Febrero, Marzo y Abril 2017. Listado de lecturas

Este post es una consecuencia real de mi tendencia a la entropía de los últimos meses. Normalmente suelo hacer un post con todas las lecturas del mes y, en esta ocasión, el retraso me ha obligado a unir tres meses. Lógicamente hay otra consecuencia de esta situación: no poder hacer comentarios demasiado extensos de cada uno de ellos. Por lo menos puedo asegurar que dejar de leer no lo hago, otra cosa es que me dé tiempo para escribir sobre mis lecturas. El caso es que, a continuación os paso el listado:

Eileen de Ottessa Moshfegh, lo leí en inglés y tengo que reconocer que el libro funciona bastante bien, muy entretenido y con una cierta calidad. También es cierto que, por muchas nominaciones de premios que haya recibido, sigo pensando que Gillian Flynn está bastante por encima; aun así, fue una lectura interesante. 

El azor en el páramo  de Ted Hughes, la influencia de la tormentosa relación con Sylvia Plath, de la que siguen saliendo detalles escabrosos (y cada vez más truculentos, el maltrato fue evidente), está minando en el tiempo el valor de la poesía de un autor único. Esta selección que se reunió en Bartleby es alucinante, qué potencia, qué salvajes son los versos de este autor y qué placer leerle.

El lagarto negro  de Edogawa Rampo, recomendé esta reedición en Canino y no me equivoqué. Una historia estupenda con un detective tan peculiar como es Akechi y un regusto pulp divertidísimo, con metarreferencias a sus propias obras de terror. Qué bien, cada vez tenemos más Edogawas disponibles.

Los vengadores costa oeste 3: perdidos en el tiempo de Steve Englehart y Al Milgrom, sigo mi recuperación de esta época y, posiblemente, sea el que más me ha gustado. Me encanta este heterogéneo grupo liderado por Ojo de halcón.

Un asesino en escena  de Ngaio Marsh, otro de los libros que recomendé  en Canino y un verdadero disfrute. Segundo de los libros recuperados de la escritora neozelandesa en la colección clásica que ha sacado Siruela que tiene como protagonista a Roderick Alleyn y que demuestra, sin lugar a dudas, el dominio de la escritora además de mostrar las características que van a ser comunes a su obra; sobre todo, su relación de lo detectivesco con lo teatral.

Dame tu corazón  de Joyce Carol Oates, es fantástico el trabajo de editoriales como Gatopardo que se atreven a sacar autores que los grandes sellos tienen olvidadas; tal es el caso de la escritora estadounidense y está grandísima recopilación de cuentos cortos que recomendé en Canino y de la que quiero escribir algo más adelante.

Estanque de Claire-Louise Bennett, no entiendo muy bien lo que me ha pasado con este libro, suelo disfrutar de las antologías de cuentos pero hay algo artificial en todas estas historias. Achaco los problemas a una traducción deficiente pero no descarto que no fuera tampoco demasiado interesante en su lengua original. El caso es que es el peor libro de los últimos meses.

Prosas reunidas  de Wislawa Szymborska, hablé de ella aquí mismo. Si pincháis en el enlace podéis encontrar más información. Imprescindible.

Había mucha neblina o humo o no sé qué: Caminar con Juan Rulfo  de Cristina Rivera Garza, original el enfoque de la escritora mexicana a la hora de acercarse a la obra de Juan Rulfo, no es un análisis estilístico de su obra, tampoco una biografía, más bien es una exploración de su obra en la propia persona. Vale la pena acercarse a él para comprobar una manera diferente de narrar. También la puse en la recopilación de Canino para empezar el año.

Lamu: Urusei Yatsura 5  de Rumiko Takahashi, sigo avanzando/disfrutando de la obra de la autora japonesa. Que no pare la diversión.

Mi prima Rachel  de Daphne du Maurier, uno de esos thriller psicológicos clásicos que está recuperando con mucho acierto Alba en su sello Rara Avis. Du Maurier es una escritora excelente con un gran manejo de la tensión a lo largo de la trama. Es un clásico de las recomendaciones caninas.

Mi individualismo y otros ensayos  de Natsume Soseki, vaya cuatro ensayos que ha recuperado Satori por el 150 aniversario del nacimiento del autor japonés. Tenéis más información sobre él en el enlace del título.

Los niños perdidos  de Valeria Luiselli, estoy seguro de que, en no mucho tiempo escribiré algo más extenso sobre este fantástico libro. Permaneced atentos a las pantallas.

La sonámbula y más relatos inquietantes  de Marie Luise Kaschnitz, esta autora vale muchísimo la pena y esta recopilación vuelve a dar en la diana de la inquietud. Más información pinchando el título. 

Un policía en la luna  de Tom Gauld, pequeño cómic que aprovecha el pretexto de una situación poco convencional (la vida de un astronauta policía en la luna) para presentar una situación cotidiana en nuestras vidas: la búsqueda de la identidad y la relación con las personas así como sus dificultades. Más allá de su facilidad de la lectura, los dibujos de Gauld son muy expresivos para mostrarnos la situación. Es un disfrute.

Lamu: Urusei Yatsura 6  de Rumiko Takahashi, se lee poco a Takahashi, y es una pena.

Según venga el juego  de Joan Didion, tras la impactante lectura de El año del pensamiento mágico me propuse leer todo lo que viniera de ella; esta novela, corta, formada por retazos de la vida de una actriz en Hollywood, no es como aquella pero, indudablemente, se lee con bastante interés. Supone una razonable indagación de la identidad del individuo actual y las consecuencias del liberalismo desenfrenado.

El Azor  de T. H White, aquí está la historia que inspiró el grandísimo H de halcón de Helen MacDonald ; espero escribir algo más sobre él en poco tiempo pero ya digo que vale la pena.

Querida Ijeawele  de Chimamanda Ngozi Adichie, qué sencillo lo hace Chimamanda; un pequeño libro de consejos para ser feminista en un mundo como este, de ella a una madre y su hija; no hay forma de endulzarlo porque, ante todo, la autora se muestra sincera y firme en cuanto a lo que se puede encontrar. La verdad es que da envidia que pueda haber esto a estas alturas. Ojalá hubiera tenido algo así para aprender cuando era joven.

A propósito de las mujeres  de Natalia Ginzburg, antología de relatos de la autora italiana que vuelve a demostrar lo bien que escribía; una cosa buena de las efemérides es, desde luego, la posibilidad de darla a conocer y se está cumpliendo a la perfección.

Las aventuras agrícolas de un cockney  de Virginia Woolf, dos historias muy tempranas de una joven Woolf; sinceramente, esto es más para completistas de la autora, los dos relatos se dejan leer pero no aportan mucho más que no se supiera.

Bitch planet 1 de Kelly Sue DeConnick, me gusta siempre tener algún cómic a mano… y en esta ocasión me venía de perillas esta pasada. Una dixtopía bastante macarra que juega con muchos factores relacionados con el feminismo, racismo, etc. y que, más allá de ello, es un gran cómic y bastante bien dibujado.

La visión, Vol.1: Visiones del futuro y Vol.2: Poco mejor que una bestia  de Tom King, impresionante propuesta, se me había quedado en el plumero y encontrarla ha sido impactante; la historia que propone  el autor Tom King profundiza en la identidad del sintozoide convirtiéndolo en un método para indagar en su construcción de la identidad individual y social de cualquier individuo y, este caso, reflexionar sobre el papel de las inteligencias artificiales.

Un mal principio de Lemony Snicket, las originales aventuras de los hermanos Badelaure vuelven a vivir una reedición; aprovechando la realización de la serie en Netflix, en Montena (el sello infantil-juvenil de PRMH) han decidido empezar a sacar de nuevo todas sus historias que, principalmente, se caracterizan por acercarse de una manera diferente a la habitual.

El unicornio de Iris Murdoch, tengo pendiente escribir de una vez algo sobre ella. O sea que toca esperar hasta que llegue dicho momento. 

La habitación de los reptiles  de Lemony Snicket, segunda entrega prácticamente sacada al mismo tiempo que la primera. Basta decir que mantiene un nivel suficientemente alto para seguir disfrutando. De cabeza a por ella.

Los Vengadores Costa Oeste Vol.4: El ataque del Zodíaco  de Steve Englehart y Al Milgrom, continúan las aventuras del grupo liderado por el arquero, continúa la diversión salpicada de alguna reflexión interesante de tipo ético, sobre todo las consecuencias de la decisión de Pájaro Burlón.

Black Panther: A nation under our feet  Vol. 1 y Vol.2 de Ta-Nehisi Coates, esperaba mucho de Coates en esta nueva encarnación de Pantera Negra y… sinceramente… me ha dejado un poco frío el resultado final. Me da la impresión de haber leído este tipo de aventura muchas veces y, desgraciadamente, contado de mejor forma. No me añade nada nuevo y, peor aún, me aburrió en algunos momentos, incluso algo peor: no me causa ninguna impresión.

Houston, yo soy el problema de Óscar García Sierra, tras sucesivas recomendaciones por tuiter me atreví a acercarme al libro del escritor español y tengo que reconocer que la experiencia ha sido muy agradable. La propuesta de Óscar García Sierra es muy original al juntar referencias actuales y hacer poesía con ellas. La única pega que le puedo encontrar es que, al estar tan anclada en ellas, puede envejecer demasiado deprisa. Aun así, vale la pena disfrutarlo.

Las ratas de James Herbert, me fui de casa rural y lo que más me apetecía era el terror, este libro fue mi primera elección, todo un clásico británico de las novelas de bichos, centrándose en este caso en unas ratas hambrientas de un tamaño descomunal, encantadoras. Sigue un desarrollo clásico y predecible pero, igualmente, se lee muy bien ya que mantiene la tensión de los protagonistas cuando luchan con los bichines. Toda una declaración de intenciones  de la nueva editorial de terror Biblioteca de Carfax.

Los sauces de Algernon Blackwood, otro relato de corte clásico excepcional es el que nos trae por primera vez Hermida Editores al recuperar este texto del gran escritor inglés. Todo una fabulosa muestra de cómo se crea un ambiente claustrofóbico que rodea toda la narración y a sus protagonistas. No hace falta muchas veces que sea un terror palpable, hay más miedo en lo indefinido potencial.

Escuela de sangre de Sebastian Fitzek,  escrito bajo el pseudónimo del escritor alemán Max Rhode, esta propuesta de terror es totalmente distinta a lo que dice la sinopsis argumental; caso curioso en el que el lector potencial puede sentirse engañado al esperar otra cosa. Me gusta más lo que no se cuenta que lo que se contaba, ya que parte de un hecho sobrenatural que desencadena lo que se dice en la sinopsis, no pasará a la historia pero es, por lo menos entretenido.

Histopía de David Means, gratísima sorpresa con un libro que, en un principio, no pretendía leer y que, finalmente, tuve que recomendar para mi selección de Canino del día del libro uno de esos ejemplos en los que el “cómo” es más importante que el “qué” (nuevamente la guerra de Vietnam).

Mujer en punto cero de Nawal El-Saadawi, me habría gustado escribir algo más sobre esta fantástica novela, vale la pena acercarse a ella ya que la egipcia utiliza la ficción para mostrarnos la vida de Firdaus, una vida llena de abusos que puede encuadrarse, sin problemas en la realidad, como si de un ensayo se tratase. Es corta pero intensa y de gran dureza pero siempre clarificadora.

La dama desaparece de Ethel Lina White, maravillosa recuperación de Alba en su sello Rara Avis que recomendé sin dudar en Canino  y que hará las delicias de todo aficionado al género policíaco y al suspense.  No me extraña que Hitchcock la cogiera como idea para una de sus películas, es un thriller donde lo psicológico tiene una importancia primordial sobre la investigación y está muy bien dosificada a nivel de tensión.

Gorda de Moyoco Anno, buen cómic este realizado por Moyoco  Anno en el que se presenta una de las obsesiones actuales: la gordura. Una obsesión que suele minar la confianza de las personas y, sobre todo, su amor propio. La forma en que se presenta y el dibujo “feísta” (aunque muy expresivo) ayudan a entrar en el tema y comprender aún mejor un tema que preocupa a toda la sociedad, no solo la japonesa.

Magia Cruda de Paul Alexander, se está dilatando en el tiempo la reseña de esta fantástica biografía, pero prometo que llegará en algún momento. Atentos a este blog.

Piercing de Ryu Murakami, ahora puedo decir que me gusta Murakami, el “otro” Murakami, Ryu. Esta novela es fascinante… qué manejo de la potencialidad, de aquello que puede ocurrir. Qué personajes. Qué lástima que sea tan corta.

En el medio de la muerte de Lawrence Block, parece que, todavía, RBA conserva los derechos de Block en España, uno de los pocos que le quedan. (Momento de nostalgia para recordar la fenecida colección de novela negra). Lo extraño es que este volumen es el tercero de la saga de Scudder y han salido unos cuantos posteriores y resulta difícil encuadrar el momento del investigador. Además, siendo una novela primeriza, estando bien, pierde un poco con la comparación. Independientemente de todo esto, es una buena novela, porque Block es un gran novelista policíaco pero, si alguien lo descubre con este título que no se lleve a engaños, no es lo mejor ni de broma.

Canción dulce de Leïla Slimani, leo pocos autores franceses, de ahí que tuviera reticencias con esta novela inicialmente; menos mal que me tiré a la piscina porque la propuesta es muy interesante, en efecto se produce un crimen (de gravedad, se trata de niños), pero no importa tanto la investigación como la forma en que se ha llegado al crimen. Hay una indagación por parte de la autora de los motivos  que pueden causarlo desde el punto de vista psicológico así como la parte relativa a la sociedad. Es otro punto de vista, y enriquece lo habitual.

Alfa, Bravo, Charlie, Delta de Stephanie Vaughn, la única recopilación de relatos de la autora es un buen ejemplo de cómo mostrar, a través de cuentos, las preocupaciones de la época en la sociedad estadounidense.

Laura de Vera Caspary, clasicazo policíaco donde los haya. Sin complejos, una historia con sabor negro.

El ventanal de Lemony Snicket, ¡viva Lemony Snicket! ¿Lo he dicho antes?

El señor de las muñecas y otros cuentos de terror de Joyce Carol Oates, de este va a haber reseña, es un libro de relatos excepcional, nuevamente, este año dos libros de la autora y a cuál mejor. Es difícil escoger uno de ellos.

Cáscara de nuez de Ian McEwan, McEwan haciendo lo que más le gusta, ser él mismo. La excusa de utilizar un narrador diferente es un simple pretexto para incorporar sus ironías y reírse un poco de todo. Además incorpora una cierta trama policíaca y, como de costumbre, resulta muy entretenido. No es lo mejor, pero es divertido.

Amor libre de Ali Smith, nuevamente Gatopardo dando en el clavo, me ha convencido bastante esta recopilación de cuentos de la escocesa. Visiones distintas del manido tema del amor realizadas con mucha delicadeza, humor y buen gusto.

Los cinco y yo de Antonio Orejudo, me encanta Orejudo, es uno de mis escritores españoles favoritos pero, sin duda, esta es su peor novela con diferencia. Sobre todo si piensas en las primeras, como la excepcional Fabulosas narraciones por historias (enlace a reseña) de la que hablé aquí con no pocos elogios.  De todos modos, si solo fuera eso… pero no, noto al autor quemado, desencantado, decepcionado con la literatura, con el propio hecho de escribir y eso, de verdad, me apena. Espero que solo sea un bache.

El otro hombre de Hugh Walpole, bien por Defausta que se lanzan a una nueva colección de novela negra y empiezan con dos obras curiosas. Esta de aquí es el primer título y, aunque no es una investigación propiamente dicha, se agradece que aparezca una novela del autor por aquí.

Los casos del detective Kogoro Akechi de Edogawa Rampo, tengo pendiente reseña y puede que algo más. Atentos al blog.

Guardianes de la Galaxia: Vengadores Cósmicos de Brian Michael Bendis, entretenida recopilación (y voluminosa) que pretendió lanzar en su momento a los Guardianes de la Galaxia gracias al (inesperado) éxito de la primera película. No está más desde luego, pero no es lo mejor de Bendis que, desgraciadamente, es muy reconocible por sus tics.

El perro espectral: investigadores de lo oculto de Alice Askew y otros, excelente recopilación reunida por Arellano para su Biblioteca del laberinto. Empieza flojo pero van mejorando los relatos (cronológicamente) mostrando muchas facetas y muy variadas de diferentes investigadores de lo paranormal. Da gusto encontrar un libro tan distinto y entretenido.

Black panther: A nation under our feet. Book 3 de Ta-Nehisi Coates, me temo que tengo que seguir hablando de las mismas sensaciones que tuve con los dos primeros volúmenes, y eso significa que ya toca abandonarla. Mala suerte.

Ultimate Spiderman HC vol1 de Brian Michael Bendis, me acuerdo cuando se lanzó el sello Ultimate en Marvel, la idea era montar nuevas colecciones de los héroes más emblemáticos partiendo desde cero y así evitar todas las cargas de la continuidad a la hora de buscar nuevos lectores; la idea era divertida y tuvo dos puntas de lanza evidentes. Una fueron los impactantes Ultimates, unos vengadores de nivel extremo dibujados por el increíble Bryan Hitch y guionizadas por Mark Millar que buscaban “hacerlos adultos” (tacos, violencia..) pero que, independientemente de los postureos, ofrecían historias muy entretenidas y espectacularmente dibujadas. El otro buque insignia fue, sin lugar a dudas, el Ultimate Spiderman de Bendis y Bagley, revisándolo tras varios años sigue funcionando a la perfección: Historias dinámicas, divertidas, juveniles, llenas de acción, diálogos más comedidos de Bendis y un tratamiento idóneo del conflicto juvenil. El dibujo de Bagley era perfecto para hacer buenas escenas de acción y se acercaba a la caricatura. La mezcla es consistente y no decae durante estas primeras 300 páginas, ¡qué divertido!

Y eso es todo, no he contado el número de libros pero ha sido cuantioso. El caso es que he disfrutado mucho.

A continuación os pongo las fotos de las #carretillas de esos meses que conseguí (como siempre) en La Sombra, mi librería y libreros favoritos.

Y eso es todo… más de 3000 palabras, hay que cortar ya.

Un abrazo y ¡buenas lecturas!

Resumen Marzo 2016. Velocidad de crucero

A nivel de lectura marzo fue de lujo, de hecho este ritmo ha hecho que comience abril con nuevos retos y más lecturas, a un ritmo muy alto de lectura propiciado especialmente por alternar una buena mezcla, heterogénea, con alternancia de géneros y, sobre todo, con mis queridas escritoras y algún infiltrado masculino; de todos modos, de las 22 lecturas que realicé, solo tres fueron hombres, estoy cumpliendo y no es fácil, ya veréis el próximo mes. Pero mientras, no demoro el resumen de lecturas de Marzo 

Llamada perdida de Gabriela Wiener, definitivamente se ha asentado en mi lista habitual de lecturas, gracias a esta joya que editó Malpaso el año pasado donde demuestra como la confesionalidad es solo un factor más que se añade a un estilo inigualable para realizarlo. Tengo pensado en breve escribir algo sobre ella. 

Laberinto del alma de Ana Llenas, una verdadera curiosidad este libro infantil que la autora utiliza para describir, en cada página, con la ayuda de una ilustración, un montón de sentimientos de forma que un niño pueda entenderlos. Un buen esfuerzo para un libro bastante vistoso.

Gustav Mahler. Un piano olvidado de Norma Sturniolo, me extendí ya en profundidad sobre él en la reseña que tenéis pulsando el título. Podría haber sido mucho mejor. 

Ms Marvel 2: Generación ¿Por qué? de Willow G. Wilson, segunda recopilación de números de la colección (los que comprenden del 8 al 15) con la participación de los mismos culpables, vuelven a repetirse los sellos de identidad que tan bien ejecutan su guionista Willow G. Wilson y el dibujante Adrian Alphona. Lo bueno es que, además, se esfuerzan en dotarla de presencia en el universo marvel gracias a la introducción de Mandíbulas, el conocido perro inhumano y de presentarnos un San Valentín distinto con la afortunada presencia de Loki. Lo que puede parecer fuera de lugar, en sus manos se vuelve un pretexto más para evolucionar el personaje y volver a enseñar historias donde, más allá de hallar reflexiones sobre raza o género, nos encontramos, además, con buenas historias y, además muy entretenidas.

Los últimos días de Ms Marvel de Willow G. Wilson, el comentario anterior me podría valer para este;, gran esfuerzo, y muy meditado para integrarla en el último macroevento , un cruce con “Secret Wars” que además  confronta por primera vez a nuestra encantadora Kamala con su admirada Ms Marvel. Sencillamente, disfruto leyendo esta colección, ofrece muchas cosas y siempre me resulta diferente.

Lecturas no obligatorias: Prosas de Wislawa Szymborska, esta misma semana quiero poner un comentario sobre  ella. Otra de esas autoras que pasan a engrosar mi lista habitual de lecturas.

De la enfermedad de Virginia Woolf, uno de esos pequeños ensayos tan bien hilados de la autora y que, por lo menos citaré en un próximo post en relación a otros ensayos suyos.

Una entre muchas de Una, la he comentado en algún otro sitio siempre recomendándola, esta historia realizada por la enigmática Una, tiene la habilidad de mezclar autobiografía, un relato policíaco de un asesino en serie y los propios datos, dolorosos, sobre la violencia de género; y lo hace de manera amena gracias a su habilidad narrativa y a un dibujo de composiciones diversas que promete emociones cada vez que pasas la página. Es difícil no quedarse con una sensación amarga pero está muy bien realizado.

Un susurro en la oscuridad de Louisa May Alcott, curioso thriller psicológico el que nos han traído desde Hermida de la creadora de Mujercitas, sobre todo por lo insospechado de los temas tratados en una época en que no eran tan habituales. La verdad es que se lee con mucho interés y, debido a su breve longitud, se termina en un momento.

Teoría King Kong de Virginie Despentes, sinceramente, esto es un BOOM mental desde la primera hasta la última página. Tales perspectivas se me escapaban totalmente y me sacan de mi intervalo de seguridad, de aquello que puedo esperar. Voy a escribir algo sobre ello, con mucho miedo, pero lo intentaré.

Departamento de especulaciones de Jenny Offill, lectura típicamente fragmentada que se lee sin apenas esfuerzo pero que pierde en la reflexión futura. Sobre todo por haber leído posteriormente a Adler, que utiliza la misma técnica con resultados mucho más satisfactorios.

El lector común de Virginia Woolf, me arriesgaré a decir que esta semana debería haber salido algo de ella en el blog. Los ensayos de Woolf son muy inteligentes y demuestran lo capaz que era en todo lo que propusiera.

E de Evidencia de Sue Grafton, no queda nada para que Grafton termine una de las series más longevas (el alfabeto del crimen) en el terreno policíaco (ya sale la X); y se vuelve a demostrar lo buena que es a la hora de caracterizar a Kinsey Milhone, comprendo que mucha gente pusiera bien esta novela pero, claro, habiendo leído novelas posteriores, se puede relativizar más el valor de esta entrega; lo mejor estaba por llegar pero ya quisieran muchos “maestros de la novela policíaca” hacer una novela tan buena como esta.

Papi de Rita Indiana, no hemos entrado con buen pie, hay algo que no iba en la lectura de este libro y que me horrorizó relacionado con su estilo. Aun así, soy paciente, este mes tengo programada otra para comprobar si mi impresión fue errónea. Más noticias en el futuro. 

Fuerzas especiales de Diamela Eltit, en cambio Eltit sí me convenció, me gustaría escribir algún comentario sobre esta oscura y triste novela.

Más allá hay monstruos de Margaret Millar, inexplicable (y desesperante) que no se lea más a la grandísima Millar; su talento viene expresado con esta novela en la que plantea una historia bastante poco habitual donde no hay detective, ni el típico perdedor; sin embargo es una trama muy negra que se convierte en algo regional, un pretexto para pintar lo más oscuro del sueño americano presente en esos típicos ranchos perdidos donde la ley impera de una manera muy diferente. Una gran novela con un ritmo distinto.

La virgen en el jardín de A.S. Byatt, haré comentario, hay que hacerlo, aunque solo sea para mí. Total, la leemos tres en España.

Oscuridad Total de Renata Adler, he hablado ya bastante sobre ella en el blog. Pinchad en el título para haceros una de lo que nos ofrece.

El show de Gary de Nell Leyshon, lo mismo ocurre con el nuevo libro de Leyshon, echadle un vistazo en el blog.

 

Los disidentes

El leñador de Michal Witkowski, el primero de los disidentes de este mes es una propuesta muy diferente a la hora de plantear una novela policíaca. El autor polaco nos plantea una trama que se aleja de cánones ya desde el punto de vista, muy cercano a la teoría queer. También pretendo escribir algo de él para Canino. 

El resplandor de Stephen King, una relectura que me va a ayudar para preparar la siguiente entrega de la Kingpedia en Canino. Muy satisfactoria esta primera etapa del King más clásico.

Los vengadores Costa Oeste: Reunión de Roger Stern y Mark Gruenwald, en su momento, la facción de la Costa Oeste de los vengadores me gustó bastante, buena parte del disfrute tenía que ver con que su jefe fuera Ojo de Halcón, uno de mis superhéroes favoritos junto a la resolutiva Pájaro Burlón y la inclusión de una alineación que se salía de lo corriente. Desde Panini están buscando recuperar las historias del gran grupo y este es el punto de partida, una historia en solitario de Ojo de Halcón. Es una buena ocasión para encontrar por fin reeditadas unas historias de sabor plenamente superheroico lejos de otras pretensiones.

Veintidós lecturas, de las cuales solo tres han sido disidentes y nueve autoras nuevas. Definitivamente, estoy cumpliendo las expectativas y, sobre todo disfrutando.

No me voy sin poneros la foto con las adquisiciones del mes de marzo

AdquisicionesMarzo

Os habréis dado cuenta que muchas de ellas ya las he leído (Una, Alcott, Offill…), otras están previstas en el futuro (Kyoka, Laing, Balló) y, por último, varias han pasado al año que viene (Flanagan, Fuentes).

Un abrazo y ¡Buenas Lecturas!

Segundo mes, segunda selección. Engordando la nómina de escritoras.

Me va a costar, pero creo que vale la pena que vaya escribiendo este tipo de posts. Entre otras cosas porque quiero que mi año de lectura de mujeres quede muy bien documentado, al menos en lo posible. Febrero acaba de empezar y, nuevamente, os traigo la selección potencial de escritoras que tengo pensado (intentar) leer en este tiempo. Empezaré con las que me faltaron de la selección del mes anterior :

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Es curioso pero se me quedaron las policíacas en el camino, tanto Anna Katherine Green como Fred Vargas, así como El leñador de Michael Witkowski van a ser prioritarias este mes. Eso seguro. Lo mismo sucede con dos de las que tenía en inglés, con nada menos que Joyce Carol Oates y George Eliot. Las otras prioritarias van a ser Drabble, Atwood y Djuna Barnes, que ya  comenté el mes pasado, no voy a decir más sobre ellas. Quiero pasar a las que se añaden este mes para hacer aún más grande la lista de escritoras. Os pongo la foto donde aparecen la mayoría.

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Todos los meses iréis comprobando una serie de constantes debido, principalmente, a que tengo un montón de libros de dichas autoras y hay que programarlas mes a mes, para ir dando salida; también es cierto que me lo puedo saltar según lo que venga en novedades pero sí me gustaría tener una serie de ideas fijas y autoras (mis favoritas) de las que siempre tenga algo que leer. De ahí que este mes haya conseguido poner algunas de las constantes del mes anterior y he añadido otras, os las explico a continuación:

-Siempre habrá uno (o dos) libros de Margaret Atwod y Joyce Carol Oates. A Nada se acaba y Expensive People podéis ver que he sumado Doña Oráculo y Monstruo de Ojos Verdes. Es muy probable que me centre en aquellas publicadas en castellano con incursiones en inglés para las últimas que salgan pero todavía no lo tengo tan claro.

-Me gustaría leer uno o dos clásicos, si el mes anterior leía a la prodigiosa George Eliot, este mes sumo a Maria Edgeworth y su Ennui al Silas Marner de la primera.

-A partir de este mes A. S. Byatt y Virginia Woolf van a ser fijas. Dos de mis autoras favoritas de las que iré desgranando la mayoría de su obra. En el caso de la primera, empiezo con el cuarteto de Frederica (La virgen en el jardín). Con Woolf, leeré cronológicamente todo lo que me queda (bastante) de ella, empezando con ese El lector común. Lo mismo puede aplicarse a Alice Munro, seguiré el mismo criterio que con Woolf, empezando por El progreso del amor.

-En lo policíaco quiero también poner alguna regla. Sue Grafton va a proporcionar letras de su abecedario del crimen todos los meses. Ahí está la E de Evidencia. Lo mismo va a suceder con Dorothy L. Sayers, su serie de Lord Peter Wimsey será habitual, empezando este mes por dos de sus primeros casos.

El resto se tratará de temas más aperiódicos, por lo tanto, los describo a continuación:

-Este mes he programado tres cómics escritos por mujeres, Alison Bechdel (Fun home), Julie Maroh (El azul es un color cálido) y Roz Chast (“¿Podemos hablar de algo más agradable?”). Tres estilos y temáticas bastante distintos que pueden resultar muy  interesantes.

-También he pensado en tres poemarios de autoras que no conozco: Sandra Santana, Ana Rosetti y Tamara Kamenszain. De esta manera, leo poesía y me abro a más posibilidades. Veremos cómo va el experimento.

-Dos autoras que llevaba pensando hace tiempo aparecen por fin en este blog. Por un lado la nobel Wislawa Szymborska, por el otro Carson McCullers, en ambos casos con dos obras emblemáticas, Lecturas no obligatorias y El corazón es un cazador solitario. Creo que he acertado plenamente en la elección, y seguro que el próximo mes alguna vuelve por aquí.

-Después del libro de poemas que me leí, buen libro, me apetece un montón el Llamada perdida de Wiener, una autora que disfruté y de la que quiero profundizar más.

En cuanto a lecturas de género, bastantes buenas representantes, de las que aparecen en la foto:

-El libro ilustrado del Frankenstein de Mary Shelley, me falta poner algo más de terror en los próximos meses. Todo llegará.

Pagarás con maldad, por fin Margaret Millar para demostrar que no era, precisamente una sombra del gran Macdonald.

Fuera de la fotografía, ojo a los tres libros que tengo previstos:

-Por un lado Out de Natsuo Kirino, novela negra japonesa de una autora que tenía en el olvido.

-Por el otro, por fin, Por no mencionar el perro, Connie Willis, uno de los libros por los que tenía más ganas de empezar este reto literario.

-Ah, y casi se me olvida, el segundo libro que leo de Fleur Jaeggy, Proleterka.

Y esto es todo, sinceramente me he pasado, algunos se van a quedar en el tintero… pero no hay problema. Los terminaré en marzo.

Y me quedan muchas autoras en  la recámara. El próximo mes más.

Un abrazo y ¡Buenas lecturas!

Resumen Marzo 2015. Volando voy

Cierto. Esta vez el subtítulo es muy descriptivo.

Este mes he avanzado. Ayudado inestimablemente  por los deliciosos libros de Agatha Mistery de Steve Stevenson; está claro, de todos modos, que, aparte de ellos la cosecha ha sido variada y numerosa. Estoy muy contento por el resultado y más adelante acometeré obras de un nivel mayor. Además he leído libros de mi proyecto y en inglés, lo cual resulta aún más productivo. Dicho esto, pasemos al listado de Marzo, ya sabéis que varios de ellos tienen el enlace directo a su reseña/post en el blog:

El mundo deslumbrante de Siri Hustvedt, me extendí tan profundamente que cualquier cosa que diga de más será redundante. Es uno de los mejores libros del año pasado.

El gran misterio de Bow de Israel Zangwill, lo mismo que en el anterior, podéis entrar en la reseña para ver más detalle. Un clásico mistery, uno de los primeros que supone un anticipo del futuro por lo arriesgado de su propuesta.

Thor 4: Asedio de Kieron Gillen, el crossover relacionado con el Asedio de Asgard dio bastante de así. Esta historia centrada en Thor se deja leer sin deslumbrar. Entretenido al menos.

El asesinato de Margaret Thatcher de Hilary Mantel, recopilación de cuentos de la escritora británica que nos demuestran nuevamente su buen hacer.

En el Japón fantasmal de Lafcadio Hearn, ya lo dije, antología deliciosa y variada donde destaca prácticamente todo. Si queréis saber más sobre su composición y fortalezas pinchad en ella. 

Cuentas pendientes de Juan Madrid, aprovechad para leerlo, antes de que se nos vaya. El gran amigo de Ledesma era un gran creador de historias policíacas.

La habitación de Jacob de Virginia Woolf, parece mentira lo claro que tenía por dónde iba a ir Woolf, en este relato primerizo se empiezan a atisbar sus rasgos sin ninguna duda.

Grupo de Noche de Juan Madrid, quizá es el libro más consistente y mejor realizado dentro de la serie de Toni Romano, que ya es decir.

El secreto de Drácula de Steve Stevenson, el italiano se atreve con todo, hasta con maldiciones y vampiros. ¡Y funciona!

Complot en Lisboa de Steve Stevenson, lo mismo se podría decir de este caso donde nada es lo que parece en un caso sin cerrar desde hace diez años.

Operación Amazonas de Steve Stevenson, diversión irregular, se nota que le faltaba evolucionar un poco en la elaboración de las tramas.

La espada del rey de Escocia de Steve Stevenson, entretenido a pesar de no ser de los mejores de la saga.

Ángeles robados de Shaun Hutson, ya lo dije, pero vuelvo a decirlo, qué libro más desasosegante. Todo un soplo de dolor.

Miracleman 2: El síndrome del Rey rojo, pues fíjate, yo ya creía que no iban a poder seguir con estos cómics; me encanta equivocarme. ¿Os he dicho que está Alan Davis? Pues él solo es un motivo de peso para leerlo y disfrutar. 

Adictos a El Crack de Varios Autores, tenía que haber hecho una reseña sobre él, ya no toca, pero os recomiendo encarecidamente que os leáis esta recopilación de ensayos sobre dos de las mejores películas policíacas españolas. A pesar de su brevedad consiguen un grado de análisis más que loable.

El maestro de Petersburgo de J. M. Coetzee, siempre un placer leerlo. Coetzee es un gran narrador y ofrece puntos de vista distintos de las formas más interesantes. En este caso, con la ayuda de Dostoievski. Más información en el post.

Sobre el dragón del abismo de Izumi Kyoka, la pereza y la falta de tiempo se han conjuntado para evitar que ponga algún texto con respecto al grandísimo escritor japonés. Quizá es porque su intimismo y sutileza deben quedar para una lectura personal, da miedo compartirlo. 

La perla de Bengala de Steve Stevenson, a pesar de ser de las primeras historias, el autor tenía claro por dónde debía ir para hacerlo interesante.

Robo en las cataratas del Niágara de Steve Stevenson, el mundo de la ópera y sus tópicos no podían faltar. Otra buena historia. 

Destino Samarcanda de Steve Stevenson, quizá es de los más previsibles pero no pierde su interés gracias al buen humor y las situaciones  habituales.

The Sacrifice de Joyce Carol Oates, el primero de los libros escritos por la norteamericana este año es una magnífica propuesta. Oates vuelve a hacer una mezcla de géneros irresistible.

A la caza del Tesoro en Nueva York de Steve Stevenson, aquí se salta la estructura habitual para plantear el típico reto de agencias de detectives, la novedad y lo bien llevada que está la historia lo convierte en uno de los mejores de la serie.

Perillán de Terry Pratchett, una de las verdaderas penas del año, nos deja el hombre del sombrero, pero queda un legado indiscutible de creatividad. Aquí, como ya comenté, la Inglaterra victoriana y Charles Dickens están más cercanos a nosotros que nunca.

Sobre la escritura de Virginia Woolf, edición de Federico Sabatini, comenté en el post al respecto el valor de las cartas de Woolf, también comenté el batiburrillo que resulta esta selección, interesante, pero escasa teniendo en cuenta todo el material que hay al respecto todavía sin editar.

Y ya está bien.

Este mes no voy a poner lecturas futuras porque tengo un buen caos montado… os referencio al anterior post, la nube de libros sigue vigente, eran demasiados libros y, además, han salido algunos otros por el camino que se han entrometido por su interés.

Quién sabe los libros que vendrán en abril. Os pongo la última foto de compras porque de ella han salido varios de los que estoy leyendo este mes.

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¡Buenas lecturas!

Sobre la escritura de Virginia Woolf. Edición de Federico Sabatini. Selección epistolar

SobrescrituraCuriosa la publicación que nos trae Alba de la mano de Federico Sabatini (1973), profesor de lengua y literatura inglesa de los siglos XIX y XX en la Universidad de Turín y doctor en literatura comparada;  este Sobre la escritura es todo un descubrimiento por su potencialidad más que por el conjunto de textos reunidos; la introducción de Sabatini nos introduce con acierto en la figura de la británica, de cara a poner en valor su creciente prestigio:

“Su prestigio siguió creciendo con el tiempo tanto en el medio académico como en el sentir popular. Junto con su sorprendente y conmovedor suicidio, hay múltiples factores que han contribuido a que se ha ya considerado un icono: fue una mujer que, a pesar de sufrir episodios de una enfermedad mental grave, consiguió escribir un corpus asombrosamente amplio de ficción y crítica literaria; alguien que, a pesar de su frágil sensibilidad, tuvo la fortaleza de expresar abiertamente sus propias opiniones y de oponerse con firmeza a la cultura de su tiempo y a la tradición literaria que la precedió. Y, por último, una escritora valiente que, con su marido, fue capaz de fundar su propia editorial para poder disfrutar de una completa libertad de expresión.”

Para, a continuación, informarnos de la composición; ni más ni menos que una selección de pasajes significativos de las cartas que escribía Virginia Woolf:

“Este libro presenta los pasajes más significativos de las cartas de Virginia Woolf en los que habla de la escritura en general y de sí misma como escritora. Los fragmentos de sus textos sobre la escritura revelan, inevitablemente, el carácter vanguardista y original de su personalidad, su ironía, que ha sido demasiadas veces pasada por alto y su alegría. Y, de un modo todavía más relevante, su profunda clarividencia, captura en esos “momentos de ser de la vida cotidiana.”

Y nos descubre el valor de las mismas, no solamente en cuanto al fin, ese reflejo de los momentos de vida, sino también en lo estilístico, mucho más elaboradas de lo habitual, con un uso nada ordinario de comparaciones y metáforas:

“En algunos de los fragmentos seleccionados en este libro encontramos el empleo recurrente de metáforas y comparaciones sutiles, originales y a menudo humorísticas que son típicas de su manera de desafiar el uso del lenguaje ordinario y los límites del propio lenguaje. Podemos leer, por ejemplo, que un libro es “como una serpiente que ha sido medio atropellada pero que siempre acaba levantando la cabeza”; el texto de Lytton Strachey le parece “una serpiente que se insinúa con innumerables anillos de oro”, ella es la morsa que “trepará a su roca y lanzará un grito” o se siente como si estuviera “clavando una bandera en lo alto de un mástil en medio de un vendaval enfurecido.”

Estas cartas se centran en dos aspectos claros, tanto en lo personal como en lo profesional en su faceta de escritora y crítica; esa diferenciación es difusa en ocasiones  como en el siguiente caso, pero la escritora ahondaba en la falibilidad del lenguaje como medio de expresión y la paradoja que supone al dedicarse a escribir:

“Supón que cuando esta carta te llegue estás de humor y que la lees justo con la luz adecuada, junto al brasero en la habitación grande. Entonces, como por accidente, puede que llegues a comprender algo de lo que yo, que estoy sentada junto a mi chimenea en Monks House, soy, siento o pienso. Todo parece bastante incierto e infinitamente engañoso: hay tantas afirmaciones vacías, tantas trampas del lenguaje. Y sin embargo es el arte al que consagramos nuestras vidas.”

Esta unión en el caso de Woolf se convierte en algo indisoluble: finalizar un libro supone un momento desolador, no solo como escritora sino a un nivel interno psicológico:

“Te lo juro, todo aquí es tan amargo, tan roto, tan desolador, todo fracturado, todo inerte. Los Huxley vienen a cenar y no consigo armarme de valor para atender a mis invitados. Qué gran vacío… lo que quiero decir es que estoy temblando como una hoja en un vendaval en algún pasillo o antesala, fuera de la vida, fuera de la habitación, todo porque he terminado un libro.”

No faltan comentarios críticos, faceta quizá más olvidada pero fundamental en el caso de la ambigua escritora; y comprobamos que existía un fin, esa búsqueda de la belleza, de lo sublime, que ya había visto en obras clásicas; la aparición de Proust no es casual como comentaré más adelante.

“Pero estoy de acuerdo en que uno (nosotros, nuestra generación) debe renunciar a conseguir la gran belleza; la belleza que viene de la plenitud, esa que está en libros como Guerra y Paz y supongo que en Stendhal y en algo de Jane Austen; y en Sterne; y sospecho que en Proust, del cual solo he leído un volumen. Solo ahora que he escrito esto dudo de que sea verdad. ¿No estamos siempre esperándola? Y aunque siempre fracasamos, seguramente no lo hacemos tan completamente como lo haríamos si no estuviésemos desde el principio para intentarlo todo.

Hay que renunciar cuando el libro ya está terminado, no antes de empezarlo.”

El talento de Woolf es patente hasta para definir su forma de pensar:

“Mi cerebro es una máquina que solo es capaz de funcionar diez minutos seguidos.”

Me quedo especialmente con su faceta crítica; es fabuloso como se queda sin palabras para describir la poesía de T.S. Eliot y evita utilizar lengua de suplemento cultural hasta poder encontrar una forma de comentarlo:

“Es lo que el crítico del Lit. Sup. (Times literary suplement) llamaría encanto, o encantamiento. Tiene que haber una palabra exacta que es la que usaría un crítico, pero tengo demasiado sueño para buscarla. Así que debo simplemente dejar constancia del hecho de que es la magia la que me aleja de la comprensión. Uno de estos días espero empezar a comprenderlo más y más y entonces cortaré el libro en muchas cintas con mil navajas.. eso espero.”

Y es por ello que la selección se queda en un pequeño compendio ligeramente insatisfactorio, no me importaría que publicaran sus seis volúmenes de cartas y sus estudios críticos para completar la idea y la personalidad que tengo ya formada de la contradictora escritora. Una buena muestra de su genialidad a la hora de mezclar este género epistolar con crítica y unirlo a ese “momento de vida” es el siguiente párrafo, una delicia sobre Proust:

“Mi gran aventura es Proust. Bueno, ¿qué queda por escribir después de eso? Voy todavía por el primer tomo y supongo que se podrían encontrar faltas, pero estoy en estado de fascinación. Como si se estuviera produciendo un milagro delante de mis ojos. ¿Cómo es posible que por fin alguien haya conseguido solidificar esa materia siempre fugitiva y convertirla en esta sustancia tan perfectamente bella y duradera? Uno tiene que dejar el libro y respirar hondo. El placer es físico, como sol, vino y uvas.”

No hay mejor forma de terminar este pequeño comentario. Woolf y su grandísimo talento.

Los textos provienen de la traducción de María Tena de Sobre la escritura de Virginia Woolf en la edición de Federico Sabatini para Alba.

La habitación de Jacob de Virginia Woolf. Woolf y sus orígenes

LaHabitaciónJacobLo bueno de empezar a leer ciertos autores desde el comienzo es empezar a encontrar trazas de lo que está por venir, tanto en estilo como en temas; ya lo he comentado a propósito de otros como Coetzee, McCarthy o Roth  y ahora llegamos a Woolf, una de los grandes exponentes del modernismo.

La habitación de Jacob, escrita en 1922, es una de sus primeras novelas y, ya es un compendio embrionario de lo que estaba por venir. El texto es una especie de bildungsroman, un relato de formación, con la peculiaridad de ser una sombra el protagonista de dicha evolución; Jacob Flanders es presentado a través de los testimonios de aquellos que le conocieron (casi todos mujeres) y no puede ser más ambiguo en su resultado final:

“Nadie ve a los demás como son, y mucho menos una señora mayor sentada frente a un joven desconocido en un vagón de tren. Ven el conjunto… ven toda clase de cosas… se ven a sí mismos… La señora Norman leyó entonces tres páginas de una de las novelas de Frank Norris. ¿Debería decir al joven (a fin de cuentas era exactamente de la misma edad que su hijo): “si quieres fumar, no te preocupes por mí”? No: el muchacho parecía absolutamente indiferente a la presencia de la mujer… no deseaba interrumpirlo.

Pero puesto que, incluso a su edad, notaba su indiferencia, seguramente era, en uno otro sentido (al menos para ella), simpático, guapo, interesante, distinguido, bien proporcionado, como su hijo. Que cada uno sacara lo mejor de este informe. En cualquier caso, el joven era Jacob Flanders, de diecinueve años.”

Una narración fragmentada en la que no falta la terrible sapiencia de la autora capaz de presentar la ciudad de Cambridge a través de su arte, de su cultura, en una demostración de erudición continúa:

“Si alguna luz arde en las capas superiores del aire de Cambridge, tiene que ser una de estas tres habitaciones; aquí arde el griego; allí la ciencia; filosofía en la planta baja. El pobre viejo Huxtable no puede andar derecho; Sopwith, también, ha elogiado el cielo todas las noches durante estos veinte años; y Cowan sigue teniéndose que tragar la risa con las mismas historias. No es simple, ni pura, ni enteramente espléndida, la lámpara del aprendizaje, puesto que si uno los ve bajo esta luz (tanto si en la pared hay una reproducción de Rosetti como si es de Van Gogh tanto si en el cuenco hay lilas como pipas oxidadas), ¡no parecen sino clérigos! ¡Cuán similar es todo a un barrio residencial adonde uno va por las vistas y a comer un pastel especial! “Solo nosotros preparamos este pastel.” De vuelta de nuevo a Londres; se acabó el banquete.”

No falta el lirismo en un estilo inigualable en flujo continuo de pensamientos que se va hilando, todo lleva a un conjunto, a un final, a la final caracterización de la identidad de Jacob, la habitación en la que vivió se convierte en dicho destino:

“Mujeres envueltas en chales llevan bebés con párpados morados; muchachos aguardan en las esquinas; muchachas miran al otro lado de la calle… dibujos groseros, imágenes en un libro cuyas páginas volvemos una y otra vez como si al final hubiéramos de encontrar lo que estamos buscando. Cada cara, cada tienda, cada ventana de habitación, cada bar y plaza oscura es una imagen pasada febrilmente… ¿en busca de qué? Pasa lo mismo con los libros. ¿Qué buscamos entre millones de páginas? Sin embargo seguimos girando las páginas… ah, he aquí la habitación de Jacob.”

Estos hilos son tejidos de manera invisible, con maestría, algo que llevaría al extremo en sucesivas novelas, como es el caso de La señora Dalloway, especialmente en el caso de la transición de escenas; el siguiente texto lo desvela, una escena se entrelaza con la siguiente solamente por la confluencia física del personaje, Fanny Elmer, al pasar por debajo de la ventana de Jacob; esa simple presentación nos lleva a la siguiente escena sin más preámbulos:

“La casa estaba sin vida, oscura y silenciosa. Jacob estaba dentro, enfrascado en un problema de ajedrez (el tablero en un taburete entre sus rodillas). Con una mano se tocaba el pelo de la nuca. Lentamente la llevó hacia delante y levantó la reina blanca de su casilla; acto seguido la depositó de nuevo en el mismo lugar. Cargó la pipa; meditó; movió dos peones; desplazó el caballo blanco hacia delante; después rumió con un dedo apoyado en el alfil. En este momento, Fanny Elmer pasaba por debajo de su ventana.

Iba a posar para Nick Bramham, el pintor. 

Se sentó en un chal español estampado de flores, con una novela amarilla en la mano.

-Un poco más baja, un poco más suelta, así… mejor, bien – musitaba Bramhan […]”

El que sean mujeres las verdaderas narradoras con sus diferentes puntos de vista nos lleva a su faceta más feminista, aplicada no solo al papel de la mujer en la sociedad, sino a la propia cultura; subraya el hecho de no haber recibido educación precisamente por ser mujer, una educación que le ayudaría a disfrutar de una obra (un tostón) como Tom Jones; hay que tener en cuenta que esto es muy embrionario con lo que estaba por venir en este sentido:

“A las diez de la mañana, en una habitación que compartía con una maestra de escuela, Fanny Elmer leía Tom Jones, aquel libro místico. Porque semejante tostón (pensaba Fanny) con personajes de nombres raros es lo que le gusta a Jacob. A la gente bien le gusta. Mujeres anticuadas a quienes no les preocupa como cruzar las piernas leen el Tom Jones, un libro místico; porque hay algo, pensó Fanny, en los libros que, si tuviera yo educación, podría haber disfrutado, mucho más que los pendientes y las flores, suspiró, pensado en los pasillos de la Slade y en el baile de disfraces de la semana próxima. No tenía nada que ponerse.”

La imagen final de Jacob, en su habitación, es desoladora, le conocemos menos de lo que habíamos atisbado al empezar:

“Lo dejó todo tal como estaba”, pensó maravillado Bonamy. “No ordenó nada. Todas sus cartas esparcidas por ahí para que todo el mundo pueda leerlas. ¿Qué esperaba? ¿Creía que volvería?”, pensó, en medio de la habitación de Jacob.”

Esta indefinición es el sentir de una autora que jugaba con la ambigüedad más que con el juego de dicotomías, no había lucha entre contrarios sino integración de todo en una barrera difusa, como la personalidad de Jacob, tan aparentemente contradictoria como la de Woolf.

Los textos provienen de la traducción de Carles Llorach Freixes de La habitación de Jacob de Virginia Woolf para Piel de Zapa.

Resumen de lecturas del Estío del 2014

Fuego-BlancoSi recordáis este post antes de irme de vacaciones, ahí exponía los libros que podrían entrar en este tiempo vacacional; al final, de lo que uno se propone a lo que realmente ocurre va un buen trecho; el caso es que era muy exigente, aquí están las píldoras de todas ellas, en casos puntuales hay enlace a reseña que ya he publicado en blog (sobre todo las que salieron en la votación); vayamos al tema, que han sido unos pocos los que han caído en este verano:

“¿Soy una Esnob? ¿Qué regalar a una Snob?” de Virginia Woolf y Walter Benjamin, texto corto de Woolf que sirve para conocer aún más a la escritora británica en una de sus facetas más ocultas.

“El adoquín azul” de Francisco González Ledesma, un crepuscular Ledesma nos relata una historia de postguerra que no deslumbra pero está llena de buen oficio.

“El general Ople y Lady Camper” de George Meredith, nouvelle que nos arranca sonrisas a la par que descubrimos una buena muestra de literatura británica.

“Fuego Blanco”  de Douglas Preston y Lincoln Child, los verdaderos especialistas del thriller nos vuelven a traer otra de esas aventuras para no levantarse del sillón hasta terminarla. Pulp a raudales, imaginación y creatividad como bandera.

“Pequeño Teatro” de Ana María Matute, descubrir a “la Matute”, tras su reciente fallecimiento, es siempre un gusto; esta pequeña maravilla no hace más que realzar su figura literaria.

“La mujer de otro hombre y su marido debajo de la cama” de Fyodor Dostoyevsky, recopilación de cuentos cómicos del grandísimo escritor ruso para pasar el rato (y alternarlo con su tocho de los Karamazov).

“Pandora” de Henry James, James siempre me llamó la atención por su forma de reflejar la “nueva mujer”, esta novela vuelve a este tema, además de mostrar el conflicto Inglaterra-américa que vivió en sus propias carnes; su estilo, su escritura, configuran una muy buena novela.

“LEGO Star Wars: The Yoda Chronicles” de Daniel Lipkowitz, curiosidad que pillé de casualidad en Bookdepository por su precio y que nos cuenta las crónicas de Yoda con un montón de piezas de Lego como protagonistas.

“El ciclo del hombre lobo” de Stephen King, la revisión del mito del hombre lobo por parte de King está anclada en los parámetros más clásicos pero, aun así, resulta tremendamente entretenida.

colorado“Colorado Kid” de Stephen King, King meets postmodernism, una historia de un crimen sin un aparente final; un ejercicio de estilo narrativo en cuanto a estructura en intenciones. Una obra muy diferente a lo suyo habitual pero delicioso igualmente.

“Riding the bullet” de Stephen King, no sé si lo hizo a posta, pero desde luego esta pequeña historia que nació como un ebook no es de lo mejor del autor norteamericano, aunque se deja leer.

“El ladrón del rayo” de Rick Riordan, primera parte de la saga de los Héroes del Olimpo que tiene como personaje protagonista a Percy Jackson; los elementos en común con Harry Potter son abundantes, si bien es cierto que Riordan monta una historia donde la acción no deja respiro.

“El fugitivo” de Stephen King, increíble, después de tantos libros leídos, encontrarse con los primeros, los que escribió como Richard Bachman, y maravillarme de nuevo con una historia que mezcla ciencia ficción y terror, visceral, con un estilo diferente y un final trepidante que traerá, sobre todo a los norteamericanos, infaustos recuerdos; no me extraña que hasta hace poco el propio King prohibiera su publicación.

“El mar de los monstruos” de Rick Riordan, una vez lees el libro te das cuenta del fracaso que supuso la segunda película; muy influenciado aún por la marca “Potter”, pero empiezan a verse elementos diferenciadores.

“Carretera Maldita” de Stephen King, otra excelente muestra de esta primera época con el pseudónimo Bachman. Menos brutal, la potencialidad de lo que va a ocurrir sostiene la trama; que a nadie se le ocurra leer la sinopsis editorial que revela vilmente lo que va a suceder.

“Enemigo” de Jiro Taniguchi, quién dijo que Taniguchi no podría escribir un Thriller; sale indemne de esta historia llena de acción pero sigo prefiriendo sus “Slice of life”.

“La dama de provincias prospera” de E.M. Delafield, ¡qué divertida era Delafield!, qué buen rato puedes pasar con las andanzas de su dama de la alta sociedad británica. Lástima la lasitud que demuestra la traducción que podría ser más exhaustiva y detallista (de las innumerables notas en francés  y de las referencias de la época), que ayudaría para obtener un mayor disfrute.

zombie“Zombie” de Joyce Carol Oates, una muestra excelente, nuevamente, de la capacidad de Oates para ahondar en lo más oscuro del corazón humano; en este caso con uno de esos protagonistas, Quentin P, que dejan huella por sus cualidades monstruosas e impunidad. Es una novela de una crudeza y una violencia no apta para estómagos “sensibles”.

“Pastoral” de George Saunders, el talento de Saunders desborda en cada palabra, en cada frase… pero la traducción-edición deja mucho que desear, espero que no sea la norma, pero en esta recopilación de cuentos no ha estado muy afortunada.

“La maldición del titán” de Rick Riordan, indudablemente, este tercer libro supone el despegue definitivo, Riordan olvida conscientemente la evolución educativa para centrarse en las aventuras y se separa del mito Potter; el resultado es una saga cada vez más divertida y disfrutable.

“Los hermanos Karamazov” de Fyodor Dostoyevsky, obra maestra de un escritor en su madurez creativa, una de esas obras inolvidables y que proporciona horas de literatura al mejor nivel posible. Deslumbrante la capacidad del ruso para caracterizar psicológicamente a unos personajes que se convierten en reflejos de nuestra propia vida.

“Fantasmas y Samurais. Cuentos modernos del viejo Japón” de Kido Okamoto, buena recopilación de Kaidanes (Cuentos de fantasmas japoneses) del creador de Hanshishi; esto es lo que llamo una buena lectura “playera”.

“Una aventura del tiempo” de Charlotte Moberly y Eleanor Jourdain, decepcionante sucesión de repeticiones de la misma historia sin apenas cambios, aburre, y quería que me gustara.

“Máquinas del tiempo” de Nina Allan, recopilación de historias, aparentemente independientes, que tienen al tiempo como verdadero protagonista. Las variaciones de los roles de los protagonistas, de sus vidas y de sus historias nos llaman la atención a través de pequeños detalles. Muy buena propuesta veraniega.

“La batalla del laberinto” de Rick Riordan, Riordan sabía lo que se hacía, en esta entrega de Percy Jackson tenemos un montón de sorpresas que había ido preparando y muchas ideas interesantes; sería la mejor entrega si no fuera por el apocalíptico y épico final en el quinto libro.

“El último héroe del Olimpo” de Rick Riordan, ¿es posible que un libro cuya trama es una batalla estirada no sea aburrido? El norteamericano consigue guardar golpes de efecto suficientes para que la acción no decaiga en ningún momento; épica a raudales, lo trepidante como leit motif; y asentar las bases para la siguiente saga. Un gran colofón para una grandísima serie.

nacidodehombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)” de Richard Matheson, esta recopilación de las primeras historias de Matheson es, sencillamente, excepcional; relatos cortos de ciencia ficción y terror que se caracterizan por su eclecticismo y su buen hacer; no extraña que King y otros autores reconozcan la influencia del escritor. La de ideas que anticipó. Una obra maestra.

“El mar” de John Banville, el reciente premio Príncipe de Asturias de las Letras ganó el Booker Prize por esta obra imprescindible. Un “thriller espiritual”, como dice Fresán, que es paradigmático en cuanto al estilo de orfebre del irlandés, sencillamente subyugador.

“Sombra y hueso” de Leigh Bardugo, se ha convertido, por derecho propio, en el truño veraniego y del año. Tanto rubor, tantas lágrimas, tantos clichés han conseguido que yo me ruborice y casi lloré ante el que se supone verdadero bombazo de literatura juvenil para chicas; una almibarada historia donde todo es previsible y anodino. Me sorprende muy negativamente que este producto (que tanto alaba Veronica “Divergente” Roth) esté tan bien valorado…

“Miracleman: el sueño de volar” de varios autores, tras mucho tiempo podemos ver publicado de nuevo uno de esos cómics que resultó toda una revolución. Si además contamos con los dibujos de Alan Davis… esta historia cargada de oscuridad se convierte en toda una diversión.

“El maestro y Margarita” de Mijáil Bulgákov, en la reseña me extiendo más al respecto de la obra maestra del ruso.  Baste decir que estamos ante la edición definitiva de esa maravilla. Una verdadera delicia.

“La detective miope” de Rosa Ribas, novela negra e investigación detectivesca de la mano; la venganza de fondo; bien narrada, bien tramada, bien divertida.

“Historia mínima de la literatura española” de José-Carlos Mainer, encomiable esfuerzo de resumir en menos de trescientas páginas toda la historia de la literatura española con sus autores y sus obras. La comento más profundamente en su reseña.

“La trama nupcial” de Jeffrey Eugenides, Eugenides, al igual que Tartt, dedica bastante tiempo a la creación de cada novela, de hecho solamente tiene tres hasta ahora como la susodicha; el resultado, eso sí, está bastante lejos del de la norteamericana; esta trama nupcial tan metaliteraria me ha convencido y mucho. Un grandísimo autor.

el-fantasma-de-baker-street1“El fantasma de Baker Street” de Curtis Garland, Mitografía Creativa, sí, gracias al excelente prólogo de Darkland editorial me entero del término, una nueva editorial que apuesta por traernos títulos desaparecidos del amado bolsilibro; hay que tener muchas narices para, en un contexto como el actual, lanzarse con este tipo de libros. Yo, desde luego, aplaudo y apoyo, y más, si traen títulos tan emblemáticos como esta maravillada del ya fallecido Curtis Garland.

“Rancho Drácula” de Silver Kane, el otro título, en realidad, es el primero de la colección, que Darkland ha sacado para iniciar su andadura; Silver Kane, junto con Garland, son tan paradigmáticos del pulp como puede parecer. Una muestra de weird western que se lee con pasión. Viva el pulp, larga vida.

“Una trampa para cuervos” de Ann Cleeves, novela policiaca atípica por varios aspectos: en primer lugar por la descentralización de la trama criminal en un primer momento para, sin embargo, realizar un enfoque más personal de los tres personajes femeninos principales; en segundo lugar por la importancia de la localización geográfica, los Peninos del Norte escoceses, como elemento necesario para la caracterización de la trama y de los personajes; el tercer elemento es, sin lugar a dudas, la personalidad de la originalísima Vera Stanhope, una detective que sale de los cánones establecidos tanto en lo físico como en el carisma que desprende. Todo ello conforma una novela que se olvida de lugares comunes para plantear algo distinto.

“Los visitantes” de Jonathan Stroud, el escritor británico inicia una nueva saga juvenil con la Agencia Lockwood y no podemos más que congratularnos ante su propuesta: un mundo donde los fantasmas están a la orden del día y existen unas agencias que se encargan de eliminar a estos fantasmas. La mezcla de lo sobrenatural, magia y elementos terroríficos (casas tétricas donde no sabes dónde te llegará el susto, bisagras que suenan, amenazas indeterminadas…) es un cóctel mezclado con sabiduría, una buena premisa al que acompaña un fantástico desarrollo y la potencialidad inherente que promete muchas sorpresas futuras.

Agencia Lockwood. Los visitantes - Jonathan Stroud“La larga marcha” de Stephen King, escrita en 1979, nos encontramos ante otra de las creaciones de su primera época con el pseudónimo de Richard Bachman y que se caracteriza por la crudeza de una historia brutal; un perverso juego a modo de reality televisivo que avanza inexorablemente en un tour de force plagado de horrores, sorprende tanto por lo claustrofóbico y por el dolor transmitido; anticipó mucho de lo que vamos viendo, una sociedad morbosa, los realities televisivos y lo más oscuro que tiene el hombre en su interior.

Y este fue el último libro leído en este verano. Se han quedado muchos en el camino que leeré en meses posteriores pero creo que la mezcla es indudablemente interesante. Ha sido muy divertido, afortunadamente es de lo que se trata.

Otro día  vendré con una pequeña selección de los libros que más me interesan para este otoño-invierno.

“¿Soy una Esnob? ¿Qué regalar a un esnob?” Woolf, Benjamin. Destellos de inteligencia

soyunaesnobJosé J. de Olañeta Editor tiene una de esas colecciones que tienen personalidad propia; se trata de su sello Centellas que reúne a modo de flashes, destellos de obras cortas, grandes autores en un formato, igualmente, bastante pequeño, manejable, trasladable a cualquier sitio y en cualquier circunstancia. Recoge perfectamente mi filosofía de poder llevar un libro a cualquier lado porque “nunca se sabe cuándo te va a surgir un momento muerto” y el libro ocupará ese momento.

Dentro de esta colección me atrajo poderosamente la atención el título de este “¿Soy una Esnob?” de Virginia Woolf, en el imprescindible prólogo de Fernando Ortega se hace un resumen histórico de la motivación del texto; la creación del Memoir Club a partir de los miembros del Bloomsbury Group:

“Molly MacCarthy –esposa de Desmond MacCarthy- impulsó la formación, en marzo de 1920, del Memoir Club, al que se le unieron la mayor parte de los componentes de grupo. Su actividad fundamental consistía en unas reuniones periódicas en las que algún integrante del club pronunciaba una conferencia basada en sus propios recuerdos vitales. Era condición esencial que dichos recuerdos fuesen rigurosamente verídicos, si bien, como señalaba Leonard Woolf, “la sinceridad absoluta es siempre relativa, incluso entre los más íntimos.”

En tales condiciones de “sinceridad” y “recuerdos vitales” brilló, como de costumbre, Virginia Woolf; la británica realizaría hasta tres de estas “memorias”:

“Virginia leyó tres “memorias” en el club. La primera de ellas, “Hyde Park Gate, 22” en 1921; la segunda, “Old Bloomsbury”, ha llegado a ser la más conocida, quizá no tanto por su intrínseco valor literario, cuanto porque en ella se extendía sobre los abusos sexuales que sufrió en su adolescencia por parte de su hermanastro; no parece haber acuerdo en cuanto a la fecha de su lectura, aunque probablemente es también de comienzos de esa década. “¿Soy una esnob?” fue leído en el Memoir Club mucho después el 1 de diciembre de 1936, cuatro años antes de su muerte, cuando Virginia ya había publicado todas sus obras importantes.”

Siendo la tercera la que lleva el título de esta “centella”; es curioso comprobar cómo Woolf planteó el posible tema y su indecisión inicial:

“Yo misma podría ser, entonces, el tema de esta charla; pero se plantean ciertos inconvenientes. Este tema único ocuparía tantos volúmenes que aquellos de los presentes que aún conservan el pelo, aquellos cuyos cabellos todavía pueden crecer, empezarían a sentir un hormigueo en los dedos de los pies antes de que hubiera terminado. Debo separar un minúsculo fragmento de un tema tan vasto;” 

Una vez entrada en faena, da una definición de esnobismo que resulta ciertamente elocuente y que resulta clarificadora además de estar de rabiosa actualidad:

“En cualquier caso, he hecho un descubrimiento. La esencia del esnobismo es la voluntad de impresionar a los demás. El esnob es una criatura de mentalidad revoloteante e inestable, tan escasamente satisfecha de su condición que, a fin de consolidarla, está siempre alardeando públicamente de títulos u honores, para que los otros crean, y le ayuden a creer, lo que él o ella realmente no cree: que es una persona importante.”

Con tal definición sí que reconoce que en algunos momentos es esnob, aunque por motivos distintos de los que podríamos llegar a imaginar:

“He llegado a la conclusión de que no soy solamente una esnob de escudos nobiliarios, sino también una esnob de salones iluminados y las fiestas de la alta sociedad.”

La conferencia estuvo muy bien llevada y resulta muy amena, a pesar de tratar de temas y personas muy afines al momento en que estaba viviendo, ese 1936 que tan lejos queda de nosotros.

Este texto se complementa perfectamente con el  ocurrente “¿Qué regalar a un esnob?” del alemán Walter Benjamin que en su primer momento exhorta sobre la dificultad de regalar algo a una persona que sufre este mal:

“Hacer un regalo a un esnob es como embarcarse en una partida de póquer. De hecho, el farol es el alma del esnobismo. Y es tan difícil como en el póquer  distinguir en ese farol el aplomo del miedo. En todos los casos, el peor error que se podría cometer consistiría en mantenerse a la defensiva preguntándose tímidamente: ¿qué tendrá que objetar a un neceser de viaje?, ¿qué dirá del modelo de pijama?, ¿qué mueca podrá hacer ante un Cointreau?”

A esta creatividad inicial le siguen una serie de recomendaciones literarias que no son demasiado conocidas en nuestro ámbito y que hacen perder un poco de interés, por quedar las referencias tan lejanas a nuestro ámbito; aun así, la brevedad del texto ahorra cualquier tono plomizo.

El resultado final de esta pequeña propuesta no desmerece la obra de la británica; lectura más que interesante para conocer un poco más a la fascinante Woolf.

Los textos provienen de la traducción de María Tabuyo y Agustín López para esta edición de “¿Soy una Esnob?” de Virginia Woolf y “¿Qué regalar a un esnob?” de Walter Benjamin  para José J. de Olañeta, Editor.

Las lecturas de Abril del 2014: Afectado por un jilguero

Sé que es mitad de mes, me he retrasado bastante con el resumen del mes anterior, y todo, debido a que se me acumulan las reseñas; he intentado llegar a todas las que he podido y, desgraciadamente, se me ha quedado alguna en el tintero que llegará más adelante.

Una de las que se me ha quedado en el tintero es, precisamente, una de las estrellas del año: “El Jilguero” de Donna Tartt. Lectura no tan satisfactoria como cabría esperar y que me ha sumergido en un dilema sobre cómo orientar lo que he vivido leyéndolo. En las siguientes semanas llegará aunque no sé lo que saldrá aún.

Una vez hecha esta distinción, ¡qué pase la lista de lecturas!

“Historias de Belkin” de Alexander Pushkin, este mes cayeron bastantes rusos, el primero de ellos fue estos relatos breves de Pushkin, una buena muestra de su buen hacer.

“El arte de la defensa” de Chad Harbach, la ópera prima del norteamericano es uno de esos libros difíciles de olvidar; con el baseball de fondo se convierte en uno de esos exponentes del canon de la “Gran novela norteamericana”. Una obra casi perfecta.

“Rusia Gótica” de Nikolai Karamzin y otros, cuando los rusos juegan con la ciencia ficción y el relato gótico, hablamos aún más de palabras mayores, excelente recopilación traída nuevamente por Nevsky.

“Un Jardín de placeres terrenales” de Joyce Carol Oates, ya me extendí ampliamente con esta segunda obra de su dilatada carrera. Baste decir que sirve para hacerse una idea de cómo se puede llegar a gestar una gran escritora. Un inicio demoledor.

“Piel de Serpiente” de James McClure, no me cansaré de recomendar la obra del sudafricano, ya quedan menos obras inéditas. Reino de Cordelia lo puede conseguir.

“Traficantes de milagros y sus métodos” de Harry Houdini, una buena muestra de la “Houdiniexpoitation” que estamos viviendo, no está al nivel de “Cómo hacer bien el mal” pero el resultado es más que interesante.

“Diez” de Gretchen McNeil, ya lo dije, Agatha Christie, Diez negritos, slasher noventero, inevitable pasar un buen rato.

“Relatos londinenses” de Charles Dickens, este mes se ha caracterizado por avanzar mi proyecto por fin, y lo ha hecho gracias al gran Charles Dickens. Este libro contiene relatos de su primera época como periodista, la que le empezaría a hacer famoso, muy apetecibles.

“Paseos nocturnos” de Charles Dickens, otra recopilación de textos iniciáticos del británico.

“El jilguero” de Donna Tartt, extraña forma de aunar las críticas positivas y la capacidad de vender, estamos ante un best seller bien calificado. Una rara mezcla pero, sin lugar a dudas, efectiva.

“La Navidad cuando dejamos de ser niños” de Charles Dickens, una recopilación de textos navideños posteriores a los más conocidos.

“La declaración de George Silverman” de Charles Dickens, cuento corto con sello “dickensiano” y unas ilustraciones de lo más iconoclasta de Ricardo Cavolo.

“Heridas Abiertas” de Gillian Flynn, la confirmación de una reina de la novela policíaca, malevolencia y perversión en estado puro.

“La fiesta de la señora Dalloway” de Virginia Woolf, antología de relatos que tienen en común el universo de “La señora Dalloway”, edición fantástica de Lumen con unas ilustraciones muy de la época de Yelena Bryksenkova.

“Cazador de ratas” de Alexander Grin, realidad y ficción se mezclan en la San Petersburgo post-revolucionaria. Una sorpresa de lo más agradable.

“El Clan de los parricidas y otras historias macabras” de Ambrose Bierce, magnífica recopilación de cuentos de uno de los grandes de la novela de género. Imprescindible.

Tengo que reconocer que no se está dando mal la cosa este año. Y tiene visos de continuar así.

Que mi cumpleaños y el día del libro estén tan cercanos en el tiempo ha ocasionado una cantidad ingente de libros comprados, regalados, etc…

Os pongo a continuación las fotos que tienen que ver con estas compras. Lo primero lo reservado en el día del libro.

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A continuación los regalos de mi cumpleaños, aquí faltarían otros tres de los que no tengo foto: “La divina comedia”, “El Decamerón” y “Lexicon”, sí habéis leído bien.

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Estos tres “tochazos” van a absorber mucho de mi tiempo como os podéis imaginar. Lovecraft y Dostoievski, ¡vaya mezcla insuperable!

Es tal la cantidad que siento no hablar en particular de cada uno de ellos; pero sí que auguro un gran disfrute.

Veremos cómo se da el próximo mes. Lo sabréis puntualmente.

“La fiesta de la señora Dalloway” de Virginia Woolf. Alrededor de la Señora Dalloway.

lafiestadallowayDe la nota de edición de Lumen al libro podemos leer:

“Los siete relatos que componen La fiesta de la señora Dalloway son el complemento ideal de la novela, pues Virginia Woolf los escribió en el período comprendido entre 1922 y 1927, así que, de alguna manera, estos textos rodean y acompañan a La señora Dalloway, que se publicó en 1925.

Dos de ellos sirven de introducción a lo que luego será el evento, y otros se acercan a los personajes secundarios para enfocarlos mejor, mirar de cerca vestidos y chalecos, y dedicarles una atención que quizá no cabía en las páginas de la novela. Finalmente hay algunos que sirven de epílogo, como si la autora no quisiera abandonar del todo a sus criaturas y tuviera ganas de seguir disfrutando de ese momento tan peculiar, cargado de tensión y brío: una copa más, otro chisme pillado al vuelo, un último repaso a los volantes de un vestido antes de que las luces se apaguen y cada cual vuelva a ser lo que buenamente pueda.”

Tengo que reconocer que el enfoque que ha dado Lumen a la obra no me ha gustado nada de nada, de hecho el prólogo de Bimba Bosé no es lo que esperaba para empezar a leer estos relatos de Woolf; por mucho que a la británica le gustaran las “parties” no creo que centrar todo el libro en lo relacionado con la moda, cómo visten, etc… sea precisamente la manera de encauzar a esta escritora. Obviando este hecho, lo más interesante es leer estos textos relacionados con “La señora Dalloway”, ahí está la verdadera magia del asunto, volvemos a encontrar sus personajes, un microuniverso que catapultó a la escritora al Olimpo modernista y literario.

De hecho el primero de los relatos, “La señora Dalloway en Bond Street”, nos trae precisamente a la protagonista que reflexiona sobre lo literario y sobre el pasado, paradoja ciertamente interesante, ya que Virginia abogó por el avance, como estandarte del modernismo, luchando por las nuevas formas de entender la creación literaria (no olvidemos su encarnizada lucha con Arnold Benett, epítome de la tradición decimonónica):

“¡Se había casado con él por eso! ¡No había leído a Shakespeare! Tenía que haber algún libro barato que pudiera comprar para Milly, ¡ya está, Cranford! ¿Había algo más gracioso que esa vaca en enaguas? Ojalá la gente tuviera ahora esa clase de humor, esa clase de dignidad, pensó Clarissa al recordar las amplias páginas; las frases que tenían un final; los personajes, de los que se hablaba como si fueran reales. Para todas las cosas grandes hay que remitirse al pasado, se dijo.”

Sin embargo, en “El hombre que amaba al prójimo” sí que encontramos algo más acorde a su pensamiento considerando a los Shakespeare, Dickens… como lujos en un tiempo de problemas, de crisis… casi como el tiempo actual, perfectamente extrapolable.

“Le habría gustado releer a algunos de sus autores preferidos –Shakespeare, Dickens-, habría deseado tener tiempo para ir a la National Gallery, pero no podía, no, era imposible. Era de verdad imposible, con el mundo en la situación en que se encontraba. Cuando todo el día la gente solicitaba su ayuda, casi la pedía a gritos. No era momento para lujos.”

Woolf fue una personalidad inherentemente contradictoria, buena prueba de esta personalidad está incluida en sus obras, y estas narraciones cortas no son menos, del mismo cuento podemos comprobarlo en la dicotomía amor-odio:

“-Me temo que soy una de esas personas muy corrientes que aman al prójimo –dijo él poniéndose en pie.

A lo que la señorita O’Keefe casi gritó:

-También yo.

Odiándose el uno al otro, odiando a toda la gente que llenaba la casa y que les había proporcionado esa velada penosa, decepcionante, los dos amantes del prójimo se levantaron y, sin mediar palabra, se separaron para siempre.”

Su personalidad maníaco depresiva  es más que patente en “Juntos y separados”:

“De todas las cosas, nada es tan extraño como el trato humano, se dijo, debido a sus cambios, a su extraordinaria irracionalidad, pues su antipatía no distaba ahora del amor más intenso y arrebatado, y al instante le vino a la imaginación la palabra “amor” y la rechazó pensando de nuevo en lo oscura que era la mente, con sus poquísimas palabras para designar todas esas percepciones asombrosas, esas alternancias de dolor y placer. “

El trato humano le resultaba ajeno, oscuro; el juego de contrarios amor-razón fue uno de los ejes de su vida, como amor-odio o dolor-placer. Esta inestabilidad literaria era un total reflejo de su vida. Su literatura nos recuerda esto, pero también nos retrotrae a otra época, a una época de fiestas donde cualquier detalle cuenta, y lo más pequeño puede volverse relevante. Es imprescindible leer a Woolf, por lo menos por todo lo que nos puede hacer pensar. Eso, en mi opinión, siempre es estimulante.

Traducción del inglés de Ramón Gil Novales  de  “La fiesta de la señora Dalloway” de Virginia Woolf para Lumen

Ilustraciones de la nacida rusa, nacionalizada estadounidense Yelena Bryksenkova