2019_01_18: N. K. Jemisin y adquisiciones

No he podido estos días poner nada, estaba bastante liado en el trabajo con un entregable que, además, no salió demasiado bien y tengo que rehacer. Qué trabajo más absurdo a veces.

Pero vayamos a lo importante de los últimos días. En lo cultural estoy leyendo bastante bien, si veis el resto de Goodreads al lado comprobaréis que lo he cogido bastante bien y estoy llevando buen ritmo. Era mi primer objetivo del año, coger rutinas y empezar a coger lecturas más potentes.

Buena parte del éxito de perserverar en la lectura viene dado por la elección de lecturas que animen a ello. Está claro que centrarme en la literatura de género es motivador de por sí. Mucho policíaco y terror, cómics y libros, y estas se van realimentando haciendo que tenga aún más ganas de las siguientes. Es decir, es como un ciclo virtuoso, de los pocos que disfruto ahora mismo… el resto de cosas están más bien desdibujadas.

De hecho, el otro día me acerqué a mi librería de referencia, La sombra, y me traje una de mis famosas #carretillas de libros, la primera del año; nada más hacer la foto tenía la sensación de desear leer todos y cada uno de ellos. Claro que, estando Lethem, Coover, Jemisin, etc… lo difícil será elegir la siguiente lectura.

Empezando a lo grande el año

Y aprovecho esta foto para hablaros de N. K. Jemisin, una de las grandes triunfadoras en los últimos premios de Ciencia Ficción (Hugo, Locus…)  de la que por fin tenemos la trilogía completa en castellano. Gracias a una conversación en twitter varias personas nos hemos animado a hacer una lectura conjunta de los tres libros en orden cronológico. Tras empezar con La quinta estación estoy encantado con todo, la elección de la voz narradora en segunda persona es empática y consigue que te introduzcas en la historia de manera irremisible. El prólogo es un a prolepsis apocalíptica plagada de imágenes sugerentes de lo que está por venir. Toda la novela es un compendio de ideas nuevas y conceptos creados para el nuevo mundo que descubrimos. Lo más increíble de todo es que quedan tres libros que iremos leyendo y compartiendo nuestras sensaciones. Todo un lujo. .

Y lo es aún más porque me permite alternar con otras dos o tres lecturas a la vez… vaya vicio que tengo.

Abrazos y ¡buenas lecturas!

Mis lecturas favoritas del año 2015

No lo puedo resistir, me encanta hacer el post de lo mejor del año. Entre tanta “desrecomendación”, listas polarizadas y postureos contra las listas mi única respuesta es hacer mi propia lista, con mis propios criterios y, desde luego, lo que más me ha hecho disfrutar este año con ese placer que es el de pasar páginas. Es el quinto año, todo un lujo, y aquí tenéis, por si tenéis curiosidad las listas de los años anteriores:

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012.

Lecturas favoritas Año 2013.

Lecturas favoritas Año 2014.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post de las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog, si a alguien le viene bien, bienvenido sea.

Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2015. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todo.

-El número de libros de esta lista varía de un año a otro, no pongo límites, este año son veinte los elegidos, que son muy acordes con los 226 libros que he leído.

-El orden en el que aparecen  intentaba que fuera cronológico aunque se puede haber mezclado alguna, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática.

–Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas.

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

Como diría uno que conozco.. . ¡que entre la pila! En la mayoría de ellos pinchando en el título tenéis el enlace al comentario que realicé en mi blog o en otros espacios:

BowEl gran misterio de Bow de Israel Zangwill, un antecedente claro de la época dorada que ya he mencionado alguna vez donde el autor nos plantea una clásica habitación cerrada con un final muy ocurrente. Modélica en su género, traída gracias a la gran labor de Ardicia, que se está especializando en recordarnos lo que existía antes de Agatha Christie, En la niebla de Richard Harding Davis podría haber estado también pero me he decidido por esta. 

MisterioMoscaEl misterio de la Mosca Dorada de Edmund Crispin, como ya he dicho aquí , ante la sistemática situación según la cual cada año tengo que encontrar en las listas de las mejores novelas negras/policíacas la ausencia de novelas más centradas en la investigación detectivesca,  esta elección supone una reivindicación de dicho tipo de novela, la “mistery novel”, de la que seguimos viendo publicadas, a cuentagotas, todo sea dicho, ejemplos magníficos de realización del género; Edmund Crispin, integrante del famoso club de detectives, y del que este año hemos visto publicado el primer caso de Gervase Fen nos demuestra a la perfección en sus novelas cómo lo popular no tiene que estar reñido con lo intelectual y, para colmo, es capaz de crear una trama consistente en todas sus consecuencias. Cada aventura supone una variedad de niveles de lectura que son disfrutables desde los menos exigentes hasta los lectores más avezados capaces de interpretar el desafío metarreferencial que despliega con una inteligencia más allá de lo común. Un perfecto reloj, un rompecabezas que nos provoca un deleite difícil de superar; y eso que es una “novelita policíaca.” 

esoESO de Inger Christensen, es toda una suerte disponer de la colección de poesía que lanzó Sexto Piso, sobre todo porque, gracias a ella, hemos podido ver obras de la escritora danesa tan potentes en lo poético como Alfabeto (que ya estuvo en mi selección del año anterior) y esta que os traigo hoy que olvida el minimalismo de la anterior para sumergirnos en toda una cosmogonía del lenguaje. Una obra compleja y abierta a muchas interpretaciones, pero siempre estimulante.

jackOFspadesJack of Spades de Joyce Carol Oates, es de suponer que este libro se pueda ver publicado alguna vez por aquí, pero no me pude resistir a leerlo antes por mi afinidad con la norteamericana; posiblemente, no hay autora tan prolífica en la actualidad y al ritmo actual, no veremos ni una cuarta parte de su variada obra. Este pequeño libro refleja uno de sus mayores rasgos: la difusa frontera entre lo serio y lo relativo a la literatura de género. De hecho, a su manera, constituye un pequeño homenaje a la obra de Stephen King pero sabiendo llevarlo a su terreno. Es la obra suya que más me ha gustado este año, aunque lo normal es que The Sacrifice le guste más al lector habitual.

Los-Desafortunados_baja-201x300Los desafortunados de B.S. Johnson, lo he dicho en The Sky Was Pink del gran Álvaro Arbonés, esta es una de mis opciones más personales. Desgraciadamente, es un libro que hemos leído pocos, y de los que lo hemos leído he encontrado opiniones contrapuestas incluso en los comentarios de mi propio blog. Por si fuera poco su estructura en forma de caja llena de pliegos y el orden de lectura aleatorio ha atraído a un tipo de lector que adora el libro físico como objeto en todas sus vertientes. Una verdadera lástima, ya que la verdadera fuerza es la perfecta conjunción del artificio formal con la fuerza cautivadora que subyace en la prosa de B. S. Johnson: un verdadero deleite que juega con la forma, seca, de frases largas, separadas por comas, muy “beckettiana” y con el fondo mediante continuos niveles de significación que permiten muchas interpretaciones y sentidos. Esta caja es un verdadero artefacto cultural donde no hay lugar para la nostalgia y sí para un camino de expiación y confrontación con la muerte. 

gilesGiles, el niño-cabra de John Barth, tras el éxito de El plantador de tabaco, Sexto Piso no podía augurar la frialdad con la que se ha recibido este tochazo del norteamericano que ha carecido de aceptación entre los lectores acostumbrados a estos ochomiles y al postmodernismo de alto nivel estilo Gaddis o Pynchon; para mí sin embargo, y a pesar de todo lo excesivo que pueda encontrar en él sigue, siendo una de las grandes lecturas del año no solo por tamaño sino por la calidad de la prosa de Barth.

PrintThe Golden age of murder de Martin Edwards, quería introducir igualmente alguna de las lecturas que alterno en inglés y que es difícil que vean luz por estos lares; este libro constituye todo un sueño para los amantes, como yo, de la novela policíaca detectivesca; un ensayo que refleja las vicisitudes del Detection Club desde su creación y avance histórico hasta el estudio crítico de las obras más representativas de algunos de sus autores además de enlazarlas con la época en que fueron realizadas. Un goce mayúsculo para los pocos que podemos apreciarlo.

MemoriasAsesinoMemorias de un asesino: Israel Rank de Roy Horniman, con la popularización del género, se ha llegado a una progresiva dramatización de la novela policiaca, un ahondamiento cada vez mayor en la identificación social que ahoga otras vertientes más lúdicas, que encuentran un mercado más restringido. Los dos casos que me vienen a la cabeza son las novelas de detectives (el whodunit de toda la vida) y aquellas novelas policíacas que tienen un alto contenido humorístico, normalmente de humor negro. A este segundo caso pertenece este libro publicado por Reino de Cordelia. Es un libro de muchísima fama en la pérfida Albión y que ha dado lugar a una película (Ocho sentencias de muerte, 1949) y a un musical (A Gentleman’s Guide to Love and Murder). Sin embargo, no recuerdo que este libro haya aparecido en los “blogs especializados” de novela negra y policíaca, ni aparecerá en ninguno de los múltiples festivales de novela negra… Una premisa inmejorable (“de cómo Israel Rank, el hijo de una mujer aristócrata venida a menos al casarse con un judío, se enfrenta desde niño a la discriminación inherente a la pobreza y a su raza y que, en su mayoría de edad, decide ascender de escalafón social asesinando a las ocho personas que le preceden en la línea sucesoria de un título nobiliario”) y un desarrollo colosal con un estilo cargado de fina ironía, donde se alternan los problemas debidos a su condición judía con sus tejemanejes a la hora de planear cada uno de los asesinatos, con un sentido común que escandaliza por su frialdad y, como no podía ser menos, con un final  memorable y lleno de mala leche.

Cubierta_PymLa señorita Pym dispone de Josephine Tey, edita con gusto Hoja de Lata y trae a la palestra una peculiar muestra de la novela policíaca de una Tey que habría pertenecido al Detection Club de Christie, Chesterton, Sayers y otros si hubiera conocido a las personas adecuadas. La inclusión en el club no excluía a ningún autor en este sentido, su simple problema fue no vivir más cerca de la capital; esto no debe ensombrecer la calidad de su obra, que se ejemplifica a la perfección con este título, un policíaco diferente que en sus primeros dos tercios tiene un desarrollo no demasiado alejado de las novelas costumbristas británicas (en este caso reflejando la vida en una prestigiosa escuela de educación física en medio de la campiña inglesa ) y le sirve como marco al crimen que se produce en la parte final. Todo con una entrometida maravillosa, la señorita Pym, y uno de esos finales que no se suelen olvidar por el vuelco que suponen y lo inesperado que resulta. Un maravilloso paradigma de presentación de un lugar idílico y cómo todo se puede tergiversar con las debidas evoluciones en los personajes.

buitreEl buitre de Gil Scott-Heron, que sorprende muy positivamente por su consistencia en estilo y trama. Es una novela muy negra de personajes negros y el autor alterna el punto de vista de varios narradores que, a modo de plano secuencia, van conformando una trama compleja en torno al asesinato del joven camello John Lee, que no se resuelve hasta la última página. Por si fuera poco, el autor consigue dotar a cada uno de ellos de un estilo propio, construyendo voces muy distintas de gran viveza y expresividad. Digno continuador de la estela de Chester Himes, hay que reconocer en él un manejo de la parte más literaria muy cuidadoso y donde no faltan las reflexiones racistas, que le sirven para profundizar en “lo racial” asociado a la comunidad de negros y su relación con la población blanca.

EducaciónladrónLa educación de un ladrón de Edward Bunker, en este caso hablamos de una reedición pero supone el colofón de una editorial como Sajalín que apostó por nuestro querido Mr Blue, gracias a ellos podemos disfrutar de la obra completa de un autor que representa, desde sus raíces más profundas, el epítome del hardboiled americano. Esta obra condensa a la perfección todas las virtudes del autor, su verosimilitud violenta que nos horroriza y su lirismo sorprendente para estas lides.

libro_1434013903Gokumon-To: La isla de las puertas del infierno de Seishi Yokomizolo dije en Canino y no me importa repetirlo de nuevo, nos encontramos ante un whodunit ambientado en esa época maravillosa de principios de siglo XX (en pleno apogeo del Detection club, la edad dorada de la novela de detectives británica) pero con un escenario diferente: una isla, Gokumon-To, la isla de las puertas del infierno donde tiene lugar una trama policial de alto voltaje con un detective, Kindaichi Kosuke, que es capaz de juntar en su cerebro todas las piezas de un puzle desenfrenado y peligrosamente poético en su concepción. La resolución, original y audaz, está a la altura de las expectativas, y la ambientación geográfica-histórica de la isla justo al acabar la segunda guerra mundial es excelente.

Cuaderno_CubiertaEl cuaderno perdido de Evan Dara, como comenté en Canino  El cuaderno perdido es paradigmático porque representa, sin lugar a dudas, el sello de identidad de su editorial Pálido fuego: una obra complicada, polifónica, donde los personajes no se identifican y todo se convierte en una narración conjunta (alguno lo bautizó como colmena) que, a pesar de lo que pudiera parecer, no resulta fría. Al contrario, consigue que empaticemos  aún más con la destrucción de una sociedad contemporánea que bien podría ser la nuestra en el futuro. Exigente, sin duda, pero un reto más allá de lo comercial que deja un montón de sensaciones inolvidables.

Cubierta_NiñaGordaLa niña gorda y otros relatos inquietantes de Marie Louise Kaschnitzturbadora recopilación de cuentos de la alemana que hacen aflorar lo más oscuro de la mente humana, lo más misterioso, lo más sutil de nuestra condición.

halcon_spa_provH de Halcón de Helen Macdonald,  la original forma de superar la muerte de su padre, mediante el entrenamiento de un azor nos brinda una “rara avis” donde lo lírico se mezcla con lo salvaje en una conjunción arrebatadora. Un libro único por su forma y por su contenido.

ZerovilleZeroville de Steven Erickson, tengo pendiente escribir algo sobre esta obra tan particular como excepcional, valga como adelanto que cualquier aficionado al cine disfrutará enormemente de las múltiples referencias con respecto al séptimo arte pero que la trama resulta tan consistente y envolvente que la experiencia lectora se convierte en algo inolvidable.  Un libro que ganará aún más con cada relectura que hagamos de él.

9788416131167Aquí de Richard McGuire, como dije en este post de Canino, a pesar de que no ha sido este año uno de aquellos en los que leo muchos cómics sí me gustaría destacar éste  porque supone una concepción innovadora, que trae no pocas satisfacciones desde una premisa muy curiosa: el paso del tiempo en un mismo espacio. Un cómic en el que con solo dos páginas te encuentras inmerso en un viaje en el tiempo en donde la localización no cambia en ningún instante. La mayoría del tiempo es una habitación concreta pero siendo el abanico temporal tan extenso (desde la creación de la humanidad hasta un futuro muy lejano) uno tiene la sensación de poder encontrarse cualquier cosa, desde dinosaurios hasta hologramas pasando por una tribu de indios. Se genera un sense of wonder innegable porque nunca sabes qué habrá en la siguiente página, entre otras cosas porque McGuire  no se limita ubicar un espacio temporal sino que abre varias ventanas alternando escenas de diferentes épocas en una misma página y siempre con una excusa narrativa que las une.

SobrecubiertaPinocho en Venecia de Robert Coover, no es La hoguera pública pero ni falta que hace que lo sea, esta reescritura del cuento de Pinocho a la manera Coover es desternillante y excesiva y reúne, como no podía ser de otra manera, la inmensa prosa de un autor poco leído por aquí. Sin embargo, como decía su editor, esta es una obra para disfrutar en pleno invierno con una manta en los pies, enfrente de una chimenea y tomando un café caliente y humeante. Esto da una idea del placer que supone disfrutarla.

9788490626535Descolonizar la mente de Ngũgĩ wa Thiong’o, gracias a los premios Nobel de literatura se pueden descubrir autores que de otra manera permanecerían ignotos por la mayoría de habitantes de la comunidad lectora. Tal es el caso del keniata Ngũgĩ wa Thiong’o, un excelente autor que, gracias a estar a punto de ganarlo dos años consecutivos, hemos visto publicados este año dos libros de la mano de PMRH en su completísimo sello Debolsillo; uno ha sido una reedición que tenían de su catálogo de Alfaguara, El brujo del cuervo; el otro, Descolonizar la mente: La política lingüística de la literatura africana, una pequeña edición que nos trae cuatro conferencias-ensayos resumiendo su pensamiento al respecto de la lucha contra el neocolonialismo que subyuga al pueblo africano además de enfocarlo como una experiencia vital autobiográfica. Lo excepcional es que el autor, de manera clarividente, lo enfoca hacia el uso del lenguaje como elemento imprescindible para salirse del yugo colonizador constituyendo un texto que bien puede encuadrarse entre lo más florido de los estudios postcoloniales. El lenguaje, en las palabras de Ngũgĩ se convierte en un elemento crucial para la descolonización mediante la construcción de la identidad vernácula.

poridentidadCuentos escogidos de Shirley Jackson, todo un triunfo que Minúscula Ediciones se hayan vuelto a acordar de la escritora norteamericana, lástima que sea para una selección tan limitada que te deja con la boca abierta y, evidentemente con ganas de más; los cuento de Jackson son algo muy distinto, son tan perversos y sutiles al mismo tiempo que nos proporcionan momentos inigualables ; lo bueno, cómo no, incluye La Lotería, y eso ya sería motivo para que apareciera en esta selección. El resto tienen un gran nivel igualmente, me han entrado ganas de volver a leerlos de nuevo.

Será curioso comprobar cómo estas guías que he seguido y la propia lista pueden metamorfosearse el año que viene en algo radicalmente distinto, sobre todo por el hecho de que mi proyecto para leer mujeres va a originar que no esté totalmente al día de novedades. Ignoraré la  mayoría de hombres que salgan salvo algún disidente.

El año que viene seré un antisistema de verdad, o no. Tampoco importa demasiado.

¡FELIZ AÑO! !Buenas lecturas!

Resumen Noviembre 2015. En “La Sombra”

Este mes ha sido un poco atípico, tanto en lo lector como en la actividad del blog. En lo lector siempre tengo una ligera crisis cuando estoy llegando al final del reto (que he cumplido); este mes, de hecho, ha sido el mes que menos libros he leído, es curioso. En cuanto al blog , intento compaginar mis incursiones en Canino  con él, y cuesta, como ya os comenté en este post . Espero poder normalizarlo de cara al año que viene y mi proyecto de mujeres .Una vez explicado esto pasemos a las lecturas, al final este mes me he quedado en doce libros solamente:

Qué vemos cuando leemos de Peter Mendelsund, un libro ensayo en el que predomina la presentación gráfica del ilustrador de una serie de ideas que, ciertamente, funcionan muy bien a la hora de representar de una manera ilustrativa las verdaderas sensaciones que tiene un lector al dedicarse al proceso de la lectura. Derriba típicos mitos asociados al proceso y abre un poco los ojos sobre lo “borroso” que puede llegar a ser. Una lectura muy recomendable.

El cantante de góspel de Harry Crews, inmensa macarrada con sentido la de Crews  en la que fue su novela debut y que ha constituido mi bautismo de fuego del autor. Una historia mesiánica que adquiere proporciones épicas en el final y en la que no falta el buen humor al entrelazar un cantante de góspel con un circo de freaks y un pueblo de paletos supersticiosos del medio oeste norteamericano. Un cóctel explosivo que pretende reflejar de alguna manera la sociedad norteamericana y su desintegración de una manera como mínimo jocosa y que consigue la leas sin aparente esfuerzo. Un hasta pronto en toda la regla.

Fantasma de Jo Nesbo, desde que Penguin Random House adquirió los derechos del noruego, hay que reconocer que se ha puesto las pilas; ha recuperado los dos primeros libros del autor y ha publicado, al mismo tiempo, los dos nuevos que quedaban en el tintero y, todo ello, en prácticamente dos años. Si bien El leopardo no parecía un buen punto de partida de cara al futuro de Harry Hole, este Fantasma ha conseguido convencerme por motivos distintos a los que hicieron que me aficionara a Nesbo; a nuestro Harry le sienta bien estar en Noruega, es esa pequeña frontera que define también el alcance del género: pasar de un thriller a algo más contenido, un policíaco más habitual; a esta entrega le favorece que  vuelva al terreno personal pero añadido a la trama policíaca y más en la figura de Oleg. Le sienta aún mejor lo cerrada que es la parte final sin que recurra a varios golpes de efecto con falsos culpables, más bien consigue dividirlo en pequeños misterios que va desvelando uno a uno hasta el último giro. Curiosamente, da la impresión de estar más cohesionada que alguna de las anteriores novelas. No me olvido del cliffhanger, evidentemente te deja con ganas de coger el siguiente libro cuanto antes para saber cómo continuará. 

Fulgor de Manuel Loureiro, Loureiro nunca ha sido un escritor muy creativo, se caracteriza más bien por utilizar temas que ya han funcionado y dotarles de su propia cohesión además de ser, particularmente un buen narrador de escenas de acción; en su nueva novela, Fulgor utiliza muchas ideas de otros, pero especialmente de Stephen King, también es cierto que la idea  principal (esas auras) lo ha cogido de Insomnia, libro que precisamente no es de los más famosos, pero no dudé en identificarlo así como las referencias a Carrie o Dreamcatcher, no es desdeñable pensar en la saga de Star Wars o en los X-men por algunos hechos que suceden. Sin embargo, y más allá de estas referencias, el gallego escoge como protagonista a una mujer (muy bien caracterizada) y eso ya es de agradecer entre tanto “macho” dominante y consigue montar una trama que bebe de las fuentes del giallo en su inicio y se convierte en un thriller apocalíptico donde se aborda la eterna lucha del bien y del mal. El resultado es más homogéneo de lo esperado y consigue que se lea en un santiamén obteniendo una novela para momentos de expansión bastante apetecible.

Voces de Chernóbil de Svetlana Alexievich, tenía durante mucho tiempo guardado el libro de la reciente premio nobel de literatura. Mal hecho, como explico con claridad en el enlace del título.

La música del siglo XIX de Carl Dahlhaus, buen material, fatal edición, la acumulación de letras no deja respiro al lector que siente que se agobia en cada paso de página. Lástima porque el material es muy bueno aunque ligeramente denso. No es para aficionados sino para un público más especializado y con unos conocimientos de música avanzados.

Zeroville de Steven Erickson, todo un sorpresón, disfrutable por cualquier lector pero especialmente recomendado para cinéfilos. Me extenderé más con él más adelante. No sé si aquí o posiblemente en otro medio. 

Los hechos de Philip Roth, Roth se lo pasaba bomba con sus lectores, pero seguro que la mayoría no pillaron sus intenciones. Dándole un nuevo sentido al narrador poco fiable y traicionero como en este caso. Me extenderé más adelante.

Internet Safari de Noel Ceballos,  se me antoja muy necesario leer este libro y más en tiempos como los actuales. Conseguir sintetizar (de esta manera) un mastodonte como internet y las redes sociales, es digno de todo mi elogio y reverencia. En breve hablaré mucho más sobre él en una crítica en condiciones.

Medallones  de Zofia Nalkowska, llegué a la polaca por recomendación de un gran lector y a raíz de la lectura de Voces de Chernóbil; y, en efecto, tiene todo el sentido del mundo unir estas dos lecturas en un post que prepararé más adelante. Gran libro, más lírico en sus formas que la bielorrusa a pesar de partir de un mismo tipo de material.

Ojo de Halcón: Río Bravo  de Matt Fraction y David Aja, el mayor problema de este TPB es la irregularidad. Así como las historias de Aja y Fraction funcionan a la perfección, esta simbiosis no es tan patente en el caso de Annie Wu, de hecho, incluso el tono no parece adecuado, y el contraste con las otras es tan evidente que no acaba de cuadrar con lo mostrado. Aun así siguen siendo buenas historias de aventuras no explícitamente super heroicas.

Revival  de Stephen King, King hoy puede hacer lo que quiera,  y lo está aprovechando para escribir de casi cualquier tema que le guste. Se nota que su estilo es mejor que nunca y juega con el resto de variables y nosotros nos congratulemos aunque no se dedique al terror propiamente dicho. Más información pondré más adelante.

Y este mes hay novedades, vuelvo a poner compras ya que, por fin, ha abierto “La Sombra”, como podéis ver en el post que adjunto y donde tenéis toda la información necesaria para pasaros por allí:

Compras_Noviembre

De la foto os podéis imaginar que varios van a caer en diciembre, tengo claro que me encanta acabar el año con un nuevo Coover, ese Pinocho en Venecia va a ser fijo, el resto no lo tengo tan claro. Tendréis que esperar hasta el resumen de diciembre. O casi ya al fin del año.. que ya se acerca.

¿Tenéis elegidos vuestros favoritos del año? Yo tengo varios pero hay que esperar hasta el último día para confeccionar la lista definitiva.

¡Buenas lecturas!

Mi rentrée: el hype de otoño 2015

SupasatiempoEl año pasado realicé un artículo donde hacía predicciones sobre los que creía que iban a ser los mejores libros del final del año y la verdad es que no me equivoqué, fueron todos lecturas muy satisfactorias (uno de ellos ha llegado este año (Los desafortunados) y va a ser uno de los libros del año).

Este año, aprovechando la sucesión de artículos que suelen sucederse con respecto a esa palabra tan bonita: rentrée; y tras preguntar a varias editoriales por sus planes hasta fin de año, he diseñado mi rentrée particular, los libros que más me interesan y de los que ahora voy a hacer una pequeña división con los que espero con más ansia. A continuación, un pequeño resumen con aquellos en los que he enfocado mi “hype”:

-El primero, ya tradicional en estas fechas, es el próximo libro de William Gaddis, Sexto Piso acomete la nada desdeñable labor de publicar casi todo lo que hizo el autor norteamericano, y en esta ocasión nos trae Su pasatiempo favorito, posiblemente una de sus obras más monumentales junto con Jota Erre y Los reconocimientos, donde el autor acometía una sátira del sistema judicial en EEUU.

The Lost Landscape : A Writer’s Coming of Age de Joyce Carol Oates , el tercer libro este año de la incombustible escritora norteamericana nos va a brindar un coming age autobiográfico que nos puede desvelar la formación de la autora como escritora desde sus recuerdos de la infancia.

MafiaHistoria de la Mafia de John Dickie el autor de Delizia!  es un experto en estas lides, esta monumental tochazo promete un trabajo exhaustivo que nos desvele todo lo que tenemos que saber sobre la Mafia.

-Ojo al final de año que nos propone  Pálido Fuego, dos libros he escogido de su excelente rentrée, primeramente Zeroville de Steve Erickson una de esas historias de narradores múltiples donde todo es posible y la realidad se nos muestra de una manera alternativa; el otro es la particular versión de Pinocho en las manos del irreverente Coover, Pinocho en Venecia.

-En Ático de los libros también han preparado un final de año excelente, es difícil elegir sin dejar alguno de los que sacan pero me voy a centrar en dos novedades concretas: por un lado, el nuevo libro de Ian Morris en su colección de historia Guerra. ¿Para qué sirve?; por otro lado me atrae muchísimo su H de Halcón de Helen MacDonald, una particular novela que puede deparar grandes momentos desde una premisa diferente (“una mujer que, al perder a su padre, decide entrenar un halcón para recordarle pinocchiomid(pues ambos compartían un gran amor por la Naturaleza) y salir del tremendo marasmo emocional en el que ha sucumbido”) 

-De entre lo que publica en sus múltiples sellos PRH Mondadori cabe destacar la vuelta de dos grandes, nuestra ración de Stephen King y su Revival que puede convertirse en una de sus historias más oscuras; sorprendentemente, Lumen se ha dado cuenta de que tiene a Atwood en su catálogo y nos trae Nada se acaba, una elección bastante curiosa y lejana a lo que está publicando ahora mismo la autora canadiense.

-Dos novedades de sabor británico y que me gustan por motivos distintos, en Noviembre Alba, después de más de 35 años de la publicación de la última traducción, va a sacar una de las obras cumbres de D. H. Lawrence, El Arco iris, una noticia increíble; por otro lado ZerovilleAnagrama en octubre va a sacar lo último de McEwan y Amis, en esta ocasión, por la polémica y lo controvertido del tema, La zona de interés, del segundo es mi apuesta.

-Y para acabar una pequeña selección de género, Navona nos va a traer, en su colección de novela negra, la continuación de lo que publicaba RBA de Ross Macdonald, La Wicherly; Quaterni, las últimas aventuras de Byomkesh Bakshi en Las púas del puercoespín; dÉpoca va a empezar la publicación de las aventuras del investigador Lecoq en El misterio de Orcival de Gaboriau; Nevsky vuelve a la carga con Starobinets en octubre; y habrá que echar un ojo al Fantasma de Nesbo. Ah, casi se me olvida, ojo al James Bond ruso en Diecisiete instantes de una primavera que nos trae Hoja de Lata.

Esto, desde luego, es una pequeña selección, quién sabe por dónde irá el tema. Hay otros libros que tengo en mi lista  y podrían estar realmente bien. Veremos cómo va el final de año.

¡Buenas lecturas!

Zarzarrosa y Ciudad fantasma de Robert Coover. Catas posmodernas

No hay muchas posibilidades, actualmente, de acercarse a la obra de Robert Coover; si sumamos el desorden cronológico a la selección de materiales, el pobre lector que intente introducirse en su obra y en la figura del norteamericano se puede llevar una sorpresa, y no siempre agradable, por las indudables dificultades que ofrece su lectura; la editorial Anagrama publicó varias obras suyas en su momento pero ahora están descatalogados así que nos quedan tres opciones reales y bastante diferentes; por un lado tenemos la colosal y excesiva La hoguera pública, de la que hablé en profundidad aquí  y que podemos disfrutar gracias a Pálido fuego, pero se antoja como una opción abrumadora por su temática, uso de recursos y estilos, todo un compendio que reúne casi todas las estrategias posmodernas y que necesitaría una explicación extensa para disfrutarla.

CiudadFantasmaPor otro lado tendríamos las novelas cortas Noir y Ciudad fantasma, Galaxia Gutenberg ha sido la artífice de su aparición, y se caracterizan por la utilización de algún recurso y una extensión llevadera; curiosamente podrían ser una buena forma de acercarse a su trabajo con la debida orientación. Y eso me lleva a este post donde voy a coger Zarzarrosa (descatalogada pero encontrada) y Ciudad Fantasma (novedad de este año) y, como si de una cata de vino se tratase intentaré dilucidar dos tipos de estrategias posmodernas que usa Coover.

“Ironía, jugueteos, parodia, humor negro”

En efecto, una de las características más emblemáticas del posmodernismo literario es este uso de la ironía, junto con el humor negro y esa idea de jugueteo del lenguaje. Se trata de coger un concepto aparentemente serio y parodiarlo, reírse de ello, mostrar su contrario precisamente para abrir nuevas perspectivas de ello.

En Ciudad fantasma, Coover utilizó este concepto hasta la extenuación, al fin y al cabo, toma prestadas todas las características de un western (que aparentemente, por defecto, debe estar impregnado de una cierta gravedad, seriedad, dureza) y convierte toda la historia en una amalgama de excesos que el protagonista narra en primera persona en su búsqueda de una ciudad:

“Bueno, chico, ¿y hacia dónde vas de paso? pregunta un tipo acartonado de barba gris con sucios pantalones a rayas, camiseta roja y abollado sombrero hongo. A su lago, el hombre del sombrero flexible lía hábilmente con nudosos dedos unas hebras de tabaco en una fina hoja amarilla.

A esa ciudad  de allá lejotes. Su fusil ya no cuelga del pomo de la silla, sino que descansa sobre sus piernas.

No me digas.

Pierdes el tiempo, chico. Allí no hay na.

Bueno, igual me vale.

Nunca llegarás, chaval.

No es más que una ciudad fantasma.

Pallá voy.

¡Ja!”

Los excesos, el uso exagerado de la parodia vienen caracterizados por la violencia de los indios, salvajes  que apelan a la magia a través de prácticas inhumanas:

“El hechicero le practica unos agujeros en el pecho a cada lado de los pezones y se los ensarta con unas clavijas de madera atadas con cuerdas de cuero, para luego hacerle bailar al extremo de las cuerdas hasta que se le arrancan las clavijas. Si no se desprenden, lo cuelgan al poste central de la cabaña del hechicero, con los tobillos y el miembro viril cargados con cráneos de búfalo (una especie de bendición, le aseguran sus hermanos con compadecidos movimientos de cabeza y guiñándole el ojo sin alegría), hasta que las clavijas se sueltan, mientras los demás guerreros lo pinchan rítmicamente con lanzas y flechas y le graban símbolos religiosos en las nalgas. Afortunadamente, una vez extirpada la primera clavija, le dicen, la segunda no tarda en salir, pero entretanto el dolor es tal que sólo permanece consciente parte del tiempo, con pesadillas recurrentes sobre la podredumbre de la civilización, los horrores del cosmos tal como se representan en el reino animal y las visiones del futuro pronosticadas por su futura esposa: sí, la abandonará; así se lo dice el tremendo dolor que atenaza su corazón.”

Y también vienen por el uso de lo escatológico de una manera grotesca, desenfadada, zafia, ciertamente desagradable:

“Remata el brindis con un eructo retumbante que los demás, rodeándolo, remedan sonoramente. Golpean los vasos vacíos contra las mesas y sirven otra ronda de whisky, que alimenta la creciente agitación.

¡Uaah! ¡Qué pestuzo tan agradable!

¡Como el de un coño caliente en la mano!

¡Pero mirad esos revólveres de plata, fijaos!

¡Y esas botas de postal!

¡Y el cuchillo con todas esas tachuelas!

¡Qué refinao!

¡Un vaquero mu distinguío, hombre!

¡Seguro que tamién tiene tachuelas en el nabo!”

Aunque parezca mentira, todo esto tiene un sentido, nuestro protagonista busca, como ocurrió en dicha época (y sigue ocurriendo en la actualidad…), el santo grial que le haga crecer por sí mismo, es la personificación del sueño americano, del hombre hecho a sí mismo:

“Me dijeron que por aquí había to lo que se podía desear o incluso imaginar. Me dijeron que había afloramientos de oro entre árboles cargaos de piedras preciosas y ríos del whasky más puro y alegres y preciosas mujeres y hasta la puta fuente de la juventú, y, joer, yo quería un cacho de to eso, ¿quién no? Quería estar, tal como mabían dicho, en el azaroso escenario de una grandiosa gesta. ¿Y sabes una cosa, hijo? Acércate más, me estoy quedando sin aliento.”

Este paleto que no sabe ni hablar (el uso de lengua vernacular es otra estrategia en este caso para conseguir esta parodia) se encuentra con lo más grotesco de lo que estaba buscando, con la decepción y la frustración de un sueño que no es tal y como le habían dicho, así lo refleja Coover más adelante:

“Da un paso atrás y considera todo eso, mira alrededor. El único signo de vida es su propio sombrero en medio de la calle desierta. Se ha equivocado en todo. La ciudad está abandonada. Aparte de él no hay nadie. Le flaquean los hombros y se da cuenta de lo cansado que está, un cansancio que no sólo obedece a los esfuerzos físicos sino a todas las difíciles reflexiones que ha realizado. En lo único que tiene ahora que pensar es en encontrar algo húmedo para despegarse la lengua del cielo del paladar.”

zarzarrosa-robert-coover-18350-MLA20153124029_082014-FNo hay tal sueño, la realidad es más como una parodia tal y como la pinta Coover: una tierra baldía.

“Intertextualidad” “Reescritura”

La intertextualidad es aquella relación entre un texto y otro y cómo están entrelazados en el tejido de la historia literaria. Los posmodernistas utilizan esta cualidad para coger un texto conocido por la mayoría de los lectores y reescribirlo. Esta reescritura sirve para mostrar matices que no eran visibles anteriormente y se resaltan mejor por el hecho de que el lector conoce cómo era el texto original. Normalmente, estos matices, suelen ser lo contrario de lo original, estas dicotomías obran de manera deconstructiva y buscan, sobre todo, cuestiones de género, raza, colonialismo, etc…

Zarzarrosa es un ejemplo perfecto de este recurso; Coover usó para esta narración el cuento de la Bella durmiente (Briar Rose=Zarzarrosa):

“Tú eres esta llama, que parpadea como una fiebre abrasadora en el corazón de los hombres, consumiéndolos de deseo, cautivándolos con tu radiante y misterioso encanto. Lo que el hada  no dice, porque no quiere aterrarla (siempre un lío que luego hay que limpiar sábanas que cambiar), es: Tú eres la Bella. Ella dice: Cuando otros preguntan quién soy, qué soy, tú eres la medida y la justificación de sus preguntas. Quédate tranquila, hija mía. Tú eres Zarzarrosa. Tu príncipe vendrá.”

La típica espera, dormida, a la llegada del príncipe, es utilizada en diferentes variaciones, mucho menos canónicas del cuento y nos saca la perspectiva desde el punto de vista del príncipe (en este caso preguntándose si ella sueña con él, con quitarse el hechizo):

“Y, sin embargo, si bien todo progreso a través del seto se ha detenido dolorosamente y las espinas lo arañan con cada golpe, él continúa luchando incansablemente, dando tajos decididos al seto con su espada, rechazando las ramas que lo atrapan, reflexionando todo el tiempo sobre la bella doncella, profundamente dormida, llamada Zarzarrosa. ¿No sueña nunca con su desencantamiento? ¿No sueña nunca con él?”

Y usa, como no podía ser de otra manera, el punto de vista de Zarzarrosa, precisamente para cuestionarse su propia identidad y la esclavitud que supone ser elegida para ser rescatada, es la forma de dar voz a una mujer que no ha podido tenerla en el cuento tradicional:

“Ah, aquí estás, preciosa mía, dice la vieja bruja, con una risita socarrona. ¿De vuelta para un poco más de lo mismo? ¿Quién soy yo? ¿Qué soy yo?, pregunta enfadada desde la puerta, temiendo entrar pero temiendo todavía más echarse atrás, sin estar segura de que las escaleras que subido sigan estando allí detrás de ella. ¡No es justo! ¿Por qué soy la elegida?”

Cada variante redunda en aspectos que van de lo escabroso a lo mágico y que desenfocan para siempre nuestra visión del cuento para abrirnos a otras posibilidades; parece mentira que éstas se acerquen a una visión más realista de la sociedad en que vivimos, esa sociedad en la que la mujer queda reducida a un cuento, a una imagen idealizada de la belleza ninguneada por el “héroe” que parece el único protagonista.

“[…] ha intentado, hasta cuando se aferraba a la trama principal, contar cada variante como si nunca hubiese sido contada antes, sorprendiéndose incluso a sí misma por lo novedoso de sus enfoques. Ha imaginado, y lo ha descrito para Rosa, un rico surtido de bellas y príncipes, obstáculos, despertares y qué-ocurre-luego, tejiendo una variada colección de monstruos, dragones, ogros, mofas, violaciones, acertijos, asesinatos, magia, lisiados, cadáveres y bebés, solo para observar cómo la insaciable durmiente se estremece y grita y se retuerce de miedo y anhelo, como hada malvada que es.”

Coover no tarda en mostrar el camino de la rebeldía ante esta situación; Zarzarrosa no se conforma con una historia que la relega a un papel secundario, odia el cuento, ¡y con razón! Lo que no está claro es que se pueda librar de ello, como ocurre nuevamente en la actualidad, el poder del heteropatriarcado  imperante, a veces consciente, muchas veces inconsciente:

“¿De qué otro modo pasaría estos tediosos siglos? Érase una vez, se dice sonriendo con una mueca, su lado perverso dominando la situación como siempre, un apuesto príncipe y una bella princesa que vivieron felices por siempre jamás. ¡Pero es terrible!, gritó Rosa. No, no, espera, ése es solo el principio. ¡Pero odio este cuento! Felices por siempre jamás, le reprende el hada, agitando un dedo nudoso del color de un lingote de hierro. Tal vez  no valga una higa, hija mía, pero oculta las verrugas, ¡de modo que no te des tanta prisa en rechazarlo! Eres realmente malvada, gime Rosa, que sigue pinchándose sin piedad. Sí, bueno, ¿qué esperabas, bobita?”

No me digáis que no vale la pena leer estos dos libros desde estas aproximaciones. Espero que os hayan gustado.

Los textos provienen de la traducción de Juan Antonio Masoliver Ródenas de Zarzarrosa de Robert Coover para Anagrama y de Benito Gómez Ibánez de Ciudad fantasma para Galaxia Gutenberg.

Resumen Abril 2015. Una barbaridad…

Sin duda ha sido un buen mes, una sana mezcla de libros-cómics, generando un montón de experiencias lectoras que os paso a relatar; me extiendo solo en aquellos que no he puesto reseña en el blog, los que la tienen solo tenéis que pinchar en el título.

Cuando ella era buena de Philip Roth, la reseña en el título. 

Solo un asesinato de Jim Thompson, parece mentira que esta fuera la tercera novela del gran Thompson; como decía Polito en su fabulosa biografía del autor norteamericano, con esta novela comenzaba su edad dorada que daría como resultado un catálogo inolvidable de enrevesadas novelas encuadradas en el mejor hardboiled. Simplemente, hay que leerla.

El misterio de la mosca dorada de Edmund Crispin, tenéis en la reseña todo lo que hace falta saber.

Las cuatro gracias de D.E. Stevenson, lejos queda ya el magnífico primer libro de Stevenson, un prodigio de humor y metaliteratura. La señorita Buncle es una simple sombra ya, balanceándose la trama entre las cuatro hermanas protagonistas de esta cuarta entrega. El resultado, afortunadamente, es una comedia de costumbres en la campiña británica con suficiente chispa para hacernos disfrutar de una buena lectura.

Elisa frente al mar de Clara Asunción García, creo que esta valiente novela no es del tipo que me suelen encandilar… sinceridad y corazón como base, sustentadas en una estructura razonable con el flashback como protagonista y un estilo más manido con cierto abuso de lugares comunes. La temática es controvertida por tratar una relación entre personas del mismo sexo, pero más allá de ello, que está tratado con buen gusto, la novela funciona como una personificación del desencuentro amoroso. Sin duda creo que funcionará entre el gran público pero no es el tipo de lectura por la que abogo en este blog. 

El misterio del carruaje de Fergus Hume, quería sacar ya este balance, pero, en breve, llegará la reseña de este fantástico relato de detectives.

Queen & Country 1: Operación: Tierra rota de Greg Rucka, espléndido inicio de la serie donde se presentan los actores, la trama y el mundo en el que se va a desarrollar, todo ello haciendo ya una primera aventura. Buen equilibrio con el dibujo.

Queen & Country 2: Operación: Lucero del alba de Greg Rucka, buena continuación aunque no esté al nivel de la primera entrega.

Zarzarrosa de Robert Coover, otra reseña que está cocinándose y que saldrá tarde o temprano.

Queen & Country 3: Operación: Bola de Cristal de Greg Rucka, vuelta al nivel inicial, estupenda y descarnada historia con la yihad islámica en un mundo post 11-S. La confirmación del gran personaje que es Tara Chace.

Queen & Country 4: Operación: Blackwall de Greg Rucka, quizá la más intimista de las historias con un chantaje de fondo. Más simple, eficaz pero demasiado sencilla en su resolución, además de ser lo esperado.

El murciélago de Jo Nesbo, es extraño empezar a ver ahora los primeros títulos del autor Noruego, sobre todo después de saber hacia dónde va el personaje, Harry Hole, más adelante. Inevitablemente, en esta primera novela uno contempla el esbozo, muy borroso, del personaje, no digamos ya de sus gloriosos secundarios, ese universo que enriqueció sus aventuras. Se deja leer, entretenimiento garantizado por la inteligencia del noruego. Una buena primera novela.

Queen & Country 5: Operación: Frente tormentoso de Greg Rucka, bajas en el equipo de monitores y una Tara que, por primera vez, la vemos como alguien humano, sufre como el más pintado y tiene que afrontar dificultades.

Queen & Country 6: Operación: Diente de león  de Greg Rucka, nueva dimensión, Rucka se atreve con las luchas de poder dentro de la cúpula de espionaje británico. Espléndida muestra de su buen hacer. Todo diversión.

Queen & Country 7: Operación: Alforjas de Greg Rucka, llegando ya al final de la serie, no solo no baja la calidad sino que se mantiene a un nivel altísimo, esta vez con los dibujos del primer artista, Steve Rolston en la primera historia que supone un verdadero fracaso para la protagonista. Tensión, espionaje, un cóctel irrestible.

Ciudad Fantasma de Robert Coover, ejem, pues esta también me falta… y llegará con la del anterior.

Eso de Inger Christensen, excelente poemario de la danesa, más detalles pinchando en el título.

Queen & Country 8: Operación: Panda rojo de Greg Rucka, más que digno colofón a la serie por parte de un Rucka que lleva al límite a su personaje principal, la historia culmina con uno de esos cliffhangers fantásticos que nos deja con la miel en los labios para posibles nuevas entregas. Muy buena miniserie de espionaje.

Pórtate bien de Noah Cicero, no me ha interesado en ningún momento lo que cuenta ni me gusta cómo lo cuenta… si esto es una especie de manifiesto fundacional de la Alt-Lit, tengo clarísimo que mejor que me aleje de ella; qué mal lo he pasado con él.

Lo que no aprendí de Margarita García Robayo, me temo que no soy el público adecuado para este tipo de narraciones, si bien es cierto que la reflexión final de la segunda parte por lo menos es audaz y juega con la falibilidad a la hora de montar el pasado por nuestros recuerdos; desgraciadamente el estilo me ha resultado ligeramente simplón.

En la sala de espera de Melisa Tuya, lo nombro y, por ahora no puedo comentar nada.

El tenor Fernando Valero (1855-1914) y su entorno  de Alberto J. Álvarez Calero, los pormenores pinchando en el título.

Ondina de Benjamin Lacombe,  una hermosa historia que se une a unos dibujos estupendos de Lacombre, quizás es de las historias en las que se detecta una mayor unión entre texto y dibujos.

Los Vengadores – La edad Heroica de Brian M. Bendis y John Romita JR, una buena recopilación de esta nueva etapa de vengadores con dos arcos argumentales que no redundan demasiado en los vicios ya conocidos de Bendis. Buenas historias y buen dibujo. Buen cómic de superhéroes.

El 6º Continente de Daniel Pennac, ¿quién te ha visto y quién te ve? Parece mentira que este mismo autor escribiese Como una Novela o El Hada Carabina. Una verdadera pena. Nada recomendable.

Lancha rápida de Renata Adler, vaya, ¡otra en elaboración!

Las aventuras de Monsieur Vieux Bois de Rodolphe Töpffer, un pionero en el mundo del cómic, los detalles en el título.

Memorias de un amante sarnoso de Groucho Marx, aplica lo mismo que al anterior, los detalles en el título.

Errores infalibles por (y para) el arte de Neil Gaiman,  prototipo de libro sandía (pocas páginas, letra grande, tapa dura, precio desorbitado) que en este caso sirve como vehículo de transmisión de un discursito de Gaiman en una universidad.  Se lee en un suspiro, no tiene mucha “chicha”, se despotrica durante más tiempo de lo que te ha durado la lectura.

Y con ello pasamos por fin a las adquisiciones. Divididas en dos grupos, las del día del libro en primer lugar. En segundo lugar lo único que voy a comprar en Mayo, hay que ahorrar para la feria.

 

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El mes de mayo en lecturas no va a ser lo mismo que este atípico mes de abril. Entre otras cosas porque la lectura del libro de Barth, Giles, el niño-cabra, más de mil páginas de postmodernismo, va a ralentizar cualquier intento de leer mucho más. Veremos cómo se da. He desistido de intentar prever las lecturas del mes, es imposible y hay demasiados factores, no se puede ser tan programático.

La hoguera pública de Robert Coover. La corrupción del sueño americano

Hoguera_CubiertaIntentando escribir algo sobre una obra como esta, recordé un texto que escribí hace tiempo sobre La abadesa de Crewe de Muriel Spark; en aquel post enlazaba lo que nos contaba la británica con otro texto de características parecidas como era Nuestra Pandilla de Philip Roth. Ambas obras tienen como protagonista de fondo a Richard Nixon, Tricky Nixon, como lo llama Roth en su particular sátira (“Nadie en este país supera mi deseo de PARECER religioso”). En el caso de Spark la crítica era más velada y no tan explícita y se relaciona con el famoso Watergate  que trajo a la palestra el fin político de Nixon. Me resulta muy conveniente recordar este texto sobre la prensa:

“-Lo tergiversarán –dice la abadesa-. Eso es lo que necesitamos ahora, hermanas, una tergiversación. Estamos abandonando el ámbito de la historia para entrar en el ámbito de la mitología. La mitología no es otra cosa que la historia tergiversada, igual que la historia es una tergiversación de la mitología; a eso se reduce la historia de la humanidad. ¿Quiénes somos nosotras para alterar la naturaleza de las cosas? En lo referente a nuestro caso, mis queridas hermanas, buscar la verdad sería como buscar los miembros, los dedos y las uñas perdidas de un cadáver desmembrado en un accidente aéreo.”

En La hoguera pública Coover entra de lleno en lo mitológico, es tan consciente de la entelequia que supone la búsqueda de la verdad, que inventa una narración ficcional alrededor de un hecho real y utiliza como narrador la mayor parte del tiempo a Richard Nixon (posiblemente el mayor paradigma de narrador poco fiable), que supone la corrupción total del hombre hecho a sí mismo, el caballero en busca del grial que escenifica el fracaso de un sueño que se convierte en una fruta podrida.

El hecho real del que parte son los sucesos que llevaron a la muerte de los judíos Ethel y Julius Rosenberg, acusados en plena Guerra Fría de haber filtrado información sobre la bomba atómica a Rusia. A partir de ahí Coover construye dos tipos de narraciones que establece temporalmente en los tres días en los que sucede todo: una en tercera persona que describe los hechos que suceden desde una especie de realismo mágico y otra en primera persona, Richard Nixon, por aquel entonces, vicepresidente de EE. UU.

En este particular libro que consta de un prólogo y cuatro partes (miércoles-jueves, mañana viernes, tarde viernes, noche del viernes) con intermezzos intercalados como si se tratara de una ópera y un epílogo del que hablaré más adelante; toman protagonismo todos los personajes que intervinieron en el suceso real aunque teatraliza lo que pudo suceder; origina una sátira que, como las grandes sátiras, más que divertir, asusta. No se queda en la simple narración de unos posibles hechos históricos sino que, para escenificar la situación, personifica entes que solo aparecían en el imaginario colectivo. Tal es el caso del Tío Sam y del Fantasma, personificaciones reales del sueño americano y de la amenaza comunista respectivamente. Todo ello le sirve para pintar una sociedad como la norteamericana que se guía por los mandatos del gran buhonero (un charlatán mercachifle), la esperanza del mundo; todo ello a través de un flujo de pensamientos donde todo es posible gracias a la prosa de Coover:

“Tampoco es que los americanos sean supersticiosos, claro está. ¿Cómo iban a serlo los ciudadanos de esta la nación (bajo el mandato de Dios) más racional de la tierra? Ellos no necesitan presagios para pulsar un interruptor, ganar pasta o cambiar el mundo, pues son los hijos e hijas electos del Tío Sam, nacido Sam Slick, este astuto buhonero yanqui que, al igual que aquella resuelta chica griega de hace mucho, apareció virginal y completamente formado de entre los residuos destrozados de la mismísima Ilustración: “escurridizo”, como se expresa en la Escrituras, “como una culebra que acabase de mudar la piel”. El joven Sam, “terso como un olmo sin hojas”, ya con perilla y sombrero de copa y ataviado con sus faldones y sus pantalones a rayas, los bolsillos llenos de discursos, patentes y pirotecnia, irrumpió de modo avasallador en el Viejo Mundo como un cohete del Cuatro de Julio, bufando y relinchando como un caballo salvaje: “Quién. Quieén. ¡Quién! ¿Quién vendrá a chamarilear conmigo? ¿Quién vendrá a pegar mordiscos conmigo? Grumpf. Yug. Buf. ¡YUJU! En nombre de Jehová y del Congreso Continental, he atravesado el Rubicón: a nado o en una bañera, vivo o muerto, en pie o desfallecido, aquí estoy para pelear, pelearé hasta morir y, con la firme confianza en la protección de los divinos protestantes, una pelea es lo que tendré, ¡o si no tendrán que conservarme en salazón para evitar que me vaya de la lengua! ¿Me oís, alimañas fracasadas? ¡Os habla la esperanza del mundo! Soy Sam Slick, el Buhonero Yanqui.”

Sucesivamente, el Tío Sam va manteniendo conversaciones donde maneja a su antojo a cada uno de los personajes implicados; cada charla, cada momento sirve para destruir poco a poco el ideal de un sueño que se ha corrompido hasta la médula; tal corrupción implica que la moralidad no debe ser tenida en cuenta:

“Puede que hoy nos hayas reventado el espectáculo, ¡pero mañana tus amigos te van a tener escarbando en la mierda, muchacho!

-Puede…

-Nada de puede. Si fueran a ponerse de tu lado por un principio, lo habrían hecho hoy. No, es momento de saldar la cuenta y poner buena cara. Van a bailar un zapateado encima de ti, Billy.

-Si lo hacen, se equivocan. La cruda verdad es que puede que la sentencia de muerte no sea…

-La cruda verdad no existe, amigo…-Encuentra la pipa y atisba la cazoleta con los ojos entornados desde debajo del ala de su sombrero. […]

-Bueno, en el fondo de mi corazón sé que tengo a la ley de mi parte.

-En el fondo de tu corazón, ¿eh? – El Tío Sam baja los pies, se yergue lentamente, empuja el sombrero por encima de la nariz, echa una mirada al magistrado Douglas-. Bien, ¡al diablo la ley y tu corazón sensiblero! Ten cuidado, amigo mío, la moralidad es un lujo privado y caro.”

En contraposición a este personaje, siempre aparece la amenaza del Fantasma, que personifica de un modo más general; mientras que el Tío Sam te habla de tú a tú como si fuera tu amigo, el Fantasma se convierte en una amenaza a escala mundial, una conspiración con infinitos hilos entrelazados donde se encuentran unidos irremediablemente los Rosenberg:

“Tumban edificios, aplastan automóviles bajo sus cuerpos, se tragan policías enteros, se enredan en una montaña rusa de Coney Island. Las balas no los detienen. Se les une Walter Ulbricht, el Fabricante de Ataúdes, el cual recorre la orilla con sus pelotones de fusilamiento; el necrófilo John Reginald Hallyday Christie, con su enorme órgano sangriento y gangrenoso; un gigante negro ojiblanco con la leyenda SÚPER MAU MAU estampada en su pecho salvaje; miles y miles de víctimas gemebundas, ciegas, de carne putrefacta, de Hiroshima y Nagasaki; y el Presidente Mao, surgido de un remolino entre los vapores de los antros de vicio, como un Fu Manchú abotargado de dientes de oro. Los Rosenberg pulverizan sinagogas y catedrales entre sus tentáculos monstruosos. Súper Mau Mau destroza escaparates de supermercados y grandes almacenes, dejándolos a oscuras. Con un latigazo de su coleta, el Presidente Mao reduce Wall Street a escombros.”

Es necesario indicar por lo tanto un enemigo palpable al que combatir y que siempre está en la delantera; en ese orden de cosas cualquier decisión-manipulación es perfectamente admisible:

“Aún no hemos empezado a explorar el verdadero valor de la Palabra, pensé. ¿Y si quebrantábamos todas las reglas, jugábamos con las pruebas, manipulábamos el lenguaje, convertíamos a la Historia en una aliada guerrillera? Por supuesto, el Fantasma ya estaba en ello, ¿o no? De nuevo nos llevaba la delantera. ¿Qué eran sus maquinaciones dialécticas sino la disolución de los límites naturales del lenguaje, la invención consciente de un espacio, una siniestra tierra de nadie, entre alternativas lógicas? Me encantaba debatir ambas posturas de cada asunto, pero pensar en aquel extraño espacio intermedio me provocó sudores. La paradoja era lo que más odiaba aparte de los psiquiatras y las periodistas.”

El Fantasma entonces deja de ser algo etéreo y se puede luchar contra él: los Rosenberg se convierten, en la pluma del norteamericano, en la encarnación del comunismo y deben ser destruidos para mantener el estatus quo del pueblo, de América, y por extensión, del mundo:

“Ahora yo era el Vicepresidente de los Estados Unidos de América. Ellos estaban condenados a arder por traidores. ¿Qué se torció? ¿Por qué hacía falta esto? Claro que ellos habían tenido conocimiento carnal con el Fantasma, yo creía firmemente en ello, habían sido acariciados por el maligno y por tanto estaban infestados: Y yo sabía que sus muertes acabarían con una parte del Fantasma. ¿Qué se sentiría al ser poseído por el Fantasma?, me pregunté. Algunos decían que era como tragarse un viento frío, otros que era como una especie de fuego que recorría las venas.”

Sorprende en este desfile de complicada prosa que parezca que nos encontremos inmersos en una gran obra musical en la que cada intermezzo reafirma esta condición como el discurso con la visión de Dwight Eisenhower o el último acto de la Ópera Sing sing con Julius y Ethel Rosenberg de protagonistas. Hasta los hermanos Rosenberg llegan a transmutarse en los hermanos Marx en un momento dado. El discurso de Ike es una confirmación del carácter mesiánico de dicho sueño:

“¡Es necesario

que salgamos seriamente en busca de cualquier traza de comunismo en cualquier lugar

donde pueda afectar a la vida de nuestra nación y la arranquemos

de todos nosotros, mediante nuestras dedicación

y devoción combinadas,

seamos merecedores de las mayores bendiciones

que el Todopoderoso ha depositado en esta nuestra nación!”

No se olvida en este caso de la prensa como simple conductor del discurso, que nos recuerda una y otra vez el Tío Sam y sus acólitos; nada puede estar fuera de la onda dictada por el gran buhonero:

“PLANTAS DISPERSADAS / PARA DESBARATAR PLANES DE BOMBARDEO. HIJO DE PASTOR DEL BRONX RECIBE LA LLAMADA. Bodas, asesinatos, fusiones velatorios. Recetas y disturbios, promedios de bateo y reseñas de libros. La Guerra Fría entre el Tío Sam y sus enemigos, guerras abiertas entre bambalinas. Para colmo de males, el mundo elige publicar hoy El arte del jaque mate y, dicen las planas, Frankenstein será reeditado. ¿Reeditado? HACE POCO, 19 EJEMPLARES DE ESTE LIBRO HAN SIDO LITERALMENTE QUEMADOS. Los rostros de los peregrinos se ensombrecen cuando se enteran de que la estrella de la Primera Guerra Mundial que derribó setenta y cinco aviones Bosch desde su viejo biplano Spade ha muerto, […]”

El final lleva la parodia a un límite exacerbado, con un paralelismo sexual; una última relación entre Nixon y el Tío Sam, el título del epílogo “La Bella y la Bestia” identificaría al gran chamarilero con la Bestia y al gran mentiroso Nixon con la Bella; el colmo de esta corrupción es que te dejes hacer lo que sea por dicho sueño, que te dejes sodomizar por la esencia de tu ambición:

“-Deseas hacerlo conmigo –dijo jadeante, arrastrándome brutalmente fuera de la penumbra y dándome la vuelta-, tienes que amarme como soy en realidad: San Slick el Buhonero Yanqui, estafador empalmado y domador con uñas y dientes de las paganas tierras salvajes, lozano y chillón entrometido, novus rompepelotas ordo seclorum, ese soy yo, muchacho, ¡y buenas noches señora Calabaza a cualquier estúpido que se interponga en mi camino! –Se chupó el dedo.”

El Tío Sam se aprovecha de la debilidad de los personajes; nunca un halago estuvo tan envenenado como en este caso:

“-Estoy malo –gruñí.

-Ja, ja, no estás malo, tan solo estás enamorado –dijo con una enorme sonrisa y se dobló para besarme la mejilla-. ¡Eh, eres el elegido, sabes! –susurró o pareció susurrar; su voz era extraña: casi como si ya no hablase en voz alta. Las palabras parecían caerle calladamente de los labios, enroscarse en silencio en mis oídos, para acabar floreciendo con una especie de soplo audible contra mi oído interno, como semillas…-. ¡Lo digo en serio, Gus! ¡Eres mi apuesto vocero de feria, mi salvaje fuguilla irlandés, mi colega vendedor ambulante, mi pequeño accidente, mi marinerito guapo! –Me palmeó el trasero afectuosamente-. Eres mi todo, ¡eres mi muchacho!”

El último alarde de Coover, es tremendamente perverso, Nixon, y el pueblo americano, se dejan hacer lo que sea, hasta lo más humillante; para perpetuar la esencia de un sueño que, en realidad, se ha convertido en una parodia en sí mismo:

“[…] Fuera lo que fuese, era hermoso (¿cómo había llegado a pensar que era feo?), lo más hermoso del mundo. Por fin estaba preparado para hacer lo que nunca antes había hecho.

-¡Te …. Te amo, Tío Sam! –confesé.

Pero él ya se había ido, yo estaba solo. Únicamente quedaban sus últimas palabras estallando tiernamente contra mi oído interno mientras permanecía echado, con los ojos llenándoseme de lágrimas y el pecho palpitante, en la solitaria oscuridad…”

Nos encontramos ante una obra maestra de una lucidez, no exenta de dificultad, donde la forma (con un estilo que se transforma página a página) y el fondo (el fracaso del sueño americano) se encuentran indisolublemente unidos. Por expresar como decía De Forest  “la imagen de las maneras y emociones ordinarias de la existencia del pueblo americano” (“the picture of the ordinary emotions and manners of American existence”), es decir, pintar el espíritu americano dentro de una novela (“this task of painting the american soul within the framework of a novel”), entraría de lleno en el canon de la Gran Novela Americana, una novela inolvidable y abrumadora. Un clásico contemporáneo.

Los textos pertenecen a la excelente traducción de José Luís Amores de La hoguera pública de Robert Coover de Pálido fuego.

Resumen Diciembre 2014. Grandísimo colofón

Menuda forma de terminar el año. Diciembre fue un mes excelente por las lecturas escogidas. Empezó con Gaddis y acabó con Coover, pasando por Rohan O’Grady, Allie Brosh o “American Noir”. Todos ellos incluidos en mi top del año por méritos propios, por su calidad. Fue difícil llegar al reto que me había propuesto, porque la lectura de “La hoguera pública” estuvo marcada por su complejidad… ¡se reducía mi capacidad lectora a la mitad! Pero vaya lectura. Un mes, como de costumbre, muy variado y de buen nivel, con alguna pequeña decepción. El resumen, a continuación:

“Hipérbole y media” de Allie Brosh, entró con pleno derecho en el top del año la recopilación de posts del blog de la autora. Una mezcla irresistible de buen humor, estética inocente y tragicomedia.

“Los reconocimientos” de William Gaddis, una obra para nada redonda pero, sin embargo, una obra maestra en su irregularidad y pretensiones. Obra clave para entender el postmodernismo literario norteamericano.

“Nobles y rebeldes” de Jessica Mitford, por falta de tiempo no me pude extender en una reseña, sin embargo, no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendar este libro; la hermana de Nancy  ofrece un ensayo autobiográfico al que no le falta diversión y un fresco inolvidable de su familia y la época histórica que vivió.

“El gran mínimo” de G. K. Chesterton, como ya comenté, no es la mejor obra para conocer al gran Chesterton, pero sí que es una manera de complementar su obra para los que ya estamos rendidos al orondo escritor británico.

“Pero…¿quién mató a Harry?” de Jack Trevor Story, tampoco hice reseña, no porque no lo mereciera sino por falta de tiempo. Una comedia negra que, a pesar de llevar un chiste hasta la extenuación sorprendentemente funciona.

“Las cinco máquinas simples” de Todd McEwen, Automática intentó repetir el éxito de su maravillosa “Boston” con esta recopilación de cuentos sexuales del autor. Desafortunadamente, está lejos de aquel, se deja leer pero no embriaga para nada. Prescindible.

“Matemos al tío” de Rohan O’Grady, una verdadera delicia que me sorprende que no haya aparecido en ninguna lista del año. Así están las cosas.

“La escucha oblicua, una invitación a John Cage” de Carmen Pardo, espléndido intento de explicar la figura del polémico Cage. En breve aparecerá reseña por aquí.

“Un impulso criminal”  de P.D. James, la segunda novela de su detective Dalgliesh es, como de costumbre, un gran ejemplo de las virtudes por las que destacó la inglesa.

“Ananda:108 poemas Zen” de Ko Un, qué lástima que no podamos ver más poesía del surcoreano por estos lares, todavía espero que gane el Nobel y se produzca el milagro.

“Los papeles de Mudfog” de Charles Dickens, uno de esos libros al que completistas como yo no nos podemos resistir a pesar de la desigual propuesta.

“American Noir” de varios autores, edición de James Ellroy y Otto Penzler, imprescindible selección de relatos negros con varios autores que han engrandecido el género.

“El nadador en el mar secreto” de William Kotzwinkle, me temo que no entré demasiado bien con él. Donde algunos ven sutileza yo veo torpeza a la hora de extender la metáfora en la que se basa y abuso del sentimentalismo como herramienta para empatizar con el lector. Me consta que muchas personas que lo están disfrutando, yo no lo he hecho.

“Viaje a Rusia” de Stefan Zweig, anecdótico viaje del escritor austriaco que tampoco pasará a la historia por su calidad.

“La hoguera pública” de Robert Coover, el último libro del año fue, sin lugar a dudas, una obra maestra. Y entra en ese panteón de los mejores libros que he leído. Intentaré en unos días escribir algo más largo sobre esta obra capital

No puede faltar, como de costumbre, una foto de las últimas adquisiciones de la biblioteca.

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Como ya adelanté en este post  intentaré hacer una previsión de lecturas del mes, sobre todo para centrarme en las lecturas que me interesan más allá de cantidad. Las elegidas del mes de enero son las siguientes:

Lecturas_Enero Este mes he cogido varios de los que tenía pendientes del mes anterior como es el caso de los de King, Dickie, PD James, etc… y los he complementado con los del siguiente mes donde he puesto una muestra de literatura japonesa y alguno de mi proyecto como Dickens, Oates o Nooteboom. Claro que, al final, me he dado cuenta de que son más de los quince que tenía previstos. Es probable que no acabe con todos. Pero quiero ver hasta dónde va el asunto.

Lo que sí tengo claro es que son muy disfrutables y no me saldría de lo previsto cumpliendo con mi proyecto y con los objetivos de principios de año.

Ya os contaré qué tal va la cosa y cómo avanzo.

Mis lecturas favoritas del año 2014

Pasan los años y ya se está convirtiendo en una pequeña tradición realizar una selección con mis lecturas preferidas del año pasado. Os recuerdo que podéis consultar las de años anteriores en los siguientes enlaces.

Lecturas favoritas Año 2011.

Lecturas favoritas Año 2012.

Lecturas favoritas Año 2013.

Sinceramente, la utilidad de estas listas es la manera de hacer balance personal del año, sirven para valorar lo que he leído de manera cualitativa y junto con el post que suelo hacer con las estadísticas, complemento cuantitativamente esta información. Me consta que a varios lectores les sirven para prever posibles lecturas (o no), pero, sinceramente, no es el objetivo, lo hago porque me apetece a mí, como todo lo que aparece en este blog.

Los criterios son los mismos del resto de años pero los voy a resumir de manera esquemática:

-Hago la lista sobre libros publicados o reeditados en el 2014. Ni mucho menos me leo todo (ni nadie lo hace) y tengo mayor afinidad por libros de editoriales pequeñas independientes que por las grandes monopolizadoras (esta afinidad tiene que ver con leer antes un libro que otro), aun así podréis comprobar que hay de todas. Otros años introducía un libro de otro año pero este año, habiendo varias reediciones, no lo creo necesario.

-El número de libros varía de un año a otro, no pongo límites, este año han caído veinte, eso lo adelanto ya.

-El orden en el que aparecen es cronológico, desde principios de año hasta las últimas lecturas, no asigno posiciones, son mis libros favoritos sin más.

-No hay restricciones en cuanto al género escogido ni la temática.

Lo más importante: el criterio de elección es mi gusto personal, aparecen los libros con los que más he disfrutado (por los motivos que sean) y, por lo que he estado observando en otras listas, no suelen coincidir con la mayoría de ellas.

-Ah, NO MENOS IMPORTANTE, los he leído todos.

lepark_grandePasemos entonces a la lista en cuestión:

“Le park” Bruce Bégout, empezó el año inmejorablemente con esta novela del filósofo Bruce Bégout y que editó con mucho gusto Siberia; un parque de atracciones terrorífico por sus implicaciones y, quizá, porque está más presente en la realidad de lo que creemos. Muy poco se ha hablado de esta pequeña maravilla.

 

la-noche-a-traves-el-espejo-9788415973225“La noche a través del espejo” de Fredric Brown, reedición de la obra maestra de Brown que nos trae Reino de Cordelia y que debería hacer las delicias de cualquier aficionado a la novela policíaca; seguro que no va a estar en ninguna lista del año pero esta mezcla de onirismo y realidad es sencillamente mágica.

 

nariznotario“La nariz de un notario” de Edmond About, otra reedición de la mano, en este caso, de Ginger Ape Books & Films, una sátira de la beau monde parisien que le sirve de vehículo para criticar las relaciones de clase e indagar en la reflexión sobre la construcción de la identidad de una persona como fin último.

 

la-camara-sangrienta“La cámara sangrienta” de Angela Carter, otra más, en este caso la de los cuentos de Angela Carter que toman como base los cuentos de hadas de Perrault y los subvierte de tal manera que se convierten en vehículos para la defensa de la mujer y el feminismo, en una lectura de género ciertamente imprescindible. Máxime si, además, tienes las magníficas ilustraciones de Alejandra Acosta.

 

relatos-hispanicos-asombrosos-y-de-terror-9788437632667“Relatos hispánicos asombrosos y de terror” edición de Emilio J. Sales,  “asombrosa” recopilación de relatos a cargo de Cátedra que nos descubre una faceta deliberadamente ignorada: los escritores clásicos españoles también escribían narraciones de género, y lo hacían muy bien.

 

cuentosvictorianos“Cuentos de detectives victorianos” edición de Ana Useros, selección primordial para entender la evolución histórica de las novelas de detectives desde sus inicios, antes incluso de “Los crímenes de la calle Morgue”, que era considerada fundacional. Espléndida edición a cargo de Alba.

 

americanah“Americanah” de Chimamanda Ngozi Adichie, deliciosa novela que era de lo mejor del Baileys prize (junto con la novela de Lahiri) y que ahonda en el papel de la mujer, su emancipación y lucha contra el patriarcado inherente además de exponer con mucho humor los problemas de una inmigrante nigeriana. Una gran novela que se convierte en un clásico casi instantáneo de narrativa contemporánea con multitud de matices de raza y género.

 

thompson_portada“Arte Salvaje. Una biografía de Jim Thompson” de Robert Polito, exhaustiva es la palabra que mejor define este ensayo de Robert Polito sobre el gran Jim Thompson, no creo que se pueda escribir más y mejor sobre la vida y obra del autor. Además, se me antoja muy acertado el análisis crítico de su obra. Un triunfo de Es Pop Ediciones, que trabaja cada obra como si fuera la última en una edición excelente.

 

NOS4A2_cover“NOS4A2” de Joe Hill, el hijo del señor King sigue demostrando libro a libro que puede hacer obras del nivel de su padre; en esta conjuga su amor por lo clásico y le añade los suficientes elementos modernos para crear una narración ciertamente fascinante sin caer en los tópicos habituales.

 

maestro_previa_corregida_rgb“El maestro y Margarita” de Mikhail Bulgákov, esta reedición del clásico ruso se convierte, por derecho propio en la edición definitiva de la obra de Bulgákov. La traducción de Marta Rebón y la edición de Nevsky en consonancia contribuyen a realzar aún más esta obra, ya imperecedera, con infinidad de matices y posibilidades.

 

Nacido de hombre“Nacido de hombre y mujer (y otros relatos espeluznantes)”  de Richard Matheson, parece mentira que, después de tantos años, tengamos el primer volumen de los relatos de Matheson. La espera ha valido la pena, Matheson entendía a la perfección el género y los artificios que sirven a ello.

 

Una-singularidad-desnuda“Una singularidad desnuda” de Sergio de la Pava, no se ha hablado suficiente de la primera excelente novela de Sergio de la Pava. El autor nos brinda una novela muy completa ahondando en una manera de hacer postmodernismo desde el humanismo y, encima, está cargada de buen humor. Es imposible que Casi, su protagonista, no te seduzca.

 

los-ninos-se-aburren-los-domingos-9788494236709“Los niños se aburren los domingos” de Jean Stafford, se acostumbra uno a que Sajalín Editores nos saque siempre alguna joya y claro, nuevamente este año, lo vuelven a hacer recuperando varios de los cuentos que hicieron famosa a la norteamericana y por los que ganó el Pulitzer en 1970. Cuentos que, enmarcados en el gótico sureño, nos traen a colación las penurias de ser mujer en una época como la que vivió la escritora y la forma en que reaccionó ante estas injusticias. Sencillamente necesarios.

 

Alfabeto2“Alfabeto” de Inger Christensen, Sexto piso inició su nueva colección poética de manera inmejorable. Este largo poema que sigue el abecedario y la serie de Fibonacci no se encorseta en una faja sino que ahonda en la libre composición y en la diversidad de estilos y temas. Una verdadera delicia poética.

 

comemadre 1“La comemadre” de Roque Larraquy,  dentro de su nueva colección “El cuarto de las maravillas” Turner nos ha traído esta pequeña rareza dentro de su “gabinete de curiosidades”; en esta obra no vas a encontrar algo habitual, tenlo por seguro, pero también ten en cuenta que vas a disfrutar de lo lindo.

 

Hiperbolemedia“Hipérbole y media” de Allie Brosh, hablando de rarezas… esta recopilación de entradas del blog de la inimitable Brosh se sale también de lo habitual y me vuelve loco con esta tragicomedia ilustrada cargada de humor negro.

 

losreconocimientos“Los reconocimientos” de William Gaddis, lo sé, Gaddis ya es un habitual, todos los años aparece por aquí. Pero ¿os habéis dado cuenta de qué primera novela se marcó? Ambición es una palabra que se queda corta para lo que intenta abarcar en esta novela fundacional. Un ochomil literario.

 

MatemosTío“Matemos al tío” de Rohan O’Grady, utilizar niños en una narración siempre es espinoso; en este caso lo es más por la forma de mezclarlos con una trama gótica, con elementos ciertamente perversos; pero el resultado es excepcional e inolvidable.

 

american-noir“American Noir” de varios autores, edición de Ellroy y Penzler, ¿de verdad hace falta que recomiende a alguien una recopilación de relatos de novela negra que incluye a Goodis, Ellroy, Oates, Leonard, etc.? Pues eso, si te gusta el género negro te apasionará. Si no te gusta, también. Qué buena colección de novela negra está montando Navona.

 

Hoguera_Cubierta“La hoguera pública” de Robert Coover, a pesar de su dificultad a todos los niveles, este es uno de los mayores acontecimientos literarios del años,  José Luís Amores lo ha vuelto a hacer con su humilde “Pálido Fuego”, esta vez para traernos la obra maestra del autor y una de las obras claves de la literatura contemporánea norteamericana.

 

Termino, agradeciendo, como siempre a los lectores de este blog su presencia y sus lecturas. No os cortéis en opinar sobre esta extensa lista y aportar vuestras lecturas favoritas.

 

Ah… y ¡Feliz año 2015 cargado de lecturas!

Mi “Hype” literario de Otoño

Porqué manda OccidenteYa es habitual que, cuando llegamos a Otoño, se publiquen diversos artículos en periódicos que, en la mayoría de los casos, reflejan casi siempre los mismos libros, un catálogo gigantesco donde tiene cabida casi cualquier cosa y que, curiosamente, olvidan otras maravillas que, sin embargo, tienen mucho interés.

Para este Otoño os he preparado una selección jugosa y, os apuesto a que no va a aparecer por muchos sitios. Son los cuatro libros en los que tengo puestos más esperanzas para este final de año:

“¿Por qué manda Occidente…. por ahora?” de Ian Morris, editado por Ático Libros en su colección de Ático Historia. Estamos ante el tercer título de esta fabulosa colección que ya comenté en el blog con sus dos primeros libros aquí y aquí . Este ensayo, con un título tan potente, según la sinopsis editorial promete muchas emociones:

“Ian Morris nos acompaña en un viaje apasionante que se remonta al inicio de la civilización humana y reconstruye el surgimiento y caída de estados e imperios en busca de pautas y reglas que nos ayuden a comprender qué sucederá en el futuro inmediato. Ayudándose de la los-desafortunadosgeografía, la sociología, la biología y la historia militar, Morris consigue elaborar una asombrosa teoría que cambiará para siempre cómo comprendemos la historia del mundo.”

Me consta que el trabajo de edición ha sido arduo, la editora está más que orgullosa y viendo la calidad de los títulos barajados en esta colección y, particularmente la que atesora el británico, este diez de septiembre irá a nuestra biblioteca.

“Los desafortunados” de B.S. Johnson, nunca creí que podría decirlo, pero los chicos de la editorial Rayo Verde lo han hecho realidad, una de esas obras claves de un escritor, el malogrado B.S. Johnson del que solo disponíamos el fantástico “La contabilidad privada de Christie Mawlry” (de la extinta Libros del silencio). Ojo, no estamos ante un escritor fácil, muy al contrario, su excepcional prosa y todo el libro es un prodigio de experimentación. Se trata de una caja donde solo hay los-reconocimientosobligación de leer en orden el primer y el último capítulos, lo del medio cada uno lo puede leer en el orden que quiera. Una experiencia única, postmodernismo puro. Deseando ver cómo lo han hecho ya mismo.

“Los reconocimientos” de William Gaddis, en efecto, por fin podremos disponer en Noviembre de una de las obras pioneras del postmodernismo. Sexto Piso, poco a poco, va editando casi toda la obra del norteamericano. Todas las anteriores están reseñadas ya por aquí. ¿Cómo podría faltar su primer gran título? Otro festín, bastante voluminoso, pero para degustarlo.

“The public burning” de Robert Coover, editado por Pálido Fuego, todavía no hay fecha, título o portada, pero sí se sabe que va a salir en este otoño; considerada la ThePublicBurningobra maestra del norteamericano y una de las novelas más importantes del siglo XX. Increíble el trabajo de José Luís Amores para publicar una obra de tanta dificultad por primera vez en España. Una joya de esas que da sentido a la existencia de esta editorial.

Cuatro obras que constituyen un póker de ases. Obras claves del siglo XX en diferentes disciplinas y temáticas. Obras que enriquecen una lista de lecturas que, en ocasiones, se podría volver monótona. Que no falten los sobresaltos de este estilo.

“El plantador de Tabaco” de John Barth

Si algo tenía claro era que la vuelta al blog después de las vacaciones tenía que ser a lo grande; ya que este post es el número ciento cincuenta y para tal acontecimiento era necesario que el comentario se refiriese a una “magna” obra. Dicho y hecho, aprovecharemos el momento para hablar de “El plantador de tabaco” del norteamericano John Barth.

plantador_gdeDesde que empecé Filología Inglesa tengo una pequeña obsesión con pintar, rellenar todos los huecos de la narrativa anglosajona; cosa harto difícil, habida cuenta del número de obras que permanecen inéditas todavía en este, nuestro querido país. Dentro de ese fascinante mundo anglosajón las piezas del puzle se van ensamblando cada vez más, gracias a la labor de editoriales pequeñas independientes: ahí tenemos el caso de Pálido Fuego que va a publicar en no mucho tiempo el “House of leaves” de Danielewski, obras de David Foster Wallace e incluso de Robert Coover en el futuro; e, igualmente, gracias a Sexto Piso estamos viendo la aparición de la obra literaria del gran William Gaddis, Kurt Vonnegut y, ahora, de John Barth. De hecho, estamos hablando de la que siempre se ha considerado la obra maestra del escritor y prometen más obras de él en adelante. No puedo más que relamerme los dedos y desesperarme con la (gozosa) espera.

“El plantador de tabaco” (“The Sot-Weed Factor”) fue publicada en 1960 e inicialmente Barth la concibió como la conclusión a una trilogía nihilista, siendo las dos primeras novelas de la trilogía “The Floating Opera” (1956) y “The End of the Road” (1958); y tomó su título del poema “The Sotweed Factor, or a Voyage to Maryland, A Satyr” de 1708 realizado por el poeta inglés Ebenezer Cooke (c. 1665-c.1732) del que prácticamente no se sabe nada.

Resumiendo a grandes rasgos la trama, la novela (ubicada en la década de 1680 a 1690 en Londres y Maryland) es una narración épica satírica de la colonización de Maryland basada en la vida ficcionalizada de Ebenezer Cooke; honrado con el título de Poeta Laureado de Maryland, y al que se le manda para cantar las alabanzas del proceso y que vivirá una serie de aventuras en su viaje a la colonia ( ¡y en ella!) mientras preserva, con no pocos problemas, su virginidad intacta.

Barth también tenía la idea de dar un epitafio al poeta, en sus propias palabras: “The Sot–Weed Factor began with the title and, of course, Ebenezer Cooke’s original poem. . . . Nobody knows where the real chap is buried; I made up a grave for Ebenezer because I wanted to write his epitaph”. 

A pesar de lo comentado, el resultado final fue por otros derroteros. Como dijo Barth en 1994: “Looking back, I am inclined to declare grandly that I needed to discover, or to be discovered by, Postmodernism.” (“Mirando atrás, me inclino a pensar mayormente que necesitaba descubrir, o ser descubierto por el Postmodernismo”). A partir de ese momento, de hecho, las obras de los períodos siguientes se inclinarían cada vez más a la fabulación, la metaficcionalidad, en conclusión: lo postmoderno.

Tras leer la obra, no puedo más que estar de acuerdo con lo anterior. Y me gustaría incidir en lo que considero sus virtudes, aquellas características que la hacen tan especial y, por qué no decirlo, una obra imprescindible del postmodernismo y, extendiéndolo aún más, de la literatura universal.

En primer lugar hay que tener en cuenta la estructura: la trama principal, ese tour de force de nuestro querido poeta, se convierte en un juego de cambios de identidad, mascaradas y equívocos altamente humorísticos por momentos que alternan con digresiones, historias dentro de historias e incluso listas (esotéricas, ingredientes de comidas, insultos…). Se puede comprobar fácilmente cómo la historia comienza de una manera más realista (como en sus obras anteriores) y va desencadenando una narración cada vez más postmoderna según avanza la obra: esas digresiones, esas historias dentro de historias, son elementos clásicos de este estilo. La novela toma como referencia los géneros (y formas) del siglo XVIII y las parodia, imita, recupera y reescribe: en esta parodia entran el Bildugnsrroman o relato de formación, el Künstlerroman o relato de formación de un artista y del género picaresco, convirtiendo toda la obra, en sí, en una farsa satírica de proporciones épicas. Luego volveré sobre este tema, ya que hay que indicar para qué le sirve esto.

En este texto que pongo a continuación de la fabulosa traducción de Eduardo Lago (que además hace el prólogo y de la que proceden todos los textos que voy a reproducir) para esta edición de “El plantador de tabaco” de Sexto Piso, encuentro dos hechos reseñables:

“En los años finales del siglo XVII había entre los juerguistas y petimetres que frecuentaban los cafés londinenses un individuo delgaducho y zanquilargo llamado Ebenezer Cooke, con más ambición que talento y, sin embargo, más talento que prudencia, el cual, al igual que sus compañeros de juerga, que en teoría estaban educándose en Oxford o Cambridge, encontraba en los sonidos de la madre lengua inglesa más un motivo de juerga y diversión que algo con sentido, con lo que se podía trabajar y, en consecuencia, en lugar de entregarse a los sinsabores de la erudición, el tal Ebenezer aprendió el arte de versificar, dando en desgranar, conforme a la moda de entonces, cuadernillos de pareados plagados de Joves y Júpiteres espumeantes, entre el estruendo de las rimas estridentes y símiles que de tanto tensar la cuerda, a punto estaban de romperla.”

Uno, sin dudarlo, el estilo, que imita las formas de novelas anteriores de Fielding, Sterne y su “Tristan Shandy” o de Samuel Richardson; requiere mayor esfuerzo lector por lo estrambótico, por la réplica del estilo antiguo; pero compensa debido al increíble lirismo de cada descripción, a la minuciosidad narrativa, al humor que destila en cada palabra, en cada metáfora. Una joya, de la que no te cansas y que te ayuda a disfrutar aún más. Dos, los personajes, este es el primer párrafo y asistimos a la presentación, cuál Quijote, de este poeta “de pelo y ojos claros, huesudo, los pómulos hundidos” “hombre garza, de patas flacas y pico largo, caminaba y se sentaba con pose descoyuntada; su porte mismo era una sorpresa angulosa, cada uno de sus gestos, una semiagitación.”

El triángulo de protagonistas que forma junto con Henry Burlingame (que en algún momento llegué a identificar con Sancho Panza) y la hermana del poeta, Anna, llevan el peso de buena parte de la obra y son parte de su encanto;  sin perder de vista al criado traidor, Bertrand, que le pone en más de una situación comprometida y a Joan Toast, una suerte de Dulcinea grotescamente desahuciada, a la que ama sin reparo:

“-¡Y vos sabed que os amo por ser mi salvadora y mi inspiración! –repuso Ebenezer-. Pues hasta esta noche en que habéis venido a mí, jamás fui hombre, sino un mero patán chocho y un currutaco; y hasta el momento en que os abracé jamás había sido poeta, sino poetastro fatuo y huero. Con vos Joan, ¿qué proezas no ejecutaré? ¿Qué versos no escribiré? […] Despreciadme, Joan, que entonces seré un loco egregio, un don Quijote que se tambalea por causa de su ignorante Dulcinea; pero aquí os desafío (si tenéis la vida y el fuego y el ingenio suficientes) a que me améis sinceramente, como yo os amo a vos, y entonces lucharé contra gigantes de verdad, y los sojuzgaré. Amadme y os juro lo siguiente: ¡Yo seré Poeta laureado de Inglaterra!”

No se puede negar la influencia “cervantina”, patente en ese protagonista y en sus compañeros; el ser conocedor del texto ayuda a disfrutar aún más de esta reescritura en clave satírica. También la “Ilíada” de Homero es musa inspiradora y nos lleva al hilo principal de la obra que además se convierte en otra cualidad reseñable:

“¿Hubiera tenido el mundo noticia alguna de Agamenón, o del fiero Aquiles, o del ingenioso Odiseo, o del cornudo Menelao, o del circo, todo lleno de griegos y troyanos que se iban pavoneando por ahí, de no ser porque el gran Homero habló de ellos en verso? ¿Cuántas batallas de mayor importancia creéis vos que se han perdido en el polvo de la historia por falta de un poeta que las cantara para la posteridad? […] Los héroes perecen, las estatuas sucumben, los imperios se desmoronan; pero la Ilíada se ríe del tiempo, y los veros de Virgilio son hoy tan verdaderos como el día en que fueron compuestos. […] ¡Sería una composición épica como jamás se ha escrito ninguna! ¡La Marilandíada, por mi fe!”

De la Ilíada deriva en esa “Marilandíada” y nos muestra su interés por ensalzar la labor del poeta y de la literatura en general como atestiguan estos momentos:

“Entre todas las artes y ciencias la literatura era la única que tenía como dominio propio el campo entero de la experiencia y el comportamiento humanos (de la cuna a la tumba y aún más allá; del emperador a la puta barata; desde la quema de ciudades hasta el modo de luchar contra el viento), así como los problemas de toda magnitud que afectan al hombre.” “¿Quién tiene más necesidad que el poeta de todos los dones divinos? El poeta posee el ojo del pintor, el oído del músico, la inteligencia del filósofo, la persuasión del letrado; cual un dios atisba el alma secreta de las cosas, la esencia que se oculta bajo la forma de las mismas, su más recónditos recodos. Cual un dios conoce las fuentes del bien y del mal: ve la semilla de la santidad en la cabeza de un asesino, el gusano de la lujuria en el corazón de una monja. Y aún voy más lejos: así como el poeta es entre los caballeros como una perla entre piedras pulimentadas, así también debe el Laureado ser un diamante  entre las perlas, un príncipe entre los príncipes.”

“¿Quién tiene más necesidad que el poeta de todos los dones divinos? El poeta posee el ojo del pintor, el oído del músico, la inteligencia del filósofo, la persuasión del letrado; cual un dios atisba el alma secreta de las cosas, la esencia que se oculta bajo la forma de las mismas, su más recónditos recodos. Cual un dios conoce las fuentes del bien y del mal: ve la semilla de la santidad en la cabeza de un asesino, el gusano de la lujuria en el corazón de una monja. Y aún voy más lejos: así como el poeta es entre los caballeros como una perla entre piedras pulimentadas, así también debe el Laureado ser un diamante  entre las perlas, un príncipe entre los príncipes.” 

 “¿Quién lee mejor el corazón de los hombres, el filósofo o el poeta? ¿ cuál de los dos está en más estrecha armonía con el mundo?”

Me gusta la idea de esta defensa del arte literario pero no por el arte, sino como único repositorio del testimonio y la experiencia  de la humanidad; y del poeta como focalizador de todo lo que proviene de Dios, al menos lo virtuoso, poniéndolo incluso por encima de la filosofía. Es lógico, por otra parte, esta afinidad; no en vano la literatura es mi mayor pasión y esta idea está cargada de romanticismo literario.

Barth, nada ajeno a la tradición norteamericana, no se olvida en esta obra de señalar uno de los temas más recurrentes en la literatura norteamericana: la identificación del protagonista con Adán:

“Me refiero a que lo que vos estáis haciendo es volver a representar la historia de Adán. Tanta importancia le concedéis a vuestra inocencia que por causa de la misma habéis perdido vuestro paraíso terrenal. Pero aún he de llevar esta idea más lejos: vuestra aventura no solo os ha dejado sin hogar, sino que al igual que sucedió con Adán, habéis probado vuestro primer bocado de Sabiduría y experiencia; de ahora en adelante no os será fácil coger frutos con que llenaros las tripas sino que ganaréis el pan con el sudor de la culpa, como hacen las masas humanas. Vuestro padres, si lo conozco bien, no dejará pasar esta ocasión de expulsaros del jardín del Edén.”

Este Adán americano, es colonizador, hombre hecho a sí mismo, ahí está el Sueño Americano.

Me encanta cómo la obra, ya lo indiqué anteriormente, va avanzando en forma y temas, y evoluciona del realismo al postmodernismo; los momentos en los que me di cuenta de ello empiezan a aconteceren la parte final aunque empiezan con la falibilidad del recuerdo:

“-En suma, pues: ¿se es lo que se recuerda?

-Sí –convino Ebenezer-. O mejor yo no sé lo que soy, pero sé que soy y que he sido merced a la memoria. El recuerdo es el hilo que ensarta los abalorios, constituyendo el collar; o como el hilo de Ariadna, del cual hizo entrega el ingrato Teseo: indica qué camino he seguido por el laberinto de la vida, me vincula con el punto de partida.” (ese recuerdo, esa memoria se torna aún más falible según se avanza en la obra, por los trastornos de identidades)

Y se extiende a la propia realidad como vemos en este diálogo entre Burlingame y Ebenezer:

“Sólo quería dejar bien sentado que toda aserción sobre el tú y el yo, incluso de cara a uno mismo, es un acto de fe imposible de verificar” a lo que Ebenezer responderá anonadado “¡Santo cielo, tu discurso me ha robado los símiles: no conozco nada que sea inmutable y seguro!”: la realidad que conocemos, fragmentada, es irreal, nunca podemos conocerla de manera absoluta e inmutable, se resquebraja: “-¡Todo esto es sumamente cambiante y confuso! […] ¡Nadie es quien ni lo que yo creo que es! -Pasan muchas cosas –asintió crípticamente el criado- que a gentes como vos y como yo se nos escapan. Maldita sea si las cosas son los lo que aparentan.”

Realidad, apariencia y recuerdo se mezclan cada vez más y a la luz de este relativismo, se enfatizan cosas menos universales. Lejos todavía del inicio del postcolonialismo que surgiría en 1978 con la obra de Edward Said “Orientalism”; Barth, con todo lo indicado anteriormente acomete una reescritura postcolonialista de los clásicos para modificar y subvertir el diálogo tradicional; de ahí el uso de la parodia y la ironía; todo se convierte en una farsa, sólo hay que ver el segundo nivel de lectura que nos da con los fragmentos de los diarios íntimos de sir Henry (de 1608), que van pintando la historia del antepasado de Henry y que no es más que una reescritura del cuento de John Smith y Pocahontas aunque con “algunas diferencias” como podemos ver en este párrafo:

 “Comenzó entonces Attonce a darse de palmotadas en la panza con el fin de despertar un mayor apetito de viandas y, en viéndolo, otro tanto hizo Burlingame, hasta que el estruendo de las tripas de uno y otro resonó por sobre las ciénagas como fragor de volcán. Acto seguido, Attonce, cruzado de piernas, dio en rebotar con las posaderas sobre el suelo, para agradar aún más su apetito; hizo otro tanto Burlingame que no daba cuartel a su rival, y la misma tierra entremecíase bajo el peso de sus espantables traseros. […] Y ansí estuviéronse  un buen espacio, efectuando numerosos rituales con que azuzaban el hambre, en tanto nuestra compañía los observaba, atónita, sin saber qué estaban presenciando, e los salvages batían palmas e danzaban en derredor, y Pokatawetussan miraba con lascivia a uno y otro rival.”

En clave de humor, la lucha entre los dos comilones dará un ganador que desflorará a Pokatawetussan. Esta visión desarma el porte apuesto y viril de una persona de principios, un gran americano, para igualarlo con la tribu de indios; es insólito, pero se produce durante el texto una lectura en contra del imperialismo británico dando aún más importancia a los personajes de otras razas y poniendo a los colonos al nivel de los indios.  Por si no nos quedara claro, en la parte final el norteamericano clarifica la reescritura del texto:

 “Otrosí fue tan osado que me mostró una relación escrita donde se refería cómo salvó a Pocahontas , cuya relación pensaba incluir en su mendaz Historia; aquella versión no hacía mención ninguna de la infamante desfloración de la princesa, sino meramente daba a entender que la doncella había sucumbido al porte viril y hermoso rostros de mi capitán. Así pues yo debía fingir que creía en aquella farsa burlesca y fue ello mismo lo que hame movido, con la esperanza de así apaciguar mi angustiada consciencia, a llevar a cabo aquesta relación verdadera en mi diario, en cuyas páginas ruego a Dios jamás pose mi capitán sus lúbricos ojos.”

La dicotomía “history-story” se hace presente, cobrando aún mayor importancia la segunda parte (“story”, esos cuentos dentro de otros cuentos)  debido a la falta de fiabilidad de la primera.

En un principio pensé sobre todo en lo anterior como motivo principal de la obra, sin embargo, ya acabando el libro me encontré con esto:

“El plantador de tabaco gozó de una popularidad constante entre las gentes de letras de Londres, bien que no era la clase de popularidad que hubiera deseado su autor. Los críticos lo consideraban un buen ejemplo de la clase de farsa satírica entonces en boga; elogiaban la rima y el ingenio; aplaudían las caracterizaciones y lo grotesco de la acción…, pero ni uno solo se tomaba en serio el poema.”

En un texto como este donde todo es farsa, ironía y parodia, ¿podría pensarse que precisamente nos quería mostrar algo serio? Según el texto de Edmund Fuller “The Joke is on Mankind” para el New York times, con el que estoy bastante de acuerdo, quizá el autor quería expresar a través de esta obra lo que es la humanidad: una sátira, un conglomerado de fragmentos que a veces no se pueden discernir y que constituyen, como nuestras vidas, una (tragi)comedia en sí mismos.

Infinitas posibilidades y reflexiones las que nos ofrece esta obra que, en mi opinión, es capital e imprescindible. Una obra mastodóntica que constituye un hito único por su influencia posterior y, cómo no, por sí misma. Necesitamos más de John Barth.