vena humorística del autor, no voy a negar que en ciertos momentos, por lo absurdo de las situaciones planteadas me arrancó la sonrisa; el problema es que, para el público español, este libro traerá reminiscencias de los monólogos del humorista Gila, no sé si el autor lo intentó conscientemente o ha salido involuntariamente pero, más de uno y de dos, recordarán al humorista:

“¿Quieres decir que solo actuaremos como personas responsables y ganaremos la guerra si continuamos bombardeándolos?”, pregunté. “En principio sí –me respondió-, pero no es que los bombardeemos a ellos sino que ellos nos bombardean a nosotros y no es que así ganemos la guerra sino que ellos la pierden y no es que así actuemos responsablemente sino solo de forma de no ser considerados irresponsables”, dijo. Una vez más, me pregunté si Morin solo quería confundirme con algún oscuro propósito, o si también él estaba confundido”

No pierde la oportunidad Patricio de utilizar el texto como reflexión del oficio periodístico y de las injerencias del Estado en la libertad de prensa, un tema siempre actual, nos encontremos en la época que nos encontremos.

“¿Qué te ha parecido?”, preguntó Morin. “Una basura: tú sabes que no fue así cómo sucedió”, respondí. “Verás, El Nuevo Periodista solo escribe lo que le piden”, le defendió Morin. “¿Sólo escribe lo que le piden? Lo dices con toda naturalidad, como si dijeses: “El Nuevo Periodista pesca con mosca”. “Es que El Nuevo Periodista no pesca con mosca: solo escribe lo que le piden. Eso es lo que te estoy diciendo”, insistió Morin.”

Lo que no nos puede hacer olvidar el leit motif, el alegato antibelicista, el sinsentido de la guerra:

“Me pareció una objeción razonable y no puse reparos, pero luego pensé que aún había una pregunta por hacer. “¿Quién se beneficia con todo esto?” pregunté. “Nosotros”, respondió Morin rápidamente. “¿Quiénes somos nosotros?”, volví a preguntar, y tuve la impresión de que me había pasado toda la guerra haciéndome esa pregunta.”

A pesar de que, en mi caso no resulte tan estimulante, por el uso de los lugares comunes que ya han visitado tantos autores antes que él y porque, no nos engañemos, no me seduce la forma de expresarlo; tengo que reconocer que esta obra es más fácil de recomendar a un lector común; Pron utiliza muchas referencias literarias pero lo hace de una manera lo suficientemente sutil para no agobiar ni entorpecer la historia.

el-libro-tachado-9788415832287Muy diferente es, sin embargo, la segunda obra: “El libro tachado”, publicado por Turner. El Pron ensayista es considerablemente más interesante para un servidor por mi bagaje personal, aunque, desde luego, estimo que lo que trata el argentino puede resultar poco amigable para el lector habitual; la profusión de notas al estilo del inimitable David Foster Wallace, la multirreferencialidad y el uso de conceptos que conllevan una cierta reflexión y significados ambiguos son caballos de batalla para la interesante aunque dificultosa narración.

En parte de la sinopsis editorial encontramos latente la ambición del autor:

“Y hace falta reflexionar a fondo sobre el futuro de la literatura, y sobre lo que nos enseñan los libros que no tenemos en la estantería: los censurados, tachados, quemados, prohibidos. Los que no escribieron los autores silenciados, bloqueados, dementes o suicidas. Y, con perdón, los que se plagiaron, se piratearon o se robaron. Este libro tachado no pretende ser una historia de la literatura, pero es la historia que un lector no puede dejar de leer.”

Por un lado, una historia de la literatura a través de los libros que no tenemos en nuestra estantería, lo mejor del libro sin lugar a dudas, además de resultar lo más original/creativo; por otro lado, una reflexión al presente-futuro de la literatura, donde asistimos al discurso corporativo editorial, ya habitual y poco enriquecedor, que desmerece el resto de la obra.

Centrémonos en la primera parte con algunos de sus destellos, los mejores del escritor en opinión de un servidor; tomando como base a Barthes y “la muerte del autor” y a Foucault (¿Qué es el autor?), este hilo conductor es la trama que sustenta su reflexión histórica libresca; en este marco la trayectoria del Ouvroir de Littérature Potenttiele se reveló como determinante al llegar casi a definir una topografía literaria tras las consecuencias de “La muerte del autor” barthesiana:

“Con su trayectoria, el Ouvroir de Littérature Potenttiele llamó una vez más la atención sobre el hecho de que toda literatura se construye con la ayuda de procedimientos y mediante la adhesión a formas que determinan qué se puede decir y cómo, evitando así la dispersión y la proliferación que se producirían si el autor careciera de un marco. A su vez, al sistematizar las restricciones pasadas y crear otras nuevas, el OuLiPo se acercó quizá de manera involuntaria a la consecución de un objetivo largamente acariciado por algunos: el trazar un mapa topográfico de la literatura y acotar un repertorio de posibilidades que permitiera seguir escribiéndola incluso tras la “muerte del autor” y de la literatura como productora de sentido.”

La idea de los libros que han desaparecido como parte de la historia literaria nos trae ecos, en este caso de su fragilidad; de hecho la cultura, en épocas de crisis es lo que sufre más, es lo que primero se abandona:

“Todos los libros destruidos y quemados y los textos jamás escritos e incluso los ilegibles son el reverso necesario de la literatura que nuestra cultura ha preservado: le sirven de trasfondo pero también de advertencia sobre su propia fragilidad.”

Lo que nos lleva igualmente a esos autores que no han existido, y a los autores ficticios (falsificados) o incluso a aquellos que colaboran entre sí, una variante avanzada de esa “Muerte del autor”:

“Aunque lo primero que viene a la mente al pensar en escritores que no hayan existido nunca es la ingente cantidad de autores ficticios resultado de la práctica de la falsificación literaria, el hecho es que también se produce un tipo de “muerte de autor” en el momento en que cesas la colaboración. “

En el capítulo de falsificadores aparece uno de esos conceptos, el de las misery memoirs, tan en boga en la actualidad y que, posiblemente, no dejarán de estarlo nunca debido a la búsqueda empática del lector como:

“Las misery memoirs son obras literarias cuyos autores y editores promocionan y comercializan apelando a ciertas estrategias editoriales y a la inclusión de unos paratextos que inducen a los lectores a creer que se trata de relatos autobiográficos; como su nombre indica, a menudo estos textos narran historias personales terribles -abusos sexuales, drogadicción y persecución política o religiosa son tres de sus temas más recurrentes.”

A partir del capítulo dedicado a los anónimos, ya encontramos un avance de lo que comentaba al principio relacionado con la red:

“No es casual, por supuesto, que la práctica de la publicación de obras literarias de forma anónima y la publicación de pseudónimos realmente impenetrables haya desaparecido casi por completo -con la excepción de la red, donde prolifera como garantía necesaria para la práctica del insulto y de la difamación-, ya que las empresas que comercializan literatura no tienen como objeto la venta de libros sino la de autores.”

Lo curioso de este argumento es que desacredita parte de lo leído, ya que “la muerte del autor” no se ha producido más que para la crítica, de hecho, fue el desencadenante que ha servido para el desarrollo de otras perspectivas críticas posteriores. No nos engañemos, los lectores de hoy en día siguen buscando, la mayoría, autores, aunque pueda haber otras causas de elección que, evidentemente, se producen, y que no son el objetivo de este texto.

Lo que me hizo gracia es que olvide el uso de los pseudónimos como parte de estrategia comercial actualmente, solo tenemos que ver los casos de King como Richard Bachman (que cita) y el de Joanne K. Rowling (como Galbraith) o el de Banville/Benjamin Black, para enseguida centrarse en el uso de esto en las redes para difamar e insultar… procedimiento habitual de “trolls” pero desde luego no estamos ante un comportamiento general.

Esto, de todos modos, es un aperitivo ante lo que aparece en el infame “Crisis”, donde nos encontramos la habitual demonización de la red predicada por editores/editoriales  y mayorías de autores en consonancia con políticas editoriales, Pron, emparentado con Penguin Random House Mondadori, dominadora junto con Planeta de la mayoría del sector editorial español, no desentona en su discurso “progresista” con peroratas como la siguiente:

“La publicación en la red que ha sido considerablemente facilitada en los últimos tiempos mediante la popularización, la simplificación y el abaratamiento de la tecnología de diseño de páginas web y la existencia de plataformas para la creación gratuita de blogs, presenta dos tipos de problemas. El primero está relacionado con la tecnología misma, que, en primer lugar, dificulta notablemente la lectura de textos extensos –ya que estos carecen de materialidad y “desaparecen” de la vista a medida que son leídos en pantalla-; en segundo lugar, ha reducido a mínimos el tiempo que se requiere para acceder a la literatura pero no ha podido acelerar la velocidad con la que esa literatura debe ser leída, que sigue siendo baja; y, en tercer lugar, convierte en simultáneas las actividades no simultáneas de leer y opinar sobre lo que se lee, entre las cuales ya no media la reflexión. El resultado es un tipo de comunicación literaria en la red principalmente superficial, con notables y muy valiosas excepciones. El segundo de estos problemas está vinculado con el hecho de que la multiplicación de blogs y páginas webs personales en los últimos años –por lo mencionar la dispersión de los contenidos literarios en redes sociales y su reducción empobrecedora en los ciento cuarenta caracteres de una de las redes más populares del momento- ha conducido paradójicamente a la reducción de su visibilidad, así como a su pérdida de interés y atractivo, lo que queda de manifiesto, por ejemplo, en la reducción de visitas y comentarios en los blog literarios en los últimos tiempos.”

Dos focos principales tiene este discurso, el primero, el de las “limitaciones de la tecnología” para la lectura, parece que dificulta la lectura de textos largos, no ha favorecido el aumento de lectura y, infierno de los infiernos, convierte en simultáneas la opinión y la propia lectura. Tienen gracia “las limitaciones”, lo que no tiene tanta gracia es que obvie lo que la tecnología ha favorecido para el fomento de la lectura: accesibilidad de libros a través de ebook que supone ahorro en espacio y coste, compartir impresiones con otros lectores al mismo tiempo que se lee que fomenta clubes de lectura y que ayuda a que se puedan leer más obras y profundizar en ellas conjuntamente; olvida (conscientemente imagino) una dimensión social posible gracias al fomento de redes de lectura sociales que ofrece la tecnología y olvida (igualmente) que, comentar impresiones iniciales no tiene por qué ser óbice para que haya reflexión posterior sobre la obra que se está leyendo.  Pero, claro, queda mejor decir que todo lo que se hace en la red es SUPERFICIAL (con “notables y valiosas excepciones”… para no generalizar, jaja)

El segundo foco es, como no podía ser de otra manera el aumento de blogs y webs que no valen para nada y que ensombrecen los contenidos literarios que él considera rigurosos, (posiblemente su grupo de amigos, porque ya sabemos los que llevamos ya tiempo en esto, cómo se ayudan entre estos amiguetes, aunque nadie les lea por su deliberado cripticismo), y, cómo no, twitter, y su dispersión literaria. No digo que haya parte de razón en su argumento, dispersión y twitter se convierten en pleonasmo por definición natural de la red social y es cierto que hay muchos blogs que carecen de valor crítico. El problema es que estos blogs, incluso aquellos que solo digan que los libros son bonitos por la portada, tienen muchos lectores detrás, en algunos casos, como los de literatura juvenil, miles de lectores y no son despreciables; más bien, busquemos lo positivo y utilicemos lo bueno de ellos: el fomento de lectura, el juego de afinidades que se da entre blogs y lectores, te da una idea de dónde quieres ver tu libro reseñado y eso, le guste o no a Patricio, es evidente y MUY utilizable por cualquier editor con dos dedos de frente.

Más adelante, por si no nos queda claro vuelve a redundar en el segundo foco, el ninguneo de la posible “crítica” que pudiera surgir en espacios literarios ubicadas en esa diablura que es la red:

“En ese sentido, ninguno de los espacios en la red en los que se pone de manifiesto este tipo de “crítica” es interesante por sí mismo, sino sólo como síntoma de una enfermedad más general -y posiblemente más grave que la calumnia, que ya es grave -, que es la fosilización de la forma en que leíamos en el pasado y la inexistencia aún de algún tipo de alternativa.”

A lo mejor la alternativa es no anclarse en el pasado y mirar hacia delante aprovechando lo que está pasando, es inevitable y no se va a frenar, ¿no será mejor subirse al carro y aprovecharlo? ¿llevarlo a tu terreno?

Como parte de esta enfermedad, siento mucho haber hecho esta crítica que, posiblemente, no satisfaga al autor, es lo que tiene, estar involucrado en estas “odiosas” redes de internet.

Lástima esta parte final de un libro que resulta muy estimulante en sí mismo. Dos propuestas diferentes y, la verdad, que invitan a una reflexión.

También leo novelas juveniles: Proctor, Moriarty, De Sastre y Agatha

el-doctor-proctor-y-el-fin-del-mundo-o-no-9788424651671Siempre me ha gustado leer de todo, pero es bien cierto que desde que nació Alejandro tengo aún más interés en literatura infantil y juvenil. Hoy traigo una selección con recomendaciones y una no-recomendación para niños que suelen ir de diez años en adelante; bueno, excepto el de Agatha Mistery que pueden leerlo niños de menor edad, más infantil.

El primero sobre el que quiero hacer énfasis es una serie de la que me bajo por el motivo que os voy a exponer. Esperaba mucho más de la serie infantil del escritor noruego Jo Nesbo, mucho más conocido a nivel internacional por las novelas negras que protagoniza Harry Hole; sobre todo porque la serie policíaca atesora gran calidad.

El tercer libro de la saga infantil del Doctor Proctor se titula “El doctor Proctor y el fin del mundo. O no” de Jo Nesbo y vuelve a tener las feístas pero divertidas ilustraciones de Per Dybvig (aunque esta vez en blanco y negro). Ya comenté mis impresiones sobre la primera entrega por aquí  y sobre la más compacta segunda parte. Esta tercera parte, por el contrario, vuelve a las andadas y denota un mal gusto que me va  a obligarme a descolgarme de la serie.

La idea potencial es muy interesante y divertida. Darse cuenta de que llega el fin del mundo (o no) por las faltas de ortografía que se cometen es bastante educativo:

“-Y ayer mi padre dijo quería, en vez de querida. Y mi madre dijo preparao en vez de preparado y olvidao en vez de olvidado. ¿Eso no son errores de pronunciación?

-Puede ser una casualidad –dijo Tapón-. Puede que se les escapara la D. Quizá tenían un mal día, digamos.

-Pero piénsalo –insistió Lise-. ¿No te has dado cuenta de que en los últimos días todo el mundo está pronunciando mal?”

El uso de unas criaturas como los camaleones lunares como enemigo primordial también tiene su gracia.

“-Página trescientos quince –dijo, y empezó a citarla de memoria-: “Nadie sabe dónde se meten los camaleones lunares cuando están en la Tierra, pero se sabe que evitan la luz del día. Si tuvieras la mala suerte de ver un camaleón en pleno día, significaría que se está fraguando algo horrible. Algo superhorrible en verdad. Algo ultragigasupermegahorrible, para ser más exacto. O para ser absolutamente exacto del todo: el fin del mundo.”

E incluso que la música se convierta de nuevo en solución al problema no deja de tener su su aquel, sobre todo porque lo hace a través de las canciones de los Beatles:

“Y la banda de música más extraña que jamás haya tocado en un sidecar, no se hizo de rogar. Lise tocaba el clarinete, la señorita Strobe aporreaba un piano de juguete, Janne tocaba la tuba, Beatrice el saxofón, el papá comandante pulsaba una guitarra con dos cuerdas rotas, la mamá comandante tocaba un flautín, Truls y Trym el redoblante y la hermana de Tapón le atizaba al bombo mientras su madre gritaba tan alto, feo y desafinado que los turistas de la plaza, boquiabiertos, se llevaban las manos a las orejas: 

-¡Silovyuyeyeye! ¡Silovyuyeyeye!”

Si solo os hubiera puesto estos textos diríais que la crítica es positiva; sin embargo en la parte final ocurre una escena, que no pienso relatar, que denota un mal gusto brutal, y, desde luego, la carga de contenido sexual de dicha escena y sus implicaciones de fondo, no parecen los contenidos más adecuados para el público al que está dirigido. En este caso tengo que desaconsejar totalmente su lectura para niños. Un adulto lo puede leer pero tampoco es que la trama le vayaa seducir, volvemos a las simplicidades sin estar demasiado bien realizadas. Nesbo con esta serie está en modo de escritura automático, no dudo de que esté consiguiendo muchas ventas aprovechando al público dirigido pero, sin duda, no parece lo más apropiado. Una pena. Seguiremos, eso sí, la fantástica serie de Harry Hole.

Los textos provienen de la traducción del noruego por Cristina Gómez-Baggethun.

EL JOVEN MORIARTY Y LA PLANTA CARNIVORAMucho mejor, afortunadamente, es el segundo libro de Sofía Rhei que narra las aventuras del archiconocido enemigo de Sherlock  Holmes en su versión juvenil: “El joven Moriarty y la planta carnívora”, acompañado de nuevo por las buenas ilustraciones de  Alfonso Rodríguez Barrera.

Si bien no conecté con el primer libro del joven Moriarty, en este caso la historia está muy bien llevada desde el principio y empezamos a ver los rasgos maquiavélicos del joven enemigo, hay una buena caracterización del peligro potencial que devengará en el futuro:

“Siempre pasaba lo mismo. Si Arabella corregía sus errores idiomáticos, a Frau Weiss le parecía muy bien. Si era yo quien lo hacía, se ponía como una hidra. Todo el mundo nos trataba de manera muy diferente. Y no era justo. Algún día las cosas cambiarían.

Lo tenía tan claro como que mi nombre era James… James Moriarty.”

De hecho alguna introspección nos revela una cierta poesía al imaginarse los lugares más oscuros donde cometer fechorías que resulta ciertamente inquietante:

“Cerré los ojos y sonreí, imaginando lo fabulosa que podría ser esa mazmorra. Tendría las paredes de piedra cubierta de musgo y líquenes, con un montón de insectos y de ratas que me harían compañía. Yo descubriría un pasadizo secreto que conduciría a unas catacumbas abandonadas, llenas de cráneos y ratas aún más grandes, con el pelaje blanco por no haber recibido jamás la luz del sol. Y entonces oiría un goteo sospechoso, y llegaría a un río subterráneo, y entonces…

Las palabras de la señorita Godard interrumpieron mi agradable ensoñación…”

Hablando con Leonora de casos de policías, definitivamente, empezamos a ser conscientes de por dónde van a tirar las apetencias de nuestro joven protagonista:

“-Estoy orgullosa de lo listo que es usted, señorito James. Algún día podría llegar a ser un gran policía.

Yo fruncí el ceño. No estaba seguro de que me apeteciera ser policía. La verdad era que cuando alguien me contaba historias de crímenes no podía evitar sentir más simpatías hacia aquellos que se atrevían a desafiar a la ley… los que hacían lo que les daba la gana en lugar de seguir las reglas establecidas. Los que conseguían hacer trampas sin que nadie les pillara.” 

Estupendo el trabajo, tanto en la trama como en la caracterización, además de tener el inevitable cameo que no quiero desvelar pero que está realizado con una escena llena de sutilezas para los conocedores del canon. Espero con verdaderas ganas la siguiente entrega de sus aventuras.

desastre-total-2_mira-lo-que-has-hecho_stephan-pastis_libro-MONL173Y la joya de la corona, nuevamente, es la segunda entrega de las historias de Timmy De Sastre y su oso Total, en “De Sastre & Total 2: Mira lo que has hecho” de Stephan Pastis con las divertidísimas ilustraciones del autor. Ya hablé de la primera magnífica entrega por aquí  y esta segunda vuelve a redundar en los elementos que suponían un triunfo.

Timmy De Sastre, nuestro simpar investigador, no necesita abuela, es el mejor investigador, sin lugar a dudas:

“Me siento tentado de hacer valer mi rango. De revelar quién soy.

Es un nombre tan reconocible que enseguida sabría que soy el fundador, presidente y consejero delegado de la mejor agencia de detectives de la ciudad y probablemente del estado. Puede que hasta de toda la nación.”

Aunque como el lector bien sabe, las investigaciones rozan el ridículo más espantoso,y ahí está una de las claves; este nivel autoconsciente, es perfectamente perceptible por el lector, y contribuye a que nos saque más de una sonrisa cuando resuelve cada uno de sus casos, ya que siempre se equivoca.

Pastis es muy original a la hora plantear los peligros que pueden fastidiar a nuestro héroe; de hecho, lo podemos ver, sobre todo, al presentar a su némesis , que ya salía en el anterior libro, y a la que, en esta ocasión, le cambia el nombre, aunque sea perfectamente reconocible de nuevo.

“Un empleado SOLO puede activar la alarma si se da uno de los dos casos siguientes de peligro mortal:

1. Se va a acabar el mundo.

2. Ha aparecido la CALZONA

CALZONA significa:

Cruel

Aficionada a

Los

Zarpazos

Ominosos y

Nunca

Amables.”

Capítulos cortos, que empiezan con reformulamientos conocidos como “Accidental, querida Escurri” o “Crónica de una falacia anunciada”, mucho buen humor, dobles sentidos, resoluciones chapuceras y la ternura de sus personajes nos vuelven a traer un libro para disfrutar tanto pequeños como adultos por todas sus posibilidades de lecturas. Qué disfrute, la verdad.

Los textos provienen de la traducción de Isabel Llasat

agatha-mistery-5-asesinato-en-la-torre-eiffel-9788424641757¡Bola Extra!: No me gustaría acabar sin una mención a la obra de Steve Stevenson y sus historias de detectives con claro aire holmesiano  y que he podido descubrir gracias a el “Asesinato en la Torre Eiffel” con las ilustraciones de Stefano Turconi.

De la presentación de la editorial la Galera podemos inferir los ingredientes:

“Aspirante a detective con un olfato extraordinario, rueda por el mundo con el chapucero de su primo Larry, su fiel mayordomo y el gato Watson para resolver los misterios más intrincados”

Nueva reescritura del mito que aprovecha para presentar elementos distintos, como una protagonista femenina, Agatha Mistery, con un olfato detectivesco del nivel de nuestro ya conocido detective, pero más afable que este, y con una familia que ayuda y colabora en sus casos. Hay una novela de formación de fondo y cada entrega se ambienta en un lugar del mundo distinto, con lo que añade exotismo y conocimiento de otras culturas. Si la trama, sin ser compleja, no toma por tontos a los lectores, estamos ante una más que recomendable serie para niños, un sano entretenimiento para recomendar.

“El piloto y el principito” de Peter Sís. La ilustración como hilo conductor

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El tipo de libro que os traigo hoy me hace cambiar mi forma de orientar la reseña; el texto no podría hacer justicia a un libro ilustrado donde la ilustración es el verdadero amalgamador de la historia, el hilo conductor que sirve para desarrollar la trama. Poner textos únicamente sería injusto y no reflejaría el buen hacer del autor checo Peter Sís, ganador en el 2012 del prestigioso premio Hans Cristian Andersen, máximo galardón de la literatura infantil.

En la sinopsis de la editorial encontramos el tema escogido por el autor, aunque el título ya resulta clarificador:

“Antoine de Saint-Exupéry nació en Francia en 1900, justo la época en la que se inventaron los aviones. Siempre había soñado con volar, y cuando se convirtió en un joven piloto, sus aventuras empezaron de verdad. Fue uno de los primeros pilotos en repartir el correo en avión y, junto con sus compañeros, ayudó a crear nuevas rutas a lugares lejanos. Antoine sobrevoló montañas y desiertos, luchó contra vientos y tormentas e incluso trató de batir récords de aviación. También se estrelló bastantes veces. Desde su avión reflexionaba sobre la vida en la tierra y en el cielo, y así le llegó la inspiración para escribir sobre sus experiencias.”

El comienzo de esta biografía ilustrada del autor del principito no puede ser más evocador, nos recuerda una época de aventuras, de descubrimientos, de fabricación de sueños:

“Hace mucho tiempo en Francia, en el cambio del último siglo, un niño nació para ser aventurero.

Era una época apasionante de descubrimientos en el mundo. Se estaban inventando cosas con las que las personas solo habían soñado, incluyendo máquinas voladoras.”

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Las ilustraciones, además de ser bellísimas cumplen dos cometidos: avanzar la historia, ya que aportan en muchas ocasiones contenidos y datos, que no aparecen en los textos al pie de página, que llevan la trama principal y la enriquecen; además de esto, el autor usa diferentes composiciones que pueden mostrar más de un tipo de dibujo a la vez, mostrando no solo su relación con la trama sino dando otras perspectivas pictóricas, como en el siguiente dibujo donde dos continentes se miran a la cara:

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De esta manera Sís dota de una pequeño grado de infantilización sutil, divertido y muy perceptible para los niños sin perder su objetivo principal: contar la mágica historia del aventurero Antoine;  y cómo esa conjunción de historias deviene en un relato de formación del artista, Küntslerroman; todo suma para la creación final de su obra maestra: “El principito”.

“Antoine paso más tiempo en el aire que nadie allí, porque ahora los pilotos también volaban de noche. Con las estrellas arriba y las luces debajo, su mundo parecía al mismo tiempo inmenso y diminuto.”

Sus grafismos ofrecen distintas posibilidades muy distintas en pocas páginas según lo que quiera reflejar; ese eclecticismo es patente al hablar de la guerra. Cuando estalla, destaca una paleta de colores más simple, dibujos más difusos, sin formas, no hay una especial composición de imágenes en el afán de mostrar la guerra con toda su crudeza:

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Lo que no quita para que, cuando quiere mostrar esta misma guerra desde un punto más educativo-informativo recurra a unos colores distintos además de jugar más con la composición de la página, más creatividad, en aras de otro tipo información mostrada:

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El resultado final es una pequeña delicatesen;  un paladeo  que se sirve con mucho gusto y que destaca por una tierna remembranza de la vida del autor del “Principito”. Peter Sís ha creado una verdadera delicia para pequeños y mayores, una historia de esas que son necesarias para olvidarnos de las rutinas diarias. Hasta un momento triste puede resultar hermoso:

“Pero nunca volvió. Algunos dicen que olvidó su máscara de oxígeno y que se desvaneció en el mar.

Puede que Antoine se encontrara su propio planeta reluciente cerca de las estrellas.”

Los textos provienen de la traducción del inglés de Raquel Vicedo Artero  de “El piloto y el principito” de Peter Sís para Sexto Piso

“The fabulous Beasts” by Joyce Carol Oates

fabulousEn mi afán imposible de tener todo el material publicado por la escritora norteamericana Joyce Carol Oates ( afán irrealizable, por ser tal la cantidad de libros publicados que, varios de ellos están incluso descatalogados); hoy me he acercado a una vertiente suya que desconocía: la poética.

“The Fabulous Beasts” es un libro de poemas escrito en 1975 que goza de las detallistas Ilustraciones de A.G. Smith Jr. ; se estructura en cuatro partes bien diferenciadas, que suponen elnexo de unión de los poemas.

La primera parte, “Broken Connections”, nos habla de la dificultad para comunicarse en un mundo cada vez más fragmentado. Dentro del poema homónimo hallamos la manida metáfora del teléfono para reflejar esta falta de comunicación:

“[…]He is saying, Can you hear –

As the telephone line crackles, like laughter,

then goes dead.

It is dead.

 

Nothing to do but replace the receiver,

like this.

If the line is dead it is totally dead.

There is no deadness like it […]”

Aun así, el tema es muy actual, en un mundo social en apariencia por la posibilidad de poder compartir mediante redes sociales y con todos los medios que nos sirven para comunicarnos, es paradójica la falta de relación con los demás; esta separación de lo individual con respecto al conjunto total de la sociedad es expresada desde lo pequeño. La consecuencia de lo pequeño lleva igualmente a lo grande.

Los testimonios prohibidos de la segunda parte, “Forbidden Testimonies”; ahondan en lo que está oculto en lo individual, lo que no se refleja habitualmente, llegando a ser prohibido por el resto de miembros de la sociedad o, simplemente, por la vergüenza de expresarlos. Es el caso del poema “But I love…” donde asistimos a la ansiedad ante el amor no correspondido, la amargura de la incompletitud y la frustración ante ella:

“[…] Useless, the labor on unloving

you beg him to begin

Useless, your explanations.

He does not listen.

Yes, he listens, but smiles patiently .

Because he pursues you he is defined to himself

as one who pursues you

as one in constant bitter pursuit

as one who does not listen or who listens

but smiles patiently. […]”

La tercera parte, “The Child-Martyr”, nos hace contemplar el jugueteo con la prosa de la escritora para hablar de una vidriera, aquella que contiene el niño mártir. La prosa es igualmente muy poética, más cerca del poema que de los párrafos prosaicos. Esta tercera parte es la expresión de nuestros anhelos, con poemas que reflejan nuestra separación con respecto al orden existente; gran ejemplo de esta situación es el que J.C. Oates dedica a Sylvia Plath, epítome de esta desesperación latente en nuestras vidas (“Mourning and melancholia: In Memory of Sylvia Plath”)

“[…]

Ceaseless the noise, the strangers –

Readying for enormities, we are anchored hard

We persist in our Being.

We are never known.”

 

“Persistimos en nuestra forma de ser y nunca se nos conoce”.

La cuarta parte, definitiva, “The fabulous beasts”, lleva el nombre de la antología, esas “bestias fabulosas” que representan la conjunción de espacio-tiempo; nosotros, indefensos ante el devenir de los tiempos nos refugiamos en la espera (“Waiting”), poema que cierra la antología y que supone nuestra única respuesta:

“Too many gulls to be counted.

Unrhythmic waves -inmense, shallow-

                the sucking noises never predictable.

He waits on the beach, his arms tight around his knees.

He is not a child, he sits too heavily.

 

A Canada goose flies in, the wings ungainly, noisy.

Seven mallards ride the waves

and there are innumerable sailboats, all silent.

Is this perfection?

He waits for the next wave to change everything.”

Lo arquetípico temporal, cada instante que esperamos, lo puede cambiar todo.

Lecturas Mayo 2014. Mes de antología(s) y Mujeres

Es curioso comprobar mes a mes por dónde te llevan las lecturas. Cada vez soy menos programático y las novedades que llegan van sustituyendo a otras sin ningún criterio en particular; sirva de ejemplo la feria del libro que ha ocurrido entre medias y que ha variado sustancialmente el orden de lecturas.

Pues bien, repasando las lecturas de mayo, me he dado cuenta de que se pueden resumir en tres ejes principales:

-Antologías de relatos, tanto de un autor único como de varios con un eje principal que las una.

-Escritoras, para eso ha influenciado claramente el fallo reciente del Baileys Womens Prize for  Fiction.

-Novela policíaca y de género.

Teniendo en cuenta estos temas principales, ¡que entre la pila! Como diría uno que yo me sé. Ya sabéis que siempre es estricto orden cronológico:

“Silencios de pánico. Historia del cine fantástico y de terror Español, 1897-2010” de Diego López y David Pizarro, voluminoso y consistente ensayo sobre ese gran desconocido para el público general, el cine fantástico y de terror. Quizá exhaustivo es una palabra que se queda corta en esta ocasión.

“La cámara sangrienta” de Ángela Carter, reedición de la estimulante recopilación de cuentos de la británica con el aliciente de las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta y una edición de excelente de Sexto piso. Una reescritura de los clásicos en clave de perversidad.

“¿Y tú qué clase de madre eres?” de Paula Daly, una de esas novelas tremendamente bien planteadas en la trama y que desfallece en su recta final. Policíaca para mujeres, pero disfrutable también por hombres.

“Los entusiastas” de Arturo Borja, nunca habría pensado que un libro para moteros pudiera convencerme e interesarme. Macadán y su autor Arturo Borja me llevan la contraria.

“Tras las huellas de Arsenio Lupin” de varios autores, irregular recopilación de historias que giran en torno a las novelas de Leblanc, cinco cuentos clásicos y un poco de morralla.

“Relatos hispánicos asombrosos y de terror” edición de Emilio J. Sales Dasí, se comienza a rellenar un hueco aún más escondido de nuestra literatura: los relatos de ciencia ficción y terror. Verdaderamente delicioso.

“Cuentos de detectives Victorianos” edición  de Ana Useros, desde su publicación esta antología se ha convertido en una obra de referencia. Necesaria para entender el devenir histórico de la novela policíaca antes de la edad dorada.

“La cábala” de Thornton Wilder, la primera novela del norteamericano plantea sus teorías conspiranoicas de una manera atractiva; el desarrollo, por el contrario, adolece de interés y se lee sin pasión; eso sí, su prosa embriaga por momentos.

“El estafador” de Ed McBain, la última de McBain denota una vez más las grandes virtudes de su autor. El final está cargado de tensión y se acerca, prácticamente a la perfección. Trepidante.

“Ritos funerarios” de Hannah Kent, ópera prima de la australiana, nominada para el Baileys. Una buena obra que trata de la Islandia del siglo XIX y el papel de la mujer en dicha sociedad. Es un tipo de obra que busca empatizar con el lector y lo consigue con creces con muy buenos momentos.

“El traficante” de Ed McBain,  leyendo la anterior del mismo autor, me acordé de que tenía pendiente la tercera de la serie del Distrito 87; dicho y hecho, leerla y disfrutar es todo uno. Otra muy buena novela policíaca.

“La última noche” de James Salter, forma excelente para comenzar a leer al escritor norteamericano. Una recopilación breve pero de una intensidad proverbial.

“La hondonada” de Jhumpa Lahiri, otro de los nominados al Baileys, la india-americana es una garantía segura de calidad. Gracias a esta maravillosa lectura en la feria del libro adquirí su primera gran obra “Tierra desacostumbrada”. La historia de dos hermanos indios a lo largo del tiempo le sirve de contexto para mostrar hechos históricos y reflejar con todo lujo de detalles las complejidades de las relaciones humanas y el papel de la mujer con una óptica postcolonialista de fondo.

“Bark: Stories” de Lorrie Moore, la última antología de la autora norteamericana no ha sido traducida al castellano aún. No pude resistir la espera. Es una debilidad y vale la pena disfrutarla en inglés.

“Asesinato en la torre Eiffel” de Steve Stevenson, una serie de libros de detectives infantiles con la gran inspiración de Sherlock Holmes de fondo. Muy bien ejecutada, con humor y una trama que no te toma por tonto. Buena serie que seguiré leyendo.

Y eso es todo, no ha ido mal. En cuanto a Junio, lo que decía de la feria es verdad, estas fueron las compras. Y alguna más que no está en foto; y han trastocado lo previsto.

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Lo que sí tengo claro es que me apetecen especialmente estas dos lecturas.

“Arte salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, todos los que amamos la obra de uno de los más grandes de lo policiaco-hardboiled esperábamos esta obra con verdadera ansia. Leído una cuarta parte, puedo certificar que la espera ha valido la pena.

“NOS4A2” de Joe Hill, el hijo de Stephen King ha entendido perfectamente cómo sacar su propia voz más allá de su parentesco  con el coloso del terror. Espero que siga la senda de “Cuernos” y veamos al mejor Hill.

Y lo demás, quién sabe… el próximo mes lo sabréis, ya estamos casi a mitad de año por cierto.

Lo negro otra vez: Daly, McBain y Bradley. Mezcla policíaca diversa

y-tu-que-clase-de-madre-eres-9788439728191Vuelvo, después de un tiempo a realizar una recopilación de reseñas breves de novela negra. En efecto, muchas veces uno lee tantos libros que no llega para poder escribir una reseña de cada uno de ellos. En esta ocasión el nexo que une a esta recopilación son las novelas policíacas, uno de mis temas favoritos.

La mezcla que os traigo hoy, y que he leído en los últimos días, es diversa, la ordenación es estrictamente cronológica; la calidad alta o muy alta. Buenas muestras de cómo realizar buena novela policíaca de diferentes maneras, unas centrándose más en lo detectivesco, otras en el hardboiled.

La primera opción es “¿Y tú qué clase de madre eres? de Paula Daly  que acaba de salir en la curiosa colección de Roja y Negra. Curiosa porque los escritores que pertenecen a ella tienen ciertamente estilos y temáticas bastante diversos. De hecho, esta novela se encuadra en un tipo de novela actual que, a priori, está más enfocado para lectoras femeninas (en España lo han querido llamar “femicrimen”… ). Independientemente de las etiquetas, creo que es una novela que se puede disfrutar por cualquier género por todas sus implicaciones.

Todo comienza con la desaparición de Lucinda, la amiga de la hija de una de las grandes protagonistas, Lisa Kallisto, que se convierte en una de las voces que utiliza la escritora para avanzar la acción; la configuración del personaje es imprescindible para el devenir de la historia:

“Al llegar a casa, me meto en la cama. Me tapo la cara con las mantas y me acerco las rodillas al pecho, en posición fetal. Y entonces es cuando me asaltan los verdaderos malos pensamientos. La reciente desgracia se mezcla con el antiguo autodesprecio. Con aquel otro error del pasado cargado de culpa que aún no he logrado perdonarme a mí misma. Sucedió hace cuatro años”

Ya que sirve para avanzar la trama además de para configurar la parte más “femenina”: esa acción pasada que tiene que ver con su evolución y la carga de una culpa difícil de superar.

Junto a ella tenemos otras dos voces, la del pedófilo criminal, despreciable en sí misma, caracterizada por hablar en cursiva; y la de la investigadora, Joanne Spinall, su descripción, a los ojos de Lisa es clarificadora de su normalidad, una normalidad que subvierte la belleza habitual de las chicas que pueblan estas novelas:

“Es una mujer maciza y regordeta, y va vestida con parka y zapatos planos. Cuando se quita el abrigo advierto que su aparente corpulencia se debe más que nada a la prominente delantera. Es morena, y lleva el pelo recogido con una coleta en la nuca. Unos mechones sueltos le caen sobre la cara. Debe de tener la misma edad que yo, unos treinta y siete. No lleva alianza.”

Aparte de la investigación, por detrás subyace un dolor latente relacionado con el papel de la mujer en la familia; la hipocresía de aquellos que nunca reflejan los problemas que surgen, para indicar que todo es un mundo feliz:

“Aunque fuera solo una vez –una sola-, me encantaría que alguna madre primeriza de las que salen en las revistas se descolgara diciendo: “Me está resultando muy duro. No es ni mucho menos como yo esperaba. No creo que vaya a tener otro… Además –esto añadido mientras moquea en un pañuelo-, mi marido no me ha ayudado en absoluto. Yo pensaba que iba a ser un padre maravilloso, pero ni mucho menos, todo lo tengo que hacer yo. La verdad es que se está comportando como un capullo.”

“-Todos tenemos algo que ocultar al resto del mundo. ¿Recuerdas? Todos queremos dar la imagen de familia perfecta, de que todo nos va bien. A mí… bueno… a mí me iba bien. Lo hice todo bien. Y aun así me salió mal. Y lo siento, Lisa, pero no estaba dispuesta a aceptarlo, qué quieres que te diga. He luchado por mi familia. He hecho lo que tenía que hacer.”

La novela se desenvuelve bien hasta un final que desmerece un poco el buen desarrollo. Aún así, tiene los suficientes elementos para proporcionar un entretenimiento muy razonable.

Los textos vienen de la traducción de Victoria Alonso Blanco de “¿Y tú qué clase de madre eres? de Paula Daly en Roja y Negra.

el-traficante-9788490064948Los dos siguientes libros tienen como protagonista a un clásico de la novela policíaca del que ya hablado por el blog alguna vez, es el caso de Ed McBain, pseudónimo de Evan Hunter y las novelas que representan la tercera y la cuarta entrega de su famosa serie del distrito 87. Se dio la casualidad que leí el cuarto antes que el tercero y ya os aviso de que es un error, porque desvela eventos que suceden en el anterior. Lo mejor: leerlos en el orden que os pongo a continuación:

“El traficante” es el tercero y vuelve a traernos al McBain de altos vuelos, una ciudad que podría ser cualquiera, una novela marcada por la coralidad y, cómo no, su prosa que alterna el lirismo con puñetazos en el estómago:

“El invierno compareció como un anarquista con una bomba.

Resoplando, ululante, con la mirada ida, descargó sobre la ciudad un frío que heló médulas y corazones.

El viento aullaba bajo los aleros y asaltaba al viandante en las esquinas, arrebatando sombreros y levantando faldas para acariciar con dedos gélidos el calor de los muslos. ¿Qué hacían los ciudadanos? Soplarse los dedos, subir el cuello del abrigo y ajustarse las orejeras. Se habían dejado arrullar por la letárgica agonía del otoño y ahora tenían el invierno encima, repiqueteándoles en los dientes con nudillos de hielo. […]

Aquel año, el invierno iba a ser una auténtica putada.”

Y todo ello con ese humor negro delicioso ante el que es imposible no caer rendido, como esta descripción del turno de medianoche; maravilloso paradigma de esa mezcla de humor y amargura de fondo:

“Por supuesto un cadáver anima un poco la monotonía del turno de medianoche, y está bien poder retomar el contacto con los amigos de Homicidios Sur, y puede que el fotógrafo lleve encima una colección de selectas postales “artísticas” que admirar; pero aun así, nadie siente verdadero entusiasmo por un suicidio a las dos y once de la madrugada. Especialmente si hace frío.

Y hacía frío, eso era un hecho innegable.”

La historia es violenta y dolorosa hasta la última página, sobre todo por las implicaciones de la investigación en uno de los policías involucrados; además, comprobamos la evolución de cada uno de los personajes que salieron en anteriores entregas, es sencillamente fabulosa.

Los textos provienen de la traducción de Pablo Álvarez Ellacuria.

el-estafador-9788490562550Y el cuarto, cuando todo parece que no se podría mejorar, lo vuelve a hacer, el inédito “El estafador” es casi perfecta, sin más, la descripción inicial de “la estafa” como crimen, ayuda a discernir por dónde irá la historia:

“Después de todo, siempre existe la opción de hacer las cosas con clase. Si consideras que el crimen es la manera más rápida, segura y emocionante de ganar mucho dinero en poco tiempo, hazlo con clase.

Dedícate a estafar a la gente.

No hace falta recurrir a la violencia.

No hace falta agenciarse un costoso juego de ganzúas.

No hace falta adquirir una pistola.

Tampoco es necesario trazar complicados planes para entrar y salir de un banco.”

Pero, contrario a lo que uno pueda pensar, su última aseveración:

“La vida, tomada desde un punto de vista algo cínico y sombrío, es como una gran estafa.”

La dota de enjundia, es más importante lo que parece; a pesar de que, inicialmente podría parecer un crimen menor.

En el camino McBain aprovecha cada página para indicar con todo lujo de detalles, pero sin resultar cansino, el procedimental policíaco, y, de esta manera reflexiona sobre el trabajo del día a día, sobre esa rutina tan necesaria.

“En aquel momento, Kling estaba dedicado a la rutina; y la rutina es la cosa más rutinaria que existe en este mundo.

La rutina es lo que hace que te laves la cara y te afeites y te laves los dientes por la mañana.

La rutina es meter la llave en el contacto, girarla, arrancar el coche y meter la primera antes de poder ir a ningún sitio.

La rutina es responder a una carta con un educado “Muchas gracias”, y responder a la subsiguiente carta de agradecimiento con otra carta para decir “De nada”.

[…]La rutina es el informe que redactas de vuelta en la comisaría. La rutina es un aburrimiento mortífero, y ni siquiera es soberano, y los detectives saben lo que es la rutina por triplicado, y ¡ay del detective que no tenga paciencia con la máquina de escribir, al margen de cuál sea su método de mecanografiar las cosas! Ese detective no durará mucho en la división.”

El final, con la implicación de la mujer de uno de los policías, es trepidante; cargado de tensión por la situación llevada al límite y que no se resuelve hasta prácticamente la última página. Un prodigio.

Los textos provienen de la traducción de Pablo Álvarez.

flavia-de-luce-y-el-misterio-de-la-gitana-9788408126362Para terminar un autor que, desgraciadamente, no está teniendo mucha suerte por aquí; sobre todo viendo que este tercer título de su serie de Flavia de Luce ha salido directamente en bolsillo y los dos anteriores están saldados o descatalogados. De hecho, es imperdonable que se me pasara por alto. Concretando, “Flavia de Luce y el misterio de la gitana” del canadiense Alan Bradley es un fantástico exponente de novela policíaca más centrada en lo detectivesco, donde la investigadora es la chisposa Flavia, una niña de trece años, verdadera alma de la historia y que aparece fantásticamente caracterizada, con buen humor y pequeñas pinceladas:

“Lo poco que sabía sobre Poseidón lo había sacado de la Mitología de Bullfinch, pues había un ejemplar de dicha obra en la biblioteca de Buckshaw. Era uno de los libros favoritos de Daffy, pero como no decía nada sobre química o venenos, en realidad no me interesaba.”

Nuestra encantadora personaje adora los venenos y la química y no se corta si tiene que contar mentiras:

“Si había algo que entendía más que el resto del mundo era el ocultamiento de pequeños pedacitos de verdad. No sería exagerado decir que yo era una eminente maestra en este arte.”

De fondo, las dificultades de la familia De Luce para mantener un status quo debido a las deudas.

“Sabía que, desde hacía un tiempo, el coste de mantener Buckshaw nos estaba llevando a la ruina, por no hablar de las tasas y del inminente impuesto de sucesión. Durante años, mi padre había conseguido mantener a raya a los “gruñones recaudadores”, tal y como él los llamaba, pero ahora los lobos debían de estar aullando de nuevo en la entrada.”

El caso, con reminiscencias sobrenaturales, está excelentemente llevado y hace que prácticamente devores las páginas. Muy buena propuesta para aquellos que tienden más a lo detectivesco, con menos énfasis en los elementos más “Hardboiled”.

Como podéis ver propuestas de todo tipo. Todo el mundo puede encontrar su libro.

Los textos provienen de la traducción de Elisabete Fernández Arrieta para “Flavia de Luce y el misterio de la gitana” de Alan Bradley.

“Bark: Stories” de Lorrie Moore. Dark Stories

barkTengo que suponer que este libro acabará publicándose por aquí. Pero no me he podido resistir, al final lo he leído en inglés. Lorrie Moore es escritora de contrastes, de ella, y de sus propios lectores, no hay término medio entre los que la amamos sin remedio  y los que la odian sin piedad.

Hacía dieciséis años de su última y famosa recopilación de cuentos, el fabuloso “Pájaros de América”. Este “Bark: Stories” recoge ocho pequeños relatos que nos traen nuevamente el genio de la escritora, aunque en este caso estén cada vez más teñidos de pesadumbre, de amargura y falta de determinación, es un cotidiano deprimente; las historias de Moore no tienen artificios, no hay crescendos que nos lleven a un clímax final, no hay posibilidad, la mayoría de las veces, de empatizar con los personajes; sus historias son un reflejo de la vida, de lo que ocurre cada día, de rutinas que pueden llegarnos o no, pero ante las que tenemos que adoptar una cierta distancia.

La historia que abre el tomo, “Debarking”, me sorprendió por la nota de humor constante, solamente tenemos que fijarnos en la conversación que Ira mantiene con su hija Bekka; Ira está recientemente divorciado de su mujer y es uno de esos momentos que comparte con su hija:

“Bekka  shrugged and chewed. “Whatever,” she said, her new word for “You’re Welcome,” “Hello”, “Good-bye,” and “I’m only eight.” “I really just don’t want all his stuff there. Already his car blocks our car in the driveway.”

“Bummer,” said Ira, his new word for “I must remain as neutral as possible” and “Your mother’s a whore.”

“I don’t want a stepfather,” Bekka said.

“Maybe he could just live on the steps,” Ira said, and Bekka smirked, her mouth full of mozzarella.

“Besides,” she said. “I like Larry better. He’s stronger.”

“Who’s Larry?” Ira said, instead of “Bummer.”

“He’s this other dude,” Bekka said. She sometimes referred to her mother as a “dudette.” “She’s a dudette, all right,” Ira would say.

“Bummer,” said Ira now, “Big, big bummer.”

El humor, ciertamente, no es brillante, no es para sacar sonrisas, entre otras cosas porque lo que hay detrás es un fondo en el que las cosas no salen todo lo bien que uno esperaba: Ira está divorciado y su mujer se relaciona con otras personas en varias ocasiones (el juego con “dudette”  que hace su hija es el reflejo de esta situación); el uso de los eufemismos es un reflejo de su propia impotencia, es un perdedor, ni más ni menos.

Otra característica es su reflejo de la situación política en EE.UU., con el mismo tipo de humor satiriza la gestión del archiconocido George Bush, desde luego no sale bien parado:

“WAR IS NOT THE PATH TO PEACE, she read slowly aloud. Then added, “Well duh.”

WAR IS NOT THE ANSWER, She read on another. “Well that doesn’t make sense,” she said to Ira. “War is the answer,” she said. “It’s the answer to the question What’s George Bush going to do real soon?”

Esta mezcla de cotidianidad y amargura es paradigmática en el comienzo  de “The Juniper Tree”:

“The night Robin Ross was dying in the hospital, I was waiting for a man to come pick me up -a man she had once dated, months before I began dating him- and he was late an I was wondering whether his going to see her with me was even wise. Perhaps I should go alone. Her colleague ZJ had called that morning and said, “Things are bad. When she leaves the hospital, she’s not going home.”

El comienzo y el final del párrafo son demoledores, no hay nada positivo que se le pueda sacar a esa situación, en el medio, las disquisiciones que haríamos cualquier día de nuestra vida; la vida no es un “camino de rosas” y, sobre todo, está llena de indecisiones ante los grandes problemas que pueden surgir.

Esta infelicidad es más que palpable en “Paper Losses” donde vuelve a tratar el tema del divorcio, del fracaso de la pareja, y más allá, extendiéndolo, de las relaciones entre personas, más si eres mujer:

“It had been a year since Rafe had kissed her. She sort of cared and sort of didn’t. A woman had to choose her own particular unhappiness carefully. That was the only happiness in life: to choose the best unhappiness. An unwise move, good God, you could squander everything.” 

“La única felicidad (de una mujer) es poder elegir su propia infelicidad”, no hay lugar para bromas  de una historia ciertamente demoledora.

En “Referential” volvemos a encontrarnos con esta carencia de alegría que nos trae, a veces, vivir; el objetivo es conseguir tener menos dolor, por lo menos, la esperanza como única posibilidad para superar esa infelicidad, a pesar de ser etérea, se vuelve una posible respuesta:

“There he was a plumpish teenager, his arm around Pete. And there in the corner he was an infant again, held by his dignified, handsome father, whom her son did not recall because he had died so long ago. All this had to be accepted. Living did not mean one joy piled upon another. It was merely the hope for less pain, hope played like a playing card upon another hope, a wish for kindnesses and mercies to emerge like kings and queens in an unexpected change of the game. One could hold the cards oneself or not: they would land the same regardless. Tenderness did not enter except in a damaged way and by luck.”

Hasta un relato que aparenta una acción de gracias, como es “Thank you for having me” no se libra de una enfermiza falta de optimismo, reflejado especialmente en los vestidos que llevan las damas de honor:

“The bridesmaids were in pastels: one the light peach of baby aspirin; one the seafoam  green of low-dose clonazepam; the other the pale daffodil of the nest lowest close of clonazepam. What a good idea to have the look of Big Pharma at your wedding. Why hadn’t I thought of that? What hadn’t I thought of that until now?”

Que el narrador identifique los colores con un medicamento como el clonazepam que se usa para tratar trastornos de ansiedad, pánico, fobia social y hasta trastornos bipolares, desde luego, no parece una casualidad. Es el reflejo de lo más oscuro de nuestro interior, de nuestras dificultades para relacionarnos con los demás, de nuestras dudas ante lo que nos va ocurriendo.

Una telaraña de cuentos cuyas hebras se hunden en una complejidad estilística y estructural con un fondo de dolor y aflicción continua: una mezcla indigesta para muchos, un cóctel irresistible para otros.

“Cuentos de Detectives Victorianos” selección de Ana Useros. Imprescindible historia de lo detectivesco

cuentosvictorianosEntre los lectores ya son famosas las ediciones de Alba, sobre todo porque se caracterizan por una edición exquisita, de lujo y con un gran cuidado de la traducción realizada. Su sello de identidad es la recuperación de clásicos de todas las lenguas: inglesa, francesa, rusa…  Siempre suelen acertar, pero hay ocasiones en que, directamente, gestan obras de referencia. Podemos hablar en este último caso de la obra que comento a continuación: la antología de “Cuentos de detectives victorianos” que ha seleccionado Ana Useros con la fantástica traducción de Catalina Martín Muñoz.

Esta antología viene a rellenar un hueco fundamental: la evolución cronológica desde sus inicios de la novela de detectives. La introducción de la propia Ana Useros, en unas pocas páginas, nos introduce a la época victoriana:

“Ya es un lugar común precisar lo que llamamos la Inglaterra victoriana, el periodo de tiempo marcado por las fechas del reinado de Victoria (del 20 de junio de 1837 al 22 de enero de 1901), es tan extenso que difícilmente puede caracterizarse de manera homogénea . En cualquier caso, son los años que marcan el declive de la aristocracia como clase dominante y el ascenso de la burguesía a los puestos del poder, la era de la expansión militarista del Imperio británico, del desarrollo de las comunicaciones y el transporte colectivo; la culminación de un proceso por el que el campo pierde su preponderancia como fuente de riqueza y las ciudades adquieren muchos de los rasgos que hoy definen su fisonomía. Todos esos rasgos cristalizan en una imagen que, en puridad, pertenece al victorianismo tardío: una calle de Londres al anochecer, bajo una espesa niebla que apenas logra atravesar la luz de las farolas de gas, en la que coinciden caballeros, obreros y mendigos, damas, dependientas y prostitutas; donde los comerciantes y oficinistas que regresan al hogar tras su jornada de trabajo se mezclan con aristócratas y bohemios que inician su periplo festivo.”

Para, a continuación, unirla indisolublemente a lo literario, en una de las edades de oro de la literatura no solo inglesa sino universal, y al nacimiento del género:

“En esta época victoriana, que coincide con una edad de oro (o dos, o tres…) de la literatura en lengua inglesa, nace la literatura policíaca. Los avatares literarios que acompañan su desarrollo se mezclan y confunden, complementan y reflejan esos cambios sociales, de manera que se produce una coincidencia en el tiempo entre la construcción del universo ficticio de un género y la construcción textual de ese género. “

De esta manera, consigue realizar una síntesis de esta cronología que resulta novedosa, sobre todo porque se cita como precursor a William E. Burton por encima de las historias de Edgar Allan Poe:

“Se pueden trazar historias muy diferentes de la literatura de detectives, según tengamos o no en cuenta esa masa de géneros populares y escritores del montón. Un relato posible y muy extendido hilvanaría únicamente a los autores prestigiosos y, así, el cuento policíaco sería una invención de Edgar Allan Poe en los cuentos protagonizados por auguste dupin (aunque en esta antología, gracias al especialista Michael Syms, que lo rescató, incluimos un genuino precursor del género, “La cámara secreta”, de 1837 de William E. Burton, cuatro años anterior a los crímenes de la calle morgue), continuarían con las apariciones puntuales de los inspectores de Scotland Yard en las crónicas y novelas de Dickens y adquiriría carta de naturaleza con la creación de Sherlock Holmes en 1887. Con posterioridad a los años victorianos haría su entrada el padre Brown de Chesterton y, a partir de ahí, en la década de 1920, el género entraría en una época de plenitud que culminaría en la década siguiente, en su llamada edad de oro.”

Lo que nos llevaría al Detection Club, la edad dorada del relato policíaco de detectives, con su creación de las reglas de las historias de detectives que, desde luego, no siguen estos cuentos, anteriores a esta época. El siguiente texto ejemplifica a la perfección un pequeño resumen de los autores que van a aparecer en el volumen, caracterizados por la variedad sobre todo en cuanto a métodos y personalidades:

“Por supuesto, ningún relato de esta antología, ni siquiera los de Sherlock Holmes, cumple con estas reglas dictadas a posteriori. En todos los relatos seleccionados hay un misterio y hay un detective que lo resuelve. Pero el abanico de personalidades y métodos es muy amplio. Los policías más o menos competentes de los relatos de Dickens, Wilkie Collins o McLevy se mezclan con aficionados entusiastas, como el tierno narrador de detención bajo sospecha. Personalidades excéntricas como el propio Holmes, el príncipe Zaleski o Flaxman detective de lo sobrenatural, conviven con abanderados de la normalidad, como Martín Hewitt o Paul Beck; el extranjero de verbo florido Eugéne Valmont contrasta, con los lacónicos y eficaces profesionales  de los cuentos de William Russell, Fergus Hume y Waters. Tres de ellos están protagonizados por mujeres detectives, para recordarnos que la época victoriana marca también el inicio de la tortuosa emancipación femenina.”

El objetivo de la recopilación es claro:

“Los relatos seleccionados en esta antología perfilan una historia del género y revelan que, en un primer momento, este derivo del interés del público burgués por conocer de primera mano una realidad ajena, semioculta y aterradora, de la mano de los especialistas en su regulación.”

En efecto, a partir de este momento, en estricta ordenación cronológica irán pasando diferentes escritores que han participado en la creación del relato policíaco. Cada uno de ellos tiene una imprescindible introducción que ubica históricamente al autor y al relato escogido además de poner énfasis en los elementos por los que ha sido escogido, pondré algunos ejemplos que sirven para hacerse una idea del inmenso trabajo y del grado de exhaustividad conseguido, un verdadero prodigio:

La elección de Doyle es, por ejemplo, por un tema diferente al que podríamos esperar:

“La aventura del carbunclo azul” de Doyle. Más que tratar de establecer el mejor cuento de Sherlock Holmes, hemos buscado reflejar una característica que le distingue de los demás detectives. Y lo distinto no es (únicamente) la facultad portentosa de deducción, ni la atención a los detalles, ni que el crimen sea intrincado. Lo distintivo es la aparición de un goce que combate el tedio vital, que borra las fronteras entre detective profesional y amateur, la adicción al enigma.”

El goce aplicado a lo detectivesco, el relato sirve perfectamente como paradigma de este rasgo. En el caso del Grant Allen, nos encontramos con uno de los precursores en la elección de una mujer como detective, sobre todo porque se trata de una elección, no está impuesta u obligada por circunstancias. Nos encontramos ante uno de esos momentos que empiezan a definir la emancipación de la mujer en la sociedad:

“La aventura de la anciana cascarrabias” de Grant Allen, es el primer relato de los casos de Lois Caley, y nos presenta a un personaje que entra en ese mundo por el placer de la aventura y que no necesita , como las otras mujeres  detectives de esta antología, un motivo melodramático que excusé su ejercicio de un oficio masculino. Es un retrato de una nueva mujer moviéndose como pez en el agua en una sociedad en cambio profundo.”

No faltan las excentricidades ni el exotismo, como es el caso de del príncipe Zaleski:

“La estirpe de los Orven” de M. P. Shiel, en esta historia de locura heredada, generación tras generación, por una estirpe de sanos y descreídos condes británicos se agudiza el contraste entre el pragmatismo prosaico con el que los ingleses se resignan a lo inevitable y la actitud barroca y filosófica del fatalista Zaleski.”

O el caso de la mujer que rivalizaría con Sherlock Holmes en prácticamente todo:

“El hombre de ojos dementes” de George Robert Sims, Dorcas Dene es una detective profesional, antigua actriz, capaz de seguir e identificar pistas, hacer deducciones rigurosas y disfrazarse convincentemente. Excepto en el uso de la fuerza física rivaliza en todo con Sherlock holmes. Tiene también un cronista admirador, dispuesta a acompañarla y asistirla, en este caso un antiguo empresario teatral.”

Hasta un jugueteo con lo sobrenatural se da cita gracias a la historia que nos traen de E. y H. Heron y su detective de lo paranormal:

“La historia de los españoles de Hammersmith” de E. y H. Heron, Flaxman Low es un detective de lo sobrenatural. Su tarea es identificar a que tipo de fantasma se enfrenta (vampiro, momia, espectro..) y tratar de naturalizarlo. En este oficio combina experiencia, dotes de deducción a partir de las huellas de los fantasmas y siempre hay un enfrentamiento físico con ellos.”

El volumen tiene un excepcional colofón con un relato de Robert Barr que anticipa a Chesterton (por sus características particulares, hasta el título parece de Chesterton) y al Poirot de Christie; una historia llena de inteligencia donde no todo es lo que parece:

“Un selecto círculo de despistados”  de Robert Barr. Su trama prefigura a Chesterton. A Valmont se le considera el precursor de Poirot, pero es un gran personaje por derecho propio, que condensa todos los tópicos sobre Francia: fatuo, frívolo, Gourmet. Con su compañero de aventuras, el inspector Hale, que es a su vez la visión extranjera del típico inglés -rígido, pomposo y algo torpe-, forma un buen dúo cómico. “

Sin lugar a dudas, una obra imprescindible, necesaria para la historia del género policíaco. Con una selección muy cuidada y de gran calidad.

Los textos provienen de la traducción del inglés de Catalina Martín Muñoz para estos “Cuentos de Detectives Victorianos” selección de Ana Useros en Alba.

“Silencios de pánico. Historia del cine fantástico y de terror Español, 1897-2010” de Diego López & David Pizarro.

silencios de panico diego lopez david pizarroSolamente viendo el ambicioso subtítulo (Historia del cine fantástico y de terror Español, 1897-2010), que acompaña a este “Silencios de pánico” editado por Tyrannosaurus Books, nos podemos hacer una idea de la importancia que cobra, y sí, decirlo muy en voz alta, se convierte en una obra de lectura obligada, imprescindible.

En la introducción de los autores (Diego López y David Pizarro) podemos comprobar sus nada desdeñables pretensiones y sus intenciones:

“A pesar de que teníamos claro este concepto como libro-entrevista, no queríamos limitarnos a exponer una profusa crónica de declaraciones sin ton ni son, también deseábamos aportar nuestra perspectiva crítica, exponiéndola de forma diversificada, bien analizando ciertos largometrajes, destripando otros o, simplemente, narrando curiosidades de rodaje. En definitiva, componiendo una sólida historia de nuestro cine más sobrenatural pero de dilatada concepción, pues los límites de lo imaginario en la mayoría de ocasiones sobrepasan los delirios mentales del ser humano. Así pues, no es de extrañar que a diferencia de otras obras dediquemos apartados a películas esquinada, oscuras o malditas, movimientos cinematográficos vanguardistas o simplemente, films clasificados “S” que se arrimaban al género por pura comercialidad; amén de dedicar un apartado especial en clave de bonus track al cine fantástico fronterizo, donde, con ánimo de impulsar una serie de títulos poco conocidos para el aficionado al fantástico, se profundiza en campos “vírgenes” de los márgenes del género, apuntalando el policíaco con tintes fantasmáticos, el Spanish Giallo, el Spanish Gothic, el cine X con esquirlas (para)normales o la animación fantástica.”

Esta estructura ayuda a que el relato cronológico de los sucesos no se vuelva monótono en ningún momento; al referirse a Luís Buñuel y “Un perro andaluz” (“Obra visionaria y adelantada a su tiempo, bien podría considerarse una de las primeras muestras de pregore mundial”), encontramos la clave por la cual está obra se vuelve única:

“Lamentablemente, y como es habitual en estos casos, su línea de creatividad no fue explorada ni seguida por la industria española, quedando desterrada como la mayor parte de la filmografía de su realizador. Una pena que nuestro realizador más universal y prestigioso haya forjado su fama en países extranjeros. Pero por triste que parezca, esta ha sido la tónica habitual en nuestra cinematografía y evidente es: la esencia se perdió (o nunca se poseyó) y la marginalidad que sintió el fantástico durante muchos años fue producto de la falta de compromiso por parte de las productoras que despreciaban, por incultura o ignorancia, propuestas como la buñueliana, que revitalizaban nuestra filmografía con nuevos aires fantásticos.”

En efecto, tanto en el cine, como en la literatura, etc…  se empieza a considerar cada vez más el valor de la temática de género y la existencia de un libro como este certifica que estas fronteras están cada vez más diluidas, afortunadamente para nosotros.

Si a esto le sumamos el grado de exhaustividad del inmenso trabajo de los autores que recorren la historia de nuestro fantástico cinematográfico desde Nemesio N. Sobrevila hasta las últimas obras de Paco Plaza, Alex de la Iglesia o Jaume Balagueró, pasando por los verdaderos fundadores del género español con varias figuras especialmente preponderantes. Jesús (Jess) Franco es una de ellas:

“Nada hacía prever que Franco (Jesús) diera un tumbo súbito a su filmografía y ese mismo año realizara Gritos en la noche (1961), una de las películas más importantes, influyentes y representativas de nuestro fantástico. Escudándose en un guión propio de marcadas referencias terroríficas, el realizador navega entre tramas policiales y un trasfondo gótico de remarcadas connotaciones macabras, donde la figura del mad doctor, magníficamente interpretado por Howard Vernon, es reinventada a base de canalizaciones de otros filmes y/o géneros –siendo el más evidente Los ojos sin rostros (Georges Franju, 1960), pero también encontramos resquicios de expresionismo alemán, del terror de la Universal, de seriales, del krimi…”

Chicho Ibáñez Serrador  es otra de estas figuras, como podemos comprobar al hilo del comentario sobre “La residencia” :

“Narciso Ibáñez Serrador nos introduce a una obra gótica, fiel reflejo de las producciones de Hammer Films, con una evidente carga erótica, lésbica e incestuosa, y un sentido de la violencia, a menudo grotesca, lindante con el giallo, capaz de condensar en imágenes las tensiones necrófilas más perversas, el suspense hitchcokiano más tenso, la atmósfera más barroca y la violencia más extrema. Además se apoya a la perfección en el compositor Waldo de los Ríos para crear una banda sonora inquietante e irrepetible.”

Y, desde luego, no puede faltar Jacinto Molina, más conocido como Paul Naschy:

“Si el decenio anterior viene, ponderosamente, marcado por el nombre de Jesús Franco, quien gracias a su labor escribe una buena parte del fantástico español de los años sesenta, en los setenta nos topamos con un caso similar, aunque en esta ocasión personificado en la figura de Jacinto Molina, igualmente conocido por su habitual seudónimo de Paul Naschy.  Una personalidad importante para el desarrollo de la industria del fantastique al concebir al mítico hombre lobo Waldemar Daninsky, esencia principal del fantaterror español.”

Por citar algunos de los artífices de nuestra jugosa tradición fantástica que van apareciendo sin falta en el libro. Con reflexiones de los propios autores a momentos históricos que han marcado el devenir de nuestro cine, como es el caso de la “Ley Miró”:

“Es evidente que la ley Miró desarmó el cine de géneros español y la viabilidad comercial del mismo. Sin embargo, el director que mejor supo desenvolverse, o al menos con más ahínco, con las nuevas normativas fue Jesús Franco, quien en un primer momento se mostró resentido: “Mi vida se divide en dos etapas. Antes y después de la muerte del general Franco, y antes y después del mandato de Pilar Miró. Por culpa de Pilar Miró yo he estado a punto de irme a la ruina, de morirme de inanición.”

En la parte final, una vez llegados al 2010, encontramos una serie de entrevistas a autores contemporáneos que complementan perfectamente el trabajo realizado anteriormente, además de una serie de artículos finales bastante interesantes que ayudan a comprender aún más la importancia de nuestro cine fantástico, habitualmente denostado por “crítica especializada”. Me gustaría quedarme, por poner un ejemplo con su definición del Spanish Gothic cuando comentan la película de Fernando Fernán Gómez de 1964 “El extraño viaje” y que es la precursora de un género genuino español:

“Una amalgama de géneros contrapuestos, donde se trataba desde el documental al terror, pasando por la comedia, el drama, el erotismo, el policíaco… lo cual sirvió para construir un profundo y esperpéntico sainete de terror gótico, repleto de callejones oscuros, sombras alargadas, espectros vivientes… personajes ambiguos. En fin un film fantasmático sin elementos sobrenaturales pero de marcada atmósfera gótica y con sopesados ingredientes intrigantes que elevaban el suspense a cotas desmesuradas.”

Creo que lo mejor que puede decirse de este libro es que se ha convertido desde el minuto uno de su concepción en una obra de referencia. Vaya trabajo inconmensurable el de Diego López y David Pizarro, vaya (robusta) y fantástica edición con fotogramas, pósters de películas, etc… de Tyrannosaurus Books.