En apenas treinta páginas de “El asesino Ciego” Atwood pone las cartas sobre la mesa y nos muestra cómo nos va a contar la historia: se sustentará en una base histórica y, a partir de ella, fabulará, creará la ficción alrededor de ella; en “El cuento de la Criada” lo hacía al revés, ya que planteaba un futuro dixtópico ficcional e indeterminado al que dotaba de historicidad en el epílogo final; teniendo en cuenta esto la estructura será tan variada como lo siguiente:
1º Una línea temporal en el presente donde Iris Chase recordará en primera persona los hechos pasados relacionados con su familia y, sobre todo, con la muerte de su hermana Laura y, al mismo tiempo, le servirá para vivir su presente; ya en la senectud, en otra línea temporal. El recuerdo de una simple fotografía le sirve para presentarnos a Laura Chase:
“En ella tiene el tronco echado un poco a un lado desde la perspectiva del fotógrafo y la cabeza hacia atrás para dar una delicada inclinación al cuello. “Un poco más, ahora mira hacia arriba, hacia mí, muy bien, a ver esa sonrisa.” Su cabello es rubio, largo y muy rubio, igual que el mío entonces, casi blanco, como si los tonos rojizos –el hierro, el cobre y los metales duros- se hubieran ido diluyendo al lavarlos. La nariz es recta, la cara en forma de corazón, los ojos muy grandes y luminosos, sin ninguna malicia, las cejas arqueadas, con un signo de perplejidad en los extremos interiores. En la mandíbula es posible percibir un matiz de cierta obstinación, pero de eso sólo se daba cuenta el que lo sabía. No lleva maquillaje, lo que confiere a su rostro un extraño aspecto de desnudez; si se mira la boca no se ve más que carne.”
2º Una narración de género donde tendremos dos personajes, un hombre y una mujer; que viven una vida bohemia aunque huidiza y que solo podemos intuir por lo que nos cuentan en una línea temporal nada definida; servirá, además, para contar la historia relacionada con el libro que se atribuye a la hermana de Iris: El asesino ciego. Esta última es, sin lugar a dudas, un relato de ciencia ficción y aventuras ambientado en la mítica ciudad de Sakiel-Norn y servirá para complementar la narración principal profundamente difusa, las cotas de lirismo se sucederán, lo enigmático estará presente en todo momento:
“El canal y el puerto fueron construidos por esclavos, lo que no es sorprendente: Sakiel-Norn había conseguido su esplendor y su poder gracias a ellos, aunque también era famosa por sus artesanías, especialmente por los tejidos. El secreto de los tintes utilizados en su fabricación se guardaba celosamente; sus telas brillaban igual que la miel líquida, igual que el zumo de la uva púrpura, que la sangre de toro vertida al sol. Sus delicados velos eran suaves como telas de araña y sus alfombras tan blandas y finas que uno creía andar por el aire, un aire que parecía de flores y cursos de agua.”
3º Por último, intercaladas habitualmente entre los fragmentos del libro, aparecerán noticias sacadas de periódicos, apuntes periodísticos que funcionarán a modo de prolepsis de hechos que se narrarán a continuación con mayor extensión.
El modo de construir toda la historia con estas tres fuentes alterna igualmente en los variados puntos de vista, Iris utilizará lo que le cuenta su criada Reenie para reforzar aún más lo fragmentado (postmoderno) de los retazos que intenta recordar:
“Lo que me decía variaba de acuerdo con mi edad, y también de acuerdo con lo distraída que estuviese ella en aquel momento. Sin embargo, de ese modo fue reuniendo suficientes fragmentos del pasado para reconstruir algo que debía tener tanta relación con la realidad como un retrato de mosaico con el original. De todos modos, yo no quería realismo, sino cosas que tuvieran mucho color, con un perfil simple, sin ambigüedades, que es lo que quieren la mayoría de los niños cuando se trata de la historia de sus padres: una postal.”
Tal riqueza narrativa y estilística deviene en una construcción de personajes en cuatro dimensiones, donde la dimensión del tiempo es una variable más, enriquecedora en sí misma; ello desencadenará, no tanto una nostalgia sino un remordimiento sobre los hechos acaecidos en el pasado y sobre las decisiones erróneas tomadas en aquellos momentos:
“Yo y la chica de la fotografía hemos dejado de ser la misma persona. Yo soy su resultado, el resultado de la vida a la que me lancé precipitadamente en una ocasión; como si ella, si es posible afirmar que existió, sólo estuviese compuesta de lo que yo recuerdo. Poseo una perspectiva mejor: la mayor parte del tiempo soy capaz de verla claramente. Ella, en cambio, aun cuando fuera capaz de mirar no me vería en absoluto.”
¿Cuál es la actitud de Iris, y la nuestra mismamente, ante lo que descubrimos de nuestro pasado y del de los demás, aunque no nos guste? Debemos seguir explorándolo:
“Podría haberlo dejado ahí. Podría haber elegido la ignorancia, pero hice lo que habríais hecho vosotros, lo que habéis hecho si habéis llegado hasta aquí. Quise saber.
Es lo que haría la mayoría de nosotros. Preferimos el conocimiento a pesar de todo, aunque nos mutile; estamos dispuestos a mantener las manos en las llamas si es necesario. La curiosidad no es nuestro único motivo: el amor, el dolor, la desesperación o el odio es lo que nos empuja hacia delante, no paramos de espiar a los muertos: abrimos sus cartas, leemos sus diarios e inspeccionamos sus cosas en espera de una indicación, una palabra definitiva de los que nos han abandonado… de los que nos hacen cargar con el muerto, a menudo mucho más vacío de lo que suponíamos.”
Porque, posiblemente sea muy duro, pero aún puede ser más peligroso ignorarlo:
“He descubierto que no hay nada más difícil que entender a los muertos, pero nada es más peligroso que no hacer caso de ellos.”
Uno obra maravillosa, en todo, a todos los niveles. Sí, a veces hay que decirlo muy alto. Una obra maestra.